(MISIÓN EN LA VIDA-WEB)

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¿CUÁL ES TU MISIÓN EN LA VIDA?
Otras veces habrá que llegar hasta cambiar de
carrera o de empleo, si se desea responder a una
llamada persistente del alma, como ponerse al
servicio de los demás, comprometerse en la
política , dedicarse a la cooperación internacional,
encontrar una forma nueva de expresión artística,
reavivar una antigua pasión, etc.
Habrá ocasiones, finalmente, en que cumplir la
misión propia significará, quizás, escoger un estilo
de vida totalmente nuevo: casarse, tener un hijo,
vivir en el campo, etc.
¿Cómo Reconocer La Misión Personal?
¿Cómo Definir La Misión Personal?
El término misión remite a una orientación escrita en
el ser de cada persona con vista a una acción social.
Dicho de otro modo, designa la necesidad que siente
cada persona de realizarse a sí misma en un actuar que
corresponda con su identidad, al servicio de una
comunidad.
La misión personal reviste varios aspectos: un
ideal que perseguir, una pasión, una meta
importante que alcanzar, un deseo profundo y
persistente, una inclinación duradera del alma, un
entusiasmo desbordante por un tipo de actividad,
etc.
También sucede a veces que algunos
descubren su misión personal, a base de no
descubrirla o de rechazarla. En efecto, a veces se
ve uno invadido por el aburrimiento, los pesares y
quejas, la nostalgia, por una impresión de vacío,
de sueños recurrentes o de recuerdos o de
llamadas acusadores. Aun no descubierta o
negada, la misión seguirá siendo un faro brillante
en medio de las tinieblas.
Para David Splanger, no existiría más que una sola y
verdadera misión: AMAR. ¡Es difícil contradecir
semejante afirmación! Sin embargo, aunque verídica,
me parece demasiado general.
Por eso, es
conveniente trazar una lista de formas más concretas Se cree, demasiadas veces que es cada uno el que
de misión que, desde luego, habrán de estar al servicio elige libremente su misión. Sería más justo decir
del amor.
que es la misión la escoge al individuo. Cuando
el individuo colabora con ella, la misión se
La misión personal puede revestir varias modalidades convierte en sabiduría de su alma, en guía de su
y formas. Para realizarla adecuadamente, bastará a camino, poniéndole en guardia contra la
veces hacer algunas modificaciones en el trabajo de dispersión y los extravíos. Le anima concentrar
cada uno. Así, una persona podrá cumplir la misma sus energías. Le ayuda a tomar las decisiones
tarea, pero en otro contexto; perfeccionarse acertadas. En fin, le permite discernir quiénes
prosiguiendo unos estudios; cambiar de actitud ante su serán sus verdaderos colaboradores en la aventura
empleo; convertirse en autónoma/o y trabajar por su de su vida. Más que un hallazgo en el sendero de
cuenta; poner mayor acento en el trabajo de equipo; la vida, la misión es el sendero mismo.
descubrir una nueva razón de ser o motivación a lo
que hace, etc.
En algunos casos, la misión consistirá en llevar a cabo
un cambio de actitud: por ejemplo, hacerse más
creativo, más empático, más animoso y valeroso,
menos precavido y temeroso, más emprendedor, más
comprometido, más satisfecho, más inclinado a
expresar la gratitud.
realizar en su vida las transiciones de mayor
envergadura. Las menstruaciones, por ejemplo,
preparan a la mujer a los dolores del parto; los
múltiples pequeños duelos que hay que hacer en la
vida predisponen a la persona a aceptar el gran
duelo que supone la muerte.
De la misma forma actúa la misión de una
persona: cuando llama a una Superación
importante, cuenta con los numerosos pequeños
“síes” anteriores que harán más fácil su plena
aceptación.
¿Cómo Descubrir La Misión Propia?
Misión e Identidad
Para descubrir su misión, muchos esperan recibir una
revelación divina, pero esta acontece de forma mucho
más discreta, e incluso adopta múltiples subterfugios.
Así por ejemplo, aceptar una tarea que a primera vista
parece estar por encima de sus capacidades; o
descubre un libro que había dejado dormir, o se
encuentra con una persona que le habla de un tema
que le cautiva; o cae enfermo o sufre un accidente o
tiene que vivir un divorcio, otro puede ser testigo de
una penosa situación social que le irrita y le conmueve
hasta el hondón de su alma. Cualquiera de estos
acontecimientos y muchos otros, pueden forzar a la
persona a cambiar de orientación.
El conocimiento de sí mismo es el factor principal
en el descubrimiento de la misión propia. Sea
cual fuere la forma que toma la misión, siempre
hundirá sus raíces en la identidad de cada
individuo. En su brillante obra Callings, Gregg
Levoy expresa en estos términos el vínculo
existente entre vocación e identidad: “La
Vocación (…) refleja nuestras necesidades y
nuestros instintos fundamentales, es decir, el “yo
quiero” de nuestra alma. Ir contra nuestras
llamadas es ir contra nosotros mismo. Es no
confiar en nuestra inteligencia más profunda”.
La misión también puede anunciarse, ya no por medio
de signos exteriores, sino por estados de alma que uno
tiende a no dar importancia, a soslayarlos y hasta a
ignorarlos. El día en que, por fin, la persona se
detenga a conjugar entre sí todos esos sutiles
movimientos interiores y a descifrar esas múltiples
señales, se encontrará cara a cara con su misión.
Otras veces, la orientación profunda del alma se
impone de manera más conveniente.
Tomará
entonces la forma de una llamada clara, de una
emoción deslumbrante de una inspiración repentina,
de una idea arrebatadora, de un destello genial, de una
ocasión inesperada, de un encuentro imprevisto, de
una situación social interpelante, etc.
Lo cierto es que nadie se prepara a bocajarro para su
misión. Se ve preparado, sin saberlo, por decisiones
no siempre razonadas, por tímidos consentimientos y
vinculaciones,
por
una
enfermedad,
por
acontecimientos curiosos o desconcertantes… Sólo
mucho más tarde, al repasar el itinerario de su vida, se
da cuenta de que un designio misterioso le había
servido de guía.
En general, la naturaleza no procede por saltos, pero sí
va haciendo a una persona capaz
de
El trabajo de la misión sigue adelante, aunque a
veces uno tenga que detener su búsqueda para
meditar mejor sobre su propio ser profundo.
Cada individuo posee una identidad única,
inmutable y específica; lo mismo ocurre con su
misión en el mundo. La tarea de cada persona es
única, en el sentido de que sólo ella puede realizar
esa posibilidad única, la misión puede atraer o
asustar simultáneamente.
De este modo, el descubrimiento de la misión de
cada uno y el empeño que ponga en realizarla
producirán necesariamente una irradiación
misteriosa e imprevisible sobre el conjunto de
toda su vida y, seguidamente, sobre todo su
entorno.
Int. María Luisa Medina V.
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