De secta a partido de masas

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De secta a partido de masas
Extraído de Viento Sur
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Holanda
De secta a partido de masas
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Miércoles 8 de julio de 2015
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De secta a partido de masas
El Partido Socialista holandés (SP) ha pasado de ser una fuerza marginal a convertirse en una opción alternativa a
nivel nacional. Pero en ese tránsito "ha
vendido su alma al diablo".
En muchos países occidentales, la extrema izquierda estuvo dominada por grupos que tienen su origen en la
radicalización de los años 1960. La mayoría de
ellos no traspasaron el umbral de grupos propagandistas con algunos cientos de militantes. El Partido socialista
holandés (SP) constituye una excepción. Lo
que comenzó como la enésima escisión de izquierdas se ha convertido en un partido de masas que puede
convertirse en la fuerza política más importante a la
izquierda del centro en este país.
Las elecciones municipales de mayo de 2014 representaron un cambio político dramático en la capital de Holanda,
Ámsterdam: por primera vez desde su
fundación en 1947, el Partido obrero social-demócrata (PvdA) no pudo logró llegar al ejecutivo municipal. En su
lugar, dos partidos de derecha formaron una
coalición con el SP. Hasta ese momento, todos los intentos del SP para superar al PvdA a nivel nacional habían
fracasado, pero ahora le está pisando los
talones.
El desarrollo ha sido importante; más aún cuando históricamente la izquierda holandesa ha sido débil. La clase
obrera industrial, a menudo la columna
vertebral de los partidos de izquierda en Europa, es relativamente pequeña en Holanda. Y los trabajadores llevan
mucho tiempo divididos entre protestantes
y católicos. Amplios sectores desfavorecidos de la clase obrera católica se organizaban según una línea de
demarcación religiosa. Los movimientos sociales
siguen siendo débiles. A pesar de ello, el SP ha crecido hasta convertirse en el tercer partido más grande del país.
El PS se creó en 1965 a partir de una pequeña escisión prochina en el Partido Comunista holandés. Su núcleo
fundamental estaba en Róterdam, ciudad en la
que existían numerosos grupúsculos de izquierda. Ahora bien, durante la radicalización de los años 1960, los
maoístas lograron ampliar su campo de
influencia; en particular en las regiones católicas del sur del país, al mismo tiempo que las organizaciones religiosas
iban perdiendo peso. Ahí no
tuvieron una fuerte competencia de las organizaciones de izquierda de más peso.
Mientras que muchos de los grupos de izquierda militaban activamente en los sindicatos, el SP se mantuvo a
distancia de ellos. Del mismo modo, si bien para
numerosos militantes de izquierda las campañas nacionales son prioritarias, las preocupaciones del SP iban por
otros derroteros. Ellos las sustituyeron por
campañas locales en los municipios. Estas campañas constituían un instrumento importante para lograr un
reconocimientos y ganar una base de apoyo.
Fiel al lema maoísta "servir al pueblo", el SP organizó una asistencia médica y jurídica para la gente que lo
necesitara. En muchos sitios, las secciones
locales del SP coordinan aún la asistencia para la gente que tiene problemas con los propietarios de sus viviendas
o que precisan ayuda para obtener su
seguridad social. Esta forma de trabajo ha dado sus frutos en lo que respecta a dotarse de una base social en
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varias ciudades.
Pero no es oro todo lo que reluce. La ideología oficial del partido, "marxista-leninista", tiene poco que ver con la
actividad cotidiana del SP en torno a
problemas locales tales como la seguridad vial, la contaminación del suelo o la vivienda. El partido vive al margen
de los acontecimientos internacionales
-su vinculación a China quedó en punto muerto en los años 1970- y coopera poco con otras corrientes políticas.
Su consolidación local no se tradujo automáticamente en éxito a nivel nacional. Mucha gente que veía con simpatía
el trabajo del partido y, también, las y
los militantes activos, no pensaban que el SP podría representarles a nivel nacional. A finales de los años 1970 el
partido participó sin éxito en las
elecciones parlamentarias, en las que el resultado obtenido fue inferior a la suma de los que obtenían en las
elecciones municipales.
Romper con las viejas ideas
Sin embargo, a finales de los años 1980, el SP no quedo al margen de la crisis mundial que afectó a la izquierda
radical. Para escapar a su estancamiento,
un grupo de la dirección del partido impuso una reorganización con el objetivo de concentrarse en adquirir peso a
nivel nacional. Se marginó al presidente
saliente y las referencias maoístas que aún quedaban.
El "viejo" SP era una formación de cuadros muy exigente con sus militantes; en el futuro, quienquiera que pagase
una cotización podría ser miembro del
partido. El partido pasó de cerca de 750 militantes a principios de los años 1980 a 15 000 adherentes en 1992.
También pasó a tener más presencia en las
campañas nacionales y se mostró más abierto a cooperar con otras fuerzas de izquierda. En 1998 el partido aprobó
una declaración en la que desaparecían
temas como la revolución o el derrocamiento del Estado; unos años más tarde, abandonó su definición como
partido "marxista".
La nueva dirección se componía en gran parte por personas que ya eran miembros de peso con anterioridad y que,
en ocasiones, jugaron un papel central en el
partido. El más importante entre ellos fue Jan Marijnissen. En 1975 fue elegido concejal por el SP en Oss, una
pequeña ciudad industrial del Sur católico,
y en 1988 se convirtió en el presidente del partido, un puesto que sigue ocupando hoy en día. De 1994 a 2008
también ostentó el cargo de presidente de su
grupo parlamentario. Las ideas que terminarían formando parte de los documentos programáticos del SP pueden
encontrarse, casi literalmente, en sus libros.
¿La última izquierda que se mantiene en pie?
Durante ese tiempo, la política holandesa evolucionó. En los años 1980 todos los partidos a la izquierda del Partido
laborista perdieron su representación
parlamentaria. La derecha estaba en totalmente a la ofensiva en medio de una situación económica en plena
recesión. Mucha gente se sumó al Partido
laborista esperando que ello le reforzaría y permitiría frenar los ataques de la derecha, pero sus esperanzas
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cayeron en saco roto.
Cuando la socialdemocracia volvió al gobierno, en 1980, comenzó a aplicar medidas de austeridad. A lo largo de los
años 1990 el Partido laborista en el
gobierno, optó por las políticas de la "tercera vía" neoliberal. Privatizaron empresas púbicas como el ferrocarril, el
servicio postal y la vivienda. Mucha
gente afiliada al PvdA se dio de baja: entre 1989 y 1994, el partido perdió más del 25 % de su afiliación.
La izquierda estaba en crisis. En los años 1980, los sindicatos aceptaron la moderación salarial y perdieron
credibilidad. En diez años, el porcentaje de
trabajadores y trabajadoras afiliadas cayó del 35 % a menos del 25 %. Durante esos años hubo grandes
movilizaciones sociales, pero ninguna de ellas se
saldó con una victoria clara.
El viejo partido comunista y otros partidos de izquierda se fusionaron a partir de 1990 en la Izquierda Verde
(Groenlinks), un partido que rápidamente se
orientó hacia los profesionales de cualificación alta. Tras la desintegración de la extrema izquierda y el giro
neoliberal del Partido laborista, el SP se
convirtió, casi por eliminación, en la única oposición de izquierda.
Este partido recuperó los restos de la vieja izquierda. El electorado decepcionado por el Partido laborista se acercó
al "nuevo" SP, al igual que lo
hicieron algunos comunistas y otros militantes de izquierda descontentos con la evolución de la Izquierda Verde.
Entre esa nueva hornada se encontraban
militantes con una experiencia valiosa, entre otros campos, en las campañas electorales nacionales.
Las elecciones de 1994, con el Partido laborista en el gobierno y la Izquierda Verde como alternativa, ofrecieron al
SP una buena oportunidad. Triplicó su
resultado, obteniendo 1,32 % de los votos, lo que en el sistema electoral holandés permite obtener 2 de los 150
escaños en el Parlamento.
Los dos primeros parlamentarios del SP, uno de los cuales era Jan Marijnissen, se convirtieron dos voces
importantes de la izquierda. El partido conoció un
rápido crecimiento. En 1998 obtuvo 5 escaños, en 2002 nueve y en 2003, de nuevo, nueve. En esta ocasión se
convirtió en el partido más grande a la
izquierda del Partido laborista. En cuanto a su afiliación, entre 2007 y 2010 logró su cifra más alta: alrededor de 50
000 adherentes, que cayeron un poco
hasta estabilizarse en los 45 000. Alrededor del 10 % de sus miembros, son militantes activos del partido.
Una nueva reorientación
El año 2006, el SP logro 25 escaños en el parlamento. Actualmente esa cifra se ha reducido a 15. Mirando hacia
atrás, hacia el período entre 1999 -cuando
aprueba el manifiesto actual "La humanidad" (Heel de Mens)- y 2006, se puede comparar con el de finales de los
años 1980, principios de los 1990, como un
período de transformación profunda para el partido. En el manifiesto de 1999, el SP abandonó sus dudas sobre la
viabilidad democrática del Parlamento,
decretándolo como "el medio más importante para hacer oír y poner en práctica la voluntad de la población".
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Su socialismo también se metamorfoseó. El partido dejó de considerarse marxista, aunque en su declaración de
principios la idea marxista de que el
socialismo implica el control democrático de los medios de producción seguía estando presente. Pero con Heel de
Mens, el SP adopta un socialismo ético que
resume como "la dignidad humana, la igualdad y la solidaridad entre la gente". La fuerza motriz para la realización
de estos ideales se encuentra en la
"indignación moral".
Según el veterano dirigente del SP Tiny Kox, "En los años 1970 estábamos un poco locos". Ahora bien, el SP en
sus inicios era un candidato que
difícilmente podía influir. Su pragmatismo ideológico y sus lemas morales han tenido éxito y les ha permitido ganar
en tamaño y en representación, pero al
mismo tiempo la evolución del partido ha ido generando un malestar creciente.
El SP desarrolla actividades en torno a temas en los que la experiencia de la gente entra en contradicción con la
idea hegemónica de que Holanda es una
sociedad que valoriza la honestidad, la igualdad, la democracia y la justicia. Por ejemplo, sus campañas en defensa
de la atención sanitaria, la atención a
las personas ancianas o, hasta 2012, la defensa de la edad de jubilación a los 65 años. El SP utiliza a menudo
términos como "moralidad" y "civilización"
para justificar sus reivindicaciones. En lugar de ganar gente en base a ideas nuevas, esta estrategia utiliza valores
asentados [en la sociedad] para ganar
audiencia.
Su antiguo "marxismo-leninismo" tenía poca relación con la práctica del SP. Las declaraciones programáticas
hablaban en términos muy generales de la
nacionalización de las grandes empresas y de los recursos, y describían de forma vaga las políticas
gubernamentales que garantizarían el trabajo y la
vivienda para todo el mundo. Los documentos no hablaban de cómo podría servir el trabajo local del partido de
punto de apoyo hacia tales cambios. La teoría
del SP en sus inicios fue en gran parte retórica, a veces con temas apocalípticos, como su manifiesto de 1974 que
declaraba que el capitalismo "pone en
riesgo la existencia del pueblo holandés".
Pero el actual socialismo ético del SP también repercute en su práctica cotidiana. Utilizando argumentos morales, el
partido trata de atraerse a todo el
mundo, partiendo de la idea de que la motivación para apoyar el SP no está en los intereses de clase ni en un
anhelo emancipador, sino en la moralidad. La
debilidad relativa del marco y el análisis teórico del SP se ve a menudo como un resquicio de su pasado obrerismo,
pero también tiene un origen diferente:
para un partido que se considera motivado por "la indignación moral", la teoría y el análisis juegan un papel
secundario.
Esta estrategia implica que el SP tiene poca experiencia en el reclutamiento de gente a partir de las ideas o de los
debates ideológicos en los que se
confrontan las diferentes concepciones del mundo. El evitar este debate ideológico ha causado dificultades al SP en
su competición con el PvdA. El
pensamiento neoliberal está profundamente enraizado en Holanda y el llamamiento al "sentido común" que hace el
SP puede impedir que los electores acepten
el antineoliberalismo del SP como alternativa.
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En cada ocasión, en las encuestas preelectorales, mucha gente afirma que prevé votar al SP, pero terminan
votando al PvdA, una fuerza gubernamental más
"creíble". Para ser un gran partido, el SP tiene poca influencia en los media y entre los intelectuales conocidos,
sobre todo en comparación con el PvdA.
Esto significa que el PvdA aún puede describir al SP como un partido radical irresponsable que no ofrece ninguna
solución. Mucha gente está moralmente de
acuerdo con el SP pero no está del todo convencida de que sus propuestas sean realistas. Esto estuvo
especialmente claro en la campaña electoral de 2012:
en unas pocas semanas, el apoyo al SP en las encuestas disminuyó de 35 escaños a 15, mientras que el PvdA
pasó de 30 a 38.
El SP trata de ganarse al electorado que abandona otros partidos, como quienes apoyaron a la vieja extrema
izquierda y a los socialdemócratas y que están
descontentos con el curso neoliberal del PvdA. Durante la última década el partido también intentó ganar gente
descontenta con el viraje a la derecha de la
democracia cristiana. Esta orientación y la priorización de su intervención en el Parlamento llevan a que el SP se
concentre en campañas en las que esté
seguro de encontrar un apoyo masivo.
A la búsqueda de futuros socios gubernamentales
El dirigente del SP Ronadl van Raak resumió el punto de vista del SP en relación a los movilizaciones sociales
diciendo que estas acciones son " un complemento importante de la representación en el consejo municipal o en el
parlamento". La visibilidad esperada y la respuesta mediática,
constituyen factores determinantes a la hora de decidir si el partido va a participar en una manifestación o en una
campaña. Por ejemplo, el SP jugó un rol
importante en las manifestaciones contra la invasión de Irak en 2003. Pero tras la invasión, a medida que la
atención sobre Irak declinaba, el SP dio
marcha atrás en su implicación.
El SP evita las cuestiones que considera que no van a generar un apoyo masivo rápido o que podrían ser
controvertidas entre sus propios partidarios. La más
importante de ellas es el antiracismo. Desde inicio del siglo, las opiniones racistas y, más en concreto, las
islamófobas, ocupan un lugar importante en
Holanda y juegan un papel importante en el debate político. Sin embargo, el SP guarda sus distancias en relación a
las iniciativas antiracistas. Parece que
considera al racismo como un simple efecto secundario de las dificultades socioeconómicas.
Durante casi una década, el SP se situó en la tradición del partido laborista antes de su giro neoliberal. Ahora
intenta contestar la posición del PvdA
como principal partido de izquierda y se posiciona como componente de una futura coalición gubernamental. Tras
las elecciones de 2006, el PvdA rechazó al
SP como miembro de la coalición para el gobierno. Sin embargo, logró cargar la responsabilidad de esta decisión
en el SP, al que calificó como rígido e
irrealista. Esta experiencia dejó heridas en el SP que, desde entonces, intenta demostrar que es un partido de
gobierno.
La opción del SP de formar coalición con la derecha en los ejecutivos municipales de varias ciudades y a nivel
regional forma parte de esta lógica. A
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través de su participación en los ejecutivos, el partido espera probar su utilidad para futuras coaliciones a nivel
nacional y convencer al electorado de
su legitimidad. Considera su participación en la puesta en práctica de medidas de austeridad como inevitable.
Desde el 2006, el SP también ha dejado en el camino determinadas reivindicaciones (como la salida de la OTAN, la
abolición de la monarquía o la oposición
al incremento de la edad de jubilación hasta 67 años) que consideraba "demasiado radicales" y que le impedían ser
aceptado como socio en los gobiernos de
coalición. Con algunas raras excepciones, el partido también se ha mantenido al margen de las manifestaciones
contra los recientes ataques de Israel contra
Gaza; en parte debido a su rechazo a que sería demasiado radical o controvertido.
En agosto del 2014, la antigua senadora e icono feminista, Anja Meulenbelt abandonó el partido decepcionada por
su falta de sensibilidad en relación al
antirracismo y a la solidaridad internacional. Advirtió al SP que corría el riesgo de caer en la misma trampa que "ese
otro partido" que abandonó sus
principios ideológicos para hacer un atajo hacia el poder. Cada día en el que el SP prioriza su sueño de
participación gubernamental frente a su
organización militante, se parece un poco más al PvdA.
10/2014
Traducción: VIENTO SUR
Artículo publicado en el nº 616/617 de Inprecor
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