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Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
“ASOCIACION BASTA DE DEMOLER Y OTROS CONTRA GCBA SOBRE
AMPARO (ART. 14 CCABA)”, Expte: EXP 44372 / 0
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 16 de agosto de 2012.
Y VISTOS:
1. Que, en el marco de la acción de amparo iniciada por la
ASOCIACIÓN BASTA DE DEMOLER, contra el GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
(en adelante, GCBA), con el objeto de impedir la demolición y detener la demolición parcial
del inmueble ubicado en la Avenida Luis María Campos Nº 1126 de esta Ciudad, la actora
solicitó como medida cautelar de no innovar que se ordenase al GCBA no otorgar ningún
permiso de destrucción y asimismo, se impidiera, en forma urgente y expedita, “un nuevo
golpe al patrimonio urbano y cultural de la ciudad” (v. fs. 2).
Al fundar su pretensión, señaló que la importancia del inmueble cuya
preservación reclama, radica en el hecho de que se trata de una “Residencia suburbana”
construida en 1926, que es además, “la última (…) que mantiene su posición a lo alto de la
barranca (…) [la cual] junto con la de Parque Lezama y de la Plaza Intendente Alvear son
las últimas barrancas que quedan en la ciudad” (v. fs. 2).
En efecto –según sostiene- el edificio cuenta con un proyecto de ley –Nº
3493/2010, del 22 de diciembre de 2010- que establecía su “catalogación cautelar”. Al
respecto, argumentó que cuando un proyecto de ley de catalogación ingresa en la
Legislatura, ésta comunica al Poder Ejecutivo (Ministerio de Desarrollo Urbano,
Subsecretaría de Planeamiento), para que éste a su vez informe a la Dirección General de
Fiscalización y Control de Obra (DGFYCO) a los efectos de que ésta asiente tal
circunstancia en la documentación catastral correspondiente, de modo tal que el inmueble
no pueda ser demolido mientras continúe el procedimiento legislativo.
No obstante, nada de ello habría ocurido respecto del predio en
cuestión, en el cual se están realizando tareas de demolición, según tuvo conocimiento a
raíz de denuncias de vecinos.
Además, la propiedad había sido evaluada por el Consejo Asesor de
Asuntos Patrimoniales (CAAP), en su sesión del 12 de agosto de 2008, en la cual si bien no
se adoptó una decisión, se hizo mérito de su valor como “pieza única en un área de
renovación” (v. fs. 2). Por otra parte, puso de relieve que en esa oportunidad, el órgano no
resolvió la calificación del inmueble, ello se debió a que no pudo concluirse el proceso de
votación por ausencia de su Presidente, tal como informa la nota periodística que acompañó
a fs. 22.
Por tales motivos, sostuvo que la demolición de la residencia
implicaría un daño irreparable al patrimonio de la Ciudad, además de una violación a la
Sección 10 del Código de Planeamiento Urbano. Resaltó en ese sentido, que conforme a la
Constitución de la Ciudad (art. 26), el daño ambiental conlleva prioritariamente la
obligación de recomponer.
Citó jurisprudencia del fuero conforme a la cual “[l]a existencia de un
proyecto de ley sobre catalogación debe aparejar la modificación preventiva del catálogo
respectivo mientras dure el trámite, y ello comporta la improcedencia de otorgar permisos
de obra o demolición hasta tanto se resuelva (cfr. arts. 10.3.3, C.P.U.; y resolución nº 6 de
la Subsecretaría de Patrimonio Cultural)”.
Acompañó copia del proyecto de ley referido, del acta de sesión del
CAAP, el artículo periodístico indicado y fotos del inmueble. Ofreció como prueba de
informes, el libramiento de oficio al Ministerio de Desarrollo Urbano Subsecretaría de
Planeamiento –a fin de requerir la documentación administrativa- y la inspección ocular
a cargo del Juzgado.
En relación con la pretensión cautelar, aseveró que la concurrencia de
los elementos de procedencia resultaba de las constancias del expediente.
2. Que, como primer medida, el Tribunal intimó a la demandada para
que en el plazo de dos días informase si sobre el inmueble en cuestión existían permisos
de obra, construcción y/o demolición total o parcial otorgados o en trámite y, en su
caso, remitiese copia certificada de la totalidad de las actuaciones administrativas.
A su vez, hasta tanto la intimación fuera cumplida, con el fin de evitar
perjuicios irreparables al patrimonio urbanístico, y con carácter precautelar, se ordenó
la inmediata suspensión de toda tarea tendiente a modificar el actual estado del
inmueble por cualquier medio (v. resolución del 7 de mayo, obrante a fs. 36).
3. Que, a fs. 42/79, se presentó el Sr. ALBERTO ANTONIO LAPADULA,
quien en su carácter de fiduciario del FIDEICOMISO LUIS MARÍA CAMPOS, propietario
del inmueble y de la obra en ejecución, asumió la calidad de parte y planteó recurso de
reposición con apelación en subsidio contra la medida precautelar de fs. 36, se opuso al
progreso de la acción y ofreció prueba documental.
En primer lugar, puso de resalto que la pretensión actora se sustentaba
únicamente en un proyecto de ley y en un artículo periodístico. Luego, en lo sustancial,
adujo que el inmueble no ha sido catalogado, que la obra ha sido autorizada de
conformidad con las previsiones legales y que su demolición parcial no afecta la
fachada del edificio pues su restauración está contemplada en el proyecto.
Así, relató que, en efecto, el predio fue sometido a evaluación del
CAAP en el año 2008 y agregó que ello tuvo lugar a raíz de la solicitud de obra nueva
presentada por las entonces propietarias del inmueble y que –tal como había afirmado
la actora- en esa ocasión no fue catalogado. Replicó por ello el alcance que la
accionante pretendió otorgar a la intervención del órgano, sosteniendo que su silencio,
por imperio de la ley 3056, tuvo por efecto la liberación del inmueble de toda
restricción. Explicó que, en consecuencia, al momento en que adquirió la titularidad
del Fideicomiso, el inmueble ya se encontraba liberado.
Sin perjuicio de ello, admitió que la Dirección General de
Interpretación Urbanística (DGIUR), en la tramitación del permiso había considerado
la necesidad de asegurar la conservación y visibilidad de la fachada al punto de
requerirle una “propuesta urbanísticamente superadora”. Ello sumado a su propia
intención de mantener la finca y su fachada motivó la adaptación del proyecto original,
hasta que finalmente el 14 de abril de 2011 mediante disposición DI-2011-476-2011 la
obra fue autorizada con los alcances que allí se establecieron, de conformidad con las
exigencias del Código de Edificación. Pero además –destacó- la autoridad
administrativa puso de resalto el estado precario de conservación de la casa,
estableciendo que “deber[ía] promoverse una efectiva puesta en valor del bien
preexistente, debiendo evitarse demoliciones que contrad[ijesen] una idea de puesta en
valor” y a su vez aclaró que toda propuesta arquitectónica debería ser presentada para
su estudio y consideración ante ese órgano para su visado (v. fs. 75).
En cumplimiento de esas pautas, previo visado de los planos
acompañados, el 25 de abril y el 26 de agosto se dictaron –respectivamente- las
disposiciones DGIUR 476 y 1089, en las cuales se detallan las condiciones de la
demolición parcial. En ellas se hizo especial consideración –según manifestó- de la
necesidad de realizar trabajos de restauración orientados a mantener en buen estado la
finca original y a otorgar visibilidad a la fachada.
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Es decir que, en lo sustancial, adujo que la obra en ejecución fue
proyectada y autorizada teniendo en cuenta la necesidad de conservación de la
propiedad.
A fs. 89/90 solicitó que se resolviese la cuestión de fondo y asimismo,
peticionó el levantamiento de la suspensión de obra.
A fs. 179/180 reiteró el pedido y amplió su argumentación, enfatizando que
la construcción no será demolida, sino que, por el contrario, será “puesta en valor” (en
referencia a que la restauración en su estilo forma parte del proyecto de obra), que la
demolición parcial del contrafrente fue autorizada el 02 de marzo de 2011, de
conformidad con los planos presentados en el expediente 2204829/11.
Acompañó la correspondiente documental y puso de relieve que en estas
actuaciones, la Dirección General de Obras y Catastro confirmó la existencia de la
autorización, adjuntó los planos pertinentes y ratificó que su otorgamiento cumplía con
la ley. ley 3680 (que prorrogó la 3056).
En suma, reiteró que por su parte obtuvo los permisos de conformidad con
las exigencias de las normas aplicables y, por otra parte, y con relación a la finca (de
propiedad privada) destacó que no pesa ninguna restricción. Además, reiteró que no
existe riesgo de daño pues la propiedad ni está catalogada ni será demolida (tal como
resultaría de su página web: www.1126lmc.com.ar).
Finalmente, a fs. 182/184, acompañó original del plano de ampliación y
demolición parcial y detalló las zonas que –según resulta de allí- serán demolidas y
cuáles no.
4. Que por su parte, la demandada, acompañó a fs. 86 copias certificadas
del expediente 2204829/11 “Calle Luis María Campos 1126, plano de modificación y
ampliación con demolición parcial”.
Luego, frente al requerimiento –de fs. 91- consistente en que la Dirección
General de Registro de Obras y Catastro comunicara si con relación a esas actuaciones
existían permisos de demolición para la finca en cuestión –con indicación precisa de las
partes afectadas- y en su caso, informase si las obras autorizadas se ajustaban a las
disposiciones de la Ley 3680, el Gobierno acompañó el informe emitido por el
Subsecretario de Planeamiento -del 19 de junio- por el que se hace saber que el permiso
registrado es el relativo a la “Modificación y Ampliación de Obra c/ Demolición
Parcial”, del 2 de marzo (que tramitó por expediente 2204829/11, cuyas copias
certificadas ya se encontraban agregadas a la causa).
Además, adjuntó el expediente 4335/09 y -por iniciativa de la Dirección
General de Fiscalización y Control de Obra- copia certificada del 594750/2012 (v.
97/150).
Por último, a fs. 161/178, la Dirección General de Registro de Obras y
Catastro contestó informó que el inmueble ha cumplido con la ley 3056, toda vez que
fue evaluado por el CAAP, que no pudo contar con la mayoría necesaria para disponer
su incorporación al catálogo preventivo y por ello, su viabilidad desde el punto de vista
urbanístico había sido analizada por la DGIUR, que ha tomado intervención en
diversas oportunidades analizando el proyecto y exigiendo –cuando correspondía- las
modificaciones necesarias para conservar la morfología de la finca y respetar las
previsiones del Código de Planeamiento Urbano.
Y CONSIDERANDO:
5. Que, de acuerdo con la reseña precedente y toda vez que la totalidad de
las actuaciones requeridas a fs. 36 han sido agregadas a la causa, corresponde resolver
la procedencia de la medida cautelar en los términos solicitados en la demanda.
6. Que, en relación con la cuestión planteada, cabe señalar que las medidas
cautelares tienden a impedir que durante el lapso que transcurre entre la iniciación del
proceso y el pronunciamiento definitivo sobrevenga cualquier circunstancia que haga
imposible o dificulte la ejecución forzada o torne inoperante los efectos de la
resolución (cfme. Sala II del fuero, en autos “La Rueca Porteña SACIFIA c/GCBA
s/otros procesos incidentales”, Expte: EXP 4073/1).
Su procedencia, conforme surge del artículo 15 de la ley 2145, se halla
condicionada a que se acredite la apariencia o verosimilitud del derecho invocado por
quien las solicita y el peligro en la demora, que exige evidenciar que la tutela jurídica
que el actor aguarda de la sentencia definitiva pueda llegar a resultar inútil por el
transcurso del tiempo. Se exige, asimismo, que su dictado no frustre el interés público
y que se fije una contracautela.
Establecido ello, y previo a analizar la presencia en el caso de los requisitos
habilitantes para el dictado de las medidas solicitadas, ha de recordarse que la Corte
Suprema ha resuelto que “la pretensión que constituye el objeto del proceso cautelar no
depende de un conocimiento exhaustivo y profundo de la materia controvertida en el
proceso principal, sino de un análisis de mera probabilidad acerca de la existencia del
derecho discutido. Eso es lo que permite que el juzgador se expida sin necesidad de
efectuar un estudio acabado de las distintas circunstancias que rodean toda la relación
jurídica” (Fallos: 314:711, cons. 2; 306:2060, cons. 6 y 7) y que en ciertas ocasiones,
tal como ocurre con las medidas de no innovar y en las cautelares innovativas, existen
fundamentos de hecho y de derecho que imponen al Tribunal expedirse
provisionalmente sobre la índole de la petición formulada, sin que quepa desentenderse
del tratamiento de tales alegaciones so color de incurrir en prejuzgamiento (Fallos:
320:1633, considerando 91, citado por la Sala 2 de la Cámara del fuero al resolver en
autos “Asociación Civil Casa Amarilla 2005 contra GCBA y otros sobre recusación
[ART. 16 CCAYT], Expte. 29.564/1, el 13 de junio de 2008).
Se exige, asimismo que su dictado no frustre el interés público y que se fije
una contracautela a quien la solicite. Empero se ha precisado que el principio reseñado
resulta aplicable cuando ambos extremos –verosimilitud en el derecho y peligro en la
demora- se hallan presentes –aún en grado mínimo- en el caso (CCAyT, Sala II,
“Medina, Raúl Dionisio c.GCBA s/ otros procesos incidentales”, sentencia del 17 de
junio de 2008).
7. Que, sobre la base de lo expuesto, corresponde analizar la presencia en el
caso del requisito de verosimilitud en el derecho.
En este sentido, advierto que aun con la provisoriedad de este estado
preliminar, puede afirmarse que el inmueble en cuestión presenta particularidades que
le otorgan un valor arquitectónico y cultural. Tal singularidad, en efecto, no se
encuentra controvertida pues la misma propietaria –del inmueble y la obra- admite que
son esas características las que han delineado, en parte, el proyecto de ampliación,
demolición y restauración.
Por otra parte, la intervención del Gobierno demandado da cuenta de que la
propiedad exige determinados recaudos en función de ese valor.
Ello sin embargo no enerva el hecho de que –al menos por el momento- no
se ha acreditado la catalogación preventiva del inmueble, de modo tal que los
procedimientos vinculados a la obra resultan –al menos en apariencia- ajustados a la
normativa que, en principio, corresponde exigir en torno a un inmueble que no obstante
poseer valor histórico, a priori, estaría libre de otras restricciones.
A mayor abundamiento, adviértase que la resolución 701-DGIUR-2010, el
26 de julio de 2010 denegó el proyecto de construcción original, por considerar que no
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cumplía con la normativa de aplicación. En esa oportunidad, hizo saber a las entonces
presentantes que para el predio en cuestión, en virtud de sus características particulares,
los proyectos que se presentasen deberían incluir la conservación y puesta en valor de
la construcción preexistente. Inclusive, indicó las características mediante los gráficos
de su Anexo I, la morfología a la cual debería ajustarse el nuevo edificio (cfr. fs.
43/47).
De modo tal que la posterior aprobación fue producto de una nueva
evaluación originada en la adaptación técnica del proyecto a esas directrices (v.
resolución 476-DGIUR-2011 y 1089-DGIUR-2011 de fs. 51/55.
8. Que, por otra parte, los términos en que ha sido señalado el peligro en la
demora, frente a las constancias de fs. 182/184, esto es, los planos originales de obra de
los cuales surge el detalle de las zonas que serán demolidas y cuáles no, no se
vislumbra riesgo de destrucción o pérdida irreparable del valor del inmueble pues,
conforme lo que de allí surgiría, la zona a demoler, sería parte del contrafrente del
edificio y que la obra incluye la restauración en su estilo. De manera tal que ni la
conservación ni la fachada aparecerían amenazados por un riesgo de destrucción.
En definitiva, las constancias del expediente 4335/2009 (en particular,
disposiciones 701-DGIUR-2010 con su anexo, 476-DGIUR-2011 y 1089-DGIUR2011) dan cuenta tanto de que el Gobierno ha intervenido -y continúa fiscalizando- en
la proyeccción y ejecución de la obra a través de las autoridades competentes y
asimismo, que el propietario y constructor ha adecuado su proyección a las exigencias
técnicas requeridas y, por otro lado –y lo que es más importante- según surge de lo
hasta aquí actuado, no existe riesgo de demolición del inmueble. Por ello, a la luz de
los principios enunciados sólo cabe concluir que no existen elementos suficientes para
considerar reunidos –con la provisoriedad propia de este estadio de análisis- los
recaudos que hacen procedente la tutela cautelar solicitada por el demandante.
En virtud de lo expuesto,
RESUELVO:
I. NO HACER LUGAR A LA MEDIDA CAUTELAR solicitada a fs.
1/5.
II. DEJAR SIN EFECTO la medida dispuesta a fs. 36.
Regístrese, notifíquese con carácter de urgente con habilitación de días y
horas inhábiles. FDO. GUILLERMO SCHEIBLER. JUEZ.
Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº14
Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires
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