LA CHICA DE OJOS BONITOS Richard Gary

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LA CHICA DE OJOS BONITOS
Richard Gary Cooper
La chica de ojos bonitos
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La chica de ojos bonitos
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La chica de ojos bonitos
“Había cierto encanto en aquellos hermosos ojos verdes,
un encanto que desde un principio me atrajo. Eran ojos
verdes en los que podrías perderte y sin embargo ser feliz.
Tenía ella un encanto que me sobrecogía y del cual no
podía escapar, pero aunque intentara conquistarla sabía
que era de esos amores imposibles, inalcanzables…”
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La chica de ojos bonitos
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La chica de ojos bonitos
Amanece sobre la hermosa ciudad puerto y luego de una
noche de lluvia el esplendoroso sol comienza a secar las
gotas rezagadas sobre los techos de las casas y uno que
otro charco en la calle.
En los barrios más altos y lujosos de la ciudad puerto vivía
la señora Olvia junto con sus tres hijas.
Las dos mayores ya se habían levantado, pero Paulina, la
más joven de las tres, aún seguía acostada disfrutando de
su cálida cama.
Era la más linda de las tres hermanas, de piel blanca y
hermosos ojos verdes como esmeraldas.
A pesar de que su pelo está revuelto por su inquieta forma
de dormir, ella luce hermosa
-Hora de levantarse, Paulina- le dijo la señora Olivia- el
que no hayas ido al liceo no significa que te vas a quedar
flojeando en la casaA regañadientes Paulina se levantó.
Estaba en su último año de liceo, pero aquel día no tenía
clases, las continuas lluvias habían dañado el
establecimiento y por eso se habían suspendido todas las
clases.
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La chica de ojos bonitos
En un principio Paulina quería terminar sus estudios y
sacar una carrera, pero con el paso del tiempo empezó a
ponerse rebelde; se escapaba del liceo con sus amigas al
centro de la ciudad. La señora Olivia la sorprendió varias
veces, pero Paulina no hacía caso ni a sus retos ni a sus
castigos.
Desde que comenzó a ser una rebelde Paulina salía a
fiestas todos los viernes y sábados y llegaba de madrugada
a la casa, muchas veces en no muy buenas condiciones y
en ocasiones no llegaba hasta el otro día.
-Deja de carretear- le decía su madre- ponte las pilas en
los estudios o te vas a quedar repitiendoPaulina no le hizo caso y como era de esperarse se quedó
repitiendo. Eso era que nunca le había sucedido a alguien
de la familia.
La señora Olivia pegó el grito en el cielo cuando lo supo:
-Nadie en la familia había repetido de curso antes, Paulina,
la cagaste-Ah ¿Qué tanto? El próximo año me recupero-
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La chica de ojos bonitos
-Eso pasa por andar pensando en carretes. Más te vale que
el próximo año pases de curso o te voy a mandar a un
colegio de monjasPaulina puso mala cara. Su madre solía amenazarla con
enviarla al colegio de monjas en Santiago si no obedecía.
-No pienso ir. Si me mandas me escapo de esa porqueríaY comenzó una nueva discusión entre ambas las que casi
siempre eran por lo mismo.
Sin embargo, a pesar de su rebeldía Paulina terminó sus
estudios y la señora Olivia planeaba enviarla a una
universidad santiaguina
-No- dijo Paulina- voy a estudiar acá en la ciudad puerto,
no pienso ir a SantiagoY empezaron otra discusión.
Lo que en realidad quería Paulina era quedarse en la
ciudad para poder salir de parranda con sus amigas,
aunque su mejor amiga Diana pensaba ir a estudiar a
Valparaíso.
Paulina no quería depender de su madre y si quería
estudiar en la ciudad puerto debía pagarse ella misma los
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estudios, por eso consiguió trabajo como mesera en un
restaurant.
Por supuesto que la señora Olvia pegó el grito en el cielo
-No puedes trabajar en un restaurant ¿Qué dirán nuestras
amistades?-No me interesa, yo necesito juntar plata para estudiar-No, no necesitas hacerlo. Acepta irte a Santiago, yo te
pago todo si lo haces-No, gracias, prefiero trabajar-
Paulina comenzó a trabajar en un restaurant como mesera
part time, pero no por eso dejó de salir de parranda.
Fue precisamente en una fiesta donde ella conoció el
amor, o lo que en un principio creyó que era amor.
Paulina estaba sentada junto a unas amigas cuando un
muchacho se acercó para invitarla a bailar. Ella no quiso
aceptar en un principio, pero ella terminó por aceptar
-Bueno, bailemos- dijo tras unos minutos
Parecía que el muchacho se había puesto de acuerdo con
el que ponía la música, porque en el instante en que sacó a
Paulina a bailar, empezó a sonar una canción romántica.
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Comenzaron a bailar al son de aquella canción que
hablaba de amores a escondidas.
-Me llamo Gabriel- dijo el muchacho
-Yo soy PaulinaFue así como empezaron a conversar y lo que solo era un
baile se convirtió en una romántica noche para Paulina.
Ella no creía mucho en el amor, no le daba importancia a
eso que la gente llamaba “enamorarse” pues a ella nunca
le había pasado, le habían gustado algunos muchachos en
el liceo, pero siempre terminaban decepcionándola. Fue lo
que mató o sepultó momentáneamente su creencia en el
amor.
Sin embargo, con Gabriel la cosa fue distinta; luego de
aquel baile volvieron a juntarse la noche siguiente y el
muchacho fue encantándola poco a poco.
Hasta que llegó el primer beso.
Gabriel y Paulina habían quedado flechados y aquel fue el
inicio de un lindo romance.
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La chica de ojos
Pero como siempre Doña Olivia no estaba de acuerdo con
las decisiones de Paulina:
-No me gusta ese cabro para ti- le dijo
- A ti no te gusta nada de lo que yo elijo-
Sin embargo Gabriel logró ganarse la simpatía de su
suegra y ella poco a poco lo aceptó como su yerno.
Paulina empezó a estudiar y su vida pareció tomar un buen
rumbo, hasta dejó los carretes a pedido de Gabriel.
Un día él le propuso algo inesperado:
-Vámonos a vivir juntos, Pauly, conseguí una buena pega,
nos alcanzará para arrendar una casita y vivir tranquilos y
felicesPaulina se entusiasmó con la idea; era un nuevo proyecto
de vida para ambos.
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