Dictamen nº: Consulta: Asunto: Aprobación: 439/10 Consejero de Sanidad Responsabilidad Patrimonial 15.12.10 DICTAMEN de la Comisión Permanente del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, emitido por unanimidad, en su sesión de 15 de diciembre de 2010, sobre expediente de responsabilidad patrimonial instruido a nombre de R.S.E.G., al amparo del artículo 13.1.f) 1.º de la Ley 6/2007, de 21 de diciembre, de creación del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, en solicitud de indemnización en cuantía indeterminada por los daños y perjuicios sufridos a consecuencia de las cinco intervenciones quirúrgicas a que hubo de someterse para curar de una fractura de húmero, realizadas en el Hospital Universitario 12 de Octubre. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- El día 18 de noviembre del año en curso tuvo entrada en el registro del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid solicitud firmada por el Consejero de Sanidad el día 15 anterior, referida al expediente de responsabilidad patrimonial por deficiente asistencia sanitaria aludido en el encabezamiento. A dicho expediente se le asignó el número 439/10, comenzando el día señalado el cómputo del plazo para la emisión del dictamen, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 34.1 del Reglamento Orgánico del Consejo Consultivo, aprobado por Decreto 26/2008, de 10 de abril, del Consejo de Gobierno, venciendo dicho plazo el próximo 23 de diciembre. 1 Su ponencia ha correspondido, por reparto de asuntos, a la Sección I, cuyo Presidente, el Excmo. Sr. D. Jesús Galera Sanz, firmó la oportuna propuesta de dictamen, el cual fue deliberado y aprobado por unanimidad por la Comisión Permanente del Consejo Consultivo, en sesión celebrada el día 15 de diciembre de 2010. SEGUNDO.- El expediente de responsabilidad patrimonial remitido tiene su origen en la reclamación formulada por R.S.E.G., presentada en el registro de la Consejería de Sanidad el 3 de junio de 2009. Los hechos de los que trae causa su reclamación se remontan al año 2004. El día 13 de junio de ese año, la interesada ingresó en el Hospital 12 de Octubre para ser intervenida al día siguiente de una pseudoartrosis fractura 1/3 medio proximal de húmero izquierdo, realizándose un procedimiento quirúrgico consistente en reducción y osteosíntesis con clavo polares bloqueado y aporte de injerto de banco de hueso. El 21 de febrero de 2006, tuvo que ingresar de nuevo en el Hospital 12 de Octubre, ya que durante la evolución se observó reabsorción del injerto y persistencia de la pseudoartrosis sin signos clínicos de infección. Como consecuencia, la paciente se tuvo que someter a una segunda intervención quirúrgica el día 22 de febrero de 2006, consistente en extracción de clavo polares y osteosíntesis con placa phylos larga más aporte de aloinjerto estructural y esponjosa y cerclajes tipo control-cable. El 11 de septiembre de 2007, la paciente se vio obligada a acudir de nuevo al servicio de urgencias, desde donde fue ingresada por sospecha de infección de herida quirúrgica sobre material de osteosíntesis, siendo intervenida ese mismo día, en que se procedió a la extirpación de cicatriz y retirada de dos cerclajes. El 2 de abril de 2008 reingresó en el Hospital 12 de Octubre para retirada parcial de material de osteosíntesis y limpieza, apreciándose 2 crecimiento de staphylococus coagulasa negativa sensible a oxacilina y a quinolonas en dos de las tres muestras quirúrgicas que se tomaron. Después de ser tratada con Vancomicida IV desde el 2 de abril de 2008, la paciente fue dada de alta el 9 de abril siguiente, figurando en el informe médico de alta que “la herida quirúrgica se cultiva de staphylococus epidermis oxicilin sensible, por lo cual infecciosas (sic)”, siendo el diagnóstico principal “pseudo artrosis infectada de húmero izquierdo”. El 16 de mayo de 2008 la interesada acudió de nuevo al servicio de urgencias del Hospital 12 de Octubre, donde fue intervenida nuevamente el 22 de mayo para retirada completa de material de osteosíntesis y limpieza quirúrgica, causando alta el 30 de mayo de 2008. Ante la ineficacia probada de cinco operaciones en el Hospital 12 de Octubre, la interesada se vio obligada a solicitar ser atendida en el Hospital La Paz, concediéndosele por resolución de 13 de enero de 2009. En ese hospital ingresó para ser reintervenida el 12 de abril de 2009, teniendo un diagnóstico principal al ingreso de “Pseudoartrosis húmero izquierdo”, consistiendo la intervención en “Desbridamiento de pseudoartrosis. Liberación de plexo braquial de foco de fractura. Extracción de colgajo de peroné libre basado en pedicuro proximal. Encastramiento del peroneo humeral medular. Osteosíntesis con placa phylos+injerto libre de peroné. Anastomosis de vena peronea a vena cefálica y sutura de arteria peronea a artera torazo dorsal”. Señala la reclamante en su escrito que “Durante cinco años, en los que tras otras tantas intervenciones quirúrgicas no se me solucionó el problema que tenía, soportando durante ese tiempo dolor, e imposibilidad para realizar la mayoría de los movimientos del hombro, lo que me ha impedido no sólo llevar una vida normal, sino también la imposibilidad de llevar una vida laboral, ya que he tenido que estar de baja médica durante…”, apuntando a continuación los periodos de baja laboral, siendo el 3 último de ellos el comprendido entre las fechas de 1 de abril de 2008 a 31 de marzo de 2009, en que la interesada dice haber pasado a control del INSS. Tras citar los fundamentos de derecho en que los que apoya su reclamación, se solicita en el escrito de la Consejería de Sanidad que tenga por interpuesta reclamación de responsabilidad patrimonial, dictando, previos los trámites oportunos, resolución por la que se indemnice a la interesada “en la cuantía que en su momento se determine… por el anormal funcionamiento de los servicios públicos”. TERCERO.- Presentada la reclamación anterior, por el Servicio Madrileño de Salud en fecha 10 de junio de 2009 se incoa expediente de responsabilidad patrimonial al amparo del Título X de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJAP-PAC), y del Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de Responsabilidad Patrimonial (RPRP). Se comunica a la interesada en dicho escrito que, de no obtener respuesta expresa a su reclamación en el plazo de seis meses, podrá entender desestimada ésta, a los solos efectos de interponer recurso administrativo o contencioso-administrativo. Al mismo tiempo, se remite la reclamación y documentación anexa a A, la cual acusa recibo de la misma en fecha 6 de julio de 2009, dando cuenta de su traslado a B, compañía aseguradora del Servicio Madrileño de Salud. No consta que por ésta se haya emitido informe médico-pericial en relación con este siniestro. Se ha remitido por el Director Médico del Hospital La Paz la historia clínica de la paciente obrante en ese hospital, en fecha 22 de junio de 2009. Asimismo, se ha solicitado y emitido informe por parte del Servicio 4 Traumatología II del Hospital 12 de Octubre, que ha corrido a cargo del Dr. R., al amparo del artículo 10.1 del RPRP. Por el instructor del expediente, se ha solicitado también informe de la Inspección Médica, habiéndose evacuado éste el 18 de marzo de 2010. Concluida la instrucción del expediente, e inmediatamente antes de redactarse la propuesta de resolución, se ha dado trámite de audiencia a la interesada, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 84 de la LRJAP-PAC y 11 del RPRP, sin que conste que por aquélla se hayan formulado alegaciones. Finalmente, por la Viceconsejera de Asistencia Sanitaria –por delegación de la Secretaria General del Servicio Madrileño de Salud, según Resolución 26/2010, de 28 de julio - se dictó propuesta de resolución en fecha 16 de septiembre de 2010, en la que, haciendo suyas las conclusiones alcanzadas por el informe de la Inspección Médica, se afirma que no se aprecia negligencia ni mala praxis en el tratamiento instaurado en el Hospital Universitario 12 de Octubre, siendo la evolución que ha presentado una suma de complicaciones posibles, dado el tipo de fractura y las repetidas intervenciones quirúrgicas a las que fue sometida para resolverlas. Dicha propuesta de resolución ha sido informada favorablemente por el Servicio Jurídico en la Consejería de Sanidad el 12 de noviembre de 2010. CUARTO.- De la Historia Clínica de la paciente, resultan los siguientes hechos (aceptándose en lo sustancial los consignados en la propuesta de resolución): R.S.E.G. -de 42 años de edad en el momento de los hechos- sufrió una caída casual en la calle el 26 de noviembre de 2003, trasladándose en ambulancia al Servicio de Urgencias del Hospital 12 de Octubre. Tras la exploración física y radiográfica, fue diagnosticada de fractura espiroidea 5 de 1/3 proximal del húmero izquierdo, sin alteración neuromuscular distal ni atropamiento del nervio radial. Se prescribió neobrufen, ulcerín, inmovilización de dedos y volver a revisión a consultas externas de Traumatología el día 1 de diciembre de 2003. En la consulta de 1 de diciembre de 2003 -tras 6 días de evolución- se solicitó control radiográfico (con buena realineación) y se cambió el vendaje. Tenía edema de ventana en mano izquierda. Se puso brace y se citó el 7 de diciembre de 2003, para control radiográfico. No hay constancia en la Historia Clínica de esta revisión. En la consulta del 29 de enero de 2004, la paciente presentaba buena alineación, movilidad y escaso dolor. Se le recomienda realizar ejercicios de antepulsión, y volver a revisión en un mes con nuevo control radiográfico. El 23 de febrero de 2004, en la radiografía de control la paciente presenta buena alineación, callo en fragmento intermedio, aunque no en región de fragmentos principales. Clínicamente, se aprecia movilidad del foco. Se la cita en un mes con nueva radiografía. El 29 de marzo de 2004, se aprecia buena imagen radiológica. El inicio del callo está bien. La paciente no se queja de movilidad del foco. Se le cita para revisión con nueva radiografía dentro de un mes. No constan en la historia clínica informes sobre el resultado de esta revisión, ni de eventuales consultas posteriores. En consulta de 13 de junio de 2004, al no haberse conseguido la consolidación de la fractura con el tratamiento conservador -y establecida la pseudoartrosis- se ingresa a la paciente en el Hospital 12 de Octubre para intervención quirúrgica, mediante refrescamiento del foco, injerto óseo procedente del banco de huesos y osteosíntesis con clavo polarus. La intervención es realizada por el mismo facultativo que la estaba tratando desde la primera revisión en consulta de Traumatología, tras la 6 inmovilización en el Servicio de Urgencias. La intervención se realizó el 14 de junio de 2004 y el alta tuvo lugar el 18 de junio del mismo año. La evolución postoperatoria hospitalaria fue satisfactoria. No constan en la historia clínica posteriores informes de posibles revisiones en consulta y de la evolución a largo plazo, hasta el informe clínico de alta, de fecha 27 de febrero de 2006, correspondiente al ingreso hospitalario de 21 de febrero del mismo año, en que se informa -como motivo del ingreso- “dolor y limitación funcional de brazo izquierdo de largo tiempo de evolución”. Durante la evolución postoperatoria a largo plazo de la intervención quirúrgica de pseudoartrosis -realizada el 14 de junio de 2004- se observó reabsorción del injerto óseo procedente del banco y persistencia de la pseudoartrosis, sin signos clínicos de infección. Se trató quirúrgicamente, en esta ocasión, con extracción del clavo Polares y osteosíntesis, con placa Philos larga, más aporte de aloinjerto estructural y esponjosa y cerclajes tipo control-cable. La evolución fue satisfactoria desde el punto de vista ortopédico. Se le recomendó realizar ejercicios pendulares y pasivos asistidos, y se la citó a revisión el 8 de marzo de 2006. No existen en la historia clínica más datos de evolución de la paciente hasta el informe clínico de alta, de fecha 12 de septiembre de 2007, correspondiente al ingreso de 11 de septiembre del mismo año, procedente de Urgencias. El motivo del ingreso había sido “Sospecha de infección de herida quirúrgica sobre material de ostesíntesis”. En el informe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas -de 3 de mayo de 2008- consta que había presentado “fistulización desde e. 6-07”. Ante la sospecha de infección de la herida quirúrgica sobre material de osteosíntesis, se realizó extirpación de la cicatriz y retirada de dos cerclajes el 11 de septiembre de 2007. Se envió muestra a Anatomía Patológica. Los cultivos de material 7 quirúrgico fueron estériles en ese momento. Se trató con cura seca de la herida, se le puso brazo en cabestrillo y movilización de dedos. Se citó a revisión el 17 de julio de 2007, sin que conste informe en la historia clínica. El 2 de abril de 2008, al persistir la fistulización de la herida quirúrgica, reingresó en el Servicio de Traumatología para retirada parcial del material de osteosistesis y limpieza. Se realiza cultivo de tres muestras quirúrgicas, obteniendo -en dos de ellas- crecimiento de Staphylococus coagulase negativo, sensible a oxacilina y a quinolonas en el antibiograma, que le fueron realizados en la Unidad de Enfermedades Infecciosas, donde estuvo ingresada desde el 2 al 9 de abril de 2008. El 16 de mayo de 2008, la paciente reingresó en la Unidad de Enfermedades Infecciosas, por persistencia de la supuración. El 22 de mayo de 2008 le fue retirada -de manera completa- el material de osteosíntesis. Se realizaron cultivos de dicho material, que fueron estériles. Se prescribe -otra vez- Mosufloxacimo (un compr. al día), hasta el 22 de agosto de 2008. En octubre de 2008, al persistir la impotencia funcional del miembro superior izquierdo, la paciente solicitó ser tratada en el Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva del Hospital Universitario La Paz. La petición fue denegada -en diciembre de 2008- por la Dirección Médica del Hospital, dado que la paciente podía ser tratada con los recursos de su Área Sanitaria. Recurrida la denegación por la interesada, le fue finalmente aceptada el 13 de enero de 2009. El 12 de abril de 2009 ingresó en el Hospital La Paz, para ser intervenida de la pseudoartrosis de húmero izquierdo, en su 1/3 proximal. 8 En la exploración realizada en ese hospital el 13 de abril de 2009, consta como “exploración física actual: presenta movilidad patológica no dolorosa a nivel de húmero proximal. Imposibilidad para la abducción. Exploración neurológica normal”. El 23 de febrero de 2009, se había realizado TAX en el Hospital La Paz, en el que se aprecia: “Fractura no consolidada, con angulación de 90º de los extremos fracturarios que corresponde al área metáfisodiafisaria proximal del húmero. Los extremos de la fractura presentan cambios morfológicos importantes en relación a exclorosis, áreas de osteolisis y fragmentación con pequeños focos cálcicos residuales. Toda el área de fracturas se rodea de un aumento de partes blandas, que incluye componente muscular. La cavidad medular en la zona se abre y se rodea de un hueso endóstico esclerosado. Tanto los cambios morfológicos como el patrón de densidad obligan a excluir una osteomielitis crónica o proceso subyacente. La deformidad residual es importante”. El 14 de abril de 2009 se realiza intervención quirúrgica de “desbridamiento de pseudoartrosis”. El 20 de abril de 2009 es dada de alta hospitalaria, dada la buena evolución y citada a revisión, en consulta de 24 de abril de 2009. La última revisión de la que se tiene constancia en la historia clínica de la paciente es la del 29 de mayo de 2009, en la que sólo se hace referencia a la “persistencia de algunas zonas de dehiscencia en la herida de peroné. Ha pasado mes y medio desde la intervención. Volver en un mes”. QUINTO.- En el expediente remitido por la Consejería de Sanidad, debidamente numerado y foliado y que se estima completo, se ha incorporado la siguiente documentación: 1. Historia clínica de la paciente remitida desde el Hospital Universitario de La Paz. 9 2. Informe del Dr. R., Jefe de Servicio de Traumatología II, del Hospital 12 de Octubre, sin fechar. En el mismo, en contestación a la reclamación interpuesta por la interesada, se afirma en conclusiones, tras el análisis de las actuaciones médicas llevadas a cabo, que “En resumen, se trata (la patología sufrida) de una pseudoartrosis de húmero infectada tratada correctamente en todo momento, tanto por el Servicio de Cirugía Ortopédica como por el Servicio de Microbiología Clínica. Ante la persistencia de la misma, se procede al traslado (de la paciente) al Hospital de La Paz al Servicio de Cirugía Plástica para la realización de una cirugía de reconstrucción con peroné vascularizado. Se remite a dicho centro dado que en ese servicio existe una persona con gran experiencia en este tipo de cirugía. En el momento actual desconocemos la evolución de la paciente. En cualquier caso, es inaceptable la aseveración que realiza la paciente (…) en la cual califica la atención prestada en el Hospital 12 de Octubre como incorrecta. Indiscutiblemente, es una pseudoartrosis compleja, tratada correctamente desde el primer momento, infectada por los múltiples procedimientos quirúrgicos, no resuelta en nuestro centro y en vías de resolución por un servicio que realiza cirugía reconstructiva. En ningún caso, el daño producido ha sido producto de una mala práctica, ya que en un primer momento la paciente fue sometida a un tratamiento conservador, sin éxito, a un tratamiento quirúrgico, sin éxito, y actualmente, a un tratamiento microquirúrgico. No es tolerable que se acepten aseveraciones por parte de los diferentes letrados que pongan en duda en ningún momento la buena actuación de los profesionales de este centro”. 3. Informe de la Inspección Médica de 18 de marzo de 2010, en cuyo apartado final se afirma lo que sigue: “(…) no se aprecia negligencia ni mala práctica en el tratamiento instaurado en el Hospital 12 de Octubre, siendo la evolución que ha presentado una suma de complicaciones posibles, 10 dado el tipo de fractura y las repetidas intervenciones quirúrgicas a las que fue sometida para resolverlas”. A los hechos anteriores, les son de aplicación las siguientes CONSIDERACIONES DE DERECHO PRIMERA.- Es preceptiva la solicitud y emisión de dictamen por la Comisión Permanente del Consejo Consultivo, de acuerdo con el artículo 13.1.f).1º de la Ley 6/2007, de 21 de diciembre, reguladora del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, conforme al cual este órgano deberá ser consultado en el caso de “Expedientes tramitados por la Comunidad de Madrid, las entidades locales y las universidades públicas sobre: 1.º Reclamaciones de responsabilidad patrimonial, cuando la cantidad reclamada sea igual o superior a 15.000 euros o cuando la cuantía sea indeterminada”. En el caso que nos ocupa, la reclamación patrimonial presentada se ha cifrado por la reclamante en la cuantía de 20.000 euros, por lo que resulta preceptivo el dictamen del Consejo Consultivo. El dictamen ha sido recabado de órgano legitimado para ello –el Consejero de Sanidad-, a tenor del artículo 14.1 de la misma Ley. La competencia para resolver los procedimientos sobre responsabilidad patrimonial corresponde al Consejero de Sanidad, en virtud de lo establecido en el artículo 55.2 de la Ley 1/1983, de 13 de diciembre, de Gobierno y Administración de la Comunidad de Madrid. La tramitación incumbía antes al Director General del Servicio Madrileño de Salud según el artículo 27.2.h) del Decreto 14/2005, de 27 enero, si bien tales competencias de tramitación han sido atribuidas al Viceconsejero de 11 Asistencia Sanitaria, por el artículo 23.2.h) del Decreto 24/2008, de 3 de abril. SEGUNDA.- La reclamante solicita indemnización por los daños y perjuicios que se le han causado por los hechos descritos en los antecedentes de hecho, concurriendo en ella la condición de interesada, en aplicación de los artículos 31.1.a) y 139.1 de la LRJAP-PAC. La legitimación pasiva resulta indiscutible que corresponde a la Comunidad de Madrid, toda vez que el daño cuyo resarcimiento se pretende fue supuestamente causado por personal médico integrado dentro de la red sanitaria pública madrileña, en concreto, del Hospital Universitario 12 de Octubre. El plazo para el ejercicio de la acción, es de un año, contado desde que se produjo el hecho o el acto que motive la indemnización, o de manifestarse su efecto lesivo (cfr. artículo 142.5 de la LRJAP). En el caso de daños de carácter físico o psíquico a las personas, el plazo se contará “desde la curación o la determinación del alcance de las secuelas”, lo que equivale a decir que el plazo prescriptivo empieza a correr desde que se tenga conocimiento cabal del daño realmente sufrido, y de su alcance y consecuencias, lo que constituye una aplicación de la teoría de la actio nata, recogida en el artículo 1969 del Código Civil («actioni nondum natae, non prescribitur»). En aplicación de la citada doctrina, es jurisprudencia reiteradísima la de que en caso de lesiones, el plazo de prescripción no comienza a correr hasta que el perjudicado conoce el alcance definitivo de las secuelas, momento que puede ser muy posterior al alta médica e incluso prolongarse hasta su declaración de invalidez o incapacidad (vid. entre otras muchas, las SSTS de 31 de diciembre de 2002, 22 de enero, 13 de febrero, 7 de abril y 29 de mayo de 2003). 12 Atendiendo al relato de hechos de la reclamante, y lo que resulta de su historia clínica, la última intervención quirúrgica a la que se sometió para curar de su pseudoartrosis de húmero izquierdo, tuvo lugar en el Hospital de La Paz el día 14 de abril de 2009, constatándose en la última revisión, de fecha 29 de mayo siguiente, la persistencia de algunas zonas de dehiscencia de la herida del peroné, citándose a la interesada para volver a revisión en el plazo de un mes, pero sin que haya constancia de que la misma volviera a nuevas revisiones. Por tanto, considerando que en la última revisión aún quedaban secuelas de la intervención realizada en La Paz en el mes de abril de 2009, debe tomarse aquella fecha –el 29 de mayo de 2009- como el dies a quo para el cómputo del plazo prescriptivo, dado que no tenemos noticias de que la paciente se haya curado definitivamente de su lesión, o bien, que el cuadro de secuelas postquirúrgicas hubiera experimentado con posterioridad algún cambio, que permitiera reabrir el plazo prescriptivo. A falta de conocer estos extremos, consideramos que, dada la fecha inicial del cómputo, la reclamación –interpuesta el 3 de junio de 2009- está presentada dentro de plazo. TERCERA.- En la tramitación del procedimiento, se han seguido los trámites legales y reglamentarios. En concreto, se han recabado el informe del servicio que supuestamente causó el daño (exigido por el artículo 10 del RPRP), así como el de la Inspección Médica. Se ha concedido trámite de audiencia a la reclamante, exigido con carácter general en el artículo 84 de la LRJAP-PAC, sin que pueda argumentarse que se le haya irrogado indefensión. Debe mencionarse también, aunque constituye una mera irregularidad no invalidante del procedimiento, la constante inobservancia de los plazos que marca la legislación vigente en orden a la tramitación de los procedimientos en materia de responsabilidad patrimonial, que deberán 13 resolverse en un plazo máximo de seis meses desde su iniciación, salvo que se hubiese acordado periodo extraordinario de prueba, conforme al artículo 13.3 del RPRP. El transcurso del plazo máximo legal sin haberse dictado resolución expresa determina que ésta deba entenderse desestimada por silencio administrativo. Esto es lo que ha sucedido en el caso examinado, en que la incoación del expediente tuvo lugar el 10 de junio de 2009, y sin embargo, no se recaba dictamen de este Órgano Consultivo, sino hasta el 18 de noviembre de este año (un año y cinco meses más tarde), sin que exista causa objetiva que justifique esta dilación. En cualquier caso, ello no es óbice para que subsista la obligación de resolver para la Administración ex artículo 42 de la LRJAP-PAC, y por tanto, de emitir dictamen para este Consejo Consultivo. CUARTA.- El instituto de la responsabilidad patrimonial de la Administración se reconoce en el artículo 106.2 de la Constitución Española de 1978, desarrollado por los artículos 139 y siguientes de la LRJAP-PAC, y supone el reconocimiento del derecho de los particulares a ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos. Según abundante y reiterada jurisprudencia, para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial de la Administración son precisos los siguientes requisitos: a) La efectiva realidad del daño o perjuicio, evaluable económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de personas. b) Que el daño o lesión patrimonial sufrida por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, en una relación directa e inmediata y exclusiva de causa a efecto, sin intervención de elementos extraños que pudieran alterar dicho nexo 14 causal. c) Ausencia de fuerza mayor, y d) Que el reclamante no tenga el deber jurídico de soportar el daño. La responsabilidad de la Administración es objetiva o de resultado, de manera que lo relevante no es el proceder antijurídico de la Administración, sino la antijuridicidad del resultado o lesión, siendo imprescindible que exista nexo causal entre el funcionamiento normal o anormal del servicio público y el resultado lesivo o dañoso producido. La STS (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 6ª) de 5 de junio de 1998 (RJ 1998\5169), se pronunció al respecto del carácter objetivo de la responsabilidad de la Administración, previniendo frente al riesgo de erigir dicho principio de responsabilidad objetiva en un sistema providencialista que llevaría a la Administración a responder de cualesquiera daños que se produjesen como consecuencia del funcionamiento de un servicio público o de la utilización de bienes de titularidad pública, sin exigir la presencia de ese nexo causal de todo punto imprescindible para la apreciación de dicha responsabilidad. El fundamento primero de dicha Sentencia se pronunciaba en los siguientes aclaratorios términos: “(…) esta Sala ha declarado reiteradamente que no es acorde con el principio de responsabilidad objetiva, recogida en los artículos 40.1 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado y 139.1 de la vigente de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común de 26 de noviembre de 1992,, la generalización de dicha responsabilidad más allá del principio de causalidad, aun en forma mediata, indirecta o concurrente, de manera que, para que exista aquélla, es imprescindible la existencia de nexo causal entre la actuación de la Administración y el resultado lesivo o dañoso producido, que en este caso, como ha declarado la sentencia de instancia, no puede apreciarse ya que la socialización de riesgos que justifica la responsabilidad objetiva de la Administración cuando actúa al servicio de los intereses generales no permite extender dicha responsabilidad hasta 15 cubrir cualquier evento por el mero hecho de que se produzca dentro de sus instalaciones cuando ni éstas constituyen un riesgo en si mismas ni sus características arquitectónicas implican la creación de tal situación de riesgo ni, mucho menos, se ha acreditado que el accidente lesivo se haya producido por un defecto en la conservación, cuidado o funcionamiento de éstos, de tal manera que el hecho causal causante del accidente es ajeno por completo al actuar de la Administración y en consecuencia ninguna relación existe entre el resultado lesivo y el funcionamiento normal o anormal del servicio público, ni de manera directa ni indirecta, inmediata o mediata, exclusiva ni concurrente. La prestación por la Administración de un determinado servicio público y la titularidad por parte de aquélla de la infraestructura material para su prestación no implica que el vigente sistema de responsabilidad patrimonial objetiva de las Administraciones Públicas convierta a éstas en aseguradoras universales de todos los riesgos con el fin de prevenir cualquier eventualidad desfavorable o dañosa para los administrados que pueda producirse con independencia del actuar administrativo, porque de lo contrario, como pretende el recurrente, se transformaría aquél en un sistema providencialista no contemplado en nuestro ordenamiento jurídico”. En el ámbito de la responsabilidad médico-sanitaria, el matiz que presenta este instituto es que por las singularidades del servicio público de que se trata, es que se ha introducido el concepto de la lex artis ad hoc como parámetro de actuación de los profesionales sanitarios, siendo fundamental para determinar la responsabilidad, no sólo la existencia de lesión, en el sentido de daño antijurídico, sino también la infracción de ese criterio básico, siendo obligación del profesional sanitario prestar la debida asistencia y no garantizar, en todo caso, el resultado. Además, en materia de daños causados como consecuencia de la prestación de asistencia sanitaria, es también doctrina jurisprudencial reiterada, por todas las sentencias de 20 de marzo de 2.007 (recurso 16 6/7915/03), 7 de marzo de 2007 (recurso 6/5286/03), 16 de marzo de 2005 (recurso 6/3149/01) que "a la Administración no es exigible nada más que la aplicación de las técnicas sanitarias en función del conocimiento de la práctica médica, sin que pueda sostenerse una responsabilidad basada en la simple producción del daño, puesto que en definitiva lo que se sanciona en materia de responsabilidad sanitaria es una indebida aplicación de medios para la obtención del resultado, que en ningún caso puede exigirse que sea absolutamente beneficioso para el paciente", por lo que no cabe apreciar responsabilidad sólo por la producción de un resultado dañoso, debiendo éste reunir además la condición de antijurídico. Como antes se dijo, en el caso de la responsabilidad patrimonial de la Administración, nos hallamos en presencia de una responsabilidad objetiva, en el ámbito de la cual la jurisprudencia se ha encargado de ir perfilando los caracteres y requisitos que ha de reunir para poder apreciar o no su concurrencia. Así, si la actuación de los servicios públicos sanitarios no puede garantizar siempre un resultado favorable a la salud del paciente, por razones obvias, se hace necesario establecer un requisito adicional que nos permita diferenciar los casos en que debe responder la Administración Sanitaria, de aquellos otros en los que se ha de considerar que el daño no es antijurídico y que no procede de la actuación administrativa, sino de la evolución de la propia patología del enfermo. Este requisito, que se debe a la Jurisprudencia y a la doctrina, sirve para establecer un límite razonable a la aplicación rigurosa del carácter objetivo de la responsabilidad, evitando así el riesgo de llegar a un estado providencialista que convierta a la Administración Sanitaria en una especie de aseguradora universal de cualquier resultado lesivo. Pues bien, este requisito adicional y específico en materia sanitaria, no es otro que la infracción de la lex artis, basado en que la obligación del profesional de la medicina es de medios y no de resultados, de tal forma que 17 los profesionales de la salud están obligados a prestar la atención sanitaria a los enfermos mediante la adopción de cuantas medidas diagnósticas y terapéuticas conozca la ciencia médica y se hallen a su alcance, no comprometiéndose en ningún caso a la obtención de un resultado satisfactorio, por ser contrario tanto a la naturaleza humana como a las limitaciones de su arte y ciencia. Esto es, si la prestación sanitaria es correcta y con arreglo a los conocimientos y prácticas de la ciencia médica, se dirá que la actuación médica se ha ajustado a la lex artis, sin que nazca entonces responsabilidad alguna. En este sentido, el Tribunal Supremo ha declarado que la responsabilidad surge del carácter inadecuado de la prestación médica dispensada, lo que ocurre cuando “no se realizan las funciones que las técnicas de la salud aconsejan y emplean como usuales, en aplicación de la deontología médica y del sentido común humanitario” (vid. SSTS de 14 de diciembre de 1990, 5 y 8 de febrero de 1991, 10 de mayo y 27 de noviembre de 1993, 9 de marzo de 1998, y 10 de Octubre de 2000), a lo que hay que añadir que ‘la violación de la lex artis es imprescindible para decretar la responsabilidad de la Administración, no siendo suficiente la relación de causa efecto entre la actividad médica y el resultado dañoso, pues el perjuicio acaecido, pese al correcto empleo de la lex artis, implica que el mismo no se ha podido prever o evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el momento” (STS de 14 de Octubre de 2002). Y a mayor abundamiento, la STS de 25 de abril de 2002 (Sala de lo Contencioso- Administrativo), es concluyente al establecer que el posible resultado dañoso no puede calificarse como antijurídico cuando la atención médica es prestada con corrección desde el punto de vista técnicocientífico, añadiendo que “prestada la asistencia sanitaria con arreglo a la regla de la buena praxis desde el punto de vista científico, la consecuencia de la enfermedad o el padecimiento objeto de atención sanitaria no son 18 imputables a la actuación administrativa y por lo tanto no pueden tener la consideración de antijurídicas”. Conforme a las reglas generales aplicables en orden a la carga de la prueba, es al reclamante a quien corresponde, de ordinario, probar tanto la violación de la lex artis como la existencia de nexo causal. QUINTA.- En el caso que nos ocupa, la reclamante achaca a la mala actuación de los médicos que la intervinieron la situación que ha atravesado durante cinco años, en los cuales se ha visto obligada a someterse a cinco intervenciones quirúrgicas, que no han conseguido resolver su problema, habiendo sufrido dolor e impotencia funcional de su brazo izquierdo durante todo ese tiempo, y permanecido de baja laboral, situación en la que continuaba en el momento de presentación de su reclamación. Para centrar la cuestión, debemos partir de que, en las reclamaciones de responsabilidad patrimonial por asistencia sanitaria, es al que reclamante al que incumbe la carga de la prueba. Así lo proclama la jurisprudencia, de la que sirve como exponente la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid núm. 1707/2008, de 17 de septiembre, que desplaza la carga de la prueba en estos casos sobre quien reclama. La sentencia citada argumenta que “(…) las obligaciones exigibles a los servicios médicos en relación con prestaciones como las examinadas en este expediente son obligaciones de medios y no de resultado. Corresponde al reclamante la prueba de todos los hechos constitutivos de la obligación cuya existencia se alega. En particular, tiene la carga de acreditar que se ha producido una violación de la lex artis médica y que ésta ha causado de forma directa e inmediata los daños y perjuicios cuya indemnización reclama”. Según el informe de la Inspección Médica, al que debemos otorgar preferencia, dado su carácter imparcial (como reconoce, por todas, la Sentencia de la Sala Tercera del Tribunal Supremo de 27 de mayo de 2004), la paciente, previa suscripción de los oportunos documentos de 19 consentimiento informado, se sometió a las sucesivas intervenciones quirúrgicas que han quedado descritas en los antecedentes de hecho. En concreto, en abril de 2004, se le trató en el Servicio de Urgencias del Hospital 12 de Octubre de una fractura espiroidea cerrada de 1/3 proximal de húmero izquierdo de forma conservadora, mediante aplicación de férula en U y cabestrillo. Según el informe de la Inspección, esta técnica está aceptada y se considera correcta para este tipo de fracturas, teniendo en cuenta que además en la exploración física realizada no apareció lesión neural. Pese a ello, no se logró la consolidación de la fractura, como se apreció en los diversos controles radiológicos efectuados durante los cuatro meses posteriores, con callo fracturario insuficiente en los extremos laterales del foco de fractura y movilidad anormal del foco. Diagnosticada de pseudoartrosis la paciente, fue intervenida quirúrgicamente para osteosíntesis e injerto de hueso de cadáver procedente de banco de huesos. Al cabo de un año de evolución, se observó reabsorción del injerto y persistencia de pseudoartrosis atrófica. La explicación que se da en el informe de esta circunstancia es que el injerto de banco de huesos es un material inerte y avascular, así como a la posible insuficiencia vascular del hueso en sus zonas de fractura, lo que dificultaba la formación del callo, y favorecía la aparición de la pseudoartrosis. Después de la segunda intervención, surgió la complicación de la infección de la herida quirúrgica. Se trata de una infección producida por el germen hospitalario más común en las bacteriemias hospitalarias primarias y que más frecuentemente infecta el material quirúrgico –el estafilococo epidermis coagulasa negativo-, complicación que, según el informe de la Inspección Médica, “es frecuente en este tipo de intervenciones y fue correctamente tratada con el antibiótico de elección Vancomicina a las dosis y los tiempos adecuados, aunque en principio los cultivos de material quirúrgico fueron estériles, pero se aplicó de forma preventiva”. 20 Respecto de la decisión de retirar los cerclajes, primero, y los clavos Phylos, después, fue correcta desde el punto de vista de la lex artis, ante la posibilidad de que pudieran ser éstos los focos de infección, sin que este extremo se llegara a confirmar. En cualquier caso, dicha actuación redundó en la falta de consolidación de la fractura, con persistencia de la pseudoartrosis, grave deformidad a nivel de los fragmentos fracturados, movilidad anormal e impotencia funcional del hombro afectado. En suma, pues, el conjunto de actuaciones desplegadas para con la paciente fue correcto y adecuado a la lex artis ad hoc, como resulta del juicio emitido por el informe de la Inspección Médica, cuyas conclusiones debemos aceptar, ante la ausencia de informe médico de signo contrario aportado por la reclamante. Por todo lo cual, se considera que debe decaer la reclamación patrimonial presentada. A la vista de todo lo anterior, el Consejo Consultivo formula la siguiente CONCLUSIÓN La reclamación de responsabilidad patrimonial presentada debe ser desestimada. A la vista de todo lo expuesto, el Órgano consultante resolverá según su recto saber y entender, dando cuenta de lo actuado, en el plazo de quince días, a este Consejo de conformidad con lo establecido en el artículo 3.7 del Decreto 26/2008, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico del Consejo Consultivo. Madrid, 15 de diciembre de 2010 21