El Hermano Marie-Victorin - Fairchild Tropical Botanic Garden

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Una parada en la Macaronesia
El Hermano Marie-Victorin:
Desde Canadá a Canarias en un periplo botánico
por tres continentes durante 1929
Javier Francisco-Ortega, Luc Brouillet,
Arnoldo Santos Guerra, Lázaro Sánchez-Pinto,
Brett Jestrow y Scott Zona
(Botánicos/naturalistas)
E
88
l Hermano de la orden católica de La Salle, MarieVictorin (1885–1944),
es considerado como el
padre de la Botánica moderna de Canadá. Fue el
fundador del Jardín Botánico de Montreal en 1931 y sus trabajos
más conocidos se centraron en estudios de
la flora de la provincia de Quebec (Canadá)
y de la isla de Cuba. Entre las especies que
describió destaca el drago de Cuba (Dracaena cubensis), un endemismo de las provincias orientales de esta isla que junto con
D. americana, constituyen las dos únicas
especies de este género presentes en el Nuevo Mundo, la última restringida a América
Central y sur de México.
En el año 1929 Marie-Victorin emprende un viaje de siete meses (mayo–noviembre) a lo largo de África, Israel, Turquía
y Europa (figura 1). Este periplo por tres
Figura 1. Itinerario seguido por Marie-Victorin en su viaje al Viejo
Mundo. Reproducción del mapa que aparece en su obra inédita
A travers trois continents (1929).
Makaronesia 17: 88-101, 2016
Marie-Victorin junto a ejemplares de cardón (Euphorbia
canariensis) en un lugar sin identificar de Gran Canaria.
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Vista del muelle de Santa Cruz de Tenerife.
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continentes ejerce una gran influencia en
su trayectoria profesional, y a su regreso a
Montreal lleva a cabo una ardua campaña
para el establecimiento de un jardín botánico en esta ciudad. Su diario de viajes se refleja en un manuscrito mecanografiado muy
extenso (447 páginas) que nunca se llegó a
publicar, pero que está disponible para su
consulta en los Archivos de la Universidad
de Montreal. Nuestro personaje tituló el
documento de su travesía por el Viejo Mundo como A travers trois continents (A través
de tres continentes). El motivo principal por
el que Marie-Victorin cruza el Atlántico
para emprender esa larga “expedición” fue
para asistir al Congreso de la Asociación
Británica para el Avance de la Ciencia, que
tuvo lugar en Sudáfrica entre julio y agosto
de 1929. Sabemos que asiste a este congreso junto a uno de sus principales colegas
de Montreal, el profesor Francis E. Lloyd
(1868–1947), un especialista en fisio-logía
vegetal de la Universidad McGill de Montreal. Sin embargo, parece que el profesor
Lloyd no acompaña a Marie-Victorin a Canarias, ya que no se le menciona en las páginas del diario dedicadas al archipiélago, ni
tampoco aparece en las fotografías tomadas
en Gran Canaria o Tenerife.
Su viaje desde Europa hacia Ciudad del
Cabo se inicia en Cádiz, desde donde pone
rumbo hacia Las Palmas de Gran Canaria
a bordo del vapor Teide. Marie-Victorin
permanece en Canarias entre los días 26
de junio y 3 de julio. Durante esta corta
estancia, visita Gran Canaria (26-27 de
junio) y Tenerife (28 de junio –3 de julio), realizando un total de 118 fotografías.
Gran parte de las mismas están coloreadas
a mano e impresas sobre cristal. Sus memorias de viaje tienen una amplia sección
dedicada a las islas (páginas 54–79). El via-
Muelle de Santa Cruz de Tenerife.
Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife
taxonómica viene además acompañada de
una discusión amplia, donde el género Dracaena se da como un ejemplo de posibles
afinidades florísticas entre Canarias y las
Antillas. Nuestros dragos producen en él un
gran interés, ya que en su inventario fotográfico hay 13 imágenes de ellos tomadas en
Santa Cruz de Tenerife (drago de Pino de
Oro y otros), Los Realejos (dragos de Siete
Fuentes y de San Francisco) e Icod (dragos
Milenario y de San Antonio).
La corta visita a Gran Canaria se refleja
en cuatro páginas de su diario y en 33 fotografías. En la capital de la isla se hospeda
en el viejo hotel Metropol (en la actualidad
desaparecido). Según comenta, sus dos
primeros días en Canarias vinieron en parte marcados por problemas de salud que
tuvo a raíz de comidas que ingirió durante
su viaje desde Cádiz y a su llegada a Las
Palmas. El 27 de junio toma un taxi que
91
MAKARONESIA
je entre Gran Canaria y Tenerife lo realiza
en el famoso vapor (“correíllo”) La Palma,
que en la actualidad se encuentra atracado
y conservado en el Muelle Norte de Santa
Cruz de Tenerife.
En el mes de abril de 2015, uno de los
autores de este opúsculo (Francisco-Ortega)
realizó trabajos de investigación histórica en
los Archivos de la Universidad de Montreal
donde pudo estudiar documentos y material fotográfico relacionados con la visita de
Marie-Victorin a Canarias. Sin duda, la naturaleza y la cultura de las islas le impactan
y a su regreso a Montreal da al menos una
conferencia sobre el archipiélago y escribe
un artículo para una de las principales revistas francófonas de Canadá. La influencia
de este viaje también viene reflejada en su
descripción de Dracaena cubensis, donde incluye una de las fotos que tomó del famoso
Drago Milenario de Icod. Esta descripción
Mujeres llevando tinajas en el muelle de Santa Cruz de Tenerife.
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lo lleva al interior de la isla, pasando por
Santa Brígida y Telde. Aquí encuentra un
“paisaje muy pintoresco que no se parece a
nada que yo haya visto previamente: muy
montañoso, a menudo con ausencia total
de vegetación, formado por rocas volcánicas, que en algunos lugares tiene coladas
de lava donde uno encuentra una planta
extremadamente interesante, tanto por su
hábitat como por su endemicidad, la Euphorbia canariensis” (Le pays traversé, très
pittoresque, ne ressemble à rien de ce que j’ai
vu précédemment: très montagneus, souvent
totalmente dépourvu de végétation, formé
de roches volcaniques, avec par endroits des
épanchements de lave où croît une plante extrêmement intéressante par son hábitat et son
endémisme, l’Euphorbia canariensis). Entre
los lugares que visita en Gran Canaria, son
las viviendas escavadas en cuevas de La
Atalaya (Santa Brígida) las que más llaman
su atención. También hace mención de las
mujeres que encuentra lavando ropa en canales que traen agua para el riego desde las
cumbres de la isla.
En Santa Cruz de Tenerife se aloja en la
parte alta del barrio de los Hoteles, en el hoy
desaparecido hotel Pino de Oro. En este lugar hace fotografías de su famoso ejemplar
de drago, quizás el más antiguo de esta ciudad. Este árbol sobrevivió a la demolición
del hotel en los años 60, quedando incorporado como elemento ornamental en los jardines del edificio construido posteriormente en dicho lugar (murió a principios del
siglo XXI). Es en los jardines de este hotel y
El Hermano Marie-Victorin: Desde Canadá a Canarias...
bajo la sombra de este drago donde MarieVictorin escribe algunas de las páginas de
su diario. De Santa Cruz destaca la plaza de
los Patos, con sus bien conocidas fuentes de
cerámica en forma de ranas. También hace
mención a la gran cantidad de hogueras que
se encienden en las montañas que bordean
la ciudad para celebrar la víspera del día de
San Pedro (29 de junio).
Su vocación religiosa queda plasmada
cuando indica la devoción que la isla tiene
por “la Santa Cruz” (la Sainte Croix), con
la capital de la isla y el puerto del valle de
la Orotava dedicadas a la misma. Sus convicciones católicas también se manifiestan
cuando escribe lo sorprendente que le resulta que en las playas de Santa Cruz haya
niños adolescentes que se bañan desnudos,
cuestionando esta costumbre.
Su primer recorrido por Tenerife (28 de
junio) comienza en La Laguna, donde visita la Catedral, el Instituto de Canarias y el
museo y biblioteca ligados a la Universidad
de San Fernando. De esta última hace alabanzas dada la gran cantidad de libros que
posee (35.000 ejemplares), y le sorprende
que una ciudad tan pequeña tenga una biblioteca de estas dimensiones.
El 29 de junio Marie-Victorin viaja al
norte de la isla, hacia el valle de La Orotava.
A lo largo de esta ruta se asombra por la
distribución de la flora de Canarias en pisos
de vegetación, haciendo referencia a la zona
“donde las nubes espoleadas por los vientos alisios golpean las montañas y el Teide,
donde su vapor de agua se condensa y precipita, trayendo agua y temperaturas suaves
que hacen posible el desarrollo de una vegetación exuberante” (…où les nuages, chassés
par les alisés, viennent frapper les montagnes
et le “Teide” (le Pic) s’y condensent et dispensent à ce côté de l’île l’eau et la fraîcheur néces-
saire au développement d’une luxuriante végétation). A su llegada al Puerto de la Cruz se
hospeda en el antiguo hotel Martiánez, un
edificio singular de estilo colonial hoy desaparecido, y esa misma tarde hace un paseo
a lo largo de los acantilados de Martiánez
hasta la famosa finca de La Paz.
Durante su estancia en el Puerto de
la Cruz, Marie-Victorin conoce a Juan
Bolinaga que, desde 1909, era el jardinero mayor del Jardín de Aclimatación
de la Orotava. Bolinaga era un personaje típico de la época, muy interesante en
el ámbito insular, pero poco conocido y
cuya biografía aún está por escribir. El
texto del diario de Marie-Victorin aporta
detalles de interés sobre las actividades
de este profesional en el valle de la Orotava; señala que aparte de su trabajo en
Juan Bolinaga, jardinero mayor del Jardín de Aclimatación de La
Orotava, junto a grandes ejemplares de bejeque (Aeonium canariense), probablemente en ruta hacia Icod de los Vinos.
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Tranvía que hacia el servicio de Santa Cruz de Tenerife a La Laguna.
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el Jardín de Aclimatación, Bolinaga tenía
al menos una finca de plataneras y poseía
un pequeño negocio de venta de semillas. Asimismo, indica que durante mucho tiempo fue empleado de la compañía
francesa de semillas Vilmorin Company,
y de ahí que tuviera un buen conocimiento del francés. Bolinaga es presentado a Marie-Victorin por “Mr. Reid”
(probablemente se trate de Thomas R.
Reid, uno de los comerciantes de origen
inglés más acaudalados del Puerto de la
Cruz). Sin embargo, dicho encuentro
fue bastante frío ya que “Reid y Bolinaga
eran competidores en negocios” (Reid et
Bolinaga ont des concurrences d’affaires).
Posteriormente, Marie-Victorin decide
hacer una segunda visita a Bolinaga sin
la compañía de Mr. Reid. Este nuevo
encuentro fue sumamente cordial, recibiendo el botánico canadiense a partir
de entonces una gran hospitalidad por
parte del jardinero mayor. Juntos hacen
recorridos por La Orotava (Jardín de la
Hijuela) y a lo largo del norte de Tenerife
hasta llegar a Icod de los Vinos. Las notas referentes al paisaje que encuentra en
ruta hacia Icod dicen: “Un viaje delicioso! La carretera sigue la costa a la altura
de media montaña, en cada curva hay un
nuevo paisaje: un pedazo de océano azul,
una franja distante de espuma marina,
algunas terrazas con plataneras. La condensación de las nubes en las cercanas
Drago de Siete Fuentes, Los Realejos.
Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife
(…le grand Dragonnier d’Icod est majestuex – et impressionnant en ce qu’il
est un des derniers témoins d’une grande
flore morte avec le Tertiaire). Entre las
fotografías que hace durante este recorrido destaca una emblemática de Juan
Bolinaga junto a plantas de Aeonium
canariense. También hace mención a
dos especies introducidas que son bastante comunes como malas hierbas: el
amor seco (Bidens pilosa) y el tabaco
moro (Nicotiana glauca). Finalmente,
enumera varias plantas ornamentales
que se cultivan en el Jardín de Aclimatación y en La Hijuela: papiros (Cyperus papyrus), yerbavinos (Oenothera
biennis), trompeteros (Brugmansia ar-
95
MAKARONESIA
alturas de las montañas alimenta el sofisticado sistema de riego diseñado para el
cultivo del plátano”. (Délicieux voyage! Le
chemin suit la mer et se tient à mi-montagne: à chaque détour sóffre un tableau nouveau: un coin de mer bleue, une lointaine
frange d’écume, des gradins de bananiers.
La condensation des nuages sur les hautes
montagnes tout proche nourrit le système
d’irrigation très élaboré, établi en vue de la
culture du bananier).
Del conocido Drago Milenario de
Icod escribe las siguientes líneas: “…el
gran árbol del drago de Icod es majestuoso – e impresiona debido a que es
uno de los últimos testigos de la gran
flora que desapareció con el Terciario”
Vista de la calle del Amparo, Icod de los Vinos, con el drago de San Antonio al fondo.
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borea), araucarias (Araucaria spp.) y
cicas (Dioon edule – un endemismo de
México, y un número indeterminado de
especies de Cycas, todas probablemente de Asia). Marie-Victorin recalca que
este jardín tiene un ejemplar de higuera
de Roxburgh (Ficus auriculata), especie
originaria de Asia que produce frutos en
el tronco. Bolinaga le informa que con
esta planta él lleva a cabo polinizaciones artificiales mediante la inserción de
pequeños palillos dentro de sus flores.
Según dice, sigue este procedimiento
debido a la ausencia en Canarias de la
avispa que poliniza esta especie. Duran-
te sus visitas a Canarias en 1925 y 1926,
el botánico estadounidense David Fairchild también escribe sobre este curioso
árbol y el método que emplea Bolinaga
para inducir su polinización.
En las cercanías de Icod toma fotografías del Pino del Buen Paso; este ejemplar de pino canario aún se conserva y en
esas fotos se muestran las tres cruces que
aún lo flanquean. Marie-Victorin escribe
que, según la leyenda, en este sitio hubo
una aparición de La Virgen. Aunque no
lo menciona, la tradición indica que este
árbol marca el lugar donde se celebró la
primera misa tras la conquista de la isla.
Marie-Victorin y un niño junto al pino del Buen Paso, Icod de los Vinos.
97
Una parada en la Macaronesia
Entrada principal del Jardín de Aclimatación de La Orotava.
98
También destaca que la zona de Buen
Paso perteneció a un “legendario marqués” (légendaire marquis), que era una
persona de ideas avanzadas y con fama
de mujeriego, a quien se le consideraba
como “una auténtica encarnación del
demonio” (un véritable diable incarné).
Probablemente se refiera al palmero D.
Cristóbal del Hoyo-Solórzano y Montemayor, Marqués de la Villa de San
Andrés (La Palma) y Vizconde de Buen
Paso, aristócrata bohemio de principios
del siglo XVIII, que fue procesado hasta
tres veces por la Inquisición.
De su viaje a Icod también destaca la
presencia de ejemplares de carácter híbrido entre la palmera datilera (Phoenix dactylifera) y la palmera canaria (P. canariensis). Esta última observación es de interés,
debido a las pocas referencias históricas
existentes al respecto. También encuentra
especies de Convolvulus leñosas y arborescentes (C. floridus) y dos bejeques endémicos: Aeonium canariense y A. tabuliforme.
Las notas de su diario están llenas de
referencias a la agricultura y a la flora
del archipiélago. Dedica varios párrafos
al plátano como cultivo dominante y
como uno de los motores económicos
de las islas. Respecto a la flora nativa
resalta los tarajales (Tamarix canariensis) y las vinagreras (Rumex lunaria) en
las cercanías de los acantilados de Martiánez, así como los endemismos canarios o macaronésicos que encuentra en
el Jardín de Aclimatación, como el pino
canario (Pinus canariensis), el cedro canario (Juniperus cedrus), el loro (Laurus
Lavanderas en un lugar sin identificar de Gran Canaria.
Marie-Victorin y el Drago
Milenario de Icod.
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Una parada en la Macaronesia
Castillo de la Luz de Las Isletas, Las Palmas de Gran Canaria.
100
novocanariensis), la palmera canaria
(Phoenix canariensis) o el sauce canario
(Salix canariensis).
Tanto las fotografías como los textos
de Marie-Victorin demuestran su gran
interés no solamente por la botánica
sino por la etnografía, las costumbres
y la dinámica de la sociedad canaria.
En sus escritos hay referencias sobre el
carácter ancestral prehispánico de gran
parte de la población que vive en lugares
del interior de las islas. También narra
anécdotas curiosas, como su asistencia
en el Puerto de la Cruz a un cine donde se exhibe El Pirata Negro (película
muda y en color de 1926, con Douglas
Fairbanks de protagonista), haciendo
una descripción bastante extensa del
ambiente que encuentra en la sala. Comenta las muchas interrupciones que se
producen durante la proyección de la
película, debido a la pobre calidad de
la luz del proyector y al estado un tanto deteriorado del celuloide. También
menciona como el público recibe con
ovaciones los actos de heroicidad del
actor principal. Si bien no da detalles
de la hora de comienzo de esta velada
cinematográfica, sí indica que la misma
acaba a la una y media de la madrugada.
A nuestro autor le impacta una sociedad con una gran riqueza humana que se
nutre de muchas fuentes, como muestran
estos párrafos de su diario: “A lo largo de
las Islas Canarias, existe una curiosa mezcla de viejo estilo español, de costumbres
que se remontan en el pasado hacia los
guanches, y de una forma de vida europea
creada por el florecimiento del negocio
del plátano y sus consecuencias para la actividad portuaria […]. La yuxtaposición
de todos estos elementos, los cuales aún
están inconexos y poco equilibrados, no
deja de tener un gran sabor” (Il règne dans
El Hermano Marie-Victorin: Desde Canadá a Canarias...
tout ce pays canarien un curieux mélange de
vieille vie espagnole, de coutumes remontant
aux indigènes Guanches, et de vie européenne moderne crée par l’intense commerce de
la banane, l’activité du port qui en résulte
[...]. La juxtaposition de tous ces éleménts
non encore confonds et équilibrés, n’est pans
sans saveur).
AGRADECIMIENTOS
Dedicamos este trabajo a Jacques Cayouette (Agriculture et Agrolimentaire Canada) por su brillante trayectoria referente
a la historia botánica de Canadá. Geoffrey
Hall (Institut de Recherche en Biologie Végétale de l’Université de Montréal) proporciono referencias bibliográficas necesarias
para este artículo. La estancia de unos de nosotros (JFO) en Montreal para estudiar documentos sobre los que se basa este trabajo
fue financiada de forma conjunta por Florida
International University (College of Arts and
Sciences) y la Université de Montréal. Nuestro agradecimiento a Monique Voyer and
Diane Baillargeon (Division de la Gestion
de Documents et des Archives, Université de
Montréal) por su ayuda y facilitarnos el estudio de documentos y fotografías de archivo.
Gene Rosenberg (Florida International University) tradujo las páginas relevantes del diario inédito de viajes de Marie-Victorin. Esta
es la contribución número 317 del Tropical
Biology Program of Florida International
University. Los autores agradecen a Juan José
Bacallado la lectura crítica del manuscrito,
así como a Andrés Delgado el arreglo de las
láminas antiguas. Todas las figuras de este artículo se reproducen con la autorización de
División de la Gestión de Documents et des
Archives, Université de Montréal.
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