TEMA 9 Teatro I

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TEMA 9. TEATRO ESPAÑOL DE LA PRIMERA MITAD DEL
XX. VALLE-INCLÁN. ( texto base: Manual de 2º Bac. de McGrawHill)
Marco histórico. Toda Europa asiste al enfrentamiento ideológico entre un
liberalismo en crisis y las corrientes socialistas moderadas y extremas. En
España, el desastre del 98 mueve a los intelectuales a proponer ideas
modernizadoras. Pero en el reinado de Alfonso XIII se agudizan las tensiones
ideológicas y sociales. El atraso económico español del siglo XIX impide la
modernización del país. La proclamación de la Segunda República en 1931 abre
para muchos un tiempo de esperanzas y de inquietud.
El siglo XX nace en plena crisis del Positivismo y del Racionalismo.
Determinadas teorías científicas cuestionan la optimista concepción de una
realidad manejable y estable. De modo que se hace necesario asumir formas de
conocimiento no racionales. El irracionalismo como actitud domina el
pensamiento de filósofos, artistas y pensadores.
1.- Contexto socio-cultural.
Los gustos del público burgués son de escasa exigencia y era el que iba al
teatro. Los problemas sociales, ideológicos y la renovación formal se hallaban
fuera de sus intereses. La consecuencia inmediata es la pobreza del teatro
español en este período. Es un teatro inmovilista, sin estímulo creativo,
dependiente de un público conservador y anclado en la repetición de las mismas
fórmulas, alejado de los movimientos reformadores efectuados en el teatro
europeo mundial. O dicho de otro modo, es un teatro comercial.
Por otra parte, aparecen algunos intentos de renovación que, con muy
contadas excepciones, se estrellan contra las barreras comerciales o el gusto
establecido. Este teatro no sólo se propone nuevas formas dramáticas, sino que
quiere plantear hondos problemas, existenciales o sociales, para sacudir la
conciencia de un público dormido o llegar a un público desatendido. Valle-Inclán
y García Lorca son los ejemplos más representativos.
Tras la guerra, el panorama escénico quedó marcado por el exilio de autores
como Max Aub, Rafael Alberti o Pedro Salinas y por la desaparición de otros
como García Lorca, Valle-Inclán o Miguel Hernández.
2. El teatro que triunfa o teatro comercial
Distinguimos en él tres tendencias:
*Comedia burguesa o benaventina, por ser Jacinto Benavente su más
destacado representante. Son comedias superficiales que plantean típicos
conflictos de la burguesía, con sus hipocresías y convencionalismos; Benavente
sabe que al público burgués le gusta sentirse criticado hasta cierto punto, que él
se cuida de no traspasar. Y así, sus comedias “de salón” fueron aplaudidas y
aclamadas durante varias décadas. No obstante, sus dos mejores obras se
apartan de este patrón y de estos ambientes y plantean interesantes reflexiones
críticas y dramas intensos. Son Los intereses creados (1907) y La Malquerida
(1913).
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*Teatro poético: es un teatro en verso, ripioso en ocasiones, de trasnochada
retórica posromántica y modernista, de ideología conservadora, que exalta los
ideales aristocráticos y los grandes hechos del pasado español. Destacan
Eduardo Marquina, Fco. Villaespesa y los hermanos Machado.
*Teatro cómico-costumbrista: de ambientes y personajes pintorescos y
castizos, humor y sentimentalismo con final feliz. Junto a los hermanos Álvarez
Quintero (autores de comedias y sainetes de ambiente andaluz), destaca Carlos
Arniches, con sainetes de costumbres madrileñas. Sin embargo, escribió también
piezas más extensas y críticas, las “tragedias grotescas”, que combinan lo
humorístico con lo grotesco, como La señorita de Trevélez (1916).
3.- El teatro innovador
Los dramaturgos noventayochistas y novecentistas no hicieron nada por
conseguir el favor del público. Renunciaron a ver sus obras en carteleras, pero no
a su concepto del teatro como medio de expresión. Destaca Valle-Inclán. Entre
los de la generación del 27, sin embargo, García Lorca se propuso con firmeza
acercar el teatro al pueblo, convertirlo en lo que había sido en Grecia o en la
España del siglo de Oro: un espectáculo que enseñara, conmoviera y liberase.
3.1- Valle-Inclán
La dramaturgia de Valle-Inclán constituye la aventura más apasionante del
teatro español contemporáneo por su insaciable voluntad de renovación técnica,
formal y temática. Se trata de un teatro tan nuevo que no encontró eco en su
momento, desconocido por el gran público hasta casi medio siglo después. La
evolución de su obra dramática va desde un modernismo elegante y nostálgico a
unas obras críticas basadas en la cruel y feroz distorsión de la realidad.
Su amplia obra teatral puede agruparse en cinco ciclos, que no son
consecutivos, sino que a menudo se simultanean.
*Ciclo del teatro poético: son sus primeras obras dramáticas, adaptaciones de
relatos suyos o piezas modernistas escritas en verso con rasgos muy
característicos del autor que van estar presentes en toda su obra, como la
tendencia a la visión deformada o esperpéntica de personajes y ambientes.
*Ciclo mítico o galaico: presenta una Galicia mítica, en un pasado indeterminado,
primitiva, violenta y sórdida, donde imperan las leyes de la herencia, el sexo y la
superstición. Destacamos la fuerza de su lenguaje. Sobresale la trilogía Comedias
bárbaras, formada por Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata.
*Ciclo de la farsa: lo componen tres piezas para tablado de marionetas. Rompen
el planteamiento modernista y desmitifican la realidad acercándola a la visión del
esperpento.
*Ciclo del Esperpento:
(los esperpentos son obras que deforman y caricaturizan la realidad
representada, en un intento de mostrar los rasgos más negativos o amargos de la sociedad española.
Mezclan aspectos trágicos y grotescos y los registros lingüísticos más extremos; presenta personajes
deshumanizados -animalizados, cosificados-, convertidos en fantoches, que quedan degradados. La muerte
siempre está presente). Compuesto por Luces de bohemia (1920) y por la trilogía
Martes de carnaval (que ofrece la visión ridícula y esperpéntica del mito del
honor calderoniano). Luces es un paseo por el “infierno” (ved analogías con La
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Divina Comedia de Dante) de la noche madrileña de un viejo poeta ciego, Max
Estrella, en la España de principios de siglo. Max, acompañado del cínico don
Latino (un Virgilio oportunista) vaga por calles, tabernas, calabozos, despachos
(los círculos dantescos) lamiendo sus heridas y encontrando a su paso dolor,
crueldad, demencia y desesperanza. España, a través de la noche madrileña, se
presenta como una imagen degradada y grotesca de la civilización y los valores
europeos.
*Ciclo de autos y melodramas. El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte
está formado por cinco piezas dramáticas breves (independientes entre sí pero
unidas por el tema y sus significaciones) que, con técnica del esperpento,
presentan temas y lugares míticos regidos por la muerte y las pasiones más
primarias y salvajes.
3.2-Federico García Lorca
Su teatro aúna lo dramático y lo lírico, la prosa y el verso, de modo que puede
considerarse como teatro poético, no por el uso del verso, sino por la gran carga
lírica del lenguaje y por el tratamiento de la acción dramática (“poesía en el teatro,
no verso en el teatro”).
El tema fundamental y recurrente, aunque no el único, es el del deseo
imposible. Los apasionados y anhelantes personajes lorquianos se enfrentan a
una realidad implacable que los condena a la soledad, la frustración o la muerte.
Son mayoritariamente mujeres, símbolos de la libertad y la fuerza del instinto (el
erotismo, la fecundidad), pero que sucumben ante el autoritarismo de las
convenciones y los prejuicios morales, religiosos o sociales.
Para Lorca el teatro debe concebirse como misión pedagógica, que eleve el
nivel espiritual del espectador. Para ello, dota a su teatro de las mejores mimbres:
lo tradicional y popular combinado con lo innovador y vanguardista; los clásicos
españoles y la tragedia griega con el teatro europeo renovador.
Destacamos en su producción el ciclo de los dramas y tragedias. En las
tragedias, llenas de simbolismo y con mezcla de prosa y verso, representa
conflictos universales ambientados en una Andalucía mítica. Bodas de sangre
(1933) y Yerma (1934). En sus dramas, más realistas y con un mayor
componente social, pero igual de trágicos, sin duda descuella La casa de
Bernarda Alba (1936), obra que escenifica el drama de la mujer rural en los
pueblos de la España de entonces, sometida a la autoridad masculina y a la
represión de sus instintos y deseos.
Reflexiones de García Lorca sobre el teatro:
“El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres
pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos
vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre”
“Mientras actores y autores estén en manos de empresas absolutamente
comerciales, libres y sin control literario ni estatal de ninguna especie, empresas
ayunas de todo criterio y sin garantía de ninguna clase, actores, autores y el
teatro entero se hundirán cada día más, sin salvación posible”.
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