VOLUNTAD DEL PACIENTE Y EVIDENCIA MEDICA: DE LA BUSQUEDA DE LA LOGICA A LA BUSQUEDA DEL SENTIDO Alain Garay Bordeaux Consell en Orolt Fiscal avocal a la Court O' Appel de Parls 68 Boulevard Malesherbes 75008, Parls RESUMEN Tradicionalmente, la función de los médicos se ha visto como un sacerdocio resultado de una vocación, lo que coloca a los pacientes en una posición de inferioridad. Se requiere de un mayor activismo de los pacientes y de detallada educación para establecer en la práctica una igualdad de derechos y deberes para los médicos y los pacientes. Se discute particularmente el caso de la negativa de los testigos de Jehová a recibir transfusiones sangulneas con énfasis en la experiencia francesa. Palabras clave: Médicos, pacientes, inferioridad, igualdad de derechos. ABSTRACT Traditionally, medical activity has been sean as a priesthood that results from vocation, placing patients in an iriferior condition. A greater activism by patients and detailed education are needed lo put into practica an equality of rights and obligations for physicians and patients. The case of Jehovah's witnesses refusal to blood transfusions is discussed with enphasis on the French experienca. Key words: Medical activity, inferior condition, patients, equality of rights. El movimiento de los pacientes ha hecho germinar reivindicaciones multiculturales que cuestionan el automatismo patemalista de la práctica médica. Para el médico, la verdadera gravedad de una enfermedad y su pronóstico. continuarán siendo los elementos determinantes, mientras que el paciente estará marcado por el contexto socio-cultural, una historia personal y familiar inalienable. La infantilización inducida por la enfermedad, la estupefacción temporal y la lenta formación de ideas constituyen obstáculos al tener en cuenta la personalidad biológica y espiritual de los pacientes. Por otra parte, "el cientifismo médico", que es mayormente una negación de la subjetividad y de la libertad, priva de sentido la relación humana enfermo-médico. El supuesto conflicto entre la evidencia médica y la voluntad del paciente continúa siendo una oposición entre la lógica científica y las consideraciones personales.Sin embargo. se trata en su mayor parte, de la oposición entre la búsqueda de una lógica y la búsqueda del sentido. Perfilar los contornos de una antropología médica, significa intentar bosquejar la construcción de una asociación interactiva entre el científico y el Hombre. A través del prismade la problemáticadel rechazo a la transfusión de sangre, el cuestionar el magisterio monopolísta del cuerpo médico merece una seria reflexión sobre lo que está en juego en las reivindicaciones culturales del paciente. 1. El monopolio de la verdad médica contra la permeabilidad de las mentes A menudo se oye decir que los médicos Rev. Latinoam. Der. Méd. Medie. L9g. 1 (1): 67 - 74 VOLUNTAD DEL PACIENTE Y EVIDENCIA MEDICA: DE LA BUSQUEDA DE LA LOGICA A LA BUSQUEDA DEL SENTIDO Alain Garay Bordeaux Consell en Orolt Fiscal avocal a la Court O' Appel de Parls 68 Boulevard Malesherbes 75008, Parls RESUMEN Tradicionalmente, la función de los médicos se ha visto como un sacerdocio resultado de una vocación, lo que coloca a los pacientes en una posición de inferioridad. Se requiere de un mayor activismo de los pacientes y de detallada educación para establecer en la práctica una igualdad de derechos y deberes para los médicos y los pacientes. Se discute particularmente el caso de la negativa de los testigos de Jehová a recibir transfusiones sangulneas con énfasis en la experiencia francesa. Palabras clave: Médicos, pacientes, inferioridad, igualdad de derechos. ABSTRACT Traditionally, medical activity has been sean as a priesthood that results from vocation, placing patients in an iriferior condition. A greater activism by patients and detailed education are needed lo put into practica an equality of rights and obligations for physicians and patients. The case of Jehovah's witnesses refusal to blood transfusions is discussed with enphasis on the French experienca. Key words: Medical activity, inferior condition, patients, equality of rights. El movimiento de los pacientes ha hecho germinar reivindicaciones multiculturales que cuestionan el automatismo patemalista de la práctica médica. Para el médico, la verdadera gravedad de una enfermedad y su pronóstico. continuarán siendo los elementos determinantes, mientras que el paciente estará marcado por el contexto socio-cultural, una historia personal y familiar inalienable. La infantilización inducida por la enfermedad, la estupefacción temporal y la lenta formación de ideas constituyen obstáculos al tener en cuenta la personalidad biológica y espiritual de los pacientes. Por otra parte, "el cientifismo médico", que es mayormente una negación de la subjetividad y de la libertad, priva de sentido la relación humana enfermo-médico. El supuesto conflicto entre la evidencia médica y la voluntad del paciente continúa siendo una oposición entre la lógica científica y las consideraciones personales.Sin embargo. se trata en su mayor parte, de la oposición entre la búsqueda de una lógica y la búsqueda del sentido. Perfilar los contornos de una antropología médica, significa intentar bosquejar la construcción de una asociación interactiva entre el científico y el Hombre. A través del prismade la problemáticadel rechazo a la transfusión de sangre, el cuestionar el magisterio monopolísta del cuerpo médico merece una seria reflexión sobre lo que está en juego en las reivindicaciones culturales del paciente. 1. El monopolio de la verdad médica contra la permeabilidad de las mentes A menudo se oye decir que los médicos Rev. Latinoam. Der. Méd. Medie. L9g. 1 (1): 67 - 74 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal estas dos exigencias bilaterales un conflicto puede declararse: se asemeja a un antagonismo entre la noción subjetiva de libertad personal del paciente y el recurso objetivo a la noción de interés del paciente. Cada orden jurídico se afana por dar preeminencia a uno de los pesos de esta balanza sobre la cual reposan dos concepciones diferentes: "ejercen un verdadero sacerdocio"(1) Yque hay que "tener la vocación" para ser un buen médico. Por lo tanto, la relación médica refleja la desigualada repartición entre las partes presentes. Tanto a nivel psicológico como cognoscitivo, el paciente está en una evidente posición de inferioridad. Común en la práctica, esta dependencia sugiere un reequilibrio correctivo que implique el respeto del principio de la bilateralidad de los derechos y deberes del médico y del paciente. -la autodeterminaciónque sitúa en la cumbre de la jerarquía de valores el derecho constitucional de cada individuo de decidir libremente el destino de su propio cuerpo, el paternalismo que se apoya sobre la intangibilidad y la indisponibilidad del cuerpo humano concebido como un valor en sí, una especie de bien social que tiene que preservarse aun contra la voluntad manifiesta de la persona humana. A. ¿ Cuáles son las implicaciones de una relación bilateral? El paternalismo médico que predomina en nuestras sociedades occidentales (2) ha mantenido durante demasiado tiempo al paciente en una relación de dominadodominante. Autores eminentes denunciaron antaño "al imperialismo médico en el terreno del derecho" (3), situación tanto más inaceptable en vista, principalmente, de "los grandes escándalos judiciales de los medios de comunicación" tales como el de la sangre contaminada. Y si hemos admitido desde hace tiempo que el médico sólo está comprometido a una obligación de medios y no de resultados hacia el paciente (4), el mito del "maestrazgo del derecho divino" de los médicos, permanece anclado en la imaginación colectiva. En el nombre de postulados metodológicos de la ciencia que se viven como propiedades ontológicas del mundo, la medicina de manera sistemática ha cuidado del cuerpo olvidando la conciencia del individuo. Se trata aquí de una desviación que transforma los postulados en dogmas y que introduce la ciencia en el campo de lo sagrado. Esta manera de actuar casi religiosa de la ciencia se llama "cientifismo". Llega a ser una ideología. ¿Quién está preparado para cuestionar la primacía de la técnica y de la razón instrumental? (5). Estasdiferenciasde aproximación han tenido repercusionesen el análisis del consentimiento aclarado. El derecho americano se ha interesado primeramente en la naturaleza y la amplitud de la información que el médico debe transmitir al paciente, determinando la terapia, teniendo en cuenta los mínimos detalles científicos. En Francia, sin embargo, somos más sensibles a la cuestión de saber si el consentimiento fue formulado libremente y por una persona "dotada de discernimiento". Esta precaución nos hace más cautelosos a la hora de aseguramos del "carácter razonable" de la decisión del paciente. En derecho francés se plantea la hipótesis de que una persona disponiendo de todas sus facultades actuará en conformidad con sus intereses objetivos. Refleja más fácilmente una presunción de incapacidad en la irracionalidad de una decisión. Por otra parte, si el acto médico posee autoridad jurídica y científica, se debe al encuentro de los consentimientos individuales, es decir, de la coexistencia tolerante de la voluntad de dos partes: la del médico y la del paciente. Como en derecho público internacional, el derecho médico supone que las partes al acto médico dispongan de su propia soberanía e igualdad (6). De esta manera, el acuerdo médico no plantea un Entre tanto, la problemática de lo oportuno del acto médico está sobreentendida por dos razones claves. La primera es la libertad de decisión del individuo,designada por losjuristas como el derecho a la autodeterminación. La segunda corresponde al compromiso moral y profesional del médico de tratar de, y de ser posible, llegar a la curación deseada. Entre 68 Alain Garay / Voluntad del Paciente y Evidencia Médica: de la búsqueda de la lógica ... médico. Como Jano, el médico debe mirar la enfermedad y la persona que atiende sin exclusividad. Se trata de la persona, que sufre en su cuerpo y/o en su mente, que pide después la ayuda de un profesional y que seguirá siendo el protagonista principal de la intervención médica. La auténtica información del enfermo exige un esfuerzo de humanización del diálogo institucionalizado y profesionalizado. Sobrepasa el estricto cuadro de normas del código deontológico jurídico y los textos reglamentarios concemientes al funcionamiento de los establecimientos de cuidados hospitalarios (9). La instauración de un diálogo entre el médico y el paciente representa una condición imperativa para el tratamiento terapéutico. obstáculo a la diversidad de estos elementos. El poder de proposición de los médicos debería poderse equilibrar, como en una relación de fuerza, con el poder decisional final del enfermo. Relacionada con ese objetivo, la regla de la razón proporcionada, prestada a la teología moral, va más allá de la intención terapéutica (7). El acto médico no debería violar la personalidad del paciente. No puede constituir un atentado a la libertad individual, protegida por las declaraciones históricas sobre los derechos del hombre y las cartas constitucionales. Debe ser "conducido", o utilizando la expresión "consagrado", en un "ambiente de confianza" en el cual las reglas del contrato médico están inmersas, sin desconfiar de las demandas técnicas y culturales del "imperialismo médico". B. Del paterna/ismo médico a responsabilización de los enfermos. Esta actitud implica el respeto a la libertad del enfermo e induce a un comportamiento en defensa de la identidad médica bajo amenaza. Si el enfermo opone un rechazo selectivo a la transfusión de sangre, por ejemplo, el médico se siente desposeído de su posición médica. Con demasiada asiduidad, el profesional de la medicina considera que el acuerdo inicial de curación, en cambio de unos honorarios, es de manera implícita una firma en blanco general y permanente. Pero deben distinguirse dos etapas sucesivas, y ambas implican un acuerdo expreso del paciente: la conclusión de un contrato de cuidados, por una parte, y el consentimiento al tratamiento, por la otra. En cada una de las fases de la relación terapéutica, el profesional debe obtener el consentimiento del paciente al tratamiento médico previsto. Este consentimiento secuencial es autónomo con relación a la voluntad inicial de la curación. Pudiera representar para el profesional de la medicina un desafío en la medida en que los automatismos terapéuticos imponen una rutina en los métodos que impida la búsqueda de un acuerdo del enfermo. Tal acuerdo incluye la expresión de la voluntad individual: por esto el consentimiento solo cubre lo que ha sido explicado y pone al descubierto la actitud unilateral de un médico con prisas (10). la Sin importar el estado de salud del paciente, y aunque la terapia sea conforme a los adelantos actuales de la ciencia, nada justifica los atentados a la personalidad del mismo. Entre el bien que se espera y el mal causado, el paciente debe de salir vencedor. Esta reivindicación presenta la cuestión de la primacía de la norma jurídica sobre el comportamiento ético y profesional del médico y se inserta entre la controversia y la desconfianza que existe entre el médico y el jurista: si el jurista determina las responsabilidades, el médico, "debe decidir". Sin embargo, el dilema está en saber si podemos contentamos únicamente con la confianza, la conciencia y la técnica profesional del médico. De ninguna manera podemos contentamos si el interés científico reemplaza, en la cumbre de la jerarquía de valores, el interés terapéutico y la conciencia del enfermo (8). Un nuevo equilibrio deberá encontrarse entre, por una parte, los médicos, influenciados por su cultura patemalista y, por otra parte, los enfermos, inclinados a querer defenderse solamente en el terreno jurídico a posteriori, o sea, demasiado tarde. La tendencia al cambio de una relación pasiva a una relación activa entre estos dos asociados va a la par con el compartir la responsabilidad de la enfermedad y de la salud a la vez tanto el enfermo como el Este principio admite que, en paralelo con el saber médico, existe también una solicitud del enfermo que tiene que ver con otros sistemas de representación social con un sentido par- 69 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal miseria económica, alimentación, contaminación, etc., trastornos funcionales y desórdenes de carácter que condicionan el interés del enfermo. En tal contexto, la educación recíproca -enfermo, médico- conduce a Fesponsabilizar a cada ciudadano que reclama un derecho a la asistencia médica. Para el médico, el verdadero desafío de la enfermedad y su pronóstico constituyen los elementos determinantes mientras que el enfermo está marcado por un contexto socio-cultural y por una historia sociocultural, personal y familiar mucho más notable. Para el profesor Hamburger, "todo el problema está en saber y de qué manera, si el médico puede asumir a la vez esta labor psicológica personalizada y una acción técnica, sin defecto" (12). Por otro lado, una era de "colonialismo médico" marcada por una tendencia a la medicalización de la sociedad está en la fase de desaparecer bajo la acción de movimientos de emancipación que reclaman la delegación de poderes y una mayor autodeterminación para los pacientes. De esta manera, estamos asistiendo actualmente a un verdadero florecimiento de grupos de pacientes, en los cuales cada uno se ocupa de una enfermedad o de un síndrome determinado y sobre todo donde se evoca cada vez más la participación del paciente en su propio tratamiento. Esta participación implica, primero, una negociación que desemboca en una colaboración con el médico -calificado por el cuerpo médico "de adhesión del paciente"y segundo, el autotratamiento. Este trámite constructivo ha dado lugar a una recomendación del comité de ministros del Consejo de Europa, el30 de abril de 1980, en los términos siguientes: ticular. La relación terapéutica supone que los sistemas de representación de la enfermedad entre el médico y el enfermo son suficientemente congruentes como para favorecer la negociación, la cooperación y la participación 11.Negociación, cooperación y participación en la relación médica Desde los años sesenta, en los Estados Unidos de América principalmente, el proceso de reevaluación de la relación médica ha seguido el principio de la autonomía del paciente. En Francia,la evolución es más lenta. Aun si desde 1966, el decano Savatier sostiene que "el individuo enfermo es hombre primero, enfermo después" (11). Si médicamente el tratamiento constituye una colaboración, el entorno médico toma difícilmente en cuenta las necesidades y los medios de la relación terapéutica cuando rechaza lo que está en juego: el pluralismo ético. A. ¿ Cuáles son las necesidades medios de la relación terapéutica ? y los La medicalización del sufrimiento y de la enfermedad modifica profundamente el comportamiento de los individuos al mismo tiempo que contribuye al tratamiento de la enfermedad. El futuro médico aprende que sólo una obligación de medios pesará sobre su espalda y no una obligación de resultados ... Para muchos, importa poco el derecho, el deber moral, cuando lo que impera es curar. .. Esta manera, aceptada implícitamente por el médico, le procura una legitimidad que no está justificada jurídicamente y menos todavía científicamente dado el "carácter aleatorio" de la ciencia médica. Por otra parte, el enfermo que llega a un hospital, aun cuando no tenga la necesidad, inmediatamente suele ponerse su pijama. Cuando se observa la actitud del enfermo hospitalizado nos revela una persona asistida y pasiva. "El paso de la sumisión a la cooperación debe ser animado según dos modelos: la relación establecida entre enfermo y profesional debe transformarse en relaciones de asociados basadas en relaciones recfprocas ( ... ): además, convendria acentuar la (... ) adopción de una concepción dinámica de la participación del público en la protección de la salud y de los enfermos en su propio tratamiento" (13). Concluir esta orientación como una decisión bilateral sería oponerse todavía a las responsabilidades individuales de los médicos que se concentran menos en la totalidad de las necesidades del paciente que en su intervención en una enfermedad particular o en un sistema orgánico. Es urgente instaurar ahora Una pregunta merece, sin embargo, nuestra cuidadosa atención: ¿cuál es el interés del enfermo? La sociedad continúa engendrando por múltiples mecanismos, agotamiento por cansancio excesivo, alcoholismo, tabaquismo, 70 Alain Garay I Voluntad del Paciente y Evidencia Médica: de la búsqueda de la lógica •.. condiciones de negociación entre el enfermo y el médico fundadas en "un intercambio de información y la toma de decisiones de cada uno de los que intervienen" (14). Esta actitud está en conformidad con el respeto del principio constitucional y universal de libertad individual: cuando se inscribe deliberadamente en esta perspectiva, el enfermo no puede satisfacerse con las nociones restrictIvas de consentimiento y de contrato. Lo que se manifiesta, es que la persona ha sido, de cierta manera ridiculizada y que su voluntad ha podido ser violada. Fielmente informado, el paciente se beneficia de un derecho a la abstención o de una adhesión terapéutica que gravita alrededor del principio de objeción de conciencia a la medicalización de su enfermedad. Tal objeción de conciencia reconocida, organiza la evicción de una práctica profesional o de una regla deontológica en el nombre de un imperativo moral o personal protegido por la Declaración Universal de los Derechos del Hombre o la Convención Eu ropea de los Derechos Humanos (15). Técnica de protección de la autonomía individual, la objeción de conciencia en materia médica parece valer más en favor del cuerpo médico ya que, por ejemplo, la ley reconoce la c1ausula de conciencia del personal médico, (pudiendo rehusar su concurso en una interrupción voluntaria del embarazo -sea que se practique por una intervención quirúrgica o que resulte de la utilización de la myfegina- o eximirse del secreto profesional para revelar ciertos hechos). Privilegios en único sentida, la puesta a punto de la c1ausula de conciencia del personal médico es, de esta manera, dejada a "la apreciación de los médicos en razón a la eminencia de la profesión y de la existencia de un juramento garantizando una cierta deontología"(16). Finalmente, le redefinición de la relación médica pone en juego la adopción de un pluralismo ético. la transfusión de sangre de los testigos de Jehová, sitúa el debate entre la ciencia y la conciencia (18). Hoy, aproximadamente 45.000 médicos por todo el mundo han decidido tomar en cuenta esta reivindicación religiosa, la que les ha permitido realizar adelantos notables en materia de economía sanguínea utilizando técnicas de sustitución (19). El profesor Charles Saron opina que "la sociedad americana entera se ha beneficiado de esta acción?(20). El cuerpo médico ha estado obligado a tener en cuenta tal reivindicación cultural en razón de dos principios: la libertad individual y el deber de asistencia a una persona en peligro. Cambiando lo que por mucho tiempo han sido los reflejos de la medicina, el desafío terapéutico al recurso masivo de las técnicas de economía y de substitución sanguínea ha sido, en cierta manera, un factor de progreso científico y ético. Dicho de otra manera, esta preferencia terapéutica selectiva resulta de la adhesión a creencias juzgadas por los científicos de irracionales o estúpidas, en las que no se deben cambiar 1) la obligación de tratar según los datos actuales de la ciencia recurriendo a las técnicas de vanguardia en cuanto a substitución y economía sanguínea y 2) la obligación de respetar la libertad individual del paciente. Esta libertad da a la persona el derecho absoluto de rehusar -por diferentes razones sin necesidad de justificación, sean estas filosóficas, religiosas o agnósticas- el acto terapéutico propuesto. (La jurisprudencia apoya al médico que respeta la decisión del paciente y no comete ninguna falta, ni civil, ni penal, ni disciplinaria. En un fallo con fecha del 3 de enero de 1973, la sala de lo criminal delTribunal Supremo francés ha juzgado que el médico que había respetado el rechazo del enfermo, que de manera obstinada y hasta agresiva rehusaba una transfusión, expuesto claramente por escrito, no era una amenaza ni al texto de no asistencia a persona en peligro ni al de homicidio por imprudencia) (21). Continuando con tal enfermo, el médico pondrá su arte y sus conocimientos a su disposición manteniendo una relación de ayuda y de cuidados. "La práctica médica no se ejerce solamente con relación a un protocolo científicamente establecido y a unas reglas generales de la terapéutica" sino a una relación médica bilateral en función de la demanda del paciente y B. ¿ Qué está en juego en el pluralismo ético? En 1947, el decano Jean Carbonnierescribía que en medicina "no es el cuerpo el que se protege, sino un sentimiento, una actitud de reserva, una libertad"(17). El estudio de las implicaciones éticas del rechazo selectivo de 71 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal hemofllicos a la vez que se intenta ignorar la otra cara de la moneda. la contaminación post-transfusional" . A. Morel/e, L'institution médicale en question -retour sur I'affaire du sang contaminé, Esprit, oct. 1993, pág. del deseo del médico de venir en su auxilio. "Esta actitud pudiera percibirse como un compromiso más o menos culpable con relación a la pureza de un ideal médico técnico (curar el cáncer = el "bien" para el médico), pero sin embargo necesario con respecto a un ideal médico más amplio (comprender lo que estará "bien" para el enfermo, comprender lo que está en litigio para el médico antes de actuar") (22). Pero el abandono del cuerpo a la normatividad médica dando la impresión de rozar algo sagrado no ha permitido abordar serenamente el cuerpo según el derecho del enfermo. La apropiación del cuerpo enfermo por la persona, realidad olvidada desde que fue abandonada al derecho canónico y a la medicina, nos hace descubrir hasta que punto hemos olvidado reflexionar seriamente sobre el sentido de la relación médica. 6. Transfusion sanguine en Europe: le livre blanc, P. J. Hagen, Les éditions du Conseil de l'Europe, 1993, pág. "La lista de riesgos potenciales -inmediatos o secundarios- es larga. Entre las reacciones agudas podemos citar el shock hemolftico y el no hemolítico, el shock anafiláctico hipotensivo o las septicemias. Otras patologlas -aloinmunización, hepatitis virales, paludismo, SIDA, por ejemplo,- se manifiestan más tarde (oo.). Globalmente, la transfusión sangulnea en Europa, induce a efectos negativos inmediatos o secundarios en un 10 a un 15% de los receptores", precitado, pág. 16-17. Sobre los efectos incontrolados del fenómeno de la "ventana serológica", las posiciones científicas continúan siendo a1eatorias: Walker R.H., Transfusion risks, Am. J. Clin. Pathol1987, 88, pág. 374-8; B. Lasalle y otros, Accidents hémolytiques transfusionnels par incompatibilité ABO RH responsabilité médica le , La Presse Médicale, 3 de abril 1992, 22, n' 12, pág. 565-568. 7- Transfusion et SIDA - Le droit Roche, 1992, pág. 107. 8- Fuente: servicio de estadlsticas, de estudios y de sistemas de información (SESI) del ministerio de asuntos sociales, de salud y de ciudad (Paris, France). A. Garay, Voluntad del paciente y evidencia médica: de la búsqueda de la lógica a la del sentido, I er congreso mundial de Medicina y Filosofía, Paris, 30 de mayo de 1994, resumenes a publicarse ed. John Ubbey-Eurotext (Paris) et Kluw.er (Dordrecht). a la vérité, Ed. Frison- 11- Sida transfusional - un centro de cuidados y seguimiento es indispensable, Le concours médical, 11 de enero de 1992, pág. 73. 12- Cass. civ. 20 de mayo de 1936, D.P. 1936, 1,88, conel. Maner, rapport Josserand. 13- A. Dorsner-Dolivet, Abastecimiento de sangre: la obligación de resultados, La Presse Médicale, 23 de abril de 1994, pág. 728. 14- Ya citado, nota 11. 15- Circular DGS 38/763, DHI9 B. 3- J.-P. Baud, La nature juridique du sang, J. Bouineau, Sang, droit et histoire, Revue trimestriel/e de la Cour d'appel de Versail/es, octubre-diciembre 1993, n' 30, pág. 17-34. 16- Circular DH/DGS/3B/47 del 15 de enero de 1992 relativa al seguimiento de la seguridad transfusional. Esta medida de seguimiento individual del enfermo transfundido por el médico prescriptor, es en si mismo una preocupación del peligro potencial de una reacción in controlada o de un efecto negativo de la transfusión de sangre. ¿Cómo evaluar y con qué instrumentos metodológicos ? 4- J. Sourdille, C. Hurie~ La crise du systeme transfusionnel franr;ais -rappof1 de la Commission d'énqul'ite du Sénat, Economica, 1992. 5- La condusión Micoud, hecha pública por el ministro francés de la salud B. Kouchner, el8 de enero de 1993, estima que entre 500.000 y 2.000.000 de personas son portadoras del VHC en Francia; entre ellas, de 100.000 a 400.000 habrán sido contaminadas por una transfusión (Le Monde, 9 de enero de 1993); B. Habibi, Sécuriré er morbidité rransfusionnelles en France, Le concours médical, 1992, 114, pág. 271-281. 10- Economizar una sangre cada vez menos peligrosa; La medicina transfusiona/en mutación, JAMA, vol. 17, n' 251, 15 de octubre de 1992; Tratamiento de la hemorragia aguda: la búsqueda de un riesgo transfusional cero, Euromédecine 1993, 10-13 de noviembre de 1993; La cirugTa sTn utilización de sangre, es posible?, ColoquioAMS, 1 de noviembre de 1985; AteIiers d'épargne Saflguine, Paris 27 de enero de 1994; Soigner les Témoins de Jéhovah: une entrave ou un défi?, coloquio AMS, el8 de noviembre de 1986, Bordeaux. 7. 2- 6- 9- Referencias 1- ' "Como explicar que en Francia, se presenta de manera muy sensible la situación de la contaminación de los 17- "Esta búsqueda de la coherencia de la selección, tomando en cuenta el equilibrio de los intereses en cuestión y la gravedad de los daños que amenazan, 72 Alain Garay / \A:>luntaddel Paciente y Evidencia Médica: de la búsqueda de la lógica oo, culturel, La Presse Médica!e, 10 de abril de 1993, pág. 22; O.J. Roy, Pratique médicale et recherche - Perspectives nord-americaines sur le consentement, Méd. et Hyg., 1986,44, pág. 2014-2017. constituye para el que se libra a una práctica dudosa un conflicto, y tanto más, que nadie está al abrigo de una subvalorización arbitraria de un interés al perjuicio de otro"; Hennau-Hublet, La actividad médica y los delitos de amenaza a la vida, la integridad física y la salud de las personas, tesis Universidad Católica Louvain, 1985, LGOJ; "La elección de una prescripción médica depende de los beneficios que se pueden esperar, teniendo en cuenta los inconvenientes eventuales que pueden resultar de tal tratamiento", Las prescripcionBs médicas, Bun. Ordre des Médecins, diciembre 1992, n' 12, pág. 254. 28- J.L. Baudoin, M.H. Parizeau, Réflexions juridiques et éthiques sur le consentement au traitement médica' , Médecine -Sciencas, 1987; B. Hoerni, M. Benezech, L'information en médecine -Evolution socialB, juridique, éthique, Masson 1993. Para un estudio exhaustivo de la cuestión del consentimiento aclarado, Sra Sommervine, Le consBntBment I'acte médica/, Comm. Réf., Or du Canada, série "protection de la víe", 1980. a 18- Cass. Civ. la, 5 de marzo de 1974, O 1974 IR 127; Gaz. PaI 1974, 1, sumario 124 -ver igualmente, 20 de febrero de 1979, JCP 1979, IV, pág. 145 : "El metiodal podla causar lesiones a veces irreversibles y debla ser administrado únicamente si las terapias aplicadas y los medios de investigación empleados se revelaban ineficaces". 19- Cass. Civ. la, 22 de mayo de 1964, Bun. civ. 1,204; 8 de enero de 1975, Bull. civ. 1,pág. 9. 29- "Rehusando la transfusión por motivos religiosos, la vlctima ha ejercido una elección derivada de una libertad esencial", Cass. crim. 30 de junio de 1987, af f. Tetiarahi, inédit Ver también M. Heraudeau, Le malade, personne libre faca au médecin, tesis Poitiers, 1955. 30- La aplicación del articulo 3 de la Convención Europea que trata de la prohibición de "maftrato inhumano o degradante" pudiera extenderse hasta el derecho de los enfermos, cf. F. Sudre, La notion de peines et traitements inhumains ou dégradants dans la jurisprudence de la Commission et de la Cour européenne des droitsde/'homme, R.G.O.I.P. 1984, pág. 852, Y. Madiot, La protection internationale de la personne, La personnehumaine-sujetdeDroit, PUF 1994, pág. 173206. 20- Para G. Mémeteau, "el rechazo tradicional del juez de inmiscuirse en los casos puramente médicos, no le impide apreciar la prudencia de una elección y declarar la responsabilidad del que ha optado en favor del tratamiento más inútilmente peligroso"; Nota sobre el principio de proporcionabilidad en derecho médico, Medicina y derecho, n' 5, rnarzo-abril de 1994, pág. 40-41. 31- El conjunto convencional de los derechos del hombre toma en cuenta estas evoluciones. "AsI, los factores de la evolución son (.•.) el progreso cientlfico y la tolerancia de la comunidad, y el sentido de la evolución está claramente indicado: hacia una más grande comprensión de los problemas de los pacientes. Para ser evolutivos, las nociones inscritas en una Convención que protege los derechos del hombre deben al menos obedecer a la dinámica de desarrollo de esos derechos", M. Oelmas-Marty, Pour un droit commun, Seuil, 1994, pág. 76. 21- The American Journal of Medicine, february 1993, vol. 94, pág. 117-119; v~r -Bien inspirés Témoins de Jéhovah, La Gazette médicale, tome 100, n' 19, pág.8. 22- K.A. Oietrich y otros, Cardiovascular and mBtabolic rBsponse to red blood cell transfusion in critically iII volume - resuscitatBd nonsurgical patients , Critica! Care Medicine, vol. 18, n' 9, 1990, pág. 940-944. 23- Cass. Civ. la, 4 de mayo de 1979, O. 1970, sumano 227. En ningún caso está justificado el transfundir clandestinamente, contra la voluntad del enfermo. 32- Conduyendo que "faltando a su obligación de explicar al enfermo sobre las eventuales consecuencias de su elección de aceptar la operación que le proponen, ese médico quizás en una decisión más juiciosa, únicamente ha privado al enfermo de una posibilidad de escapar a un riesgo que finalmente se realizó", Cass. civ. la, 7 de febrero de 1990, JCP 1990, IV. pág. 133. "El derecho individual a la calidad de vida, primero pasa por ser informado". Una disponibilidad efectiva de la vida de cada individuo supone la posibilidad de hacer elecciones aclaradas", M. Borysewicz, La qualité dB la via; una finalité nouvelle de la regle de droit, Mélanges JaUffret, Fac. Aix-Marseille, 1974, pág. 145. 24- Cf. la recomendación R (80) adoptada por el comité de ministros del Consejo de Europa, el 30 de abril de 1980, concerniente la participación activa del enfermo en su propio tratamiento. Ver también, C. Byk, RechBrChB médicalB et droits dB /'homme -unB approche européenne, JCP 1993, pág. 484-488. Del mismo autor, LBS progres de la médecine et de la biologie au regard de la Convention européenne des droits de I'homme , Conseil de l'Europe, rapport H92-5, marzo de 1992. 25- H. Anrys, L'éthiquB médicale et les droits de /'homme, in Médecine et droits de I'homme -Normes Bt reperes de la juridiction intBmationale de /'éthique, des morales catholiquBs, protBstantes, juives, musulmanes, bouddhistes et agnostiques, Conseil de l'Europe, el16 de julio de 1992, OECS/MEO OH (91) 2. 33- El antiguo presidente del Consejo Nacional del Colegio de médicos igualmente ha denunciado esta actitud considerada como una "mentira piadosa", Transfusion sanguine et interdits religieux, La via médicale, 1975, 35, pág. 2961-2962. 26- R. Savatier, O 1952, chro 157. 34- B. Rajbaut, El papel de la voluntad del enfermo materia médica, tesis Paris XII, 1982. 27- G. Gremy, Entre le scientisme et I'humanisme - le défi 73 en Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal 35- Cons. de Estado, 27 de enero de 1982, D. 1982, IR 275, note Penneau: "La voluntad del paciente disponiendo de su integridad intelectual debe constituir un lImite que no se pueda violar; el paciente está en la libertad hipotética, de aceptar, si lo decide as!, el destino que se le presenta. Ver igualmente, Cons. de Estado, 29 de enero de 1988, M. Labidi, JCP 1989, 11,21222, note G. Mémeteau; Cons. de Estado, 6 de marzo de 1981, Dr Pech, Revue Dr. San. et Social, 1981,407, note Dubouis et 413, note Labetoulle. 36- Rouen, 10 de diciembre de 1958, D. 1959, IR pág. 60. 37- D. 1973, pago 220; Le refus de transfusions sanguines - aspects juridiques, AMS, 1990, 152 pág. ; J.Bouton, L'obligation de se soigner?, tesis Strasbourg 11,1990, pág. 38-40. 38- Ver J.M. Auby, Le droit de la santé, PUF, Thémis, pág. 222; G. Mémeteau, Le droit médical, L1TEC, pág. 372; J. Penneau, Laresponsabilitédumédecin, Dalloz 1992, pág. 20-21; M. Véron, , Droit médical et hospitalier La rasponsabilité pér¡ale du médecin, L1TEC, Fasc. 21, pág. 25; M. Traper, Volonté du patien et acquis de la sciance -le point de vue du jurista, La revue du praticien, tomo 7,18 de octubre de 1993, pág. 42; G. Levasseur, note sous Cass. crim., 3 de enero de 1973, Rev. SC. Crim. 1973, pág. 693-694. 39- Dicha constatación concede al control y al estudio del análisis médico una posición preponderante. En efecto, "las reglas de la medicina deben distinguirse de la práctica (práctica utilizada rutinariamente, pero que no es necesariamente actual); y comprendemos mejor la jurisprudencia que decide el hecho de seguir una práctica que puede &er una falta, mientras que el hecho de conformarse a unas pautas de medicina está excluIdo de toda falta profesional". J. Penneau, Laprescription, Actas du colloque 19-20 de junio de 1992, PUM 1993; J. Lowell Dixon, Le sang: a qui le choix? Pour quelle conséquence?, New- York State Journal of Medicine, septiembre de 1988, vol. 88, n" 9. 74