Caso: Gabriel

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Caso: Gabriel
Gabriel comienza su tratamiento a los 26 años. Como motivo de consulta aparece, junto
a una angustia intensa, un "estár mal con él mismo, con sus amigos, con su familia".
Empieza a desplegar aquéllas que. cree que son las causas de su malestar. Está
divorciado -"de común acuerdo"- hace tres años de la mujer cori .. ·la que estuvo casado
aproximadamente otros tres años. Tiene, de esa pareJa, una hija de 4 años. ' Cuando se separó
estuvo muy mal. Marcela (su ex) está ahora casada con Chacho, alguien que era amigo de
ambos y que, además, había s·:do novio durante varios años de la hermana mayor de Gabriel.
"Ella me dijo que sólo se sentía atraída por Chacho, que no había pasado nada, pero yo creo que
me cagaro.n". "Hago cosas irracionales, como haber hablado con Chacho y haberle dicho que
estaba todo bien; me creía que estaba todo bien".
Gabriel trabajaba con el padre de Marcela. Tenían una empresa de mensajería que
llevaba las cuentas particulares de los dueños de una de las compañías más grandes de la
Argentina. El padre de Marcela era jugador; jugó y perdió el dinero que habían dado a la
empresa para pagar las cuentas. Esto se supo y la empresa perdió a su único cliente; tuvieron
que cerrar. El nombre de Gabriel quedó -pegado al de su suegro- jugado en este asunto. "Yo
sabía que él era jugador; todos lo sabíamos".
Gabriel es el segundo hijo de un grupo de 7 hermanos, 4 mujeres y 3 varones; él es e)
primer varón. Vivieron en un departamento de dos ambientes hasta los 13 años de Gabriel. Al
inicio del tratamiento vivía con su hermana mayor y la pareja de ella Dice ser el preferido de
los padres, tal vez por ser "el hijo varón más grande". Cree que es por eso que siempre le dieron
cosas: dinero, espacio en la casa para instalar el taller en el que trabaja -es carpintero-. Ambos
padres son profesionales. La madre "hace de todo"; en cambio al padre .. le alcanza con laburar;
siempre que hace otras cosas, las hace impulsado por mi vieja".
Me impresiona su semblante: parece un adolescente que, por extraños avatares del
destino, carga con una edad que no le corresponde. Su aspecto sucio, desprolijo, su pelo largo
y enmaraiiado, siempre sujeto. Por otro lado -y de manera absolutamente contrastante-, su tono
y su discurso: monocordes. oscuros. aburridos.
Comi~nza toda una serie de entrevistas en las que abre diciendo estar "conñmdido".
"'Quiero entender por qué hice las cosas que hice. Desde adolescente no tomo una actitud, una
posición. Me amoldo al contexto~ no expreso mis desacuerdos por temor a quedar expuesto, a
hacer el ridículo". Así, fue separándose de sus amigos. "Hay un momento en el que empieza a
haber silencio. un silencio incómodo, y no me lo banco. Digo cualquier cosa y pienso que a los
otros les parece que digo boludeces. Pienso en las palabras que voy a decir y no en ideas, en
conceptos. Fantaseo un discurso y, como la situación no es como yo la había pensado, me quedo
sin nada para decir". "Cuando no medí las palabras, dije cosas que · no quería decir, como mi
odio a Marcela. Ahora. hago como que todo está bien. De hecho, para las familias está todo
bien: yo me siento mal pero la careteo. Sigo su juego; supongo que obtengo algún beneficio".
En el marco de sus entrevistas marcadas 'por la "confusión", Gabriel llega un día 12
horas antes de la cita: efectivamente, en lugar de venir a las 20.30, como lo habíamos
convenido. toca el timbre 8.30 de la mañana. Cuando escucha mi voz en el portero eléctrico me
dice: "Ay, me confundí; te veo a la noche". En relación con esta situación dirá: "por el trabajo,
tengo una confusión de cifras, de números"; y después: "no puedo salir de la cama para ir a
trabajar. Me llamaron el otro día a la mañana para que fuera a hacer un presupuesto. Es un lugar
raro: no sé si pasan droga o es un aguantadero de putas".
"Soñé con vos. Estábamos acá, hablando no me acuerdo de qué. Yo te decía algo y vos
me comentabas una cosa que te había evocado lo que yo decía". Como asociación aparece otro
sueño que -dice- Je causó gracia; "estaba en un shopping con una mujer que me mantenía. Me
iba a comprar algo. Yo estaba con amigos y nos reíamos de la situación. También había otra
mujer, que era de la que yo estaba enamorado. Andaba por lugares raros y me espiaba. Sólo veía
su cara. Era etérea y distante; a veces parecía sólo una imagen y, a veces, parecía de carne y
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hueso. Yo no le había dicho que Ja quería; me quedaba con la otra porque estaba cómodo".
Comenta que. a veces. piensa que seria lindo ser ..un mantenido" pero después cree que, en
realida~ no se lo bancaria. Le pido que relate de nuevo el primer suefio. Repite lo mismo pero
dice que. cuando él me contaba algo. yo me refa y le comentaba algo m'lo vinculado con eso. En
este momento decido e l pasaje al diván.
Inmediatamente cumplido el primer año de tratamiento, empiezan a aparecer ideas de
abandonarlo vinculadas a la falta de dinero. El tratamiento entra dentro de las cosas que
!'cortaría". Tiene que emplear dinero en mudarse, porque el contrato se vence y no se lo
renuevan. La madre le ofrece sa~ un crédito para que se compre algo, pero a él le da miedo
generar un préstamo a tan largo plazo; "siempre me dieron miedo las cosas a largo plazo". Le
pregunto a qué cosas se refiere. " &ludiar, por ejemplo. Me resultaba imposible pensar en algo
que demandara cuatro o c\nco años. También cuan.do me casé; me parecía un peso el 'para toda
la vida'". La res istencia se incrementa.; llega a una de sus sesiones y dice: "voy a dejar de
venir'. Despliega sus gastos y sus deudas. Agrega: "pienso que venir acá, a la larga, me va a
hacer bien y también dudo de eso". "Pensé en venir una vez por semana (venía dos en ese
momento) pero \o d~~timé, no me acuerdo por qué". Pregunto, entonces, si cree que hay
tiempo para hablar de estas cosas. Me contesta que pensaba concurrir la sesión siguiente.
Menciono que acaba de cumplirse un afto de tratamiento y evoco las dificultades que trajo
respecto de " hacer cosas a largo plazo". Concluyo diciéndole: lo que puedo garantizarte es que
eltQ nv ~para tvda la vida. No bab\a más de intmumpir
En uno de los encuentros siguientes, comenta que los padres le dijeron que lo veían muy
cansado y que, entonces, debía tomar unas vacaciones -la propuesta es que se vaya a C., lugar
de donde son originario sus padn:s-; para eso, los padres lec propusieron adc\antarle el regalo
"del día del niño". " En mi familia toda ocasión es buena para regalar; todos se regalan para
todas las fechas. Igualmente, nunca hay regalos de$ 100 para el día del nmo; es una excusa". Le
pregunto por la fecha elegida. Piensa qué otras fechas hay antes de esa. Le digo: el "día del
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Uega a una de sus sesione;s y, al entrar, dice: "hoy no tengo plata para pagarte". Aun
· cuando tl'sta situación se había suscitado ya unas cuantas veces y yo lo atendía con su promesa
del pago de la totalidad de los honorarios en la siguiente sesión (promesa que siempre cumplía),
en esta oportunidad, sin atenderlo, lo despido diciéndole: llamame cuando tengas el dinero y
entonces, sólo entonces, vamos a fijar un horario de sesión. Me llama dos días después y me
pide una sesión para el día siguiente. -Llega con el pelo corto -recién cortado-, bien vestido y
limpio.
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