1 La sangría demográfica del siglo XX MARIANO J. ESTEBAN MARTÍ De cada cuatro habitantes de la Comunidad de Teruel tres residen en la capital. Es el resultado de la nefasta evolución demográfica que ha sufrido la provincia y gran parte del interior de España, especialmente desde mediado el siglo pasado. El emigrante dejó el pueblo para instalarse en la capital o en un municipio importante, dotado de más servicios. A Teruel se le quedó pequeño lo que hoy conocemos como Centro Histórico, y se fue expandiendo por el Ensanche, la carretera de Alcañiz y la Fuenfresca, mientras, en los pueblos del entorno cada vez más casas se quedaban vacías. En el censo de 1857 Teruel contaba con 238.268 vecinos, una población que superaba a la de 13 provincias, cuando desde hace algunas décadas sólo la de Soria está por debajo. ¡Cómo han cambiado las cosas! La provincia turolense alcanzó su techo demográfico hacia 1910, año en que tenía 266.908 habitantes; inició una línea descendente, especialmente acusada a partir de 1960, para llegar a su mínimo histórico en el padrón del 1 de enero de 2001 –primer día del siglo XXI– con 136.233 almas, prácticamente la mitad de las que tuvo en su momento de mayor vigor humano. Desde entonces, la provincia no ha dejado de ganar habitantes, censo tras censo, y la última revisión patronal correspondiente a 2007, le adjudicaba 144.046 hombres y mujeres. El dato provisional para el 2008, último disponible al redactar estas líneas, eleva la cifra a 146.139. Un aumento de casi Turolenses en el Óvalo a principios del siglo XX. 10.000 habitantes en seis años, Del presente y del futuro 285 cifra bastante superior, por ejemplo, a la del vecindario de Andorra, el tercer municipio más importante de la provincia tras Teruel y Alcañiz. El abandono progresivo de algunos usos agropecuarios deja un paisaje marcado por las ruinas. En la comarca el proceso no ha sido exactamente igual al de la provincia. La desastrosa evolución del siglo pasado está suavizada. Si la segunda marcó su máximo demográfico entre 1910 y 1920, el territorio que actualmente configura la Comunidad de Teruel continuó creciendo hasta los años 50. Y si la provincia tuvo su punto de inflexión para comenzar a remontar en 2001, la comarca llegó a su mínimo histórico en 1998, tres años antes. Dentro del contexto provincial, la estadísticas trata, pues, bastante bien a la Comunidad de Teruel, pero se debe en gran parte al crecimiento sostenido de la capital. Es una situación análoga a la del Bajo Aragón, también condicionada por los datos de Alcañiz, único municipio junto a la capital siempre en crecimiento. Veamos, Teruel ciudad contaba con 9.509 vecinos en el año 1857, pero considerando que en 1928 se anexionó el municipio de Concud, y entre 1971 y 1972 los de Aldehuela, El Campillo, Castralvo, Caudé, Tortajada, Valdecebro y Villalba Baja (San Blas y Villaspesa siempre han pertenecido a la capital), lo que era el Teruel actual tenía 13.440 habitantes, y los restantes pueblos que hoy aglutina la delimitación comarcal sumaban 26.716. Aproximadamente, una de cada tres personas residía en la capital o en los municipios que posteriormente absorbió. Han pasado cinco generaciones; el vecindario de Teruel ciudad ascendía en 2007 a 34.236 hombres y mujeres; 20.796 más que en aquel lejano 1857, la población se la multiplicado por 2,5. Por el contrario, el del resto de la comarca se ha reducido a menos de la mitad, 11.717 vecinos frente a 26.308. Como valores extremos, hay dos municipios que han perdido en este siglo y medio más del 90 por ciento de sus habitantes. Si la capital acaparaba un tercio de la población en ese tiempo pretérito, en el último censo suponía el 74,2 por ciento del total. Como he apuntado al principio, de cada cuatro personas que residen en la Comunidad de Teruel, tres están censadas en la capital. La conclusión es obvia: la evolución demográfica de la Comunidad de Teruel parece correcta dentro de un contexto negativo, pero se debe única y exclusivamente a la influencia de la capital. En el resto del territorio la sangría demográfica que se ha caracterizado a la España del interior no ha pasado de largo, y parecía abocado a su desaparición. 286 Comunidad de Teruel Los años negros En los últimos 150 años, entre el censo de 1857 y la revisión del padrón de 2007, solo cuatro de los 16 municipios de la Comunidad ganaron población: Teruel (20.769 habitantes más), Cella (957), Santa Eulalia (96) y Villarquemado (1). En los 42 restantes la evolución fue negativa. Las mayores pérdidas demográficas en términos absolutos fueron para Villel (-940), Camarillas (-856), Pancrudo (-696), Celadas (-637), Libros (-625) y Cascante del Río (-544). En términos relativos, hay dos municipios que en este lapso redujeron su vecindario a menos de una décima parte: Aguatón, que pasó de de 236 a 21 vecinos, y Jorcas, de 470 a 46. Otros 16 pueblos vieron recortarse su censo en más de un 80 por ciento. En 1857, seis localidades superaban la barrera de los mil habitantes, de mayor a menor: Teruel, Cella, Villel, Alfambra, Santa Eulalia y Celadas. En el censo de 2007 se reducían a Teruel, Cella y Santa Eulalia. Otros pueblos como Villarquemado, Pancrudo y Cedrillas, llegaron a superar la barrera de los tres ceros en la primera mitad del siglo XX. El municipio más pequeño en el censo antiguo era Cañada Vellida, con 153 vecinos; junto a Valacloche (186) y Almohaja (189), el único pueblo que no alcanzaba los 200 habitantes. En 2007, 33 de los 46 municipios de la Comunidad de Teruel no llegaban esta cifra. Pero en el año 1998 –el 2001 en la provincia–, tras la pérdida constante de población en la segunda mitad del siglo pasado, se produjo en la Comunidad de Teruel el punto de inflexión. La curva de población arrojó la cifra más baja nunca registrada, 41.715 almas, pero dejó de descender y comenzó a remontar el vuelo de una forma continua, que corrobora el avance el padrón de 2008 del Instituto Nacional de Estadística, aunque no cuenta con detalle comarcal o municipal que podamos plasmar aquí. ¿Estamos en lo de antes, este crecimiento comarcal se debe al propio de la capital, y enmascara que el resto de los pueblos siguen en el tobogán descendente? Veamos la evolución más inmediata. En efecto, en los censos de 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003 la Comunidad ganó habitantes gracias a Teruel ciudad. Fuera de ella, la cifra de seguía hacia abajo hasta alcanzar, ese 2003, un mínimo histórico de apenas 11.550 vecinos repartidos entre los 45 municipios restantes. Y en el padrón de 2004 cambió la tendencia. Al principio tímidamente. La comarca ganó, con respecto al anterior, once vecinos por encima de los que había aportado la capital. Cañada Vellida, por debajo de los 200 habitantes en todos los censos conocidos Del presente y del futuro 287 Teruel ciudad había crecido en 276 almas, cifra inferior en esos dos dígitos a las 287 del incremento total comarcal. Una cifra modesta pero positiva por primera vez en muchas décadas salvo alguna extraña excepción. En el siguiente padrón, de 2005, la diferencia fue de siete, también escasa pero de nuevo con números negros. En el penúltimo, la ganancia de habitantes de la Comunidad de Teruel fue de 72 por encima de la atribuible a Teruel capital. Y en el último, el de 2007, la comarca incrementó su censo en 637 vecinos de los que 583 correspondían a la capital, y 77 lo eran por “méritos propios” de otros municipios. El crecimiento de la comarca ya no depende, pues, exclusivamente de la capital. Cerca de una décima parte del aumento de censo entre 2004 y 2007, 167 de casi 1.800 habitantes, se debe al resto de los pueblos. Y eso abre una puerta al optimismo. La de 167 puede parecer una cifra modesta, son los habitantes de una manzana de casas en cualquier ciudad. Pero en la comarca municipios como Orrios o Visiedo no alcanzaban esta cifra de población en la revisión patronal de 2007, sólo 17 de las 45 localidades que forman la Comunidad superaban dicha magnitud. Por ejemplo: entre Aguatón, Valacloche, Alpeñés, Almohaja, Veguillas de la Sierra, Tormón y Cañada Vellida, los siete municipios menos poblados de la Comunidad en 2007, sumaban 147 vecinos. Un rayo de esperanza Viendo la evolución desde aquel lejano 1857 hasta el 2007, los citados municipios de Teruel, Cella, Santa Eulalia y Villarquemado, son los únicos que ganaron población. Ahora bien, si analizamos el desarrollo demográfico desde que comenzó el siglo XXI, no son cuatro las localidades que aumentaron su censo, sino 21. Y si miramos la diferencia a muy corto plazo, entre el último y el penúltimo censo, los de 2006 y 2007, ganaron vecindario 23 ayuntamientos, dos mantuvieron invariable su padrón, y 21 perdieron habitantes. Más municipios aumentaron su población que la perdieron, situación difícil de imaginar hace apenas un decenio. Aunque algunos pueblos seguían en mínimos históricos. En la última revisión del padrón, además de registrar la provincia el mayor aumento de los últimos años, 1.886 habitantes, el hecho de que excluyendo los municipios de más de mil vecinos, el resto ganó 639 censados, corrobora que el crecimiento ya no solo se debe a los grandes núcleos como Teruel o Alcañiz, como Cella o Santa Eulalia; muchas pequeñas localidades ven fructificar sus esfuerzos por ganar vecinos. Un último dato para el optimismo: por primera vez en muchos años, la comarca de Teruel tuvo en 2007 un crecimiento vegetativo positivo, pues los nacimientos superaron en diez a las defunciones, según datos provisionales del Instituto Aragonés de Estadística, la primera vez que ocurre desde que se inició este registro en 1991. Hasta entonces, el aumento de población se debía exclusivamente a la inmigración. Y el porcentaje de extranjeros es inferior a la media provincial. 288 Comunidad de Teruel