Alegría que nadie les puede quitar

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Alegría que nadie les puede quitar
Aprende a Orar / Evangelio meditado Pascua
Por: Luis Miguel Rincón | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá
en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda
del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se
alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti, espero y confío en tu gran misericordia y amor, por eso te suplico que esta oración me lleve a descubrir tu providencia
en todos los sucesos de mi vida.
Petición
Jesús, que no me falte nunca la fe, el amor, la esperanza, para gustar la verdadera alegría, que nace del amor y de la fidelidad a Ti.
Meditación del Papa Francisco
La alegría que suscita el encuentro con Jesús nos anima a anunciarlo. Por eso, el signo concreto de haberlo encontrado realmente es la
alegría que experimentamos al transmitirlo a los demás. Se puede decir que desde el día de nuestro Bautismo se nos da un nombre
nuevo, además de aquel que dan los padres: el nombre de “Cristóforo”, que significa, “portador de Cristo”. El cristiano es portador de
Cristo. Vivir la misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer en la misericordia de Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de enero de 2016).
Reflexión
Esperanza y desolación. Alegría y tristeza. Gozo y dolor. ¿Quién, además de Jesucristo, ofrece esto a sus amigos? ¿Quién propone esta
perplejidad para los que quieren seguirle? Sin embargo, es así. El camino de Cristo es un camino de derrota aparente y de triunfo
definitivo.
Ante la lectura de estas líneas de san Juan, cabe resaltar la sinceridad del Señor. Jamás oculta la realidad del sufrimiento, y es Él quien,
con su propio testimonio, indica por dónde han de marchar sus discípulos. En su vida, Cristo vive la contradicción que confunde a los
que escuchan su palabra: se inmola en la cruz para regalar al mundo la paz. La mente humana es demasiado humana para comprender
el valor de este sacrificio.
Sin embargo, los cristianos no son unos pobres infelices, derrotados, de vida condenada. Todo lo contrario. Después del sufrimiento les
espera un gozo profundo, una alegría incontenible, una sonrisa envidiable. No hay esperanza más bella que la que aguarda con
paciencia, aún en medio de las batallas, el cumplimiento de las promesas del amor de Dios. Por eso debe brillar el rostro de un cristiano.
¡Dios lo ha redimido por medio de la donación de sí mismo!
Ante este misterio, la aflicción se transforma en júbilo, la oscuridad de la cruz en el esplendor de la resurrección del Señor.
Propósito
Al enfrentar una dificultad, pediré ayuda a Dios en vez de confiar sólo en mis propias fuerzas.
Diálogo con Cristo
Señor, por la intercesión de la santísima Virgen María quiero aprender a gozar del encuentro con Cristo en mi oración. Así podré tratar
con amor, y con espíritu de servicio, a mi familia. Con entusiasmo me dispondré a continuar celebrando la Pascua de Resurrección y
preparándome para Pentecostés.
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Mañana empieza a rezar la Novena al Espíritu Santo. El domingo 15 celebraremos la venida del Espíritu Santo que le llamamos
Pentecostés. Pidámosle al Espíritu Santo que nos renueve los frutos y dones que nos concede.
Treinta días de oración a la Reina del Cielo. A lo largo del mes de mayo, tengamos a María presente en nuestro corazón y en nuestros
hogares, entregándole un ramo de Rosas de oración.
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