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Section 1 - Introducción
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Antes del alba llega el aviso de otro ataque. Junto con miles de otros, el joven soldado trepa fuera
de la trinchera para atacar las trincheras alemanas a pocos metros de distancia. Mientras cohetes
y bengalas iluminan la tierra de nadie entre los dos ejércitos, estallan proyectiles en lo alto.
Trozos de metal filoso llueven sobre a las tropas que avanzan. Estallan minas enterradas,
lanzando barro, hierro y hombres por el aire. Luego, las trincheras alemanas despiden ráfagas de
rifles y ametralladoras disparan. Las balas vuelan como gruesas gotas de agua en el viento. Hay
alambres de púas por todas partes. Si el soldado queda atrapado en ellos, casi inevitablemente
será muerto por los disparos antes que pueda soltarse.
Caen hombres a su alrededor, pero el soldado no los puede ayudar. “¡Avancen!”, ordenan sus
oficiales. Finalmente, las tropas a la carga llegan a las trincheras enemigas. Los defensores
alemanes se rinden y se los toma prisioneros. Ese ataque fue un éxito. Pero los primeros rayos
del sol revelan el terrible costo de la victoria. El suelo está cubierto de cuerpos hasta donde llega
la vista. Es una escena que el joven soldado no olvidará jamás.
Esta escena en Francia en 1918 fue típica de lo que ocurría en la Primera Guerra Mundial.
Ejércitos atrincherados asistidos por aviones, artillería y gases venenosos atacaban y
contraatacaban una y otra vez, tratando de obligar al otro a retroceder. Unas batallas duraban
meses, produciendo cientos de miles de muertos2 y dejando los campos de batalla como la
superficie lunar. Con razón se llamó la Gran Guerra, y con razón los que presenciaron sus
horrores la consideraron como “la guerra que pondría fin a todas las guerras”.
Temas
Sistemas políticos La colaboración y las rivalidades entre los países fueron causas de la Primera
Guerra Mundial y moldearon la paz posterior a la guerra.
Sistemas económicos La larga y dilatada guerra agotó los recursos tanto de los países ganadores
como los perdedores.
Interacción humanos-medio ambiente La geografía y la nueva tecnología ayudaron a hacer
que la Primera Guerra Mundial fuera un conflicto mortal y destructivo
Section 2 - Las rivalidades conducen a la
guerra
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En 1914, las grandes potencias de Europa —Rusia, Prusia, Austria, Gran Bretaña y Francia—
habían disfrutado la condición de tales por más de un siglo. Pero las relaciones de poder entre
esos países habían cambiado. En 1814, Prusia era la menor de las grandes potencias Ya en 1914
Alemania, el país que había creado a Prusia en 1871 tras de derrotado al Imperio Austríaco y a
Francia en la guerra, había pasado a ser el más fuerte. Entre 1871 y 1913, Alemania había
sobrepasado a Gran Bretaña, convirtiéndose en la mayor potencia industrial de Europa. Esos
sucesos alteraron fundamentalmente el equilibrio de poder en Europa.
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Relaciones y rivalidades europeas Después de su derrota en 1871, el Imperio Austríaco se
reorganizó como Austria-Hungría y aceptó el liderazgo de Alemania en Europa Central. A raíz
de su derrota en 1871, Francia perdió poder y la nueva nación germana se apoderó de parte de su
territorio. Los franceses resintieron ambas consecuencias. Alemania estaba rodeada de enemigos
en potencia. La tensión con Francia continuó y los líderes germanos no confiaban en los líderes
de Rusia, hacia el oriente. Estas llevaron a Alemania a emplear su nuevo poderío industrial para
crear un poderoso ejército y armada.
Sin embargo, a fines del siglo 19 Rusia estaba expandiendo su territorio en Asia. Solo después de
que Japón la derrotó en la Guerra Ruso-Japonesa de 1904–1905 volvió Rusia a dirigir la mirada
hacia los asuntos europeos. Incluso, para entonces estaba menos interesada en Alemania que en
la península Balcánica, en el sudeste de Europa, la cual estaba en manos de los turcos como parte
del Imperio Otomano.
Gran Bretaña tampoco tenía mucho que ver con Europa a fines del siglo 19. Lo que le interesaba
en ese momento era preservar su vasto imperio mundial. Mientras estuviera equilibrado el poder
en Europa, los británicos poco se fijaba por lo que ocurría allí. Sin embargo, alrededor de 1900,
ciertos sucesos en el continente empezaron a inquietar a Gran Bretaña. Los británicos temían que
la expansión de Rusia en Asia hiciera peligrar su control sobre la India. La expansión de la
armada germana también era algo serio. La supremacía naval británica era fundamental para
proteger su imperio en una época en que las comunicaciones y el comercio todavía dependían
mucho del mar. Gran Bretaña respondió a la expansión naval alemana aumentado el tamaño de
su propia armada.
Francia quiso ponerse a la par con el ejército de 600,000 hombres en Alemania, si bien este
último país tiene 68 millones de habitantes y Francia solo las dos terceras partes de eso. Rusia,
con una población que casi triplicaba la de Alemania, no enfrentaba ese problema. Al contrario,
su ejército de 1.3 millones era motivo de gran preocupación para los alemanes.
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Alianzas cambiantes Alemania era una monarquía, pero el que manejó sus asuntos hasta 1890
fue su primer canciller, Otto von Bismarck. La política exterior de Bismarck estuvo moldeada
por su objetivo de proteger Alemania de dos enemigos potenciales en sus fronteras, Francia y
Rusia. Redujo la amenaza de Rusia en 1881 formando una alianza con Rusia y Austria-Hungría
llamada la Alianza de los Tres Emperadores. Al año siguiente, para protegerse de Francia,
Alemania formó una alianza con Italia y Austria-Hungría. Juntos estos países formaron la Triple
Alianza. Estas alianzas afectaron adversamente a Francia al privarla de posibles aliados.
Cuando la Liga de los Tres Emperadores se disolvió a causa de las tensiones entre Rusia y
Austria-Hungría, Bis¬marck mantuvo aislada a Francia formando una alianza germano-rusa
llamada el Tratado de Reaseguro. Sin embargo, un nuevo káiser (el título alemán de emperador),
Wilhelm II, asumió el trono en 1888. El káiser Wilhelm y otros dirigentes alemanes estaban más
interesados en crear un imperio en el extranjero. Para alcanzar ese objetivo, Alemania empezó a
reforzar su armada. Bismarck se vio forzado a renunciar y el Tratado de Reaseguro se dejó
vencer. Esos sucesos agravaron la tensión con Rusia y Gran Bretaña.
Francia aprovechó el abandono del Tratado de Reaseguro para formar una alianza con Rusia en
1894. Los franceses también dieron fondos y otra asistencia para ayudar a Rusia a construir vías
férreas y modernizar su ejército. La creciente preocupación de Gran Bretaña sobre Alemania la
inspiró a unirse a Francia y a Rusia en 1907 para crear el Triple Entente.
Las grandes potencias ahora estaban alineadas en dos alianzas rivales. Si un miembro de alguna
de las dos alianzas estuviera en un conflicto, los otros miembros estarían obligados a apoyarlo.
Además, la lucha entre cualesquiera de los miembros de la Triple Alianza y del Triple Entente
desataría una guerra entre los cuatro países. El sistema de alianzas hizo posible que una pequeña
disputa produjera una guerra en todo el continente europeo. En 1914, esa posibilidad se convirtió
en realidad en los Balcanes.
Malestar en los Balcanes La creciente tensión entre Alemania y Rusia resultó principalmente
del apoyo dado por Alemania a Austria-Hungría en su rivalidad con Rusia por el control de la
península Balcánica. A media que declinaba el poder otomano, los pueblos balcánicos buscaban
liberarse. Las grandes potencias reconocieron la independencia de Serbia en 1878 y pusieron a
Aus¬tria-Hungría a cargo de Bosnia-Herzegovina, una región multiétnica de croatas, turcos y
serbios en la frontera serbia. Rusia formó rápidamente vínculos con Serbia y adoptó el papel de
protectora de Serbia.
Muchos serbios creían que Bosnia-Herzegovina debía ser parte de Ser¬bia. Rusia apoyaba ese
objetivo con la esperanza de debilitar a Austria-Hungría e incrementar su influencia en los
Balcanes. También apoyó a Serbia en dos guerras balcánicas breves en 1912 y 1913. La primera
guerra dio fin al régimen otomano en la península y la segunda guerra repartió las antiguas
tierras otomanas entre los países balcánicos. A causa de ello, el tamaño de Serbia se duplicó.
Este suceso agravó la tensión con Austria-Hungría, temerosa de que la expansión serbia generaa
nacionalismo y malestar entre los grupos minoritarios del imperio. De hecho, organizaciones en
Serbia, apoyadas por líderes en el gobierno serbio, habían estado haciendo precisamente eso
desde que Austria-Hungría anexó oficialmente a Bosnia-Her¬zegovina en 1908. En junio de
1914, un acto de nacionalismo serbio condujo al asesinato del heredero del trono austrohúngaro.
Gavrilo Princip, un serbio bosnio que había sido entrenado por una organización terrorista
secreta serbia llamada la Mano Negra, mató a balazos al archiduque Francisco Fernando en la
ciudad bosnia de Sarajevo.
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La carrera hacia la guerra Austria-Hungría vio el asesinato de Francisco Fernando como una
oportunidad para aplastar el nacionalismo serbio. Después de asegurarse de que contaba con el
apoyo de Alemania, le hizo a Serbia una serie de exigencias difíciles. Los líderes austríacos
esperaban que Serbia rechazara esas exigencias, lo que daría a Austria-Hungría un pretexto para
declarar la guerra. Cuando Serbia aceptó la mayoría de ellas, Austria-Hungría igual declaró la
guerra a Serbia el 28 de julio de 1914.
Rusia, que había prometido proteger a Serbia, empezó a movilizar, es decir a preparar, su ejército
y otros recursos para la guerra. El 31 de julio, Alemania dio a Rusia 24 horas para que
suspendiera su movilización. Los alemanes también exigieron que Francia prometiera
neutralidad si estallaba la guerra entre Alemania y Rusia. Cuando se desatendieron sus
exigencias, Alemania declaró la guerra a Rusia el 1º de agosto y a los dos días declaró la guerra a
Francia. Debido a los sistemas de alianzas, a las dos semanas casi toda Europa estaba en guerra.
Muchos europeos celebraron el estallido de la guerra en agosto de 1914 con una ola de fervor
patriótico Creían que su lado saldría victorioso en pocos meses. Pocos podrían haber predicho o
imaginado lo larga y terrible que sería esa guerra.
Section 3 - Estalla la Gran Guerra
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Cuando comenzó la lucha en 1914, los líderes alemanes llevaban más de una década planeando
esa guerra. El Plan Schlieffen exigía que Alemania derrotara a Francia en el oeste, sacándola de
la guerra antes de que Rusia pudiera movilizar su enorme ejército en el este. Sin embargo, a fines
del siglo 19, Francia había reforzado mucho su frontera con Alemania. Una victoria rápida
implicaría evadir esas defensas invadiendo a Francia desde el norte, a través de la Bélgica, que
era neutral) con una fuerza abrumadora. Cuando Bélgica rehusó dejar que las tropas alemanas
pasaran por su territorio, Alemania la atacó el 4 de agosto. Indignada por esa violación de la
neutralidad belga, Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania ese mismo día.
La declaración británica de guerra contra Alemania significó que todo el Imperio Británico
estaba en guerra. La acción británica convirtió el conflicto en una verdadera “guerra mundial”.
Esperando apoderarse de las colonias germanas en Asia, Japón declaró la guerra a Alemania el
23 de agosto de 1914. En noviembre, el Imperio Otomano entró oficialmente a la guerra del lado
de Alemania y de Austria-Hungría para formar lo que se conoció posteriormente como las
Potencias Centrales. En 1915 se unió a ellos Bulgaria, la rival balcánica de Serbia. Gran Bretaña,
Francia, Rusia y sus simpatizantes pasaron a conocerse como las Potencias Aliadas o
simplemente los Aliados. Italia, que había permanecido neutral al principio de la guerra, se unió
a los Aliados en 1915.
Impasse en el Frente Occidental El Plan Schlieffen pudo haber funcionado si los líderes
alemanes no hubieran decidido transferir parte de sus fuerzas de vuelta a Alemania. Sin embargo,
les preocupaba que Rusia movilizara su ejército más rápidamente que lo esperado y atacara
Alemania desde el este. Así que un gran número de tropas regresaron a Alemania para
protegerla. Eso permitió que las fuerzas francesas y británicas pararan el avance alemán desde
Bélgica en el río Marne, muy cerca de París, a principios de septiembre.
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La batalla del Marne impidió que Alemania pudiera cumplir su objetivo de sacar a Francia de la
guerra rápidamente. Sin embargo, la invasión otorgó a Alemania parte del control de Francia. El
ejército alemán se atrincheró y se preparó para defender el territorio que había capturado.
Incapaces de expulsar a los alemanes, los británicos y los franceses también excavaron trincheras
para defenderse de otros ataques. Con el correr del tiempo, ambos lados extendieron sus
trincheras, con el afán de obtener una ventaja geográfica sobre el otro. En noviembre, una red de
trincheras se extendía 400 millas, desde el canal de la Mancha hasta Suiza. Esa parte de la lucha
se pasó a conocer como el Frente Occidental.
Por los próximos tres años, el Frente Occidental fue una verdadera carnicería en la que cada lado
intentaba, con poco éxito, hacer retroceder al otro. Por ejemplo, los ataques repetidos de los
Aliados a las trincheras alemanas en una región de Francia en febrero y en marzo de 1915 solo
les dieron 500 yardas de terreno y cobraron 50,000 vidas. En febrero de 1916, tropas alemanas
trataron de romper el impasse irrumpiendo en las defensas francesas en la ciudad de Verdún. Las
fuerzas aliadas lanzaron un asalto similar en las líneas alemanas a lo largo del río Somme. La
batalla de Verdún y la batalla del Somme duraron meses. Hubo cerca de 2 millones de muertos y
heridos, pero ninguno de los ataques tuvo éxito.
Un nuevo tipo de guerra La terrible matanza en el Frente Occidental y en otras partes durante la
Primera Guerra Mundial fueron el resultado de la combinar tecnologías nuevas con viejas
tácticas. A principios del siglo 20, todos los ejércitos europeos tenían rifles que podían dar en un
blanco con precisión mortal a un cuarto de milla de distancia. La ametralladora, perfeccionada a
fines del siglo 19, podía disparar 600 balas por minuto a una distancia de más de media milla. El
alcance y la precisión de la artillería también mejoraron mucho. Las armas de mayor tamaño
podían disparar un proyectil explosivo a 25 millas de distancia. Las tropas que avanzaban podían
ser atacadas antes de alcanzar a ver al enemigo.
Esas armas, combinadas con trincheras protegidas por alambrados de púas (inventados en la
década de 1870), daban una gran ventaja a los defensores. Sin embargo, los líderes militares
consideraban que la guerra era una prueba de valor y voluntad. Por ejemplo, la principal ofensiva
del ejército francés era la carga de infantería. Los comandantes de ambos lados creían que esos
métodos podrían tener éxito si había suficientes hombres dispuestos a morir. Una batalla de
1917, en que el ejército francés perdió 130,000 hombres en 10 días, terminó cuando las tropas se
negaron a atacar una sola vez más.
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Otras armas no eran simples mejoras de versiones anteriores sino que se estrenaron en la Primera
Guerra Mundial. Los tanques, que aparecieron por primera vez en la batalla del Somme,
ayudaban a las tropas a avanzar destruyendo las defensas de alambrados de púas y rodando por
encima de las trincheras enemigas. En 1915 Alemania empezó a usar gas venenoso. La primera
vez que lo aplicó, las tropas aterradas salieran de sus defensas cuando nubes de gas descendieron
en sus trincheras. Al poco tiempo, ambos lados se atacaban entre sí con proyectiles de artillería
cargados con gas venenoso. El avión también fue un arma nueva en la Primera Guerra Mundial.
Para 1917 se estaba disparando fuego de artillería y arrojando bombas sobre blancos militares y
civiles desde aviones.
El Frente Oriental La guerra de trincheras estuvo menos diseminada en el Frente Oriental, el
nombre que se les dio a las zonas de batalla en Europa oriental. Sin embargo, la lucha en esa
región fue igualmente sangrienta. En agosto de 1914 los franceses rogaron a Rusia que aliviara la
presión sobre el Frente Occidental invadiendo a Alemania. El ejército ruso no estaba listo para
pelear, pero igual atacó a fines de agosto. Una gran fuerza rusa quedó casi completamente
destruida en la ciudad de Tannenberg, justo dentro de la frontera oriental de Alemania. De los
150,000 soldados rusas, unas 130,000 perdieron la vida, sufrieron heridas o cayeron prisioneros.
A pesar de su tamaño, el ejército ruso no pudo competir con los alemanes, que estaban mucho
mejor equipados. Mientras los austríacos conquistaban Serbia (en 1915) y Rumania (en 1916),
las fuerzas alemanas avanzaron mucho en Rusia. En 1917, el enorme número de vidas y recursos
perdidos causó la caída del gobierno ruso. A partir de entonces hubo meses de agitación hasta
que, en diciembre, un nuevo gobierno firmó un acuerdo de paz con las Potencias Centrales y
retiró a Rusia de la guerra.
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La lucha en otros lugares A principios de 1915, una fuerza naval desembarcó tropas francesas,
británicas y coloniales en Gallipoli, una península en la parte europea de la Turquía actual. El
objetivo era capturar Constantinopla, la capital del Imperio Otomano, y lograr acceso al mar
Muerto. Eso proporcionaría una ruta marítima a Rusia para entregar suministros que se
necesitaban con desesperación. Sin embargo, los invasores encontraron fuertes defensas turcas y
rápidamente se llegó a un impasse. En diciembre, tras sufrir más de 200,000 bajas, los Aliados se
retiraron derrotados de Gallipoli. Las bajas turcas fueron todavía mayores: cerca de 250,000.
Los Aliados tuvieron pocos éxitos tempranos al invadir otras partes del Imperio Otomano. En
abril de 1916, los turcos derrotaron una fuerza de tropas coloniales de la India. Sin embargo, ese
verano un levantamiento árabe contra el régimen turco expulsó a los otomanos de la mayor parte
de la península Arábiga. En diciembre de 1917, los británicos capturaron Jerusalén.
Los esfuerzos de guerra turcos sufrieron otro revés a causa de un levantamiento. Desde hacía
tiempo, Rusia venía estimulando el nacionalismo entre los cerca de 2 millones de armenios que
vivían en Anatolia (parte de la Turquía contemporánea). Las tensiones étnicas ya eran altas
cuando voluntarios armenios del Imperio Ruso se unieron a las tropas rusas en la invasión del
Imperio Otomano a principios de 1915. Temiendo la deslealtad de su propia población armenia,
los líderes otomanos ordenaron que prácticamente todos los armenios del imperio fueran
detenidos y llevados a campos de prisión en Siria. Cerca de 600,000 murieron de inanición o
fueron asesinados por tropas turcas o por la policía en lo que pasó a conocerse como el genocidio
armenio.
También hubo lucha en otros lugares durante la Primera Guerra Mundial, tanto en tierra como en
el mar. Japón y Gran Bretaña se apoderaron de islas en el Pacífico que habían estado controladas
por Alemania. En África, unos 12,000 soldados africanos defendieron África Oriental Alemana
contra 130,000 tropas aliadas por tres años, hasta que finalmente tuvieron que en noviembre de
1918. Pero la lucha en esos y otros lugares tuvo poco efecto sobre el resultado de la guerra. En
1917, estaba claro que la victoria en la Gran Guerra se decidiría en el Frente Occidental de
Europa.
Efectos internos de la guerra La guerra inesperada y prolongada consumió en gran medida los
recursos de los países de ambos lados. Cuando empezó la lucha, Austria-Hungría solo tenía
recursos de dinero en efectivo para costear tres semanas de lucha. Las circunstancias de otros
países no eran mucho mejores. Cerca de la mitad de la economía de Gran Bretaña y más de la
mitad de la de Alemania, dependían del comercio exterior, principalmente con otros países
europeos. Pero el comercio era difícil en medio de una guerra tan cruenta. Eso fue especialmente
cierto para Gran Bretaña y Alemania cuando cada uno impuso un bloqueo naval del otro. Los
buques de guerra de ambos lados también capturaron o hundieron los buques mercantes de sus
enemigos en altamar.
A medida que continuó la guerra y los países se vieron en dificultad para pagar sus costos,
muchos simplemente imprimieron más papel moneda. Eso produjo inflación, que creó
problemas para la gente, especialmente para los pobres. En Italia, por ejemplo, los precios
aumentaron el 700 por ciento durante la guerra.
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También hubo escaseces de alimentos, combustible y materias primas. Los gobiernos alemán y
británico asumieron más control de la industria y empezaron a racionar alimentos y otras cosas.
Los gobiernos de Rusia y Austria-Hungría eran menos eficientes y al poco tiempo hubo grandes
escaseces. Los científicos alemanes crearon sustitutos artificiales para algunos de los productos
necesarios, como azúcar, caucho y textiles. Pero incluso en Alemania la ropa escaseaba en 1916
y en las ciudades la gente simplemente no tenía suficiente para comer. En 1917 empezó a haber
manifestaciones de comida y huelgas con creciente frecuencia.
Incluso antes de la guerra, en las grandes potencias —con excepción de Gran Bretaña— los
hombres jóvenes tenían que servir en el ejército como soldados en servicio activo y después
como reservistas. Ante el gran número de bajas en el campo de batalla, a partir de 1916 Gran
Bretaña comenzó a exigir servicio militar para los hombres de 18 a 41 años de edad, mientras
que Alemania declaró aptos para la }aguerra a los hombres de todas las edades. La gran pérdida
de vidas, unida a las escaseces de tiempo de guerra, causó un creciente malestar en los países de
ambos lados. En particular, Gran Bretaña y Alemania emplearon propaganda para levantarles la
moral de sus pueblos y conservar el apoyo público para la guerra. Sin embargo, en 1917 había
movimientos de paz en todas las grandes potencias, incluyendo Francia, donde las fuerzas
alemanas seguían atrincheradas en el Frente Occidental.
Section 4 - Cambia la marea
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A las pocas semanas de incorporarse al conflicto, en 1914, los británicos iniciaron un bloqueo
naval de Alemania para cortar su comercio exterior. Gran Bretaña declaró que todo el Mar del
Norte era una zona de guerra en la que los buques británicos podían parar los buques mercantes y
apoderarse de la carga rumbo a Alemania. En febrero de 1915 Alemania respondió estableciendo
un bloqueo de Gran Bretaña. La armada alemana todavía era muy inferior a la británica. Para
subsanar esa desigualdad, Alemania recurrió a una nueva tecnología: el submarino.
Los submarinos, al contrario de los buques de guerra que navegaban en la superficie, no estaban
equipados para capturar buques ni apoderarse de sus cargas. En lugar de ello, Alemania impuso
su bloqueo anunciando que sus submarinos iban a torpedear y hundir sin aviso previo los buques
mercantes de los Aliados y de otros países que se acercaran a Gran Bretaña. Esa actitud acabó
por impulsar a los Estados Unidos a la guerra.
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Los Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial Cuando estalló la guerra en Europa, los
Estados Unidos permanecieron neutrales. Si bien el país tenía estrechos vínculos históricos y
culturales con Gran Bretaña, también tenía una gran población germano-estadounidense.
Además, la mayoría de los estadounidenses no deseaban meterse en lo que consideraban una
disputa europea. Muchas empresas de los EE.UU. también pensaban que la guerra era una
oportunidad para vender productos a ambos lados.
La tensión con Gran Bretaña aumentó cuando buques británicos se apoderaron de productos
estadounidenses rumbo a Alemania. Y el bloqueo alemán de Gran Bretaña tuvo consecuencias
más serias. En mayo de 1915, un submarino alemán hundió el buque de pasajeros británico
Lusitania, que también llevaba 173 toneladas de municiones de Nueva York a Londres. Más de
mil pasajeros, incluyendo 128 estadounidenses, perdieron la vida. La indignación pública, unida
al hundimiento de otros dos buques de pasajeros más adelante ese año, estuvo a punto de romper
las relaciones entre los Estados Unidos y Alemania. Para evitar la guerra, Alemania prometió que
sus submarinos advertirían a los buques mercantes antes de hundirlos, para dar tiempo para que
se echaran los botes salvavidas al agua.
A fines de 1916 los líderes alemanes comenzaron a preocuparse por el tiempo que Alemania
podría seguir peleando. Decidieron reforzar su bloqueo, apostando a que ello forzaría a Gran
Bretaña a rendirse antes que los Estados Unidos pudieran sumarse a la guerra. En febrero de
1917, Alemania reanudó su política anterior de guerra submarina sin restricciones. Además,
ofreció una alianza a México, prometiéndole que si México declaraba la guerra a los Estados
Unidos, Alemania lo recompensaría con tierras en Nuevo México, Texas y Arizona. Esos actos
motivaron a los Estados Unidos a declarar la guerra a Alemania en abril de 1917.
La entrada de los Estados Unidos fue un momento decisivo en la guerra. Gran Bretaña y Francia
estaban prácticamente agotadas en 1917, lo mismo que Alemania y Austria-Hungría. Los
Estados Unidos tardaron casi un año reunir y entrenar tropas y comenzar a pelear en Europa,
pero el flujo de armas, alimentos y otros suministros a Gran Bretaña y a Francia aumentó
inmediatamente en gran medida. En julio de 1917, buques de guerra estadounidenses estaban
ayudando a la armada británica a combatir el bloqueo submarino alemán.
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Los catorce puntos Los Estados Unidos también asumieron el liderazgo en tratar de dar fin a la
guerra lo antes posible. En enero de 1918, el presidente Wood¬row Wilson emitió una
declaración de objetivos llamada los Catorce Puntos. Los primeros cinco puntos se dirigían a
temas generales de guerra, como eliminación de los convenios secretos entre países, libertad de
navegación, desaparición de las barreras económicas, reducción de armas y resolución justa de
las disputas coloniales. Los próximos ocho puntos tenían que ver con asuntos territoriales
específicos europeos y del Imperio Otomano. Estaban basados en el principio de la
autodeterminación: el derecho de los países y los pueblos de controlar su propio destino y decidir
qué forma de gobierno tendrán. El catorceavo punto solicitaba que se formara una “asociación
general de naciones” cuyos miembros trabajarían unidos para proteger a todos los países.
Los Catorce Puntos del presidente Wilson no fueron aceptados por otros líderes aliados. Sin
embargo, estos no dieron a conocer su parecer mientras proseguía la guerra porque necesitaban
la ayuda de los Estados Unidos. Los Catorce Puntos también fortalecieron los movimientos de
paz en Alemania y en Austria-Hungría, un efecto esperado por el presidente Wilson. Los Catorce
Puntos contribuyeron a la decisión de Alemania de rendirse en noviembre de 1918.
La guerra llega a su fin Con la retirada de Rusia de la guerra a fines de 1917, Alemania pudo
pasar tropas del Frente Oriental al Occidental. Con más de 500,000 soldados ahora en el Frente
Occidental, los comandantes alemanes esperaban derrotar a las fuerzas británicas y francesas allí
y acabar la guerra antes que pudiera llegar un gran número de tropas estadounidenses.
A fines de marzo de 1918, los alemanes lanzaron un ataque masivo contra los británicos en la
segunda batalla del Somme. Durante dos meses hicieron retroceder lentamente a las fuerzas
británicas y francesas en medio de fuertes luchas. En junio, el ejército alemán estaba nuevamente
a distancia de artillería de País. Ambos lados sufrieron bajas masivas. Los alemanes perdieron
cerca de 500,000 hombres, mientras que el número de bajas francesas y británicas fue
ligeramente menor. El ejército alemán estaba agotado, pero los Aliados tuvieron el refuerzo de
300,000 tropas estadounidenses, que empezaron a llegar todos los meses al Frente Occidental
desde el fin de la primavera. En junio algunas de esas tropas ayudaron a las fuerzas francesas a
detener el avance alemán en Château-Thierry.
En julio, después de haber detenido otro ataque alemán en la segunda batalla del Marne, los
Aliados contraatacaron. Peleando separadamente por primera vez, el ejército estadounidense
derrotó a las fuerzas alemanas en Saint Mihiel en septiembre de 1918. Después los
estadounidenses se unieron a las fuerzas británicas y francesas para derrotar a los alemanes en la
batalla del bosque de Argonne, que duró un mes. Esas derrotas forzaron al ejército alemán a
retroceder hasta la frontera con su país.
Las otras Potencias Centrales también estaban cayendo. Un ejército de fuerzas serbias, italianas,
griegas, francesas y británicas avasalló a las tropas búlgaras en los Balcanes. Al ver que su
situación era desesperada, Bulgaria se rindió el 30 de septiembre. Entretanto, fuerzas británicas y
árabes estaban avanzando rápidamente desde el este y el sur hacia el Imperio Otomano. La
derrota de Bulgaria también expuso al imperio por su costado occidental. El 30 de octubre, los
turcos se rindieron. Mientras tanto, Austria-Hungría, destruida por el colapso de su ejército y
presionada por los movimientos independentistas en su propio imperio, también solicitó la paz.
En 1918, el pueblo alemán estaba sufriendo terrible penurias. A fines de octubre, esas penurias
pasaron a ser insoportables a medida que los alemanes fueron percatándose de que no ganarían la
guerra. Motines en el ejército y la marina condujeron a levantamientos en todas las ciudades
principales de Alemania. El 9 de noviembre el káiser abdicó y huyó a los Países Bajos. En
Berlín, la monarquía llegó a su fin. Líderes políticos civiles tomaron el control y declararon que
Alemania sería una república.
Con Alemania al borde de la revolución y los ejércitos aliados dispuestos a invadir, los líderes
alemanes sabían que lo único que podría salvar a su país sería la rendición. El 11 de noviembre
de 1918 firmaron un armisticio, es decir un acuerdo para detener la lucha. Los términos de los
Aliados para el armisticio eran severos. Alemania tenía que entregar una gran parte de sus
pertrechos a los Aliados y regresar todas sus tropas a suelo alemán. Los Aliados impidieron que
Alemania siguiera luchando, pero no ocuparon al país. A las 11 de la mañana del 11 de
noviembre, la “guerra para dar fin a todas las guerras” por fin había finalizado.
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Los costos de la guerra Los costos de la Primera Guerra Mundial fueron astronómicos para
ambos lados. De los 65 millones de hombres que pelearon en la guerra, unos 8.5 perdieron la
vida y otros 21 millones resultaron heridos, muchos de ellos discapacitados de por vida.
Alemania y Rusia perdieron 1.7 millones de soldados cada una, seguidas de Austria-Hungría con
más de 1.2 millones de muertos. Gran Bretaña y su imperio sufrieron más de 900,000 bajas.
El número de civiles que perdieron la vida es imposible de determinar. La lucha dejó grandes
partes de Francia, Bélgica y otros lugares de Europa en ruinas. El costo de esa destrucción se ha
calculado en 37,000 millones de dólares. A eso hay que añadir los 200,000 millones de dólares
que costó la pelea en sí. Ambas cifras son enormes para la época. Los efectos socioeconómicos
de la pérdida de millones de vidas son incalculables, pero se sabe que en varios países europeos
se perdió prácticamente toda una generación de hombres jóvenes.
Section 5 - La paz y sus repercusiones
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La Primera Guerra Mundial tuvo un impacto enorme sobre el resto del siglo 20. Los imperios
Austríaco y Otomano, de siglos de antigüedad, habían desaparecido. Alemania, Austria-Hungría
y Rusia habían dejado de ser grandes potencias y Francia estaba decidida a asegurar que
Alemania jamás volviera a estar unida. Su posición en el orden mundial pasó a los Estados
Unidos y a una potencia que estaba surgiendo en el Pacífico: Japón.
La Conferencia de París En enero de 1919 comenzó una conferencia internacional en París,
Francia, para fijar los términos de la paz. Si bien contaba con representantes de veintisiete países,
la conferencia estuvo dominada por los líderes de los Aliados más poderosos. Llamados los
“Cuatro Grandes”, eran el primer ministro David Lloyd George de Gran Bretaña, el premier
francés Georges Clemenceau (cle-man-só), el premier italiano Vittorio Orlando y el presidente
Woodrow Wilson de Estados Unidos.
Las Potencias Centrales derrotadas no participaron en las negociaciones de paz, ni tampoco lo
hizo Rusia. Si bien Rusia había sido una Potencia Aliada, los Cuatro Grandes desconfiaban de su
nuevo gobierno comunista. En los 20 meses que siguieron, se firmaron tratados con Alemania
(junio de 1919), Austria (septiembre de 1919), Bulgaria (noviembre de 1919), Hungría (junio de
1920) y Turquía (agosto de 1920) en diferentes lugares de París.
El Tratado de Versalles El tratado con Alemania se llamó Tratado de Versalles. Su contenido
se determinó en negociaciones entre Wilson, Clemenceau y Lloyd George. Las negociaciones a
menudo fueron tensas. Los Catorce Puntos del presidente Wilson lo habían convertido en un
héroe entre los europeos que estaban hartos de la guerra. Sin embargo, los otros Aliados firmaron
acuerdos secretos que discrepaban con los objetivos del presidente Wilson. “El Sr. Wilson me
aburre con sus Catorce Puntos”, declaró Clem¬enceau. “¡Vamos, Dios Todopoderoso solo tiene
diez!”
Clemenceau, cuyo apodo era “el tigre”, quería que se destruyera a Alemania, para que nunca
volviera a ser una amenaza para Europa. Exigió territorio alemán para Francia y que Alemania
pagara reparaciones, es decir compensación por los daños que había causado. Lloyd George, de
Gran Bretaña, tenía un punto de vista más moderado. No quería una Alemania tan débil que no
pudiera comerciar con Gran Bretaña, pero también esperaba repartir las colonias alemanas y que
Alemania pagara reparaciones.
Esperando un tratado basado en la visión del presidente Wilson para una paz equitativa, los
dirigentes alemanes quedaron atónitos ante los términos que los obligaron a firmar. El Tratado de
Versalles redujo el tamaño y la población de Alemania en un 10 por ciento. La región de Alsacia
y Lorena, que Alemania había arrebatado a Francia en 1871, fue devuelta a Francia. En el oriente
le quitaron terrenos que fueron entregados a los polacos para devolverles su nación. Además,
Prusia oriental se separó del resto de Alemania por una franja de tierra que se entregó a Polonia
con el fin de darle acceso al mar Báltico.
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El Tratado de Versalles limitó las fuerzas armadas de Alemania a una marina reducida y a un
ejército de 100,000 hombres sin armas ofensivas. Se prohibió que las tropas alemanas entraran a
la Renania, una zona industrial alemana en su nueva frontera con Francia. El tratado puso Saar,
una región de la Renania rica en recursos, bajo control internacional por 15 años y dio a Francia
el control de las minas de carbón de Saar. Además, Alemania perdió el control de sus colonias en
el exterior.
Finalmente, el tratado exigió que Alemania aceptara la responsabilidad por haber iniciado la
guerra y que pagara a los Aliados los daños y pérdidas que sufrieron. El monto de esas
reparaciones se fijó posteriormente en US$33,000 millones (equivalente a unos US$402,000
actuales). El pago de las reparaciones presionó todavía más la economía alemana, que había
quedado prácticamente arruinada por la guerra. Esta parte del tratado indignó sobremanera al
pueblo alemán.
Las otras Potencias Centrales y Rusia A Austria-Hungría también le fue mal. Los Aliados
subdividieron su imperio según sus grupos étnicos. Una región norteña poblada principalmente
por checos fue unida a los eslovacos en el oriente para formar Checoeslovaquia. Los pueblos
esloveno, serbio y croata del imperio se unieron a Serbia para formar un nuevo país llamado
Yugoslavia. Rumania e Italia también recibieron territorio, si bien los italianos sentían que lo de
ellos era insuficiente. El terreno restante se convirtió en los países separados de Austria y
Hungría. Bulgaria, otra Potencia Central, perdió territorio que pasó a Yugoslavia y a Grecia. El
ejército austríaco se limitó a 30,000 hombres y el de Hungría a 35,000. El tratado con Bulgaria
permitió un ejército de 20,000.
Los Aliados disolvieron el Imperio Otomano. Los acuerdos de guerra firmados en secretos entre
los Aliados contribuyeron a moldear la paz con los otomanos más que en ninguna otra parte.
Gran Bretaña y Francia se apoderaron de casi todas las zonas árabes del Imperio Otomano y
crearon fronteras que moldearon el mapa moderno del suroeste de Asia. Grecia e Italia recibieron
partes de Turquía y otras partes pasaron a estar bajo el control británico y francés.
Ese arreglo generó una revolución en Turquía. Nacionalistas turcos enardecidos rechazaron el
tratado y a su gobierno por haberlo firmado. Derrocaron al gobernante otomano, sacaron a los
italianos y a los franceses de Turquía por la fuerza, y derrotaron a un ejército griego enviado para
hacer cumplir el tratado. Un nuevo tratado con los Aliados restituyó la paz en 1923 y reconoció
el nuevo gobierno y la independencia de Turquía.
Rusia fue la única potencia aliada que perdió territorio en la Primera Guerra Mundial, y todas las
grandes potencias fue la que más pérdidas sufrió. Después de su revolución y retirada de la
guerra en 1917, Rusia estaba demasiado débil para conservar partes de su imperio. Cuando
Finlandia y los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania se sublevaron, los otros Aliados
reconocieron su independencia. Pero la mayor pérdida de territorio sufrida por Rusia fue hacia
Polonia, uno de los países que los Aliados crearon en la Conferencia de Paz de París. Los Cuatro
Grandes también dieron una pequeña parte del territorio ruso a Rumania.
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La Liga de las Naciones La Conferencia de Paz de París depositó sus mayores esperanzas de
paz en la organización internacional que el presidente Wilson había solicitado en sus Catorce
Puntos. Establecida en el Tratado de Versalles, se llamó la Liga de las Naciones. Consistía de
tres organismos: una asamblea de rep-resentantes de todos los países miembros, un consejo de
representantes de las principales Potencias Aliadas (más otros países cuya participación rotaba) y
una oficina ejecutiva encabezada por un secretario general. La Liga trabajaría en estrecha
relación con otra organización nueva, la Corte Permanente de Justicia Internacional (también
llamada la “corte mundial”) para resolver disputas entre países. Para mantener la paz, la Liga
recurriría a la seguridad colectiva, o sea la acción conjunta de los países miembros contra un
agresor.
La Liga de las Naciones dio a los Aliados una manera de apoderarse de las posesiones alemanas
y otomanas en África y en el Medio Oriente sin anexarlas formalmente. Esos territorios se
convirtieron en mandatos supervisados por la Liga. Luego la Liga asignaba una nación miembro
para que gobernara a cada mandato con el fin de encaminarlo hacia la independencia. Con tal
sistema, los Aliadas pudieron controlar esas tierras pese a su promesa de que la obtención de
colonias no era uno de los objetivos del acuerdo de paz.
La era de la posguerra Las muertes, destrucción y desilusión dejadas por la Primera Guerra
Mundial conmocionaron profundamente a la sociedad occidental. A causa de la guerra, muchos
rechazaron la creencia en el progreso humano que se había expresada por primera vez en la
Ilustración. Una gran parte del arte y de la literatura de la década de 1920 reflejó ese cambio de
actitud. Los escritores estadounidenses Gertrude Stein y Ernest Hemingway se refirieron a los
hombres y mujeres jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad después de la guerra como la
“generación perdida”. Hemingway captó sus actitudes en su novela de 1926 Fiesta (The Sun Also
Rises). Otra novela de Hemingway, Adiós a las armas (Farewell to Arms, 1929), expresó el
descontento con la vida que predominaba en la década de 1920.
Los horrores de la guerra inspiraron un movimiento artístico abstracto en Europa llamado
surrealismo. Artistas como el pintor español Salvador Dalí mezclaron imágenes de maneras que
le presentan al observador un mundo sin sentido. Las formas humanas pintadas por Pablo
Picasso, otro artista español, eran tan distorsionadas que parecían monstruos.
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La “guerra que pondría fin a todas las guerras” creó entre el público, especialmente de Gran
Bretaña y los Estados Unidos, la actitud de que era preciso evitar toda guerra futura en el futuro,
por todos los medios. El Senado de los Estados Unidos expresó este sentimiento cuando se negó
a aprobar el Tratado de Versalles y rechazó la participación de su país en la Liga de las
Naciones. Los senadores temían que los requisitos de seguridad colectiva de la Liga de las
Naciones envolverían a los Estados Unidos en otras guerras. Pero los estadounidenses buscaron
otras maneras de preservar la paz. Por ejemplo, la Conferencia Naval de Washington de 1921
produjo en un acuerdo con las potencias principales para que redujeran el tamaño de sus
armadas. En 1928, funcionarios de los EE.UU. y Francia redactaron un acuerdo que hacía de la
guerra un instrumento política exterior ilegal de. El Pacto Kellogg-Briand fue firmado por más
de 60 países.
La ausencia de los Estados Unidos de la Liga de las Naciones debilitó mucho la influencia y el
prestigio de la organización. Más significativa fue la falta de poder de la Liga para hacer cumplir
su voluntad. Su verdadero poder radicaba en sus países miembros, que tenían que decidir si
tomarían alguna acción para proteger la paz y cuándo.
Esa falta de poder tuvo consecuencias serias en el futuro cercano. El tratado de paz dejó
insatisfechos a los países de ambos lados. Alemania se sintió traicionada y deseaba venganza.
Japón e Italia tenían ambiciones territoriales que permanecieron incumplidas. Pronto, los tres
países pronto estarían tomando medidas para cambiar su situación. La Liga de las Naciones se
mostró impotente para mantener la paz mundial.
Resumen
En esta lección aprendiste sobre la Primera Guerra Mundial, que se libró desde agosto de
1914 hasta noviembre de 1918. La guerra y sus consecuencias cambiaron el mundo de
muchas maneras.
Sistemas políticos Alemania se sintió rodeada por enemigos en potencia, y para protegerse firmó
alianzas con otros países. Los rivales de Alemania también firmaron alianzas. Esta red de
alianzas opuestas convirtió una disputa regional en una gran guerra. Derrotada Alemania en la
guerra, fue castigada severamente y los imperios de sus aliados quedaron destruidos.
Sistemas económicos Ningún lado estaba preparado para una guerra larga. Alemania y Gran
Bretaña se bloquearon entre sí para cortar la importación de suministros. Los países racionaron
productos, pero con el tiempo la lucha agotó sus recursos. Las escaseces en los países causaron
malestar y el surgimiento de movimientos de paz, especialmente en Alemania y en AustriaHungría. La entrada de los Estados Unidos en la guerra en 1917 proporcionó los recursos que
necesitaban los Aliados para la victoria.
Interacción humanos-medio ambiente La Primera Guerra Mundial se peleó en Europa, el
Medio Oriente y África. En el Frente Occidental europeo, ejércitos atrincherados batallaron por
años, tratando inútilmente de empujar al otro hacia atrás. Allí y en los otros frentes de la guerra,
las armas modernas combinadas con tácticas tradicionales del campo de batalla produjeron una
pérdida enorme de vidas humanas.
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