el siglo xxi: ¿ciencias útiles o inútiles?

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Avance y Perspectiva Vol. 3 No.3 Nueva Época Junio-Diciembre 2011.
EL SIGLO XXI: ¿CIENCIAS ÚTILES O INÚTILES?
BOGDAN MIELNIK
1. Introducción
En los siglos pasados, los descubrimientos de las ciencias exactas generaron un
progreso técnico sin precedentes que cambió la vida de naciones enteras.
Surgió la esperanza de mejores resultados, siempre y cuando el trabajo
científico fuera dirigido racionalmente por las administraciones estatales. En las
últimas décadas, se multiplicaron los esfuerzos para acercar la ciencia y la
tecnología, con resultados controvertidos. Mientras que las ciencias básicas
avanzaron, las aplicaciones importantes (con ciertas excepciones) surgieron en
los países que ya anteriormente tenían fuertes centros y tradiciones
tecnológicas; los que no los tenían, siguen sin ellos. ¿Cómo crearlos?
2. Los “ahorros”
Hace algún tiempo las administraciones estatales inventaron el término "ciencia
y tecnología" (CyT), con la idea -medio oculta- de trasplantar una parte de los
recursos de la ciencia al desarrollo tecnológico. A principios del siglo XXI, los
intereses mercantiles lograron convencer a las autoridades de Basilea, Suiza, de
cerrar los institutos de Astronomía y Matemáticas por “improductivos”1,
destinando los fondos a los estudios farmacéuticos, mediáticos, teológicos y
otros. La decisión fue en extremo radical (pero en el Consejo de la Universidad
de Basilea solamente figuraba un científico, incluso el rector era un empresario).
Como se sabe, desde los tiempos antiguos la Astronomía y las Matemáticas
fueron factores de progreso de la mecánica clásica, ciencias físicas y
tecnológicas. Recientemente, el 2008, fue designado Año Mundial de la
Astronomía. La pregunta surge, ¿qué ganaron los ciudadanos de Basilea con el
cierre de ambos institutos? Propongo unos 20 segundos de reflexión (¿y / o
compasión?). Gracias.
En la misma década, los países europeos firmaron los Acuerdos de Bolonia
(conocidos como el sistema 3+2), que acortaron dramáticamente el ciclo de la
educación superior. Los estudiantes, según el programa, podían disfrutar de una
beca estatal durante los tres años de licenciatura; para seguir con la maestría,
un estudiante tendría que conseguir una beca empresarial. A la vez, los
programas de estudio fueron homogenizados para eliminar las diferencias y
facilitar la movilidad de los estudiantes. El argumento parecía plausible, pero no
resultó difícil adivinar el verdadero propósito: recortar el presupuesto de la
enseñanza superior.
Simultáneamente, se limitaron los ambiciosos programas que distinguían a
muchos centros científicos de excelencia... No sorprenden las protestas de los
gremios estudiantiles y científicos en la Unión Europea. De hecho, ciertas
preguntas son inevitables. ¿Serán las "licenciaturas light" (de tres años)
suficientes para emprender un trabajo profesional, o son solamente un engaño?
¿Se puede confiar a un licenciado (titulado en tres años) construir puentes o
diseñar motores de avión? El colapso de la enseñanza superior en Europa
parece casi inevitable (ver el análisis crítico en Wikipedia). Las perspectivas a
largo plazo tampoco deslumbran. ¿Podrá el viejo continente conservar su
liderazgo? (¿otros 20 segundos de reflexión?).
Una evolución parecida en todos los países del mundo afectó los proyectos de
investigación científica. En su fase original (un tanto antigua), tenían la forma de
una discusión personal entre los científicos y los patrocinadores de la ciencia (ej.
Arquímedes y el tirano de Siracusa2; Maxwell y Faraday con la comisión de lores,
etc.). En la época de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente con motivo de
la carrera espacial, las discusiones entre los científicos y los gobiernos
contribuyeron a un insólito auge de las ciencias exactas y sus aplicaciones
técnicas. Sin embargo, al crecer las comunidades científicas, los contactos
personales fueron reducidos, reemplazados por documentos con planes de
trabajo, resultados etc. Creció la casta de intermediarios (burócratas) que
recopilaban los proyectos y otorgaban los apoyos. En las últimas décadas, estos
cambios causaron alteraciones profundas de todo el trabajo científico.
3. El pantano burocrático
Para facilitar su trabajo, los órganos administrativos crearon los "formatos", a
través de los cuales demandaban cada vez más detalles para la evaluación de
los proyectos. Con el fin de justificar mejor sus veredictos, los burócratas incluso
requieren los "calendarios de investigación” y sus (probables) resultados futuros.
Destaca aquí cierta paradoja. El progreso de la ciencia es casi siempre un viaje
a lo desconocido. Mientras que los gastos para los equipos (computadoras, etc.),
conferencias (viajes, etc.) son previsibles, los datos sobre las actividades y
resultados futuros, tienen un fuerte sabor anticientífico. ¡Si un investigador
pudiera prever los resultados de su trabajo para los años siguientes, la
investigación ya no sería necesaria! Los elementos absurdos resultaron
invasivos. Desesperados por complacer a las comisiones, los investigadores se
han dado a la tarea de reportar hasta el número de trabajos que publicarán por
año. Cuantos más detalles exigen los formatos, más aumenta la ficción
burocrática3.
Con cierto asombro, se nota una situación más molesta aún de nuestros colegas
en Europa. Allá, la carga burocrática creció tanto que los grupos científicos ya no
son capaces de llenar correctamente los formatos y tienen que contratar
empresas especializadas. Suponiendo que los científicos somos una especie de
parásitos, los burócratas mismos serian mega parásitos, mientras que aquellas
empresas ya representarían una parasitosis de tercer grado. De todas maneras,
uno puede preguntarse: ¿a qué se dedica precisamente el científico de hoy?
¿Se dedica todavía a la ciencia? ¿O se convierte en un empleado, trabajando en
una profesión que no es suya, es decir en la burocracia? (¿bastan o no bastan
20 segundos de reflexión?)
Últimamente la situación se complicó más por la crisis económica mundial. En un
ataque de ansiedad, las jerarquías burocráticas quisieron perfeccionar todavía
más la recopilación de datos, con más y más documentos, más papeleo y
justificaciones para repartir cada vez menos fondos (¡la Ley de Parkinson no es
ninguna broma!). Nuestro Conacyt parece estar en pánico4. Mientras falte un
análisis serio, las doctrinas simplificadas gozan de alta popularidad y nació el
nuevo término: la "Investigación, Desarrollo e innovación" (IDi), en donde
i=innovación se convirtió en la palabra clave de una gran campaña del
utilitarismo. Los burócratas presionan a los científicos para que se "vinculen" con
el sector empresarial, produciendo innovaciones y patentes -¡como si fuera la
panacea contra la crisis!- ¿Son estas ideas realistas? La respuesta no es nada
obvia.
4. Las verdades incómodas
Para ver los puntos débiles de la doctrina, basta recordar algunos detalles:
§
La crisis estalló en los países que fueron líderes en innovación y patentes.
§
No todas las innovaciones son benignas.
Una innovación que simplifica el proceso productivo permitiendo despedir a parte
de los trabajadores, no es necesariamente benigna, ni para los despedidos ni
para la economía.
La producción y conservación de alimentos generó muchas innovaciones. Surgió
la industria refresquera y ahora, es demasiado tarde para lamentar que la
población engorde.
La industria farmacéutica crea un sin número de innovaciones. Mientras se salva
la economía, a veces no se salva el paciente (ver ej. la historia del "thalomid", los
reportes de John Le Carre acerca de las vacunas de Pfizer probadas en Nigeria,
etc.). Uno de nuestros colegas recibió una receta médica para el novedoso
antibiótico Ketek (Telitromicina). Al checar en Wikipedia, resultó que el Ketek ya
causó víctimas mortales y casos de ceguera. Pese a las víctimas, todavía está
en el mercado. Hace más de una década que los pescadores en el Golfo de Tonkin aplicaron
una innovación bastante radical: en vez de los métodos tradicionales de pesca,
echaron pesticidas en las aguas. Los peces muertos subían a la superficie y
eran fáciles de recoger y vender en los mercados.
Por si alguien lo duda, la presente crisis mundial surgió de las innovaciones
financieras conocidas bajo el nombre de creative accounting (contabilidad
creativa). Al principio parecía muy prometedora...
En ciertos aspectos las innovaciones asemejan las mutaciones biológicas, no
siempre ventajosas para las especies. A veces ayudan, a veces matan.
¿Pueden entonces salvar la economía? Quizás, pero el problema está en el
proceso de incubación.
5. Los descubrimientos fuera de formatos
La crisis puede ser una buena ocasión para las inversiones básicas (ej. en las
energías renovables). Pero los efectos no serán ni inmediatos ni exactamente
previsibles. Abajo, una pequeña colección de ejemplos:
El efecto fotoeléctrico conocido desde el fin del siglo XIX resultó muy útil para
abrir y cerrar las puertas. Sin embargo, si los científicos de aquella época fuesen
presionados a concentrarse en un problema puramente practico, por ejemplo:
¿cómo se pueden cerrar y abrir las puertas de una manera más cómoda?,
quizás se retrasaría el descubrimiento de la mecánica cuántica, con las pérdidas
incalculables para la civilización tecnológica de hoy.
A finales del siglo XIX los fenómenos de la radioactividad fueron descubiertos
(accidentalmente) por Becquerel. El descubrimiento del Radio por el matrimonio
Curie tampoco fue el resultado de un "calendario de actividades" ni de un
"cronograma". Si no fuese por la curiosidad y obstinación de los investigadores:
"¿Qué pasó precisamente con esta película?" Y su decisión de repetir los
experimentos durante muchos años, se frustraría todo el descubrimiento, otra
vez, con consecuencias incalculables para la ciencia y tecnología de hoy.
El
descubrimiento de la penicilina no fue el éxito de ningún proyecto sino al revés,
resultado de un fracaso. Si Alexander Fleming continuara sus experimentos
planeados con microbios sin preocuparse por un cultivo sucio, acabaría
probablemente con éxitos de rutina y ni sospecharía acerca de una enorme
perdida.
Las consecuencias de los descubrimientos de Maxwell y Faraday tardaron
mucho más de lo que permite el burócrata de hoy. Presentando las ecuaciones
de la electrodinámica clásica a la comisión de lores a finales del siglo XIX, los
autores tenían serias dificultades para convencerlos de que la teoría podía tener
aplicaciones. ¿Qué uso pues, podrían tener algunas notas abstractas en forma
de ecuaciones diferenciales parciales?
La historia conservó la respuesta de Faraday: "¿Y qué uso de un niño?".
Efectivamente, el niño creció, ofreciendo la radio y el radar (incubación de 50
años), después las fibras ópticas la base actual de toda nuestra civilización
informática. Y sin embargo, antes de suceder todo esto, tuvieron que pasar
alrededor de 100 años.
Una consecuencia lateral de la teoría de Maxwell-Faraday fue la Internet,
desarrollada desde los años 80. Nadie entonces podía prever que aquel avance,
después de unos 30 años de maduración, iba a derribar los gobiernos
autoritarios en Túnez, Egipto ¿y cuáles más?
En fin, el Descubrimiento de América no fue planeado sino más bien fue el
producto fallido de un ambicioso plan de la corona española, que apoyó a
Cristóbal Colón para descubrir un camino más corto a la India. Fue en realidad
un fracaso. Lo único que descubrió Colón fue un obstáculo ¡sobre el cual vivimos
en este momento!
Estos ejemplos parecen olvidados por las administraciones de hoy, persiguiendo
sus programas apresurados que pueden entorpecer en lugar de estimular el
progreso.
6. ¿Qué hacer con los proyectos?
¿Continuar entonces o no continuar los proyectos burocráticos? El dilema
obviamente es mundial. Suponiendo que serán continuados, ¿cómo evaluarlos?
No tanto según los (supuestos) calendarios de trabajo y de resultados. No tanto
según el número de publicaciones. Más bien, según ciertos criterios “naturales y
cualitativos”.
(I) En primer lugar, según la cualidad y el desafío de los temas: ¿Qué tan
interesante es la propuesta?
(II) En segundo lugar, según el rango y los resultados científicos de los
participantes, evaluados por los expertos. En este punto no es tan importante el
número de publicaciones sino más bien la repercusión (ej. el número de citas,
quién cita, quién discute, etc.)
(III) Según la actividad científica de los participantes. (¡Ni esto se mide
necesariamente por el simple número de publicaciones!)
7. ¡El insoportable deseo de ser útil!
Para la cualidad del trabajo científico uno de los mayores peligros radica,
paradójicamente, en las doctrinas del utilitarismo a corto plazo. Déjenme
ilustrarlo en una forma un tanto alegórica.
En las sociedades actuales, la ciencia y tecnología son parte de un solo
organismo, más o menos como el cerebro y el hígado de un animal. Si el hígado
sufre atrofia, la buena terapia no consiste en demandar que el cerebro debe
sustituirlo, efectuando su trabajo. Pero, ¿podría el cerebro al menos ayudar al
hígado? Quizás.
La "mente científica" siempre tiene un afán para los enigmas interdisciplinarios,
muy fértiles para las ciencias aplicadas. Sin embargo, en el momento actual, sus
posibilidades están acotadas no sólo por la escasez de fondos sino también por
el exceso de control - ej. planes, reportes y toda la chatarra burocrática. En todos
los países crecen el estrés y la pérdida de energía de los investigadores que se
desgastan construyendo los escenarios burocráticos ficticios, para satisfacer a
sus administraciones. En España se creó incluso el Ministerio de Desarrollo e
Innovación (un nuevo órgano burocrático que ya empieza a dar conferencias de
prensa. Crecen los gastos burocráticos5).
En Polonia, un amplio grupo de profesores firmó la carta contra la ley que
permite a los rectores despedir a los científicos por "improductivos". Sin embargo,
recientemente las autoridades de Cracovia salieron con la idea de abrir la
elección del rector de la histórica Universidad Jagiellona (del siglo XIV), a las
candidaturas empresariales. En España, Francia e Italia, estallan protestas
estudiantiles. En nuestro entorno local (México), crece una exagerada numeritis
de la "productividad", con obligación de repetir de forma idéntica los reportes
para múltiples células del aparato burocrático que ni siquiera se comunican una
con otra.
La consecuencia mundial es la "prisa burocrática" que limita, si no es que
paraliza, el cerebro científico. Los investigadores simplemente no tienen tiempo
para discutir, unos con otros, temas fuera de su especialidad inmediata. La prisa
y el estrés desaniman temas arriesgados que podrían no traer rápidos resultados.
Desaniman también los trabajos críticos que podrían tener dificultad de
publicación. Los investigadores prefieren seguir los trends reconocidos que
ofrecen perspectiva de las citas (¡otra vez puntos!), más que emprender temas
atípicos o impopulares.
Los estudiantes graduados "de prisa" presentan tesis que pueden ser buenas,
pero no arriesgadas. Cuanto más fuerte la burocracia, tanto más probable que
un investigador (o un grupo entero) desarrollen una actividad secundaria,
cabalgando en la cola de los trends mundiales... No es tan fácil encontrar cómo y
cuándo, exactamente, se desató aquella carrera de la competencia numérica,
¡publish or perish!, etc. ¿Fueron solamente las presiones burocráticas?
En el momento actual, la situación del mercado científico es casi desesperada.
El número de investigadores sigue en aumento, pero las publicaciones crecen
aún más rápido, en forma de una avalancha exponencial que ya no cabe en las
revistas. Los evaluadores con experiencia no bastan para revisar los nuevos
trabajos que inundan el mercado. Los editores de las más prestigiadas revistas
organizan simposios para encontrar las maneras de acotar el flujo. Cuanto más
presionan las burocracias, más publican los grupos de vanguardia y más
esfuerzo invierte el resto para no quedarse atrás. Surge un fedback positivo, del
que deriva una espantosa burbuja inflacionaria6. Curiosamente, la situación tuvo
un antecedente análogo en el antiguo imperio soviético, aunque allá no se
trataba de los científicos sino más bien de los obreros.
Los obreros y los campesinos en los países socialistas mostraban una notable
falta de entusiasmo para su trabajo en las fábricas, en el campo, etc. El
problema paralizaba la producción y causaba una gran preocupación de las
autoridades. Para contrarrestarlo, en todos los países del campo soviético se
organizaban los concursos para los “héroes del trabajo socialista”, que
mostrarían al resto de los holgazanes cómo se puede trabajar. Los héroes
gozaban de ciertos privilegios (aunque no gozaban de la popularidad, pues sus
resultados causaban la subida de las normas mínimas de trabajo exigidas por
los burócratas).
Según una anécdota que circulaba en Varsovia, en un sovkhoz (granja colectiva
estatal) de Siberia apareció una gallina vencedora que recibió el título de la
“heroína del trabajo socialista”. La gallina pues, fue capaz de poner dos huevos
durante las 24 horas, para el bien del pueblo. Alojada en un gallinero especial,
bajo el cuidado de un grupo de veterinarios especialistas y condecorada con las
medallas del trabajo socialista, la gallina fue un foco de interés para la radio,
prensa y los periodistas de los países amigos y aun enemigos occidentales.
Dice la historia que un día, el sovkhoz fue visitado por el grupo de especialistas
de la escuela agrícola polaca para ver a la gallina vencedora, sus huevos y
reportar el caso en su alma mater. Sin embargo, a pesar de circular varios días,
nunca les fue permitido ver al pájaro ni tampoco los huevos. Desilusionados, los
delegados de la escuela se despidieron y prepararon su regreso, cuando uno de
ellos se atrevió a entablar una conversación privada con uno de los funcionarios
del sovkhoz:
“Estimado compañero, estamos agradecidos por su hospitalidad, pero díganos
por favor, ¿por qué la gallina siempre estuvo muy ocupada para recibirnos? ¿Es
cierto que ella puede poner dos huevos cada día o es un engaño?”. “Mira contestó el funcionario-, no es ningún engaño. Ella ganó todas las competencias
internacionales y, efectivamente, pone dos huevos diarios. Pero ustedes deben
entender que es un gran esfuerzo para el organismo. Ella los pone estrellados”.
El lector quizás preguntará, ¿Qué tiene que ver este cuento obsoleto con la
ciencia moderna del siglo XXI? Mhmm... Pero ¿qué tal nuestras competencias
para publicar? Abran las mejores revistas mundiales y revisen los papers,
¿cuántos serán huevos estrellados?
Resulta superfluo decir que en todos los países se oyen las incesantes
declaraciones de los funcionarios y dignatarios, sobre qué tan importante es la
ciencia. Sin embargo, si observamos las políticas presupuestales, nos daremos
cuenta de que a los gobiernos no les importan ni los científicos ni la ciencia. Lo
que quieren, es tener gallinas heroicas; los ejércitos de técnicos excelentes,
siempre ocupados, siempre obedientes; pero, ¿podrán estos técnicos ser
verdaderamente excelentes en ausencia de las "ciencias puras"? ¡Se necesita
equilibrio!
8. Recetas sin milagros
¿Qué hacer entonces? Para no perder de vista el problema global, empecemos
por el viejo continente.
El programa de Bolonia (con su doctrina 3+2) inevitablemente causará
dificultades, si no es que el colapso de la educación superior en Europa. Sin
embargo, hace unos años salió en España el decreto real que define un
esquema "4+1". Los alumnos estudiarían cuatro años con la beca estatal
llegando a las licenciaturas; los que califiquen tendrán un año más para
presentar su tesis de maestría. La versión suave "4+1", quizás podría salvar el
nivel educativo de las universidades europeas. En ambos casos, "3+2" o "4+1",
las universidades deberían decir NO a las demandas de la homogeneización
excesiva.
Bajo el control deben quedar solamente los niveles básicos y dejar a las
escuelas politécnicas o universitarias, el derecho de cultivar sus tradiciones de
excelencia.
A pesar de las dificultades, la ciencia en Europa tiene la capacidad de sobrevivir
gracias a la existencia de fuertes centros de investigación y universidades de
elite, tal es el caso del CERN, la Ecole Normale Superieure (Paris), las
universidades de Oxford, Cambridge y otros.
Lo mismo en Estados Unidos, donde el sistema educativo es flexible (sin
Bolonia) y el nivel de la ciencia está protegido por los grandes centros científicos
y tecnológicos como Princeton, Stanford, MIT, CalTech y otros. En todos estos
lugares, la evaluación de los proyectos se basa en los parámetros de calidad: ej.,
el interés y el desafío del tema, la cualidad comprobada de los participantes y
sus publicaciones.
De aquí surgen algunas inspiraciones para nosotros. En tiempos de crisis las
inversiones educativas no se debe tratar de "descentralizar" la ciencia (bajo
varios argumentos queridos por los burócratas); por el contrario, se deben
fortalecer los grandes centros de excelencia. Lo que especialmente conviene es
apoyar
organismos
científicos fuertes
con
múltiples
especialidades
interrelacionadas, para que alcancen un nivel de saturación, en el cual empiezan
a saltar chispas del entendimiento y despierta el cerebro colectivo.
Dado el pésimo estado de la educación7, los intentos por imitar en México los
programas 3+2, profundizarían solamente la catástrofe. El más moderado 4+1,
en este momento, tampoco parece viable. Mientras no haya mejores opciones,
se debería elevar pacientemente el nivel de las licenciaturas, creando buenos
centros de trabajo. En este momento, las licenciaturas "de calidad" quizá se
podrían crear en algunos departamentos de la UNAM, IPN, ITESM, UAM etc.
A nivel de posgrado, invertir en los institutos, centros científicos y tecnológicos
"de excelencia", parece ser el único camino viable. Aquí los candidatos serían: la
UNAM, UAM, ITESM y, por supuesto, el CINVESTAV que en los últimos tiempos
parece ganar terreno. El Centro ya es conocido en los foros mundiales,
comentado también por la prensa; últimamente ha sido visitado por varios
premios Nobel, iniciativa que vale la pena continuar.
Nuestro Departamento de Física tiene algunas secciones consolidadas, entre las
que destaca Altas Energías, con colaboraciones internacionales en el CERN y
Fermi Lab. Quizá es un buen momento para invertir en áreas que unifiquen los
conocimientos teóricos y experimentales, como el control e información cuántica
y óptica cuántica (incluyendo grafenos y sistemas bidimensionales).
Otros grupos y Departamentos tampoco tienen miedo a crecer. El megaproyecto
del CINVESTAV tiene espacios adecuados para los laboratorios. Sería
interesante continuar la inversión mediante la creación de un gran centro de
tecnología química, con capacidades para averiguar ¿qué es precisamente lo
que nos venden en los supermercados y farmacias? (¡pero olvídenlo, si el reto
es excesivo!). Los Grupos de Cientometría e Investigación Educativa enfrentan
el desafío, casi inagotable, de definir los parámetros típicos de los tenure
professors en varios institutos científicos del mundo (un tema de alto valor para
las comisiones evaluadoras del SNI y para nuestra COPEI). También estudiar
los mecanismos que crearon tan rápido el desarrollo tecnológico y científico de
Corea del Sur (pero no del Norte).
El problema de los estudiantes merece un cuidado especial. Debido al colapso
educativo7, la selección de talentos es la clave. Las nuevas preparatorias de
vanguardia podrían ayudar (una de tales iniciativas emprende precisamente el
Departamento de Matemáticas del CINVESTAV). Los métodos alternativos de
reclutamiento, como las olimpiadas estudiantiles, son de gran importancia. En
algunos países, los gobiernos trataron de eliminar exámenes de matemáticas,
pues privilegian un tipo particular de inteligencia. ¡Cuidado con esta clase de
egalitarismo! La educación, como el deporte, no debe eliminar la competencia. Si
una olimpiada matemática pudiera obtener al menos parte de la publicidad que
se dedica a los partidos de futbol, el mundo sería muy diferente.
Los talentos en humanidades, a pesar de las opiniones corrientes, resultan de
alto valor para los especialistas de las ciencias naturales y exactas. Si un
estudiante de doctorado logra convertirse en un destacado experto en su área,
pero sin capacidad de escribir textos o de expresar sus ideas, será dependiente
durante toda su vida. Para publicar un buen trabajo tendrá que colaborar con un
grupo de sus colegas, en el cual, al menos uno tiene la capacidad de escribir
textos. Esto podría ser una de las respuestas a la pregunta de Octavio Paz:
¿Cuánto vale un buen poema para la ciencia? (citado en la mesa redonda,
CINVESTAV, 15.IV.2011).
9. ¿Los yacimientos ocultos?
Para abrir camino a todos los talentos, la evaluación académica debería prestar
atención a los parámetros cualitativos -pero sin excesos burocráticos-. Esto
concierne también al Conacyt y al SNI. El Conacyt podría simplificar sus
proyectos eliminando los rubros que alientan la ficción burocrática. El SNI fue
recientemente criticado en la prensa por no ser lo suficientemente productivo
para el estímulo de las patentes. El SNI tiene sus dolencias, pero parece una de
las mejores partes del Conacyt y los reproches acerca de las patentes tienen un
aspecto un tanto infantil. El problema fue discutido en nuestro coloquio y aún los
estudiantes, saben que la escasez de las patentes es la consecuencia de las
regulaciones legales que impiden la actividad empresarial. Mientras no se
resuelva esto, no ayudarán las presiones administrativas.
El SNI fue criticado también por no dar suficiente crédito a los autores de los
libros8. Aquí muchos estamos de acuerdo. Un buen libro no es nada fácil de
escribir y merece respeto. Lo que se califica como un aspecto a mejorar, sin
embargo, es el Curriculum Vitae Único (CVU) del Conacyt, que después de una
larga evolución, es a la vez obsoleto e incompleto: no permite pues leer la lista
global de todas las citas de un trabajo (o libro). Así, las Comisiones
Dictaminadoras no ven la repercusión total de cada obra (el parámetro que da
una importante información cualitativa9).
La sugerencia de que la evaluación debe reflejar los veredictos del mercado8,
tiene visibles desventajas. La dinámica del mercado produce cambios bastante
rápidos de la demanda (popularidad, moda) de los productos materiales o
intelectuales, mientras que la evaluación científica necesita perspectivas más
amplias9. La misma dificultad sufre el tratado de Bolonia10, al acoplar el posgrado
con las becas empresariales. Los mercados son tan volátiles que la práctica no
permitiría organizar un programa didáctico estable en los centros de posgrado, ni
a largo ni a mediano plazo.
En cualquier época, sería muy arriesgado subordinar la ciencia a las supuestas
"necesidades de la sociedad" o "veredictos del mercado", pues éstas pueden ser
engañosas o pueden cambiar rápido. Por ejemplo, si hace siete años (en el
centro del boom inmobiliario) las escuelas superiores hubieran sido obligadas a
graduar ingenieros y arquitectos especialistas en pisos, azulejos, instalaciones
sanitarias, etc., hoy los países en crisis tendrían enormes ejércitos de expertos
sin ninguna posibilidad de empleo. Los institutos científicos y tecnológicos deben
seguir ideas de desarrollo a largo plazo.
Otro problema es que la presente estructura educativa sufre una excesiva
saturación burocrática que perturba el trabajo. Uno de los ejemplos son los
llamados TICS, la causa de las pérdidas del tiempo, paciencia y un desgaste
emocional de los investigadores que tienen que efectuar un fastidioso trámite
burocrático dos veces. Al parecer, TICS fue una "innovación" (¡qué ironía!). El
estrago no existe en las universidades y, así, perjudica la igualdad de
oportunidades del IPN en el foro nacional e internacional.
Con agrado recibimos el comunicado del director del CINVESTAV, en el que
informa que la institución se alineó a los principios de equidad de género contra
la discriminación y acoso. Las desafortunadas prácticas de TICS representan un
claro caso del hostigamiento, aunque no es sexual. En esta ocasión no se trata
de dinero (que puede faltar), sino del enredo burocrático. Muchos esperamos
que en un futuro cercano, la igualdad sea recuperada al desaparecer aquel
acoso artificial.
¿Puede resolver todo esto el problema de la tecnología?
Las presiones sobre los
científicos para que cambien de profesión y se conviertan en tecnólogos, hasta
ahora no han dado resultados y quizá tienen una dirección errónea11. Hay
opiniones de que la propuesta debería ser dirigida a los empresarios: que se
ocupen un poco más del progreso tecnológico. La dificultad es que la mayoría de
los empresarios persigue desesperadamente la ganancia a corto plazo y no
están dispuestos de arriesgar ni un peso fuera de un marketing trivial.
Se necesitan entonces los centros tecnológicos de excelencia y quizás existen
las posibilidades de crearlos, aunque el reto no es pequeño. Sin embargo, la
intensidad de las discusiones revela la existencia de yacimientos profundos de la
creatividad. Si la comunidad científica ganara un poco de paz y libertad de
pensar sin formatos, estos yacimientos podrán despertar e impulsar el despegue
del desarrollo. ¿El cerebro ayudará al hígado?
REFERENCIAS
1. Carta de protesta de los profesores de los Institutos de la Astronomía y
Matemáticas enviada en 2003 a la comunidad científica mundial.
2. B. Mielnik, "Arquimedes, Conacyt y el Tirano de Siracusa", Nexos, Abril de
2009, 130-133.
3. J.L. Pardo, "No me hables de Oxford", El País, 1 de Mayo de 2011, p.25. 4. M. Bonfil Olivera, "¿A dónde va nuestra ciencia?", Milenio, 4 de Mayo de
2011, p.39.
5. Redacción: Vázquez Mota, La burocracia "se roba" recursos educativos,
Milenio, 31 de Agosto 2007, p.09.
6. M. Cereijido, Ciencia sin seso, locura doble, Ed. Siglo XXI, México (2000).
7. "El escándalo educativo", Nexos, Mayo de 2011, pp. 33-58. 8. J.A. Aguilar de Rivera, "Grisuras del ConaCyT", Nexos, Marzo 2011, 23-24.
9. B. Mielnik, "Evaluación académica: empate de dos imposibilidades", AyP, v.
24 No.1 (2005) p.23.
10. Ch. Aznavour, "Entrevista para R. García", El País, 7 Feb 2009, pp 20-22.
11.
C. Mota, "Lo que Natura non da, el iPad non soluciona", Milenio, 20 de Abril de
2011, p.03.
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