1.- sortija

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COMPLETAR NARRATIVAMENTE UN RELATO
Escoja un relato de los tres que a continuación presentamos y, en máximo cinco
líneas, proponga un final adecuado. Trate de usar el mismo estilo que la
narración presenta y de ser lo más estético posible.
1.- SORTIJA
La señorita Iris, rabiosa profesora de tejido, soltera impenitente y bella en sus
épocas, había adelgazado una barbaridad en los últimos meses. Por ello tenía
que hacerle composturas a su ropa y disimular la sortija que le bailaba en el dedo
anular. Seguramente por cuidar esos detalles, además de que mantenía el
paraguas en la mano, defendiéndose de las rachas de esa lluvia intempestiva,
vio cómo la sortija que había heredado de su madre resbalaba de su dedo y caía
al fondo de un buzón, juntamente con el agua que se escurría por él. Pobre
señorita Iris, tuvo que dejar el paraguas en el piso, arrodillarse y hurgar en las
aguas negras en busca de su tesoro. En vista de que no lo encontró, tuvo que
meterse al sumidero y arrastrarse por él, tanteando entre la breve corriente. Así
siguió, avanzando de rodillas, hasta que no hubo más luz y ella perdió el rumbo.
No sabe cuánto tiempo lleva en esta gruta, buscando su sortija…
2.- NODRIZA
Me sentí aliviada cuando mi amiga Talita me notificó que, por fin, había
conseguido una nodriza para suplir mis pechos resecos. Era una mujer entrada
en carnes, gruesa y pecosa, como una niña grande, a quien mi débil bebé recibió
con una postergada avidez que lo mantuvo mucho tiempo pegado al pezón.
A los pocos días la criatura estaba llena de vida, con mejor peso y semblante,
y mi felicidad fue doble porque la nodriza resultó ser una excelente ama de casa
que, en sus horas muertas, me aliviaba de las labores domésticas. Pasaron los
meses, seis para ser exactos, y con ellos llegó la orden de cambiar la leche
materna por unas papillas insípidas, que disgustaron desde un inicio a mi
engreído bebé. Con el dolor de mi alma, tuve que decirle a la nodriza que su
trabajo en mi casa había terminado, que la recompensaría con el pago del mes
completo y le firmaría una recomendación. Ella, tan sencilla, tan correcta, no
puso objeción alguna y se despidió con afecto, asegurándome que le había
tomado especial cariño a mi hijo.
Después de su partida, todo se convirtió en un infierno, en lo más espantoso
que me ha tocado vivir: el niño despertaba cada dos horas, berreando de hambre
porque se negaba a comer las papillas y a tomar la suspensión láctea que me
recetaron en la botica, y su llanto era incontenible, realmente enloquecedor.
Naufragué en desesperación. Probé con todo tipo de compotas, con preparados
de arroz y avena, con cremitas soperas, pero nada contentaba al bebé, hasta
que una madrugada, muerta de agotamiento, me corté un dedo tratando de abrir
una lata…
3.- APOCALIPSIS
Hemos aprendido a sobrevivir entre los escombros de las ciudades. Todas
las tardes salimos de cacería, cargando pértigas afiladas, flechas y dardos que
hemos sido capaces de construir con nuestras propias manos. Debemos tener
mucho cuidado, evitar los callejones oscuros, los conductos y desaguaderos,
que son donde ellos se esconden. Hemos aprendido a confundirlos moviéndonos
calculadamente en sentido contrario. Y en cuanto vemos uno, arremetemos.
Nadie podría creer que antes eran normales, que vivían en los parques y
andenes, y que se alimentaban de lo que los jubilados compasivos les iban
dejando. Así fueron congregándose, incrementándose, tomando puentes y
subterráneos, reproduciéndose a una velocidad increíble, hasta que una noche
los vimos bajar de los cerros para ocupar la ciudad, trasformados, más grandes
y monstruosos, con un rumor bestial que nos llenó de espanto de tan sólo
escucharlo. Destruyeron la planta eléctrica…
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