LOCUTOR DE RADIO (tono dramático rayando en amarillista): Un

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LOCUTOR DE RADIO (tono dramático rayando en amarillista):
Un hombre solo, a bordo de un bote en mitad del océano. Una mente a la deriva, con una
grabadora como única compañía. Una confesión que demuestra que, a veces, la realidad
supera a la ficción.
Esta noche, en “Tras el velo nocturno”...
(MÚSICA INTRO DEL PROGRAMA DE RADIO)
PROTAGONISTA (con tono triste, ruido de olas en el fondo, la grabación comienza con trozos
entrecortados):
­...ver si funciona ahora este cacharro. Probando prob...­
­...laholaholaholahol..­
­ Okey… (suspiro) por donde empiezo… pensé que hablarle a la grabadora me ayudaría a
poner mis pensamientos en orden, pero lo único que he logrado es sentirme como un
estúpido… aunque no tanto como cuando no pude encontrar nada para escribir en este bote…
ni un maldito lápiz…
LOCUTOR:
Así comienza la historia que queremos compartir esta noche. Es la grabación real de un
hombre que pasó varios días perdido en un bote en medio del mar, atormentado por su pasado
más reciente. A continuación escucharemos su testimonio, tal como fue grabado, sin editar.
Hace una noche preciosa, y estoy solo en el estudio. ¿Me acompañas en este viaje surcando el
interior de la mente de un hombre mientras él surca los mares, a la deriva?
Buenas noches y bienvenidos, queridos escuchantes, a “Tras el velo nocturno”.
(MÚSICA DEL PROGRAMA DE RADIO)
PROTAGONISTA (triste):
­ (suspiro) Hoy es… diecisiete de octubre, jueves, creo… el tiempo se ha vuelto muy raro... sol,
agua y tiempo es lo único que parece haber por aquí… bueno, si no me equivoco, hace cuatro
días dejé el puerto con Julián, y hace tres días que estoy solo en el bote… todo fue su culpa…
maldito Julián, ya me estoy cabreando otra ve­ (corte)
(un poco borracho y muy animado)
­ Tenía que grabar esto: ¡Encontré el whiskey! El cabrón de Julián lo tenía bien escondido. Ya
llevo media botella... debería parar ahora, no sé cuánto tiempo me queda aquí hasta que me
vengan a rescatar. ¡Que no sé como hacer navegar esta mierda! ¡Nunca lo he sabido y nunca
lo he querido saber! Juilán, eres un mierda, te odio.
(risa un poco histérica que se transforma en murmullos de quejas y maldiciones intentando
parar la grabadora hasta que lo logra)
(voz resacosa)
­ Pues parece que Julián tampoco tenía aspirinas en su bote… con este dolor de cabeza no
puedo seguir buscando… hablando de cosas estúpidas, voy a esperar que se me pase el dolor
de cabeza para buscar las aspirinas… voy mejor cada vez…
(voz más tranquila)
­ Ya es sábado. Me he dado cuenta de que paso mucho tiempo hablando solo. Y que me queda
realmente poca comida. Siempre me digo que tengo que racionarla, pero una vez empiezo a
comer me cuesta mucho parar. Como con el whiskey. Me tomé toda la maldita botella el otro
día. Qué bien me caería un trago ahora mismo…
(corte)
­ Ha pasado demasiado tiempo. Hoy por primera vez he considerado… he considerado la
posibilidad de que no… de que no me rescaten, pues... No tengo ni idea de en qué dirección me
están empujando las olas. ¡No tengo ni puta idea de dónde estoy! Oh, espera, claro que sí sé:
¡En el océano Atlántico! (risa nerviosa) Dios mío…
(corte)
­ Miércoles veintitrés de octubre. Estoy llevando la cuenta en un calendario de bolsillo, y tengo
que tachar los días con la punta de un destornillador. ¿Cómo no va a haber un puto bolígrafo
aquí? Y no estoy seguro de estar llevando bien la cuenta. Aunque a estas alturas da igual. Al
menos he logrado comer menos cada día, y he aprendido a racionar bien el agua. No he querido
calcular los días que me quedan con agua, me pongo muy nervioso y me da más sed…
(corte) (un poco débil, voz pausada y resignada)
­ Bueno, ha llegado la hora de afrontarlo...Explicar qué fue lo que pasó y por qué hice lo que
hice. Si alguien escucha esto alguna vez será porque yo ya esté muerto, así que no veo razón
para no sincerarme. ¡Venga, a echarlo todo fuera! Antes de morirme aquí como un gilipollas...
(suspiro)
Julián y yo somos ami… o fuimos, quiero decir, fuimos amigos por muchos años. Estudiamos
juntos en la universidad, luego compartimos piso por unos años hasta que se casó con Natalia.
Natalia…(suspiro) Julián era… como decirlo… ¿perfecto? Ese tipo de personas a las que
parece que todo se les hace fácil, y todo les sale bien siempre. Él obtuvo siempre las mejores
calificaciones y se graduó con honores, sin dejar de ir a ninguna fiesta. ¿Y yo? (tono irónico)
Pues yo estudiaba el doble del tiempo que él y aprobaba justito. Y por supuesto, él era guapo y
atlético. Y por supuesto, era simpático y atractivo. Mira que curioso… (tono de satisfacción) ya
me he acostumbrado a hablar de él en pasado...
(corte)
­ Mira, Julián, voy a decirte las cosas claras. Me molestaba mucho ver lo bien que te iba todo en
tu vida. Joder, me amargaba ver tu cara perfecta y tu sonrisa perfecta y tu ropa perfecta y…
bueno, ya me entiendes... Pero bueno, igual iba tirando con eso. Algunas cosas buenas obtuve
de tu amistad. Sé que fui a fiestas a las que nunca hubiera sido invitado y conocí a personas
que nunca habría conocido de no ser por ti…
Pero llegó ese día. Ese puto día en que me presentaste a Natalia. ¿Cómo no te iba a odiar?
¿Cómo no te iba a desear lo peor de lo peor? No pude soportar ver cómo fuiste TÚ quien
encontró a la mujer de MI vida. Joder, me enamoré de ella en cuanto la vi. Pero tenías que ser tú
el afortunado que la encontrara primero. No solo tenías todo en tu vida. No podías conformarte
con todo lo que ya tenías. Oh, nooo, también tenías que conseguir a mi chica. Y una vez más,
yo en la mierda. Ni tú ni ningún hombre, escucha bien, NINGÚN HOMBRE, podría querer a
Natalia como yo la quise… como yo la quiero….
Y claro, no pude soportarlo más. Tuve que alejarme. Ahora ya lo sabes. Por eso me alejé. Por el
dolor en mi corazón al verte con ella. Ese nudo que apretaba mi pecho al ver los ojos con que
ella te miraba. Pero no creas que en todo este tiempo que hemos estado distanciados no sabía
nada de ti. Es verdad, vosotros no me veíais. Pero yo lo sabía todo. Sabía todo de ti, y lo sabía
todo de ella. Sabía que tú no querías tener hijos, y que discutíais frecuentemente por eso.
Conozco los sitios a los que se iban de vacaciones, vuestro restaurante favorito, cómo os iba
en el trabajo, cuándo ibáis al club de tenis…
Y por supuesto, también me enteré de lo más importante... tu infidelidad... le estabas siendo
infiel a Natalia. A mi Natalia...
Por eso tenía que hacer algo. Nunca te hice nada malo. Joder, nunca le hice nada malo a nadie.
No soy un hombre violento, y lo sabes. Pero tenía que hacer algo. No podía permitir que le
hicieras daño a Natalia. Por eso te llamé. Por eso insistí en que me invitaras a navegar en tu
nuevo bote. Julián... por eso hice lo que hice… por eso tuve que ma­ (corte)
LOCUTOR (se esucha alguna voz al fondo a bajo volumen):
­ Queridos escuchantes, interrumpo un momento la emisión para decirles que el protagonista
de esta historia se ha puesto en contacto con nosotros por teléfono.
(sube el volumen de la voz de fondo)
PROTAGONISTA (con voz calmada pero de psicópata):
­... y te lo voy a pedir una vez más por las buenas. Quita la grabación del aire.
LOCUTOR (chulo y buscando darle caña para complacer a su audiencia más amarillista):
­ ¿Por qué? ¿Tienes algo que ocultar?
PROTAGONISTA:
­ Digamos que es algo que será bueno para mí y para ti.
LOCUTOR:
­ Espera, espera. ¿Me estás amenazando o son solo ideas mías? ¿Hay algo en esa grabación
que te incrimina? ¿Es la prueba de algún delito?
PROTA:
­ Yo no hice nada indebido. No tengo nada de lo que arrepentirme. Sólo quiero mantener mi
intimidad. Y además, soy una persona pacífica. Por última vez, quita la grabación, por favor.
LOCUTOR:
­ Hmmm… pues creo que va a ser que no. El público no merece quedarse en ascuas. Así que,
gracias por llamar y gracias por esa estupenda cinta. Queridos escuchantes, retomamos
nuestra historia donde la dej­(interrumpido)
PROTAGONISTA (suspirando):
­ De acuerdo. Es que están todos locos. Muy guapa la puerta de vidrio de tu estudio. Despídete
de ella.
(estruendo de vidrios rotos)
LOCUTOR (sorprendido y asustado):
­ ¡MIERRRR!!! ¿Cómo has entrado aquí? Para, para. Por favor, suelta eso. Está bien, vale,
vale, calma, mira, aquí está el fichero con tu grabación, ¿lo ves? Lo borro. Listo ¿lo ves?
Tranquilo, tranquilo.
PROTA (todavía calmado, caminando sobre los vidrios rotos hacia el locutor):
­ Estoy tranquilo. Tú eres el que parece nervioso.
LOCUTOR:
­ No, espera, no, por favor, no (golpe con sonidos de desgarros de carne o cualquier cosa
asquerosa y horrible :­) aaarrrgghhhh!!!
PROTA (respiración un poquito agitada, hablando para sí mismo):
­ ¿Cómo se apaga esta mierda? (sonidos de botones y palancas). ¿Será así? (sonido de un
golpe fuerte, y sonido de estática)
FIN
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