Presentación Acto de Cierre Semana Argentina de la Salud y

Anuncio
Presentación Acto de Cierre Semana Argentina de la Salud y Seguridad en el
Trabajo - Laurent Vogel
Me resulta sumamente difícil intervenir al final de unas jornadas tan llenas de
ideas, de propuestas, de análisis. He compartido con Ustedes 3 días lindísimos
durante los cuales el intercambio de experiencias ha sido acompañado por muchos
sentimientos y emociones. No última entre las emociones, la alegría de ver con
nosotros a Carlos Rodríguez acá con todo su ánimo y vitalidad.
El 28 de Abril es una jornada para la Salud Laboral, No tengamos miedo a las
palabras, es una jornada de lucha para la salud de las trabajadoras y trabajadores.
Es una jornada de lucha porque la muerte en el trabajo, las enfermedades el
desgaste físico y psíquico no se deben principalmente a una falta de conocimientos
técnicos o médicos. En la gran mayoría de los casos el conocimiento existe,
conocemos los riesgos y conocemos las soluciones preventivas y, a pesar de ello, no
se hace prevención.
No se hace prevención por dos razones: la primera razón tiene que ver con la
mercificación, la transformación del ser humano en herramienta para la
acumulación del capital, una herramienta que se usa, se desgasta y finalmente se
bota. Se considera al trabajador como cualquier otro recurso material que se
puede sustituir. Con esa perspectiva basta el seguro, la monetización de la muerte
y del sufrimiento y para los más desprotegidos que trabajan en el sector informal,
ni siquiera vale el seguro.
La organización de estas jornadas puede contribuir a romper con la monetización
del riesgo, a evitar una asfixiante hegemonía de las compañías de seguro para
poder promover una prevención real.
El segundo obstáculo a la prevención tiene que ver con el poder. El poder
empresarial en la empresa que pretende determinar e imponer sus condiciones al
trabajador hacer prevención significa liberar la creatividad, la inteligencia de los
colectivos de trabajo, combatir la representación falsa y engañadora que atribuye
a los mismos trabajadores la culpa de los accidentes. Significa imponer otros
criterios en la organización del trabajo, criterios que parten de las necesidades de
los trabajadores, sus exigencias de salud, de placer y de dignidad, pero reconocer
la inteligencia colectiva de los trabajadores representa una amenaza para el
reparto injusto de la renta, mina, sacude la representación tradicional que separa
los que dirigen de los que trabajan.
Basta un ejemplo sencillo las cajeras de supermercado. Sufren condiciones de
trabajo muy duras muchas veces unas mejoras ergonómicas no implicarían
inversiones muy altas pero no se hacen porqué afectarían el brutal poder
jerárquico que existe en este tipo de empresas porque en los supermercados hay
mucha más atención a las mercancías que a las personas que sirven para
venderlas.
Después de 3 días de debate aquí, creo que se pueden proponer 2 palabras claves:
visibilidad y participación.
Visibilidad primero. Estas jornadas en sí mismo contribuyen seguramente a dar
mucho más visibilidad al tema de la salud laboral en la Argentina.
Para mí, la exigencia de la visibilidad abarca al menos 3 dimensiones.
La primera dimensión consiste hacer visible los daños a la salud provocados por el
trabajo. Las condiciones de trabajo producen daños masivos que contribuyen en
buena medida a las desigualdades sociales ante la muerte y ante las enfermedades.
Los indicadores que suelen manejarse son muy pobres respecto a la realidad.
Los accidentes de trabajo declarados e indemnizados, las enfermedades
profesionales reconocidas no son más que la punta del iceberg. Llevar a cabo la
prevención privilegiando la sola reducción de esos indicadores puede ocultar
muchos problemas reales, a veces puede fomentar el subregistro también. Hace
poco se publicó en España un estudio sobre las enfermedades causadas por el
trabajo. Este trabajo muestra que la realidad no tiene nada que ver con los datos
sobre las enfermedades profesionales. En base a estimaciones conservadoras, los
autores consideran que 15.000 personas mueren cada año en España por las
enfermedades causadas por el trabajo.
La segunda exigencia de visibilidad tiene que ver con la capacidad de llegar hasta
las determinantes del daño de la salud, llegar hasta la “caja negra” diría de la
organización del trabajo y llegar también a determinantes en la política
económica del empleo u otras políticas.
No se puede hacer prevención con una mano y con la otra mano llevar a cabo
políticas que significan un deterioro inevitable de las condiciones de trabajo.
Basta salir de acá al anochecer y ver como miles, decenas de miles de personas
llegan cada noche de los barrios y pueblos más pobres para trabajar con la basura.
Con ello se vislumbra el costo enorme de la desindustrialización para los
trabajadores, la destrucción de comunidades obreras que antes trabajaban en
condiciones mas decentes, menos peligrosas. Leí hoy en la prensa que llegaba a
Argentina el Sr. Fischer de la Comisión Europea para exigir más liberalización,
más privatización, más apertura del mercado. Supongo que para el Sr. Fischer la
visión de este trabajo nocturno en condiciones precarísimas no pasará de ser algo
anecdótico. Para mí, hacer prevención es también llegar a combatir las políticas
que crean este tipo de situación.
La 3ª dimensión de viabilidad sería lograr poner la salud laboral en el debate
público, lograr que no sea un tema de especialistas, que sea presente diariamente
en la prensa.
En estos meses, por lo que me enteré en la prensa, se han producido movilizaciones
masivas sobre el tema de la inseguridad en Argentina. La inseguridad laboral
cobra muchas más vidas, genera mucho más mutilados que la delincuencia. Decirlo
no resta legitimidad o dignidad al tema de la seguridad pero implica que no se
deba ocultar otro tipo de delincuencia, más fría y menos visible, lo que en Italia
llaman los homicidios blancos, que los ingleses llaman los asesinatos de
corporación.
Ojalá que cada albañil que muere es una obra de construcción, que cada
trabajador de las empresas químicas de Bahía Blanca que muere de un cáncer
tuviera la misma atención en la prensa, provocara el mismo rechazo social que las
personas asesinadas por sus secuestradores.
La segunda palabra clave para mí es la participación.
No hay salud laboral sin participación activa, colectiva y organizada de los
trabajadores. La experiencia de Europa demuestra que la existencia de delegados
de prevenciones en los lugares de trabajo es una precondición esencial de cualquier
progreso en la actividad preventiva.
En España una encuesta en las empresas con mayor accidentalidad ha dado
resultados significativos. En las empresas donde no se realiza ninguna actividad
preventiva por lo general, no hay delegados de prevención. En las empresas donde
hay delegados de prevención, generalmente hay actividades preventivas mucho
más sistemáticas que en las otras.
A menudo se suele quejar por la falta de inspectores de trabajo, la falta de
prevencionistas, la falta de médicos. Se trata de un problema real al cual hay que
encontrar una solución pero al mismo tiempo hay que reconocer la inmensa fuente
de energía preventiva que se podría movilizar con la elección de delegados de
prevención en todos los lugares de trabajo, claro a dichos delegados hay que dar
los medios para actuar con la debida protección y con autonomía. Eso incluye en
particular el derecho a paralizar las actividades en caso de riesgo grave e
inminente.
Finalmente quisiera añadir algo más personal. Se celebra el 28 de Abril en muchos
países pero celebrarlo con Uds., hoy en Argentina tiene para mí un significado
particular.
Hace unos años, recuerdo que Carlos Aníbal Rodríguez me contaba algo de la
historia de su generación, de aquellos estudiantes de medicina que escogieron la
especialización de medicina del trabajo en el contexto de un inmenso movimiento
de emancipación social llevado a cabo por los mismos trabajadores. Era la época
de los años 60, del Cordobazo, de las luchas en las automotrices, de las
reivindicaciones de democracia sindical y de gestión obrera en la producción.
En ese contexto, la medicina del trabajo no podía limitarse a ser una carrera, una
profesión. Era un compromiso, una opción de vida para aquellos jóvenes que a
veces ni terminaban sus estudios y pasaban a asesorar los colectivos de
trabajadores en la lucha para su salud. Puedo suponer que aún sin diplomas eran
mejores médicos o técnicos que otros con más diplomas y menos conciencia.
Tenían la fuerza de su capacidad de escuchar, observar y denunciar, por su
rechazo radical a lo inaceptable.
Muchos de ellos no están con nosotros aquí. Nunca más podrán estar con nosotros,
compartieron el destino de los desaparecidos como tantos militantes obreros al
lado de los cuales luchaban.
Quisiera que el 28 de Abril en Argentina sea también un día dedicado que se
recuerda nos transmita algo de su inmensa energía, que nuestro quehacer de hoy
les ofrezca algo como una nueva presencia, les de una nueva voz y rescate sus
ideales. Quisiera también que para los asesinos de ellos y sobre todo para sus
mandantes, los privilegiados de ayer y de hoy, los que quisieron ser los
privilegiados para siempre, quisiera pues que el 28 de Abril pueda contribuir a
que no haya impunidad. Muchas gracias.-
Descargar