ESTUDIANTES, CAZADORES DE TENDENCIAS

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ESTUDIANTES, CAZADORES DE TENDENCIAS
Domingo, 19 de Noviembre de 2006
Página 3-9
Educación
En 'U' y academias argentinas están capacitando a los jóvenes para que detecten lo que
se usa. En Colombia la técnica la emplean investigadores de mercado. Algunas instituciones
se quieren apuntar.
A Nicolás Kaiat le encanta esa palabra que define su profesión; pero la menciona en voz
baja, con cuidado, solo cuando se siente en confianza, o cuando la circunstancia apremia.
Tiene 26 años y suele recorrer Buenos Aires con una cámara digital en un bolsillo del
saco, y una libretica y un marcador en el otro. Su juego es observar. Captar. Descubrir.
Penetrar en ese círculo que le es ajeno, como si fuera un miembro más. Y entonces debe
extraer. Robarse la fórmula maestra. Desentrañar eso que da sentido a lo que se usa y se
consume, y a lo que no.
Es un coolhunter, un cazador de tendencias, uno de esos jóvenes que han desarrollado
un sentido especial de percepción del mundo del consumo y que viven de vender sus
hallazgos a las empresas. Se trata de un oficio que atrae a muchos jóvenes y que hoy se
aprende en la academia.
El término fue adoptado en 1997 por la revista The New Yorker, para hablar de la
publicista Dee dee Gordon, que realizaba esta clase de investigación de mercado.
Ahora la palabra se está volviendo popular en instituciones de educación. Por ejemplo,
la Escuela Superior de Creativos Publicitarios (Argentina), junto con la consultora CCR,
especialista en investigación de mercado y tendencias de consumo, ofrece desde hace un año
un curso de ocho clases para convertirse en coolhunter. Los únicos requisitos son tener título
secundario y menos de 28 años.
También, desde hace un año y medio, en la U. de Palermo hay un seminario de cacería
de tendencias, a cargo del Gustavo Lento Navarro. Este año se dictan workshops de cuatro a
seis clases, en la Escuela Argentina de Moda.
Qué se requiere
Ser un cazador de tendencias es algo así como reparar en lo que todos miran pero casi
nadie ve. Así podría sintetizarse el requisito básico que deben tener los aspirantes. No es
casualidad que se los busque jóvenes; si son adolescentes, mejor.
A los 25 años son prácticamente veteranos del oficio y las agencias prefieren a aquellos
que están menos empapados de prejuicios y tienen mayor habilidad para captar una cultura de
cambios rápidos y vertiginosos.
"Los jóvenes tienen más posibilidad porque muchos de ellos ya son cazadores y no lo
saben. Por las posibilidades que les da el hecho de ser jóvenes, por circular por ciertos
circuitos", explica Navarro.
Eso no es todo. Antes de ser aceptados en los cursos, quienes se inscriben son sometidos
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a una serie de entrevistas en las que se busca descubrir si verdaderamente son coolhunters en
potencia.
Para ello hace falta intrepidez para, por ejemplo, parar a alguien por la calle y
preguntarle por qué consume determinada bebida o por qué se viste de esa manera. También
curiosidad o la capacidad de dejar atrás prejuicios para abrirse camino en los mundillos en los
que se genera lo nuevo. Todo es fuente de información de hábitos y comportamientos.
Otro de los requisitos es la proactividad, la búsqueda incesante de nuevos rasgos y
expresiones de la cultura y de los hábitos de la gente, de lo emergente, explica Mariela
Mociulsky, responsable del área de tendencias de CCR, a cargo del curso.
En ocho clases, los alumnos estudian antropología, sociología y técnicas de
investigación de mercado. "Son todas herramientas de las ciencias sociales, que les permiten
detectar cuál es el origen de estos hábitos y el patrón que permite predecir hacia dónde va el
cambio social. No es quedarse nada más con lo efímero o anecdótico de la moda, sino que se
los capacita para que desarrollen una mirada más integral de la tendencia en la cual una moda
tiene parte", explica.
300 alumnos se inscribieron en el 2005 en el seminario de cacería de tendencias de la
Universidad de Palermo de Argentina. Es una extensión de la cátedra Diseño de
Indumentaria.
EVANGELINA HIMITIAN
LA NACIÓN (ARGENTINA)
Y en Colombia qué
Con cámara fotográfica en mano universitarios de Medellín, Cali, Cartagena y Bogotá
participaron hace siete años, durante tres años, en un estudio realizado por Inexmoda llamado
Street Vision (Visión de Calle).
Estos jóvenes tenían la labor de captar las tendencias de moda y estilos de los
consumidores para descubrir los materiales de la ropa que más se usaban, así como los
accesorios y el tipo de tela.
"A cada uno se le entregaba un perfil de consumidor que debía rastrear por la ciudad",
explica Adriana Betancourt, decana de diseño de la Colegiatura de Medellín, institución que
planea implementar en su programa una asignatura dedicada a la investigación del
consumidor con el modelo que aplicó Street Vision.
Según Arturo Tejada, director de la Escuela de Moda del mismo nombre, esta técnica de
investigación está en todo el mundo y se recurre a ella en las academias de moda.
ELIANA NIETO, CÓDIGO DE ACCESO
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