EL HADA DEL ALZHE... En un país muy lejano, tan lejano como nos lleve nuestra imaginación y fantasía, reinaba Dña. Gracia II de Calasparra …. Una reina que con el paso del tiempo sus actos se antojaban ciertamente excéntricos y desconcertantes… Hasta que un día, al salir de su palacio se encontró con el gran alquimista Juliux el dormilón y le dijo toda enfurruñada: - “¡¡Buenos días, listillo Turulillo!! … ¡¡¿ Turulillo?!! Yo no soy listillo Turulillo!!” ni sé quién es ese tal Turulillo – dijo sorprendido el anciano alquimista… ¡¡ Turulillo por un relojillo!! ¿Qué te has creido listillo? – fue la respuesta de la reina que siguió su camino toda estirada .. Unas calles más allá Dña. Gracia se encontró con la Duendecilla Principal “Ruthicia”, que al ver a la reina, educadamente la saludó con una hermosa reverencia. La Reina se acercó, le cogió las orejas y empezó a tirar de ellas muy fuertemente y dijo a la vez: “¡¡Pequeñita, esmirriada, cabeza mal peinada!!” A continuación le dio un gran pellizco en la nariz, la duendecilla Principal huyó despavorida de aquel lugar con la nariz como un tomate y las orejas como pimientos .. La Reina siguió caminando y llegó al río Segurasinofuese, all-i estaba la princesa Tatamí, con un grupo de caballeros, hablando. La Reina se enterneció con aquella escena y le entraron ganas de hacer un hechizo. Sacó su varita mágica y en dos pasadas convirtió el río en un circuito de coches, a los caballeros en orugas y a la princesa en un pájaro de pluma fina … En un momento, todo se convirtió en un tremendo lío porque todo el mundo sabe que ni las orugas ni los pájaros de pelo fino pueden vivir en un circuito del reino de la fantasía. La Reina se quedó muy preocupada por lo que había hecho en tan poco rato. No recordaba nada, ni nombres, ni cosas, ni lugares, se sentía rara e incómoda con las cosas que hacía. Pero un poco más lejos la lío muy gorda … hizo lo que jamás tenía que haber hecho una cosa super-ultraprohibidísima … Atravesó la frontera entre el mundo de la imaginación y el mundo de la realidad, fue a una gran ciudad llamada Barcelona. En Barcelona, hay mucho tráfico y el ruido de los coches y de las motos dejaron muy aturdida a la Reina. Con su varita mágica dio una pasada y convirtió todos los semáforos de la ciudad en bebederos para ocas… ¡¡Qué follón se organizó!!. La ciudad estaba en un caos enorme, la mayoría de habitantes de Barcelona empezaron a pensar que Júpiter le había declarado la guerra a la Tierra … Ante tal suceso, un grupo de hadas (las más cualificadas del reino de la imaginación) se pusieron a trabajar junto con un equipo de técnicos municipales. Tardaron 15 días en arreglar el caos que había creado la anciana Reina. Pero lo más importante que tenían que hacer las hadas era conseguir que su Reina dejara de hacer barbaridades… Para ello se convocó un consejo con las principales personalidades del Reino. Concluyeron que había algo que no era normal en el comportamiento de la Reina. Una de las hadas, llamada Miri-cara-piti, dijo: “No solo hace cosas raras sino que se ha vuelto despistada, un poco estrafalaria y le ha cambiado el carácter… La Duendecilla Ruthicia dijo: -“A lo mejor no se encuentra bien. Sí, seguramente estará enferma”… ¡¡”Eso,Eso!! Dijo la princesa Tatamí. En el mundo de la fantasía había sabios, buenísimos curanderos, capaces de convertir la envidia en piedras en el riñón, el rencor en dolor de muelas, el odio en granos en la lengua… pero lo que se dice en enfermedades de personas no tenían ni idea. Aprovechando que sabían el camino para ir al mundo real, las hadas decidieron llevar a la Reina Gracia al mejor médico de Barcelona. Cuando llegaron a la doctora Gelocatilina, no le hizo falta una consulta muy larga para darse cuenta de lo que le pasaba a la Reina… y lo explicó con toda claridad a sus acompañantes, mientras la enferma Reina miraba distraída por la ventana… Lo que la Reina tenía era una enfermedad que se daba entre algunos humanos cuando se hacían mayores… Se llama Alzheimer… les explicó que aquella enfermedad les hacía perder la memoria y a veces el sentido común, les convertía en personas desorientadas, despistadas y un poco estrafalarias. En una palabra, a causa de esta enfermedad las personas que la sufrían hacían muchas rarezas sin tener culpa… La Dra. dijo: “La mejor medicina para estos pacientes es el afecto, la ternura y la paciencia de la gente que vive con ellos… Sobre todo la paciencia… Les dio unas cuantas pastillas y les aconsejó que buscasen a alguien que pudiese dedicarse a hacerle compañía a la Reina y ayudarla. Cuando las hadas regresaron a su mundo, se volvieron a reunir para discutir el caso. Lo más preocupante de todo era que la enfermedad con los poderes que tenían la reina podía hacer cosas terribles. De hecho ya lo había hecho. Después de hablar y hablar el consejo llegó a la siguiente conclusión: Retirar a la reina, si se podía, sus poderes mágicos… Pero resultaba que en el Reino de la fantasía nadie era tan poderoso como para eliminar a la Reina sus poderes a excepción de la requetemalísima Martita Batuka Martingana… Su gran enemiga. La comitiva fue a ver a la bruja. Cuando la Martita Batuka vió que venía el Consejo Mayor del Reino se asustó muchísimo y corrió a esconderse en el fondo de su cabaña, detrás de una estantería de ungüentos, hierbas y jarabes… pero no le sirvió de nada pues su perra blanca con manchas marrones de nombre Estrellita fugaz, la delató, empezó a llamarla con ladrillos llenos de sentimientos y muy dramáticos!! La Bruja Martita estaba asustada porque no sabía que quería el Consejo… La duendecilla Ruthicia le dijo que venían en son de paz, le explicó que lo que querían era, precisamente, un hechizo para anular toda la magia de la Reina Gracia. La bruja dijo: .”¿Dónde está la trampa? ¿queréis reíros de mí? ¡¡Me tomáis el pelo!! Costo mucho convencerla para que hiciese un maleficio controlado pero l final la bruja aceptó… Martita hizo el hechizo, Dña. Gracia II de Calasparra se quedó sin poderes… Se convirtió en una yaya normal y corriente… una yaya normal y corriente con Alzhéimer”. Cuando el consejo se reunió para decidir quién cuidaría de la reina, se presentó como voluntaria la Bruja Martita Batuka Martingana… Todos se quedaron muy sorprendidos… “No sé como explicarlo” dijo la bruja. “Yo no tengo familia, ni amigos en este lejano lugar del mundo de la fantasía. Lo único que de verdad tengo es a mi enemiga de siempre, la Reina. He pensado que prefiero vivir con ella a vivir sola. Además he oído que me necesita… Si, la Reina Gracia la necesita muchísimo. Porque a partir que el tiempo pasaba más falta le hacía que alguien le ayudase a vestirse, lavarse, pasar el rato, a orientarla… a saber dónde dejaba su bolso, su peine… también para recordar los viejos tiempos cuando las dos se enfadaban como perro y el gato por cualquier hechizo de nada, porque la Reina Gracia no era capaz de recordar lo que acababa de hacer, pero recordaba lo que había hecho cuando era una reina joven como una rosa fresca. La Reina Gracia y la bruja Martita se instalaron (las dos) en un precioso piso en el barrio de la Marina, de la ciudad de Barcelona. Cerca estaba su Dra. especialista en alzhéimer. Y como en el mundo real no podían vivir con según que nombres, la exbruja se puso el nombre de Marta Meléndez y para la ex-reina: Mª Engracia Martínez, que por supuesto no conseguiría recordar nunca su nuevo nombre, pero daba igual, porque la ex-bruja no la perdía de vista ni de noche ni de día. Los habitantes del mundo de la fantasía se quedaron maravillados con el afecto, el amor y la paciencia que tenía Marta Meléndez con Mª Engracia. Y es que Marta estaba dispuesta a hacer lo que fuese necesario por su amiga. Y así fue todo mientras todo fue así…. ¡¡¡ Colorin colorado esta historia de Engracia, Julián, Marta, Ruth, Noemí y Míriam se ha acabado!!!