Aparecen figuras de posibles pictogramas

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03/13/2005
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LUNES 14 DE MARZO DE 2005
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EL SIGLO DE DURANGO
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LUNES DE CULTURA
“Donde da vuelta el aire”
POR MACARIO RUEDA LOZANO
Buscas en Roma a Roma,
¡Oh peregrino! Y en Roma
misma a Roma no la hallas.
PIT II y Quevedo.
CON UNA PEQUEÑA
AYUDA DE MIS AMIGOS
(ADELANTO DE NOVELA)
Los instintos asesinos surgieron en el fondo del Saloon. Dos
personajes grises desenfundaron la Colt .45 que llevaban al
cinto y apuntaron a la mesa vecina donde cuatro alegres bohemios departían ruidosamente.
No alcanzaron a disparar, llegó
el mesero y amablemente les
limpió la cara, después la mesa
y finalmente la cartera. Ellos,
los personajes grises, montaron
en cólera porque los bohemios
hablaban de la historia del Viejo Oeste, lugar donde la desilusión impera. Y los grises sintiéronse aludidos: los grises han
depredado por centurias la región, y no les gustó que los descubrieran, querían matar a los
inocentes amigos que disfrutaban de una noche de juerga.
Los bohemios hablaban, cantaban, reían, hacían poemas a la
mujer, a la belleza, y hablaban
de la cruda realidad, de la pobreza, del abandono que sufre
esta tierra por causa de los personajes grises. Los depredadores en el Saloon ni siquiera son
los principales devastadores,
son apenas unos esbirros del
poder; sus caras de vaqueros
pequeño-burgueses apenas les
alcanza para ser siervos de los
poderosos intereses que expolian esta región. No valía la pena pelear con los grises, y los
bohemios optaron por retirarse,
un poco desconcertados y temerosos. El mesero se encargó de
poner en su lugar a los indignados personajes grises que de-
cían defender la historia del
Viejo Oeste (que ni conocen); el
mesero los arrastró hasta la
puerta del fondo y los colgó de
una alcayata donde se cuelgan
las vísceras que distraen a los
buitres para que no coman la
carne buena”. (Continuará…)
Hablando de estética, imaginen ustedes a nuestro estado
como un dibujo: mirémoslo
desde el aire y comprobaremos
que ha perdido sus ejes principales. Ya no se ven las vías del
ferrocarril, ya los ríos aparecen
contaminados, y las carreteras
forman líneas irregulares que
van a ninguna parte. Sigamos
trazando sobre el lienzo las bases para nuestra pintura al
óleo. Convirtámonos en un
Rembrandt, o bien en un Rivera, nunca se imaginen que pintan un cuadro a la manera de
Goya o de Van Gogh.
Las vías del ferrocarril ya
no existen y, sin embargo, todavía se mueven, se mueven
sobre ellas góndolas de trenes
fantasma que siguen trasladando el hierro de la montaña
que ya se agotó desde hace
muchos años. Se agotó el mineral y sin embargo los barrenos siguen agrietando las casitas de las colonias cercanas
y en otros estados los edificios
de hierro brotan como hongos
después de la lluvia.
Sigamos pintando nuestra
obra de caballete, ahora con
las imágenes de la ciencia: los
científicos aconsejan no permanecer muchos minutos en
terrenos ferrosos o junto a las
corrientes de agua porque estos elementos crean electromagnetismo que puede ser
perjudicial para la salud de los
humanos. Los científicos también aconsejan que para que
un cuerpo se mueva en la misma dirección y a velocidad
constante no se le imprima
ninguna fuerza.
O sea, en esta región estamos fregados: con cuerpos de
agua fósil (con arsénico) bajo
nuestro suelo y en las llaves de
las casas (las casas que tienen
llaves, porque hay miles que ni
puertas alcanzan), vivimos sobre, en, entre, cabe, con y contra un suelo ferroso (agotado,
recuerden, pero no se acuerden
de la cuota de 4.50 por tonelada de la cual los habitantes de
este Viejo Oeste -o aquel-, no
vimos nada). O sea que vivimos
en un lugar en donde los científicos recomiendan no permane-
cer más de 15 minutos. Bueno,
sigamos la segunda ley de
Newton: imprimir una fuerza a
un cuerpo lo acelera y lo cambia de dirección.
Esta tierra tiene todas las
condiciones para vivir bien: recursos naturales en abundancia (aún), no ocurren grandes
desastres naturales nunca: ni
inundaciones catastróficas, ni
temblores (nada más los de la
cruda), nada de ciclones. Sufrimos, padecemos pero también
disfrutamos de un agradable
aislamiento, no vienen turistas
a encuerarse en nuestras calles
como en Cancún o Acapulco, no
circulan por las carreteras demasiados vehículos de carga,
no hay industria que contamine el aire (del agua ni acordarse, da muina)…Con todas estas
condiciones paradisíacas, ¿qué
esperamos para hacer de este
Viejo Oeste un nuevo y vivo lugar para vivir?
Y no digo paraíso, porque
sería mucho pedir, pero podemos solicitarlo (no olvidar las
copias con atención al encargado de la Subdirección).
Este lugarcito agradable,
muy agradable, del universo,
tiene todo para convertirse en
el hogar de la cultura, en el refugio de los naturistas, en el
nido de los amorosos, en la pasión de los artistas, en la magia de los magos, en el remanso de los que sufren, y en la
victoria de los que corren, saltan, nadan, vibran.
No, no estoy proponiendo
este corazón del país como sede
de los Juegos Olímpicos, tampoco como la sucursal de París.
La solución está a la vista y en
nuestras manos, sólo hace falta
esa fuerza para acelerar nuestra masa y darle otra dirección.
No es posible que sigamos
Aparecen figuras de posibles pictogramas
POR: ALBERTO BALLESTEROS C.
EN EL CERRO
DE LOS REMEDIOS
En un principio, creí que se trataba de una broma lo que me estaba
compartiendo el ingeniero Gallegos, vecino del fraccionamiento
Los Remedios, precisamente en
el cerro que lleva ese nombre y a
quien conocí de manera más bien
accidental en una oficina de Gobierno. Lo que él me asegura es
que desde hace un tiempo, aproximadamente año y medio, ha
encontrado dibujos extraños en
la escalera principal del cerro -la
más conocida, más extensa y más
visitada por la gente para hacer
ejercicio-, dice no estar seguro
de decirles dibujos, símbolos, señales o, como lo cree últimamente: pictogramas o ideogramas. El
asunto es que se trata de registros pictóricos cuyo significado
no ha logrado resolver aún. Estos registros raros los ha encontrado siempre en el mismo lugar:
al costado del escalón número
110, esto es casi exactamente a la
mitad de esa escalera. La seriedad que el ingeniero y su familia
le ponen a estos dibujos es por la
experiencia que tuvieron cuando
se presentó el encuentro con el
primero de ellos y por las características de los mismos. Resulta
que la casa del Sr. Bonifacio Gallegos, en lo alto del cerro, tiene
varias ventanas desde donde se
aprecia, casi por completo, el largo tramo de la escalera del caso,
especialmente de la ventana de
su recámara. Y sucedió en una
noche de mayo en que estando la
familia a punto de dormir, el Ingeniero, como lo tiene por costumbre, fue a la ventana de su
recámara y recorrió su mirada
por toda la escena nocturna que
viendo impasibles cómo se suicidan nuestros niños, nuestros
hombres y mujeres maduros,
nuestros ancianos. Nuestros jóvenes. No es posible que sigamos presenciando pasivamente
cómo la violencia local e importada se come nuestra convivencia pacífica. Sigamos pintando
nuestro cuadro de caballete y
pintemos a los habitantes de esta tierra como lo que son: valiosos seres humanos. Sólo hace
falta un poco de voluntad, porque recursos los tenemos.
Ahí está en el centro-norte
de nuestra ciudad un edificio
que se convertirá en el Centro
Regional de las Artes, la antigua estación del ferrocarril honrará su feliz memoria transformándose en el eje de la cultura
del norte o noreste, o este o
aqueste. Un edificio que espera
los mejores tiempos anunciados
por tirios y troyanos.
Para que esta comunidad
no entristezca, para que no se
llene de rabia, para que no se
salga de quicio. Hay tiempo,
hay tiempo de pintar un cuadro
de caballete que sea algo más
que un bodegón, hay tiempo de
pintar muchos cuadros; sólo se
requiere un poco de voluntad.
Poemas para no extrañar
POR JESÚS MARÍN
V
Se me figuró que las palabras podrían hacer milagros.
Exorcizar la callada muerte.
Dejar en ellas el dolor de la ausencia.
Pensé que una vez que escribiera
lo mucho que necesito verte
desaparecería está nostalgia oscura.
Y dejaría de ir a los muelles, visitar zoológicos.
Dejaría de esperar el arribo de trenes;
de preguntar a mendigos
y llorar junto a cementerios.
Creí que con cada palabra expulsada
sería un poco más libre.
Un poco menos tuyo.
Lo cierto es que las palabras recién plasmadas
pesan más que la hiel sin purificar.
Hieren más que la gris monotonía.
es posible observar desde ese
punto. Lo que llamó su atención
ese día fue una pequeña lucecilla,
casi imperceptible, que destellaba un color violeta a mitad de la
famosa escalera del Cerro de Los
Remedios, de inmediato llamó a
su esposa y ambos vieron la luz
que, después de moverse incesantemente por algunos dos minutos, se apagó para no encenderse más, al menos en ese momento. No se atrevieron a salir y
desplazarse a investigar qué había generado dicha luz, fue hasta
el día siguiente y después de las
seis de la tarde cuando Bonifacio
se acordó del avistamiento y decidió desplazarse hasta el supuesto
lugar. En una ojeada rápida y general no encontró nada anormal,
fue hasta que revisó minuciosamente los costados de los peldaños donde más o menos calculó el
lugar de ubicación de la luz, cuando se percató de una figura un poco extraña que parecía estar grabada con limadura de plata o algo
así que, inexplicablemente no se
caía a pesar del raspado vigoroso
que aplicó con una llave. Se trataba de un dibujo plasmado en el
área rocosa que bordea la escalinata de aproximadamente 30x30
centímetros. Lo primero que hizo
Bonifacio fue copiar la figura (1)
en un papel, ante el temor de que
fuera a ser encontrada por otras
personas y quizás destruida, también anotó el día en que vio la luz
violeta que supone el momento de
la aparición del dibujo. Desde entonces, diariamente acudió al lugar a percatarse de la permanencia del hallazgo que continuó por
11 días, ya que al duodécimo percibió que había desaparecido. Sin
embargo, continuó visitando el lugar hasta que experimentó el encuentro con una segunda figura
(2), para esto tuvieron que pasar
siete semanas, como en esta ocasión no hubo avistamiento de luz,
Bonifacio no sabe con precisión
cuándo apareció el dibujo, pero
casi está seguro que éste también
duró exactamente 11 días. En las
circunstancias de este segundo se
repitieron la tercera y la cuarta figuras encontradas hasta ahora (se
anexan). Lo que sí asegura la familia Gallegos, testigos únicos
por hoy de estos hallazgos, es que
se trata de hechuras no convencionales por la morfología de los
dibujos y por la tecnología que es
necesario utilizar tanto para lograr plasmarlos con la nitidez y fijación que ellos han apreciado, como para borrarlos sin dejar absolutamente ninguna señal. Seguramente que el caso seguirá abierto
y dará mucho qué opinar en el futuro mediato. Por ahora, la hipótesis que adelanta la familia es
que Durango, como otras partes
del mundo, es receptor de algunas
señales que entrañan mensajes
importantes, provenientes de
fuentes desconocidas, que tienen
que ver con el futuro de la humanidad y que las escaleras del Cerro de Los Remedios no son un
punto accidental para este fenómeno, sino son, quizás, más emblemáticas de lo que suponemos.
[email protected]
Se me figuró, así de repente
que las palabras tenían poder.
Y con solamente escribir
lo mucho que extraño tus pies pequeños
y tu forma de reñirme,
bastaría para dejar de hablar en cada espejo
y dejaría de conversar con las paredes.
Se me figuró,
con sólo escribir tu nombre junto al mío,
que la muerte negra dejaría de abrazarme.
Y tú volverías de entre los muertos.
III
De un tiempo a la fecha me ha surgido
un horror pavoroso a los calendarios.
A los días que transcurren, descarados y cínicos,
no soporto ni el más pequeño bostezo del reloj.
He reducido mi velocidad al caminar.
Duermo con un ojo abierto.
Quiero retenerlo lo humanamente posible.
Inclusive he abierto cuenta corriente en la eternidad.
Cultivo la fe que mientras más ahorre
menor será la espera.
Y si la matemática no engaña
será posible haber ahorrado lo suficiente
para revertir el pasado: volver a pisar las hojas caídas de
los árboles.
Y mirarme en tu piel nuevamente.
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