la senda hacia la vida eterna

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Conferencia General Octubre 1973
LA SENDA HACIA LA VIDA ETERNA
Por el élder Delbert L. Stapley
Del Consejo de los Doce
Estoy seguro hermanos y hermanas, E de que estamos muy agradecidos por el
espléndido y oportuno mensaje del presidente Lee en la sesión de conferencia de
esta mañana. Nos dio animación y consejo de andar rectamente ante el Señor y
guardar sus leyes y mandamientos. Esta es la única manera en que podemos
encontrar el camino a la vida eterna, que Dios está reservando a los fieles de su
pueblo. De hecho, nuestro Dios nos dio esta promesa:
“y . . .si guardas mis mandamientos y perseveras hasta el fin, tendrás la vida
eterna, que es el máximo de todos los dones de Dios" (D. y C. 14:7).
"He aquí, rico es el que tiene la vida eterna "(D. y C. 6:7). Poca gente piensa en la
vida eterna; sin embargo, esto es algo que debíamos tener como muy en cuenta en
nuestra mente y nuestro corazón. Como hijos de Dios no podemos permitirnos el
olvidar nuestro origen y nuestro destino si deseamos los dominios de la gloria
celestial.
Por medio de la revelación, Dios ha dado el plan de salvación y exaltación del
evangelio, para que lo vivan los hombres. La vida eterna significa la vida de Dios, la
cual El espera compartir con todos sus hijos. Pero nosotros somos libres de actuar
por nosotros mismos: ... Y pueden escoger la libertad y la vida eterna, por motivo de
la gran mediación para todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte según
la cautividad y el poder del diablo, porque éste quiere que todos los hombres sean
miserables como él" (2 Nefi 2:27).
El primer paso para la vida eterna es el bautismo. Nuestro Salvador puso el
ejemplo cuando entró al agua con Juan el Bautista, quien estaba autorizado por Dios
para bautizar a Jesús por inmersión. Esto establece el modo de bautizar para que
todos los hombres lo sigan.
El Apóstol Pablo enseñó que hay "Un Señor, una fe, un bautismo" (Efesios 4:5).
Cristo es el único Señor, el plan del evangelio enseñado por El es la única fe, y su
bautismo por inmersión es el único bautismo.
Nefi, un profeta del Libro de Mormón, lo establece de esta manera: “ . . .la
puerta por la cual debéis entrar es el arrepentimiento y el bautismo en el agua, y
entonces sigue la remisión de vuestros pecados por fuego y por el Espíritu Santo.
"Y entonces os halláis en este recto y estrecho camino que conduce a la vida
eterna. .." (2 Nefi 31:17-18).
"Entrad por la puerta estrecha... dice el Señor, "porque estrecha es la puerta, y
angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo 7:13-14).
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Cristo hizo esta positiva declaración: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). Si creemos en Cristo y su misión, no
podemos ignorarlo y obtener la vida eterna. El Salvador dio su vida como un
sacrificio expiatorio por los pecados del mundo, abriendo así la puerta para que, por
medio de su fidelidad el hombre pueda ganar la vida eterna y la exaltación.
Sin embargo, la conversión y el bautismo no son suficientes para asegurar la vida
eterna. Para recibir exaltación en el reino de Dios, una persona debe permanecer en
la plenitud de las leyes celestiales. (D. y C. 76: 50-70.)
Algunas personas piensan erróneamente que si reciben todas las ordenanzas del
evangelio, a pesar de sus transgresiones, heredarán las mansiones celestiales de
nuestro Dios. Qué rudo despertar espera a aquellos falsos pensadores: ". . .porque
el Señor no puede considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia"
(Alma 45:16).
Escuchad las enseñanzas de Nefi sobre este asunto: "Sí, y habrá muchos que
dirán: Comed, bebed y divertios, porque mañana moriremos; y nos irá bien.
"Y también habrá muchos que dirán: Comed, bebed y divertios; no obstante,
temed a Dios, pues él justificará la comisión de unos cuantos pecados; sí, mentid un
poco, aprovechaos de uno por causa de sus palabras, tended trampa a vuestro
prójimo; en esto no hay mal. Haced todo esto, porque mañana moriremos, y si es
que somos culpables, Dios nos dará algunos correazos, y al fin nos salvaremos en el
reino de Dios.
"Sí, y habrá muchos que de esta manera enseñarán falsas, vanas y locas
doctrinas; y se engreirán en sus corazones, y tratarán afanosamente de ocultar sus
designios del Señor, y sus obras se harán en las tinieblas" (2 Nefi 28:7-9).
No hay que caer en los desviados preceptos de los hombres y tontamente
quebrantar las leyes de Dios pues perderemos nuestra oportunidad de exaltación.
Jesús estableció:
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21).
Una persona consagrada a buscar la vida eterna, debe evitar las trampas de la
tentación y del pecado, y nunca estará seguro de no cometer pecados, a menos que
se haya preparado completamente y haya decidido el curso que quiere tomar, antes
de que la tentación llegue a su vida.
Hay dos grandes fuerzas opuestas trabajando en el mundo; una es la fuerza del
mal, la cual quita el albedrío del hombre, destruye las libertades y hace del que no
es valiente un seguidor de Satanás, el cual sólo puede llevarlo a la infelicidad en la
vida y a la miseria eterna. La segunda es la fuerza de Dios; éste es el poder de hacer
el bien, de vivir en justicia, de gozar la libertad de elección, de ser valientes y fieles
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seguidores de Cristo, que es el único en el cual está segura nuestra salvación y
exaltación.
Debemos determinar de qué lado estamos y luego tener el valor, a pesar de la
persuasión del mal, de permanecer fielmente al lado del Señor.
No podemos mezclar el bien y el mal y obtener las mansiones eternas de
nuestro Padre Celestial. Nuestro deber es hacer constantemente obras de justicia. El
Señor ha dicho que la luz y la verdad que son la palabra de Dios, abandonan al
inicuo.(D. y C. 93:37.) Sin luz ni verdad en nuestra vida, quedamos sujetos a los
poderes de Satanás.
Debemos estar siempre alertas de los engañosos sirvientes de las huestes
satánicas pues las estratagemas de Satanás para atrapar a la humanidad en sus
poderosas garras, son muchas. Algunas de las más obvias son la apatía, la
complacencia, la inmoralidad, las drogas, la voracidad por el dinero, la
deshonestidad y las prácticas corruptas.
El Salvador enseñó a sus discípulos: "Ninguno puede servir a dos señores;
porque, o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al
otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24).
Esto puede establecerse de otra manera: No podéis servir a Dios y a Satanás. La
vida es un desafío real, pero bendecidos con el poder de Dios, podemos vencer toda
estratagema u obstáculo que Satanás pueda poner en nuestro camino. El camino a
la vida eterna, no es fácil de seguir con todas las tentaciones mundanas a nuestro
alrededor, pero cuando consideramos la recompensa y bendiciones que
cosecharemos si caminamos por la senda estrecha, esto vale por todos los sacrificios
que hagamos.
Alma enseñó a su pueblo que esta vida es el tiempo para que los hombres hagan
sus trabajos y se preparen para la eternidad y advirtió a aquellos que demoran su
arrepentimiento: "No podréis decir, cuando os halléis ante esa terrible crisis: Me
arrepentiré; me volveré a mi Dios. No, no podréis decir esto; porque el mismo
espíritu que posee vuestros cuerpos al salir de esta vida, ese mismo espíritu tendrá
poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo eterno.
"Porque si habéis demorado el día de vuestro arrepentimiento, aun hasta la
muerte, he aquí, os habéis sujetado al espíritu del diablo que os sellará como cosa
suya; por tanto, se retira de vosotros el Espíritu del Señor y no tiene cabida en
vosotros. . ." (Alma 34:34-35).
Necesitamos la compañía constante del Espíritu Santo, sin ello, estamos privados
de su guía espiritual y perdemos el sentido de los valores eternos y nos deslizamos
cada vez más hacia la incredulidad y las prácticas del mal.
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El Señor se disgusta con aquellos que no abandonan sus iniquidades, el orgullo
de sus corazones, su codicia y todas las detestables cosas que los mantienen fuera
de la vida eterna que El les ha ofrecido. (D. y C. 98:20)
"Pero esto puedo deciros, que si no os cuidáis vosotros mismos, vuestros
pensamientos, palabras y obras, y si no observáis los mandamientos de Dios ni
perseveráis en la fe. . .aun hasta el fin de vuestras vidas, pereceréis. Y ahora ¡oh
hombre! recuerda para que no perezcas" (Mosíah 4:30).
La invitación a la vida eterna está abierta para todos los que estén dispuestos a
pagar el precio. El Señor ha dicho: "Sí, benditos son aquellos. . . que han obedecido
mi evangelio; porque recibirán como recompensa las cosas buenas de la tierra. . .
también serán coronados con bendiciones de arriba. .. aquellos que son fieles y
diligentes delante de mí" (D. y C. 59:3-4).
Entrar en convenios y obligaciones sagradas con Dios no es todo lo que se
requiere. Nefi dijo: "Y ahora, amados hermanos míos, después de haber entrado en
esta recta y angosta senda, quisiera preguntar ¿ya se ha hecho todo? He aquí, os
digo: No; porque no habéis llegado hasta aquí sino por la palabra de Cristo, con fe
inquebrantable en él, confiando en los méritos de aquel que es poderoso para
salvar.
"Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo una
esperanza resplandeciente, y amor hacia Dios y hacia todos los hombres. Por tanto,
si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo y perseverando hasta el
fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna" (2 Nefi 31 :19-20).
No podemos estar ociosos y simplemente ser espectadores interesados en vez
de ser miembros activos, y aun recibir las bendiciones de vida eterna. Es nuestro
deber ganar un testimonio apropiado, el cual cambiará y mejorará nuestra vida.
El don de la vida eterna no se puede obtener fuera de la Iglesia establecida por
el Padre y el Hijo. La iglesia establecida por Cristo en el meridiano de los tiempos
llegó a ser apóstata después del ministerio de los apóstoles y luego se llenó de
errores debido a las enseñanzas de un evangelio falso, el cambio de las ordenanzas y
la pérdida de la autoridad divina. La misma condición prevaleció durante la edad
media por lo que fue necesaria una nueva dispensación del evangelio, la
restauración de la Iglesia de Cristo sobre la tierra. Yo testifico que esta restauración
ocurrió en el año de 1830 por medio del profeta José Smith.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se basa firmemente en
los divinos principios de la eterna verdad; está cumpliendo con las necesidades
temporales y espirituales de sus miembros; no está liberalizando sus normas ni las
enseñanzas de Cristo. El mormonismo está creciendo a causa de su disciplina; las
viejas virtudes de honestidad, integridad, moralidad y fidelidad son normas de la
vida dadas por Dios. Desafortunadamente, esas cualidades están desapareciendo
muy rápido en el mundo a medida que la maldad crece.
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Yo testifico que hay una vida futura que tiene muchas promesas para los hijos de
Dios que permanezcan fieles. Es tiempo de que los hombres se vuelvan
completamente a Dios. Nuestra fe y confianza en El nos asegura que su cuidado
protector e influencia nos guiará, si somos fieles y justos, a su santa presencia.
Espero, hermanos y hermanas, que todos nosotros merezcamos estos dones y
bendiciones maravillosos. Yo sé que Dios vive, que ésta es su Iglesia y que está
dirigida por inspiración divina. Somos muy bendecidos por tener un profeta viviente,
nuestro amado Harold B. Lee, quién es un gran hombre a quien podemos admirar,
respetar y acudir en demanda de enseñanza, consejo y guía. Que Dios nos bendiga
para ser fieles y verídicos a todos los convenios y obligaciones que hemos contraído
con El. Lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén.
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