ECUMENISMO PRESENCIA MAGISTERIAL Y PRACTICA

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ECUMENISMO PRESENCIA MAGISTERIAL Y
PRACTICA ECLESIAL
Prof. Dr. Juan Daniel Escobar Soriano
Profesor Titular Instituto de Ciencias Religiosas
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Chile
I.
INTRODUCCIÓN
Saludo muy cordialmente a los participantes en este Seminario de Ecumenismo,
organizado por la Comisión Nacional de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal
de Chile. Mi ponencia estará centrada en las orientaciones doctrinales y prácticas,
que encontramos en los principales documentos magisteriales sobre ecumenismo,
desde el Concilio Vaticano II, hasta la Encíclica del Santo Padre Juan Pablo II, Ut
Unum Sint. Pienso, que la doctrina es importante porque hay que conocer la fe, la
caridad y la esperanza para poder vivir con fe, caridad y esperanza. La ortodoxia
(doctrina verdadera) y la ortopraxis (el modo de vida bueno y justo) van
estrechamente ligados entre sí de muchas maneras1.
II. CONCILIO VATICANO II: DECRETO UNITATIS REDINTEGRATIO
El significado ecuménico del Decreto Conciliar debe contemplarse desde el
horizonte más amplio del Concilio Vaticano II, el cual abre a la Iglesia Católica al movimiento
ecuménico. El Decreto recoge los principios católicos del ecumenismo, es decir, la Iglesia
Católica reconoce que no hay un ecumenismo católico al lado de otro ecumenismo protestante u
ortodoxo, sino que hay un único movimiento ecuménico, al que las diferentes Iglesias se unen a
partir de sus propias posiciones doctrinales. Pues bien, gracias al Concilio Vaticano II y
especialmente a este Decreto, después de una larga espera, la Iglesia Católica se ha incorporado al
movimiento con un gran ímpetu y una extraordinaria esperanza.
La estructura del Decreto, es la siguiente:
Un Proemio (n.1) y tres capítulos:
I.
II.
III.
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Principios católicos sobre el ecumenismo (n. 2-4).
La práctica del ecumenismo (n.5-12).
Las Iglesias y las comunidades eclesiales separadas de la Sede
Apostólica romana (n. 13-24), que a su vez consta de dos secciones:
a)
Consideración peculiar de las Iglesias orientales (n. 14-18); y
b)
Las Iglesias y comunidades eclesiales separadas en Occidente
(n.19-24).
Cfr. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Conferencia Episcopal Española, en
www.conferenciaepiscopal.es
2
Algunas afirmaciones que se desprenden del documento y que gozan de una
especial relevancia para el progreso del ecumenismo y de sus realizaciones concretas, serían
las siguientes:
1) La unidad y unicidad de la Iglesia brotan de la Eucaristía, signo y principio operativo de
unidad, y de la presencia del Espíritu Santo (UR 2). Además la concreción histórica de la
Iglesia determina que existan otros elementos de unidad externos y jurídicos, como es el caso
de la jerarquía apostólica. Así pues, la eclesiología de comunión subyacente define a la Iglesia
como un todo orgánico hecho de lazos espirituales (fe, esperanza y caridad) y de lazos de
estructura visible (profesión de fe, economía sacramental y ministerio pastoral) y que culmina
en el ministerio eucarístico, fuente y expresión de la unidad de la Iglesia, mejor de la Iglesia
una2.
2) Se reconoce que la Iglesia "Una Santa", está de algún modo presente en todas las demás
Iglesias. Es decir el decreto reconoce la presencia de acción salvífica en otras comunidades.
Hay, por tanto, elementos y bienes de eclesialidad, que llevan a pensar que "las Iglesias y
comunidades separadas, aunque deficientes, no carecen de sentido y peso en el misterio de la
salvación, pues el Espíritu Santo no rehusa usarlas como medio de salvación, cuya fuerza
deriva de la misma plenitud de gracia y de verdad confiada a la Iglesia Católica (UR 3)”.
3) La eclesiología de comunión permite hablar de una graduación en la pertenencia a la Iglesia.
Según el Concilio, en la Iglesia Católica se encuentra la plena comunión; en las comunidades
separadas se da una cierta comunión, aunque no perfecta. En el texto latino, no aparece el
término est (La Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica), sino que tenemos la expresión
subsistit in (la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica) ya no excluye por completo
a las demás comunidades de eclesialidad, lo que permite abrirse unas a otras en una
fraternidad que impulsa hacia la unidad universal (UR 4)3
4) En el orden práctico, el Decreto apuesta decididamente por el diálogo como actitud y como
método, a través del cual es posible conocer mejor las demandas y posiciones del interlocutor,
a la vez que permite expresar la propia fe en un lenguaje más accesible a los demás (UR4).
5) Superando la tentación de uniformismo como meta de unidad, el decreto reconoce la riqueza y
valores de las tradiciones litúrgicas y espirituales y de la disciplina canónica de las Iglesias de
Oriente (UR 15-17), así como cuanto hay de legítimo en la herencia cristiana de las Iglesias y
comunidades surgidas del movimiento de la reforma protestante (UR 20-23).
6) El decreto nos entrega una clara definición del movimiento ecuménico: "Se entiende a las
actividades e iniciativas que, según las varias necesidades de la Iglesia y las características de
la época se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos" (UR 4) .
III. EL DIRECTORIO ECUMÉNICO DE 1967
Este Directorio fue una consecuencia lógica del Concilio Vaticano II y en especial de los
Decretos sobre Ecumenismo y sobre Iglesias Orientales Católicas, ya que estos Decretos exigían
un ulterior documento normativo que orientara y animara las acciones de la Iglesia en el campo
2
Cfr. J. Arranz, Antecedentes y Preparación del Diálogo Teológico Internacional entre la Iglesia Católica y la
Iglesia Ortodoxa Bizantina, en VVAA, Ecclesia una (Salamanca 2000), 71.
3
Cfr. P. Rodríguez, Iglesia y Ecumenismo (Madrid 1979), 80.
3
ecuménico. Este Directorio constaba de dos partes preparadas y publicadas en diferentes
momentos.
a) PRIMERA PARTE: Publicada en 1967 por el Papa Paulo VI. Los puntos más
importantes, son: La creación de Comisiones Ecuménicas y sus acciones, tanto a nivel
diocesano como regional. La validez del bautismo administrado en las iglesias y
comunidades eclesiales no católicas. La práctica del ecumenismo espiritual dentro de la
Iglesia Católica. Y, por último, la comunicación en lo espiritual (oración en común y
las diversas formas de Eucaristía común) con los hermanos separados4.
b) SEGUNDA PARTE: Fue publicada tres años después y está dedicada a un solo tema:
El Ecumenismo en la formación superior (en la formación universitaria, y debe ser
religiosa y espiritual. El Ecumenismo debe penetrar las materias: filosofía, historia y
diversas instancias teológicas. Además debe ser una materia propia).
Los Directorios aplican principios, dan direcciones, tratan de evitar ciertos peligros, en este
caso, como el relativismo, el indiferentismo, el escándalo. Son respetuosos con los
ambientes concretos y momentos particulares. Este Directorio daba normas generales y
dejaba a las Conferencias Episcopales y Obispos diocesanos resolver sus situaciones
propias5.
IV. DE MEDELLIN A SANTO DOMINGO: ORIENTACIONES PARA
LATINOAMERICA6
La segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en Medellín Colombia, en 1968 y bajo la presidencia de Paulo VI, incorpora en sus documentos acciones
ecuménicas concretas. Estas acciones, son:
- Apertura de familias católicas a otras de confesión cristiana diferente (DM 218).
- La Escuela Católica debe estar abierta al diálogo ecuménico (DM 241).
- Se deben alentar iniciativas ecuménicas entre la juventud (DM 274).
- Fomentar el ecumenismo en la catequesis (323).
- Fomentar las celebraciones ecuménicas de la Palabra, a tenor del Decreto sobre ecumenismo
Nº 8 y El Directorio Nº 33-35. (DM 344).
- Colaborar en lo social con otras comunidades cristianas (DM 186.190).
La tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en la ciudad de
Puebla de los Angeles (México) en 1979 y bajo la presidencia de Juan Pablo II, ya no se queda
en las recomendaciones prácticas, sino que también hay una evaluación del caminar
ecuménico, y también se presentan orientaciones concretas.
4
Cfr. F. Sampedro, Manual de Ecumenismo (Santiago de Chile 1989), 197-204.
Cfr. Ibid., 204.
6
Los Números de Medellín a Santo Domingo, están extraídos de: Episcopado Latinoamericano, Río de Janeiro,
Medellín, Puebla, Santo Domingo. Documentos Pastorales (Santiago de Chile 1993).
5
4
En la evaluación se entregan elementos positivos y negativos. Entre lo positivo, se nombra
el aprecio y la difusión de la Sagrada Escritura, la Semana de Oración por la Unión de los
cristianos, los encuentros interconfesionales y los trabajos en común por la defensa de los
derechos humanos. En lo negativo, la desconfianza e ignorancia con respecto al ecumenismo, El
proselitismo como serio obstáculo para el ecumenismo, y la existencia de grupos que apartan al
hombre del servicio al prójimo (DP 1652-1653). También se descubre que hay desorientación de
las actitudes catequísticas en el campo ecuménico (DP 1536).
Puebla coloca al ecumenismo en la línea de diálogo con miras a la participación y
comunión (DP 1672).
Las recomendaciones concretas son:
-
Incrementar el diálogo ecuménico (DP 1641).
Promover en clave ecuménica un testimonio común a través de: oración, semana de oración,
acción bíblica conjunta, grupos de estudio, etc. (DP 1666).
Promover con todo los derechos fundamentales de todo el hombre (DP 1664).
La cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en Santo Domingo en
1992, y también con la presidencia de Juan Pablo II, nos dice:
El gran desafío con el que nos encontramos es esta división entre los cristianos;
división que se ha agravado por diversos motivos a lo largo de la historia.
Se constata:
-
La existencia de una confusión sobre el tema, fruto de una deficiente formación religiosa, y de
otros factores.
El fundamentalismo proselitista de grupos sectarios cristianos que obstaculizan el sano camino
del ecumenismo (SD 1988-1989)
Se afirma:
El ecumenismo es una prioridad en la pastoral de la Iglesia de nuestro tiempo (SD
1990).
Se sugiere:
-
-
Consolidar el espíritu y el trabajo ecuménico en la verdad, la justicia y la caridad.
Profundizar las relaciones de convergencia y diálogo con aquellas Iglesias que rezan con
nosotros el Credo Niceno-Constantinopolitano, comparten los mismos sacramentos y la
veneración por Santa María, la Madre de Dios, si bien no reconocen el primado del Romano
Pontífice.
Intensificar el diálogo teológico ecuménico.
Alentar la oración en común por la unidad de los cristianos y de modo particular la semana de
oración por la unidad de los cristianos.
Promover la formación ecuménica en los cursos de formación de los agentes de pastoral,
principalmente los seminarios.
5
-
Alentar el estudio de la Biblia entre teólogos y estudiosos de la Iglesia y de las
denominaciones cristianas.
Mantener y reforzar programas e iniciativas de cooperación conjunta en el campo social y la
promoción de valores comunes.
Valorizar la sección de Ecumenismo del CELAM y colaborar con sus iniciativas (SD 1990)
V. EL DIRECTORIO PARA LA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS Y NORMAS
SOBRE EL ECUMENISMO (1993)
En palabras del Santo Padre Juan Pablo II, el antiguo Directorio: "Ha servido para
orientar, coordinar y desarrollar el esfuerzo ecuménico"7
El crecimiento del movimiento ecuménico ha hecho que la autoridad competente
presente poco a poco algunas normas, orientaciones, sugerencias o llamadas de atención, sobre
diversas materias o argumentos que, en algún aspecto, tocan la dimensión ecuménica (por
ejemplo: los matrimonios mixtos, la evangelización, la catequesis, la colaboración ecuménica).
También influyó, la publicación del Código de Derecho Canónico para la Iglesia
latina en 1983 y para las Iglesias orientales en 1990. Si por una parte los dos Códigos asumían
integralmente la orientación ecuménica del Concilio Vaticano II, por otra -y por su misma
naturaleza- no podían tratar en todos los detalles las cuestiones ecuménicas. Esto sugería una
revisión del antiguo DE que tuviese dos características fundamentales:
1) Recoger y ordenar la totalidad de los principios esenciales y de la normativa de
la Iglesia católica en materia ecuménica. Y,
2) Presentar esta normativa de modo ordenado, razonado y consecuente, para que
el DE no sea sólo una guía consultiva, sino un instrumento de formación8.
TEMATICA Y ESTRUCTURA:
Prefacio:
Aquí encontramos las razones de la revisión, los destinatarios del DE, su plan y objetivos.
1. La búsqueda de la unidad de los cristianos.
Es un capítulo nuevo, de carácter teológico, en el que se presenta la inquietud ecuménica
de la Iglesia Católica fundada en los principios doctrinales enunciados por el Concilio Vaticano II
(especialmente en el Decreto Unitatis Redintegratio, 1. capítulo y en la Constitución dogmática
Lumen Gentium, nn 8 y 15)
2. La organización en la Iglesia católica del servicio a la unidad de los cristianos.
El presente capítulo trata de las personas y de las estructuras dedicadas a promover el
ecumenismo a todos los niveles, y de las normas que regulan su actividad.
7
AAS, 1988, 1203.
Cfr. J. Escobar, Nuevo Directorio Para la Aplicación de los Principios y Normas sobre el Ecumenismo, en VVAA.,
Documentos Eclesiales I (Valparaíso 1996), 49-54.
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Vuelve a tomar lo anteriormente preescrito para las comisiones ecuménicas diocesanas y las
comisiones ecuménicas de las Conferencias Episcopales (1. cap del DE 1967) añadiendo otros
sectores y estructuras de promoción: estructuras ecuménicas en otros contextos eclesiales
(organismos internacionales), en los Institutos de vida consagrada y en las sociedades de vida
apostólica, en las organizaciones de fieles y a nivel de toda la Iglesia Católica (PCPUC).
3. La formación al ecumenismo en la Iglesia Católica.
Aquí se indican las distintas categorías de las personas a formar: el fin, planes y métodos
de formación en sus diversos aspectos doctrinales y prácticos. En el capítulo el DE vuelve a
tomas la segunda parte del Directorio de 1970, sobre el ecumenismo en la enseñanza superior,
pero la amplía hasta abarcar toda la Iglesia con los siguientes puntos:
a) formación de todos los fieles (medios: predicación, catequesis, liturgia, vida
espiritual; ambientes: familia, parroquia, escuela, grupos y asociaciones);
b) Formación de los que trabajan en el ministerio pastoral (ministros ordenados y
colaboradores no ordenados);
c) Formación especializada (facultades teológicas, universidades católicas, institutos
ecuménicos);
d) Formación permanente (indicaciones para ciclos de actualización de los que trabajan
en el ministerio pastoral “porque el movimiento ecuménico está en evolución”).
4. Comunión de vida y de actividad eclesial entre los bautizados.
El Capítulo presenta la comunión existente con los otros cristianos basada en el vínculo
sacramental del bautismo y las normas de coparticipación en la oración (oración común) y en otras
actividades espirituales incluida -en casos particulares- la de los bienes sacramentales
(posibilidades y límites de la “communicatio in sacris”).
Este Capítulo continúa lo que el DE de 1967 había dicho de la validez del bautismo
administrado por ministros de las otras Iglesias y comunidades eclesiales (II. Cap.) y de la
“communicatio in spiritualibus” (IV. Cap.).
Esta materia está orgánicamente más estructurada, la normativa ha sido puesta al día y
enriquecida. Se ha añadido una sección sobre los matrimonios mixtos que no habían sido tratados
en DE 1967.
5. Colaboración ecuménica, diálogo y testimonio común.
Este es un Capítulo nuevo en DE, pero reelabora substancialmente el documento publicado
por el Secretariado para la unidad de los cristianos en 1975: “La colaboración ecuménica en el
plano regional, nacional y local”. En el capítulo está tomado de la segunda parte del DE de 1970
la sección relativa a la “colaboración en los Institutos de enseñanza superior”.
V. ENCÍCLICA, UT UNUM SINT
Promulgada por el Papa Juan Pablo II, el 25 de mayo de 1995. Es la primera
Encíclica que trata el tema del Ecumenismo. Sólo presentaré las exigencias de la acción
ecuménica a la luz de la Encíclica, y que fueron explicadas por el P. Francisco Sampedro, en su
artículo, Algunas reflexiones en torno a la Encíclica Ut Unum Sint, publicado en Documentos
Eclesiales I (Valparaíso 1996), 41-54.
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Los pasos que este autor propone, son:
1) MOTIVACIÓN
Es necesaria una mayor motivación ecuménica. Esta la podría hacer la Conferencia
Episcopal y cada Obispo en su diócesis. Tendría que estar fundamentada en lo que dice el Papa en
la Carta:
-
La unidad cristiana es designio de Dios que hay que aceptar.
Cristo quiere la unidad y debemos ser fieles a su voluntad.
Además la división cristiana es un escándalo y perjudica a la evangelización del
mundo.
El que se unan todos los cristianos es también una exigencia del Tercer Milenio: es
en este milenio cuando se dieron las grandes divisiones.
Ante la Encíclica hay una obligación de fidelidad al Magisterio de la Iglesia.
Tal vez no existe suficiente preocupación ecuménica, porque no se ha hecho una
motivación fundamentada, Juan Pablo II la hace en la Encíclica.
2. RENOVACIÓN
El Santo Padre nos pide una renovación de la mente. Se trata de una renovación del
corazón, del pensamiento y de la acción.
Es necesario reconocer con humildad nuestras deficiencias, pedir perdón y emprender el
cambio con fe y con la esperanza de que el Espíritu Santo nos llevará a la unidad por caminos
inesperados.
3. PLAN DE FORMACIÓN
Para lograr lo anterior es necesaria una mejor y más amplia formación. Por este camino se
podría conseguir el tomar conciencia de la importancia de la unidad cristiana presentada por el
Papa y se capacitaría para vivir y practicar el ecumenismo en forma más profunda. A la luz del
Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo esta formación se
podría dar a estos niveles:
-
Formación de futuros sacerdotes, diocesanos y religiosos por medio de cursos de ecumenismo
durante su proceso de formación. Es lo que pide el Directorio Ecuménico.
Formación permanente: Esta llevaría a renovar a los que ya están en la actividad apostólica.
Las reuniones del clero en las diócesis, de diáconos y religiosos en CONFERRE ofrecen una
buena oportunidad.
Formación en lo que el Directorio Ecuménico llama los ambientes: familia, parroquia, escuela,
grupos, asociaciones. Los medios para esto serían: predicación, catequesis, liturgia, vida
espiritual y cursos.
Formación de Profesores de Religión. Este es un campo donde se necesita mucho de
formación ecuménica, ya que se encuentra con alumnos de otras Iglesias y con problemas
concretos que deben saber enfrentar.
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Para todo lo dicho hace falta preparar personas, agentes multiplicadores. En la
Universidad Católica de Valparaíso podríamos darle un curso de perfeccionamiento o crear un
Diploma en Ecumenismo para los profesores de Seminario y otros Centros Teológicos Superiores;
los mismos profesores de eclesiología u otros podrían prepararse para dar ecumenismo.
En cuanto a la renovación ecuménica la pueden animar el Director de la Comisión Nacional de
Ecumenismo en relación con los Responsables de Ecumenismo de las diócesis.
4. CONVERSIÓN INTERIOR
El Papa en su Encíclica no pide sólo, ni principalmente un mayor conocimiento
ecuménico. Nos llama a reconocer nuestro pecado personal y como comunidades en contra de la
división. Este reconocimiento debe llevarnos a pedir perdón y a hacer penitencia por las
exclusiones, rechazos, orgullo y obstinaciones que hemos tenido.
Luego hay que seguir el proceso de convertirnos interiormente; esta conversión debe ser
continua.
Todo esto sólo se logrará con amor y oración. Se nos recuerda que la conversión interior,
la santidad de vida y la oración son el alma de todo ecumenismo.
Habría que motivar a realizar todo un ecumenismo espiritual, al menos dentro de nuestra
Iglesia, orando en todos los grupos y circunstancias por la unidad. A algunos grupos se le podría
asignar especialmente esta tarea: Carismáticos y religiosas contemplativas.
El Santo Padre está convencido que la oración tiene una gran fuerza y puede conducirnos
a metas impredecibles.
5. COLABORACIÓN CON LAS OTRAS DENOMINACIONES
La colaboración práctica con los otros cristianos no es normalmente difícil. Esta puede
darse en lo pastoral, cultural, social y en el testimonio.
Esta colaboración lleva a conocernos más y superar prejuicios. Es una verdadera
escuela de ecumenismo. A partir de aquí se crea la necesidad de dar nuevos pasos.
Sería necesario crear o favorecer este ecumenismo social o práctico con los otros
hermanos cristianos a nivel de nuestras diócesis. Hoy tenemos problemas comunes que requieren
unir fuerzas: la drogadicción, alcoholismo, pobreza, etc.
6. INSTANCIA DE DIALOGO
El diálogo es visto como intercambio de ideas y dones. En él se busca la fidelidad a la
voluntad de Cristo y a la verdad. Nos ayuda a superar divergencias, a crecer en fraternidad y
adoptar con juntamente posiciones de solidaridad.
Debe ser diálogo de amor, diálogo de salvación que nos ayude a crecer en la unidad.
Habría que crear grupos de diálogo a nivel nacional y diocesano. Este diálogo tiene una
dimensión vertical con el Redentor del mundo y Señor de la historia y una dimensión con los
hermanos.
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7. CAMBIOS DE LENGUAJE Y ACTITUDES
Ya el Concilio Vaticano II pide realizar “todos los esfuerzos para eliminar palabras,
juicios y acciones que no respondan, según la práctica y la verdad, a la condición de los
hermanos...” (UR 4). La Encíclica enfatiza este camino. En esto debe haber reciprocidad.
Expresiones como las que se encuentran en las mismas Conclusiones de Santo Domingo de
“Sectas fundamentalistas” deben ser superadas. El lenguaje polémico lleva a la polémica.
Expresiones fraternas conducen a la fraternidad.
Las actitudes de Juan Pablo II son un buen ejemplo a seguir. En efecto, en él vemos
una actitud de fe y esperanza en que se logrará la unidad; de humildad, mansedumbre, prudencia,
caridad y paciencia ante las divisiones y posturas que todavía existen; de confianza y fidelidad al
Señor que quiere llevarnos a la verdad y unidad plena.
VI. CONCLUSIONES
Podemos concluir, que el marco doctrinal y las recomendaciones para la práctica
del ecumenismo están lo suficientemente claras. Todos concuerdan en la importancia y necesidad
del ecumenismo. Pero la realidad nos dice otra cosa. Hay un estancamiento de la práctica
ecuménica en nuestro país. En el trabajo de la tarde, se verá este punto, yo sólo lo dejo enunciado.
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