Acompañar en las actividades apostólicas

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No podemos pretender en nuestro contexto actual el mismo modo de
comportamiento apostólico en nuestro adolescentes y jóvenes.
Pero sí hay algunas estrategias que Domingo fue aprendiendo, guiado por su gran
maestro Don Bosco, que sí podemos trasladar a nuestra práctica. Pero lo más
importante, acompañar a los animadores que se inician en el aprendizaje y desarrollo
de un corazón apostólico, convencido, fecundo y lleno de Dios.
Sería interesante, conversar con los jóvenes el texto anterior y analizar las “estrategias
pastorales” de Domingo.
Acompañar en las actividades apostólicas
.¿QUE ESTRATEGIAS USABA DOMINGO SAVIO ENTRE SUS COMPAÑEROS?
 El tenía iniciativa.
 Va al encuentro.
 El no dejaba pasar mucho tiempo para dar un buen consejo.
 El hacerse simpático a las personas
 Mantener el ánimo sereno.
 Su edad fue una de sus mejores herramientas para poder acercarse a
sus compañeros.
 El leía mucho, se preparaba mucho.
 Estar siempre ubicado donde está.
 Buscaba como motivar a sus compañeros (premios, incentivos)
 Insistencia en los sacramentos.
 El era muy práctico.
Es parte de la tradición educativa salesiana la “pedagogía de la acción”, aquella
incorporación de los jóvenes a ser apóstoles entre sus pares.
En nuestras casas es muy habitual que en los grupos de adolescentes y jóvenes haya
experiencias apostólicas, y en muchas ocasiones jóvenes de 15 o 16 años ya se integran a
animar en forma habitual a un grupo. Sin duda esto tiene sus riquezas. Don Bosco lo hacía en
su Oratorio, lo hizo con los primeros salesianos (que con poca edad y
menos experiencia aun eran encargados de dar clases y
catequesis), lo hizo con Domingo Savio.
Por otra parte tenemo jóvenes que con poca experiencia
de fe, se integran (o son integrados) en actividades de
animación, en un admirable movimiento de solidaridad.
En ambos casos es fundamental que los jóvenes sean
acompañados, y no se los deje a la deriva en su fe y en su
acción pastoral. A la larga, si no, pueden perder su fundamento y desgastarse.
A animar se aprende animando. Esto es clarísimo. Es una
característica de la educación salesiana, es uno de los rasgos de la
Espiritualidad Juvenil Salesiana (servir a los demás) y es uno de
los mayores atractivos para los jóvenes.
Por supuesto que para crecer en el “corazón
animador”se precisa un buen tutor. Y es
reponsabilidad de los “mayores” guiar y
acompañar a los “menores” para que no
desfallezcan por el camino porque han perdido
aquello que los alimenta.
AMBIENTE EDUCATIVO ACOMPAÑAMIENTO
Aunque suene un poco grandilocuente, la integración de un “adolescente grande” o
“joven chico” a la animación persigue un objetivo único que es ayudarlo a descubrir y/o
profundizar su vocación cristiana, destacando el rol del servicio al mundo y a la Iglesia.
Por eso, el comienzo de su historia como animador cristiano implica cuatro tipos de acción:
1. Seguir el camino de la vida con fe en Dios y dedicación a la misión de Jesús.
2. Crear intencionalmente una manera cristiana de vivir que deje huellas que otros
puedan seguir.
3. Tomar decisiones que impacten positivamente nuestra vida personal y la de la
sociedad.
4. Mostrar, con el testimonio de vida, ideales significativos en los que vale la pena
invertir nuestro afecto, tiempo, recursos y esfuerzos.
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Tareas de los “animadores grandes”
Nuestros modelos de jóvenes animadores.
Quien tiene como responsabilidad acompañar a jóvenes animadores (el
encargado del grupo, el animador referente) que se inician en las tareas
apostólicas debería tener presente un conjunto de acciones propias de un
maestro.
Tenemos en la Familia Salesiana muchos ejemplos de adolescentes y jóvenes que
desempeñaron un activo rol apostólico en edades muy tempranas, encontrando
en ello un camino de santidad. Pensemos en Domingo Savio (15 años).
Repasaremos algunos hechos para ver cómo integró la dimensión apostólica a su
vida.
CAMINAR junto a los jóvenes animadores (reunirse, preparar encuentros,
planificar, evaluar, sugerir...)
ESCUCHAR sus dudas y reclamos (preguntas, necesidades prácticas,
sugerencias al grupo, deseos espirituales...)
CONFRONTAR los ideales con la realidad pastoral (evaluar al final del día,
conversar las expectativas, animar ante los fracasos, exigir de
acuerdo a las posibilidades...)
SER PRESENCIA activa pero no invasiva (estar en las actividades, apoyar, dar
espacio, dejar hacer, proponer mejoras)
CONTEMPLAR el apostolado con ojos de fe (invitar a rezar, enseñar a rezar,
proponer caminos de acompañamiento espiritual, mostrar la
animación/educación como una vocación...)
Y como en todo proceso de acompañamiento hay
cuestiones que deben dialogarse con cierta
frecuencia.
• La vida interior
• La integración a la comunidad
• Las alegrías y dificultades pastorales
• La vida familiar
• El estudio, trabajo, afectos.
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Estos aspectos pueden desarrollarse a partir de las propuestas presentadas en el
librillo “Acompañamiento”, que se distribuyó en el Animando 2011.
Cuenta Don Bosco:
La primera cosa que se le aconsejó para hacerse santo fue que
se dedicase a ganar almas para Dios, puesto que no hay nada
más santo en el mundo que cooperar al bien de las almas [...].
Domingo descubrió la importancia de esta práctica y se le oyó
decir más de una vez:
- ¡Qué feliz sería si pudiese ganar para Dios a todos mis
compañeros!
Entretanto no dejaba pasar una ocasión para dar buenos consejos y avisar a
quien hubiese dicho o hecho algo contrario a Dios.
[...]
Cuando llegaba a su pueblo en las vacaciones, se veía inmediatamente
rodeado de niños de su edad, más pequeños o incluso mayores, que
encontraban verdadero placer entreteniéndose con él. Distribuyendo sus
regalos en el momento oportuno, les animaba a estar atentos a las preguntas
que les hacía o sobre el catecismo o sobre sus deberes. Con tan buenos
modales, conseguía llevar a muchos consigo al catecismo, a la misa y a otras
prácticas de piedad.
Vida del jovencito Domingo Savio (1878), capítulo 12
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