Joaquín nos ha dejado. El compañero leal y honesto, el amigo generoso y honrado, se nos fue. Tal vez nunca imaginaste el vacío enorme que dejarías, porque tú eras de esos grandes carentes de vanidad que hacen historia sin saberlo. Te imagino ahora escuchando estas palabras y no sé si nos mirarías con el gesto serio que ponías ante las cosas importantes, si nos reñirías por decir estas cosas de tú o si simplemente, soltarías una de tus sonoras carcajadas. Todo eso eras tú. Reflexivo y comprometido con lo serio, testarudo en tus convicciones y un gran disfrutador de la vida, de la música y de la amistad cuando había un respiro. Joaquín en las reuniones de Viandalucía, en las Marchas y en la asamblea de Solcom, Joaquín en huelga de hambre, Joaquín cerveza y cigarro en mano conversando y riendo con amigos. Y en muchos de esos momentos Manoli, tu mujer, a tu lado. Amaste la vida tanto como la justicia, por eso fuiste un activista comprometido con los derechos de las personas con diversidad funcional, primero en el FVI y después además en VIAndalucía, en donde entraste a formar parte desde el primer momento, asumiendo tu responsabilidad en la junta directiva. Ese sentido de la justicia te llevó a una huelga de hambre en 2008, para reclamar tu derecho a una vivienda accesible. Marcaste un antes y un después y sin pretenderlo, te convertiste en referente para muchos. Renegaste a boca llena de los barrigas agradecidas, esos que venden su honor y su dignidad por un plato de lentejas. Y lo llevaste hasta las últimas consecuencias. Por eso también te implicaste a fondo en otros movimientos como el 15M de Huelva, en donde seguiste añadiendo amigos que seguro siempre te recordarán. Los lazos de tu amistad cruzaron el país y el océano, como los cantes de ida y vuelta. Todos lloran tu pérdida. Nunca es fácil despedirse de un amigo. Menos aún cuando la partida es tan inesperada y tan prematura como lo ha sido la tuya, Joaquín. Podríamos limitarnos a glosar tu figura, pero faltaríamos a la verdad si omitiéramos la realidad cruel que te tocó vivir hasta tu último suspiro. ¡Nos has dejado tan tristes, tan desconcertados y dolidos! Porque no es solo que te hayas ido, que ya es bastante, sino en qué momento y cómo te has tenido que marchar. Sabemos que cada día acompañabas a tu esposa en su convalecencia, con el esfuerzo que sale del cariño hacia una persona querida, que no con los apoyos que necesitabas como asistencia personal, que de haber existido, tal vez habría cambiado su historia. Y Joaquín, un hijo, espectador y actor de esta difícil vivencia para toda la familia y testigo de una injusticia y ninguna que se alargaron en el tiempo, encerrando a todos una vivienda que resultó ser una trampa mortal. Tras aquella huelga de hambre que iniciaste después de siete años viviendo encerrado en una casa no accesible, no te ofrecieron más que un apaño chapucero que fue tu nueva vivienda. Tampoco se garantizaba tu libertad y tu dignidad. Pero no te doblegaste. Seguiste peleando y llevaste tu caso a los tribunales. Se vislumbraba un final feliz en poco tiempo, pero no pudo ser. Te fuiste antes, cansado pero íntegro. Viviste y moriste sin contar con los apoyos necesarios para vivir en la dignidad a la que todo ser humano tiene derecho. Ni accesibilidad ni Asistencia Personal tuviste. Por todo esto, es imposible que nos despidamos de tú. Tu recuerdo y tu ejemplo nos acompañaran siempre, Joaquín Mora Mendoza, persona de bien, activista y compañero comprometido, querido amigo.