ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA NUM 2 “ERASMO CASTELLANOS QUINTO” ENCUENTRO DE PROFESORES DE IDIOMAS VLADIMIR ESPINOSA ROMÁN [email protected] LATÍN, LENGUA VIVA Advertencia Esta ponencia es presentada a los profesores de la Escuela Nacional Preparatoria con el objeto de coadyuvar en recalcar la importancia de la enseñanza de distintas lenguas a los preparatorianos. Haciendo una revisión del panorama histórico y cultural de nuestra propia lengua, el español, hemos encontrado que el latín sigue vivo en nuestro idioma que es hablado cotidianamente. Pero no sólo eso, sino que todas las lenguas romances y en general las indoeuropeas, conservan muchas palabras provenientes del latín, algunas palabras están intactas y otras con ligeros cambios pero que en esencia son las mismas. De todo esto nació la idea de exponer la importancia del LATÍN, LENGUA VIVA. 1- Orígenes del español: popularismos y cultismos. La diferencia entre una palabra culta y una popular la marca el latín evolucionado del no evolucionado. El latín evolucionó para convertirse en nuestro español. El 75% de nuestra lengua proviene del latín, y el otro 25% son palabras que provienen de otras lenguas. Pero desde la época del renacimiento hasta nuestros días, se han ido incorporando a nuestro español palabras que provienen directamente del latín. La causa evidentemente fue la proliferación de escritores científicos y humanistas, que tuvieron la oportunidad de publicar sus obras gracias a la invención de la imprenta. Como el Renacimiento fue la época de un ‘renacer’ espiritual y cultural, los intelectuales de aquel nuevo imperio español retomaron el mundo grecolatino y en particular el léxico latino. Para entonces, reflejaba un 1 símbolo de civilización y verdadera ciencia y conocimiento. Escritores romanos de la Roma imperial se releyeron y sus palabras se volvieron a utilizar para distinguirlas de las palabras populares. De este modo tenemos lucrar, que viene de lucrari, y que significa: 1. Conseguir lo que se desea. 2. Ganar, sacar provecho de un negocio o encargo. Sin embargo, también tenemos la palabra evolucionada que es lograr, y que significa: 1. Conseguir o alcanzar lo que se intenta o desea. 2. Gozar o disfrutar una cosa.3. Llegar a su perfección una cosa. Claramente nos damos cuenta de que la diferencia semántica es mínima. Pero existen otras que cambian en su significado. 2- Latín culto y latín vulgar Para todos debe quedar clara la idea de que latín culto quiere decir latín ‘intelectual’, ‘de conocimiento’, ‘de cultura y sociedad educada’. Es el latín culto el de los escritores, literatos romanos dedicados al arte, la filosofía, la ciencia, la historia y el derecho. El latín vulgar por otra parte, es el del pueblo, que se expresa a su entender, sin complicaciones eruditas y refinadas. Las diferencias entre uno y el otro son lexicológicas, fonéticas y morfológicas. Lexicológicas porque el latín vulgar introdujo palabras extranjeras que latinizó, y muchas palabras latinas las dejó de usar. Así por ejemplo, en latín culto se decía discere, ‘aprender’, y en latín vulgar se dejó de usar esa forma y se adoptó apprehendere, que pasó al español como aprender. La palabra pugna en latín culto y la palabra battalia en latín vulgar, que pasó como batalla. El latín culto se conservó en su vocabulario y el vulgar buscó su forma especial para hablar. Como en español del pueblo decimos fregar en vez de fastidiar, molestar, incomodar, perturbar. Como vemos, el pueblo adopta una forma para dejar a un lado el vocabulario amplio y de conocimiento. Diferencias fonéticas, como las vocales del latín culto, que eran 2 largas y breves, que pasaron al vulgar las primeras como vocales cerradas y las segundas como vocales abiertas. Diferencias morfológicas, cuando vemos que el latín culto tiene una sintaxis diferente a la del latín vulgar, además de que el latín vulgar empezó a usar artículos y preposiciones. 3- El latín y las lenguas romances Después de tantas guerras que tuvo el Imperio romano para someter a otras naciones y así adquirir más poder, impuso su lengua y cultura. La gente aristócrata de esos pueblos sometidos buscaba romanizarse, y se esmeraba en hablar y escribir bien el latín, mientras que el pueblo hablaba un latín obligado y que difícilmente aprendía. Este latín engendrado del pueblo era práctico y nada rebuscado, usaba formas elementales para su expresión e incorporaba palabras oriundas del lugar. . En cada región conquistada nació una nueva lengua, estas nuevas lenguas son las romances, hijas de la misma madre, el latín. Las más conocidas son: el español, el francés, el portugués, el italiano, el catalán, el provenzal, el sardo, el rumano, etc. “Por derivarse del latín, lingua romana, esas nuevas lenguas fueron denominadas neolatinas, románicas o romances”1. 4- El elemento latino y no latino Cada palabra tiene su historia, y por ello mismo es necesario estudiar el ambiente que rodeaba a la palabra cuando se utilizaba, ya sea el geográfico, el comercial, el político, el 1 NIETO MESA, F, Aprende Latín, México, Edere, 2003, pág 14. 3 religioso, el social, el cultural, etcétera. Es importante descifrar el cambio de significado de cada palabra y explicar por qué evolucionó del primer significado hasta el actual. A partir del latín podemos entender las lenguas modernas occidentales y principalmente las romances. El mundo occidental se expresa en un latín evolucionado y no puede expresarse sin ese latín. Para entender la lengua que hablamos necesitamos forzosamente estudiar el latín. La lengua es la base del pensamiento, si no conocemos bien la lengua, no podemos pensar bien ni mucho menos hablar bien. Para darle explicación a las cosas necesitamos de la lengua; y para entender las ideas expresadas por los hombres acerca del mundo, necesitamos un buen conocimiento de la lengua. Entender los orígenes de la lengua sirve para saber cómo los antiguos hombres concebían y pensaban acerca del mundo. El valor de la cultura grecolatina llega a nuestro país porque nosotros somos una nación que ha heredado la cultura occidental. Somos una civilización con influencia grecolatina, de religión judeocristiana, y todo esto es parte de nuestro pensamiento. Desechar las bases de nuestra cultura es como ignorarnos a nosotros mismos y quedar sin una razón del por qué del entorno en que vivimos. La evolución del latín hablado en las diversas lenguas romances actuales no es solamente interna2: ésta ha sufrido influencia de otras lenguas, pues las lenguas han tenido contacto con el latín en distintas épocas y en condiciones variadas, que han introducido ciertamente sus características en el latín. Entre estos idiomas figuran las lenguas habladas por los autóctonos antes de la conquista romana, las cuales han sido llamadas substratos. Una vez englobados los pueblos en el imperio romano, los nativos adoptaron poco a poco el latín, 2 Para más información ver: Jeux de mots, Archéologie du francais, de Laurent Flutsch et al., Montreux, Suisse, Infolio,2003, págs 12-18. Asimismo, José G. Moreno de Alba en su breve Historia de la lengua española, México, ANUIES, 1973, quien hace la oposición entre historia interna y externa de nuestra lengua. 4 no sin transponer las costumbres y los hábitos de su vocabulario, de su pronunciación y su visión de la sintaxis. En nuestra lengua española este sustrato no es otra cosa que las lenguas prerromanas de la península Ibérica. Después de la latinización, otras lenguas externas enriquecieron las hablas locales, conforme llegaban las migraciones de otros pueblos y acontecían distintos episodios históricos: estas influencias tienen el nombre de superestratos. En el caso de las lenguas romances, nos referimos a los superestratos germánico, árabe y nahuatl. Las aportaciones árabes, según parece son las más importantes para el español. Ahora señalaremos la influencia recíproca que pueden ejercer dos lenguas habladas al mismo tiempo por las poblaciones vecinas, las cuales se llaman adstratos3. El latín se implantó en toda Italia, eliminando otras lenguas de la península Itálica, como el osco, el umbro y el etrusco, así como en la antigua Galia (actual Francia) y en España donde se habla el vasco, que hasta nuestros días ha resistido como un nudo difícil de desatar. En Gran Bretaña, donde la romanización fue menos profunda, quedó un lenguaje urbano que desapareció con el declive de las ciudades, a partir del siglo III DC. Lo mismo acontece en los países de los renanios y de los danubienses, donde sucumbe el latín con las invasiones germánicas. Igualmente se introdujo en África del Norte, específicamente en la región de Cartago, antes de ser invadida por los árabes. En competencia, la parte oriental del imperio romano hablaba el griego, y opondría una resistencia victoriosa: porque los 3 En el caso del español, hablaríamos del gallego, del catalán, del vasco, etc, con las que ha convivido en el momento de su formación y posteriormente con las indígenas de América. 5 países helenísticos, fuertemente urbanizados antes de la conquista romana, estaban dotados de una lengua de cultura más rica que el latín. Para cada región conquistada, el proceso de romanización se desarrolló de una manera un poco análoga: los vencedores fundaron sus centros urbanos, donde ellos dirigían la administración. En las escuelas de estas ciudades, las clases se daban en latín, debido al progreso que tuvieron los romanos con la difusión de su cultura. Un bilingüismo se instituyó poco a poco y la fuerza del latín llevó la delantera en casi todo el continente europeo y en sus confines más lejanos. Es la lengua de la administración, de la justicia y de los negocios, el latín es también la lengua del ejército, éste que constituye un poderoso factor de romanización de los nativos de otras tierras que cumplían su servicio militar y accedían a la ciudadanía romana. Finalmente, la lengua propia de cada lugar desaparece en tanto que se impone la lengua oficial: el latín. Tal fue el caso de la península Ibérica y de Francia donde, como lo afirman los testimonios del siglo IV DC., las lenguas de estas regiones dejaron de hablarse para empezar una nueva era lingüística con el latín. En origen, el latín no es más que un idioma de Italia entre tantos otros. No lo hablaban más que los romanos y los habitantes del pequeño Lacio vecino. Con el Imperio, se oirá desde los confines de Escocia hasta el Oriente helenístico, y con fortunas diversas desde el Báltico hasta el Sahara. 6