360651. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLII, Pág. 2551. TERCERIAS EXCLUYENTES DE DOMINIO. Si con motivo de haber sido secuestrado un inmueble, se presenta, antes de que se llegue a verificar el remate del propio inmueble, la esposa del demandado, interponiendo tercería excluyente de dominio, invocando su carácter de propietaria en parte, de los derechos de propiedad sobre el referido inmueble y manifestando la propia tercerista, como causales de esa propiedad: que antes de la vigencia de la Ley de Relaciones Familiares, contrajo en esta capital, matrimonio civil con el demandado en el referido juicio, y bajo el régimen de sociedad legal; que su esposo adquirió el inmueble, y acompaña testimonio de una escritura de la que aparece que aquél representaba en la referida propiedad, el 50%, por lo que le correspondía a la expresada tercerista el 25%, ya que, conforme al artículo 4o. de la Ley sobre Relaciones Familiares de 9 de abril de 1917, "La sociedad legal, en los casos en que el matrimonio se haya celebrado bajo ese régimen, se liquidará en los términos legales, si alguno de los consortes lo solicitare; de lo contrario continuará dicha sociedad como simple comunidad, regida por las disposiciones de esta ley", teniendo dicho artículo aplicación, ya que consta que el demandado en el juicio aludido, falleció, sin que se hubiera liquidado la expresada sociedad legal, como quiera que las tercerías excluyentes tienen por finalidad obtener la declaración o reconocimiento del dominio de una cosa, que es materia del juicio principal, o la preferencia para ser pagado con los productos de un bien determinado, que ha sido secuestrado también en el juicio principal, debe justificarse el derecho que se tiene para litigar y la preferencia del derecho del tercerista, respecto de la acción deducida en el juicio, bien sea tratándose del derecho que se alega para ser pagado en primer lugar, o para que la aplicación no se haga efectiva con bienes del dominio del tercerista; por lo que si la tercerista presenta los documentos respectivos en que funda su acción, debe admitirse el derecho con el que promueve. La cuestión relativa a la existencia o inexistencia de la obligación de responder de los compromisos adquiridos por el esposo de la promovente, no debe ser materia que corresponda tratarse en la tercería, ya que lo único que se debe discutir, es el procedimiento llamado incidental y que consiste en la exclusión del bien inmueble, bajo el aspecto de que lo que se estaba reclamando, era de la propiedad del tercerista. Si la acción intentada en tercería, fue la acción de dominio, la única cuestión que debe resolverse es la de si ese dominio se había probado y no las relativas a si la sociedad legal existente o la comunidad de que forma parte la tercerista, estaba en el deber de cumplir con las obligaciones contraídas por su esposo, ya que las mismas no competen a una tercería de la índole de que se trata. Concretando, pues, resulta lo siguiente: que durante la vigencia de la sociedad conyugal, se adquirió el 50 % del bien inmueble y seguido un juicio, cuando la sociedad legal había ya concluido, convirtiéndose en simple comunidad, al entrar en vigor la Ley de Relaciones Familiares, el juicio se dirigió exclusivamente contra la sucesión del esposo y la sentencia dictada en ese juicio, condena exclusivamente a la sucesión del referido esposo y, en ejecución de esa sentencia, se embarga el 50% de los derechos que sobre el inmueble, se considera como de la propiedad de la expresada sucesión; entonces la tercerista interpone la referida tercería, afirmando que esa propiedad no era exclusivamente de la sucesión condenada en el juicio, sino que un 25% de la misma, le correspondía a ella, en virtud de las consecuencias naturales de la sociedad legal, de la conclusión de ésta y de su conversión en comunidad, por virtud de la Ley de Relaciones Familiares. Si el juicio se hubiera seguido contra la sucesión del esposo y además contra la tercerista como copropietaria del inmueble, o de todos los bienes que habían quedado al fallecimiento del esposo, y si la sentencia se hubiese dictado también en contra de aquélla, es claro que la acción de la tercerista hubiera -1- 360651. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLII, Pág. 2551. resultado notoriamente improcedente, porque quien es parte en el juicio, no puede reclamar las resoluciones pronunciadas en el mismo, como tercero, sino que debe hacer valer las defensas como parte; pero quien no tiene ese carácter y resulta, sin embargo, afectado en sus bienes, por la ejecución de un fallo, puede reclamar contra esa ejecución, precisamente porque se están afectando sus bienes personales, para el efecto de que se excluyan de la ejecución, sin discutir si las obligaciones declaradas en aquel juicio, también podían declararse para ella, pues para que esa declaración fuera legítima, sería preciso que hubiera recaído en un procedimiento seguido en su contra, en el que hubiera sido oída y vencida. Amparo civil directo 655/33. Díaz de la Torre Amada. 7 de noviembre de 1934. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Manuel Padilla. La publicación no menciona el nombre del ponente. -2-