En esta reflexión continuamos el análisis de uno de los encuentros

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A mi amada esposa Norma por nuestros 25 años de casados
el 29 de julio, gracias doy a Dios por concederme otro año
junto a ti, amo tu dulzura y agradezco al Señor por haberte
puesto en mi vida, te ama Rafa.
A nuestra madre Doña Josefina Serrano quien cumple 98
años el 1 de agosto gracias damos al Señor por tenerte con
nosotros por todo lo que nos has enseñado con una paciencia
infinita. Eres una de las mujeres más extraordinarias de este
mundo, y nuestras palabras nunca serán suficientes para
agradecerte todo lo que has hecho por nosotros. De tu familia
que te ama.
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2 de agosto de 2015 • Volumen X • No. 492
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E
n esta reflexión continuamos el análisis de uno de los encuentros
que Isaías tiene con Dios. Ese encuentro ha sido descrito en el
capítulo seis (6) del libro que este profeta escribió. Este análisis
forma parte de una batería de reflexiones acerca de encuentros con
Dios que experimentaron hombres y mujeres que aparecen en la Biblia. Se trata de encuentros
con Dios que nos permiten avances espirituales significativos. Por último, casi todos ellos ocurren
en tiempos en los que enfrentamos crisis de los niveles más altos.
E
l capítulo del Libro de Isaías que describe este encuentro comienza señalando que el mismo
ocurrió en el año en que murió el rey Uzías. La reflexión anterior fue dedicada a analizar el
valor, la relevancia y las contribuciones que realizó este rey. En adición a esto, señalamos lo
siguiente: “Dios le está diciendo al profeta que ha perdido a su amigo y a un excelente gobernante,
que debe escoger lo que quiere ver. El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo el dolor
o si quiere comenzar a ver a una virgen concibiendo y dando a luz un niño (Isa 7:14). El profeta
tiene que escoger si quiere seguir viendo la angustia y la oscuridad temporal o si quiere ver que
no habrá para siempre oscuridad para el pueblo que busca a Dios (Isa 9:1). El profeta tiene
que escoger si quiere seguir viendo la falta de consuelo o si quiere escuchar la voz celestial que
anuncia “consolaos, consolaos pueblo mío…” (Isa 40:1) El profeta tiene que escoger si quiere
seguir viendo la ausencia de líderes de excelencia o si quiere ver la excelencia de un niño que nos
es nacido, de un hijo nos es dado, con el principado sobre su hombro; y con nombres tales como
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz (Isa 9:6).
E
l profeta tiene que escoger si quiere seguir la muerte de Uzías o si quiere ver que el niño (Jesús)
tiene que nacer pero el hijo (Cristo) tiene que ser dado. El profeta tiene que escoger si quiere
seguir viendo la ausencia temporal de un buen gobierno o quiere ver un gobierno en el que lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino (Isa
9:7). El profeta tiene que escoger si quiere seguir entreteniendo su pensamiento en la falta de paz
y de esperanza ante la situación presente o si quiere escuchar la voz que afirma que Dios guardará
en completa paz a aquél que persevera pensando en el Señor (Isa 26:3).
E
l profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo el trono vacío que ha dejado Uzías o si quiere
ver a uno que ha dicho que el cielo es su trono y que la tierra es el estrado de sus pies (Isa
66:1). Sin duda alguna que este encuentro que Isaías tiene con Dios ha servido como un proceso
oftalmológico para corregir, sanar y afinar la visión del profeta. Este encuentro es entonces un
esfuerzo divino para que el profeta desarrolle un entendimiento maduro de sus pruebas y de sus
luchas. Esto último aparenta ser un “procedimiento de operación estandarizado” que Dios usa
con frecuencia.”
L
a discusión de esta aseveración es la base fundamental de esta reflexión. Cuando el Dr. Elmer
Towns discute este encuentro (“Encountering God for Spiritual Breakthrough,” (Regal
Books, Dic 1998), él afirma lo que todos sabemos, que este encuentro da inicio al ministerio
profético de Isaías. También, identifica diez (10) lecciones
que se desprenden de este encuentro:
1. Dios sale a nuestro encuentro cuando nuestros sueños
colapsan.
2. Ese encuentro nos debe hacer comprender que no
podemos confundir la prosperidad financiera con la
prosperidad espiritual.
3. Nunca somos tan importantes como para romper las
reglas que Dios ha establecido para servirle a Él.
4. Dios nos quebranta a través de un encuentro con
Él cuando desarrollamos una opinión inflada de cuán
importantes creemos ser (Mt 23:28).
5. Dios sale a nuestro encuentro para darnos
una nueva visión y una nueva tarea cuando
nuestros sueños se han hecho pedazos.
6. Dios tiene que tratar con nuestros pecados
en los encuentros que tenemos con Él (Isa
59:2).
7. Estamos preparados para el servicio a Dios
una vez hemos sido limpiados de nuestros
pecados (Prov 28:13).
8. La capacidad que tenemos para ver nuestros
pecados con mayor claridad aumenta con
la intensidad de la revelación de Dios que
obtenemos en un encuentro con Él (Apoc
1:17).
9. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo y Dios
gusta de salir a nuestro encuentro durante la
manifestación de Su Presencia en el Santuario
(Sal 84:2).
10. Hemos sido llamados a ejecutar con
fidelidad la tarea que se nos ha asignado sin
importar si somos o no somos exitosos en ello.
E
l Rdo. George Rawlison (Canónigo de la
Catedral de Canterbury y Profesor de Historia
antigua en Oxford) analizó este capítulo y
de ese análisis surgen muchas aseveraciones
importantes que deben ser compartidas. En
primer lugar, que esa revelación se da en
un éctasis que es común a muchos de los hombres y las
mujeres que ocupan las páginas de la Biblia. En segundo
lugar, que la revelación de Dios es una beatífica, o sea, que
hace bienaventurado al que la recibe. En tercer lugar, que
esa revelación en medio del quehacer diario del profeta es
como una manifestación “natural” del poder misterioso e
inescrutable del Todopoderoso.
stas aseveraciones nos ofrecen un campo de acción
maravilloso y lleno de la gracia divina cuando son
analizadas usando el filtro de la inmutabilidad de Dios
(Dios nos cambia; Heb 13:8; Stgo 1:17). En primer
lugar que Dios anhela seguir revelándose a sus hijos
E
e hijas. En segundo lugar, que esas revelaciones harán
bienaventurados a todos aquellos que la reciban. En tercer
lugar, que Dios quiere hacerlo en medio de nuestros
quehaceres diarios.
awlison añade que el encuentro que Isaías tiene con
la Divina Majestad de Dios es de tal magnitud que
la fecha se le quedó grabada en su memoria; “En el año
en que murió el rey Uzías…” Ese encuentro no solo es
con la manifestación de la majestad del Rey de reyes.
Ese encuentro incluye la revelación del carácter sublime
de Dios. Esto es, lo excelso, lo eminente e inmanente
(inherente a su esencia), lo extraordinario y admirable que
es Dios. Ese Dios que está sentado en
un trono alto y sublime no puede tener
competencia alguna: Él es el único Dios.
awlison añade que el hecho de que
no se use un artículo para describir los
serafines (el texto no dice “los serafines”
sino “serafines”), implica que hay
misterios de la Creación de Dios que no
podemos comprender. Por ende, ¿cuán
capaces podemos creer que somos para
comprender la totalidad y el alcance de
la revelación de Dios?
no de los detalles que ayuda a
entender esta aseveración es que los
serafines expresan en su canción que la
santidad de Dios, que se deprende desde
su trono, baja hasta cubrir toda la tierra.
La santidad no contiene a Dios. Es de
Dios que fluye la santidad. Si algo que
fluye de Dios resulta ser incomprensible;
¡cuánto más la fuente de la que surge!
in embargo, dice Rawlison, que lo más
relevante es que ese Dios, que es tan
alto, majestuoso, tan sublime que no lo
podemos comprender, decide hablar en
medio de su revelación y nosotros somos
capaces de oír su voz y sus palabras.
sa voz sube por encima de las voces
de los seres celestiales que están
cantando. Esa voz se escucha en medio de un templo que
se estremece y que se llena de humo.
a Biblia dice que Dios encarnó las palabras que salen de
Su boca: Cristo Jesús, el verbo encarnado de Dios.
sa voz que se escucha en medio de la revelación reclama
una respuesta. Se trata de la respuesta al llamado que
hace el Todopoderoso.
uestra próxima reflexión tratará con las implicaciones
de este llamado, la responsabilidad y las obligaciones
que se desprenden de este, así como el honor adscrito a
todos aquellos que responden a esa voz.
R
R
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S
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