4.34 - Los sabios de Oriente

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Los sabios de Oriente
Mateo 2:1-12
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Unos hombres sabios de Oriente observaban las estrellas y descubrieron que anunciaban el nacimiento de un rey muy especial.
Decidieron buscar a ese rey, así ellos llegaron a Jerusalén. Cuando dijeron esto al rey Herodes, éste temió perder su dominio; los
envió a Belén, ciudad mencionada en las escrituras antiguas como lugar de nacimiento del Salvador. Les pidió que le
informaran cuando hubieran encontrado al rey recién nacido; ellos emprendieron camino. La estrella que habían visto en
Oriente, brillaba ahora sobre Belén. Allí encontraron al niño Jesús. Lo adoraron y le obsequiaron regalos costosos. Por
indicación de Dios regresaron a su patria sin avisar a Herodes.
Los niños reconocen que Jesús es el Hijo de Dios.
Es el Rey y Redentor prometido.
L
ejos en Oriente, donde sale el sol, vivían
unos varones muy sabios. Ellos leían los escritos antiguos y
eran más inteligentes que otros hombres. Ellos observaban
y conocían las estrellas que brillaban en el cielo nocturno.
Por lo transmitido por los astrólogos, reconocieron una
señal muy particular, había nacido el hijo de un rey.
Suponían que no se trataba de un niño común. Por eso
decidieron buscar a este niño real. Expectantes se
acomodaron sobre sus camellos; llevaban consigo regalos
valiosos y emprendieron el camino.
1
Era un viaje muy largo. Por fin llegaron a Jerusalén. Allí
preguntaron a la gente: «¿Dónde podemos encontrar al niño
recién nacido, el rey de los judíos? Lo estamos buscando
porque hemos visto su estrella». Pero nadie les podía
ayudar.
El rey Herodes tuvo conocimiento por quién estaban
preguntando los sabios. Él estaba consternado porque
temía perder su poder y su reino. Con destacado
nerviosismo mandó llamar a los escribas y les preguntó:
«¿Dónde debía nacer el rey del cual está escrito en las
escrituras antiguas?» Ellos respondieron: «Uno de los
profetas predijo que sería en Belén».
Acto seguido hizo llamar secretamente a los sabios a su
palacio y les preguntó por la estrella que habían visto.
Quería saber cuándo vieron esa estrella por primera vez
diciéndoles amablemente: «Id a Belén. Cuando hayáis
encontrado al niño hacédmelo saber. Yo también quiero
adorar a ese niño tan especial».
Mas el rey tenía otros planes, en lugar de reverenciar al
niño, lo quería matar. Por todos los medios quería impedir
que ese niño ocupase su lugar. Sólo él quería ser el rey.
Los sabios no imaginaban lo que tenía previsto hacer el rey
Herodes. Ellos emprendieron camino, guiados por la
estrella. Llegaron a Belén y estaban contentos de encontrar
a María y a José junto al niño. A pesar de que el pequeño
era igual a otros niños, además de ser pobre, los sabios
sabían que éste era el rey recién nacido. ¡Cuánto habían
tardado en encontrarlo! Ahora habían alcanzado su
objetivo. Con profundo respeto se arrodilló ante el niño y
oraron. Le ofrecieron los regalos: oro, incienso y mirra.
¡Qué regalos tan valiosos! María y José agradecieron por el
oro y las resinas perfumadas.
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Historia de la Navidad
Durante la noche siguiente los sabios escucharon la voz de
Dios en un sueño, indicándoles no volver junto a Herodes,
sino regresar a su país por otro camino. Se despidieron de
María, José y el pequeño niño y felices, regresaron por otro
camino a su patria.
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En un país lejano varones sabios vieron una estrella muy luminosa.
Reconocieron que esa estrella anunciaba el nacimiento de un rey
especial.
Después de un largo viaje encontraron al niño recién nacido,
Jesucristo. Lo adoraron y le ofrecieron muchos regalos.
1 Observamos y describimos la ilustración. Los sabios prestaron atención a la señal de Dios. No escatimaron
esfuerzos y emprendieron un camino largo y difícil. Durante el viaje seguramente hablaron muchas veces
sobre el rey recién nacido. ¿Qué expectativas tenían? (El pequeño rey vivirá en un palacio. / Llevará
vestimenta real. / Estará rodeado de muchos sirvientes. / Tiene que ser un rey muy influyente…).
2 Los sabios reconocieron a Jesús como el Rey anunciado por la estrella. ¿Qué clase de rey es Jesucristo? (Él es
un rey que no posee un reino material. Su reino está en el cielo. Perdurará eternamente. También quiere ser
rey en nuestro corazón).
3 Los niños dibujan a los sabios junto al niño Jesús, o bien los regalos que trajeron.
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