El Laicismo no muere, pero agoniza

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El Clarí-n de Chile
El Laicismo no muere, pero agoniza
autor Danny Gonzalo Monsálvez Araneda
2010-04-19 15:35:27
La triunfo de Sebastián Piñera y la derecha polÃ-tica y económica de este paÃ-s no debe verse sólo como una victoria
polÃ-tico-electoral, circunscrita a números y porcentajes, sino que al mismo tiempo es un triunfo “ideológico― de una
determinada forma de ver y proyectar la sociedad y el ser humano. Â
Ya lo decÃ-a, el destacado intelectual Antonio Gramsci, que el dominio no es sólo por la violencia o la fuerza sino que el
grupo dominante hace aceptar voluntariamente a otros grupos todo un sistema de valores y creencias que apoyan el
orden establecido. En ese sentido el éxito de la derecha en Chile y su propuesta hegemónica, es al mismo tiempo, un
fuerte golpe (otro más) a los postulados laicistas de nuestro paÃ-s.
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Al respecto tres aspectos puntuales grafican lo señalado anteriormente. La educación variable fundamental en el
desarrollo de toda sociedad ha sido entregada a la UDI, especÃ-ficamente a JoaquÃ-n LavÃ-n, personaje estrechamente
ligado al Opus Dei, lo cual conlleva una particular y especial concepción de la vida, el hombre y la sociedad. Es decir,
abrazar la cruzada y el mensaje de Escrivá de Balaguer, significa situarse dentro de los sectores más tradicionales y
conservadores del catolicismo y al mismo tiempo defender a ultranza “La Verdad―; deslegitimando todo atisbo de
“relativismo― o cuestionamiento a los centros divinos de poder.
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En segundo lugar, la mayorÃ-a de los Ministros de Estado, provienen de la Universidad Católica y otros tantos ejercen
profesionalmente en Universidades a fines al mundo privado, con lo cual los centros académicos laicos y estatales como
la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción y la Universidad de Santiago han quedado relegadas a un
segundo y tercer plano en cuanto al aporte de sus académicos al nuevo gobierno.
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En tercer lugar, los medios de comunicación, en su gran mayorÃ-a están circunscritos a la derecha económica y
conservadora de este paÃ-s, a lo cual ahora se agrega diario La Nación y TVN. En una sociedad como la nuestra donde
los medios de comunicación se han ido concentrando (monopolizando) cada vez más, estos casos vienen a agudizar
las imperfecciones que tiene esta democracia electoral. A lo anterior se suman otra variable no menores, la
farandulización (banalización) y “evangelización― de los medios. Lo trivial y mediático; aquello que vende y trae
dividendos económicos destaca por sobre lo que haga pensar, reflexionar o cuestionar. En el caso de la
“evangelización de los medios―, el mundo de la religión evangélica ha conquistado progresivamente espacios radiales
bien adquiriendo radios y canales de televisión para llegar a una mayor audiencia, desplegar su proselitismo y transmitir
su mensaje de salvación.
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De esta forma, la educación, los medios de comunicación, la religión y obviamente el marco institucional van
perfilando su hegemonÃ-a no sólo polÃ-tica y económica, sino que cultural, intelectual y moral conforme a ella y al grupo
dominante.
Entrado el siglo XXI y con este panorama, las ideas laicistas a lo más se mantienen circunscritas al "voluntarismo" y
"empeño" de uno que otro sujeto, grupo o movimiento que intenta mantenerlas con oxÃ-geno y respirador artificial para
darle algo vida; sin embargo, como estructura, sistematizadas, como cuerpo de ideas fuerza, no se perciben en la tarea
de impulsar fuertemente temas de discusión y debate en el ámbito nacional.
La lucha para no dejar morir el laicismo y la "batalla de ideas" es y será en esta coyuntura un trabajo arduo y de largo
plazo, ya que además hay que lidiar con la apatÃ-a, el desinterés y el analfabetismo cÃ-vico de la población. Lo anterior,
obviamente muy funcional al modelo de sociedad que nos venden dÃ-a tras dÃ-a. Es por ello que el debate debe darse
en todos los ámbitos: universidades, medios de comunicación, partidos polÃ-ticos, movimientos sociales, ONG,
ciudadanÃ-a etc.,
El laicismo que histórica y valóricamente ha sido muy importante desde su aparición, no puede dejarse morir; sin
embargo, creemos que agoniza o tal vez "pulula" y eso puede ser un punto de inflexión, bien para retomarlo y darle un
impulso revitalizador ante la adversidad o definitivamente dejarlo que "vejete" eternamente.
Finalmente, volvemos a reiterar aquella idea que hemos planteado por escrito y en conversaciones, creemos que los
laicistas tienen la responsabilidad y el compromiso de apostar por instalar temas en el tapete de la discusión tanto
desde la academia como a nivel ciudadano. Por ejemplo, que tipo de democracia queremos construir, participación y
derechos ciudadanos, gobernanza local, formación ciudadana, vÃ-nculos entre polÃ-tica-religión-negocios,
concentración y pluralismo en los medios de comunicación, etc. Sólo de esta forma, promoviendo el debate, la
contraposición de ideas y el análisis crÃ-tico, el laicismo y los laicistas se transformarán en referentes activo en el plano
social, cultural y polÃ-tico.
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Prof. Danny Gonzalo Monsálvez Araneda
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Académico de Historia de Chile Contemporánea, Depto. de Historia Universidad de Concepción. e-mail:
[email protected].
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