MFM. Portapaus:MFM. Quatrimestral

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Desde tiempos antiguos la Iglesia católica mantuvo en la liturgia el rito de
darse la paz entre los fieles durante la celebración de la misa. Una de las
formas de expresar esta ceremonia era mediante el beso o el beso de paz,
que se transmitía a través del portapaz desde la Edad Media. Una
vez el celebrante lo había
besado, lo hacía llegar a
los fieles para que ellos
también lo hicieran, como
símbolo de paz y comunión.
El portapaz es una placa con
una representación figurada, enmarcada a modo de
pequeño retablo y con un
asa en la parte posterior
para poderlo coger. Los
primeros portapaces
medievales que se conoPortapaz con la Virgen y el Niño (anverso y reverso).
cen son objetos de
Pedro Bello. Entre 1591 y 1593. Plata y sobredorado
carácter suntuario, prinen las figuras. Monasterio de Santa María la Real de
cipalmente de oro, plalas Dueñas, Zamora.
ta, esmaltes o marfil. En
las piezas ejecutadas
para las catedrales, las casas reales y/o la nobleza, las figuras que los
componen se pueden considerar verdaderas obras escultóricas, que, en
muchos casos, se cobijan dentro de pequeños templetes con pináculos y
calados propios del periodo gótico.
A lo largo del siglo XVI, principalmente a partir del segundo cuarto, los
portapaces se adaptaron a las nuevas corrientes estéticas, tanto en lo
que se refiere a la parte figurada como a sus marcos arquitectónicos,
que se realizaban al estilo de las portadas renacentistas. Basamento,
columnas, pilastras, cariátides, frontones y conchas fueron los elementos arquitectónicos más destacados. Al mismo tiempo, junto a las grandes piezas de orfebrería consideradas obra única, aparecieron las producidas en serie, realizadas normalmente en bronce. Ello explica que
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encontremos portapaces de idénticas características en iglesias,
museos o colecciones particulares.
La estética del objeto se fue adaptando a las nuevas corrientes artísticas en boga –principalmente en
cuanto a los marcos– a lo largo
de los siglos XVII y XVIII hasta llegar
a una producción más escasa
durante el siglo XIX. A raíz de las
reformas litúrgicas introducidas
por el Concilio Vaticano II, dejó
de ser, definitivamente, un objeto
de uso.
Sin lugar a dudas, los temas más
repetidos son el nacimiento y la
Pasión de Cristo. Asimismo,
abundan los temas marianos y, Portapaz-relicario con la Imago Pietatis. Regalado por el conde Pere d’Urgell a su hija
finalmente, encontramos la repreIsabel, monja del monasterio de Sigena.
sentación de los santos, habitu- París, 1400. Oro, esmalte opaco y nácar.
almente patronos de la iglesia o
capilla en la que el portapaz cumplía su función. Una característica iconográfica bastante común en el
Renacimiento es la representación en el frontón –de forma semicircular−
de la figura del Eterno Padre. También podemos encontrar en el banco
o basamento el escudo con la heráldica del donante o del destinatario.
Como en el caso de tantos otros objetos singulares, Frederic Marès
reunió una variada colección de portapaces, en la que se pueden observar las características formales e iconográficas aquí mencionadas.
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Colección de portapaces
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