RELACIONES CÍVICO MILITARES EN OPERACIONES DE PAZ: CASOS DE BOSNIA Y KOSOVO Mª Encarnación Durán Cenit INTRODUCCIÓN En primer lugar habría que llevar a cabo una delimitación conceptual para dejar claro qué se va a entender en este trabajo por relaciones cívicomilitares, porque normalmente, en un sentido amplio éstas se refieren a la interacción entre militares y civiles en general. En los conflictos internos que son los que aquí se trabajan, estas relaciones tienen lugar con la población civil, autoridades locales, regionales y nacionales y con las ONGs y organizaciones internacionales humanitarias como Cruz Roja y Media Luna Roja. En estas últimas será en las que se centrará el ensayo por su importancia creciente durante los últimos y por las previsiones de seguir en la misma línea que ya existe para este siglo XXI. En segundo lugar, también hay que hacer otro tipo de delimitación. Si la primera hace referencia a los actores con los que se va a tener en cuenta el estudio, la segunda hace referencia a cuándo, es decir, si estudiamos este tipo de relaciones durante el conflicto o después de él. Pero la misma dinámica de los acontecimientos nos obliga a estudiar estas interacciones en la etapa después al conflicto, pues es en estos momentos cuando se hace más numerosas e intensas debido a la preferencia por parte de la comunidad internacional de desplegar Operaciones de Paz una vez que las partes hubiesen llegado a un acuerdo para llevar a cabo la puesta en escena de éste. En tercer lugar, se hace también necesaria una delimitación espacial. Las Operaciones de Paz que se han llevado a cabo han incrementado su número de forma importante después de la Guerra Fría, pero ha sido una, en concreto la de Bosnia, la que más atenciones ha acaparado, porque quizá sea el conflicto más alarmante y sobrecogedor de nuestro tiempo, en una región multicultural, basado en diferencias de religión y civilización.1 Por ello, este trabajo se centrará en este caso concreto La creciente participación pues, de las fuerzas militares en misiones humanitarias ha ocupado un papel destacado en las relaciones internacionales durante la década de los noventa y se prevé que siga siendo así en los próximos años por las propias características de los conflictos desde el final de la Guerra Fría.2 Estos conflictos que son de carácter etno1 Peter, R., “The Human Terrain of Urban Operations” en Parameters, Vol. XXX, nº1, Spring 2000, p. 10. 2 Hay que tener en cuenta, que durante ésta las operaciones estaban orientadas hacia altos el fuego y algunas veces se producían otras medidas como la desmilitarización. La conexión de procesos políticos asociados con la negociación de acuerdos de paz y los procesos de implementación era limitada. (Boulden, 2000:45) 1 nacionalista provocan grandes desplazamientos de población, colapso institucional, económico y político entre otras consecuencias y unidos al hecho de que son internos generan situaciones complejas que requieren emergencias humanitarias adaptadas a estos escenarios.3 Pero a la vez que han cambiado las características de los conflictos, Naciones Unidas se ha comprometido de forma creciente en ellos y en la fase que aquí nos interesa: la construcción de la paz después de los mismos4. El que ocupe un lugar destacado se debe también a la magnitud y frecuencia de estas actuaciones5 y el llevar a cabo un trabajo que antes estaba relegado al ámbito de las ONGs. También, si los ejércitos han orientado sus actividades hacia acciones humanitarias para aprovechar capacidades6 que habían desarrollado durante la Guerra Fría y que suponían, una vez desmembrada la URSS, un superávit, por su parte, las ONGs crecieron de forma importante para dar respuesta a demandas crecientes de los países occidentales como consecuencia de la formación de una opinión pública creciente contraria a la violación de derechos humanos y a sucesos sanguinarios de los que tuvieron lugar en Ruanda y Bosnia. Además de las variables anteriores, Thomas Weiss ofrece otras que nos ayudan a entender el cambio que se ha producido: la erosión de la soberanía, el desarrollo de normas, un verdadero altruismo, política interna, la atención de los medios de comunicación y el deseo de contener el flujo de refugiados.7 El tener que compartir los militares un espacio común en el lugar del conflicto, desarrollando actividades parecidas a las de las organizaciones humanitarias, ha dado lugar a una serie de debates y cuya cuestión más importante ya Antonio Donini planteara: Si deberían estar las organizaciones humanitarias mejor equipadas por la comunidad internacional para hacer su trabajo o si deberían los militares ser entrenados para realizar otras tareas además de la de la guerra y la seguridad.8 En esta comunicación se pretende pues, analizar la relación de los ejércitos con las ONGs y otras organizaciones humanitarias e internacionales9 en escenarios de pos-conflicto multiculturales y multiétnicos que son los característicos de la época de los noventa y cómo se puede gestionar un mejor entendimiento para que se consiga una 3 Nagl, J. A., “Si Vis Pacem, Para Pacem: El entrenamiento para emergencias humanitarias” en Military Review, Marzo/Abril 2001, p. 17. 4 Boulden, J., “The Verification and Monitoring of Peace Accords” en Forum Disarmament, three•2000, p. 46. 5 El que hayan aumentado de forma significativa se refleja en los datos. Durante el período de la Guerra Fría (1945-1990) se llevaron a cabo 13 Operaciones de Paz. Sin embargo, después de los noventa, se han desarrollado decenas de ellas. No sólo ha cambiado el número, sino también el objetivo de las mismas, pasando del monitoraje a la imposición de paz. (Tripodi, 2002: 2-3). 6 Studer, M., “El CICR y las relaciones cívico-militares en los conflictos armados” en Revista Internacional de la Cruz Roja, 2001, nº 842, pp. 369. 7 Tripodi, P. , “Relaciones Civiles-Militares en Operaciones de Paz: La necesidad de Identificar una nueva Filosofía para las Fuerzas Armadas”en Research and Education in Defense and Security Studies, Brasil, 2002, p. 3 8 Pugh, M. “Civil-Military Relations in Peace Support Operations: hegemony or emancipation?”, Seminar on Aid and Politics, ODI, London, 1 February 2001, p. 11. 9 Se considerará en este trabajo las relaciones con la Cruz Roja (que puede ser calificada de organización internacional) por la importancia de su cometido y por el hecho de encontrarse presente en todos los conflictos. 2 colaboración entre ambos, lo que sería en definitiva buscar esferas de cooperación dentro del espacio físico común que deben compartir forzosamente, y también en la medida de lo posible, tratar de dar una respuesta a la cuestión de Antonio Donini. Me centraré especialmente en el caso de Bosnia y Kosovo dónde estas relaciones se han puesto especialmente de relieve, haciendo una breve referencia al final, a la actuación de fuerzas armadas españolas en estos espacios. Los conflictos que se han vivido después de la Guerra Fría se han caracterizado por una importante complejidad, lo que ha propiciado que las operaciones de auxilio se hayan tenido que llevar a cabo en un marco complicado. El hecho del aumento de la presencia de ONGs y el cambio de orientación en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de N.U. hacia la acción humanitaria requiere un estudio detenido de las relaciones que surgen en estas difíciles situaciones entre los diferentes actores. LOS ACTORES HUMANITARIOS CIVILES Y MILITARES Pero en primer lugar, antes de entrar en el análisis, sería apropiado dar una definición de los diferentes actores. Para una mayor claridad, se hará una clasificación diferenciando actores humanitarios en dos sectores: los civiles y los militares10. Dentro de los civiles están las ONGs, el movimiento Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja y las agencias humanitarias de Naciones Unidas. Los militares son: UN, NATO y las fuerzas nacionales. Empezando por las ONGs, se pueden considerar como aquellas organizaciones no lucrativas que son privadas en la forma, pero públicas en la intención.11 No dependen necesariamente de los gobiernos para la ejecución de sus políticas, pero a veces reciben donaciones de ellos12 y de otros organismos como la Unión Europea13 y Naciones Unidas. Las actividades en las que se suelen especializar y que llevan a cabo en situaciones de emergencia son principalmente sanidad, atención médica, distribución de alimentos y agua y refugio. También son importantes los esfuerzos que se llevan a cabo para proporcionar a una sociedad traumatizada un mínimo de autosuficiencia: cría de ganado, agricultura y atención médica primaria.14 También, las ONGs que poseen un mayor tamaño han tratado de incluir personal cualificado, entrenado y altamente experimentado15 El movimiento Internacional de la Cruz Roja también debe ser considerado pues tiene una gran importancia a nivel mundial por sus diferentes servicios y una importante trayectoria histórica ya que fue 10 Se sigue la clasificación hecha por Catriona Gourlay en su artículo “Managing Civil-Military Cooperation in Humanitarian Intervention” en Peacekeeping: evolution or extintion, Forum Disarmament, three• 2000, p. 34. 11 Weiss, T. G. y Gordenker, L., “Devolving responsibilities: a framework for analysing NGOs and services” en Third World Quaterly, 1997, Vol. 18, no. 3, pp. 444. 12 Ibidem, p. 446 13 Ésta creó en 1992, coincidiendo con la Guerra de la ex-Yugoslavia, la Oficina Humanitaria de la Unión Europea (ECHO) para proveer asistencia a las ONGs, el Comité Internacional de la Cruz Roja y las Organizaciones de las UN. 14 Natsios, A. S., “NGOS and the UN system in complex humanitarian emergencies: conflict or cooperations? En Third World Quaterly, Vol. 16, No. 3, 1995, p. 407. 15 Weiss, T. G. y Gordenker, L., p. 448. 3 establecido después de la batalla de Solferino en el siglo XIX16. Este movimiento es el más antiguo, disciplinado y mejor organizado, con un presupuesto de aproximadamente 600 millones de dólares, obtenido principalmente de los gobiernos17. Tiene una serie de principios inviolables que son la neutralidad en el conflicto, la imparcialidad y la independencia. Debe llevar a cabo sus actividades independientemente de todo objetivo y consideración política o militar, aplicando como único criterio las necesidades de las víctimas18. El tercero dentro de los organismos humanitarios civiles son las agencias de Naciones Unidas. Las más importantes y las que han llevado a cabo trabajos en operaciones humanitarias complejas son: UNICEF, el Alto Comisionado para los Refugiados, el Programa de Alimentos Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.19 Estas agencias trabajan independientemente unas de las otras y 20 tradicionalmente han focalizado su atención en los gobiernos, mientras que las ONGs han trabajado más a nivel local y si han cooperado con los gobiernos, ha sido a nivel provincial o regional. Entre estos actores humanitarios civiles existen ciertas vías de colaboración y más aún desde 1992 cuando se creó la Comisión Permanente (Inter.-Agency Standing Committee –IASC) que es un mecanismo que integra la Organización Mundial de la Salud, la Organización para la Agricultura y la Alimentación, el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Organización Internacional para las Migraciones y los representantes de las ONGs Europeas y Americanas. Sus encuentros, que son trimestrales suponen un importante flujo de información, aunque son muchos los inconvenientes que existen21. El otro actor presente en este escenario después de la Guerra Fría como se ha indicado anteriormente, ha sido la presencia de tropas de UN y la OTAN, en cuya compañía han tenido que trabajar las diferentes ONGs y organizaciones humanitarias, principalmente en los escenarios de Bosnia y Kosovo. Una de sus misiones ha sido el brindar protección a estas organizaciones, siendo éste un punto controvertido en el que entraré en detalle más adelante. Otros importantes servicios han sido y siguen siendo, apoyo médico, comunicaciones, servicio aéreo, acceso a combustible, compartir información y distribución directa de asistencia.22 Es evidente que tanto las organizaciones civiles como las militares comparten ciertos intereses porque su espacio físico de actuación es el mismo. Los aspectos civiles y militares de la intervención humanitaria apoyan objetivos a largo plazo para promover la seguridad humana en sociedades marcadas por el conflicto. Ambos coinciden en que la intervención militar y la asistencia humanitaria no es la solución a las emergencias políticas y a la guerra y que tampoco estos son los sustitutos de los acuerdos políticos. 16 Gourlay, C., “Managing Civil-Military Co-operation in Humanitarian Intervention” en Peacekeeping: evolution or extintion, Forum Disarmament, three• 2000, p. 33. 17 Natsios, A.S., p. 411. 18 Studer, M. , p. 367. 19 Natsios, A. S., p. 410. 20 Ibidem, pp. 412-413 21 Ibidem, p. 415. 22 Donini, A. “The bureaucracy and the free spirits: stagnation and innovation in the relationship between teh UN and NGOs” en Third World Quaterly, Vo. 16, No. 3, 1995, p. 434. 4 Habría que preguntarse qué es lo que les lleva a cooperar y la respuesta es la necesidad. Esta necesidad, que las organizaciones civiles han vivido, ha sido cubierta por la intervención militar. Pero esta creciente intervención e involucración no siempre ha supuesto mejor colaboración.23 Como se puede comprobar, las relaciones cívico-militares, incluso si las restringimos al ámbito de ejércitos-ONGs y organizaciones humanitarias, obviando el resto de relaciones (como pueden ser las que se mantienen con las autoridades o con la población civil) constituyen un campo de estudio complejo, que se ha desarrollado fundamentalmente a partir de la década de los noventa y sobretodo después de la Guerra de Bosnia, constituyendo un campo de estudio relativamente reciente e interesante. La transformación de la Defensa en general ha contribuido a ello, orientando parte de las capacidades técnicas y humanas hacia una esfera nueva para los militares en la que se encuentran con organizaciones como Cruz Roja que ya venían haciendo este trabajo desde hacía más de un siglo y con ONGs con una amplia experiencia. La manera de actuar, la formación de sus miembros y lo que es la cultura propia en general de cada uno dará lugar tanto a fricciones como dificultad de encuentrar de espacios de colaboración. DIFERENCIAS ENTRE LAS ORGANIZACIONES HUMANITARIAS Y LAS FUERZAS ARMADAS EN EL CAMPO DE LA INTERNVENCIÓN HUMANITARIA. Una de las principales diferencias que se apuntan es cultural, pues mientras que las ONGs nacen durante el período de la Guerra Fría para paliar el sufrimiento de las poblaciones de países con dictaduras, en esta época los ejércitos estaban ocupados en la lucha contra el bloque del Este.24 Otra diferencia es que las organizaciones militares son inflexibles, la cadena de mando está clara y el proceso de toma de decisiones está definido. En las Operaciones de Paz el componente militar tiene un mandato que deja poco espacio para las decisiones individuales y para la negociación. Otro problema es la falta de flexibilidad en las estructuras militares, es decir, el poseer una organización jerárquica25. Sin embargo, las ONGs y demás organizaciones humanitarias actúan de forma descentralizada, tienen más capacidad de negociación, más experiencia y una mayor flexibilidad. Cada una tiene unos objetivos y una ideología propias. Esto puede ser positivo, pues el no estar subordinadas a una cadena de mando les proporciona mayor libertad y rapidez de actuación. Las principales habilidades de una ONG se pueden resumir en las siguientes: •Conocimiento de la cultura local y los sistemas. •Normalmente también suelen conocer la lengua local, algo fundamental a la hora de la negociación. •Prestigio y autoridad. Hay ONGs que lo consiguen a base de tiempo y esfuerzo en construir puentes para la negociación.26 23 Gourlay, C., p. 34 Rufini, G. “Peacekeeping and the coming age of NGOs” en Peacekeeping and International Relations, March/April 1995, Vol 24, nº 2, p. 7-8. 25 Rufini, G. “The Potencial of Non-Governmental Organizations in Peacekeeping Negotiation and Mediation” en Peacekeeping and International Relations, May/Junes 1995, Vol. 24, nº 3, p. 5 26 Ibidem, p. 5 y 6. 24 5 También el tiempo de permanencia en el espacio en cuestión es diferente. Mientras que los proyectos de infraestructura militar para la población civil local no suelen ser a largo plazo, las organizaciones humanitarias conceden más importancia a los impactos a largo plazo, y por ello, normalmente suelen permanecer más tiempo.27 Además, las ONGs están presentes antes que las fuerzas militares. Cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas empieza un proceso de autorización de una Operación de Paz en cualquier país, éstas ya están actuando. Esto se debe a que las fuerzas armadas cumplen con un objetivo político fijado por su gobierno, sin embargo, las ONGs, al no tener ese vínculo político su capacidad de reacción es mucho más rápida.28 El que las ONGs sean las primeras en proporcionar ayuda, las dota de una cierta ventaja con respecto a las operaciones humanitarias militares. El factor tiempo juega a su favor pues el proporcionar ayuda desde casi el inicio les permite un conocimiento más profundo de la situación como situación de las víctimas, cantidad de desplazados y refugiados, situación de la zona, convivencia entre los distintos grupos étnicos, infraestructuras, recursos de la población civil, etc. Esto reporta un importante beneficio al desenvolvimiento de su acción en el campo humanitario pues será esta más completa e integral debido a la aplicación de este conocimiento. Esto significa que el vínculo entre conocimiento y acción es fundamental y le confiere cierta ventaja con respecto a la actuación de los militares en esta esfera humanitaria.29 Pero a pesar de estas diferencias, el cambio que han experimentado las fuerzas armadas en general desde hace una década en los países occidentales ha sido significativo. Ello ha estado también unido a la exigencia por parte de la opinión pública, como se indicaba al inicio, de una mayor actuación humanitaria en escenarios de conflicto. Estas operaciones, al contrario que otras, sí ha gozado de la aceptación de los países occidentales y de su población debido a que coste humano es bajo. Este cambio ideológico que ha permitido la presencia militar en la esfera de la acción humanitaria realizando un papel esencial en este campo, significó que las ONGs estaban siendo militarizadas desde dentro. Esto ayudó a que la cooperación con los ejércitos occidentales pareciese normal para las ONGs, colaboración que hubiese parecido cultural y políticamente extraña en otros tiempos no muy lejanos.30 Un ejemplo de militarización del trabajo de ayuda humanitaria es el de la intervención humanitaria en Macedonia donde se trabajaba en “campos nacionales” y donde las ONGs eran seleccionadas para trabajar en campos particulares donde se encontraba su ejército.31 También hay que destacar que aunque la misión de las fuerzas armadas ha sido histórica y tradicionalmente otra, la experiencia acumulada 27 Gourlay, C., p. 36. Trípodi, P., p. 7 29 El utilizar el vínculo entre conocimiento y acción puede ser interesante para explicar por qué en ciertos campos las ONGs y otras organizaciones humanitarias actúan de forma más eficaz. El conocimiento que les da el llegar antes a la escena en cuestión y los años de experiencia son fundamentales en el desenvolvimiento de sus tareas. Este vínculo también lo utilizó Sheila Jasanoff en “NGOs and the environment” para explicar que es el vínculo entre conocimiento y acción lo que provee a las ONGs mediambientales como Green Peace su primer punto para la intervención política. 30 Rief, D., “Humanitarism in crisis” en Foreign Affairs, Volume 81, nº 6, p. 113 31 Morris, P., “Humanitarian intervention in Macedonia: a NGO perspective” en Forced Migration Review, August, 1999, p. 5 28 6 en Operaciones de Paz también ha sido importante. Por ejemplo, la experiencia inglesa en conflictos de baja intensidad la ha familiarizado con la interacción cívico militar y la negociación, así como la presencia de unidades de reservistas o civiles. El proceso de socialización institucional vivido por los militares durante estos años les ha aportado un conocimiento del “otro” que ha sido puesto de manifiesto en las visitas respectivas que se han hecho representantes de organizaciones humanitarias y personal militar de la OTAN (SHAPE) para familiarizarse con los respectivos métodos de trabajo32. La participación en escenarios como el que se produjo después de la Guerra del Golfo en el Norte de Iraq con el éxodo kurdo, continuando con Somalia, Ruanda, Bosnia y Kosovo principalmente, han servido de campo de aprendizaje y entrenamiento para los militares. El conocimiento que les ha aportado toda esta trayectoria debe pues ser aprovechado o aprendido para el futuro, pues constituye un “background” de vital importancia. Esta ampliación del papel de los militares ha llevado a que muchos países y no sólo la OTAN establezcan oficinas de asuntos civiles para la coordinación o comunicación con ONGs33, que puede servir para paliar esa diferencia cultural que en principio les separa. Pero como señala Paolo Trípodi, no hay que caer en el error de muchos analistas que consideran lo militar (su acción humanitaria) como negativo y como positiva las de las ONGs. De lo que se trata es de buscar aquellos espacios comunes, en los que exista cierta afinidad y de los que se pueda obtener una colaboración positiva para ambos y para que repercuta favorablemente en la población amenazada. Tanto ejércitos como ONGs forman parte del contexto y del espacio físico en el que las misiones tienen lugar. Ambos tienen cosas que compartir que pueden ser provechosas para el buen desenvolvimiento de una tarea. Incluso la disponibilidad de tecnología al alcance de las organizaciones humanitarias, como cámaras digitales, internet, móviles, etc., significa que también éstas pueden obtener información de calidad de lo que está cuando el soldado y el sucediendo en el terreno.34 Por otra parte, trabajador de una organización humanitaria se encuentran en este espacio físico, ambos tienen que tener también en cuenta que están cumpliendo una misión encomendada por unos órganos superiores y legítimos y demandada por la opinión pública.35 Habría que destacar en este apartado el esfuerzo hecho por las fuerzas armadas, ya sean nacionales o pertenecientes a la OTAN, así como Cascos Azules, de adaptación a los nuevos conflictos (a la guerra posmoderna) y del esfuerzo por mantener buenas relaciones con las organizaciones civiles humanitarias creando centros CIMIC. Algunos críticos han acusado a estas últimas de no saber adaptarse a las nuevas circunstancias, o al nuevo contexto, pero lo que no se puede negar es que sus servicios sociales tienen un gran potencial adaptativo36. COLABORACIÓN CÍVICO-MILITAR 32 Ibidem, p. 36-37. Tripodi, P. , p. 7 34 Boulden, J., p. 49 35 González, J. B., “Ejército-Organizaciones Humanitarias: una relación compleja” en Ejército y Sociedad, 1999 p. 74. 36 Pugh, M., p. 6 33 7 En primer lugar haré hincapié en la esferas de colaboración o apoyo que pueden surgir entre ambos sectores, civil y militar en el espacio de sus operaciones. Es evidente que la interacción entre organizaciones humanitarias y ejército surge principalmente por necesidad. Así, en varios conflictos de los noventa, las fuerzas de mantenimiento de la paz han recibido el mandato de proteger a los trabajadores de organizaciones humanitarias y a sus actividades. Aquí se plantea un importante dilema porque los trabajadores de este tipo de organizaciones han sido en ocasiones reacios a aceptar esta ayuda que podía comprometer su independencia y neutralidad.37 Un ejemplo de ello es el Comité Internacional de la Cruz Roja cuya opinión es que esta organización no debiera recurrir siquiera a la protección de los soldados de Naciones Unidas, sobre todo por cuestiones de imagen y porque iría en contra de sus principios. No obstante, determinadas circunstancias excepcionales requiere esa protección, que también se ha aceptado a la hora de proteger instalaciones y equipo del CICR por parte de fuerzas de mantenimiento de la paz.38 Pero lo que es innegable es la valiosa ayuda del apoyo logístico o técnico por parte de los militares como transporte y ayuda en la construcción de infraestructura básica (suministro de agua, carreteras), la retirada de minas, etc39. En segundo lugar no son de menor importancia las fricciones que pueden surgir en el momento en que se provee de ayuda directa a la población, y quizá sea esta el área de mayor competitividad entre ambos actores. Este es el espacio en que las organizaciones humanitarias se sienten desplazadas, cuando las fuerzas militares reparten directamente ayuda a la población civil40. Esto se ha visto en parte como la militarización de la ayuda humanitaria antes solo reservada a tales organizaciones que la han cuestionado severamente. El Alto Comisario de Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata, llegó a la conclusión de que “los militares apoyarían, pero no sustituirían a las agencias con mandatos humanitarios”41 Si en los párrafos anteriores he puesto de manifiesto los roces o fricciones que surgen entre los diferentes actores, en los siguientes me ocuparé de la existencia de espacios en que ambos pueden colaborar realizando acuerdos previos de cómo deben repartirse las tareas. Es natural que si han venido trabajando en los mismos escenarios y así se prevé que ocurra también en un futuro, deben gestionar de la mejor forma posible el reparto de sus cometidos y máxime aún cuando se trata, como suele suceder en estos casos, de recursos escasos. Catriona Gourlay propone una división del trabajo cuidadosamente construida previamente, de acuerdo con las ventajas comparativas de las 37 Robert, A. “El papel de las cuestiones humanitarias en la política internacional en los años noventa” en“Los desafíos de la acción humanitaria”. Unidad de Estudios Humanitarios. Icaria Antracyt, 1999, Barcelona, pp. 57-59. 38 Studer, M., p. 374 39 Gourlay, C., p. 38. 40 Estas acciones humanitarias llevadas a cabo por los militares contribuyen de forma importante a mejorar la imagen de los ejércitos en el mundo precisamente de la imagen (valga la redundancia) y la comunicación. Estas escenas de soldados con niños o repartiendo ayuda humanitaria han sido la mejor forma de mostrar a la opinión pública una de las revoluciones que se ha llevado a cabo en el campo de la Defensa, adaptándose a las nuevas exigencias de estos tiempos 41 Gourlay, C., p. 40 8 instituciones civil y militar, siendo la primera tarea de estos últimos la provisión de seguridad a las organizaciones humanitarias, y en segundo lugar el apoyo en el trabajo de éstas42. Esta división delimitaría pues las tareas evitando posteriores malentendidos y conduciría a una mejor realización de la operación conociendo cada uno de antemano sus funciones. Tanto UN como la OTAN han aprendido la lección de experiencias pasadas, y aunque cada operación sea diferente, pueden aplicar lo que han obtenido de positivo de otros escenarios. La OTAN, debido a la necesidad de coordinar las actividades de la fuerza desplegada de cuya actuación surge la relación con los actores civiles, ha tenido como resultado la doctrina de cooperación civil militar (CIMIC)43 que se define como: “Recursos y acuerdos que apoyan la relación de los Jefes de una fuerza con las autoridades nacionales, tanto civiles como militares, así como con la población civil en un área donde la fuerza es, o se plantea que sea, empleada. Estos acuerdos incluyen la cooperación con agencias, organizaciones y autoridades internacionales y no gubernamentales.” Será precisamente en la etapa postbélica cuando la CIMIC desarrollará un papel más importante. Las tareas CIMIC están divididas en tres etapas operacionales que consideraremos a continuación:44 •Tareas pre-operacionales. Cuando se ha producido más avances en estas tareas ha sido en la experiencia de Bosnia, llevando a cabo o desarrollando mecanismos de consulta a este nivel. Indirectamente, las organizaciones civiles y las ONGs participan en la planificación por medio de la participación en ejercicios militares. Para ello, la OTAN está actualizando sus programas de entrenamiento y familiarizando al personal civil y militar con las estructuras institucionales respectivas, recursos y métodos de trabajo. •Tareas operacionales El corazón de las tareas operacionales de CIMIC son la comunicación, coordinación, cambio de información, establecimiento de acuerdos, valoraciones y operaciones. Hay otra serie de tareas que normalmente cubren lagunas y de las que se encargan las organizaciones civiles. Dentro de esta tarea el cambio de información puede suscitar algunos problemas. Como ha señalado Andrei Raevsky, la inteligencia es crítica en cualquier operación militar y más aún en las Operaciones de Paz. Una operación de mantenimiento de la paz exige una inteligencia más compleja pues tienen que vigilar permanentemente todas las actividades en la zona, desde las civiles a las militares. El intercambio de información es fundamental porque se deben coordinar las dimensiones políticas, humanitarias y militares y en ocasiones ni los militares ni las ONGs están 42 Ibidem, p. 41 Después de la Guerra Fría, el concepto CIMIC ha sufrido una verdadera revolución pues ha pasado de la planificación del apoyo civil para operaciones militares a un apoyo por parte de los militares a operaciones civiles de instauración de paz. (Zandee, 1999: 10) 44 Lerwill, ATD., “Civil- Military cooperation: a British view” en Foreign Studies, Objective Doctrine, nº 25-05, 2001, p. 43. 43 9 dispuestas a colaborar, a compartir información45. Aquí entraría en juego la confianza mutua, el conocimiento respectivo que solo surge de la colaboración y el entender que los objetivos para con la población civil son comunes. •Tareas de transición. Esta sería la tercera etapa y entrañaría la dificultad de crear estrategias de salida en la ausencia de construcción de estructuras civiles alternativas. Ello incluye cerrar las oficinas CIMIC y planificar la transición a las autoridades civiles. COOPERACIÓN CÍVICO-MILITAR EN LOS BALCANES Caso de Bosnia Este área es la que ha dado lugar a que se desarrolle una mayor experiencia en el tema de relaciones cívico- militares por su extensión en el tiempo y por las especiales características del conflicto que han requerido la presencia de “cascos azules” en Operaciones de Paz como vía para lograr una normalización a un conflicto de los más sobrecogedores. Bajo el mandato de la IFOR que se encontraba dentro del marco de la OTAN que sustituyó a la UNPROFOR, el tema de las relaciones con los civiles adquirió mayor importancia por la mayor amplitud del nuevo mandato. Además de desarrollar un rol más bélico en un entorno de imposición de paz, tenía los cometidos de asistir al desarrollo de la misión cívico militar entre otras tareas46. La nueva estructura de comando IFOR quiso coordinar a los varios CIMIC con la creación de un Combine Joint Civil Military Cooperation Staff. Para la OTAN, este nuevo mandato significaba el poder llevar a cabo intervenciones de imposición de paz donde el elemento humanitario tenía una relevancia fundamental. Y aquí es donde entra en escena su relación con las ONGs que se caracterizó en general por el éxito, pero la sustitución de un mandato por otro produjo atrasos debido al reemplazo de muchos militares que ya tenían contacto con ellas. El nuevo modo de trabajar sería ofrecerles apoyo puntual en lugar del apoyo total de que habían disfrutado con UNPROFOR, porque el objetivo de IFOR era prevenir una excesiva dependencia por parte de las ONGs, teniendo presente que la salida de los militares no les afectara. 47 Normalmente, como se ha indicado, las ONGs suelen permanecer durante más tiempo en el teatro de las operaciones, siguiendo ellas su trabajo con la población civil cuando las fuerzas militares ya se han marchado. También, bajo el mandato de la SFOR que sucedió a la IFOR se ha seguido en la misma línea de cooperación. CIMIC48 sigue siendo el medio por el que la SFOR establece relaciones formales con los civiles en general. 45 Smith, M. M. y Hofstetter, M., “Carretera o callejón sin salida. El flujo de información en las Operaciones Cívico-Militares”, en Military Review, Marzo/Abril 2001, p. 12. 46 Pellicer, S., “La presencia militar española en los Balcanes” en Girón, J. y Pajovic, S. “Los Nuevos Estados de la Antigua Yugoslavia”, Universidad de Oviedo, 1999, p. 285 47 Trípodi, P., p. 5 48 La Fuerza de Tarea Cívico-Militar de la SFOR está situada en Sarajevo y está compuesta por 350 militares. Se trata de una fuerza multinacional que para el año 2002 ha preparado más de 200 proyectos cimic. 10 Es un vínculo vital que tiene el objetivo de reconstruir y restablecer la normalidad en Bosnia Herzegovina de acuerdo con el Acuerdo Marco General para la Paz. Su personal está especializado49 en áreas particulares como infraestructuras, ayuda humanitaria, economía y mercado, cultura y educación, administración y asuntos públicos. Vemos pues, como en los Balcanes se produjo una institucionalización de las relaciones cívico militares, creando por parte de los diversos mandatos espacios de seguridad y colaboración para que las ONGs pudiesen trabajar, por lo que la relación entre ambos actores se hace interdependiente y necesaria. Caso de Kosovo La crisis de Kosovo en 1999 es un caso complejo de guerra humanitaria pues llegaron a confundirse los roles civiles y militares en cierta manera. Por un lado estaban los militares desarrollando una tarea propia de su esfera de competencias y también, al mismo tiempo, humanitaria. A la vez que bombardeaban intereses serbios, la OTAN proveía ayuda al gran números de desplazados y refugiados que se asentaban en Macedonia donde se encontraban parte de las ONGs prestando el mismo tipo de ayuda. En situaciones como ésta se produce un choque de intereses y estas organizaciones humanitarias perciben cómo los militares se están inmiscuyendo dentro de una parcela que siempre les había pertenecido. Entonces habría que dilucidar hasta dónde puede llegar la ayuda militar. Es evidente que las organizaciones humanitarias necesitan de ella y más aún en una situación como la que se produjo aquí en la que tuvieron que solicitar ayuda a la OTAN.50 Y no queda ninguna duda de que si para prestar ayuda humanitaria ésta requiere de un ambiente seguro, los únicos que pueden prestarla son los militares. En Kosovo, las actividades militares de auxilio fueron eficientes y útiles en general. En los territorios adyacentes a Kosovo, las tropas levantaron tiendas, distribuyeron alimentos y vestido (ofrecido por fuentes civiles), suministraron atención médica y tuvieron el control de la evacuación. Estas fuerzas dispusieron de grandes recursos comparados con los que disponía la UNHCR51. Esto significa que los militares representaron un rol de liderazgo en Kosovo, pero a pesar de ello no hay que olvidar que el personal militar aún tiene carencias en ciertas facetas de la ayuda humanitaria. Sin embargo, esta militarización de la ayuda humanitaria puede haber acarreado cierta frustración al sector de las ONGs que pueden sentir como su labor queda relegada a un terreno más secundario. Por otra parte, una novedad que ha aportado la experiencia de Kosovo, ha sido la institucionalización de las relaciones cívico-militares. Es indiscutible que la reacción de los actores militares en este terreno ha sido más rápida que la de las organizaciones humanitarias. 49 Esta especialización se lleva a cabo por medio de cursillos que se suelen impartir anualmente durante una semana. Se introduce a los asistentes a la historia y pueblos de Bosnia Herzegovina, doctrina de la OTAN, etc. Se discuten las formas de ayudar a las personas a reconstruir el país y a trabajar en estrecha colaboración con ONGs. El primero de ellos fue en 1998 y hay previsto realizar un curso CIMIC de los Balcanes para 2003 50 Pugh, M. , “Civil- Military relations in the Kosovo crisis: an emerging hegemony? En Security Dialogue, June 2000, Vol. 31 (2), p. 235 51 Ibidem, p. 235 11 Esta reacción incluye también la revisión de sus conceptos y procedimientos para cooperar con estas organizaciones. La OTAN y la UEO aceptan la necesidad de establecer relaciones efectivas con organizaciones civiles para salvaguardar sus propios objetivos militares. Necesitan mantener buenas relaciones con las autoridades civiles locales y la población porque pueden depender de ellas para ciertos recursos y libertad de movimiento y de las organizaciones humanitarias para información y consejo. Incluso el concepto de “civil environment protection” militar se encuentra en el nuevo concepto estratégico de la OTAN cuando se subrayó la cuestión de “movimientos incontrolados de gran número de personas”. La faceta humanitaria por tanto, está asentada en el ámbito de la OTAN, presionando algunos países como Italia y EEUU para que desempeñe un papel central.52 El que se hayan institucionalizado estas relaciones, implica en cierta media su politización, consecuencia no querida por las organizaciones humanitarias, porque perjudica su independencia y neutralidad y su capacidad de iniciativa a la hora de tomar decisiones ante una crisis.53 EL CASO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL Las razones que movieron al Ejército e instituciones españolas para enviar tropas a Bosnia, fueron entre otras, la oportunidad de participar en una Operación de Paz en Europa en un momento crucial de creación de una arquitectura de Seguridad Europea tras la desaparición de las tensiones entre bloques y la posibilidad para nuestras Fuerzas armadas de demostrar su profesionalidad y adquirir experiencias en este tipo de Operaciones.54 La participación de las Fuerzas Armadas españolas en Bosnia ha contado y sigue contando con contingentes importantes. En la operación Alfa-Bravo, enmarcada dentro de la UNPROFOR, se aportaron fuerzas y observadores y es en este tipo de misiones donde se encuentra la célula G5 de asuntos cívico militares que precisa de una especialización y tiene que estar muy potenciada por sus misiones específicas, como reuniones con las partes, acuerdos, tratos con ONGs, etc.55 Asimismo, la SFOR, cuya misión es el asentamiento de la paz en Bosnia, persigue entre sus múltiples objetivos, el establecimiento y mantenimiento de las relaciones con organizaciones no gubernamentales e internacionales y la gestión y seguimiento de la ayuda humanitaria que se recibe en el país. Para ello es importante que el centro CIMIC siempre esté cerca de donde trabajan organizaciones humanitarias y no gubernamentales, por ser punto de encuentro entre los anteriores y para gestionar de forma más racional y sin duplicidades los recursos de todos los actores que prestan ayuda humanitaria. Normalmente, las áreas donde la CIMIC lleva a cabo su cometido son las de control de desplazados, ayuda humanitaria y la protección de bienes culturales y de medio ambiente. 52 Ibidem, p. 237 Por ejemplo, en esta crisis, las autoridades serbias no veían con buenos ojos a este tipo de organizaciones, llegando algunas de ellas como Médicos Sin Fronteras a rechazar ayudas de los gobiernos de la OTAN. (Gournay, 2000. 35). 53 54 Pérez Gómez, J., “El papel de España en el proceso de Paz en la ex Yugoslavia” en . “Los Nuevos Estados de la Antigua Yugoslavia”, Universidad de Oviedo, 1999, p. 305 55 Pellicer, S., pp. 283-284 12 Por ejemplo, en el año 2000, en el área de responsabilidad de las fuerzas españolas había más de 180 asentamientos de personas desplazadas y refugiadas y por tanto mucho trabajo que hacer por la oficina CIMIC compuesta por un equipo de cinco miembros cuyo cometido era visitar, controlar y prestar apoyo a estos ciudadanos. El contacto con la población era pues directo56, llevando además a cabo unos tres proyectos por semana que concernían áreas desde la salud, la educación, infraestructuras y todo ello dentro de un espacio multiétnico tratando de alentar a los tres grupos para que vivieran y trabajaran juntos57 La financiación para los proyectos se hace con el dinero que se recibe para tales propósitos y otras veces en estrecho contacto con organizaciones no gubernamentales (NGOs) que trabajan en el mismo espacio. El contacto de los militares españoles con la población sobre todo en el tema de servicios médicos se hace mediante traductores. En este campo suelen tener ventaja las ONGs que cuentan con personal que habla la lengua local. Además, en apoyo de todo lo anterior, el Libro Blanco de la Defensa establece que “ante la previsible naturaleza de los conflictos, no se conciben operaciones militares modernas sin la integración de las capacidades militares específicas de las fuerzas terrestres, navales y aéreas desde las primeras etapas de concepción y planeamiento, exigiendo dichas operaciones frecuentemente la actuación en el marco de operaciones multinacionales y la colaboración con otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales”58 El resultado de todo ello, ha sido una mejora de la imagen de las Fuerzas Armadas en la opinión pública española, que por otra parte estaba a favor con este tipo de operaciones, contando el ejército con este apoyo además del de las instituciones. También, el seguimiento mediático que se brindó por la prensa española de su labor y de lo que estaba aconteciendo en este territorio, propició la movilización de un gran número de ONGs.59 CONCLUSIONES En respuesta a la cuestión que se planteara en la introducción sobre si deberían estar las organizaciones humanitarias mejor equipadas o si deberían los soldados ser entrenados para otras tareas que no sólo fuesen la fuerza y la seguridad habría mucho que discutir. Para empezar, organizaciones como la OTAN y los ejércitos nacionales ya tomaron la iniciativa de formar adecuadamente a sus militares y están impartiendo cursos CIMIC desde 1998 en los que se les da al militar una formación básica sobre la historia, política, infraestructura y cultura del pueblo en el que se encuentran, además de un conocimiento de las organizaciones humanitarias y no gubernamentales con las que tienen que trabajar. Estos cursos se realizan obviamente en el área de los Balcanes y son impartidos por la SFOR en un ambiente de multinacionalidad en el que los militares son enviados por sus países para que asistan a los mismos antes de su 56 El caso de Bosnia es un caso típico de situación en la que se ha restablecido la paz o está en curso de estabilización por lo que la prestación de ayuda humanitaria por medio de asistencia militar directa plantea menos problemas al no ser los soldados que prestan esta ayuda, parte en el conflicto 57 A:\NATO-SFOR Informer Spanish CIMIC faces challenge.htm 58 Libro Banco de la Defensa, 2000, p. 81. 59 Pérez Gómez, J., p. 307 13 desplazamiento al teatro de las operaciones. Cuentan incluso con profesores provenientes del ámbito de las organizaciones humanitarias como Cruz Roja Internacional y las agencias de Naciones Unidas. Estos cursos han tenido tanto éxito por su utilidad que incluso está previsto un curso CIMIC de los Balcanes para el 2003. El entrenamiento para este tipo de operaciones es una forma de mejorar el conocimiento de los militares de la situación que se está viviendo en la zona del conflicto. El conocer un poco incluso de la historia del mismo, su origen, desenvolvimiento, grupos étnicos implicados, cultura, tradiciones, puede hacerles comprender mejor a la población civil y sentirse más cercanos a ellos, al igual que las ONGs, aunque nunca puedan llegar a sustituirlas, porque tampoco es su objetivo. De esta forma, la acción que lleven a cabo al poner en práctica el conocimiento adquirido reportará beneficios a todos los actores implicados. Igualmente en España se desarrollan este tipo de cursos que tienen como objetivo formar a militares que posteriormente se incorporarán en misiones internacionales en las que colabora el ejército español. Están compuestos por un contenido teórico y práctico desde nociones teóricas sobre misiones de paz, derecho internacional humanitario, situación de la zona a la que se van a desplazar, aspectos sociopolíticos de los conflictos, hasta reconocimiento de minas y conducción. La formación tradicional del militar ha sufrido un giro en los últimos años y el perfil de soldado que se dibuja para este siglo XXI dista mucho del soldado de hace tres o cuatro décadas. Se forma pues un soldado más humanitario que sepa interactuar con la población civil, la organizaciones humanitarias y las autoridades de la zona. Se intentan fomentar este tipo de habilidades sociales mediante incluso un conocimiento de la cultura autóctona y que tradicionalmente habían estado reservadas para organizaciones como la Cruz Roja. El contacto directo con la población que han tenido las fuerzas de la SFOR así como sus predecesoras IFOR y UNPROFOR han nutrido al sector militar de un amplio conocimiento y un bagaje que podrá ser utilizado en operaciones futuras. El descubrimiento y aprovechamiento de una nueva capacidad de los ejércitos en la última década del siglo XX abre un nuevo horizonte y un nuevo modo de hacer las cosas. La imagen de ejércitos más humanitarios que socorren a la población en sus necesidades sanitarias, alimentarias, culturales (con la construcción de escuelas y dotación de material) de vivienda y de dotación de infraestructuras civiles es una nueva situación a la que ya nos hemos acostumbrado y que incluso es querida por la sociedad en su conjunto. La senda que se seguirá en un futuro irá por esta nueva dirección que han emprendido los ejércitos y que difícilmente tiene marcha atrás precisamente porque es deseada por los mismos militares que en general se encuentran satisfechos en la realización de tareas humanitarias y por el apoyo institucional y de la ciudadanía. La dirección a seguir es pues, una mayor formación de los militares que serán destinados a estas tareas cuya ejecución no sólo repercute en beneficio de la imagen de los ejércitos en general, sino en los pueblos en conflicto particularmente al aprovecharse unas capacidades humanas muy estimables que tienen conocimiento en diversas áreas desde la medicina a la ingeniería. Además el trabajar en estrecho contacto con ONGs y demás organizaciones tiene un efecto multiplicador al poner en común sus distintos conocimientos y recursos al llevar a cabo una tarea en el área de operaciones en la que ambos actores 14 coinciden. Estas organizaciones pueden aprovechar los recursos militares y sus conocimientos como reconocimiento de minas, lectura de mapas, utilización de todoterrenos en parajes poco accesibles, etc. Pero la relación con las ONGs y demás es otro tema complejo pues como se indicó anteriormente, pueden surgir relaciones competitivas y llegarse al caso de la intervención humanitaria en Macedonia donde un periódico alemán presentó a las ONGs como organismos menos eficaces que los ejércitos con las consecuencias en el reparto de fondos por parte de los respectivos gobiernos que esta situación puede acarrear. Esto sería un punto negativo para su dotación en recursos y para la dotación en equipos para sus cometidos. Dada una situación de estas características, la respuesta a la pregunta de Donini, podría ser dotar a los ejércitos de mayores capacidades y de un mejor entrenamiento a los soldados para realizar tareas humanitarias. Algunos organismos humanitarios para resolver esta tema proponen que la tarea de las fuerzas militares sea crear un entorno propicio para la acción humanitaria. ¿Se limitan entonces los militares a establecer ese ámbito de seguridad para que las organizaciones humanitarias puedan trabajar adecuadamente? O por otra parte, ¿aprovechan las capacidades que tienen, tanto materiales como humanas, más aún después de haber recibido una formación para estas operaciones y amplían su esfera de actuación entrando en contacto directo con la población? Para las ONGs y organizaciones humanitarias como Cruz Roja, la situación deseable sería sí en la primera pregunta y no en la segunda, o en todo caso intervenciones puntuales con ayuda de material como tiendas de campaña o comunicaciones en casos complicados. Para los ejércitos y los gobiernos la respuesta a las cuestiones sería no a la primera y sí a la segunda pues a la vez que aprovechan sus capacidades y se sienten en cierta forma realizados (al menos los militares españoles) supone un gran apoyo a la mejora de su imagen en una sociedad occidental que no desea la guerra y que no quiere observar imágenes de cientos de miles de desplazados huyendo y que ven a sus ejércitos haciendo tareas muy loables lo que les hace pensar que al menos una parte de su dinero está siendo gastado en aliviar el sufrimiento de otras personas. Sin embargo, como se ha escrito anteriormente, en el caso de los Balcanes (como en otros), las tareas por parte de los ejércitos se han ampliado y se presta ayuda humanitaria directa a la población. La cuestión es entonces, que si los ejércitos han traspasado el límite que las organizaciones humanitarias consideraban que debían tener, se requiere ahora pues, establecer esferas de colaboración y llevar a cabo una cuidadosa delimitación de las tareas de la que se escribió en apartados precedentes. Para ello hay que tener en cuenta las ventajas comparativas de cada actor que han sido descritas anteriormente, como forma de comenzar a delinear un espacio de actuación para cada uno. BIBLIOGRAFÍA -BOULDEN, J., “The Verification and Monitoring of Peace Accords” en Forum Disarmament, three•2000, pp. 45-52. 15 -DONINI, A. “The bureaucracy and the free spirits: stagnation and innovation in the relationship between the UN and NGOs” en Third World Quarterly, Vo. 16, No. 3, 1995, pp. 421-439. -GONZÁLEZ, J. 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