P0201-01-2001 TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las quince horas del dos de febrero del dos mil uno. El presente proceso penal, clasificado bajo el número 9-2001, seguido en contra de PABLO ANTONIO GONZÁLEZ LUNA, quien a lo largo de la instrucción fue identificado como PABLO ANTONIO LUNA, sin sobrenombre alguno, de treinta y cinco años de edad, comerciante en pequeño, soltero, salvadoreño, originario y vecino de esta ciudad, residente en la casa número dos, colonia Loma Linda, cantón Portezuelo, de esta ciudad, nacido el diecinueve de abril de mil novecientos sesenta y cinco, hijo de Francisco González y María Luna, ya fallecida, portador de su cédula de identidad personal número cero dos guión cero uno guión cero ciento diecinueve mil novecientos noventa y uno; por el delito de LESIONES GRAVES, tipificado en el Art. 143 Pn., en perjuicio de la integridad personal de LUIS ALONSO ALFARO MENDOZA, quien es de treinta y tres años de edad, jornalero, acompañado, salvadoreño, originario y vecino de esta ciudad, residente en la casa número seis, calle El Bosque, colonia Lomas del Tecana, hijo de Cipriano Alfaro Morales y Fidelina Mendoza, portador de la cédula de identidad personal número cero dos guión cero uno guión ciento treinta y un mil ciento siete. Hecho ocurrido aproximadamente a las ocho horas del veintiocho de enero de mil novecientos noventa y nueve en el interior de la agencia de nombre "YETI", ubicada en catorce avenida Sur de esta ciudad. En cumplimiento a lo prescrito por los Arts. 189 Cn., 53 Inc. 3° literal c) y 372 Inc. 1º Pr.Pn., la Audiencia de Selección del Tribunal del Jurado así como la Vista Pública ante el mencionado Tribunal, fueron presididas por la Suscrita Jueza, Aura Armida Solano Cáceres, quedando integrado el Tribunal del Jurado de la manera establecida por la ley, por las personas cuyos nombres y datos generales constan en el acta de Audiencia de Selección precedente. Figurando además, los licenciados Marlon Mauricio Acevedo Cerón y Rafael Antonio Peraza Najera, actuando, el primero, como representante del Fiscal General de la República; y, el último, como Defensor Público del encausado. La representación fiscal acusó al encartado PABLO ANTONIO LUNA por medio de escrito agregado de Fs. 5 a 7, y que en lo pertinente dice: """(...) II.= RELACION CIRCUNSTANCIADA DE LOS HECHOS.---- El día veintiocho de enero del presente año, LUIS ALONSO ALFARO MENDOZA, aproximadamente a las ocho de la mañana se constituyó a la Agencia "YETI", ubicada en Catorce Avenida Sur, de esta ciudad, con el objeto de obtener producto consistente en sorbete, lugar donde se encontraba MANUEL DE JESUS AMAYA SALGUERO, MARIA ISABEL REYES, MANUEL ALEXANDER BENAVIDAS SALGUERO y MILTON GERARDO REYES, lugar donde también se encontraba el señor PABLO ANTONIO LUNA, quien también se disponía a obtener el mismo producto y al encontrarse dentro del lugar, "al" (Sic.) señor PABLO ANTONIO LUNA, con un corvo que portaba rompió la cinta con la cual el señor LUIS ALONSO ALFARO, sostenía la hielera con la que vendía el producto, produciéndose por tal situación una discusión; manifestándole al señor ALFARO que salieran y en el momento preciso en que se disponía a salir de dicho lugar, el señor PABLO ANTONIO LUNA, con el corvo que portaba lesionó en los dos brazos al señor ALFARO (…) III.= CALIFICACION JURIDICA DEL HECHO. ---- Los hechos en mención se adecuan a criterio del suscrito fiscal al delito de LESIONES GRAVES, previsto y sancionado en el Art. 143 Pn., en vista de que de acuerdo al reconocimiento médico forense las lesiones sanarán en cuarenta y cinco días (…) IV.= FUNDAMENTO DE LA IMPUTACION. (…) Se cuenta con la existencia de elementos de prueba, que de forma concordante y suficiente nos conllevan al sostenimiento razonable la existencia del delito (…) asi como también la certeza de que el imputado PABLO ANTONIO LUNA, es autor del directo del ilícito de lesiones graves (...) En vista de los argumentos y normas legales expuestas PIDO: ---- a) Me admita la presente ACUSACION PENAL, en contra del imputado PABLO ANTONIO LUNA (...)"""" En vista de la anterior acusación fiscal, el Juez Segundo de Instrucción de este distrito judicial mediante resolución de Fs. 16 a 18, ordenó la apertura a juicio en contra del implicado por el ilícito de mérito; por lo que, la Jueza Presidenta de este Tribunal fijó las nueve horas treinta minutos de este día para la celebración de la Vista Pública por el ilícito de mérito, la que previas las formalidades de ley, se comenzó a la hora antes indicada, precisándose aclarar que durante los procedimientos se han observado las prescripciones y términos de ley; y, CONSIDERANDO: I.- El imputado se abstuvo de rendir su declaración sobre los hechos amparándose en el derecho que le confiere el número cinco del Art. 87 Pr. Pn.. CONSIDERANDO: II.- Durante el desarrollo de la presente Vista Pública no se presentaron cuestiones incidentales. CONSIDERANDO: III.- Se sometió al conocimiento y decisión del Tribunal del Jurado la congerie de probanzas que a continuación se detallan: a) PRUEBA PERICIAL vertida por: el médico forense del Instituto de Medicina Legal "Dr. Roberto Masferrer" de esta ciudad, David Francisco Miranda Flores; y, los reconocimientos de lesiones y sanidad que practicó en la víctima, agregados a Fs. 13; 14 y 15, respectivamente; b) PRUEBA TESTIMONIAL, consistente en la declaraciones de Luis Alonso Alfaro Méndoza y Manuel de Jesús Anaya Salguero; y, c) PRUEBA DOCUMENTAL, la que fue incorporada mediante su lectura, consistente en el acta de inspección ocular en el lugar de los hechos, Fs. 12. Es relevante destacar que tanto el perito como los testigos fueron interrogados de acuerdo a lo establecido en el Art. 348 Pr. Pn., manteniendo la suscrita el celo adecuado en lo pertinente al método, técnica y calidad de interrogatorio utilizado por las partes; cumpliendose así, inobjetablemente, con el principio de contradicción. CONSIDERANDO: IV.- Las lesiones graves son un tipo eminentemente doloso donde el sujeto activo causa por cualquier medio o contagio, un menoscabo en la integridad física o psíquica de otra persona, al grado de incapacitarla para atender las ocupaciones ordinarias o producir en ella una enfermedad por un período mayor de veinte días habiendo sido necesaria asistencia médica o quirúrgica; por ello, el ejercicio de la adecuación típica debe realizarse desde dos niveles distintos: primero, el del tipo penal objetivo; y, segundo, el del tipo penal subjetivo. Las lesiones graves están clasificadas dentro de los llamados "delitos de resultado". En esta clase de delitos, la adecuación típica del tipo objetivo precisa de un esquema básico que está compuesto por tres elementos que son: la acción, el resultado y la imputación objetiva, que medie entre éstos. En lo que respecta a la acción ha de afirmarse que ésta debe estar revestida de una voluntad de incurrir en la conducta prohibida, consistente en causar un daño en el cuerpo o en la salud de una persona, pudiendo haberlo evitado si se hubiera motivado para hacerlo. En este delito, establecer la imputación objetiva no resulta muy engorroso, debido a que es indubitable la relación causal por la inmediata sucesión temporal entre la acción y el resultado. Por otro lado, la incapacidad para atender las ocupaciones ordinarias o la enfermedad por un espacio temporal que supera los veinte días ha de constituír el elemento genérico del tipo objetivo del tipo penal que nos ocupa, agregando también que durante el referido espacio temporal ha de hacerse necesaria la intervención médica o quirúrgica para la recuperación física o restablecer el buen funcionamiento fisiológico, según se trate de enfermedad; por lo que el objeto del ilícito lo constituye el perjuicio en la integridad personal del sujeto pasivo. De ello se colige, que el ilícito de lesiones graves es un delito de resultado, es decir, un delito material en cuanto que a consecuencia del mismo se produce un daño tanto en el cuerpo, que importará una alteración de la integridad física, como en la salud que se manifestará por medio de una enfermedad, o sea, una alteración orgánica de carácter funcional. En lo relativo a la adecuación típica del tipo subjetivo ha de expresarse que el elemento principal de este tipo lo constitiye el dolo. Este elemento ha de evidenciarse en la conducta de quien se le impute el delito y, que por su edad, medios utilizados, circunstancias físicoambientales, debió de conocer que su acción consistiría en causar un perjuicio en la integridad personal de la víctima y, no obstante ello, decidió seguir volitivamente con su conducta; asimismo, ha de tenerse en cuenta que el tipo subjetivo en el ilícito que nos ocupa ha de tener una doble modalidad, es decir, que al momento de cometerse, el sujeto activo debe de estar orientado, ya sea por la "voluntas vulnerandi" o voluntad de herir, lesionar o golpear el cuerpo de la víctima; o bien, que dicho sujeto activo tenga en su ánimo una "voluntas laedendi" o voluntad de causar un daño en la salud. CONSIDERANDO: V.- De acuerdo a los Arts. 373, 374 y 375 Pr. Pn., la suscrita Juez formuló al Tribunal del Jurado las instrucciones correspondientes sin inducirlos a tomar una decisión predeterminada ni sensibilizarlos respecto de algún punto del caso, siendo leídas éstas previamente a las partes, y formuladas a los miembros del Jurado a presencia de las mismas haciendo íncapie en que de acuerdo al Art. 371 Pr.Pn., corresponde al Tribunal del Jurado o Tribunal del Pueblo emitir su decisión acerca de la culpabilidad o inocencia del procesado en base al sistema de valoración de la prueba de acuerdo a la libre e intima convicción, que no es más que el convencimiento personal de la participación de un individuo en un hecho que se reputa delictivo en base a la verdad que se forma del mismo; convencimiento al que se llega a través de estímulos, sentimientos, razones o medios puramente subjetivos; es decir, de conciencia, sin necesidad de que éstos deban de ser expuestos y razonados en atención a la naturaleza de los medios por los que se llega a la conclusión dando como resultado lo que se llama certeza moral de los acontecimientos, convirtiéndose este ente Juzgador independiente en un filtro catalizador del poder punitivo del Estado; es decir, del "ius puniendi" ejercido por el pueblo, quedando por estas razones exentos los miembros del Tribunal del Jurado de la obligación de fundamentar o razonar sus decisiones. Seguidamente los Jurados pasaron a deliberar en sesión secreta. Habiéndose observado durante la Vista Pública las formalidades y procedimientos de ley de conformidad con los Arts. 189 Cn., 52, 53 Inc. 3° literal c) y 372 y siguientes Pr. Pn.; el Tribunal del Jurado, previa deliberación, emitió un veredicto unánime de CULPABILIDAD en contra del referido imputado por el delito de LESIONES GRAVES en contra de la integridad personal de LUIS ALONSO ALFARO MENDOZA; precisándose aclarar que por ser el mencionado veredicto una verdad jurídica de carácter incontrovertible, la Infrascrita, previo cumplimiento del Art. 376 Pr. Pn., valorará las probanzas únicamente para la individualización y determinación de la pena correspondiente al imputado por el delito de mérito; y, no para establecer la culpabilidad del mismo, pues éstas ya fueron apreciadas en tal sentido por el Tribunal del Jurado. CONSIDERANDO: VI.- Conforme a lo dispuesto en el Art. 33 Pn, el imputado es responsable penalmente como autor directo del delito de LESIONES GRAVES en menoscabo de la integridad personal de Luis Alonso Alfaro Mendoza, hecho tipificado en el Art. 143 Pn., que lo sanciona con prisión que oscila entre tres a seis años. Para la fijación de la pena a imponer la suscrita Jueza ha de tomar en consideración lo contemplado en los Arts. 62, 63 y 64 Pn. sin sobrepasar los límites mínimo y máximo establecidos por la Ley para este delito, fundamentado los motivos que justifican la medida de la sanción a imponer, la que en ningún momento excederá al desvalor que corresponda al hecho por el que el imputado ha sido juzgado; y, en proporción directa a su culpabilidad. Para la determinación de la pena a imponer en el presente caso es menester, pertinente y legal traer a colación las siguientes valoraciones: Que la disposición legal sustantiva que engloba el tipo penal de lesiones graves, contempla en su seno la magnitud del daño físico que con su perpetración es posible producir en una víctima. No habiéndose aportado elementos probatorios que demuestren que físicamente la víctima haya sido damnada más allá de las fronteras permisibles por la ley; consecuentemente, es posible afirmar que la extensión del daño ocasionado con este injusto no rebasa los límites de lo que normalmente se le atribuye a esta clase de hechos punibles; en todo caso, la medida de la pena con que este delito se castiga dentro de sus límites, además de la readaptación del delincuente, implica la retribución legal por el agravio inferido. Del grupo de elementos probatorios recabados en el desarrollo de la Vista Pública, es posible desprender con claridad suficiente que los móviles que impulsaron al encausado para cometer el hecho que nos ocupa fue una enemistad laboral con la víctima, tal como se desprendió de las declaraciones de los testigos Luis Alonso Alfaro Mendoza y Manuel de Jesús Anaya Salguero; y, lo manifestado por el acusado al darle su última intervención, en calidad de imputado, en la Audiencia Pública. De la simple lectura del interrogatorio de identidad del imputado y del comportamiento sicológico del mismo en sus intervenciones en la presente audiencia, se desprende que éste es una persona normal; y, en el expediente de la causa penal no figura peritaje alguno que de manera indubitable establezca lo contrario. Ante la ausencia de antecedentes penales y delincuenciales que obren en contra del implicado, ha de descartarse la habitualidad o reincidencia de éste para delinquir; por lo cual, ha de tenérsele como delicuente primario; asimismo, resulta prudente expresar que por ser éste de treinta y cinco años de edad, soltero, y aún cuando no poseé ningún grado de escolaridad, se le considera como una persona con suficiente aptitud para comprender la existencia de la integridad personal como valor integrante de todo ser humano; y, discernir con sabiduría y factibilidad la diferencia entre lo lícito y lo ilícito y los efectos negativos de su ilegal proceder. Asimismo, es necesario no perder de vista que si bien el imputado expresó que de su actividad laboral como vendedor de paletas y sorbetes obtenía un ingreso diario que oscilaba entre veinticinco y treinta colones; y, que no obstante tal estipendio no se considera suficiente para tener una vida cómoda, tampoco se le puede considerar deplorable su situación económica, ni calificársele a él como un indigente; por lo que no debe presumirse que los apremios económicos hayan sido la causa de la comisión de un hecho tan desmesurado en contra de la integridad personal. Es menester apreciar que el indiciado tuvo la posesión del medio comisivo adecuado para perpetrar el hecho, pues del conjunto de probanzas es fácil desprender que éste, al utilizar un arma corto cortudente –corvo- para producir las lesiones, sabía el alcance letal que dicha arma produciría en la integridad personal de la víctima. Si tomamos en consideración todo lo expuesto, así como, que no obstante en la cesura del juicio la representación fiscal, atribuyó al implicado la agravante de ALEVOSIA contemplada en el número uno del Art. 30 Pn.; y, la defensa técnica la atenuante de ESTADOS PASIONALES, regulado en el número tres del Art. 29 ídem., los cuales, en el orden preindicado y en lo pertinente dicen: """"""(…) Existe alevosía cuando, (…) el hechor provoca o se aprovecha de la situación de indefensión de la víctima para prevenir el ataque o defenderse de la agresión, sin riesgo de su persona (…)"""""; y, """ESTADOS PASIONALES ---- El que obra en un momento de arrebato, obsecación o bajo el impulso de intensa emoción provocada por un hecho injusto efectuado contra él (…)""", dichas circunstancias modificadoras de la responsabilidad penal, no encuentran asideró en el caso "sub júdice", puesto que dentro del proceso no existen elementos de prueba que sirvan para establecer tales circunstancias, volviéndose imposible su valoración para la determinación de la pena a imponer; por lo que, no existiendo atenuantes ni ninguna otra agravante que valorar aparte de la comprendida en el tipo penal; la suscrita Jueza estima que la pena aplicable al incoado es de cuatro años seis meses de prisión por el ilícito de LESIONES GRAVES en contra de la integridad personal de Luis Alonso Alfaro Mendoza. CONSIDERANDO: VII.- En relación a la responsabilidad civil del procesado, cabe decir que la representación Fiscal en sus escritos de requerimiento y acusación no ofrecio ningún medio de prueba suceptible de contradicción entre las partes en la Vista Pública, que puedan ser valorados para poder imponer una sanción en ese carácter; por lo cual, se torna imposible emitir una condena que prive al incoado de alguno de sus derechos sin haber sido previamente oído y vencido en el juicio con arreglo a las leyes; en consecuencia, habrá de absolvérsele de la acción civil. No hay especial condena en costas procesales por haber sido sufragadas con fondos del Estado al estar representada tanto la acusación como la defensa, por el Ministerio Público. POR TANTO: Sobre la base de las razones expuestas y de conformidad a lo que ordenan los Arts. 1 a 3, 12, 13 inc. 1°, 14 y 189 Cn.; 1 a 5, 32, 33, 44, 45 No. 1, 114, 115 y 143 Pn.; 1 a 3, 52, 53 inc. 3° literal c), 324 al 353, 361, 366 y 376 Pr. Pn., la suscrita Jueza en nombre de la República de El Salvador, FALLA: a) CONDÉNASE al imputado PABLO ANTONIO GONZÁLEZ LUNA, quien a lo largo de la instrucción fue identificado como PABLO ANTONIO LUNA, de generales apuntadas en el preámbulo de la presente, a cumplir la pena principal de CUATRO AÑOS SEIS MESES DE PRISIÓN, y a las penas accesorias contempladas en los numerales 1° y 3° del Art. 58 Pn.; que establecen la pérdida de los derechos de ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos o empleos públicos durante el tiempo de la condena, por el delito de LESIONES GRAVES en menoscabo de la integridad personal de LUIS ALONSO ALFARO MENDOZA; en consecuencia, continúe temporalmente el condenado en la detención provisional decretada en su contra, hasta que la presente sentencia quede firme; y, verificada que sea, pase al cumplimiento de la pena impuesta, quedando el control del cumplimiento de la sanción, a cargo del Juez Primero de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena, según lo dispuesto en los Arts. 37 No. 1 y 43 de la Ley Penitenciaria; para tal efecto, remítase al condenado al Centro Penal correspondiente. Se abstiene la infrascrita Jueza de practicar cómputo de inicio y finalización de la pena antes impuesta por estar regulado esto en una Ley Especial como atribución del Funcionario Judicial últimamente mencionado, de acuerdo a lo regulado en el Art. 37 Ord. 5º en relación con el Art. 44, ambos del cuerpo legal precitado; b) ABSUÉLVESELE de la responsabilidad civil y costas procesales, por las razones expuestas en el último considerando de la presente sentencia. Una vez transcurra el plazo para recurrir de esta sentencia sin que las partes hagan uso del mismo, declárase ejecutoriada y líbrense las comunicaciones a que se refiere el Art. 43 de la Ley Penitenciaria, así como las demás que conforme a derecho correspondan. Archívese este expediente y sáquese del libro de entradas. Mediante lectura integral notifíquese esta sentencia.