forces democratiques unifiees

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FORCES DEMOCRATIQUES UNIFIEES
UNITED DEMOCRATIC FORCES
FDU-UDF
INKINGI
“Por una Estado de Derecho, la Democracia y la Igualdad de oportunidades »
PROGRAMA POLITICO
PROGRAMME POLITIQUE DES FDU-INKINGI : TEXTE PROJET
Preámbulo.
Las Fuerzas Democráticas Unificadas (FDU-INKINGI son una formación política constituida
por ciudadanos reunidos por una comunidad de ideas y una convicción común en cuanto a la
visión de promover el bienestar social de todos los ciudadanos y el desarrollo del país.
Las FDU están decididas a ofrecer al pueblo ruandés una alternativa democrática creíble y
una existencia pacífica con los pueblos y los Estados vecinos. El Estado de derecho se
reconoce a través de la primacía del derecho y de la legalidad, la igualdad ante la ley, la
equidad, el respeto y la dignidad acordados a cada individuo. Siendo el pueblo el detentador
último de la soberanía, el Estado tiene la obligación de promover el bienestar colectivo y de
proteger cada ciudadano contra la arbitrariedad y la discriminación.
Ruanda se hunde cada día más en una situación socio-económica y política desastrosa. La no
solución de los conflictos internos en Ruanda constituye el principal factor de eclosión y de
desarrollo de la inseguridad regional. El genocidio, los crímenes masivos contra la
humanidad, los crímenes de guerra, así como la instauración de un régimen totalitario sectario
y mercantilista han reforzado las divisiones étnicas y sociales en el seno de la comunidad
ruandesa, poniendo en entredicho la reconciliación y la cohesión nacionales y generando un
continuo flujo de refugiados nunca igualado en la historia del país y del continente africano.
Ruanda se ha convertido en una fuente estructural de tensiones y de conflictos políticos, así
como de desestabilización para el conjunto de países de la región de los Grandes Lagos. Esta
inseguridad corre el peligro de extenderse a medio plazo a los países de África del este y de
África central, e incluso más lejos. La paz y la seguridad de la región de los Grandes Lagos no
dependen del sólo desarme de miembros de los grupos armados ruandeses presentes en el
territorio de un Estado vecino de Ruanda, sino, sobre todo, del arreglo global de los conflictos
políticos internos en Ruanda. La paz y la seguridad regionales seguirán estando amenazadas
en tanto no se encuentre una solución apropiada al grave contencioso inter-ruandés.
Las FDU-INKINGI basan su política en las posibilidades de cada ruandés para inventar un
futuro resueltamente nuevo, aboliendo las divisiones y las exclusiones que minan la sociedad
ruandesa e impiden el establecimiento del Estado de derecho. Quieren promover en cada
ruandesa y en cada ruandés una persona responsable de su destino individual y solidario con
el futuro del conjunto de sus compatriotas. Las FDU-INKINGI están dispuestas a aportar un
cambio político en profundidad a fin de asentar instituciones políticas garantes de la seguridad
para todos. Ello pasa por la abolición del sistema político en vigor caracterizado por el
totalitarismo, la exclusión, los negocios de la clase dirigentes, el aventurismo militar y
expansionismo político.
En resumen, las FDU-INKINGI tienen la ambición de instaurar un Estado de derechos e
instituciones democráticas respetuosas de todos; la ambición de reconciliar un pueblo
marcado por el horror indeleble del genocidio, de los crímenes contra la humanidad y de las
violaciones masivas de los derechos de la persona. Y, en pleno acuerdo con el resto de países,
tienen la voluntad de trabajar a favor de la integración africana económica y política lo más
avanzada posible.
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PROGRAMME POLITIQUE DES FDU-INKINGI : TEXTE PROJET
1. El contexto geopolítico
Después de la caída del muro de Berlín, en 1989, la defensa de los valores estructurales tales
como la democracia, la libertad y el respeto de los derechos del hombre por lo que entonces
era llamado el “mundo libre”, se convirtió al algo secundario y cedió el paso a la
globalización, dirigida a marchas forzadas por las altas finanzas y las grandes firmas
multinacionales.
El control de los recursos, principalmente los recurso energéticos, la construcción de un dique
de contención del islamismo y la lucha contra el terrorismo se convirtieron en nuevas bazas
estratégicas. En la nueva concepción de las relaciones internacionales, la utilización de la
fuerza directa (Irak, Afganistán) o por delegación a grupos armados (Liberia, Ruanda,
Congo), ha vuelto a convertirse en un paradigma importante, recordando extrañamente el
Estado –naturaleza según Hobbes, en el que el hombre no obedecería más que a su instinto sin
tener en cuenta el respeto de los derechos y libertades del otro.
En este contexto, la explotación de las riquezas estratégicas de África ha suscitado un
aumento repentino y sostenido interés des las potencias y de las multinacionales. África es en
efecto la región en la que de 80 litros de petróleo descubiertos en el mundo, 70 de ellos están
registrados en ella. Sin hablar de recursos naturales de primerísimo importancia como el
uranio, cobalto, niobio, platino. También la proximidad o la porosidad de sus fronteras con los
países que tienen movimientos islamistas y el terrorismo internacional que se adjudica a
ellos, ha revitalizado el interés por África.
Para un observador advertido, la guerra civil que asoló Ruanda, su contagio regional en los
Grandes Lagos en particular, constituye una ilustración perfecta de las nuevas posiciones de
las grandes potencias y la emergencia de conflictos armados apoyados por firmas
multinacionales. El control de Ruanda se presenta como estratégico en la medida en que se
trata de un país bisagra entre los mundos francófonos y anglófonos, puerta de entrada ideal en
la RD del Congo; al ser éste un país estrellado, con inmensas riquezas naturales, que comparte
fronteras con 9 países, concretamente con Sudán, etiquetado como uno de los mayores
bastiones del Islamismo en África.
El régimen ruandés actual, ha encontrado sus propios intereses políticos y socio-económicos
en esta nueva configuración internacional, a saber: la consolidación de su poder totalitaria, la
renovación completa de su elite, la reducción drástica de la población y el acceso casi gratuito
a los recursos del Congo, y de este modo se ha convertido en siervo de ciertas potencias, que
tienen sus intereses geoestratégicos en la región, a costa del bienestar social y económico de
su población de de las relaciones pacíficas con los Estados vecinos, en particular con el
Congo.
Sin embargo, las cartas vuelven a barajarse de nuevo. La emergencia de China como nueva
potencia política y comercial planetaria, el regreso precoz de una Rusia sin complejos que ha
recuperado su fuerza militar, la acuidad grave de los problemas del recalentamiento climático
y el agravamiento de la crisis financiera y económica que pone fin a las certezas
autorreguladoras del neoliberalismo, todos estos problemas y nuevos planteamientos, exigirán
más concertación, esfuerzos comunes, más reparto de tareas y una mayor disciplina, que
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únicamente un mayor apaciguamiento y multilateralismo en la relaciones internacionales
pueden ayudar a resolver.
La nueva administración americana se inscribe en esta perspectiva y se compromete a dar un
impulso hacia una nueva era de paz. Afirma querer construir las relaciones internacionales no
sobre una política de “misiles y carros”, sino sobre la edificación de alianzas sólidas y de
valores que ponen en primer lugar la “preeminencia de la ley y de los derechos humanos”.
Las FDU-Inkingi se muestran satisfechas con esta nueva postura de los EEUU, que
corresponde perfectamente con nuestra visión de las relaciones internacionales y del Estado
de derecho.
2. La situación política, económica y social de Ruanda
En el plano económico, la constatación es que tras la toma del poder en julio de 1994, el FPR
ha consolidado la militarización de las instituciones políticas, de la administración pública, de
los partidos políticos así como de la sociedad civil. Las elecciones presidenciales de 2003
consagraron la excesiva concentración del poder en manos de un monarca absoluto, el
Presidente de la República por un lado y la hegemonía de un solo partido, el FPR. Una
dictadura ligada a negocios mercantiles, militarista y sectaria, que no tolera ninguna oposición
política ni una prensa libre ha logrado hacerse con el Estado y con la economía y a etnizar y
hacer volar en piezas la independencia del poder judicial, así como a controlar políticamente
el Parlamento. La falta de una base popular más amplia del régimen perpetúa un sentimiento
profundo de inseguridad política que le lleva a combatir cualquier proyecto de real
democratización del espacio público y de participación política de la población.
En el ámbito regional, conviene señalar que prácticamente desde 1990, el pueblo ruandés vive
en guerra casi sin discontinuidad. Por móviles, principalmente de depredación económica1 y
de gestión de su enorme ejército, el régimen ruandés ha llevado el conflicto a los Estados
vecinos, en particular a la RD Congo. El número de muertos, según diversas opiniones
concordantes de numerosos expertos, superaría 5 millones y los desplazados se contarían
también por cientos de miles.
Derecho a la vida y derechos del hombre
En el terreno del derecho humanitario, hasta hoy sólo quienes perdieron la guerra han sido
juzgados por la justicia internacional. Por el contrario, resulta forzoso constatar que desde
hace 14 años ningún elemento surgido del nuevo régimen, algunos de cuyos miembros son sin
embargo presuntos culpables de crímenes de guerra y contra la humanidad y de actos de
genocidio, no ha sido inquietado. Criminales en el seno del nuevo poder gozan en
consecuencia de una impunidad total incomprensible. La investigación sobre el atentado
terrorista que desencadenó el genocidio fue clasificada por el TPIR. La igualdad ante la ley,
cuando protege o cuando castiga, es sin embargo el fundamento mismo de una justicia sana.
Es obligado constatar desdichadamente que este principio general del Estado de derecho ha
sido ignorado totalmente por el TPIR.
1
El coltan, un mineral estratégico, es extraído principalmente de la RDCongo. Lo que hace de Ruanda un
importante exportador mundial. Ver Banco Nacional de Ruanda, tercer trimestre de 2007.
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En el plano económico
La tasa de crecimiento que en 2007 estaba en el 6% ha quedado hoy aniquilada por la de la
inflación, próxima al 22%. Un análisis atento a las estadísticas del Banco nacional deja pensar
que, a la vista de curso de los ingresos en divisas, el balance de los pagos en 2009 va a
registrar un déficit de 47,4 millones de $. El déficit sería más profundo si los ruandeses que
viven en el exterior, constituidos esencialmente por refugiados y exiliados y convertidos en
los primeros donantes de fondos del régimen, cesaran o disminuyeran drásticamente sus
envíos o remesas. Para un país agrícola en un 90%, conviene señalar una tasa de
decrecimiento del 0,6% del sector de la agricultura. La producción de víveres ha bajado un
3,3%, con una bajada espectacular del 13,2% y del 10,8% respectivamente para los tubérculos
y para los cereales (Borgo). El gasto público sigue ahondando el déficit presupuestario
pasando de -6,6% al -11% y al 27% respectivamente para los años 2005,2006 y 2007.
Las FDU constatan también que la economía aprovecha a una muy pequeña minoría, Añadir a
ello que lo esencial de las capacidades de los sectores económicos florecientes es extraído del
pillaje de la guerra, y es fácil comprender que la suerte del campesinado y del lumpen
proletariado urbano, principales fuerzas productivas, se desintegran inexorablemente.
El singular desarrollo de negocios mercantiles especulativos constatado en la capital Kigali y
presentado por el régimen establecido como la vitrina del dinamismo económico del país,
oculta a fin de cuentas una profunda miseria del mundo rural y peri-urbano.
En el plano social y judicial
Las desigualdades en cuanto a la instrucción, a la salud y al empleo, no cesan de agravarse y
aceleran el empobrecimiento de la mayoría de la población y de la casi totalidad de ka
juventud abandona y sin perspectivas. En efecto, el 30% de la población vive en una situación
de hambruna ya endémica. El 25% de los escolares abandonan la escuela antes de 4 años de
primaria a causa de la pobreza de las familias de donde provienen. Ruanda, antes presentado
como modelo en materia de salud comunitaria, forma parte de la cola de los países que menos
recurso dedican a la salud. ¡Apenas 10$ por habitante y año!
Sobre la justicia popular, llamada “Gacaca”, que hay que afirmar con toda claridad que su
concepción y desarrollo nada tiene que ver con la cultura ruandesa, ya que los crímenes de
sangre, tan lejos como nos remontemos en la historia de Ruanda, jamás han formado parte del
terreno de la competencia de los Gacaca. Concebidos estos tribunales y vividos en la cultura
ruandesa como instancias de mediación y reconciliación, los Gacaca instaurados por el poder
actual acentúan al contrario la injusticia, atizan el odio étnico y desagarran los tejidos familiar
y social, retrasando a las “calendas griegas” la cuestión de la reconciliación. Manchados por
procedimientos defectuosos, por la corrupción judicial, por los testimonios falsos y no
ofreciendo el derecho a un proceso equitativo, los Gacaca deben ser abolidos.
La superpoblación de las cárceles en las que se pudren más de 70.000 detenidos en edad de
trabajar, esto es, el 2% de la población, gran parte de los cuales no tiene un sumario o dossier
desde hace 15 años, es otro factor que agrava la miseria social y el déficit de la justicia.
La cuestión de los refugiados sigue siendo un problema estructural esencial dejada al olvido.
Ruandeses, de todas las etnias, siguen huyendo de la persecución política y se refugian en
varios países y en todos los continentes. Si bien algunos logran integrarse en los nuevos países
de acogida y llevan en ellos una vida decente, otros, más numerosos, sobre todos lo que viven
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en los países fronterizos, conocen situaciones de deterioro personal, social y colectivo,
indignos de un ser humano. Se trata de situaciones intolerables.
La búsqueda de soluciones a esta lacerante cuestión ha privilegiado hasta ahora la
reglamentación del retorno de los refugiados a las condiciones del régimen de Kigali de tal
manera que las repatriaciones forzadas, el no otorgamiento de asilo político en algunos países,
esencialmente africanos, se han convertido en la manera principal de gestionar la cuestión de
los refugiados. Ahora bien, para éstos últimos, la dimensión política es considerada como
predominante. Y cuando se sabe que el régimen no tiene ninguna voluntad de negociar con
sus opositores y que sigue cerrando todas las vías del diálogo político, es fácil comprender
que semejante régimen prioriza el uso de la fuerza.
En el plano administrativo
El Estado y el conjunto del sistema social están en una situación de delicuescencia
generalizada que se manifiesta concretamente por una inestabilidad administrativa. La
administración territorial cambia continuamente y en lugar de aproximarla a la población, la
“descentralización” adoptada la ha alejado de ella en la medida en que el municipio, antes
base de la política de descentralización, ha sido sustituida por una entidad administrativa más
lejana: el distrito.
3. Finalidad, visión, valores, principios y objetivos de las
Fuerzas Democráticas Unificadas “FDU-INKINGI”
3.1.
Finalidad y visión
La finalidad es la de:
Promover un proyecto de sociedad donde los ciudadanos, a través de las instituciones
democráticas, consensuadas, participativas, reconciliadoras y solidarias con las
generaciones actuales y futuras, asuman plenamente su destino individual y
colectivo.
La visión de las FDU-Inkingi se enuncia como sigue:
Convertirse en un movimiento político creíble y reconocido por su capacidad en
gestionar con equidad la cosa pública, en luchar contra la pobreza, en erradicar las
desigualdades sociales y cualquier forma de discriminación, con vistas a reforzar un
desarrollo duradero.
3.2.
Los valores
a. El Estado de derecho
Fundamento mismo de una gestión de la polis, el Estado de derecho que nuestro partido
político trata de promover, incluye y pone en primer término los principios de legalidad,
de primacía del derecho i.e. igualdad ante la ley. Rechaza la arbitrariedad. En un país
como Ruanda, que sucesivamente ha conocido regímenes autoritarios y totalitarios, las
FDU-INKINGI luchan por instituciones políticas que defiendan los derechos
fundamentales de la persona humana y que descansen sobre el pluralismo político.
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b. La igualdad y la libertad
Las FDU-INKINGI se adhieren plenamente a los ideales de igualdad y de libertad, que
justifican la lucha contra el racismo, la esclavitud y la colonización de los que ha sido
víctima el Pueblo Negro. De manera particular, en un país como el nuestro que, por una
parte, ha conocido el genocidio y los crímenes masivos contra la humanidad y que, por
otra parte, sigue vehiculando el ostracismo entre sus conciudadanos, la adhesión a la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, a la Carta africana de los derechos
del hombre y de los pueblos, al Pacto internacional relativo a los derechos civiles y
políticos, así como a otros instrumentos relativos a los derechos humanos ratificados por
Ruanda, y que no deben conocer excepción en su aplicación. Garantizar la igualdad ante
la ley, la igualdad de oportunidades y las libertades fundamentales contra la opresión del
poder debe ser la lucha cotidiana de nuestra organización.
c. La autonomía individual
Se trata de la capacidad y del derecho de la persona humana a liberar su creatividad, a
asumir sus problemas, a determinar y perseguir su destino, a decidir y a responder
(responsabilidad) de sus propios actos. La autonomía individual es el fundamento de la
democracia como institución para todos, ya que siendo iguales, los individuos participan
en la gestión de la sociedad. Frente a una política centralizadora y autoritaria que ha
inducido al conformismo generalizado y a la obediencia ciega al poder “Ilivuze umwami!,
nuestra organización reconoce como un derecho la resistencia contra la opresión que
empuja al individuo a denunciar cualquier Estado, cualquier política, cualquier soberano,
que atente contra la humanidad de la persona humana y contra el desarrollo ciudadano de
todos sus derechos.
d. Solidaridad
La solidaridad implica el reconocimiento y la toma en consideración permanente de las
interdependencias que ligan las diferentes categorías sociales, a los ricos y a los pobres,
las familias, las generaciones, las personas entre ellas. La solidaridad lleva a la justicia
social. No nacemos con la misma fortuna y la vida no nos ofrece siempre la igualdad de
posibilidades, es la razón por la que nuestra organización se bate por la equidad y dice que
cada persona humana tiene derechos, sean cuales sean sus circunstancias, a una vida
decente basada en los recursos suficientes y en un reparto de ellos equitativo.
e. El deber de memoria
El genocidio ruandés y los crímenes contra la humanidad que han sido cometidos en
Ruanda han dejado rastros indelebles en la memoria de las gentes. Es criminal negar o
relativizar el drama absoluto que han sufrido las víctimas y sus parientes supervivientes.
Para las FDU-INKINGI, éstos últimos constituyen una categoría específica a la que hay
que reconocer el sufrimiento particular, hacer justicia y reparar, aunque sólo pueda ser
parcialmente, le perjuicio sufrido. Para que semejante catástrofe no se reproduzca más
entre nosotros, las FDU-Inkingi se comprometen a defender contra viento y marea el
derecho absoluto a la vida y a mantener encendida la vela de la memoria de todas las
víctimas.
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f. La participación popular
La apropiación y la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas exigen
que los ciudadanos controlen directamente e inspiren efectivamente el ejercicio del poder.
Es indispensable que cada individuo, a todos los niveles de la sociedad, tome conciencia
de sus derechos y de sus deberes. Para ello, nuestra organización se compromete a hacer
reconocer y a introducir en la Constitución la iniciativa popular como un derecho
constitucional. Se trata de la facultad dada a los ciudadanos de ejercer directamente, al
lado del Parlamento y del Gobierno, su parcela de soberanía.
g. La descentralización
La otra manifestación del éxito de una democracia consiste en que las decisiones sean
tomadas en el nivel de las distintas esferas de proximidad del ciudadano para que éste
sienta que participa plenamente en la vida pública. La descentralización es esta
multiplicación de las instancias de decisión al alcance del ciudadano en lo que es el
llamado poder local y en el que el poder nacional acepta y deja libre campo a la
creatividad de las instancias regionales y municipales. La descentralización permitirá
también la libre expresión de algunas particularidades culturales y la emancipación de los
dinamismos económicos y sociales.
h. El desarrollo duradero.
Nuestra organización otorga mucha importancia a la gestión duradera y equitativa de los
recursos naturales y a la conservación del medio ambiente, así como a la rehabilitación de
los equilibrios de los ecosistemas degradados por la actividad humana. Somos solidarios
con las generaciones futuras a las que debemos dejar recursos para su propia vida y por
ello cualquier decisión política debe ser sometida a una evaluación de sus efectos a medio
y largo plazo sobre los equilibrios ecológicos, sobre el bien colectivo y sobre el futuro de
las sociedades humanas, particularmente sobre la sociedad ruandesa.
3.3.
Principales objetivos de las FDU-INKINGI
a. Establecer un régimen político democrático multipartidista
Las FDU harán trabajarán para instaurar un régimen democrático basado en una
Constitución cuyo proceso de elaboración y de validación se desarrollará en una acción
participativa altamente incluyente.
El régimen político FDU-Inkingi se caracterizará por una renovación democrática de un
pueblo reconciliado en el que la ciudadanía es una realidad en las instituciones y en todos
los sectores de la vida del país, y en el que las gentes se reconozcan en primer lugar por
sus ideas u opciones políticas, sociales, económicas, culturales, medioambientales que
compartan, y no sobre bases identitarias como la pertenencia étnica, clánica, religiosa,
regional.
b. Crear las condiciones de la celebración y conclusión de un diálogo ruandés
altamente incluyente.
Las FDU deberán poner todo su esfuerzo y trabajo para realizar las condiciones máximas
necesarias a la aceptación por todas las partes implicadas en la crisis ruandesa, para la
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celebración, conducción y conclusión positiva de un Diálogo inter-ruandés altamente
incluyente. Este diálogo reunirá a los representantes de los actores de las corrientes
políticas y de la sociedad civil del interior como del exterior, a los representantes de la
Administración pública y de las fuerzas de seguridad, del mundo económico y de los
representantes de los refugiados.
Estas reuniones tomarán todas las medidas profilácticas (Guca inzigo no Kwunga) que se
imponen en todos los niveles: institucional, socio-económico, político y cultural. Será la
garantía de que Ruanda ha vuelto a ser una sociedad tolerante, capaz de gestionar un
desarrollo socioeconómico mejor compartido a favor del bienestar general de cada uno. Se
tratará de debatir en primer lugar, sin tabúes, los grandes problemas y desafíos nacionales,
de establecer luego un proceso político así como reglas de participación en la vida pública
susceptibles de garantizar un país hospitalario para todos los ruandeses, de consensuar por
fin los elementos fundamentales de un marco fundamental de gestión duradera del Estado.
c. Poner término a la impunidad y garantizar justas e imparciales reparaciones a las
víctimas.
Las FDU deberán esforzar y trabajar intensamente hasta que quede instaurada en el país
una justicia imparcial y equitativa. Si la necesidad de la justicia para conseguir la
reconciliación es crucial, una justicia justa y equitativa exige que no sea un instrumento de
eliminación del oponente político y que no haga discriminación entre las víctimas ni
favorezca a una categoría de criminales.
La urgencia para las FDU-Inkingi será poner fin a la parodia de justicia institucionalizada
a través concretamente de los tribunales populares “GACACA”, que se desvían de la
cultura ruandesa, refuerzan una cultura de odio étnico y actúan haciendo imposible la
reconciliación entre todos los componentes de la Nación. Las FDU harán que todos los
prisioneros políticos y de opinión queden libres así como los prisioneros sin dossier.
Garantizarán que esta justicia busque toda la verdad sobre el drama ruandés, establezca las
responsabilidades individuales, castigue efectivamente a los verdaderos culpables sin
discriminaciones y atribuya reparaciones justas a los parientes de las víctimas. Deberán
instalar en la vida cotidiana el principio de presunción de inocencia, de la responsabilidad
criminal individual y deberán garantizar el fin de la presunción de culpabilidad criminal
colectiva de un grupo nacional, culpabilidad que se ha convertido en la regla para el
régimen del FPR.
d. Poner fin a la discriminación y garantizar la igualdad de oportunidades entre todos
los ciudadanos ruandeses.
Se tratará de establecer arreglos constitucionales, marcos institucionales y programas que
garanticen una prevención y un tratamiento radical contra cualquier forma de
discriminación entre ciudadanos y que ofrezcan garantías a los diferentes componentes de
la sociedad ruandesa a fin de que cada uno se sienta en seguridad en la participación en las
instituciones, en el ejercicio de los derechos civiles y políticos, en la participación en el
proceso de producción y de reparto de la riqueza nacional.
e. Repatriar los refugiados y asegurar su reinserción
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Las FDU pondrán todo su empeño en crear las condiciones de una repatriación efectiva de
todos los ruandeses sin discriminación alguna, sobre la base de un retorno voluntario, y en
asegurar su reinserción efectiva en la vida económica, social, política y cultural del país.
Las FDU-INKINGI se comprometen a establecer una gobernanza así como todas las
medidas necesarias susceptibles de poner fin al exilio continuado de los ruandeses que se
produce a cada cambio de régimen político.
f. Reestructurar y relanzar la economía nacional
Las FDU deberán crear las condiciones de una reestructuración profunda de la economía
nacional a fin de permitir un acceso igual de los ciudadanos a los medios de producción,
al crédito, a la formación y al empleo, fuentes de creación efectiva y continua de riquezas
individuales y colectivas.
Las FDU-INKINGI crearán las condiciones de un justo y equitativo reparto de los frutos
del esfuerzo nacional, respetuoso y favorable al derecho de iniciativa empresarial, en el
respeto de los derechos de los trabajadores y de la solidaridad nacional. Deberán por fin
crear las condiciones de una integración económica profunda y benéfica de Ruanda en la
economía regional, africana e internacional.
g. Poner definitivamente fin al expansionismo y contribuir a restaurara la paz y la
seguridad regional.
Las FDU pondrán fin a la violación de la integridad territorial, de la soberanía nacional y
a los pillajes de los recursos naturales de los Estados vecinos. Respetarán efectivamente
los principios de la intangibilidad de las fronteras, la no-ingerencia en los asuntos internos
de los Estados y la reparación de los daños que podrían derivarse de su violación. Deberán
crear las condiciones internas y contribuir a realizar las condiciones externas favorables a
la libre circulación de las personas y de os bienes en la región así como su establecimiento
en los territorios de los Estados, en el respeto de las leyes y reglamentos en vigor en cada
Estado y de los acuerdos políticos libremente negociados y consentidos.
En conclusión, la finalidad, la visión, los valores y objetivos de las FDU-INKINGI destacan
una imagen desead de Ruanda como un Estado de derecho en el que la justicia, la democracia,
los valores republicanos, la libertad y la solidaridad, así como el respeto escrupuloso de la
vida, son garantías y constituyen las bases de la reconciliación, de la cohesión nacional, de la
paz y del desarrollo duradero.
Más allá de la participación ciudadana con que quieren imprimir las Instituciones, las FDUINKINGI reconocen a los ruandeses su elevada capacidad para reconocer las diferencias y
gestionarlas; la capacidad de poner en provecho sus múltiples experiencias individuales y
colectivas, para instaurar y facilitar un diálogo franco así como una efectiva reconciliación.
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4. EL PROGRAMA POLÍTICO DE LAS FUERZAS
DEMOCRÁTICAS UNIFICADAS
Nuestro país atraviesa una crisis política, humanitaria, social e institucional sin precedentes.
Hemos llegado hoy a un momento de la historia en el que Ruanda se encuentra
profundamente herida por la violencia, la miseria, el exilio y la muerte. La economía nacional
se encuentra siniestrada, el hambre hace estragos en el país, la educación nacional se ha
hundido, la salud pública y el desarrollo nacional, especialmente el rural, se han ralentizado.
A fin de prevenir los peligros de urna nueva confrontación, Ruanda necesita urgentemente
instituciones democráticas fuertes y un Estado de derecho, único marco institucional que
permitirá reconstruir la sociedad y trabajar en su estabilidad socio-política y propiciar el
crecimiento económico.
Por medio de este programa, las FDU-INKINGI proponen un mejor “vivir juntos” en nuestro
país y una política de buen vecindario en nuestra sub-región. Lejos de ser inmutable, este
programa quiere al mismo tiempo suscitar el debate. Sólo la confrontación de ideas puede en
efecto permitir la búsqueda de soluciones evolutivas adaptadas a las exigencias de nuestro
tiempo y a la fluida coyuntura política de nuestro país.
Sin embargo, a fin de hacer triunfar en Ruanda otra política, hay que poner en pie un sistema
político, social y económico que impida que nuestra sociedad se desintegre definitivamente
por medio de enfrentamientos mortíferos sin fin. En realidad, el etnismo y el regionalismo no
son un producto fatal de la historia de Ruanda. Son el resultado de las luchas por el poder
entre ciertas elites cuya estrategia consiste a menudo a “dividir para reinar”,
instrumentalizando la pertenencia étnica y/o regional de los ruandeses.
Para poner fin al mal que gangrena Ruanda, las FDU-INKINGI se comprometen a arrolar
algunos tabúes y a conducir una evolución significativa de las mentalidades para llegar a:
- el anclaje en el pueblo de una mentalidad que rechace someterse al reino de la
tiranía;
- una sociedad civil que sea garantía de la democracia y de la responsabilidad
ciudadana
- desembarazarse en las relaciones sociales de los comportamientos y de los
reflejos que recuerdan la jerarquización feudo-monárquica y colonialista de las
categoría sociales de antaño.
Aunque desagrade a los que lanzan llamas y a los casandras, las FDU-INKINGI están
convencidas de que la construcción cultural sólida e histórica de nuestro país ha hecho de los
ruandeses un Pueblo homogéneo, de Ruanda un Estado-Nación con un dibujo claro en
términos de identidad nacional y de voluntad de vivir juntos.
4.1. Ámbito político
a. La Democracia
La sociedad ruandesa no puede vivir indefinidamente bajo la férula de un puñado de
extremistas cuyo único leitmotiv es el ejercicio de un poder represivo y exclusivo.
Poderosos grupos ocultos en el seno del ejército, del FPR y de la administración local se
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han colocado por encima de la ley y gangrenan la vida nacional. Se ha instalado un poder
militar y totalitario. La impunidad general, la corrupción, el amordazamiento de los
partidos políticos, la ausencia de libertad de opinión y de participación de la población en
el proceso de decisiones y el nepotismo caracteriza la situación actual.
Las FDU-INKINGI denuncian a quienes han producido la ruina de nuestro país y se
comprometen a eliminar sin complacencias los pesados prejuicios que han obstaculizado
las buenas relaciones entre ruandeses. Las FDU-INKINGI pretenden ser una referencia
que anime las nuevas generaciones a dotarse como misión continuar corrigiendo las faltas
y graves errores cometidos por los regímenes de violencia que se han dio sucediendo en
Ruanda.
La paz y la seguridad no son posibles en un sistema político en el que el poder considera a
una gran parte de su propia población como un enemigo a liquidar. La tolerancia, el
respeto del otro, el derecho a la vida, son principios universales que los ruandeses deben
suscribir definitivamente.
Así pues, es necesario para poner fin a la discriminación étnica, regional, clánica y a las
discriminaciones de todo orden, instaurar instituciones democráticas que garanticen la
seguridad de todos los componentes de la sociedad ruandesa. Las instituciones estarán
basadas en los principios del Estado de derecho, la igualdad, las libertades públicas, el
pluralismo político, la celebración regular de elecciones libres y transparentes, el respeto
del veredicto popular, la participación, la separación de poderes y el respeto de los
derechos de la persona, de su dignidad y de sus libertades. Las FDU-INKINGI están
comprometidas resueltamente en luchar para asentar esta democracia, portadora de
esperanza para el pueblo y sin la cual cualquier desarrollo duradero o posibilidad de paz
social estarían abocados al fracaso.
Somos conscientes de que la democracia no se limita a un discurso de intenciones y a la
organización puntal de elecciones. Se trata más de un proceso al que las poblaciones
deben ser asociadas constantemente, concretamente en el ámbito local. El poder, en
efecto, debe ser aceptado políticamente por la comunidad, a la que sirve. El poder saca su
legitimidad de una participación más amplia de la población, de su equidad e
imputabilidad. En esta perspectiva, las entidades administrativas locales deben ser
también viables y poseer a su disposición los recursos financieros y humanos que les
permitan cumplir eficazmente sus funciones. En este sentido, las FDU-INKINGI están
determinadas a trabajar a favor de:
- La integración de todas las poblaciones, especialmente las del mundo rural, en
la toma de decisiones por medio de la instauración concretamente del derecho
de iniciativa popular.
- La prevención y también la intervención activa en las causas de la exclusión de
la sociedad, ofreciendo a cada uno los medios de su libertad y responsabilidad.
- La libertad de asociación y el pluralismo político.
- El reconocimiento de los derechos de la oposición política, tanto en el ámbito
nacional como en el local en el seno de todas las escalas políticas.
- La prohibición absoluta de la acumulación de funciones y de mandatos que
lleven consigo la concentración del poder entre las manos de un puñado de
oligarcas.
- La libertad de prensa y el desarrollo de una sociedad civil activa.
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-
El establecimiento de una estructura transparente de financiación pública de
los partidos políticos sobre la base de su representatividad.
b. Separación de poderes
Ruanda es desde hace largo tiempo una sociedad organizada verticalmente con un Estado
fuertemente centralizado en el que la iniciativa política no siempre ha sido
suficientemente impulsada... Muy frecuentemente la población ha sufrido órdenes venidas
de arriba, sin dar su punto de vista sobre la gestión del país y sin que ella se reconozca
necesariamente en los intereses políticos presentados. Este estado de de hecho es el que
alimenta enfrentamientos de grupos en el seno de la elite que se pelean unos contra otros
para mantenerse o acceder al poder sin frenos institucionales y sin control de un
contrapoder cualquiera.
Las FDU-Inkingi quieren reconstruir la unidad del pueblo ruandés entorno a un Estado
republicano democrático y libre, que separa netamente los tres poderes. Un poder
ejecutivo que conduce la acción gubernamental, un poder legislativo que adopta las leyes
y controla efectivamente la acción del poder ejecutivo, un poder judicial independiente
que certifique la constitucionalidad de las leyes, haga justicia a los justiciables y regule los
litigios entre los dos primeros poderes. Es preciso que el poder detenga frene o detenga el
poder a fin de garantizar las libertades públicas de los ciudadanos y el funcionamiento
regular de las instituciones.
Para ello, las FDU-Inkingi defienden en este marco un Estado ruandés de régimen
democrático semi-presidencial basado en la concordancia, la separación y la
independencia de los poderes:
b.1. El Poder ejecutivo asegurado por el Presidente de la República
El Presidente de la República, que es el Jefe del Estado, será elegido por sufragio
universal directo y por mayoría absoluta por un mandato de cinco años renovables una
sola vez. El Presidente de la República es el garante de la cohesión nacional. Determina la
política del país y dirige la acción gubernamental. Es asistido en sus funciones por un
vicepresidente que hace las funciones de ministro de Estado, surgido de un grupo de la
diversidad nacional distinto al suyo y, si es posible, de una región diferente. Es el jefe
supremo de las fuerzas armadas y de la policía. Nombra los ministros de la coalición de
partidos que hayan obtenido más votos en las elecciones legislativas. No puede disolver el
Parlamento sin que ponga en juego al mismo tiempo su mandato y viceversa.
El gobierno tiene, con el Parlamento y el pueblo, la iniciativa de las leyes. El Consejo de
ministros delibera obligatoriamente sobre las decisiones que fijan la política general del
Estado, los proyecto de ley, los decretos y +ordenes presidenciales y ministeriales.
Tratándose de proyectos de ley, éstos no podrán ser recibidos por el Parlamento si
previamente no han sido sometidos a consulta entre los diferentes sectores de la sociedad
civil o los grupos de intereses concernidos por ellos.
b.2. El Poder legislativo
El poder legislativo será ejercido por un Parlamento compuesto por dos cámaras: La
Asamblea general y el Senado. Los diputados de la Asamblea Nacional serán elegidos por
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los ciudadanos por escrutinio proporcional, por sufragio universal directo y secreto, por un
mandato de cinco años. La representatividad des las circunscripciones electorales es
proporcional a su peso demográfico.
Una segunda cámara, el Senado, será creada para permitir un examen más profundo de los
proyectos de ley y para colmar un eventual desequilibrio engendrado por el modo de
escrutinio de la elección de diputados de la Cámara baja (Asamblea Nacional), cuya
composición refleja únicamente el peso real de las diferentes sensibilidades políticas
nacionales y no la diversidad nacional. El Senado estará constituido por representantes
elegidos surgidos por ¾ de los partidos políticos activos en el nivel de las Regiones y por
¼ designados por el Presidente de la República según las modalidades de toma en
consideración de la diversidad nacional. El número de senadores por Región es idéntico
para todas las regiones. Pueden ser senadores de derecho los antiguos Jefes de Estado,
según las disposiciones y criterios definidos por la Constitución.
El Senado entenderá en primera lectura todas las iniciativas de ley referentes a la unidad
nacional o a la cesión de soberanía nacional en el marco de una asociación entre Estados.
Para otras cuestiones el gobierno puede decidir presentar sus iniciativas legislativas para
las primeras deliberaciones indistintamente a una u otra cámara parlamentaria. Para las
iniciativas de ley sometidas en primer lugar al Senado, su adopción será objeto de una
doble aceptación de las dos Cámaras. Para las otras, en caso de cuatro tentativas sin éxito,
es el voto de la Cámara baja el que prevalece.
Si bien a escala nacional, el Parlamento está constituido por dos Cámaras, la Asamblea
Nacional o Cámara baja y el Senado o Cámara alta, en el ámbito descentralizado sólo
existe una única Cámara.
El Parlamento nacional está dotado de amplias competencias: aprobación del programa
del gobierno, iniciativa y adopción de leyes, voto del presupuesto y aprobación de las
cuentas del Estado, control de la acción del gobierno, acuerdo de plenos poderes en caso
de estado de sitio o estado de urgencia, aprobación de la declaración de guerra,
determinación del contingente militar, asentimiento y ratificación de tratados,
convenciones, acuerdos, pactos, arreglos o protocoles que comprometen al Estado
ruandés.
b.3. El poder judicial
El poder judicial es independiente del poder ejecutivo y del poder legislativo. Es ejercido
por la Corte Suprema, las Cortes y Tribunales. Para garantizar su independencia, el poder
judicial está dotado de un Consejo Superior de la Magistratura que actúa como consejo de
disciplina de los magistrados. El Presidente de la Corte Suprema es el Presidente del
Conejo Superior de la Magistratura. Es elegido, con sus Vicepresidentes, por el
Parlamento reunido en Congreso por una duración de 7 años renovables una sola ves. Son
inamovibles durante la duración de su mandato, salvo a causa de falta grave profesional.
La ley define lo que se entiende por falta grave. Los otros miembros son elegidos por y
entre los magistrados ¾ partes y el ¼ restante es elegido en consejo de Ministros, a
propuesta del ministro de Justicia, por el Presidente de la República, entre los nomagistrados, a fin de evitar el corporativismo de los jueces, por un mandato de 3 años
renovables dos veces. Los Presidentes de las Cortes de Apelación y los Consejeros son
nombrados por el Presidente de la República, en Consejo de Ministros, a propuesta del
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Presidente de la Corte Suprema y tras opinión conforme del Consejo Superior de la
Magistratura. Los Presidentes de los tribunales de primera instancia y los otros jueces son
nombrados por las asambleas regionales.
La Corte Suprema es la más alta jurisdicción del Estado en materia administrativa, judicial
y de Cuentas del Estado. Es competente en lo que concierne a los contenciosos de las
elecciones regionales y municipales. Las decisiones de la Corte Suprema no son
susceptibles de recurso y se imponen a los poderes ejecutivo y legislativo, jurisdiccional,
de mediación, así como a las personas físicas y morales.
b.4. El poder local
La concentración del poder en el nivel nacional lleva consigo un sobredimensión del
Estado central en detrimento de las regiones y de las colectividades locales. En el caso de
Ruanda, el acceso al poder es percibido como vía de acceso a los recursos escasos, lo que
crea una competitividad fura y fratricida entre las elites y hace surgir conflictos de tipo
regionalista y étnico. El regionalismo no habría producido tantos estragos entre la elite si
ésta hubiera podido previamente desarrollarse en múltiples responsabilidades en el ámbito
local antes de escalar al nacional. La descentralización, por su mayor proximidad al medio
permite a los poderes públicos capar mejor los problemas y encontrar respuestas más
adaptadas.
Descentralizar y acordar una amplia autonomía y competencias nuevas al consejo
regional, a las asambleas y a las colectividades locales es no solamente ampliar espacios
de poder sino también una manera inteligente y positiva de contribuir a la resolución del
regionalismo y del etnismo. Como si se tratara de un sistema de filtro político, para poder
alzarse en el nivel nacional, las elites deberán primero dar pruebas de su compromiso en la
vida pública local y en el servicio del interés general. Las FDU-INKINGI esperan de la
descentralización no solamente la participación y la toma de mayores responsabilidades
políticas por parte de los ciudadanos y las colectividades, sino también la redinamización
de las economías regionales y la explosión de las iniciativas y de la creatividad de la
sociedad civil. Es en este ámbito donde experiencias originales en materia de conciliación,
de arreglo no contencioso de conflictos, de medidas alternativas a la detención
penitenciaria y de revitalización de la tradición y de las costumbres locales, podrán ser
exploradas.
Sin que ello transforme estas nuevas instituciones en “baronías”, el consejo regional y la
asamblea regional tendrán amplias competencias en materia de instrucción pública, de
salud, de desarrollo local, de finanzas públicas, de cultura, de acción social y de policía. El
gobierno y el parlamento centrales, que mantienen sus competencias generales,
evidentemente seguirán dictando las condiciones marco y las orientaciones generales del
buen funcionamiento de las instituciones públicas, de la concurrencia económica y de la
protección social. Dejarán a las regiones la libertad de imaginar las combinaciones
específicas y ventajosas que les son propias. Por medio de un sistema de perecuación
negociado en cada legislatura, según el peso demográfico y económico de las regiones, el
Estado central afectará recursos suplementarios al presupuesto de funcionamiento y al
programa de inversiones públicas regionales. Se da por descontado que una región puede
desarrollar una política de cooperación económica y cultural con Estados u otras
instituciones internacionales privadas o públicas, en pleno respeto de la ley sobre la
cooperación descentralizada.
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El Consejo Regional, elegido por sufragio universal y en sistema proporcional, designará
el gobierno local y garantizará que todas las grandes corrientes de opinión política estén
representadas en el seno del ejecutivo local. Se trata de un gobierno regional de consenso.
En el ámbito municipal, el Alcalde y su equipo ejecutivo serán elegidos por los concejales
municipales proporcionalmente a su peso político en el seno del Consejo municipal. Este
último es elegido directamente por la población. Un equipo ejecutivo de la municipalidad
estará formado por el Alcalde y aprobado por el pleno municipal. La región o el municipio
podrán establecer, según los casos, impuestos y tasas.
b.5. Los derechos populares
La Participación popular es, tras la separación de poderes y la descentralización, el tercer
pilar de una democracia ciudadana. El pueblo ejerce normalmente su soberanía por medio
de sus representantes elegidos. No obstante, puede suceder que los políticos
“corporativicen” la vida pública y corrompan el sistema político. La participación popular
permite controlar la acción de los “profesionales” de la política y les recuerda
constantemente quién es verdaderamente el detentador de la soberanía, a saber, el
ciudadano. El derecho otorgado a un cierto número de ciudadanos a legiferar sobre una
cuestión precisa o de oponerse a una ley o decreto de alcance general exigirá al gobierno y
al parlamento de permanecer a la escucha del pueblo, de encontrar respuestas y
expiaciones a los problemas planteados. Cuanto más los ciudadanos recurran al derecho
de iniciativa, más las autoridades comprenderán que están desconectadas de las
preocupaciones reales de la gente y más sentirán la necesidad de corregir el tiro, de
explicar mejor las decisiones que toman, si quieren sobrevivir políticamente.
b.6. El Mediador de la República (Ombudsman)
El Mediador de la República tendrá como función vigilar y hacer corregir las
negligencias, los errores, las injusticias y los abusos de los ministerios y organismos del
Gobierno. Recibirá y estudiará las quejas de las personas, de las empresas o de las
asociaciones que se dirigirán a él y podrá intervenir por propia iniciativa.
El Mediador de la República y su personal no formarán parte de la función pública y serán
independientes del Gobierno. Los colaboradores del Mediador de la República serán
especialistas: juristas, trabajadores sociales y otros profesionales y técnicos, poseedores de
una formación acreditada en mediación. Elegido por los diputados de la Asamblea
Nacional, el Mediador de la República rendirá cuentas de sus acciones a la Asamblea
Nacional.
Una ley sobre el Mediador de la República será adoptada con vistas a darle los poderes
necesarios para que lleve adelante sus investigaciones. Si la investigación revela que el
ciudadano ha sido lesionado por la Administración, el Mediador de la República podrá
pedir la revisión de la decisión administrativa o, llegado el caso, la revisión de un
procedimiento, de una política, de un programa gubernamental, de un reglamento o de una
ley. Actuará por la vía de recomendaciones. Si la investigación revela que no ha existido
actuación lesiva, el Mediador de la República cierra el asunto y lo comunica al ciudadano.
El Mediador de la República, por su mandato, intervendrá en consecuencia a la vez sobre
la protección de los derechos de la persona, sobre la garantía de las libertades públicas y
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sobre la corrección de los disfuncionamientos de las instituciones. Participará así en el
reforzamiento del Estado de derecho y de la cohesión nacional.
c. La cuestión de la diversidad nacional y el acceso al poder
Reducir la tragedia ruandesa a una rivalidad “étnica” es tener una concepción ingenua de
la supuesta homogeneidad de la “etnia” en nuestro país. El verdadero problema es el de
las oligarquías política y militares que se enfrentan por medio de las masas populares
interpuestas. Como todos los saben, los hutu no sacan provecho en su conjunto de un
poder llamado hutu. Del mismo modo, nadie puede afirmar que todos los tutsi gozan de
los privilegios desde que un poder llamado tutsi pretende representar sus intereses. La
prueba de ello está en que hoy pesa sobre los supervivientes, viudas y huérfanos tutsi, el
terrible y cínico reproche de haber escapado a las masacres por el precio de la traición.
Todo el mundo puede asistir hoy, a lado de los hutu desconcertados, tutsi que abandonan
en masa el país para ir a instalarse en otros lugares. He ahí la prueba que demuestra la
vanidad de ligar a cualquier etnia una pandilla en el poder que manipula los antagonismos
sociales con el único objetivo de mantenerse en él de por vida.
Las FDU-INKINGI reconocen que por medio de la lógica de la manipulación popular y de
los antagonismos sociales con fines políticos, las oligarquías políticas y militares les dan
un lugar e importancia que no tienen en la realidad ruandesa de todos los días. “El
etnismo”, “el regionalismo” y otras diferenciaciones fabricadas pieza a pieza en mentes
estrechas de la política ruandesa son la consecuencia de un sistema de clientelismo, de
exclusión, de corrupción y de nepotismo que se instala con desprecio de las reglas del
Estado de derecho, a fin de asegurar una longevidad política y una hucha de seguridad
financiera a las camarillas que se suceden en el poder. Son el resultado de la ausencia de
pensamiento y visión propios para guiar un pueblo en la vía del progreso y no de la rapiña
y de la bajeza. Las FDU-INKINGI erradicarán todos estos elementos que conducen
nuestro pueblo a las trágicas catástrofes, testigos de la degradación intelectual y moral de
su elite.
No es exterminando una parte de la población juzgada indeseable como se protege la
considerada favorable o fiel. Solo instituciones democráticas respetuosas de los derechos
y deberes de todos y cada uno son las garantes de la protección debida a cada ruandés,
sean cuales sean sus orígenes, su sexo, su fortuna, su profesión sus ideas, sus
orientaciones políticas, religiosas, sexuales u otras. Creemos firmemente que es el derecho
inalienable reconocido y garantizado a cada ruandés – individual o colectivamente – de
ser protegido por las instituciones y de participa en la vida pública según su opción, en el
respeto de orden público, el que libera a todos y cada uno, en particular a las minorías, del
temor obsesivo a la desaparición individual o colectiva por la sola decisión del Príncipe.
Así pues, es a causa de la preocupación por permitir a cada ruandés ser activo y
reconocerse en las instituciones y en el aparato del Estado por lo que las FDU-INKINGI
preconizan concretamente la creación del Senado y el modo de escrutinio con
representación proporcional. Para corregir ciertas distorsiones del sufragio directo y
permitir así a cada ruandés estar representado, las FDU-INKINGI se comprometen tanto
para las elecciones parlamentarias, provinciales, que para las municipales, a presentar
listas de candidatos representativos de la diversidad nacional.
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Y en caso de victoria de las FDU-INLINGI, este mismo principio de proporcionalidad
guiará los nombramientos de los altos cargos de la administración central (Embajadores,
Secretarios Generales, Directores Generales, Directores de Establecimientos públicos) y
territoriales (Prefectos, Subprefectos), del alto mando del ejército, de la policía nacional y
de los servicios de seguridad. Estos nombramientos deberán estar sometidos a la
aprobación del Senado.
4.2 Ámbito de la Justicia
La cuestión de una justicia equitativa como factor de reconciliación y de reconstrucción
de la sociedad ruandesa es una prioridad para las FDU-INKINGI. Si hablamos de
desterrar la impunidad, ello vale para todos los autores de los crímenes contra la paz, de
los crímenes de genocidio y de los crímenes contra la humanidad y de otras violaciones de
los derechos de la persona, cometidos por los ruandeses en el territorio nacional o fuera
del país.
La democracia no puede convertirse en una realidad más que si hay un sistema judicial
para protegerla. A este respecto, la ruptura del círculo vicioso de la cultura de impunidad
exige un buen aparato judicial, una legislación adecuada y un apoyo a las organizaciones
de derechos humanos. El planteamiento de las FDU-INKINGI es establecer una justicia
equitativa e imparcial, independiente y accesible a todos.
Pero el necesario cambio no puede decretarse. Debe cumplirse en el marco global de este
programa. Serán adoptadas algunas medidas urgentes para crear las condiciones de este
cambio:
- Abrogar las leyes contrarias a la Declaración Universal de Derechos del
Hombre y a otras convenciones internacionales;
- Asegurar la aplicación de los textos y procedimientos existentes, con
demasiada frecuencia obstaculizados por razones políticas o de oportunidad;
- Cesar de hacer depender del poder público los nombramientos de magistrados.
En lo que respecta a esta cuestión, la gestión de la carrera de todos los
magistrados debe ser competencia únicamente del Consejo Superior de la
Magistratura;
- Simplificar los procedimientos civiles y aumentar los créditos concedidos al
Departamento de Justicia;
- Garantizar los derechos de los ciudadanos gracias a:
 Un respeto escrupuloso de la presunción de inocencia;
 Un reforzamiento del carácter contradictorio del procedimiento de instrucción;
 La revisión del código de procedimiento penal para permitir la creación de un
juez de instrucción independiente y distinto del ministerio fiscal;
 La revisión del código de funcionamiento penal para permitir a las víctimas o a
sus representantes, desencadenar la acción penal, aunque el ministerio fiscal se
haya opuesto, por activación directa de la jurisdicción de instrucción o de
juicio;
 La creación de una abogacía, colegio de abogados, libre e independiente;
 La limitación del recurso de detención preventiva al sólo caso en que no haya
duda de la culpabilidad.
 La indemnización de las víctimas de detenciones injustificadas y sanción de
los responsables de estas detenciones a fin de que reflexionen suficientemente
sobre los motivos de la decisión de detención preventiva.
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4.3. Ámbito de los derechos humanos
Largo tiempo ignorados y a menudo pisoteados, estos derechos deben ser consagrados por la
Constitución de manera que la persona humana esté en el centro de las preocupaciones del
Estado y de sus instituciones.
Para luchar eficazmente contra la cultura de la arbitrariedad y del desprecio de la vida, las
FDI-INKINGI está decididas a proteger los derechos humanos por medio de:
- La elaboración de una Carta ruandesa de los derechos y libertades, deberes y
responsabilidades de la persona.
- La creación en todos los municipios del país de células de información y de
formación sobre los derechos y deberes del ciudadano:
- El apoyo a la sociedad civil para la creación de un observatorio de los derechos
humanos;
- La promoción y el apoyo a las asociaciones independientes de defensa de los
Derechos del Hombre;
- El desmantelamiento de las redes y organizaciones para-políticas y
paramilitares de carácter violento o terrorista, las “local defense” así como
milicias de partidos políticos;
- Las investigaciones objetivas y profundas sobre las violaciones de los
Derechos del Hombre, concretamente de las detenciones arbitrarias, los
asesinatos políticos, los obstáculos al trabajo de los periodistas y la
indominación de las víctimas de estas violaciones;
- La movilización de la ayuda internacional a favor de la justicia y de la
reparación de los crímenes contra la humanidad a fin de que Ruanda recobre su
credibilidad en materia de respeto al derecho.
Para las FDU-INKINGI, Ruanda debe entrar imperativamente en una era de estricto respeto
de los derechos fundamentales de ser humano. Necesita para ello una nueva generación de
dirigentes que defiendan al débil y al oprimido, y que estén determinados a construir un
verdadero Estado de derecho. La banalización del crimen, las detenciones arbitrarias, la
denegación de la justicia, el expolio, las condiciones deplorables en los lugares de detención,
son en este contexto un tema de preocupación e inquietud de primer orden para las FDUINKINGI. Estos derechos no sólo deben estar inscritos en las páginas de la Constitución y en
otros textos legales, sino que es preciso que sean reales y se practiquen en lo cotidiano.
A este respecto, las FDU-INKINGI están resueltas a apoyar la creación de un Observatorio de
los derechos humanos ya impulsar el trabajo de los activistas de los derechos humanos con
vistas a hacer efectivos:
- La afirmación y puesta en práctica de los principios fundamentales contenidos en la
Declaración Universal de derechos del Hombre;
- La concreción del principio de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, tanto en las
leyes como en los hechos;
- Garantías jurídicas para todas las personas acusadas o condenadas, tales como el derecho de
recurrir y el derecho a la asistencia jurídica;
4.4. Ámbito de la Defensa y de la Seguridad
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Las FDU-INKINGI están resueltas a poner en marcha los mecanismos de seguridad de los
ciudadanos, el regreso de los refugiados y la protección de las Instituciones democráticas por
medio de una fuerza pública controlada civilmente.
La democracia, la independencia del país, las instituciones públicas, pero también las
libertades públicas, deben ser defendidas. El ejército y la policía deben ser elementos
importantes de esta defensa. En el contexto que es el nuestro, en el que las fuerzas de defensa
y de seguridad han cesado de estar al servicio del pueblo para convertirse en instrumentos de
represión al servicio de la dictadura, su estructura y su función deben ser redefinidas.
Las fuerzas de defensa y de seguridad estarán por lo tanto bajo el control de la autoridad civil.
En una democracia, el ejército y la policía están bajo el control total del Gobierno y al
servicio del pueblo. Es el Gobierno el que formula, entre otras, la política de defensa y de
seguridad. Las fuerzas de defensa y de seguridad deberán cumplir plenamente su función sin
inmiscuirse en la política. Los militares son profesionales, expertos técnicos y no políticos.
Así pues, deberán operarse reformas profundas para dotar al país de fuerzas de defensa y de
seguridad al servicio del pueblo y que no utilicen las armas puestas a su disposición para
mantener el pueblo como rehén y sojuzgarlo.
Las FDU-INKINGI procederán a una reestructuración de los dos cuerpos e iniciarán una
modalidad de reclutamiento cuyo eje será la competencia, el sentido cívico, el amor a la
patria, la neutralidad política. Los miembros de las fuerzas armadas que actualmente no están
perseguidos por la justicia internacional por su presunta participación en los crímenes contra
la humanidad y que son de la opinión que estas fuerzas deben permanecer efectivamente al
servicio del pueblo y de las instituciones y bajo el control de la autoridad civil, no serán
inquietados de ningún modo.
Las FDU-INKINGI optan igualmente por una neta separación de las misiones
correspondientes al ejército y a la policía. Así, el ejército estará encargado exclusivamente de
la seguridad exterior, mientras que la policía se ocupará de la seguridad interior. La
protección de las instituciones democráticas, la garantía de los derechos cívicos y políticos y
la seguridad de los diferentes componentes de la Nación constituyen la primera misión de la
policía. La misión del ejército es la de garantizar la seguridad exterior y la defensa de la
integridad territorial, así como la asistencia a los poderes públicos en caso de urgencia o de
calamidades.
Para garantizar a cada grupo nacional un sentimiento de seguridad, a la vista del clima de
sospecha que se ha instalado, el ejército y la policía deberán ser el reflejo de la población a la
que se considera que sirven. Se acordará una atención especial a los puestos clave de mando.
Los servicios de inteligencia deberán respetar igualmente los mismos principios.
Para todas estas diferentes fuerzas de seguridad serán previstos centros de formación y de
iniciación a los derechos humanos, a las Convenciones de Ginebra y a la educación cívica;
todo ello con concurso de la sociedad civil. Una ley que defina la organización del ejército, de
la policía y del servicio de información será elaborada rápidamente. En cualquier caso, todas
las milicias civiles o paramilitares serán desmanteladas inmediatamente.
4.5. Ámbito económico
La reconstrucción económica se inscribirá a la vez en un plan de desarrollo nacional y en una
perspectiva de integración regional.
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Las FDU-Inkingi quieren trabajar a favor de una economía basada en la libertad de empresa
acorde con los derechos sociales ligados al trabajo, la responsabilidad social de la empresa y
el desarrollo duradero.
Las causas de los malos resultados económicos de nuestro país son sin duda múltiples.
Algunos están ligados al mercado internacional, a la falta de recursos naturales, a la exigüidad
del país, a su enclavamiento, a la débil productividad y a un importante crecimiento
demográfico. Otros son también el resultado de una gestión nacional claudicante;
equipamientos improductivos y sobrevalorados que agravan el endeudamiento del nuestro
país, la ausencia de una política de creación de economías externas, la falta de flexibilidad
administrativa en la creación de empresas, malversación de fondos públicos y de la ayuda
internacional.
La mano de obra cualificada huye desde 1994 continuamente del país. El agrupamiento
forzado de los campesinos en aldeas estratégicas abusivamente llamadas “Imidugudu” y la
ocupación ilegal de tierras, han desorganizado las estructuras agrarias y de propiedad de la
tierra. Los indicadores económicos oficiales manipulados ocultan mala un empobrecimiento
creciente de las poblaciones peri-urbanas y la extrema miseria de las poblaciones rurales.
El Estado de desentenderá de las empresas puramente comerciales, pero deberá promover su
responsabilidad social. Una participación pública suficiente será asegurada en las empresas
juzgadas estratégicas. La organización de la colecta de impuesto y tasas será reforzada por la
generalización de la declaración de las rentas y de la fortuna, tanto interiores como exteriores.
Estructuras de lucha contra la corrupción y malversación de fondos públicos serán puestas en
funcionamiento. Un mejor control parlamentario de los gastos del Estado será asegurado
gracias a la formación continua de los miembros de la comisión parlamentaria del
presupuesto.
El desarrollo económico deberá preocuparse en dar una respuesta imperiosa al
empobrecimiento del mundo rural y a la inserción socio-económica de los jóvenes: dos
importantes vectores de las exclusiones y de las violencias sociales. La formación de los
jóvenes a profesiones que respondan tanto a las demandas de la economía local como a la
movilidad y a las necesidades cambiantes de las empresas nacionales, regionales e
internacionales, debe ser una prioridad. La descentralización en materia de formación
profesional debe demostrar su adaptación y su creatividad.
Las políticas económicas se han preocupado poco de la economía rural. Por el contrario, las
capacidades de inversión del mundo rural se han visto reducidas, ya que han sido despojadas
por el traslado de su ahorro hacia la ciudad, por la determinación desfavorable de los precios
de los productos agrícolas y por la imposición de una fiscalidad ruinosa (por ejemplo la tasa a
la exportación del café y del té). Gracias a su ingenio, los campesinos han seguido
financiando ellos mismos el mundo rural y se las han arreglado para asegurar su
supervivencia.
Se trata ahora de iniciar una reforma agraria que ponga fin al sistema de herencia actual y a la
progresiva parcelación de las tierras por la instauración de lotes agrícolas indivisibles
gestionados por la organización familiar en acuerdo con las autoridades locales. La política
actual de creación de aldeas será proscrita. En efecto, anula la iniciativa privada y pone
profundamente en cuestión el derecho a la propiedad de la tierra de los individuos y de las
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familias. Nuestra organización política pondrá a punto sistemas de crédito para las tierras a
largo plazo susceptibles de permitir una buena producción, una indemnización para los
derechos habientes y la salvaguardia de la unicidad de los lotes.
La política agrícola privilegiará también programas de inversión de alta intensidad de mano
de obra tales como inversiones en la gestión duradera de los recursos naturales (aguas, suelos,
vegetación), en particular el ordenamiento de las marismas y llanuras del este, del Bugesera,
de Rusumo y del Mutara, con vistas a desarrollar una agricultura de irrigación.
Serán también promovidos los enfoques de desarrollo basados en:
- la vulgarización participativa en la que el investigador, el vulgarizador y el
campesino se conviertan en socios y trabajen concertadamente y en la que las
comunidades locales o las estructuras privadas tomen progresivamente a su
cargo el cote de la vulgarización;
- la asociación de la agricultura con la ganadería:
- el desatasco acelerado de la agricultura: promover de manera prioritaria en la
ciudad y en el medio rural empleos no agrícolas (artesanados diversos,
servicios, industrias…)
- la regionalización de los cultivos será impulsada, evitando sin embargo todo lo
que podría aparecer como un apoyo a monocultivo, al fin de permitir el
intercambio entre regiones y promover ramas de producción.
En el sector secundario se prestará especial atención a la transformación de los productos
agro-pastorales, al artesanado y a la descolocación de industrian que puedan beneficiarse de
ventajas comparativas en el plano regional o mundial. En los servicios, Ruanda sacará
provecho de su situación geo-lingüística favorable: posición geográfica en el centro del
continente y en la encrucijada de los mundos francófono y anglófono. La promoción del
turismo, el desarrollo de las empresas de comunicación y de las tecnologías de la información
así como el desarrollo de las instituciones financieras (bancos y seguros) constituyen terrenos
impulsadores de la economía ruandesa en el plano regional y africano.
Será elaborada y aplicada una política energética fundada en los recursos hidroeléctricos,
solares, geotérmicos, eólicos y en cierta medida gasísticos. El Estado reorganizará los
servicios de transporte, de telecomunicaciones, de producción y distribución de agua y de
electricidad. Será elaborado y aplicado un plan nacional de acción medioambiental que
permita tener en cuenta las preocupaciones ecológicas de restauración, conservación y gestión
del medio ambiente.
De manera general, se impulsarán las inversiones privadas con garantías de seguridad basadas
en la estabilidad política, la neutralidad y la promoción de la paz en el ámbito subregional y
africano. Será establecido un nuevo código de inversiones más atractivo en la facilitación y
aceleración de los procedimientos de acreditación de las empresas, concretamente para la
explotación de los recursos locales, para la creación de empleos, la transferencia de
tecnología, las innovaciones industriales y para todas las empresas con actividades
productivas de valor añadido. El Estado velará para que se instaure un partenariado equitativo
entre las organizaciones de empresarios y las de los trabajadores.
Ruanda, al ser un pequeño país, tiene interés en trabajar en el ámbito regional e internacional
a favor de una perfecta libertad de circulación de personas, de bienes y servicios, de exportar
y acoger una mano de obra cualificada y de convertirse en una plataforma de relaciones
económicas de la región.
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Si bien es evidente que la acumulación de capital y la creación de economías externas
(infraestructuras de base tales como una buena rede de transporte por carretera, ferroviario y
aéreo, una buena red de comunicaciones, un buen entorno legal, una lucha eficaz contra la
corrupción(, constituyen la base del crecimiento económico de un país, las FDU-Inkingi sin
embargo siguen opinando que el capital humano, a saber la inversión en materia gris,
constituye la ventaja comparativa que nuestro país puede tener duraderamente en el plano
regional y africano. Los ruandeses en efecto son reconocidos por todas partes como una
población joven, trabajadora y fácilmente integrable en estructuras que requieren una cierta
disciplina.
Las FDU-INKINGI constatan con interés que hay una voluntad política a escala continental
en el marco del NEPAD (New Partnership for Africa’s Development) hará sacar África de su
declive económico. En su opinión consideran que Ruanda puede jugar un rol de importancia y
puede ofrecer una fuerza de trabajo experta en ordenamiento de las infraestructuras de
comunicación (carreteras, ferrocarril, telecomunicaciones) de dimensión regional y africana,
lo mismo que en la industria de los servicios (bancos, seguros, turismo).
4.6. Medioambiente
Los recursos naturales constituyen un elemento primordial de la prosperidad de una sociedad
y una calidad de recursos estable a largo plazo es indispensable para garantizar el bienestar y
la calidad de vida. Actualmente, los recursos están excesivamente solicitados sin
preocupación por las generaciones futuras o su utilización genera demasiadas emisiones
dañinas sea en el momento de la producción, de los procesos de transformación, del consumo
o de la eliminación de los deshechos. Una sociedad que no logra resolver sus problemas
medioambientales no puede sobrevivir a largo plazo.
Las FDU-INKINGI acordarán una especial atención a este capítulo poniendo en
funcionamiento un Plan Nacional de Medioambiente, de acuerdo con la Convención
internacional sobre la salvaguarda del clima. Los objetivos principales de su política son:
• estabilizar a largo plaza la cantidad y calidad de los recursos naturales en su nivel
apropiado;
• proteger el hombre y los bienes de valor notable contra los daños excesivos, los
peligros naturales y técnicos;
• salvaguardar y utilizar duraderamente los recursos naturales y reparar los daños;
• llevar adelante una política de ordenación del territorio que garantice una utilización
moderada del suelo y la protección de los recursos naturales;
• reforzar la armonización internacional y la reglamentación internacional en interés de
los recursos naturales y de una competencia equitativa;
De este modo y de manera especial, las FDU-INKINGI velarán por:
• la salvaguardia de la biodiversidad con una particular atención a la protección de los
bosques naturales de Nyungwe, Gishwati y Birunga;
• la protección de la fauna y flora, concretamente la protección de las especies en vías
de desaparición (sobre todo los gorilas de montaña) y de los Parques Nacionales;
• la lucha contra la deforestación y erosión de las tierras;
• la lucha contra la extensión de las ciudades, concretamente de la capital:
• el ordenamiento del territorio urbano favorable la marcha a pie, a la movilidad
moderada y al transporte público;
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•
•
•
•
la integración de los temas de los recursos y del medioambiente en la educación y
formación, así como el refuerzo de la información a los consumidores;
la orientación del sistema fiscal en función de la utilización moderada de los recursos
naturales;
el estudio del impacto medioambiental de los bienes y servicios producidos por el
mundo de la economía así como por los poderes públicos;
la búsqueda de soluciones alternativas para superar las carencias a las que está
sometida la población ruandesa, a saber la insuficiencia de leña, el problema del
embalaje, el acceso a los pastos, los trabajos de la terrazas, el compostaje, la
agricultura en las marismas y valles, el hábitat ecológico, el mantenimiento y la
protección de los lugares turísticos.
4.7. Salud pública
Una población con buena salud es una población capaz de trabajar y, en consecuencia, de
tomar en sus manos su destino. Además, por la calidad de la salud pública y la eficacia del
sistema de previsión social por lo que se puede juzgar el estado de solidaridad y de cohesión
nacional. Por todo ello, las FDU-INKINGI establecerán una política de salud para todos.
El dominio de la demografía, el esfuerzo permanente de adaptación a la evolución
demográfica y una política de prevención sanitaria son los tres ejes de la acción sanitaria de
las FDU-INKINGI. El sector de la salud ocupará un lugar destacado en la programación del
desarrollo humano. De este modo, nuestra preocupación primera será construir y equipar con
personal y material centros de salud y dispensarios lo más cerca posible de las poblaciones y
rehabilitar los que ya existen.
El objetivo es contribuir a la mejora de las condiciones sanitarias de la población y reducir
sensiblemente la tasa de mortalidad, sobre todo en los bebés. Alcanzaremos este objetivo:
a) Poniendo en funcionamiento un sistema que coordine de manera eficaz la lucha contra
la malaria, el Sida y otras enfermedades endémicas.
b) Desarrollando la educación, la formación y la información sanitarias sistemáticas para
el conjunto de la población.
c) Dando prioridad a las medidas sencillas pero eficaces, como por ejemplo el suministro
“en cada lugar” de medicamentos de base y de medios de protección para crear un
entorno menos favorable a la propagación del sida por vía sexual.
d) Relanzando y equipando de medicinas, vacunas y otros tipos de tratamiento los
equipos móviles de detección de enfermedades y de lucha contra los focos de
pandemias.
e) Desarrollando la medicina preventiva, la medicina tradicional, la medicina de masa.
f) Aumentando sensiblemente el presupuesto de salud para alcanzar las normas de la
OMS, pero también para rehabilitar y promover las infraestructuras y equipamientos
sanitarios.
g) Poniendo en pie Centros Universitarios u Hospitalarios de investigación aplicada bien
elegidos dotándolos de personal altamente cualificado y de equipamiento apropiado
para ofrecer a la población cuidados sanitarios de calidad y desarrollar nuevos
enfoques preventivos o curativos de enfermedades e infecciones.
4.8. La Educación
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Las FDU-INKINGI consideran que la escolarización es un instrumento de emancipación y de
justicia social. La educción y la formación profesional deben ser consideradas a justo título
como instrumentos de reducción de las desigualdades sociales.
Las FDU-INKINGI estiman que Ruanda, para su desarrollo, necesita en primer lugar
ciudadanos dotados de competencias indispensables para el dinamismo económico del país y
para la emancipación social y cultural de cada ruandés. En ello reside efectivamente la
problemática de la autonomía de la persona. Desde esta óptica, las FDU-INKINGI están
convencidas de que:
- la educación básica es un derecho fundamental de todo ruandés;
- la educación es uno de los factores que contribuyen a la mejora de la salud, de
la seguridad, de la prosperidad. Contribuye al mantenimiento de un entorno
viable para el hombre, favorece el progreso social, económico y cultural, así
como la libertad, la tolerancia y la capacidad de vivir juntos;
- la educación llamada tradicional es el punto de partida de todas las formas de
educación moderna y puede contribuir tan válidamente como las otras formas
al desarrollo de la sociedad;
- la formación profesional y su generalización constituyen una prioridad.
Dicho esto, toda política educativa debe tender a responder a las necesidades educativas
fundamentales. Estas necesidades conciernen tanto a los instrumentos de aprendizaje
esenciales como a los contenidos educativos que el ser humano necesita para sobrevivir, para
desarrollar todas sus facultades, para vivir y trabajar en la dignidad, para participar
plenamente en el desarrollo, para mejorar la calidad de su existencia, para tomar decisiones
inteligentes y para seguir aprendiendo.
Los objetivos específicos que las FDU-INLINGI se proponen alcanzar en este ámbito son:
- Que la enseñanza primaria sea obligatoria y gratuita;
- Repensar y desarrollar la educación familiar con vistas a la protección de la
pequeña infancia y a la transmisión de los valores tradicionales de la vida en
común y a los conocimientos básicos que el niño necesita en su vida de todos
los días;
- Universalizar el acceso a una educación de base de calidad basada en el acceso
a la adquisición de conocimientos y en el ejercicio de la autonomía y
responsabilidad:
- Promover la igualdad entre los sexos y las categorías nacionales;
- Mejorar la calidad de la educación estableciendo un sistema de gestión y
gobierno educativo que sean reactivos y participativos;
- Garantizar la alfabetización funcional a toda la población;
- Asegurar una formación de calidad a todo joven;
- Hacer de la educación y de la formación profesional de los jóvenes la punta de
lanza de la integración africana.
Ningún país puede desarrollarse sin investigación aplicada, algo que cuesta caro. Las FDUINKINGI acordarán a la investigación científica y tecnológica toda la atención que merece
creando lazos de unión regionales e internacionales en campos elegidos, como los de las
tecnologías de la información y comunicación, de la banca de seguros, de la salud y de la
ingeniería civil.
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Frente al déficit actual de Ruanda en el ámbito de los recursos humanos, nuestro país tiene a
medio plazo mayor necesidad de empresarios, de obreros cualificados, de técnicos superiores
y de ingenieros. Ello va paralelamente con:
- La formación acelerada del personal de encuadramiento y de técnicos
superiores sobre el terreno y en las escuelas:
- La creación y rehabilitación de escuelas profesionales y la generalización del
aprendizaje profesional;
- La creación de sociedades de ingeniería capaces de movilizar especialistas en
diferentes ramas y de exportar sus capacidades en toda África y fuera de ella.
Frente a una enseñanza que durante mucho tiempo ha estado caracterizada por una falta de
transparencia en la admisión de los alumnos y universitarios, tanto en los centros de
secundaria como en los superiores, y frente a los descontentos y desigualdades engendrados
por el sistema en el seno de la población, las FDU-INKINGI prevén un programa sectorial
basado en:
- el crecimiento de la capacidad de acogida en el nivel primario, secundario y
superior.
- La democratización de la enseñanza general y profesional tanto en el sector
privado como público.
Si el acceso a la formación y a la cultura debe ser ofrecido a la mayoría, las FDU-INKINGI
no lo conciben más que en el marco que ofrezca la igualdad de oportunidades para todos los
candidatos, a fin de que adquieran una formación de calidad. En este marco, las FDUINKINGI piensan poner en pie una mejor política de préstamos y becas para los candidatos
con méritos, y subvenciones a los centros de enseñanza privados para favorecer el acceso del
mayor número posible de jóvenes a los centros de enseñanza superior y universitaria.
La descentralización deberá también tener una función preponderante en este sector, tanto
más cuanto que la enseñanza hasta el nivel de secundaria será competencia de las entidades
provinciales y municipales.
Los padres estarán también estrechamente asociados a la educación escolar de sus hijos desde
su infancia y deberán ser conscientes de la importancia de la educación, ya que todavía
subsisten algunas reticencias en algunos padres para enviar a sus hijos a la escuela.
Las FUD-INKINGI luchan por una sociedad en la que la función del docente se convierta en
el motor, con vistas a alcanzar la calidad de la enseñanza tanto en el sector público como en el
privado. Una de las medidas prioritarias para las FDU-INKINGI al respecto será la de
revalorizar la profesión de docente, no solo mejorando los aspectos materiales y las
condiciones de trabajo de los funcionarios de la educación nacional, sino más todavía
revalorizando su lugar en la sociedad y restableciendo el respeto que les es debido. La
jerarquía de salarios deberá se ampliada. La contrapartida de esta revalorización será que
dediquen sistemáticamente al menos un mes de las vacaciones escolares a cursillos de
intercambio y de perfeccionamiento pedagógico, a cursos de recuperación.
En cuanto a los niveles de los cursos de secundaria, las FDU-INLINGI optan por cursos
generales, incluso en la enseñanza profesional y técnica, y por la introducción de materias que
correspondan a la reflexión fundamental desde el segundo ciclo de secundaria. Así:
- La materia de educación cívica será introducida en la enseñanza primaria para
favorecer la emergencia de una verdadera cultura de la vida en común y para
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preparar a los jóvenes a participar activamente en la vida democrática y a
ejercer sus derechos y responsabilidades.
La historia de las ideas filosóficas, morales, religiosas, económicas y
científicas, figurará en buen lugar en el programa.
La confrontación y el intercambio de experiencias serán favorecidos para
permitir la expansión de nuevas formas de respeto mutuo y para evitar un
repliegue sobre su propia identidad, desarrollando ese arte tradicional del
debate y de la conversación, que es el arte de colocarse en el lugar del otro, en
igualdad con él, arrancando los automatismos de nuestro pensamiento.
La educación nacional hará revivir en cada niño los grandes momentos de
nuestra historia y deberá evitar que esta enseñanza esté inspirada por un
planteamiento de instrumentalización, sino más bien con un propósito de
reconocimiento del pasado reciente o lejano, de sus tragedias y sus avances, a
fin de extraer de él las semillas y las fuerzas sanas para construir el futuro.
La apertura hacia el exterior será garantizada por la diversificación de la
enseñanza de las lenguas, de las culturas y de la historia de la humanidad.
4.9. La Cultura
En el terreno cultural, las FDU-INKINGI, las FDU-INKINGI piensan colocar la cultura
ruandesa al servicio de la reconciliación y del orgullo nacional y promover los productos
culturales ruandeses en el interior y exterior del país, a fin de que Ruanda pueda alcanzar la
excelencia cultural en el ámbito regional, continental e incluso mundial.
La identidad cultural es algo previo a cualquier identidad nacional. La cultura ruandesa es una
de las más importantes bazas para ganar el desafío de la reconciliación nacional. Todos los
ruandeses vibran al ritmo de los cantos y danzas ejecutadas con júbilo y alegría de vivir a
través del país entero. Compartiendo el mismo instrumento de comunicación que es nuestra
lengua el kinyarwanda, los ruandeses disponen de una ventaja evidente que debe constituir en
adelante un factor de acercamiento y de cohesión.
La cultura ruandesa acompañará la educación nacional más allá de la escuela. El Estado tiene
el deber de interesar al ciudadano en la cultura y diversidad que se ha desarrollado desde el
periodo precolonial hasta nuestros días, de promoverla y de proteger el patrimonio cultural e
histórico.
Para que la cultura juegue una función catalizadora de unión y de espíritu de fraternidad, las
FDU-INKINGI se proponen poner en pie las acciones siguientes:
a) Promover la cultura por:
• El kinyarwanda deberá ocupar un lugar importante en la formación al lado de swahili
y otras lenguas extranjeras como el francés e inglés;
• La organización de concursos regulares, como danzas, tambores, lucha en el ámbito
nacional y regional;
• La creación de una institución para la promoción y coordinación de las actividades
culturales;
• Una política de apertura de nuestra cultura hacia el exterior;
• Una política sostenida para hacer de la cultura ruandesa uno de los productos turísticos
de primer orden:
• Apoyo e inculturación de los productos culturales adquiridos en el exterior por
nuestros conciudadanos a causa de nuestra historia.
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b) Hacer que la cultura ruandesa sea el cemento de cohesión nacional.
Para ello, es imperativo realizar las siguientes etapas:
• La Democratización de la cultura: aceptar la expresión de la identidad cultural en
todos los terrenos de la cultura nacional tal y como se ha enriquecido a lo largo de la
historia de nuestro país (arte, música, literatura, danza, teatro…).
• La promoción de la creación artística para que la cultura no quede cristalizada en un
pasado superado, conflictivo e inmóvil.
• La modernización y exportación de la cultura.
• La creación de museos, bibliotecas, archivos, monumentos y arquitecturas históricas
en el ámbito de cada provincia para la conservación y la promoción del patrimonio
cultural regional.
• La creación de la Academia nacional del kinyarwanda.
4.10. Relaciones exteriores y cooperación
Las FDU-INKINGI quieren desarrollar y diversificar las relaciones políticas, culturales,
económicas y sociales entre Ruanda y el resto del mundo y promover especialmente la
integración regional y africana. Esta última permitirá anclar definitivamente Ruanda en una
perspectiva de paz y resolver los problemas étnicos fundiéndolos en un universo sociocultural
más amplio y garantizar el desarrollo económico del país en un gran conjunto económico
viable.
Las FDU-INKINGI reafirman que la crisis ruandesa y la desestabilización consecuente de la
región de los Grandes Lagos deben ser consideradas en un contexto internacional mucho más
amplio, a fin de poder aportar a ellas una adecuada solución global. Ruanda, junto con
Uganda y Burundi deben volver a ser una encrucijada y el corazón del renacimiento de un
África democrática, estable y segura.
Las FDU-INKINGI siguen estando muy preocupadas por la guerra que persiste en el este de
la RDCongo y se comprometen a poner todo en acción para respetar la intangibilidad de las
fronteras heredadas de la colonización. El Congo tiene un derecho absoluto a su seguridad y
cualquier solución presente o futura para Ruanda debe construirse a partir de ese principio.
Para ello, las FDU-INKINGI piden a la comunidad internacional, especialmente al Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, que refuercen los cascos azules con la misión de imponer
y mantener la paz en nuestra región.
Al mismo tiempo, las FDU-INKINGI apoyan las iniciativas y el proceso de la conferencia
internacional sobre la paz, la seguridad, democracia y el desarrollo en los países de los
Grandes Lagos. Para las FDU-INKINGI, el diálogo inter-ruandés altamente inclusivo sigue
siendo una etapa indispensable con vistas a sentar las bases de esa paz regional. Las FDUINKINGI están determinadas a trabajar a favor de una salida política de la crisis ruandesa y
por poner fin definitivamente a la guerra y a la criminalidad en la región de los Grandes
Lagos.
En el marco de la cooperación regional, las FDU-INKINGI opinan que la reactivación de la
CEPGL (Comunidad Económica de los Países de los Grandes Lagos) y de la OBK
(Organización de la cuenca del río Kagera), la entrada en la East African Community,
permitirían obrar a favor de la estabilidad política de los países de la sub-región y del
desarrollo económico, social y cultural del conjunto de las poblaciones concernidas.
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Evidentemente, teniendo en cuenta sus particularidades nacionales y su posición geolingüística, Ruanda debe apuntar hacia una mayor integración económica y política con las
comunidades de los Estados, tanto de África central, como oriental y austral. La integración
regional debe hacer de Ruanda, junto con otros países vecinos que lo desearan, la encrucijada
indispensable en el marco de numerosas iniciativas emprendidas a favor de la unión política y
el desarrollo económico de África.
Las FDU-INLINGI se comprometen a desarrollar las relaciones de solidaridad, de fraternidad
y de reciprocidad con los otros pueblos y a trabajar por la paz y la seguridad en el mundo.
Nuestro país debe, en efecto, dejar de ser un foco de incendios y trampolín para intereses
económicos y geoestratégicos de medios mafiosos, con desprecio de las aspiraciones
legítimas de las poblaciones y de los Estados africanos.
Para ello, la función de gendarme regional, incluso africano, que algunas Potencias querrían
asignar a Ruanda en defensa de sus intereses geo-estratégicos (control de los recursos
naturales, freno al islamismo, control de la demografía) deberá ser revisada
fundamentalmente, porque graba pesadamente sobre las finanzas públicas, asegura un
sobredimensionamiento de las fuerzas de seguridad, en perjuicio de la sociedad civil y del
arraigo de la democracia. Esa función deberá ser renegociada con esas Potencias y los países
de la región, a fin de que se transforme en una misión a favor de la seguridad colectiva, cuyo
liderazgo sería confiado a otro país de la subregión, cuya extensión territorial, población,
recursos o desarrollo justificarían el protagonismo.
Ruanda debe ser un foco de dinamismo y de paz.
CONCLUSIÓN
El programa político de las FDU-INKINGI, elaborado sobre la base de orientaciones
generales, no entra en los detalles de ejecución de los programas y proyectos señalados. Por
respeto al principio de descentralización, se deja a las instancias de la organización en los
niveles regional y municipal el trabajo de afinarlos y ajustarlos a las necesidades reales y a las
posibilidades de ejecución sobre el terreno.
Las FDU-Inkingi buscan no solamente cambiar el sistema de gobierno sino sobre todo
transformar profundamente la cultur5a política ruandesa, exorcizar Ruanda de los viejos
demonios que constituyen el etnismo, el regionalismo, el favoritivismo, la intriga y la
autocracia. Estos comportamientos viciosos se desarrollan y perpetúan a través de una
sociedad cerrada, introvertida y estratificada, que es urgente abrir para liberar energías
creativas largo tiempo sostenidas y construir una nueva sociedad, democrática, inclusiva,
dinámica, orientada hacia el futuro y abierta al mundo. Las FDU-INKINGI se comprometen a
trabajar sin descanso a favor del advenimiento de esta nueva sociedad.
El presente programa político trata de proponer respuestas prácticas y elementos alternativos
con vistas a recuperar la confianza entre todos los componentes nacionales y a garantizar la
estabilidad de las instituciones, a asentar un desarrollo económico, medioambiental y
sociocultural y a trabajar a favor de la integración africana lo más profunda posible. Las FDUINKINGI siguen pensando que el proyecto de sociedad propuesto es capaz de contribuir al
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reforzamiento de la sociedad civil y a la participación política, únicas garantes del arraigo de
la democracia y de la responsabilidad ciudadana.
Al poner de relieve la urgencia de operar reformas profundas, tanto institucionales como en el
seno de los cuerpos de defensa y de seguridad, las FDU-INKINGI se inscriben en un
movimiento resueltamente democrático y preocupado por la seguridad de cada uno y de los
bienes, tanto en el interior del país como en el reforzamiento de la paz y la seguridad colectiva
de las países de la región de los Grandes Lagos y del conjunto de África.
Recordando los valores-faro socioculturales ruandeses, a saber, la solidaridad, la tolerancia y
la sabiduría, las FDU-INKINGI se expresan como una fuerza social de cohesión y quieren ser
el aglutinante de cuantos quieren participar en la construcción de una sociedad ruandesa libre,
democrática, orgullosa de su cultura, abierta al diálogo, respetuosa de todos y cada uno y
preocupada por la mejora del bienestar de todos nuestros conciudadanos.
Las FDU-INKINGI quieren mostrar que es posible hacer de Ruanda un Estado de derecho y
una democracia inclusiva, hospitalaria para todo ruandés. Para lograrlo, hemos mostrado que
es necesario extraer las lecciones no solamente de los acontecimientos felices y desdichados
que Ruanda ha conocido a lo largo de su historia, sino también y sobre todo proponer a los
ciudadanos ruandeses y a la comunidad internacional una nueva frontera que sitúe en el centro
de los cimientos mismos de la Nación ruandesa el derecho a la vida y las libertades públicas,
el deber de memoria para todos, la cohesión nacional así como la paz. Las FDU-INKINGI
toman de este modo partido por el hombre y lanzan una apuesta por el humanismo.
Aprobado provisionalmente en Bruselas por el Consejo político de las “Forces démocratiques
unifiées FDU-INKINGI, el 13 de junio de 2009
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