UNIDAD DIDÁCTICA: ¡CON LAS MANOS EN LA MASA!

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1. Aquí tienes la receta de la paella nuevamente. En este caso, debes
encontrar los nexos temporales. ¿Con qué modo verbal aparecen:
subjuntivo, indicativo; o infinitivo?
Primero, limpia los mejillones y échalos a una cazuela bien tapada. Antes de echarlos a
la cazuela, asegúrate de que has quitado bien todo lo que tienen pegado a las
conchas. Sácalos en cuanto se abran. Mientras que se están cociendo los mejillones,
pela las gambas, trocea los pimientos, y corta la sepia en trozos. Después de que hagas
lo anterior, lava las almejas con agua fría.
A continuación, pon en la paellera un chorretón de aceite de oliva virgen extra y tan
pronto como empiece a calentarse, añade los pimientos troceados. En el momento en el
que empiecen a dorarse, condimenta con los granos de pimienta, sal, ajo, perejil y
azafrán. Mientras se fríe lo anterior, ralla los tomates y échalos a la paellera. Cuando
hayan pasado dos minutos, añade la sepia y las almejas. Deja que se cocine todos hasta
que se abran las almejas.
Seguidamente, añade el arroz y remueve todos los ingredientes. Después de que esté
todo bien mezclado, añade los mejillones y las gambas peladas. Echa agua caliente y
mézclalo. Después de mezclar todo bien, reparte por encima las gambas sin pelar,
mejillones con concha y una langosta hasta rellenar la superficie.
Por último, cuando el caldo empiece a hervir, baja un poco el fuego y déjalo cocinar
unos 20 minutos. Cuando haya pasado ese tiempo, tapa la paellera con un paño y
déjalo reposar unos 5 minutos, hasta ver que no quema. Ya solo queda servir y comérsela
antes de que se enfríe.
TEMPORALES
MODO
Antes de, después de, hasta V2 INFINITIVO
Antes de que, después de que  V2 SUBJUNTIVO
Todos los demás nexos: cuando, hasta que, mientras, mientras que hasta
que, en el momento en el que, tan pronto como, en cuanto, siempre que,
cada vez que:
 V2 (pasado o presente) INDICATIVO
 V2 (futuro) SUBJUNTIVO
SIGNIFICADO
ACCIONES SIMULTÁNEAS: cuando, mientras, mientras que
ACCIONES REPETIDAS: siempre que, cada vez que
ACCIÓN ANTERIOR: cuando, antes de, antes de que
ACCIÓN POSTERIOR: cuando, después de, después de que
ACCIÓN POSTERIOR INMEDIATA: en el momento en el que, tan pronto
como, en cuanto
LÍMITE DE LA ACCIÓN: hasta, hasta que
Para las recetas, generalmente interpretamos el V2 en futuro: se supone
que quien está leyéndola la va a realizar en el futuro (aunque sea
inmediato). Sin embargo, también podemos interpretarlo en presente. Es
decir, ambas opciones son correctas:
Cuando el caldo EMPIEZA a hervir, bajamos el fuego (presente)
Cuando el caldo EMPIECE a hervir, bajamos el fuego (futuro)
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2. A continuación aparecen una serie de frases acerca de diferentes
hábitos culinarios. Rellena los huecos con un nexo temporal adecuado.
__________ se come y empuja con el pan, este se coge
con la mano.
___________ comer, se eructa.
___________ comer, hay que lavarse las manos.
___________ comemos, no se debe cantar.
___________ rechazamos más comida se debe decir “no
gracias”.
___________ una persona se sirve el agua a sí misma, sirve a
los demás.
___________ se sirve la comida, se ponen los codos en la
mesa.
___________ probar la comida, se debe alabar el plato si el
cocinero está delante.
___________ nos gusta la comida o tenemos más hambre,
podemos repetir.
___________ se sirven todos los platos, se puede empezar a
comer.
 De los
hábitos anteriores, señala los que
pertenecen a la cultura española y los que no.
Algunos pueden estar considerados de mala
educación, ¿sabes cuáles? ¿Cuáles coinciden y
cuáles no con tu país?
3. En la siguiente página, Lisa nos cuenta una de sus experiencias cuando
estuvo viviendo en Salamanca con una familia española. Completa los
huecos con el modo verbal adecuado dependiendo de qué nexo
introduce la oración temporal.
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Cuando me enteré de que iba a pasar el verano en Salamanca me puse la mar de
contenta. En cuanto conocí la noticia, llamé a Susan, una amiga que había estado el verano pasado
y a la cual voy a ver siempre que puedo. Tan pronto como le comenté que me iba, me dijo que fuera
a visitarla antes de marcharse. Me dio muchos consejos, entre ellos cómo comportarme con mi
familia “de acogida”.
Yo pensaba que los había entendido todos y cuando pisé la casa de mis “padres” por
primera vez iba muy segura de mí misma. Todo parecía estar controlado hasta que me invitaron
(invitar) a casa de la abuela a comer.
Cuando entré, me saludó adorablemente y eso me
tranquilizó. Tan pronto como entré en la cocina, pude oler el olor a comida. La verdad que el olor no
daba mala impresión, hasta ver aquella cazuela… “Hoy tenemos cocido para comer, seguramente
no lo hayas probado pero en cuanto tomes la primera cucharada te va a encantar” me dijo la
abuela con una sonrisa.
En el momento en el que me senté en la silla supe que algo no iba a ir bien. Antes de que me
diera cuenta, ya tenía mi plato lleno de garbanzos y una grasa con muy mala pinta. No sabía qué
hacer, no me atreví a decir que no quería comérmelo por miedo a ofender a la abuela, así que
mientras todos disfrutaban del plato, yo sufría en silencio. Por un momento, pensé que no pasaba
nada si no me lo acababa, hasta escuchar a la abuela decirle a Javier, su nieto pequeño, lo
siguiente: “hasta que no te acabes todo, no te levantas de la mesa; tan pronto como comas la última
cucharada, te doy el postre”. Y seguidamente, se dirigió a mí y me dijo: “después de que acabes el
plato, puedes repetir si quieres”. Fue entonces cuando se me cayó el mundo encima, ¡no podía
seguir comiéndome ese cocido! En fin, decidí resignarme y acabármelo lo antes posible.
Después de sufrir durante unos largos minutos, por fin, me acabé ese maldito plato. Cuando
terminé, pensé que mi sufrimiento habría acabado, pero no: en el momento en el que la abuela vio
que ya no me quedaba más en el plato, me echó más cocido “en cuanto me descuido, te quedas
sin comida”. Total, que cada vez que acababa el plato, la abuela volvía a echarme otra ración. En la
tercera o la cuarta, la abuela me preguntó “¿hija mía, quieres más? Ya sabes que siempre que
quieras, puedes repetir”. Entonces, mi “padre” debió de darse cuenta de que me encontraba en un
apuro y le dijo: “Mamá, no seas pesada, en el momento en el que quiera repetir ya te lo dirá ella; de
momento, creo que está llena, ¿verdad, Lisa?” Cuando dijo eso se me abrió el cielo: ¡por fin no tenía
que seguir comiendo! Y menos mal, porque ya empezaba a encontrarme mal…
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