Pieza del mes JUNIO 2013 Mesa del Café del Pombo Jardín del Magnolio Mercedes Rodríguez Collado Técnico de Museos Museo del Romanticismo 1 Este café tiene algo de talanquera y de wagón de tercera. No hay mucho tabaco y se hace mucho humo Yo -el noveno poeta español- presumo delante de Alcaide de Zafra que enluta sus canas (once piastras de tinta todas las semanas). Ventilador. Portugueses Acento de Sevilla ¡dorada ciudad! y de mi Bilbao fogonero ¡Camarero! Café con leche, mitad y mitad. Grita Llovet, calla Bacarisse Solana consagra. Si habla Peñalver parece que se abre una bisagra. León Felipe, ¡duelo! No tiene ni patria ni silla ni abuelo; ¡Duelo! ¡Duelo! ¡Duelo! Yo le doy un consuelo, un pañuelo y otro pañuelo. Llega Monsieur Lasso de la Vega. Il vient de diner a l'Hôtel Ritz. Il sait bien son rôle. Et il porte sa fleur. ¡Parole d'honneur! En los rincones algunas parejas de seguridad y de señoras amarillas miran a Torre y se estremecen los guardias y las viejas él las cita a banderillas con las orejas. Discusión sin fin sobre si es ultraista Valle Inclán que si patatín que si patatán. En el mostrador suena un timbre trin... trin... trin... triiinn... unos pocos pagan y todos se van. ... Silencio, sombra, cucarachas bajo el diván. "Tertulia de Pombo". 1920 Francisco Vighi. (Madrid, 1890 - 1962) 2 ÍNDICE …. 1.Ficha técnica 2.El Café del Pombo 3.Biografía de Ramón Gómez de la Serna 4.La tertulia y los cafés de Madrid 5.El jardín del Museo del Romanticismo 6.Bibliografía. 3 A través de estas líneas, queremos rendir un merecido homenaje a Ramón Gómez de la Serna en el 50 aniversario de su muerte. En el Museo del Romanticismo se conserva la mesa presidencial en la que tenía lugar la tertulia del Café del Pombo, instaurada por el escritor en 1914. Mariano Rodríguez de Rivas, director del Museo desde 1945 hasta 1958, amigo de Ramón y asiduo asistente a las reuniones del mítico café, compró esta mesa en la almoneda final que tuvo lugar en 1950 y la ubicó en el jardín. Fue donada al Museo por sus herederos. Ramón puede considerarse un romántico del siglo XX. El Museo Romántico quiso tener la mesa del Pombo como un recuerdo perenne de este escritor, el cual recibió un homenaje en 1949, en el jardín donde actualmente se puede admirar este mueble. 4 1. FICHA TÉCNICA .... Mesa Hierro y mármol blanco / forjado y tallado 69 cm. Alt. Tablero de mármol: 153 cm. long. x 51,5 cm. anch. x 2 cm. grosor. Inv. 820 Jardín del Magnolio Mesa compuesta por un tablero rectangular de mármol blanco apoyado sobre un soporte de hierro con dos patas, también de hierro, de base circular, fuste acanalado y ménsula decorada con volutas. Encima del tablero original, que actualmente se encuentra fracturado, se ha colocado un nuevo tablero de mármol blanco (153 cm. long. x 53 cm. anch x 1,5 cm. grosor). 5 E 2. EL CAFÉ DEL POMBO .... ra éste un viejo café ubicado en los aledaños de la Puerta del Sol, más concretamente en la calle Carretas número 4. Un lugar internacionalmente conocido por sus tertulias, donde se daban cita los más célebres personajes de la intelectualidad del siglo XIX y parte del XX. El nombre de “Pombo” procede de su dueño, un hombre originario de las montañas de Santander que se estableció en Madrid a finales del S. XVIII para montar una botillería que posteriormente logra transformarse en Café. Se caracterizó primero por servir sorbete de arroz a los que acudían a sus dependencias. En los tiempos de la ocupación napoleónica, el Pombo fue testigo de veladas y bailes que contaban con la presencia de José Bonaparte, que en ese momento era monarca de España, nombrado por su hermano Napoleón. El establecimiento tenía dos puertas, cinco gabinetes que se comunicaban por unos arcos, un salón central y su techo era abovedado. Al fondo una escalera de caracol. En el interior había mesas rectangulares de mármol para cuatro personas, divanes de peluche rojo, banquetas de terciopelo, cortinillas en la puerta y espejos con anchos marcos, algunos de caoba y otros dorados. La luz que alumbraba el café era de gas y no había calefacción. La imagen de la Virgen del Carmen figuraba como patrona. Por último un buzón donde dejar las cartas a Ramón Gómez de la Serna. Santos Yubero Fachada del café de Pombo Inv. 30596/5 Archivo Regional de la Comunidad de Madrid 6 Pombo tenía una clientela fija entre la que se encontraban tertulianos, políticos, poetas, comerciantes, cronistas, empresarios, curiosos y artistas de la época., haciéndose famoso entre aquellos cafés donde se dejaban oír las voces más selectas de la cultura madrileña. Este café ha pasado a la historia por ser aquí donde Ramón Gómez de la Serna instauró una de las tertulias más relevantes de Madrid. La fundación de esta tertulia hay que situarla en el otoño de 1914. No obstante, cabe buscar su verdadero origen en las itinerantes reuniones literarias (los “diálogos triviales”) por diferentes cafés madrileños, organizadas por Gómez de la Serna con algunos colaboradores de la revista Prometeo. A los escritores y artistas vinculados a dicha publicación (Tomás Borrás, Andrés y Edmundo González Blanco, Emiliano Ramírez Ángel, Julio Antonio, Bagaría, Manuel Abril, Rafael Calleja, Ruiz Contreras) se unieron en 1914 otros como Salvador Bartolozzi, José Gutiérrez Solana, Francisco Vighi, Alfredo Villacián, Mauricio Bacarisse, José Zamora, Rafael Romero Calvet, Martínez Corbalán y los hermanos Bergamín que configuraron el germen y, al mismo tiempo, el núcleo de contertulios más asiduos del primer Pombo. Asimismo, este Café fue un punto obligado de reunión de la mayoría de los escritores hispanoamericanos que pasaron por Madrid en los primeros años del siglo XX. Entre ellos destacan Arturo Uslar Pietri, Artemio del Valle Arizpe, Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges o Pablo Neruda. Esta tertulia estuvo marcada desde el principio por una total apertura a todo lo nuevo, lo que permitió que el Café de Pombo, con sus rituales presididos por Gómez de la Serna, fuese un mágico lugar donde encontrarse con los amigos, discutir de literatura e inspirarse. Pese a la heterogeneidad de sus contertulios, el Café de la calle Carretas se convirtió en uno de los pilares básicos para el desarrollo de las vanguardias literarias y artísticas en España. En palabras de Álvaro Ribagorda, la tertulia del Pombo “No era, como decía, una reunión al uso, sino más bien un espectáculo ingenioso en el que todo desprendía un aroma con esencias de vanguardia.” 1 Ramón redactó una especie de manifiesto literario, Primera y Segunda proclama de Pombo (1915 y 1916), que firmaron los asiduos visitantes. En este texto se proyectaba la creación de una nueva literatura, cuyo objetivo debía ser, en palabras de Gómez de la Serna: “…Un afán de novedad; la búsqueda de una ‘sinceridad mortal’; la creación de un juego de libertad artística que se baste a sí mismo; la credulidad en el arte y su despliegue como desarrollo de un deseo de vivir más intensamente; la voluntad de deshacerlo todo, de desgarrarlo todo para rehacerlo a capricho…” En el viejo sótano se congregaban hasta altas horas de la madrugada los más prometedores poetas, escritores o pintores, naciendo la que con el tiempo se conocería como “la sagrada cripta del Pombo”. Estas reuniones, en las que desde su nacimiento se prohibió hablar de política, toros y fútbol, tenían lugar los sábados por la noche, después de cenar. Ramón cuenta en una entrevista cómo eran estas tertulias: “Sólo los sábados cambio toda la noche. Es cuando reúno a mis amigos en Pombo, y allí van los que han llegado a preguntar por mí durante la semana a Velázquez… La reunión dura hasta cerca de las tres, y hay noches taumatúrgicas en que se presenta el loco o el mendigo fantástico. Procuro 1 RIBAGORDA, A., “Pombo. Aromas de vanguardia”, en Boletín Ramón, núm.2, otoño 2005, p. 81. 7 precipitar todas las conversaciones en el nivelador humorístico y combato los fanatismos del energúmeno indígena… Después hay que dar cinco vueltas a la Puerta del Sol, y muchas noches otras dos o tres a la Plaza Mayor… El caso es ver los ojos claros del alba a través de los quevedos de la Puerta de Alcalá…”.2 La tertulia de Pombo respondía a la voluntad de Ramón Gómez de la Serna de intervenir públicamente en la vida cultural madrileña desde una absoluta independencia y radical individualismo. El escritor madrileño dejó constancia de estas reuniones, y de los diferentes personajes, que la frecuentaron en sus obras Pombo (1918), La sagrada cripta de Pombo (1923) y Pombo. Biografía del celebre café y de otros cafés famosos (1941) El ingreso en la tertulia del Pombo iba asociado a un ritual al que todos los tertulianos habían de someterse. Todo aquel que llegaba por primera vez tenía que dejar testimonio de su paso por la reunión con un autógrafo para el libro de firmas. Ramón le conminaba: “¡Diga usted su verdadero nombre!“. Ese era el rito. Posteriormente se le solicitaba una fotografía de carné que Gómez de la Serna pegaba en un álbum titulado “Los que han pasado por Pombo”. Ramón recibía a cada uno de los contertulios a su llegada al Café con un saludo acompañado de una loa o un pareado: “Yo hago las presentaciones un poco en broma. Me parece que se van a avergonzar, se van a encontrar cohibidos y se van a reír unos de otros silenciosamente, si las hago con esa seriedad que caracteriza a las presentaciones. Así digo yo al que entra: ― Fulano de Tal bastante buen artista ― Fulano de tal bastante triste humorista ― Fulano de Tal que ha estado en los mejores presidios del mundo, vistiendo los elegantes pijamas del presidiario. ― Fulano de Tal que habla el inglés a la perfección. ― Fulano de Tal que tiene un alfiler de herradura. Quiero conseguir así que nuestra unión esté desprovista de orgullo y la gobierne una exquisita ironía amable. Porque las cosas del mundo no pueden ser miradas en serio más que con ironía”.3 2 3 LORENZO, J., “El día de Ramón Gómez de la Serna” en ABC, 7 diciembre 1930, pp. 5-6. GÓMEZ DE LA SERNA, R., La sagrada cripta del Pombo, Madrid, Imp. G. Hernández y Galo Sáez, 1923, p. LXVII. 8 Primeras firmas del Álbum del Pombo (en GÓMEZ DE LA SERNA, R., La sagrada cripta del Pombo, Madrid, Visor y Comunidad de Madrid, 1999) Los asistentes correspondían a Ramón con apariciones sorprendentes y a veces espectaculares dentro de lo que podríamos denominar una estética “ramoniana”. A Pombo llegó un día Picasso vestido de gran Arlequín, con motivo del estreno de su pantomima La gran parada, interpretada por los ballets rusos. En este Café el mejicano Alfonso Reyes, autor entre muchos otros libros de Tertulia de Madrid, contó sus hallazgos históricos, como el descubrimiento de que los ahorcados de la Plaza Mayor eran desposeídos por sus verdugos de los zapatos, para que la gente que iba a pisarlos, después de la ejecución, como signo de buena suerte, no pudiera hacerlo. Gutiérrez Solana cantaba en la cripta de Pombo requerido por Gómez de la Serna. Decían quienes le escuchaban: “frente al estupor de contertulios y parroquianos, puesto en pie, entona sus arias que duran largos minutos, sin que nadie se atreva a sonreír. Este recurso lo emplea Ramón cuando es necesario ofrecer “el número mejor del programa“. Fueron muchos los banquetes-homenajes organizados en el “Café y Botillería”, con motivo de su centenario; algunos tan curiosos como el concurrido “Banquete a todos los pombianos por orden alfabético” (14-X-1920), el “Banquete en honor de Don Nadie” (6-V-1922), el “Primer lectisternio pombiano” (17-X-1922) y el “Banquete de fisonomías y trajes de época o cena de antepasados” (13-II1923). El propio Gómez de la Serna fue objeto de un banquete pombiano en 1918, al igual que lo fueron más tarde Tomás Borrás, Ortega y Gasset, Luis Bello, Valery Larbaud, Grandmontagne, DíezCanedo, Unamuno, Giménez Caballero, Bagaría y José Gutiérrez Solana, este último homenajeado el 5 de enero de 1921 por su libro La España negra (1920) y su famoso cuadro La tertulia del Café de Pombo (1920). 9 Alfonso Banquete de época en Pombo, celebrado el 13 de febrero de 1923, haciéndolo coincidir con la fecha del fallecimiento de Larra 1923 Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Archivo General de la Administración Archivo fotográfico Alfonso Serie Estudio Fuencarral Inv. 47353 El pintor José Gutiérrez Solana fue uno de los asiduos y la persona que lo inmortalizó en 1920 sobre un lienzo, La tertulia del Café de Pombo. Conservado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, ingresó en la colección del antiguo Museo de Arte Moderno mediante una donación realizada al Estado Español por parte de Ramón en 1947. En una reciente restauración de este cuadro, se ha descubierto que el pintor reutilizó la tela en la que en un principio había representado una escena religiosa. Considerado un magistral retrato de una de aquellas sesiones, representa a su fundador y algunos asiduos a esta tertulia. En el centro de la composición aparece Ramón Gómez de la Serna. De izquierda a derecha fueron retratados: Tomás Borrás, Manuel Abril, José Bergamín, José Cabrero, Mauricio Bacarisse, el autor José Gutiérrez Solana, Pedro Emilio Coll y Salvador Bartolozzi. Curiosamente y como si de una “ocurrencia ramoniana” se tratara, los apellidos de todos los retratados, a excepción de Ramón y el autor de la obra, comienzan por las tres primeras letras del alfabeto. 10 Gutiérrez Solana hablaba de este cuadro confesando: “Ramón tuvo ese empeño.Yo lo hice con mucho gusto. Pero me llevó mucho tiempo. Nunca venían los contertulios cuyos retratos tenía que pintar“. De esa célebre pintura que refleja la famosa tertulia del café, el propio Solana, en el Epílogo a su España negra, quiso añadir: “Es un cuadro a medio conseguir, y ahora verdaderamente siento el no haberle podido dar una forma más acertada y más decisiva. En el centro está nuestro amigo Ramón Gómez de la Serna, el más raro y original escritor de esta nueva generación. Está, pues, en pie y en actitud un poco oratoria: recio, efusivo y jovial, un tanto voluminoso, pero menos de lo que deseamos verle, para completar su gran semejanza con un Stendhal español o un nuevo Balzac de una época más moderna y menos retórica; cerca de él su cartera, esa buena amiga que siempre le acompaña, llena de pruebas de imprenta y dibujos, que hace rápidamente para ilustrar sus escritos, son comentarios gráficos admirables y que dan un encanto más a los artículos que publica casi diariamente en “La Tribuna” y “El Liberal“.4 José Gutiérrez Solana La tertulia del café de Pombo Óleo / lienzo, 1920 Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid © José Gutiérrez Solana, VEGAP, Madrid, 2013 4 GUTIERREZ SOLANA, J., La España negra, Madrid, Imp. G. Hernández y Galo Sáez, 1920, pp. 247-248. 11 Bartolozzi fue otro de los notarios gráficos de Pombo desde su nacimiento hasta su muerte. En 1915 realizó unos dibujos para "El café recóndito". Entre 1935 y 1936 ilustró una serie publicada por Gómez de la Serna en el semanario Estampa titulada Siluetas de Pombo. Son dibujos a gran formato que recrean con trazo caricaturesco o naif la variopinta galería de personajes que pasan por Pombo, recuerdan a los ausentes o reflejan el animado ambiente de las reuniones. El estallido de la Guerra Civil (1936-1939) produce una gran impresión en Ramón, impulsándole a abandonar el país con destino a Argentina. La huida del escritor acaba con la tertulia del Pombo, si bien el Café siguió abierto durante toda la contienda y en él continuaron reuniéndose en la posguerra algunos antiguos pombianos, ya sin el fundador. Tan sólo una noche revivió la tertulia de Pombo, con motivo de la simbólica presencia de Gómez de la Serna en el local durante una puntual visita a España en 1949 y en sesión retransmitida por radio. El 8 de septiembre de 1950, el café dejó de existir definitivamente y todos sus enseres fueron vendidos en almoneda. 12 R 3. BIOGRAFÍA DE RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA .... Ramón Gómez de la Serna nace el 3 de julio de 1888, en Madrid en el número cinco de la calle de las Rejas (en la actualidad número siete de la calle Guillermo Rolland), en una familia burguesa con conexiones políticas importantes. Hijo del jurista Javier Gómez de la Serna, funcionario del Ministerio de Ultramar y de Josefa Puig, pronto se da a conocer como escritor gracias a sus brillantes artículos publicados en los principales periódicos y revistas. Tras la desaparición del Ministerio de Ultramar, en el que trabajaba el padre de Gómez de la Serna, en 1898, el cabeza de familia es destinado a la provincia de Palencia como registrador de la propiedad. Ramón y uno de sus hermanos se incorporan como alumnos internos a un colegio de Palencia, continuando la educación que ya habían iniciado en Madrid. Allí se inicia su vocación como escritor. Tras obtener su padre un puesto de diputado, vuelven a Madrid en 1901. Ramón estudia primero en el colegio de los Escolapios y luego en el Instituto San Isidro. En este centro se inicia su precoz relación con el periodismo ya que comienza a elaborar El Postal, periódico de 25 ejemplares de tirada del que es casi único redactor, y además copista a mano. En 1905, al acabar el Instituto, marcha diez días a París con el escaso dinero que le da su padre. Ramón queda fascinado por esta ciudad en la que descubre la modernidad y el nuevo arte que está inundándolo todo. Ingresa en la Universidad para cursar la carrera de Derecho, que nunca ejercería, a pesar de las ofertas que recibe a través de su padre desde el mundo de la política. En 1908 acaba sus estudios universitarios y empieza a publicarse la revista Prometeo que crea y dirige su padre y que tratará de cultura y política, materia sobre la que siempre hay un artículo firmado por su progenitor. Este mismo año de 1908, Ramón empieza a frecuentar la tertulia que Carmen de Burgos “Colombine” celebra en su casa. La escritora pretendía abrir las puertas de sus salones a las jóvenes promesas que merecieran ser escuchadas por las figuras consagradas y Ramón fue uno de ellos. A partir de entonces, Ramón y “Colombine” vivieron una historia de amor, a pesar de los veinte años que ésta le sacaba al escritor. Compartieron su vida y su interés por la literatura nueva, viajaron y conocieron lugares como Portugal o Italia. Por su parte, Carmen aparece escribiendo en 1909 en la revista Prometeo, dirigida por Ramón. Asimismo asiste a las tertulias que el escritor organiza en el Café Pombo. Sin embargo, esta relación personal de veinte años acaba a finales de 1929 cuando el autor inicia una relación con la hija de “Colombine”. Como consecuencia de sus actividades en el mundillo literario, es nombrado secretario de la sección de literatura del Ateneo. A lo largo de su vida, publicó miles de colaboraciones en medios de comunicación tan difundidos en su tiempo como El Sol, LaVoz, Revista de Occidente y El Liberal. Su afán de renovar la literatura tradicional le lleva a crear nuevas formas de expresión, como la “greguería”, construcción breve y ocurrente que el autor definió como “metáfora + humor”. Sobre este arte de captar lo efímero, Ramón publicó Greguerías (1917), Greguerías selectas (1919), Novísimas greguerías (1929) y Total de Greguerías (1953). 13 Ramón puede considerarse también un precursor en el campo artístico. No sólo fue él quien publicó en 1909 el “Manifiesto Futurista” de Marinetti, en la revista Prometeo, sino que también fue el impulsor de la primera exposición cubista que se organizó en nuestro país. Denominada “Exposición de los íntegros”, se celebró en 1915 en el Salón de Arte Moderno. Fue en este certamen donde Diego Rivera expuso el retrato cubista que realizó a su gran amigo Ramón Gomez de la Serna, conservado en el Museo Latinoamericano de Buenos Aires. Conocido y admirado por sus escritos literarios y sus artículos periodísticos, del que se le considera maestro, también brilló por su importante labor como conferenciante. Decidido siempre a sorprender, según escriben sus biógrafos, llegó a dar una conferencia subido al trapecio de un circo o vestido de torero o de Napoleón. Famosa fue también su muñeca de cera, de tamaño natural, que hizo traer de París y que le acompañaba con frecuencia. Autor de más de un centenar de libros, que han sido traducidos al inglés, francés, alemán, ruso, italiano y sueco, destacan, entre novela, ensayo, cuento y teatro: Entrando en fuego: santas inquietudes de un colegial (1904); Morbideces (1908); La utopía (1909); El lunático (1912); El concepto de nueva literatura, (1909) e Ismos (1931). Y también las biografías: Oscar Wilde (1921); Goya (1928); Efigies (1929); Retratos contemporáneos (1941); Nuevos retratos contemporáneos; El circo (1916); Senos (1923); La viuda blanca y negra (1917); El incongruente (1922); El secreto del acueducto (1922); La quinta de Palmyra (1912); El novelista (1924); Cinelandia (1925-26); El torero Caracho (1926); Seis falsas novelas (1927); La mujer de ámbar (1927); La nardo (1930); El hombre perdido (1946) y Las tres gracias (1948). De sus obras teatrales podemos destacar: El ruso (1913); El doctor inverosímil (1914); Gollerías (1926), o El rastro (1931). Fue fundador, junto a Azorín, del PEN Club español, sucursal hispana del PEN Club Internacional. Era ésta una sociedad mundial de literatos, constituida en Londres en 1921 para promover la cooperación intelectual y la tolerancia mutua entre los escritores. En 1931 es invitado por el PEN Club argentino a dar una serie de conferencias en Buenos Aires. Allí conoce a Luisa Sofovich, escritora argentina, divorciada y madre de un hijo, con la que Ramón contrae matrimonio ese mismo año antes de regresar a España. Aunque viajó mucho por América y Europa, ya que deseaba ampliar sus conocimientos y descubrir novedades artísticas, su vida estuvo ligada a los ambientes culturales y literarios de su ciudad natal, hasta que tuvo que abandonarla al estallar la Guerra Civil, para exiliarse en Argentina. En 1949 Ramón regresa a España invitado por el Presidente del Ateneo, Pedro Rocamora (a la vez Director General de Propaganda) para pronunciar una conferencia que tuvo lugar el 9 de mayo en el Ateneo, con el título "La magia de la literatura". El día 12, en el teatro Lara, pronuncia una conferencia titulada "Mi tía Carolina Coronado y el romanticismo”. Del 12 al 30, las librerías de Madrid exponen en el escaparate sus obras. El 14, sábado, el gremio de libreros le ofrece un banquete de homenaje en el restaurante Biarritz. El sábado 28 fue la última tertulia en el café Pombo, a la que asistieron, entre otros, Tomás Borrás, José Sainz y Díaz, Francisco Vighi, Valentín Andrés Álvarez, Mariano Rodríguez de Rivas, Candamio, José López Rubio, Carlos Fernández Cuenca, Edgar Neville, Luis Lasa, José Julio Rodríguez, Lucien Dumas, Julio Trenas, Antonio Calderón, Álvaro de Laiglesia, Julio y Gaspar Gómez de la Serna, Enrique Herreros, Tomás Seral, Santiago Valdivia, Serafín Vilién, Ascensión Muntañola y Conchita 14 Montes. En el Museo Romántico, el 11 de mayo, su director Mariano Rodríguez de Rivas organiza una fiesta romántica en su honor, de la que hablaremos más adelante. Se descubre una placa en su casa natal. El mes de estancia en Madrid finaliza el día 31 de mayo. Ramón y Luisita salen para Barcelona en tren, antes de dirigirse hacia Bilbao para embarcar en el "Monte Udala" y regresar a Argentina, país en el que fallece el 12 de enero de 1963. Ese mismo año el Ayuntamiento de Madrid gestiona la repatriación del cadáver y sus restos descansan en la Sacramental de San Justo, en la misma fosa que Mariano José de Larra. Tumba de Larra y Gómez de la Serna en la Sacramental de San Justo (Madrid) 15 4. LA TERTULIA Y LOS CAFÉS DE MADRID M .... adrid, sobre todo durante el periodo que comprende el final del siglo XIX y el principio del XX, se convirtió en sede de decenas de cafés, donde artistas, políticos, escritores, médicos y toda clase de intelectuales se reunían día tras día. Si queremos buscar un antecedente de estas tertulias de café, quizá podamos encontrarlo en las conocidas como academias literarias, en el Siglo de Oro. Eran éstas, reuniones de poetas en el hogar de un noble convocante, a imitación de las academias italianas renacentistas. En ellas se discutía sobre temas literarios e incluso se componían poemas y pequeñas obras para ser leídas en el transcurso de las mismas. En Madrid, quizá la más celebrada fuese la Academia Mantuana, en la que participó Lope de Vega, leyendo su Arte Nuevo de Hacer Comedias. En España la introducción del café como un lugar donde se consumía esta bebida, estuvo unida a la mentalidad ilustrada del siglo XVIII. Junto a los salones y los clubes, los Cafés fueron espacios de difusión de nuevas ideas y lugares de sociabilidad que respondían a las demandas de las altas clases sociales españolas. Una de las primeras reuniones de café surgidas en Madrid hacia 1770, fue la Tertulia de la Fonda de San Sebastián, fundada por Nicolás Fernández de Moratín en un local de la plazuela del Ángel donde se congregaban asiduamente artistas y escritores de la talla de Iriarte y Samaniego, Jovellanos, o el mismo Francisco de Goya. Pero el antecedente más claro de estos cafés son las botillerías. Estos locales donde se vendían bebidas como el vino, la aloja, el hipocrás o los licores y que después derivan en la venta de café, surgen en el siglo XVIII convirtiéndose en centros de reunión y discusión. En Madrid las más destacadas fueron la botillería de Canosa (ubicada en la carrera de San Jerónimo) Furcal, Cibeles, Ceferino y el Pombo. El paso de botillería a café se produce en los primeros años del siglo XIX. En este cambio tuvo mucho que ver el desarrollo de la ideología ilustrada en nuestro país. Los liberales van a encontrar en los cafés el espacio en el que exaltar sus ánimos y defender sus ideas. Dos locales adquieren especial relieve y se convierten en círculos de poder políticos: el Café Lorenzini, en la Puerta del Sol y La Fontana de Oro, ubicado en la Carrera de San Jerónimo. El café, por tanto, puede considerarse un descendiente directo de la botillería. Antonio Bonet, en su discurso leído ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando los define como: "centros de reunión y discusión que acaban convirtiéndose en verdaderos Clubes con gran influencia en la opinión pública y en los Gobiernos".5 En el siglo XIX la tertulia se populariza y se extiende entre la población. La afición al café se acrecienta y se multiplican los locales donde celebrar reuniones. Es el momento en que se desarrolla la prensa escrita, medio fundamental que fomenta las apasionadas charlas de las tertulias, que aumentan su relevancia en la cultura y la política en el Romanticismo. 5 BONET CORREA, A., Los cafés históricos, Madrid, Cátedra, 2012, p. 24. 16 Los cafés del Romanticismo van a asumir un papel crucial como focos creadores de movimientos literarios, artísticos, políticos y sociales en España. Fueron centros de reunión de políticos, revolucionarios, intelectuales, poetas, literatos, artistas, empresarios, conspiradores y aristócratas. Sobre una mesa de mármol o un diván de terciopelo, nacieron discursos incendiarios, proclamas, obras importantes de nuestra literatura, artículos para la discordia, peleas entre escritores, retos a duelo o citas de amores clandestinos. Entre los locales más emblemáticos del Madrid decimonónico nos encontramos con el Café de Levante, representado en diversos dibujos por Leonardo Alenza, el Café y botillería de Pombo o el Café del Príncipe, en la plaza de Santa Ana. Leonardo Alenza Tres hombres en una mesa (posible boceto preparatorio del Café de Levante) Óleo / lienzo Inv. 1299 Museo del Romanticismo La época de mayor auge de estos establecimientos madrileños fue a fines del siglo XIX y durante el primer tercio del siglo XX, cuando eran frecuentados por las figuras de la llamada Edad de Plata de la literatura española, la Generación de 1898 a la que pertenecieron entre otros Unamuno, Valle Inclán, Azorín o Pío Baroja. Las posteriores generaciones de 1914 con figuras como Ramón Gómez de la Serna o Juan Ramón Jiménez y las de 1927 con Federico García Lorca o Dámaso Alonso, contribuyeron a este resplandor las tertulias madrileñas que en nada tendrán que envidiar a las de París. Numerosísimos son los Cafés que acogían estas reuniones literarias; entre todos ellos podemos destacar el Café Colonial, sito en la Puerta del Sol, en el que el escritor Cansinos Assens presidía otra famosa tertulia de la época, el Café del Prado, ubicado en la calle del mismo nombre, el Gran Café social de Oriente, junto a la Glorieta de Atocha o los localizados en la calle Alcalá: el Café Regina, La Granja El Henar o el Café de Fornos. Por último el famoso Café Gijón, en el Paseo de Recoletos, al que muy certeramente se ha denominado el último Café literario de Madrid y que en la actualidad sigue acogiendo diferentes tertulias. 17 5. EL JARDÍN DEL MUSEO DEL ROMANTICISMO .... E l edificio que alberga el Museo del Romanticismo fue construido en 1776 por el arquitecto Manuel Rodríguez para instalar la residencia del marqués de Matallana. Este palacio contaba con un jardín interior que seguía el modelo “a la francesa”, imperante en el siglo XVIII, época de la edificación de la casa. El jardín francés surge a mediados del siglo XVII, bajo el reinado de Luís XIV. Este monarca encarga el diseño de varios de estos monumentales espacios naturales con la finalidad de mostrar su gran poder y riqueza. Su principal exponente fue el jardín del palacio de Versalles (1661-1685). En España, será su nieto Felipe V, quien difunda este modelo francés que se hizo presente en palacios como el del Buen Retiro, la Granja o Aranjuez. Estos jardines se van a caracterizar por mostrar en todo su esplendor una naturaleza dominada por el hombre, donde reina la obsesión por la geometría, las proporciones y la simetría, quedando así representado el pensamiento cartesiano que dominaba entonces en las matemáticas y la filosofía. Ante todo, en el conjunto predominan y resaltan las líneas, dispuestas de forma geométrica y que apuntan hacia un eje central. Entre los principales elementos de estos espacios destacan : el parterre generalmente a base de boj; el agua, presente en canales, estanques y fuentes que permiten juegos de surtidores; y el uso ornamental de las estatuas, siempre de estilo clásico, herencia que recogieron los jardineros franceses del jardín italiano, el cual a su vez tomó este elemento de la época romana. Una de las primeras referencias conocidas sobre el jardín del Museo del Romanticismo las aporta el marqués de Saltillo quien cuenta que hacia 1870 este espacio “…estaba adornado con fuentes y bustos de mármol en las hornacinas de la pared (…) tenía en tiestos de Talavera azules y blancos los arbustos y plantas (…) y abundaba en naranjos, jazmines reales, albahacas y claveles de varias clases”. 6 En un plano conservado en colección particular, fechable a mediados del siglo XIX y dibujado a escala 1/500, aparece claramente dibujado este jardín, compuesto por una plantación perimetral y otra central con cuatro parterres. Plano de las calles San Mateo y Beneficencia, mediados del siglo XIX Cortesía de Pablo Linés 6 MARQUÉS DE SALTILLO, “El Museo Romántico” en Madrid, 13 de junio 1951, p.2. 18 En 1924, coincidiendo con las obras de adecuación del edificio para ubicar el Museo Romántico, se reforma el jardín siguiendo el modelo francés original. Se respetan algunos elementos ya existentes como la fuente circular y el emblemático magnolio que ha llegado hasta nuestros días y que ya se encontraba plantado. Cuatro parterres con diferentes árboles conforman la estructura principal de este espacio. Asimismo, las paredes se llenan de enredaderas, hiedra y otras plantas trepadoras como la parra silvestre. La decoración se completa con una celosía. El Jardín del Museo Romántico Hauser y Menet, Madrid Fototipia, 1924 Mariano Rodríguez de Rivas, director del centro desde 1945 hasta 1958, será quien ponga en valor el jardín. En 1946 coincidiendo con una importante reforma del edificio, este espacio va a ser objeto de una nueva remodelación. Se plantan diferentes especies como los macizos de aligustre, setos en los parterres y enredaderas que cubren totalmente las paredes. La fuente circular, que cobija peces japoneses y nenúfares, se remata con un amorcillo realizado por Antonio Oliver. Alrededor de la fuente se colocan cuatro bancos de madera. La decoración del jardín se completa con algunas esculturas clásicas. 19 El Jardín del Museo Romántico (fotografías de izquierda a derecha, y de arriba abajo): Fuente del Jardín del Magnolio, autor desconocido, fotografía, ca. 1980 El jardín del Museo Romántico, Pastor, fotografía, ca. 1950 El jardín del Museo Romántico, Wunderlich, ca. 1950 20 Rodríguez de Rivas tuvo un especial empeño en llenar de vida este lugar haciendo que los pájaros lo habitaran y para ello ordenó que diariamente se colocaran migas de pan en el jardín que pasó a ser un espacio destacado del Museo, convirtiéndose en protagonista de numerosos actos lúdicos y culturales. Ramón Gómez de la Serna en la fiesta organizada en su honor en el jardín del Museo Romántico el 11 de mayo de 1949. Entre todos los eventos, no podemos dejar de referirnos a la fiesta decimonónica celebrada en honor a Ramón Gómez de la Serna con motivo de su vuelta a España. El 11 de mayo de 1949, el director del Museo, gran amigo de Ramón, convocó a un grupo de intelectuales y personalidades madrileñas que acudieron ataviados con trajes de la época romántica. Con esta reunión, el anfitrión quizás quiso rememorar el “Banquete de Fisonomías y trajes de época” que el homenajeado organizó en el café del Pombo el 13 de febrero de 1923 en recuerdo a Mariano José de Larra en el aniversario de su muerte, al que también acudieron los comensales vestidos de románticos. Rodríguez de Rivas desde uno de los balcones que dan al jardín, pronunció unas palabras de amistad al escritor, contestándole éste con un discurso muy “ramoniano” en el que se pudieron escuchar frases como: “ Vamos a tomar el chocolate que usted nos ha ofrecido, que será seguro el barniz ganado a los cuadros del Museo durante estos últimos lustros”.7 7 ANÓNIMO “En el Museo Romántico se celebró la fiesta en honor de Ramón Gómez de la Serna”, en Arriba, 13 de mayo 1949. 21 Conversación entre Mariano Rodríguez de Rivas y Ramón Gómez de la Serna en la fiesta en honor de éste, celebrada el 11 de mayo de 1949 En 1997 la planta baja del edificio sufre una nueva reforma que afecta también al jardín. El arquitecto Ignacio Gárate, responsable de las obras, rehabilita este espacio confiriéndole la distribución que presenta en la actualidad. Asimismo lo adorna con las celosías, tanto las que están pintadas con jarrones con flores que cubren uno de sus muros, como las que se ubican al fondo. El jardín del Museo del Romanticismo se organiza siguiendo una composición de crucero, formada por dos caminos de arena prensada recubiertos por guijarros que se cruzan creando cuatro parterres de diferente tamaño. Éstos están realizados con bordes a base de ladrillo y una estructura compuesta por una bordura baja de boj. En cada uno de estos parterres se ubica un árbol distinto: ciprés, palmito, arce palmado japonés y magnolio. Asimismo se han plantado un durillo y un níspero, que junto a las macetas dispersas por el jardín y las plantas trepadoras que cubren los muros: hiedra y parra virgen, contribuyen a dotar a este espacio de un encanto muy particular. En el centro se ubica la fuente ornamental de granito con plato del mismo material y rematada en un amorcillo sosteniendo una cala, obra de Antonio Oliver. El Jardín del Magnolio en la actualidad 22 La decoración del jardín se completa con un brocal de pozo, una mesita de hierro con tablero de mármol, algunas lápidas que contribuyen a dotar a este espacio de un aire romántico y cuatro bancos de madera y hierro. Una escultura representando a “Diana recostada”, realizada en mármol por el escultor José Álvarez Pereira y Cubero (1768-1827), nos remite a las esculturas clásicas que originariamente adornaban los jardines franceses. José Álvarez Pereira y Cubero Diana Recostada Mármol esculpido Inv. 548 Jardín del Museo del Romanticismo Por último, la mesa del Café del Pombo, ubicada junto a las celosías del fondo, es un recuerdo perenne de Ramón. Este emblemático mueble convive con las mesas y sillas del “Café del Jardín”, que desde 2011 forma parte de este espacio, permitiendo que los visitantes del Museo puedan disfrutar de un acogedor rincón y quién sabe si también revivir esa tertulia madrileña creada por un romántico del siglo XX como fue Ramón Gómez de la Serna. El Jardín del Magnolio en la actualidad con la mesa del café de Pombo al fondo. 23 6. BIBLIOGRAFÍA .... ANONIMO, “Cavia, Carrere y Ramón. (Tres escritores de café y una sola mesa en su sitio)”, España de Tánger, 4 de enero de 1959 ANONIMO, “En el Museo Romántico se celebró la fiesta en honor de Ramón Gómez de la Serna”, Arriba, 13 de mayo de 1949 BONET CORREA, A., Los cafés históricos, Madrid, Cátedra, 2012 ESPINA, A., Tertulias de Madrid, Madrid, Alianza tres, 1995 FLOREZ, R., “El último Pombo (1936-1950)”, Boletín Ramón, núm. 6, primavera 2003 pp. 17-21 GÓMEZ DE LA SERNA, R., Pombo, Madrid, Imp. Mesón de Paños, 1918 GÓMEZ DE LA SERNA, R., La sagrada cripta de Pombo, Madrid, Imp. G. Hernández y Galo Sáez, 1923 GÓMEZ DE LA SERNA, R., Pombo. Biografía del celebre café y de otros cafés famosos, Buenos Aires, Editorial Juventud Argentina, 1941 GÓMEZ DE LA SERNA, R., Automoribundia, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1974 GUTIERREZ SOLANA, J., La España negra, Madrid, Imp. G. Hernández y Galo Sáez, 1920 LORENZO, J., “El día de Ramón Gómez de la Serna”, ABC, 7 de diciembre de1930, pp. 3-6 MARQUÉS DE SALTILLO, “El Museo Romántico”, Madrid, 13 de junio, 1951 MARTÍNEZ COLLADO, A., La complejidad de lo moderno. Ramón y el arte nuevo, Cuenca, Universidad de Castilla la Mancha, 1997 MONLEÓN, P Y FERNANDEZ, C., “El edificio del Museo Romántico de Madrid. Estudio histórico”, Revista del Museo Romántico, núm. 1, 1998. pp. 81- 107 MONTOLIU, P., Madrid, 1900, Madrid, Sílex, 1994 RIBAGORDA, A., “Pombo. Aromas de vanguardia” Boletín Ramón, núm. 11, Otoño 2005, pp. 78-84 SAMPELAYO, J., "Noticia y anécdota de los Cafés madrileños", Anales del Instituto de Estudios Madrileños, t. VI, Madrid, 1970, pp. 507 – 527 24 TUDELA, M., Aquellas tertulias de Madrid, Madrid, Avapies, 1984 Agradecimientos: Paloma Gómez Villaro, Miguel Romero Sánchez, Mª Jesús Cabrera Bravo y Biblioteca del Museo Cerralbo. Fotografías: Archivo General de la Administración (Archivo Alfonso); Archivo General de la Administración; Colección particular (Pablo Linés); Museo del Romanticismo; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; VEGAP. Coordinación Pieza del Mes: Mª Jesús Cabrera Bravo. Diseño y maquetación: Carmen Cabrejas, Álvaro Gómez González. 25 LA PIEZA DEL MES EN LAS REDES DEL MUSEO En nuestro canal de Youtube, podéis encontrar todos los meses un resumen de la pieza analizada, en la que su propio autor explica los detalles más interesantes: Canal de Youtube del Museo del Romanticismo: Piezas del mes Mensualmente dedicamos un día a tuitear de modo monográfico las curiosidades más destacadas relacionadas con la pieza del mes en nuestra cuenta @MRomanticismo Este mes, dedicaremos el jueves 20 de junio a enseñaros algunos de los jardines más bellos de Madrid, incluido el nuestro, con el hashtag #JardínSecreto 26 LA PIEZA DEL MES. CICLO 2013 .... Enero Almudena Cruz Yábar EUSEBIO JULIÁ (1826-1895), FOTÓGRAFO EN MADRID. SUS CARTES DE VISITE EN EL MUSEO DEL ROMANTICISMO Febrero Silvia Villaescusa García RETRATOS DE LOS MARQUESES DE LAS MARISMAS, de Francisco Lacoma, 1833 Marzo Isabel Ortega Fernández BUSTO DEL MARQUÉS DE LA VEGA-INCLÁN, de Mariano Benlliure y Gil, 1931 Abril Luis Gordo Peláez LA CAPILLA DE SAN ISIDRO EN LA IGLESIA DE SAN ANDRÉS DE MADRID, de Jenaro Pérez Villamil, ca. 1843 Mayo Belén Fernández de Alarcón TOCADOR, ca. 1820-1830 Junio Mercedes Rodríguez Collado MESA DEL CAFÉ DEL POMBO, ca. 1901-1950 Septiembre Aurelio Nieto Codina MEDALLÓN DE LAVA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1812, de Carlos Gimbernat, 1820 Octubre Vanesa Quintanar Cabello MESA VESTIDA DEL COMEDOR Noviembre Paloma Dorado Pérez ÁLBUM DE TOMASA BRETÓN DE LOS HERREROS, 1842 Diciembre Carolina Miguel Arroyo SÁTIRAS DEL SUICIDIO ROMÁNTICO, de Leonardo Alenza y Nieto, ca. 1839 27 28