Tema 5 La Segunda República y la Guerra Civil (1931-1939). El regionalismo andaluz A la altura de 1931, España había visto definitivamente fracasar su particular vía hacia un sistema democrático a través de una monarquía constitucional de corte liberal-burgués. Pero los intentos de mantener a flote la nave, en especial la dictadura de Primo de Rivera, no dieron el resultado apetecido. Tras la caída de Primo de Rivera en 1930, el rey, aferrándose al trono, inició un intento imposible de volver a un sistema parlamentario. Pero la oposición y una buena parte de la población española (cada vez más movilizada por las fuerzas de oposición) no le perdonó la traición; el resultado fue la instauración de la Segunda República española, periodo en el que se van a acometer importantes reformas de todo género, que habían ido quedando perpetuamente aplazadas. Sin embargo, los excesos y la falta de prudencia y paciencia de las izquierdas y el absoluto inmovilismo de los sectores más reaccionarios (derecha católica, ejército, burguesía industrial y agraria), hicieron imposible la convivencia, de modo que en julio de 1936, una parte del ejército se alzó contra el gobierno de izquierdas en un golpe de Estado que fracasó como tal, dando paso a una guerra civil. La Guerra Civil española de 1936 a 1939 supone una de las mayores tragedias de nuestra historia, no sólo por el número de víctimas y por los destrozos materiales, sino porque, cuando finalizó, se implantó en España un régimen dictatorial que reprimió duramente a la oposición, impuso un sistema político y social excluyente y que ancló a España políticamente unos 40 años. En el imaginario colectivo, la guerra sigue estando a principios del siglo XXI muy presente (se le dedican libros, exposiciones, películas, se habla de ella en las campañas electorales) hasta el punto de que se puede decir que una buena parte de los españoles, incluso de los que nacieron mucha más tarde de que finalizara, no han superado aún la visión de las dos Españas que chocaron dramáticamente hace cerca de 70 años. En suma, todo el siglo XX se vio marcado por lo acontecido en estos años decisivos, que a continuación analizamos. LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 27. LA INSTAURACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931 27. 1. EL CAMBIO DE RÉGIMEN. LA PROCLAMACIÓN DE LA REPUBLICA Y EL GOBIERNO PROVISIONAL Retratos oficiales de los dos presidentes de la Segunda República española, Niceto AlcaláZamora (19311936) y Manuel Azaña (19361939) A. LA INSTAURACIÓN EL GOBIERNO PROVISIONAL (1931) Como ya sabemos, en 1931 España venía de una dictadura, la de Primo de Rivera, que apoyada en una situación económica excepcional había permitido enmascarar los auténticos problemas sociales y políticos del decadente régimen de Alfonso XIII. A la caída de Primo de Rivera, el rey hizo denodados esfuerzos por mantenerse en el trono, con los gobiernos de Berenguer y Aznar y con la convocatoria de unas elecciones municipales con la pretensión de dar una cierta legitimidad a su régimen. Estas elecciones se celebraron el 12 de abril de 1931 y en ellas se produjo una rotunda victoria moral de los partidarios de la proclamación de la República. Dos días más tarde se produjo la proclamación de la República y poco después el rey anunció que renunciaba al trono y dejó España, camino del exilio. Se puede decir que el republicanismo como tendencia política había conseguido en estas fechas superar su condición de minoritario y había prendido entre las clases medias, lo que contrasta con lo ocurrido en 1873, cuando la proclamación de la Primera República española se hizo sin suficiente apoyo popular, como única salida posible tras la abdicación de Amadeo I, lo que fue origen de su fracaso. En estas circunstancias se hizo cargo de los destinos de nuestro país un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá 276 HISTORIA DE ESPAÑA Zamora, en el que estaban representados los diferentes partidos de tendencia republicana, abarcando un amplio espectro político desde la derecha a la izquierda. Es interesante comprobar que en este gobierno, que fue anterior a la elección del primer presidente de la República, estuvieron representados partidos muy diversos, lo que nos avanza ya una de las características que más tarde volveremos a comprobar: la multiplicación de partidos de muy diversas tendencias a lo largo de estos años. A modo de ilustración, a continuación te indico los partidos representados y sus representantes en este gobierno: PARTIDO MINISTERIO MINISTRO 1. Derecha Liberal Republicana 2. Partido Radical Presidencia Gobernación (Interior) Estado (Exteriores) Comunicaciones Hacienda Justicia Trabajo Guerra Marina N. Alcalá Zamora Miguel Maura Alejandro Lerroux Diego Martínez Barrio Indalecio Prieto Fernando de los Ríos Francisco Largo Caballero Manuel Azaña Santiago Casares Quiroga Fomento (Obras Públicas) Instrucción Pública (Educación) Economía Álvaro de Albornoz Marcelino Domingo 3. Partido Socialista Obrero Español 4. Acción Republicana 5. Organización Republicana Autónoma Gallega 6. Partido Radical-Socialista 7. Partit Republicano Catalá Nicolau d’Olwer Meses después, a finales de 1931, Manuel Azaña sustituyó por unas semanas a Alcalá Zamora al frente del Gobierno provisional, por dimisión de este último —aunque poco más tarde volvería a la primera línea de la actividad política como el primero de los presidentes que tuvo la República—. TEXTO DE APOYO PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA La representación de las fuerzas republicanas y socialistas, coaligadas para una acción conjunta, siente la ineludible necesidad de dirigirse a España para subrayar ante ella la trascendencia histórica de la jornada del domingo 12 de abril. Jamás se ha dado un acto en nuestro pasado comparable con el de ese día, porque nunca ha mostrado España tan fuerte emoción civil y entusiasta convicción, ni ha revelado con tanto vigor la firmeza que es capaz de desplegar en la defensa de sus ideales políticos. En la historia moderna de Europa hay actos civiles como el realizado por España el día 12; pero no hay uno que lo supere. La votación de las ciudades españolas y principales núcleos urbanos ha tenido el valor de un plebiscito, desfavorable a la Monarquía y favorable a la República, y ha alcanzado a su vez las dimensiones de un veredicto de culpabilidad contra el titular supremo del Poder [. ..] Diario El Sol, 14-IV- 1931 277 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) B. LOS PROBLEMAS INICIALES DEL GOBIERNO PROVISIONAL En los primeros meses de andadura de la República —durante 1931—, ésta hubo de enfrentarse a una serie de problemas que no eran más que la manifestación de viejas cuestiones ya vistas durante el reinado de Alfonso XIII. Me refiero a la cuestión del nacionalismo catalán, las relaciones con la Iglesia y el movimiento obrero: 1. El nacionalismo catalán— El primer problema serio que tuvo que afrontar este gobierno fue que en Barcelona se había proclamado la República Catalana por parte del líder catalanista Francesc Macià (Esquerra Republicana de Catalunya), con la intención de integrarla en una futura Federación española de repúblicas. Pero finalmente diversos representantes del gobierno central convencieron a los catalanistas de que la República española reconocería el hecho diferencial catalán mediante el correspondiente Estatuto de Autonomía. 2. Las relaciones con la Iglesia— La Iglesia mantuvo inicialmente una postura de respeto por la decisión del pueblo español, recordando a los fieles su obligación de obedecer a las nuevas autoridades. Pero la calma en este terreno duró poco, dado que este gobierno mostró una tendencia anticlerical que exacerbó al pueblo, que a las pocas semanas del 14 de abril provocó el incendio de un centenar de iglesias y conventos. El gobierno no alentó estos desordenes pero tampoco fue muy diligente en su intento de atajarlos. El distanciamiento entre la República y la Iglesia española comenzaba a ser un hecho. 3. La actitud del anarquismo— Los anarquistas apoyaron inicialmente a la República, pero se prepararon para la ulterior instauración de un régimen libertario, es decir, sin Estado, como corresponde con su ideología. C. LAS ELECCIONES A CORTES CONSTITUYENTES DE JULIO DE 1931. FIN DEL GOBIERNO PROVISIONAL (JUNIO— DICIEMBRE 1931). Aparte de estos problemas iniciales, los primeros meses de implantación de la República estuvieron dedicados fundamentalmente a la elaboración de una nueva Constitución, que sustituyera a la ya totalmente desfasada de 1876. Para ello se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931, con la importante novedad de que pudieron presentarse como candidatas las mujeres (sufragio pasivo), que sin embargo, y paradójicamente, no pudieron votar (sufragio activo). De los resultados de estas elecciones hay que destacar varios aspectos importantes: a) la histórica victoria del PSOE por minoría mayoritaria y la existencia de una segunda minoría de importancia, la del Partido Radical de centroderecha, b) el predominio de los partidos republicanos frente a las opciones monárquicas, confirmando la tendencia de las elecciones municipales de abril, c) el desplazamiento hacia la izquierda del electorado, 278 HISTORIA DE ESPAÑA d) la importancia de los partidos nacionalistas y regionalistas y e) la fragmentación del panorama político español. Estos fueron los resultados, por número de escaños, de dichas elecciones (de izquierda a derecha): PSOE (Prieto, Largo Caballero), 114; Radicalsocialistas (Marcelino Domingo), 56; Esquerra Republicana de Catalunya, 36; Acción Republicana (Manuel Azaña), 30; Federación Republicana Gallega, 19, Agrupación al Servicio de la República (intelectuales como Ortega y Gasset o Marañón), 13; Republicanos Federales, 13; Partido Radical (Alejandro Lerroux), 89; Derecha Liberal Republicana (Alcalá Zamora), 22; Partido Agrario, 24; Vasco-navarros, 16; otros partidos de izquierda y derecha, 40. TEXTO DE APOYO LOS GRANDES RETOS DE LA REPÚBLICA, EN UN DISCURSO DE MANUEL AZAÑA ANTE LAS CORTES CONSTITUYENTES “(...) La revolución política, es decir, la expulsión de la dinastía y la restauración de las libertades públicas, ha resuelto un problema específico de importancia capital, ¡quién lo duda!, pero no ha hecho más que plantear y enunciar aquellos otros problemas que han de transformar el Estado y la sociedad españoles hasta la raíz. Estos problemas, a mi corto entender, son principalmente tres: el problema de las autonomías locales, el problema social en su forma más urgente y aguda, que es la reforma de la propiedad, y éste que llaman problema religioso, y que es en rigor la implantación del laicismo del Estado con todas sus inevitables y rigurosas consecuencias. Ninguno de estos problemas los ha inventado la República. (...) Cada una de estas cuestiones, señores diputados, tiene una premisa inexcusable, imborrable en la conciencia pública, y al venir aquí, al tomar hechura y contextura parlamentaria es cuando surge el problema político. Yo no me refiero a las dos primeras, me refiero a eso que llaman problema religioso. la premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español. Yo no puedo admitir, señores diputados, que a esto se le llame problema religioso. El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la pregunta sobre el misterio de nuestro destino. (...)." Diario de sesiones de las Cortes, 13 de octubre de 1931. Estas fueron las Cortes que aprobaron el texto constitucional el 9 de diciembre del mismo año. En el epígrafe siguiente tendremos ocasión de analizar más profundamente el proceso constituyente y las características de esta nueva Carta Magna. Al día siguiente de la aprobación de la Constitución, Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República, mientras que Manuel Azaña era confirmado como Presidente del Gobierno1. 1 Hay que recordar aquí algunas de las cuestiones que se ha venido desarrollando con anterioridad. Estamos ante una mezcla entre los modelos de república parlamentaria y de república presidencialista, aunque más cercano al primero. Existen dos figuras políticas diferenciadas, la del presidente de la República y la del presidente del Gobierno. Durante el periodo histórico analizado en este tema hubo sólo dos presidentes de la República (Alcalá Zamora y Azaña), mientras que 279 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 27.2. LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA DE 1931 A. EL PROCESO CONSTITUYENTE 1. Objetivos del proceso constituyente.— Las elecciones a Cortes constituyentes se celebraron, como ya vimos, el 28 de junio de 1931. Los objetivos básicos que se plantearon las autoridades de la República recién proclamada fue el establecimiento de una democracia plena, lo que suponía en principio amplias libertades, y elecciones limpias, y, además, el rechazo de todo lo que venía impidiendo la implantación de una auténtica democracia en España desde la época de la Restauración: el militarismo, el clericalismo, el dominio de los caciques... Como vamos a ver inmediatamente, la Constitución resultó un marco idóneo para el desarrollo de tal sistema democrático, configurándose como la más avanzada de las que había tenido España en toda su historia, incluida la de 1869. Otra cosa es que la fuerza de los hechos, como acabamos de ver, impidiera un desarrollo razonable de todas las potencialidades de la Constitución. 2. Convocatoria electoral.— Ya desde la propia convocatoria de elecciones, del 10 de mayo, se introdujeron mejoras en el sistema electoral con la intención de anular toda influencia de los caciques en las elecciones. Antes se mencionó que el resultado de las elecciones de junio fue ampliamente favorable a la coalición republicano-socialista, de tendencia izquierdista, lo que hizo que, lógicamente, el texto constitucional finalmente aprobada tuviera un carácter muy cercano a estas ideologías. 3. El proceso constituyente propiamente dicho. — Tras la apertura de las Cortes en julio de 1931, bajo la presidencia del socialista Julián Besteiro, se encomendó a una Comisión de prestigiosos juristas la elaboración de un anteproyecto de Constitución. Al poco tiempo este anteproyecto entraba en las Cortes, siendo debatido por la Comisión Constitucional2, en la que estaban representados todos los partidos parlamentarios. La Comisión completó su labor en tan sólo 20 días y presentó un proyecto para el debate en plenario. El presidente de la Comisión, el prestigioso socialista Jiménez de Asúa, destacó la celeridad tanto de las dos Comisiones y el espíritu de concordia que presidio las sesiones, lo que prueba que en estos momentos iniciales existió un propósito claro de hacer una Constitución para todos, lejos de aquellas hubo muchos presidentes del Gobierno. Estos últimos eran designados por las Cortes (república parlamentaria), pero el presidente de la República de turno tenía cierta capacidad para vetar, designar o deponer al presidente del ejecutivo (república presidencialista). Por lo que respecta al ejercicio del poder ejecutivo, correspondía fundamentalmente al presidente de Gobierno (república parlamentaria), pero el presidente de la República conservaba ciertas capacidades ejecutivas (república presidencialista). Las repúblicas presidencialistas puras (EE.UU., Rusia, Méjico, Argentina, Brasil, etcétera) suelen carecer de la figura del presidente del Gobierno, y en ellas el poder ejecutivo es ejercido directamente por el presidente de la República. Por su parte, las repúblicas parlamentarias puras (Italia, Alemania, Israel, etcétera) presentan las dos figuras y en ellas el presidente del Gobierno emana de la mayoría parlamentaria, mientras que el presidente de la República tiene un papel meramente simbólico y de arbitraje, muy similar al que ejerce el Rey en nuestro sistema constitucional, que se define precisamente como una monarquía parlamentaria. 2 Normalmente los Parlamentos funcionan en Comisiones —un grupo de parlamentarios más o menos numeroso especializado en una determinada área y que prepara los textos legales para su posterior debate y aprobación— y en Pleno, o Plenario, compuesto por la totalidad de los parlamentarios, que es el único con potestad para la aprobación de las leyes. 280 HISTORIA DE ESPAÑA Constituciones a la medida, o de partido, que habían sido la tónica habitual en nuestro siglo XIX3. Los debates en pleno se produjeron entre el 27 de agosto y el 1 de diciembre, y en ellos el espíritu inicial de concordia ya no estuvo tan presente. Quizá el debate más intenso se desarrolló en torno a la cuestión de la libertad religiosa, que ocasionó la retirada de las fuerzas de derecha del debate constitucional e incluso—como ya sabemos— la dimisión del Presidente del Gobierno provisional, Alcalá Zamora. Con esas significativas ausencias, la Constitución fue aprobada sin votos en contra el 9 de diciembre de 1931. B. ASPECTOS FUNDAMENTALES LA CONSTITUCIÓN. En muchos de sus aspectos, la Constitución republicana de 1931 representa una importante novedad respecto a las tendencias constitucionales del liberalismo del siglo XX; ello implica que algunas de las cuestiones que a continuación se detallan sean inéditas y nunca antes tratadas en una Constitución. En todo caso, se puede afirmar que se trata de una Constitución democrática, que por fin admite en su seno a las tendencias excluidas en la Restauración (izquierda obrera, nacionalismo, por supuesto, republicanismo) pero que en algunos momentos (sobre todo en lo que concierne a la cuestión religiosa) resulta excluyente e intolerante. 1.—España se define en la Constitución como una República de trabajadores, en lo que se aprecia una clara influencia de los socialistas, pero que se matizó con la expresión “de toda clase” por presiones de la derecha y que fue aceptada con la intención de alcanzar el máximo consenso en la definición del Estado 2.— En cuanto a la soberanía, se evita calificarla de “nacional”, tal vez para evitar incomodar a los catalanistas. Pero en el artículo 1 se dice que los poderes de la República emanan del pueblo, lo que se puede entender como una proclamación indirecta de la soberanía popular, que es, como ya sabemos, un concepto más progresista aun que el de soberanía nacional (se identifica a la nación con el pueblo en su conjunto, incluyendo a las masas menos favorecidas). 3.— El artículo 1 define a la República como un Estado integral, expresión con la que en la época se quería indicar la superación del viejo Estado unitario y centralista del siglo XIX y su sustitución por un Estado en el que era posible la autonomía de las regiones. De igual modo, el Estado “integral” pretendía ser una superación de las viejas aspiraciones federalistas de un sector importante del republicanismo español —recordemos lo sucedido en la Primera República—, que se consideran excesivas. En consecuencia, el Estado integral definido por la Constitución es un intermedio entre Estado centralista y Estado federal y permitía la formación de Comunidades Autónomas, dando de ese modo satisfacción a las aspiraciones largamente acariciadas desde finales del siglo XIX por los nacionalistas, en especial por los catalanes. En definitiva, se puede 3 Muy especialmente, como recordarás, las de 1845, de signo moderado, y 1856, la non nata de signo progresista. 281 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) decir que la expresión Estado integral definida por la Constitución de 1931 es esencialmente equivalente a la de Estado autonómico (o más incorrectamente, Estado de las Autonomías) de la Constitución de 1978. Pero hay que señalar el que no aparezca en todo el texto constitucional la expresión “nacionalidad”, sino sólo la de “regiones”. En el mismo terreno hay que destacar el tratamiento que la Constitución hace del castellano como idioma oficial de la República (artículo 4), si bien también se contempla la variedad lingüística de las provincias y regiones. En muchos aspectos, la organización territorial del Estado español en la actualidad es copia del Estado integral de la Segunda República, pero en otros aspectos la regulación actual supera a la de aquel periodo. 4.— El artículo 2 hace la proclamación de igualdad ante la ley ya característica; pero en el artículo 25 se otorga el verdadero sentido a esta proclamación: se trata de la igualdad entre hombres y mujeres, algo sin precedentes en la historia de España. La consecuencia es que se instituye el sufragio universal para mayores de 23 años, incluyendo en él, por primera vez en la historia de España, a las mujeres (artículo 36), que lo estrenaron en las elecciones legislativas de 1933. Por otro lado, la promoción social y laboral de la mujer se convertirá en una de las banderas de la Segunda República, proceso en el que la legalización del divorcio supuso un avance considerable 5.— El artículo 3 hace una declaración expresa de aconfesionalidad del Estado español, así como su carácter laico, lo que ya hemos dicho que dio lugar a enconados debates y lo que por toro lado confirmaba la ruptura entre el Estado y la Iglesia católica. Se suprimió toda ayuda a la misma (la conocida dotación de culto y clero) y se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas. Junto al matrimonio canónico (es decir, el religioso), único existente hasta el momento, se creó el matrimonio civil. La religión quedaba así recluida en el ámbito de lo privado y todas las manifestaciones públicas deberían ser previamente comunicadas y permitidas. Sin embargo, la inclusión de algún artículo que se dirigía, sin nombrarla, contra la Compañía de Jesús, y el hecho de que no se garantizara la libertad de enseñanza religiosa, permite afirmar que en este aspecto, la Constitución no era respetuosa con los derechos de los católicos. Ni siquiera en la muy avanzada Constitución del Sexenio, la de 1869, se había llegado tan lejos: allí sólo se reconoció la libertad de cultos. En la de 1876 se volvió a incluir con claridad la confesionalidad católica del Estado. Sin duda esta regulación era el resultado de un marcado anticlericalismo que los partidos de izquierda habían abrazado durante el primer tercio del siglo XX, continuación del anticlericalismo que enfrentó en el siglo XIX a los progresistas frente a los moderados y que era consecuencia de la alineación tradicional entre la Iglesia y los grupos más conservadores de la sociedad y de su papel como gran terrateniente. La progresiva profundización en la implantación del liberalismo en España, el proceso desamortizador, los avances en materia educativa, el desarrollo urbano y el crecimiento de las clases medias restaron poder económico y social a la Iglesia, pero esta se resistía a dejar de ser un poder fáctico, mientras que los grupos políticos anticlericales usaban esta cuestión muy frecuentemente de forma demagógica. Por otro lado hay que recordar que no sólo la derecha monárquica tradicional, sino también la derecha republicana (Alcalá Zamora entre ellos) y una buena parte de la sociedad tenían profundos sentimientos religiosos que fueron 282 HISTORIA DE ESPAÑA ignorados, cuando no violentados, por la política de ciertos gobiernos de la República. 6.— La Constitución tiene una marcada orientación pacifista, al incluir en su artículo 6 la renuncia a la guerra como instrumento de política nacional. Ello que se debe insertar en el contexto pacifista de las relaciones internacionales posteriores a la Primera Guerra Mundial y en la potenciación de la Sociedad de Naciones (a modo de antecedente de la Organización de las Naciones Unidas) como foro internacional de resolución de conflictos y salvaguarda de la paz. 7.— En el mismo plano se debe incluir el acatamiento de las normas universales del Derecho internacional. Con ello la República se ponía en la vanguardia de los países más democráticos frente a la extensión de las dictaduras de derecha que proclamaban el derecho al uso de la fuerza como instrumento de política nacional. 8.— Por otro lado, la Constitución de 1931 incluye una amplísima declaración de derechos y libertades, a la altura de lo que debía ser un régimen auténticamente democrático. a) Por un lado se recogen los ya tradicionales derechos individuales de tipo político (derechos de expresión, prensa, asociación, manifestación...), sufragio auténticamente universal, con la concesión del derecho al voto, tanto pasivo como activo, a las mujeres. b) Pero, como novedad, se recogen ahora los llamados derechos sociales o colectivos, para lo cual fue decisiva la intervención de los diputados socialistas. En concreto, me refiero a: 1.— La subordinación de la riqueza individual a los intereses colectivos (no se llegaba, ni mucho menos a la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción, como reclamaba la ortodoxia marxista, pero se avanzaba en ese sentido). 2.—Protección del trabajo. Y 3.—Salvaguarda de la cultura nacional. 9.— Se reconoce la nacionalidad española a personas de origen español residentes en el extranjero, en clara alusión a los judíos sefarditas descendientes de los que fueron expulsados en 1492 por los Reyes Católicos. Se pretendía con ello cerrar una herida histórica que nunca había llegado a cicatrizar. En el mismo terreno, se prevé un régimen de doble nacionalidad con los ciudadanos de los países hispanoamericanos, con lo que de algún modo se pretende pasar página e iniciar una nueva etapa de relaciones cordiales con lo que habían sido nuestras colonias. 10.— La Presidencia de la República se constituye como un órgano moderador del sistema político, sin poder ejecutivo directo. Sería elegido por los Cortes, no por el voto directo de los electores, por periodos de seis años. Ningún presidente llegó a agotar su mandato. 11.— En cuanto a las Cortes, se establece un sistema monocameral, el Congreso de los Diputados, con lo que la Cámara tradicionalmente más conservadora, el Senado, desaparece, cosa lógica en una Constitución tan avanzada por un lado y rupturista con el pasado por otro. 283 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 12.— Por vez primera se establece en el constitucionalismo español un Tribunal de Garantías Constitucionales (similar al actual Tribunal Constitucional establecido por la Constitución de 1978), cuya misión sería la de velar por la adecuación de las Leyes a la Carta Magna y la garantía de los derechos constitucionales individuales. Características básicas de la Constitución de 1931 1.— España, República de trabajadores... de toda clase 2.— Soberanía: se evita denominarla nacional. En realidad, es soberanía popular. 3.— España, “Estado integral”: surgen las primeras Comunidades (regiones) autónomas). 4.— Igualdad ante la ley: incluye igualdad hombre-mujer. 5.— Aconfesionalidad; manifiesto anticlericalismo. 6.— Orientación pacifista: renuncia a la guerra 7.— Aceptación normas del Derecho internacional. 8.— Amplia declaración de derechos: se incluyen los derechos políticos y aparecen los derechos sociales y colectivos. 9.— Nacionalidad española para los sefardíes y doble nacionalidad para los hispanoamericanos. 10.— Presidencia moderadora. 11.— Cortes monocamerales. 12.— Tribunal de Garantías Constitucionales. En definitiva, el propósito de los constituyentes de 1931 fue el de establecer un marco jurídico en el que la mayoría de los españoles tuvieran cabida. Otra cosa es que en la Segunda República, como he desarrollado más arriba, no fuera posible la convivencia, se produjera un continuo enfrentamiento ideológico entre facciones que no podían —o no querían— entenderse y avanzara el proceso de desintegración nacional. Pero sin duda ello se produjo a pesar de la Constitución de 1931, nunca a causa de ella. Nadie duda hoy que en 1931 España necesitaba una profunda renovación que contemplase el derecho a la autonomía de sus pueblos, la separación de la Iglesia y el Estado, las garantías de una vida política en libertad. La Constitución española actualmente vigente, la de 1978, es claramente deudora en muchos aspectos de la de 1931. En otros aspectos, sin embargo, es diferente: mayor respeto hacia la religión dominante (que llega en opinión de muchos a un cierta confesionalidad católica encubierta, que es criticada) y extensión del sistema autonómico a todo el territorio nacional, además, como es lógico, de la forma de Estado, que en nuestra Constitución actual es monárquica y no republicana. 284 HISTORIA DE ESPAÑA TEXTO DE APOYO LA CONSTITUCIÓN DE 1931 "(...) Art. 1 . España es una República democrática de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de Libertad y Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo. la República constituye un Estado integral compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones. La bandera de la República española es roja, amarilla y morada. Art. 2. Todos los españoles son iguales ante la ley. Art. 3. El Estado español no tiene religión oficial. Art. 4. El castellano es el idioma oficial de la República. Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones. Salvo lo que se disponga en ley especial a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional. (...) Art. 6. España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional. Art. 7. El Estado español acata las normas universales del Derecho Internacional incorporándolas a su derecho positivo. (...) Art. 8. El Estado español, dentro de los límites irreductibles de su territorio actual, estará integrado por Municipios mancomunados en provincias y por las regiones que se constituyen en régimen de autonomía Art. 9. los Alcaldes serán designados siempre por elección directa del pueblo o por el Ayuntamiento. Art. 10. Si una o varias provincias limítrofes con características históricas culturales y económicas comunes acordaran organizarse en región autónoma para formar un núcleo políticoadministrativo dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con arreglo a lo establecido en el artículo 12. (...) Una vez aprobado el Estatuto, será ley básica de la organización político-administrativa de la región autónoma, y el Estado español la reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico. Art. 12. Para la aprobación del Estatuto de la región autónoma se requieren las siguientes condiciones: a) Que lo proponga la mayoría de sus Ayuntamientos o, cuando menos, aquellos cuyos Municipios comprendan las dos terceras partes del Censo electoral de la región. b) Que lo acepten por el procedimiento que señale la ley Electoral por lo menos las dos terceras partes de los electores inscritos en el censo de la región. Si el plebiscito fuere negativo no podrá renovarse la propuesta de autonomía hasta transcurridos cinco años. c) Que lo aprueben las Cortes. (...) Art. 21. El derecho del Estado español prevalece sobre el de las regiones autónomas en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas en sus respectivos Estatutos. (...) Art. 26. Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial (…) Las demás órdenes religiosas se someterán a una ley especial votada por estas Cortes Constituyentes y ajustadas a las siguientes bases: 285 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 1ª. Disolución de las que, por sus actividades, constituyan un peligro para la seguridad del Estado (…) 4ª. Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza. Una ley especial regulará la total extinción en un plazo máximo de dos años del presupuesto del Clero. Quedan disueltas aquellas órdenes religiosas que estatutariamente impongan además de los tres votos canónicos otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítimo del Estado. Art. 27. La libertad de conciencia y el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan garantizados en el territorio español, salvo el respeto debido a las exigencias de la moral pública. (...) Art. 31 . Todo español podrá circular libremente por el territorio nacional y elegir en él su residencia y domicilio sin que pueda ser compelido a mudarlos a no ser en virtud de sentencia ejecutoria. (...) Art. 34. Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a la previa censura. En ningún caso podrá recogerse la edición de libros y periódicos sino en virtud del mandamiento del juez competente. No podrá decretarse la suspensión de ningún periódico sino por sentencia firme. (…) Art. 36. Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes. (…) Art. 38. Queda reconocido el derecho de reunirse pacíficamente y sin armas. Una ley especial regulará el derecho de reunión al aire libre y el de manifestación. Art. 39. Los españoles podrán asociarse o sindicarse libremente para los distintos fines de la vida humana, conforme a las leyes del Estado. los Sindicatos y Asociaciones están obligados a inscribirse en el Registro público correspondiente, con arreglo a la ley. Art. 40. Todos los españoles, sin distinción de sexo, son admisibles a los empleos y cargos públicos, salvo las incompatibilidades que las leyes señalen. Art. 48. La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria. La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana. Art. 51. La potestad legislativa reside en el pueblo, que la ejerce por medio de las Cortes o Congreso de los Diputados." Diciembre de 1931 286 HISTORIA DE ESPAÑA 287 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 28. EVOLUCIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA HASTA EL INICIO DE LA GUERRA CIVIL (DE 1931 A 1936) 28.1. EL BIENIO DE IZQUIERDAS (1931-1933) Desde las elecciones de junio de 1931 hasta las de noviembre de 1933 gobernó España la conjunción de partidos de izquierda moderada, que van a protagonizar la etapa tal vez más representativa de la Segunda República. Llamado también este periodo Bienio Rojo, o Bienio Reformista, o Bienio Republicanoazañista, analizaremos de él en primer lugar las reformas emprendidas desde el poder, señalando todas las dificultades por las que tuvieron que pasar; después haré una referencia a la oposición, primero la de la extrema izquierda y después la de la derecha que tras dos años bajo mínimos logró reorganizarse. A. DOS AÑOS DE REFORMAS GOBIERNO DE AZAÑA PROFUNDAS DESDE EL En efecto, a lo largo de los dos años que van desde las elecciones de junio del 31 a las de noviembre del 33, el conjunto de partidos de izquierdas, que ganó las elecciones en 1931, realizó —o intentó realizar— una serie de reformas en aspectos esenciales de la vida política, social, económica y cultural: 1. La reforma educativa. — Los republicanos en el gobierno estaban convencidos de la necesidad de un buen sistema educativo para superar el tradicional atraso de nuestro país, y de que dicha reforma pasaba por una serie de medidas secularizadoras, sustituyendo métodos y profesores religiosos por otros laicos y más progresistas, además de eliminado la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica, permitiendo la coeducación (clases con alumnos y alumnas) y suprimiendo ciertos símbolos de las escuelas, como las crucifijos. Pero algunas medidas, como la disolución de la Compañía de Jesús, eran demasiado radicales y agravaban el enfrentamiento entre la República y los sectores católicos de nuestro país, que llegó al punto de que la Iglesia se negó a cerrar sus escuelas y prohibió a los fieles matricular a sus hijos en las escuelas públicas. La Constitución actual de 1978 y las leyes de desarrollo han moderado sustancialmente esta situación, permitiendo la coexistencia de escuelas y universidades públicas y privadas, muchas de ellas concertadas (pagadas con fondos públicos y sometidas por ello a la misma normativa básica que las del Estado). La mayor parte de las entidades educativas privadas tienen una relación más o menos directa con la Iglesia católica. Por otro lado, la pervivencia de la enseñanza de la religión en el sistema educativa es una muestra de mayor tolerancia respecto de la Iglesia católica. 288 HISTORIA DE ESPAÑA La escasez de recursos no impidió hacer un gran esfuerzo en la construcción de escuelas, en la formación de maestros y en la dotación de becas. El resultado fue más que notable, con la creación en un corto periodo de tiempo de 13.000 plazas de profesores y maestros, de 31 nuevos institutos que se sumaron a los 80 ya existentes, de un sistema de formación continua de los profesores y de unas 5.000 nuevas bibliotecas públicas. La política cultural fue también muy activa, con la creación de las Misiones Pedagógicas para extender la cultura en los ámbitos rurales y más desfavorecidos: representaciones de teatro y música y proyecciones de cine, museos y bibliotecas ambulantes, etcétera. Se puede decir que el mundo de la cultura y la educación supuso uno de los soportes más importantes de la Segunda República, y no debe por ello extrañar que fuera tan duramente represaliado tras la Guerra Civil. 2. La reforma del ejército. — La tarea de la modernización del ejército (superabundancia de oficiales, escasa formación de los soldados, material y técnicas obsoletas, anticuadas) se consideró como prioritaria por el gobierno de Azaña, que ofreció la jubilación anticipada a un buen número de oficiales. Pese a ello, no se hizo adicto a la República al ejército, que durante todo este tiempo mantuvo una actitud distante, cuando no directamente hostil con el nuevo régimen. También se reformaron los sistemas de acceso y ascenso en la escala, dando primacía a los estudios y la formación y otra reforma consistió en la supresión de la Academia General de Zaragoza, dirigida por ese tiempo por Franco, por considerarla tradicionalista, anticuada y por ello superflua. Por otro lado, la prioridad dada a los gastos sociales impidió mejorar la capacidad técnica y el armamento como estaba previsto. TEXTO DE APOYO LA REFORMA MILITAR "(...) Artículo 1. Se concede el pase a la situación de segunda reserva, con el mismo sueldo que disfruten en su empleo de la escala activa, a todos los oficiales generales del Estado Mayor General, a los de la Guardia Civil y Carabineros y a los de los Cuerpos de Alabarderos, Jurídico Militar, Intendencia, Intervención y Sanidad, en sus dos secciones de Medicina y Farmacia, que lo soliciten del Ministerio de la Guerra dentro de los treinta días siguientes al de la publicación de este Decreto. Artículo 2. Se concede el pase a la situación de retirado, con el mismo sueldo que disfruten actualmente en su empleo y cualesquiera que sean sus años de servicios, a todos los Jefes, Oficiales y asimilados, así en situación de actividad como en la de reserva retribuida de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército, incluso los Oficiales menores de Guardias de Alabarderos, que lo soliciten del Ministerio de la Guerra dentro del plazo señalado en el artículo anterior. (...). " 289 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) Todo ello irritó a amplios sectores del ejército, que no vio en estas reformas más que un ataque al poder y prestigio del mismo. En agosto de 1932 se produjo un levantamiento militar de signo monárquico dirigido por el general Sanjurjo, sublevación que fracasó pero que dio una medida del profundo distanciamiento de los militares respecto de la República. Para terminar hay que decir que, sin atreverse a disolver la Guardia Civil, si que se creó un cuerpo similar más leal a la República, la Guardia de Asalto. Se puede afirmar que se estaban poniendo las bases de la futura sublevación militar que iniciaría la Guerra Civil. Por otro lado, hay que recordar que desde principios de siglo (ver tema anterior) el ejército había vuelto a intervenir en política: recuérdese lo dicho sobre las Juntas de Defensa o sobre la dictadura del general Primo de Rivera. 3. Las reformas laborales. — Fueron responsabilidad del ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero, con lo que logró el desacuerdo de los empresarios. Su labor fue muy importante en el trabajo agrícola, extendiendo la jornada de ocho horas al campo, prolongando los contratos de arrendamientos y obligando al laboreo de las tierras sin cultivar donde hubiese jornaleros en paro. Otras medidas adoptadas fueron la Ley de Contratos de Trabajo, donde se ordenaba que las condiciones laborales se establecieran preferentemente mediante convenios colectivos, con lo que los sindicatos dispondrían de más fuerza negociadora que los trabajadores individualmente considerados. Además, la Ley de Jurados Mixtos, por la que se establecían estas instituciones, similares a los Comités Paritarios de la dictadura de Primo de Rivera, con representación de patronos, obreros y la Administración con la finalidad de arbitrar soluciones a los conflictos laborales. La consecuencia de esta política fue la drástica reducción de la conflictividad social en los primeros meses de gobierno, sobre todo gracias a la actitud conciliadora de la UGT, partidaria del entendimiento con los empresarios y la colaboración con el Gobierno para la aplicación de esta legislación laboral (frente a actitudes más radicales de anarquistas y comunistas, que preferían la acción directa contra el ejecutivo y los patronos, especialmente a través del instrumento de la huelga). 4. La reforma agraria. — Tal vez fue la cuestión más importante a la que se enfrentaron los partidos de izquierda en estos dos años. El problema de la propiedad de la tierra había venido siendo señalado como fundamental en nuestro país desde hacía siglo y medio (recordemos el proceso desamortizador en varios momentos del siglo XIX). La realidad era, a la altura de 1931, que seguía existiendo el latifundismo en Extremadura y Andalucía, con grandes extensiones de tierra sin cultivar, campesinos en paro y arrendatarios de tierras explotados por los propietarios de las mismas. Todos ellos esperaban una solución a sus problemas mediante un reparto más justo de la propiedad de la tierra. Desde el punto de vista de los políticos en el gobierno cabían dos alternativas para afrontar el problema: a) una reforma de tipo técnico que incrementara la productividad de las tierras de cultivo; y b) una reforma centrada en un reparto más equitativo de la propiedad. 290 HISTORIA DE ESPAÑA TEXTO DE APOYO 1. LEY DE BASES DE LA REFORMA AGRARIA "(...) Serán susceptibles de expropiación las tierras incluidas en los siguientes apartados: 1. Las ofrecidas voluntariamente por sus dueños, siempre que su adquisición se considere de interés por el Instituto de Reforma Agraria. 2. Las que se transmitan contractualmente a título oneroso sobre las cuales y a este solo efecto, podrá ejercitar el Estado el derecho de retracto en las mismas condiciones que determine la legislación civil vigente. 3. Las adjudicadas al Estado, Región, provincia o Municipio, por razón de débito, herencia o legado y cualesquiera otras que posean con carácter de propiedad privada. 4. Las fincas rústicas de Corporaciones, Fundaciones y establecimientos públicos que las exploten en régimen de arrendamiento, aparcería o cualquiera otra forma que no sea explotación directa, exceptuándose las tierras correspondientes a aquellas fundaciones en que el título exija la conservación de las mismas, como requisito de subsistencia, si bien en este caso podrán ser sometidas a régimen de arrendamientos colectivos. 5. Las que por las circunstancias de su adquisición, por no ser explotadas directamente por los adquirientes y por las condiciones personales de los mismos, deba presumirse que fueron compradas con fines de especulación o con el único objeto de percibir su renta. 6. Las que constituyeron señoríos jurisdiccionales y que se hayan transmitido hasta llegar a sus actuales dueños por herencia, legado o donación.” 9 de septiembre de 1932. Finalmente, se decidió por esta última opción, por lo que era necesaria una Ley de Reforma Agraria que expropiara grandes fincas y las repartiera entre los campesinos sin tierras, especialmente en las regiones eminentemente latifundistas. Pese a la lógica oposición de los grandes propietarios (especialmente, Grandes de España, es decir, destacados miembros de la alta nobleza), apoyados por los partidos de centro y de la derecha, en septiembre de 1932, y aprovechando la agitación posterior a la sublevación de Sanjurjo antes citada, se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria, que preveía la expropiación con indemnización de tierras no explotadas directamente por sus propietarios y el asentamiento de labradores en las mismas, para los cual se creó el Instituto de Reforma Agraria. Pero el exceso de burocracia, los elevados costes de las expropiaciones y la resistencia de los propietarios hicieron que la aplicación de esta ley fuera un fracaso, favoreciendo sólo a unas 12.000 familias campesinas en sus dos años de vigencia y afectando sólo al 5% de los 2,5 millones de hectáreas susceptibles de expropiación. La frustración de tantas expectativas provocó una enorme corriente de opinión en contra del gobierno dentro del mundo rural. 291 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 5. La cuestión nacionalista: los Estatutos de Autonomía.— Como ya vimos, la cuestión de la autonomía de Cataluña había quedado pendiente desde los primeros días de la República y lo que es más, era una cuestión candente en la política española desde los primeros años del siglo XX. Recordarás que los nacionalismos periféricos, especialmente el catalán y el vasco, surgieron a finales del siglo XIX como reacción al centralismo manifiesto del liberalismo español, que había creado un Estado superador de todas las diferencias políticas y culturales que, procedentes del Antiguo Régimen, se daban entre unas regiones y otras de España. Igualmente debes recordar los tímidos pasos dados por los gobiernos de una Restauración ya agonizante (establecimiento de la Mancomunidad, incorporación de ministros catalanes a los Gobiernos de concentración nacional) para intentar satisfacer las demandas del catalanismo. Así mismo, recordarás que la dictadura de Primo de Rivera había abolido la Mancomunidad y devuelto a su estado original la cuestión del autogobierno catalán: el de una permanente reivindicación no satisfecha. TEXTO DE APOYO ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE CATALUÑA "Art. 1 .º Cataluña se constituye en región autónoma dentro del Estado español con arreglo a la Constitución de la República y el presente Estatuto. Su organismo representativo es la Generalidad y su territorio el que forman las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona en el momento de promulgarse el presente Estatuto. Art. 2.º El idioma catalán es, como el castellano, lengua oficial en Cataluña. Para las relaciones oficiales de Cataluña con el resto de España, así como para la comunicación entre las Autoridades del Estado y las de Cataluña, la lengua oficial será el castellano. Toda disposición o resolución oficial dictada dentro de Cataluña, deberá ser publicada en ambos idiomas. La notificación se hará también en la misma forma caso de solicitarlo parte interesada. Dentro del territorio catalán, los ciudadanos, cualquiera que sea su lengua materna, tendrán derecho a elegir el idioma oficial que prefieran en sus relaciones con los tribunales, autoridades y funcionarios de todas clases, tanto de la Generalidad como de la República (...). Art. 14.1 (...) El Presidente de la Generalidad asume la representación de Cataluña. Asimismo representa a la región en sus relaciones con la República, y al Estado en las funciones cuya ejecución directa le esté reservada al poder central (...). Gaceta de Madrid, 21 de septiembre de 1932. Pues bien, en agosto de 1931, en la etapa constituyente, los catalanes redactaron y aprobaron masivamente en referéndum (99% de votos favorables) su Estatuto de Autonomía, cuya aprobación por las Cortes se demoró más de un año, debido a la fuerte oposición a este proyecto de los partidos ajenos al Gobierno. Finalmente, en septiembre de 1932, y en aplicación del modelo de Estado integral definido en la Constitución, se aprobó por las Cortes el Estatuto de Autonomía de Cataluña. La 292 HISTORIA DE ESPAÑA autonomía catalana fue liderada por Esquerra Republicana, partido que vino a sustituir a la Lliga Regionalista de Cambó en la hegemonía del nacionalismo catalán y que presentaba dos corrientes, la más centrista de Francesc Macià y la izquierdistas de Lluís Companys; ambos se convirtieron en los estandartes de los nuevas instituciones, como Presidente de la Generalitat y del Parlament respectivamente; a la muerte de Macià en diciembre de 1933 le sustituyó el propio Companys. En cuanto a la autonomía del País Vasco, el espíritu autonomista sólo era prioritario para los nacionalistas del PNV, mientras que amplios sectores no nacionalistas de la izquierda lo contemplaban como un asunto menor y la derecha vasca no era partidaria de la autonomía. Por su parte, Azaña rechazaba este nacionalismo por foralista y católico y además no existía un acuerdo entre las tres provincias vascas y Navarra, donde el estatuto redactado fue rechazado en 1933. De ahí que la aprobación del estatuto vasco se demorara todavía unos años, hasta el inicio de la Guerra Civil (octubre de 1936), siendo elegido José Antonio Aguirre, del PNV, como primer Presidente del Gobierno vasco, llamado también lehendakari. En Galicia se llegó a aprobar un estatuto por los ayuntamientos en 1932 y fue refrendado por la población en 1936, pero el inicio de la guerra impidió su puesta en marcha. Por su parte, en Andalucía también se elaboró un anteproyecto de Bases para el Estatuto de Andalucía, pero de ello hablaremos más adelante. 6. En conclusión, como puedes observar, todo este conjunto de reformas afrontó los grandes retos del país, con origen algunos de ellos en el siglo XIX, pero la urgencia de las mismas provocó la enemistad de importantes sectores de la sociedad: la Iglesia y los fieles católicos, el ejército, los grandes propietarios agrícolas e industriales y, por otros motivos, muchos campesinos insatisfechos. Todos ellos mostrarán su rechazó al gobierno Azaña durante su mandato. B. LA REORGANIZACIÓN DE LA OPOSICIÓN DE DERECHAS Tras los primeros momentos en los que careció de capacidad de reacción y durante los que la única oposición de este signo fue la que desde el propio parlamento realizaba el Partido Radical de Alejandro Lerroux y la oposición a las reformas de los propietarios afectados por la reforma agraria y los industriales que veían con malos ojos las nuevas leyes laborales, se puede decir que desde 1933 la derecha española fue capaz de reorganizarse para luchar contra la República de izquierdas e intentar el asalto al poder. Estos son los grupos políticos más significativos en este sentido: 1. La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). — Fue la actitud anticlerical del gobierno de Azaña (supresión de los jesuitas, secularización de la enseñanza, trabas a la implantación de nuevas órdenes religiosas, actitud pasiva ante la quema de iglesias y conventos) la que unió a la derecha católica española en 1933 en torno a este gran movimiento de masas liderado por un personaje clave del momento, José Mª GilRobles. Se trataba de un grupo muy heterogéneo, en el que tenían cabida desde moderados democristianos de centro-derecha 293 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) hasta grupos de extrema derecha próximos al fascismo. En cuanto a la forma de Estado, se declaraba neutral, ni monárquico ni republicano, se declaraba partidario de un régimen autoritario, no liberal y mostraba su rechazo a las reformas de Azaña. Su inspiración religiosa se apreciaba en su defensa de una doctrina social católica frente a la acción de los sindicatos, en su propósito de frenar la reforma educativa y de restaurar el poder económico y social de la Iglesia. En ciertos momentos se acercaron a los fascistas de la Falange (ver más abajo). José María Gil Robles TEXTO DE APOYO LA FUNDACIÓN DE LA CEDA EN 1933 '( ... ) «Debemos felicitarnos de los trabajos, de la misma diversidad de tendencias manifestadas, porque sólo han revelado la pugna de llevar a las conclusiones la interpretación más fiel y avanzada de la doctrina social y política cristiana. Dios ha bendecido nuestros trabajos porque los ha presidido la humildad del corazón y la pureza de los fines. Me limito, pues, a darle las gracias y a declarar solemnemente que ha quedado constituida la CEDA, que ha de ser el núcleo derechista que salve a la Patria, hoy en peligro». ( ... ) Al discutirse, por la tarde, después de terminar todas las secciones sus respectivos trabajos, el Estatuto de la CEDA, se admitieron como coincidencias fundamentales de los partidos que la integran aparte de las conclusiones aprobadas en detalle- las siguientes debidas a la iniciativa de la Derecha Regional Valenciana: a) Afirmación y defensa de los principios fundamentales de la civilización cristiana. b) Necesidad de una revisión constitucional de acuerdo con dichos principios. c) Aceptación, como táctica para toda su actuación política de las normas dadas por el Episcopado a los católicos españoles en su Declaración colectiva de diciembre de 1931 ." El Debate, 5 de marzo de 1933 2. Renovación Española.— Fundada también en 1933, estaba situada más a la derecha de la CEDA (es decir, era de extrema derecha) y liderada por otro personaje clave del periodo, José Calvo Sotelo. Era un grupo ultramonárquico alfonsino (seguidores de Alfonso XIII) y partidario de acabar con la República incluso por vías extralegales, es decir, mediante un golpe de Estado como el fracasado de Sanjurjo en 1932. 3. Comunión Tradicionalista.— Es un grupo político de tendencia carlista. El carlismo, desde el final de la Tercera Guerra Carlista en los años 70 del siglo XIX, se había fragmentado y perdido fuerza, pero ahora es capaz de reorganizarse en un único partido de tendencia claramente antirrepublicana. Su centro neurálgico estaba en Navarra y conformaron unas milicias, las de los requetés, preparadas para una insurrección general y que cuando se inició la guerra se pusieron del lado del bando nacional. 294 HISTORIA DE ESPAÑA 4. Falange Española de las J.O.N.S.— Fue el fruto de la refundición, en 1934, de dos grupos, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Enésimo Redondo y Ramiro Ledesma (1931) y la Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera (hijo del depuesto dictador de los años 20). Se convirtió en un movimiento con muchos adeptos entre la juventud universitaria de la clase media. Era un grupo fascista, con toda su parafernalia de uniformes (camisas negras), signos (el yugo y las flechas) saludos al estilo romano (brazo en alto), banderas y desfiles, muy similar al fascismo italiano (Mussolini) y al nazismo alemán (Hitler) y que más tarde asumiría como propios el régimen de Franco. Era un movimiento (no deseaba usar la denominación de partido, que rechazaba) claramente contrario a la ideología marxista y anarquista pero también a la democracia liberal burguesa clásica, profundamente contrario a la República, ultranacionalista español y partidario, si era necesario, del uso de la violencia contra obreros y separatistas. Fue un grupo muy minoritario durante la República, pero durante la Guerra Civil se convirtió en la plataforma política del nuevo régimen, que durante la dictadura magnificó su importancia en este periodo. José Antonio Primo de Rivera. Este retrato fue precisamente el que durante el franquismo presidió todos los espacios oficiales, por ejemplo, las escuelas, junto al de Franco y por el que varias generaciones conocieron a este personaje casi mítico, fusilado en 1936 TEXTO DE APOYO LA FUNDACIÓN DE LA FALANGE ESPAÑOLA "( ... ) Cuando en marzo de 1762, un hombre nefasto que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, publicó El Contrato Social, dejó de ser la verdad política una entidad permanente ( ... ) El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir de antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo la derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusto, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de subvertir una organización económica ( ... ) Y queremos, por último, que si esto ha de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia (...) Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria (...)." Discurso pronunciado por José A. Primo de Rivera en el Teatro de la Comedia de Madrid, 29/10/1933. 295 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) C. LA OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE AZAÑA DESDE LA IZQUIERDA De lo dicho en el apartado A debe desprenderse tan sólo un profundo espíritu reformista entre las autoridades de la República, pero en modo alguno estaba entre sus objetivos realizar una autentica revolución, del tipo de la que querían implantar los comunistas por un lado y los anarquistas por otro. De ahí que la conflictividad fuera en aumento durante estos años. Los anarquistas comprendieron pronto que no podían esperar que una República que en definitiva era burguesa, acabara haciendo triunfar la revolución social que ellos deseaban, lo que lanzó a la CNT a organizar multitud de huelgas y ocupaciones de tierras, que se tuvieron en su base la frustración de muchos campesinos por la reforma agraria. Estos actos de insurrección social fueron firmemente reprimidos por las autoridades, muy frecuentemente con el resultados de decenas de muertos, pese a lo cual alimentaban las críticas que desde la derecha se lanzaban al régimen en el sentido de que el Gobierno estaba perdiendo el control de la situación. Los comunistas del PCE, aún muy minoritarios, también emprendieron el camino de la ruptura con las autoridades socialistas-azañistas. Por su parte, la UGT se mostró colaboradora con el Gobierno, lo que provocó profundas disensiones internas Ya en 1932 se produjeron sublevaciones sucesivas en Castilblanco (Badajoz), Arnedo (La Rioja) y el Alto Llobregat (Barcelona). Pero el problema más grave —y sin duda el más conocido— se produjo en la población gaditana de Casas Viejas — hoy Benalup de Sidonia—, donde la sublevación de jornaleros anarquistas se saldó con la intervención de la Guardia de Asalto y a la matanza de cerca de 15 jornaleros. El resultado fue que mientras que desde la derecha, tanto la parlamentaria de Lerroux como la aún extraparlamentaria de las nuevas organizaciones analizadas más arriba, se culpaba al gobierno Azaña de incapacidad para restablecer el orden público, la izquierda proletaria (CNT, sectores más izquierdistas de la UGT) se alejó aún más del Gobierno. Pero lo más grave para el Gobierno fue el distanciamiento interno entre sus dos polos, el PSOE y los republicanos azañistas. En estas circunstancias, y tras una derrota parlamentaria del ejecutivo a cuenta de la elección de miembros de Tribunal de Garantías Constitucionales, que Azaña entendió como un voto de censura, éste terminó por dimitir (septiembre de 1933), siendo designado nuevo presidente del Gobierno el miembro del Partido Radical (centrista) Diego Martínez Barrio, que no contó con los socialistas, que como recordarás eran la minoría más importante de la Cortes. En tal situación, no hubo más solución que disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones generales para el 19 de noviembre de 1933. Serían las segundas elecciones de la República y las primeras tras la aprobación de la Constitución y en ellas votarían por vez primera en nuestra historia las mujeres. 296 HISTORIA DE ESPAÑA 28.2. EL BIENIO DERECHISTA Y EL FRACASO DE LA CONVIVENCIA (1933-1936) La siguiente etapa de la República, conocida también con los significativos nombres de bienio negro o bienio rectificador o con el más descriptivo de bienio radical-cedista (por el nombre de los dos partidos dominantes, el Radical de Lerroux y la CEDA de Gil Robles), supone cuando menos la paradoja de que la República traída por el empuje de las izquierdas y los sectores republicanos cae, por mor de la fuerza de la democracia establecida en la Constitución y de los votos populares, en manos de una derecha que creía poco en la democracia y menos en la propia República. Será el momento en el que se puso freno y marcha atrás a las grandes reformas emprendidas por Azaña y en el que se produjo la radicalización extrema de todas las fuerzas de izquierdas y nacionalistas. En definitiva, estos dos años largos de gobiernos de centro derecha van a suponer el fracaso definitivo de la experiencia democrática y de la convivencia entre los españoles y van a situar a España en el punto de partida de su gran tragedia nacional: la Guerra Civil. A. LAS ELECCIONES DE NOVIEMBRE DE 1933 Con una elevada participación de los católicos y con un sufragio universal que incluía —por vez primera— a las mujeres, se celebraron las elecciones de noviembre de 1933. El panorama era más que alentador para las expectativas de la derecha, dado que: - - la crisis económica, consecuencia del crash de la Bolsa de Nueva York de 1929, estaba en su fase más aguda; la agitación social estaba también en su momento de máximo apogeo; el reformismo azañista había creado un gran desencanto frente a las grandes expectativas generadas y al mismo tiempo había unido a las bases sociales de la derecha: latifundistas, católicos, empresarios, monárquicos; la división de los partidos de izquierdas —que acudieron a las elecciones por separado— era más que evidente y la derecha concurrió muy unida en torno a la CEDA de Gil Robles, aprovechando que la ley electoral premiaba la concentración de los votos y castigaba su dispersión en múltiples partidos Por todo ello, la derecha (CEDA) y el centro (Radicales) obtuvieron un indiscutible triunfo, más en cuanto al número de escaños (44% de la derecha, 36% del centro y sólo 20% de la izquierda) que en cuanto a los votos populares (3.365.000 de la derecha frente a los 3.118.000 de la izquierda y algo más de dos millones del centro). Otro dato significativo es que en estas elecciones accedieron al Parlamento personajes de tendencias antidemocráticas. De los resultados de las elecciones de 1933 hay que destacar, por un lado, el giro a la derecha del electorado y por otro la 297 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) continuación de la enorme fragmentación del panorama político español, con diez formaciones con más de diez diputados. En cuanto al reparto de escaños, es necesario destacar los 115 de la CEDA de Gil-Robles, los 102 del Partido Radical de Lerroux y los 35 de Renovación Española de Calvo Sotelo. EL PSOE descendió de 114 a 58. La concentración del voto de derechas y del centro en torno a la CEDA y el Partido Radical propició la derrota de las opciones de izquierdas en las elecciones de 1933 Pese a que el partido más votado fue la CEDA, el Presidente Alcalá Zamora, en un intento de moderar el régimen, encargó el gobierno a Alejandro Lerroux, del Partido Radical, de tendencia centrista, si bien hay que decir que era Gil-Robles, líder como sabemos de la CEDA, quien dominaba la situación política. B. LA LABOR DE LOS GOBIERNOS DE CENTRO-DERECHA Destacaremos algunas de las características de la actuación de los distintos gobiernos que se fueron sucediendo en este periodo, siempre con Alcalá Zamora como presidente de la República. 1. La inestabilidad fue una nota dominante del periodo, ya que hubo hasta diez gabinetes diferentes en poco más de dos años. De hecho, pese a que el grupo más representado era la CEDA, debido a su ambigüedad respecto de la propia República, Alcalá Zamora comenzó confiando en el Partido Radical, como ya hemos visto, hasta octubre de 1934, aunque con el respaldo de Gil Robles. Finalmente, se tuvo que aceptar a la CEDA en el gabinete. 2. Los radicales se enfrentaron a una serie de problemas. Por un lado, de carácter interno, al mostrar Martínez Barrio su disconformidad con la derechización de Lerroux; por otro lado, motivados por una serie de escándalos a fines de 1935, 298 HISTORIA DE ESPAÑA como el escándalo del Straperlo4 y el asunto Nombela5, que hundieron el prestigio personal de Lerroux. 3. Pese a esa enorme inestabilidad, los sucesivos gobiernos de este periodo se dedicaron con auténtico afán a frenar o anular las reformas de Azaña. Así, la reforma agraria quedó prácticamente paralizada desde 1934, y de igual manera los decretos para el trabajo agrícola de Largo Caballero quedaron sin efecto. La respuesta fue una huelga general en el campo en junio de 1934 que fracasó, pero que sirvió para que el gobierno reprimiera y desmantelara las organizaciones obreras en el ámbito rural. 4. Desde el Ministerio de la Guerra, Gil Robles situó en puestos clave a distintos militares conservadores, que luego protagonizaría el golpe de Estado de 1935: Franco, Poded, Molo, Fanjul. 5. La tendencia conservadora de estos gobiernos también se manifestó respecto del desarrollo autonómico. La autonomía catalana no se anuló, pero se paralizó el traspaso de competencias. La gota que colmó el vaso de la paciencia de los catalanes fue la impugnación por anticonstitucional — impugnación que efectivamente fue confirmada por el Tribunal de Garantías Constitucionales— de una ley catalana que favorecía a los arrendatarios de tierra (los rabassaires), lo que se consideró una agresión a la autonomía ya aprobada. Por su parte, no se tramitaron los estatutos vasco y gallego, lo que provocó un acercamiento del PNV a los republicanos y socialistas. C. LA RESPUESTA DE LA IZQUIERDA. LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934 La consecuencia de la actitud gubernamental fue, por lo que respecta a las izquierdas republicanas de origen burgués, su reorganización en torno a Azaña, que con elementos de su partido, Acción Republicana, de la ORGA y del Partido Radical Socialista, fundó Izquierda Republicana. Más significativa aun fue, en las izquierdas obreras, la radicalización del PSOE y la UGT, que se añade a la ya tradicional de la CNT. Como corolario de ello se dieron frecuentes disturbios callejeros que escapaban al control de las autoridades. Tanto la central sindical socialista como la anarquista promovieron multitud de huelgas y movilizaciones, tanto en las ciudades como en el campo. El Partido Comunista, prosoviético y por instrucciones llegadas de la URSS, abandonó su tradicional 4 Se conoció así a un juego inventado en aquella época por dos judíos alemanes, Strauss y Perl (de donde su nombre), parecido a la ruleta, y para cuya introducción es España parece que Strauss se sirvió de sobornos al entorno familiar de Lerroux. El término castellanizado, estraperlo, se hizo después muy conocido para designar el tráfico ilegal de productos sometidos a racionamiento (mercado negro) durante los años de la posguerra, los “años del hambre”, y ese es el significado por el que muchas personas mayores lo conocen. 5 Antonio Nombela, inspector general de Colonias acuso a personas cercanas a Lerroux de haber pagados ilícitamente ciertas cantidades a una empresa colonial en África. La subsiguiente destitución de Nombela provocó un gran escándalo. 299 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) enfrentamiento con el PSOE y propició un frente antifascista que terminaría cristalizando en el llamado Frente Popular del que hablaremos más abajo. En octubre de 1934, la entrada en el Gobierno de tres ministros de la CEDA fue interpretada por los socialistas como una entrega de la República a sus enemigos y supuso la señal de partida para una revolución que venía gestándose desde hacía tiempo, con el apoyo del PCE y de la CNT. En la mayor parte de España, las manifestaciones de esta revolución apenas pasaron de una huelga de unos pocos días. Pero en dos lugares la situación alcanzó una tensión notable. a) En Cataluña, el presidente de la Generalitat, Companys proclamó, como ya hiciera Macià en 1931, el Estado catalán dentro de la República federal española, lo que tuvo como consecuencia la suspensión por parte del Gobierno de la autonomía catalana y el encarcelamiento de todo el Gobierno de la Generalitat. Lluís Companys, presidente de la Generalitat en octubre de 1934 TEXTO DE APOYO LA PROCLAMACIÓN DEL ESTADO CATALÁN POR COMPANYS Catalanes: Las fuerzas monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar a la República han logrado su objetivo y han asaltado el poder. Los partidos y los hombres que han hecho públicas manifestaciones contra las menguadas libertades de nuestra tierra, los núcleos políticos que predican constantemente el odio y la guerra a Cataluña, constituyen hoy el soporte de las actuales instituciones (…). En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del parlamento, el gobierno que presido asume todas las facultades del poder en Cataluña, proclama el Estado Catalán de la República Federal Española, y al establecer y fortificar la relación con los dirigentes de la protesta general contra el fascismo, les invita a establecer en Cataluña el gobierno provisional de la República, que hallará en nuestro pueblo catalán el más generoso impulso de fraternidad en el común anhelo de edificar una República Federal libre y magnífica. LUIS COMPANYS b) Por su parte, en Asturias la situación si alcanzó una auténtica dimensión revolucionaria de signo socialista: los mineros se adueñaron de la región durante dos semanas, organizaron la sanidad, la seguridad y los suministros, colectivizaron los medios de producción y abolieron el dinero, mantuvieron la 300 HISTORIA DE ESPAÑA producción minera y siderúrgica y crearon órganos de gobierno revolucionario (todo ello, en tan corto espacio de tiempo). Hubo de intervenir el ejército, al mando de Franco, para reconquistar la región prácticamente casa por casa. La represión posterior, llevada a cabo por la Guardia Civil, fue brutal. El saldo de la revolución de octubre fue impactante: más de 1.300 muertos y el doble de heridos entre obreros y las fuerzas armadas, fusilamientos sin juicio, torturas, y unos 30.000 detenidos, muchos de los cuales prolongarían su estancia en prisión hasta la victoria electoral del Frente Popular en 1936. Entre ellos estaban Companys, el ex presidente del Gobierno Azaña (que no participó ni personal ni a través de su partido, en la revuelta) y buena parte de la cúpula del PSOE. La ruptura de la convivencia era definitiva. D. LAS CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE. EL FINAL DEL BIENIO DERECHISTA Las consecuencias en el panorama político y social de España fueron demoledoras para la propia pervivencia de la República: 1. La derecha antirrepublicana percibió estos hechos como la confirmación de que la izquierda preparaba una revolución marxista frente a la que no podrían hacer frente los burgueses republicanos, demasiado débiles y condescendientes. No se veía ya desde estos sectores más salida real que la intervención del ejército. 2. La izquierda obrera sufrió una dura represión, con sus locales y periódicos clausurados y muchos de sus dirigentes encarcelados. Muchos obreros fueron despedidos acusados de haber participado en los hechos de octubre. 3. La respuesta a esta represión fue un acercamiento de las distintas posturas, desde los republicanos de centro hasta la extrema izquierda. El encarcelamiento de Azaña, líder de Izquierda Republicana, lo convirtió en mártir y líder natural de la oposición. Por su parte, la izquierda obrera se consolidaron desde su debilidad en torno a cinco organizaciones: el PSOE, (socialistas moderados), la UGT (el sindicato socialista), el PCE (prosoviético o estalinista), el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista, de signo trotskista —o antiestalisnista—) y una parte de los anarquistas. Todos los grupos citados participaron en la creación del Frente Popular. Fue así como los gobiernos de centro-derecha entraron definitivamente en crisis y se decidió la convocatoria de elecciones generales para febrero de 1936. 301 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 28.3. EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR Y EL CAMINO HACIA LA GUERRA CIVIL (DE FEBRERO A JULIO DE 1936) 1. El contexto internacional y la creación de los Frentes Populares.— Pese a todo, durante el año 1935 se puede decir que el gobierno radical-cedista desarrolló una política relativamente moderada, que no contentaba en absoluto a los sectores más extremistas de la derecha, como la liderada por Calvo Sotelo, mientras que el PSOE se decantaba por actitudes cada vez más radicales, cada vez más cercanas a las del Partido Comunista. Pero en el contexto internacional algo vino a modificar la actitud de estos partidos, y es que tanto Hitler en Alemania como Mussolini en Italia estaban afianzando sus respectivos regímenes fascistas. Ello alentó en varios países de Europa a los partidos de izquierdas y a los representativos de las clases medias a unirse en los llamados Frentes Populares con el objetivo de detener la marea ultraderechista en defensa de la democracia. La revolución proletaria, por el momento, quedaba en un segundo plano. 2. La victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936.— Así pues, en las elecciones que se convocaron para el 16 de febrero de 1936 todas las fuerzas progresistas y de izquierdas (las mismas que habían propiciado la llegada de la República en 1931) se presentaron conjuntamente en forma de Frente Popular, con la pretensión de retomar el programa reformista de 1931-1933 y de conceder amnistía a los encarcelados por la Revolución de Asturias. Esta coalición derrotó6 a una derecha desunida y desgastada tras dos años largos en el poder y desde el primer momento el clima de violencia desatada entre perdedores y ganadores comenzó a presagiar el desencadenamiento de un conflicto civil. 3. El regreso de Azaña y el camino hacia la guerra.— Azaña, nombrado otra vez Presidente del Gobierno por Alcalá Zamora, poco pudo hacer frente a tal clima de violencia, el radicalismo de unos y otros y los desordenes callejeros continuos. De nuevo arden los conventos y la Falange, apoyada por el fascismo italiano, multiplica sus acciones violentas. Los continuos rumores de un golpe de Estado de signo derechista generaron un clima antimilitarista que echa más leña al fuego. La situación se complica cuando el Congreso decide en el mes de mayo de 1936 destituir al Presidente de la República, Alcalá Zamora — recordemos que pertenecía a la derecha moderada republicana—, para sustituirlo por el más izquierdista Azaña (que fue sustituido a su vez en la presidencia del Gobierno por Santiago Casares Quiroga). En los meses de junio y julio los desordenes de tipo social se multiplicaron, con ocupaciones de tierras, huelgas salvajes y asaltos a comercios. 6 De los resultados de estas elecciones hay que destacar los 99 diputados del PSOE, los 87 de Izquierda Republicana y los 17 del Partido Comunista; la CEDA descendió a los 88 diputados. 302 HISTORIA DE ESPAÑA TEXTO DE APOYO EL PROGRAMA DEL HISTORIADOR STANLEY FRENTE PAYNE POPULAR, POR EL "( ... ) El programa mínimo aceptado por todos los partidos que intervenían [en el Frente Popular], incluía los siguientes puntos fundamentales: 1. Amnistía total para los insurrectos de 1934 y para todos los acusados de atentados político-sociales desde 1933 y procesamiento de todos los culpables de «actos de violencia» al reprimir los atentados políticos. 2. Reposición en sus puestos de todos los trabajadores y empleados públicos despedidos por causas políticas y compensación plena de todas las pérdidas sufridas por ellos. 3. Reforma del Tribunal de Garantías Constitucionales para excluir la influencia conservadora; reforma del sistema judicial con el objeto de establecer su independencia, promulgar la justicia social y acelerar su rapidez y eficacia. 4. Restauración de la autoridad de todos los apartados de la constitución republicana; reforma de las cortes ( ... ) aprobación de la legislación orgánica que garantice el funcionamiento de los gobiernos provincia¡ y municipal; reforma de la ley de orden público con el objeto de obtener mayores garantías para los derechos individuales. 5. Continuación de la reforma agraria; arrendamientos menores y mayor seguridad para los pequeños propietarios; reducción de los impuestos (...) ayuda técnica acrecentada para los pequeños propietarios. 6. Protección de los pequeños productores y los pequeños empresarios; reforma de los impuestos y las tarifas industriales; estímulo a la producción; ampliación de las obras públicas. 7. Sujeción del funcionamiento del Banco de España al interés público; reglamentación y mejora del funcionamiento de los bancos y las instituciones de ahorro. 8. Restauración de toda la legislación social de 1931-33; aumento de salarios; amplio programa de viviendas sociales; extensión de la educación a todos los niveles. Este programa era, fundamentalmente, socialdemócrata reformista. ( ... ) Desbordaba en algunos aspectos la posición original de la izquierda republicana, pero se alejaba de la obsesión anticlerical que, en el pasado, le había restado tantas energías. Estipulaba un acuerdo sobre un conjunto de principios mínimos para una coalición electoral, pero no constituía un plan para un gobierno de coalición.' (*) Sinopsis del programa original PAYNE, Stanley G.: La Revolución Española, Barcelona, ArgosVergara, 1977, pp. 188-189. 4. Los sucesos de julio del 39 y el inicio de la guerra.— En ese clima de extrema crispación política, el 12 de julio fue asesinado el teniente Castillo, de la Guardia de Asalto —muy cercana al gobierno de izquierdas, como sabemos— parece ser que por miembros de la Falange. En represalia, al día siguiente era asesinado uno de los líderes de la derecha española, José Calvo 303 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) Sotelo. Este asesinato sería posteriormente usado como excusa para el levantamiento militar, pero lo cierto es que este venía gestándose desde meses atrás. En concreto, el general Emilio Mola —destinado a Pamplona para alejarlo de la capital, dado que se sospechaba de sus intenciones golpistas— fue el director de una conspiración contra la República en la que también estaba el general Francisco Franco, destinado también lejos de Madrid, en Canarias. El 17 de julio de 1936 se sublevaron las tropas de Melilla y Franco se pone allí al frente del ejército africano (constituido básicamente por marroquíes), mientras que el 18 de julio la sublevación se pone en marcha en la península. Comenzaba así una de las mayores tragedias de la historia de España, la Guerra Civil de 1936 a 1939 Las elecciones de 1936 devolvieron la mayoría a la izquierda, tanto republicanoburguesa como obrera, unida bajo la denominación de Frente Popular 304 HISTORIA DE ESPAÑA 305 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 29. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939) 29.1. REFLEXIONES GENERALES SOBRE LA GUERRA La Guerra Civil española es el periodo de nuestra historia reciente que más atención ha suscitado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, por lo que no creo ocioso hacer una serie de reflexiones respecto de la misma. La guerra supuso el fin trágico de un fallido proceso a largo plazo que, iniciado con el fin del Antiguo Régimen y con la primera implantación del liberalismo, un siglo antes (muerte de Fernando VII, regencia de Maria Cristina de Borbón) debería haber ido evolucionando hacia un sistema democrático, como había ocurrido, por ejemplo, en Francia. Este proceso natural se vio en España abortado por el régimen de la Restauración y su sistema electoral y se truncó definitivamente con la dictadura de Primo de Rivera. De ese modo, la instauración de la Segunda República, que formalmente era una democracia impecable, no fue resultado de un paulatino perfeccionamiento del sistema político sino de la irrupción brusca de un régimen que chocaba con la realidad social del momento. La reflexión que conviene hacer es hasta qué punto la democracia republicana no fracasó en su intento de cambiar radicalmente una situación caracterizada por una serie de privilegios de hecho para unos pocos. Quizá se pueda acusar a los reformistas de ser excesivamente ambiciosos y de tener demasiadas urgencias históricas para lo que hubiera aconsejado la prudente valoración de las circunstancias. Pero también habría que acusar a los grupos más conservadores de su absoluto inmovilismo, que les hizo rechazar cualquier reforma. Cada quien puede poner el acento en lo que desee, pero lo que es innegable es que la España de la República fue, como nunca antes y después, la de las dos Españas que se negaban mutuamente sin espíritu de convivencia, con el único afán de aniquilar a la contraria y sin que existiera un espíritu de concordia y de acuerdo nacional. Dos Españas dentro de las cuales el nexo de unión básico era en de la negación de la otra y que se enfrentaron en la guerra, cuyos componentes se situaron a veces por las circunstancias en un determinado bando y que no se pueden ver en modo alguno como grupos homogéneos: a) Al lado de la legalidad republicana estaba toda la izquierda obrera (el PSOE, la UGT, el PCE, el POUM, la CNT: un amplio abanico que comprendía desde partidos moderados hasta organizaciones revolucionarias de distinto signo y que aprovecharán la guerra para intentar poner en práctica sus planes); también la izquierda republicana moderada de tipo burgués, personificada por Azaña; y finalmente, los nacionalistas, cuyas aspiraciones sólo habían encontrado eco históricamente entre los anteriores. El espectro era amplísimo e 306 HISTORIA DE ESPAÑA inconciliable: partidarios de un sistema parlamentario democrático junto a defensores de una dictadura de tipo soviético o del anarquismo. b) Junto a los militares sublevados (que no fueron todo el ejército), preocupados por la unidad de la patria, el avance del marxismo y del ateísmo, se situó la Iglesia, que se había sentido ultrajada por la República, y los sectores católicos organizados en torno a la CEDA; los grandes empresarios y la banca, preocupados por los avances en materia social; los grandes propietarios de tierra, amenazados por los planes de reforma agraria; también estaban de este lado los fascistas de la Falange, sobre todo por su ultranacionalismo español —que veía en los nacionalismos regionales un enorme peligro— y su rechazo al movimiento obrero; los tradicionalistas o carlistas, por su condición de ultracatólicos; finalmente, los monárquicos nostálgicos de la dinastía borbónica, que se sintieron arropados por el antirrepublicanismo del bando sublevado y que entendieron que esa era la forma de propiciar la vuelta de la corona a la jefatura del Estado. Como puedes observar, dos conglomerados extremadamente heterogéneos, ya que dentro de cada bando hubo facciones con aspiraciones totalmente incompatibles, con proyectos para España radicalmente distintos, e incluso con motivaciones diferentes para la intervención en la guerra que nada tenían que ver las unas con las otras: políticas, económicas, morales; facciones que en otras circunstancias hubiesen sido enemigos irreconciliables (piénsese en la Falange anticapitalista frente al gran empresariado, en los republicanos burgueses frente a los anarquistas, en los monárquicos borbónicos junto a los tradicionalistas carlistas, en los socialistas moderados frente a los comunistas prosoviéticos) pero que llegado el momento supieron en qué bando situarse, quién era amigo aun circunstancial junto al que luchar y quién enemigo mortal al que eliminar. Quizá el mito de las dos Españas no pase de eso, de ser un mito: en el fondo, había muchas Españas, demasiados radicalismos, demasiados posturas intransigentes y excluyentes. Pero lo cierto es que hubo dos bandos y ese mito ha subsistido hasta hoy, como ha subsistido la visión, falsa por su excesiva simplificación, de que los sublevados eran todos fascistas o que los fieles a la República eran todos comunistas. Y también es cierto que la legalidad y la legitimidad estaban del lado de los republicanos y que sólo en este bando había auténticos defensores de los que hoy conocemos como democracia… aunque no todos sus miembros lo eran. La guerra también tuvo una dimensión internacional, o dicho de otra forma, se puede observar bajo el prisma de las circunstancias internacionales del momento, previo a la Segunda Guerra Mundial, de la que muchos dicen que fue una especie de ensayo general. En efecto, se ha dicho frecuentemente que nuestra Guerra Civil enfrentó dramáticamente a las tres grandes ideologías de aquellos años: la democracia de origen liberal (Francia, Reino Unido, EE.UU.), el totalitarismo comunista de la Unión Soviética y los totalitarismos de corte fascista (Alemania e Italia). Pero no conviene simplificar en exceso, ya que hay que tener en cuenta que en ese enfrentamiento mundial estaban ausentes elementos muy importantes en el bando de los 307 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) sublevados —el catolicismo, el rechazo a los nacionalismos periféricos o la defensa de la monarquía como forma de Estado— y en el de los republicanos —el anarquismo, sin ir más lejos—. Las consecuencias de la guerra fueron desastrosas, no sólo en cuanto al número de bajas directamente causadas por la misma. Los destrozos materiales y el exilio de cientos de miles de españoles, entre ellos parte de lo más granado de nuestros intelectuales, artistas y científicos forman parte de las secuelas de la guerra. Pero lo peor fue que tras la guerra se instaló de modo permanente esa intransigencia frente al otro en forma de una interminable dictadura de cuarenta años que postergó. 29.2. EL DESARROLLO DE LAS OPERACIONES MILITARES TEXTO DE APOYO PROCLAMA DE FRANCO AL PRINCIPIO DE LA GUERRA Españoles: A cuantos sentís el santo amor de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la Nación os llama en su defensa. La situación de España es cada día más crítica, la anarquía reina en la mayoría de sus campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los ciudadanos que alevosa y traidoramente se asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia [.. ]. Ni igualdad ante la ley, ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, más que por regionalismos que los poderes fomentan [...]. ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia? ¡Eso no! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla. Justicia, igualdad ante las leyes, ofrecemos. Paz y amor entre los españoles, libertad y fraternidad exenta de libertinajes y tiranías. Trabajo para todos, justicia social, llevada a cabo sin encono ni violencia, y una equitativa y progresiva distribución de riqueza, sin destruir ni poner en peligro la economía española. Pero frente a eso una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que, directa o solapadamente, intentan destruir España. Españoles, ¡viva España! ¡Viva el honrado pueblo español! 308 HISTORIA DE ESPAÑA A. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Ya sabemos que desde la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, una parte importante del ejército, poniéndose al frente de los sectores más conservadores de la nación, comenzó a preparar un golpe de Estado para acabar con la República. Al frente de dicha conspiración se encontraba el general Emilio Mola, ayudado por otros, entre ellos, el general Franco. Mola, efectivamente, inició la sublevación —llamada en la terminología de los rebeldes el Alzamiento Nacional— el 18 de julio de 1936, con el objetivo de acabar con el gobierno frentepopulista y con la República. Fueron el fracaso como tal de dicho golpe de Estado y la organización de la reacción frente al mismo del Gobierno y las organizaciones obreras los que dieron origen a una sangrienta guerra entre españoles. Rápidamente, las regiones más conservadores — Navarra, Castilla y León, Galicia—vieron triunfar a los rebeldes, mientras que en Madrid y Barcelona, centros neurálgicos de la política española, la sublevación fracasó. Fue en parte la reacción de sindicatos y partidos de izquierda la que provocó este fracaso, pero también hay que contar con un elemento decisivo: que no todos los componentes del ejército y las fuerzas de orden público se sumaron a la revuelta, hecho sin el que quizá el golpe no hubiese fracasado. El general Emilio Mola fue el verdadero jefe de la rebelión. Su muerte en accidente aéreo en 1937 despejó el camino para el liderazgo definitivo de Franco De este modo, España quedó dividida en dos zonas, la que seguía estando bajo el control de la República y la España nacional7, es decir, la controlada por las nuevas autoridades inicialmente militares surgidas de la sublevación. a) Los sublevados dominaron el norte de Marruecos y Canarias (desde donde se inició la rebelión), Baleares (salvo Menoría), Galicia, oeste de Asturias, Álava, Navarra, occidente de Aragón, Castilla la Vieja y León, norte de Extremadura y algunas ciudades andaluzas como Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada. b) El golpe fracasó en el resto de Asturias, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa, Cataluña, Levante, incluida Murcia, sur de Extremadura, Castilla la Nueva incluida Madrid y casi toda Andalucía. 7 Respecto de la denominación de cada uno de los bandos existe un amplio acuerdo entre los historiadores para designarlos como bando o España republicana y bando o España nacional o nacionalista. En cuanto a este último nombre hay que llamar la atención sobre que puede resultar un tanto contradictorio si identificamos nacionalismo sólo con los nacionalismos periféricos que habían aparecido en España a finales del siglo XIX. Pero no lo será tanto si pensamos que este bando hacía del patriotismo o nacionalismo español una de sus principales señas de identidad, precisamente frente a los nacionalismos periféricos o, en sus propias palabras, regionalismos separatistas. 309 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) La Guerra Civil: movimientos de los frentes a lo largo de 1936 310 HISTORIA DE ESPAÑA B. LA GUERRA DE COLUMNAS Y EL INTENTO DE ASALTO A MADRID (DE JULIO A NOVIEMBRE DE 1936 El objetivo prioritario de los militares rebeldes fue desde el principio la toma de Madrid, operación en la que se iban a centrar los ejércitos del norte (Mola) y de del sur (Franco). Se tenía la convicción de que una vez cayera la capital, la República se hundiría como un castillo de naipes y la guerra terminaría. Mola apenas pudo progresar hacia el sur en las primeras semanas, debido a la resistencia de los milicianos y del ejército leal; en contrapartida, ocupó San Sebastián y aisló la zona norte republicana respecto de Francia. Franco, que en agosto consiguió pasar el estrecho de Gibraltar con sus tropas, avanzó desde Sevilla hacia Badajoz (donde tuvo lugar uno de los primeros asesinatos masivos de leales a la República durante la guerra). En su avance hacia Madrid desde Extremadura se detuvo en Toledo, en cuyo Alcázar un general rebelde, Moscardó resistía ferozmente los embates de los republicanos. Ya es este momento se apreciaban algunos de los elementos fundamentales de lo que será la tónica habitual de la guerra: mientras que los rebeldes actuaban de forma muy organizada y disciplinada, en el bando republicano el ejército casi se puede decir que desapareció inicialmente para dar paso a una serie de milicias más o menos espontáneas, vinculadas con las organizaciones obreras y que adolecían de falta de coordinación absoluta. Por otro lado, la ayuda militar de los italianos y los alemanes (de cuyo papel hablaremos más adelante) fue decisiva para permitir el masivo traslado de tropas desde el norte de África hasta Andalucía. El gran asalto a Madrid se produjo en noviembre, tras haberse unido Mola a Franco, pero fracasó debido a la enconada resistencia de los madrileños. No obstante, el frente quedó estabilizado a unos centenares de metros del centro de la capital (en la Ciudad Universitaria), lo que motivó la huida del Presidente de la República a Barcelona y del Gobierno a Valencia. La defensa de la capital correría en adelante a cargo de la llamada Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general Miaja. La llegada de los primeros contingentes de las Brigadas Internacionales (ver más abajo) y de los primeros tanques soviéticos fue decisiva en la resistencia de Madrid, que duraría hasta casi el final de la contienda. Posteriores intentos de tomar la capital de España se saldaron son sendas derrotas de los franquistas en las batallas del Jarama (febrero de 1937) y Guadalajara (marzo). En consecuencia, se decidió cambiar de estrategia y abandonar por el momento la idea de tomar Madrid. 311 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) La Guerra Civil: movimiento de los frentes entre 1937 y 1939 312 B. LAS GRANDES OPERACIONES MILITARES: EL FRENTE NORTE (DE ABRIL A OCTUBRE DE 1937) El nuevo objetivo iba a ser conquistar la zona republicana que había quedado aislada en la cornisa cantábrica, desde Asturias hasta el País Vasco. Desde el 31 de marzo Mola lanzó una campaña en la que participaron legionarios, requetés (carlistas navarros), tropas italianas y la célebre unidad aérea llamada HISTORIA DE ESPAÑA Legión Cóndor alemana8. En junio cayó Bilbao, siendo derogado el Estatuto de Autonomía recientemente aprobado por las Cortes (1 de octubre de 1936); en agosto fue conquistada Santander y finalmente en octubre, Franco (otra vez Franco, como en el 34) consiguió el control de Asturias. Entre tanto, los republicanos habían intentado aligerar presión contra el frente norte, lanzando dos ofensivas, en Brunete (Madrid) en julio, y en Belchite (Zaragoza) en septiembre, pero sin ningún resultado. Toda la franja cantábrica había caído, y con ella la República había perdido el control de sus importantes recursos: las minas de carbón de Asturias y las fábricas siderúrgicas y de armas del País Vasco. Además, se quedó sin la posibilidad de abrir un frente norte contra los sublevados y finalmente perdió su acceso al Océano Atlántico. Desde este momento, España quedó dividida en dos bloques territoriales; el correspondiente a la República apenas comprendía la meseta sur (incluida Madrid), Andalucía oriental, el Levante, Cataluña y parte de Aragón. Es decir, que en quince meses el gobierno legítimo había pasado a controlar sólo un tercio del territorio nacional. La suerte de la guerra empezaba a vislumbrarse. C. LAS GRANDES OPERACIONES MILITARES: EL FRENTE ESTE (DE OCTUBRE DE 1937 A NOVIEMBRE DE 1938) La iniciativa de la guerra la levaba ya claramente el bando sublevado, que desde octubre de 1937 puso sus ojos en un nuevo objetivo inmediato: el de alcanzar la costa mediterránea entre Castellón y la desembocadura del Ebro avanzando desde el sur de Aragón. Con ello se pretendía dividir la zona republicana y aislar así Cataluña. Efectivamente, en abril de 1938 caía Lérida y Franco derogaba el Estatuto de Autonomía de Cataluña9. Días más tarde las tropas franquistas alcanzaron el Mediterráneo por Vinaroz (Tarragona). Pero los republicanos, en un desesperado contraataque, lanzaron en el verano del mismo 1938 una masiva 8 Esta unidad militar enviada por Hitler es tristemente famosa porque protagonizó uno de los hechos más lamentables y conocidos de toda la contienda: el bombardeo de la ciudad de Guernica (Vizcaya), que carecía de interés estratégico y no disponía de defensa. En el bombardeo murieron cientos de civiles y ello se puede considerar como un anticipo de lo que luego serían los masivos bombardeos contra distintas ciudades en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que estaba a punto de comenzar. La destrucción de esta ciudad inspiró a Pablo Picasso su cuadro “Guernica” para la Exposición internacional de aquel mismo año en París, cuadro que se ha convertido en un auténtico icono del siglo XX y uno de los más conocidos alegatos contra la guerra. 9 No es necesario insistir en el rechazo que el bando insurgente manifestaba por los nacionalismos periféricos, a los que tachaba de separatistas y de poner en peligro la unidad de la patria. No olvides que el patriotismo, un cierto nacionalismo español, era una de las consignas principales que compartían tanto los militares que se habían sublevado como otras organizaciones políticas que se les sumaron, en especial, los fascistas de la Falange. La derogación de los estatutos de autonomía concedidos por la República supuso un serio revés en las aspiraciones de autogobierno de catalanes y vascos y, en definitiva, fue un radical movimiento de péndulo hacia posiciones centralistas que se habían implantado en la España del liberalismo decimonónico y volverían a reverdecer con el franquismo. Cataluña y el País Vasco deberían esperar más de cuarenta años para recuperar su autonomía, ya en tiempos de Juan Carlos I, durante la etapa constituyente (19771978). 313 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) campaña contra la retaguardia de los ejércitos nacionales apostados en la costa Mediterránea, cruzando el Ebro, que entonces servía de línea del frente, en dirección sur. La batalla del Ebro, la más cruenta de toda la guerra (costó más de 100.000 vidas y duró casi cuatro meses) supuso un enorme desgaste para el ejército republicano que no pudo culminar con éxito. La derrota de la República en esta batalla dejó a Cataluña prácticamente a merced de los ejércitos sublevados. El final de la guerra era ya cuestión de tiempo. D. EL FINAL DE LA GUERRA (DICIEMBRE DE 1938 A ABRIL DE 1939) En la víspera de la Nochebuena de 1938, el ejército franquista lanzó su ofensiva final contra Cataluña. Las muy mermadas fuerzas republicanas (a las que ya apenas llegaba ayuda soviética y de las Brigadas Internacionales) apenas si pudieron ofrecer la resistencia necesaria para hacer posible la retirada ordenada de Barcelona de las autoridades allí instaladas desde el principio de la guerra. Comenzó entonces un penoso y masivo éxodo hacia la frontera con Francia, a pie en la mayor parte de los casos, en pleno invierno del norte de España, de decenas de miles de personas que temían por sus vidas cuando el nuevo régimen se implantara definitivamente. El 26 de enero caía la que había sido de facto la capital de la República durante la guerra, Barcelona, y aunque lo que quedaba de Gobierno optó por una resistencia inútil, en Madrid el republicano coronel Casado se sublevó contra estos restos de autoridad para intentar una rendición pactada de la ciudad, rendición que fue rechazada por Franco. Así, la capital de lo que había sido la Segunda República, Madrid, caía por la armas el 28 de marzo de 1939. El 1 de abril de 1939 se anunciaba desde Burgos que la guerra había terminado. 29.3. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA INTERNA EN CADA BANDO Tan interesante o más que conocer las evoluciones de los frentes de batalla es saber cuál fue la evolución política de cada uno de los bandos. En el caso del republicano, nos permite apreciar cómo existieron enormes disensiones internas que se manifestaron en una evidente falta de unidad de acción en el terreno bélico; tal vez sea ésta la clave que explique primero que no se pudiera dar una respuesta rápida a lo que inicialmente no fue más que un fallido golpe de Estado y después, la incapacidad militar frente a los sublevados en los frentes. En el caso de la España del Alzamiento, nos permite apreciar los rasgos de una perfecta organización bélica y la aparición de los elementos esenciales de lo que luego sería el régimen franquista. A. LA ZONA REPUBLICANA 1. – El caos inicial y el gobierno de Giral (19 de julio a 4 de septiembre de 1936). – El estallido de la guerra provocada por la sublevación fallida del ejército dio lugar a un gran entusiasmo 314 HISTORIA DE ESPAÑA revolucionario, que produjo, entre julio y octubre de 1936 un auténtico derrumbe de las instituciones legalmente constituidas, dejando de existir en la práctica el Estado republicano. El caos reinante tuvo su más clara manifestación en el hecho de que el gobierno de José Giral —que había sustituido a Casares Quiroga un día después de la sublevación— tuviera que entregar armas a las organizaciones radicales, con cuyas milicias, desorganizadas y sin disciplina, se intentó crear un Ejército Popular que se enfrentaría a más profesional ejército nacional. Otra de las manifestaciones fue el desencadenamiento de una fuerte represión contra todos los que fueron sospechosos de ser partidarios del golpe de Estado por ejemplo, se asesinó a José Antonio Primo de Rivera, que luego sería exaltado por el franquismo como mártir de la causa). TEXTO DE APOYO LA SITUACIÓN DEL GOBIERNO TRAS EL ALZAMIENTO, POR AZAÑA Al siguiente día del alzamiento militar el gobierno republicano se encontró en esta situación: por un lado tenía que hacer frente al movimiento que desde las capitales y provincias ocupadas (el noroeste y el centro de la Península y buena parte de Andalucía) tomaba la ofensiva contra Madrid; y por otro, a la insurrección de las masas proletarias, que sin atacar directamente al gobierno, no le obedecían. Para combatir al fascismo, querían hacer una revolución sindical. La amenaza más fuerte era sin duda el alzamiento militar, pero su fuerza principal venía, por el momento, de que las masas desmandadas dejaban inerme al gobierno frente a los enemigos de la República. Reducir aquellas masas a la disciplina, hacerlas entrar en una organización militar del estado, con mandos dependientes del gobierno, para sostener la guerra conforme a los planes de un Estado Mayor, ha constituido el problema capital de la República. AZAÑA, Escritos políticos y de guerra 2. — El gobierno de Largo Caballero (4-9-36/18-5-37) y el restablecimiento de la autoridad.— Cuando accedió a la presidencia del gobierno el socialista Francisco Largo Caballero, en septiembre de 1936 se produjo un encauzamiento de los movimientos revolucionarios y una concentración de las fuerzas militares fieles a la República. En estos momentos se optó por incluir a anarquistas en el gobierno, se concedió el Estatuto de autonomía al País Vasco y se trasladó el gobierno a Valencia, ante la cercanía a Madrid de las tropas franquistas. Pero los enfrentamientos entre los grupos más radicales de cuantos quedaban fieles a la República (me refiero a los comunistas del PCE, a los comunistas disidentes del POUM — Partido Obrero de Unificación Marxista— y a los anarquistas) fueron en aumento, llegando a provocar un enfrentamiento armado en Cataluña en la primavera de 1937, hecho que provocó la dimisión de Largo Caballero. 315 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 3. — El gobierno de Negrín (18-5-37/1-4-39) y la influencia comunista.— El sustituto de Largo Caballero fue el Doctor Juan Negrín, que apoyado claramente en los comunistas, reforzó la autoridad gubernamental y terminó con las disputas internas. Es en este periodo, como sabemos, donde debemos inscribir el discurso de Azaña ante el Ayuntamiento de Barcelona y el intento desesperado de Negrín de prolongar la guerra hasta el inicio de la guerra mundial contra Hitler y Mussolini, lo que luego se llamaría Segunda Guerra Mundial). Tras la caída de Barcelona, Negrín volvió a Madrid, pero su autoridad fue suplantada por la ya citada Junta de Defensa, que finalmente gestionó el final de la guerra y el fin definitivo de la Segunda República española. B. LA ESPAÑA FRANQUISTA O NACIONAL TEXTO DE APOYO LA REPRESIÓN EJERCIDA POR EL BANDO NACIONAL El general Queipo de Llano se hizo cargo del control de Sevilla, y desde allí y mediante charlas radiofónicas, organizó una brutal represión contra todos aquellos que manifestaran o hubieran manifestado sus simpatías por la República. Se hicieron célebres sus charlas radiofónicas, en las que se dedicó a aterrorizar a la población. Se trató de la primera vez que se utilizó este medio de masas, aunque por entonces aún en mantillas, como método de propaganda. Aquí seguimos imponiendo castigos a distintos pueblos, donde los criminales marxistas, ebrios de sangre, continúan sus crímenes contra pequeños puestos de la benemérita Guardia Civil […] ¿morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! […] Cumpliendo lo dispuesto en el bando de guerra, esta mañana ha sifo fusilado el comandante de Artillería señor Loureiro, por haber ordenado la entrega de doscientos fusiles y otras tantas pistolas a los marxistas, a fin de que asesinasen a nuestros valientes soldados. […] También ha sido fusilado el presidente del Sindicato Obrero de la Pirotecnia, por haber declarado la huelga y ejercido coacciones sobre los obreros. […] Obreros de Sevilla: […] Yo os autorizo, bajo mi responsabilidad, a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción sobre vosotros; que si lo hicierais, quedaréis exentos de toda responsabilidad. General Queipo de Llano, charla radiofónica del 23 de julio de 1936 1.— Establecimiento de un régimen militar fuerte.—Frente a la desorganización y el caos internó que caracterizó a la República durante la guerra, la España nacional tuvo un aspecto bien distinto, derivado de se trataba de un régimen de carácter militar que impuso rápidamente un fuerte control. Pese a ello —tal vez debido a ello— la represión fue también brutal e indiscriminada 316 HISTORIA DE ESPAÑA contra todos los sospechosos de izquierdismo o de haber colaborado con la República de izquierdas. 2.— La organización de un “Nuevo Estado” en torno a la figura de Franco.— Desde el punto de vista político se comenzó a dotar a la España nacional de una organización estatal de la que carecía (piénsese que en realidad las nuevas autoridades no eran más que mandos del ejército, que desecharon cualquier autoridad cuya legitimidad pudiera venir del marco jurídico constitucional de la República). Por razones de eficacia, la autoridad militar de los primeros momentos, un órgano colegiado de altos mando militares, la llamada Junta de Defensa Nacional, decidió concentrar todo el poder en una sola persona, de modo que el 1 de octubre de 1936, el general Franco fue nombrado jefe del Estado español y “Generalísimo” de los ejércitos. TEXTO DE APOYO DECRETO DE UNIFICACIÓN CREANDO FALANGE ESPAÑOLA TRADICIONALISTA Y DE LAS JONS "( ... ) Llegada la guerra a punto muy avanzado y próxima la hora victoriosa, urge acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación que exijo en el nombre de España ( ... ) no quiere decir ni conglomerado de fuerzas, ni mera concentración gubernamental, ni unión pasajera Dispongo: Art. 1.º Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo mi jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que de momento se denominará Falange Española Tradicionalista y de las JONS ( ... ) Esta organización, intermedia entre la sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar al Estado el aliento del pueblo y de llevar a este el pensamiento de aquel a través de las virtudes político-morales de servicio, jerarquía y hermandad. Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos (...). Art. 2.º Serán órganos rectores de la nueva entidad política nacional el Jefe del Estado, un Secretariado o Junta Política y el Consejo Nacional ( ... ). Art. 3.º Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés ( ... )." Burgos, a 20 de abril de 1937 317 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) Para acabar con las disputas internas entre las distintas facciones políticas de extrema derecha que habían apoyado el golpe de Estado, Franco, mediante el Decreto de unificación, reunió a los tradicionalistas —carlistas— y a los falangistas de José Antonio en una sola organización, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista10 (las “JONS”). Por su parte, la Iglesia española, muy enfrentada con la República desde su inicio, prestó todo su apoyo a una sublevación que se declaraba claramente defensora de los valores católicos tradicionales, llegando a otorgar a la guerra el carácter — completamente anacrónico y fuera de lugar— de “Cruzada” contra las “hordas marxistas”. Para completar este panorama, a principio de 1938 Franco fue proclamado “Caudillo” de España, a imitación de los que se había hecho con Mussolini —Duce o conductor del pueblo italiano— o con Hitler —el Führer o guía del Estado nazi alemán—. Pero pese a toda esta parafernalia de imitación fascista, el régimen de Franco no respondió exactamente a tal modelo, sino que fue más bien un típico régimen militar arropado externamente por la ideología y los símbolos fascistas de la Falange (uniformes, saludo romano, himnos, banderas, el yugo y las flechas…). 3. – Las medidas contrarreformistas. – Como no podía ser de otro modo, desde los primeros momentos de este “Nuevo Estado” se inició un proceso de reacción frente a las reformas y cambios introducidos por la República: • • • Los sindicatos obreros, llamados también “de clase” fueron ilegalizados y sustituidos por una organización, muy extraña a nuestros ojos, que englobaba a los empresarios y a los obreros, y a la que impropiamente se llamó sindicato, el Sindicato Vertical. En su seno se pretendía que se establecieran cauces de entendimiento entre ambos agentes sociales para evitar la conflictividad social. En el fondo, el control de dicha conflictividad o los avances en materia social para los trabajadores se consiguieron gracias más a la represión policial propia de una dictadura que por la utilidad de esta organización La reforma agraria fue abolida y se devolvieron a sus propietarios las fincas expropiadas, con lo que una de las principales aspiraciones de la República quedó definitivamente frustrada. Toda la legislación secularizadora republicana fue también abolida, surgiendo otra nueva acomodada a los principios de la religión católica, en lo que destacó no sólo la derogación del divorcio, sino incluso la anulación de los que ya se habían producido, incluso en los casos de que los antiguos cónyuges hubiesen contraído nuevo matrimonio. De nuevo se volvían a unir, en un movimiento pendular que iba contra la lógica de los tiempos, la Iglesia y el Estado. 10 Precisamente ése, nacional-sindicalismo, fue uno de los nombres que se dieron el régimen franquista tras la Guerra Civil, a imitación del nacionalsocialismo de Hitler en Alemania. 318 HISTORIA DE ESPAÑA • • Los partidos políticos fueron prohibidos, salvo la Falange. Esta falta de libertad política tuvo su correlato lógico en la derogación de la Constitución de 1931, que no sería sustituida a lo largo de varias décadas más que por un conjunto inconexo de leyes que se denominaron fundamentales; además, las Cortes dejaron de ser una institución auténticamente representativa formada mediante unas elecciones libres para convertirse en una representación de la clase política y social que apoyaba al régimen, con el casi único objetivo de convalidar las decisiones del Jefe del Estado. La libertad de prensa quedó abolida, siendo sometida a un severísimo control a través de una estricta censura. TEXTO DE APOYO CARTA COLECTIVA DEL EPISCOPADO ESPAÑOL SOBRE LA GUERRA "( ... ) Y si hoy, colectivamente, formulamos nuestro veredicto en la cuestión complejísima de la guerra de España, es, primero, porque aun cuando la guerra fuese de carácter político o social, ha sido tan grave su repercusión de orden religioso, y ha aparecido tan claro desde sus comienzos que una de las partes beligerantes iba o la eliminación de la religión católica en España, que nosotros, obispos católicos, no podíamos inhibirnos ( ... ). Consecuencia de esta afirmación son las conclusiones siguientes: Primera: Que la Iglesia, a pesar de su espíritu de paz, y de no haber querido la guerra ni haber colaborado a ella no podía ser indiferente en la lucha: se lo impedían su doctrina y su espíritu, el sentido de conservación y la, experiencia de Rusia. De una parte se suprimía a Dios, cuya obra ha de realizar la Iglesia en el mundo y se, causaba a la misma un daño inmenso, en personas, cosas y derechos, como tal vez no lo haya sufrido institución alguna en la Historia; de la otra, cualesquiera que fuesen los humanos defectos, estaba el esfuerzo por la conservación del viejo espíritu, español y cristiano Segunda: la Iglesia, con ello, no ha podido hacerse solidaria de conductas, tendencias o intenciones que, en el presente o en lo porvenir, pudiesen desnaturalizar la noble fisonomía del movimiento nacional, en su origen, manifestaciones y fines. Tercera: Afirmamos que el levantamiento cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un doble arraigo: el del sentido patriótico, que ha visto en él única manera de levantar a España y evitar su ruina definitiva, y el sentido religioso, que lo consideró como fuerza que debía reducir a la impotencia a los enemigos de Dios, y como la garantía de la continuidad de la fe y de la práctica de su religión.” Firman 48 obispos, encabezados por el Cardenal Pedro Gomá, arzobispo de Toledo. 1 de julio de 1937 En definitiva, se puede afirmar que la dictadura de Franco ya estaba perfectamente instalada en España durante la guerra. Se 319 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) trataba de un régimen declaradamente antidemocrático, al menos en el sentido que nosotros damos al término democracia11 C. LA REPRESIÓN DURANTE LA GUERRA Detrás de las líneas del frente, en el territorio controlado por cada una de las dos facciones en lucha, se desarrollo un terrible drama: quienes habían sido partidarios, de un modo u otro, del bando contrario, fueron perseguidos, encarcelados, muchas veces torturados y frecuentemente también asesinados, ya en solitario ya en auténticas matanzas perfectamente organizadas. Fue una de las caras más oscuras de este enfrentamiento entre hermanos y la antesala de la represión del franquismo. En la zona nacional de desencadenó lo que se vino en conocer como el “terror blanco”. Sus principales objetivos fueron los políticos adversarios, profesores y maestros (tan afectos a la República) y muchos artistas e intelectuales. El hecho que más repercusión tuvo a nivel internacional fue el asesinato, en los primeros momentos de la guerra, del poeta granadino y universal Federico García Lorca en el barranco de Víznar. Por otro lado, hubo matanzas de increíble vesania, como la llevó a la muerte a 2000 concentrados en la plaza de toros de Badajoz, por no mencionar la metódica persecución en los pueblos ya conquistados y los asesinatos al amanecer en la tapias de los cementerios. En la zona republicana, la pérdida del control de la situación por parte de las autoridades legítimas a favor de las organizaciones revolucionarias obreras desató lo que entre los sublevados se llamó el “terror rojo”. Se trató de matanzas de personas que se hubiesen alineado ideológicamente con los partidos de derecha (mandatarios, concejales, simples afiliados o simpatizantes), de eclesiásticos, terratenientes o simplemente personas de posición desahogada… Así, se calcula que murieron unos 7000 clérigos, incluidos algunos obispos, junto al incendio de templos y conventos o su execración para destinarlos a talleres, garajes o cuarteles. Estos lamentables hechos, que se justificaban por sus autores en la identificación de la Iglesia con los rebeldes, repercutieron muy negativamente en la imagen de la República y provocaron que los católicos de todo el mundo se pusieran a favor del bando nacional. El “terror rojo” comenzó a remitir a partir de principios de 1937, gracias a que el gobierno de Largo Caballero comenzó a retomar el control de la situación, pero en ese tiempo ya se había fusilado a varios generales afectos a la sublevación y al fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Sin duda el hecho más tristemente celebre fue fusilamiento sin juicio de 12.000 11 No deja de ser interesante que el nuevo régimen se autocalificara poco más tarde de democracia orgánica. En el siguiente tema se verá qué es la que debe entenderse por tal, pero aquí me interesa destacar que el prestigio adquirido por el término democracia (etimológicamente, el poder del pueblo) hizo que fuera utilizado, con significados reales totalmente opuestos, por regímenes claramente dictatoriales, como los de Franco en España o los distintos regímenes comunistas inspirados por la Unión Soviética. Se trata de apelar al pueblo, cuya voluntad unitaria no deja de ser una ficción, como supremo legitimador de una determinada forma de hacer política. 320 HISTORIA DE ESPAÑA personas que habían sido detenidas en Madrid. Con el pretexto de que iban a ser trasladadas a Valencia, fueron metidos en camiones y fusilados masivamente en Paracuellos del Jarama y en Torrejón de Ardoz, cerca de Madrid. Algunos historiadores responsabilizan de aquella masacre a los mandos locales del Partido Comunista. Allí murieron el escritor regeneracionista Ramiro de Maeztu y el comediógrafo Pedro Muñoz Seca. 29.4. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO. LA INTERVENCIÓN DE LAS POTENCIAS TOTALITARIAS Como ya vimos anteriormente, la Guerra Civil española no fue un fenómeno exclusivamente interno. De alguna forma en él se enfrentaban por un lado los regímenes democráticos avanzados junto con el totalitarismo soviético y por otro las dictaduras totalitarias de corte fascista. Frecuentemente se ha dicho que nuestra guerra civil fue una especie de preámbulo o antesala, o un ensayo general, de los que luego fue la Segunda Guerra Mundial, que básicamente enfrentó a un bando constituido por los regímenes de Mussolini y Hitler (Estados fascistas) y a otro bando que reunió a las principales democracias occidentales (Francia, Reino Unido, JUL.) y al reciente régimen totalitario comunista de la Unión Soviética12. De ahí que nuestro conflicto civil tuviera desde el primer momento una fuerte dimensión internacional. De ese modo, la República pidió ayuda a las democracias occidentales más importantes —Francia y el Reino Unido— y a la Unión Soviética, mientras que los sublevados la pidieron a —y obtuvieron de— Alemania e Italia. A. EL COMITÉ DE NO INTERVENCIÓN Y LA AYUDA RECIBIDA POR LA REPÚBLICA El gobierno del Frente Popular de Francia, dirigido por el socialista León Blum, comenzó ayudando a la República, pero la fuerte presión de la derecha francesa y las reticencias británicas hicieron reconsiderar su postura. Por su parte, el Reino Unido se manifestó muy inquieto por el carácter revolucionario del Frente Popular español y porque creyó que una ayuda a la República española podía desencadenar una guerra mundial que, a la altura de 1936, estaba intentando evitar por todos los medios, cediendo 12 Es necesario recordar aquí que los tres grandes modelos de Estado que se enfrentaron tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) eran, precisamente, las democracias occidentales —fruto de la evolución de los sistemas liberal-burgueses del siglo XIX—, el régimen marxista o comunista implantado en Rusia —poco más tarde la Unión de Repúblicas socialistas Soviéticas o URSS— tras la revolución rusa de 1917 y, finalmente, los regímenes fascistas como el de Mussolini o Hitler. Estos dos últimos modelos son terribles dictaduras totalitarias, que aspiran a controlar hasta los más mínimos detalles de la vida de sus ciudadanos (aunque en este caso, despojados quienes sufren tales dictaduras de los más elementales derechos y de cualquier tipo de libertad, quizá convenga usar otros términos, como el de súbditos); en esencia, son la misma cosa: regímenes despóticos y tiránicos, basado en un Estado omnipresente (en la calle, en las empresas, en las escuelas, en los medios de comunicación), en la adoración al líder, regímenes intolerantes y represivos que recortan cualquier atisbo de libertad y disidencia en nombre de bien del pueblo. Se trata, en resumen, de regímenes radicalmente distintos a la democracia tal y como la entendemos. 321 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) una y otra vez al chantaje de Hitler. Por ello propuso en septiembre de 1936 la creación de un Comité de No Intervención, en el que tanto el propio Reino Unido como Francia, la URSS, Alemania y otros países se comprometían a no intervenir en los asuntos internos de España y dejar que la guerra se resolviera sin injerencias extranjeras. Sin embargo, la actuación de este Comité fue profundamente hipócrita, porque, como vamos a ver, los alemanes y los italianos sí que prestaron su ayuda a Franco, mientras que la URSS ayudó a la República, contribuyendo indudablemente a su radicalización. Por lo tanto, dicho Comité sólo sirvió para que tanto Francia como el Reino Unido —es decir, de todos los países de los que estamos hablando las únicas democracias— negaran su ayuda al bando que en principio les resultaba más próximo, el republicano. En Estados Unidos una ley de neutralidad impedía teóricamente vender armas a países en guerra, por lo que no hubo una intervención directa. No obstante, buena parte de la sociedad y de la prensa, encabezadas por el presidente Franklin D. Roosevelt mostraron sus simpatías por la República, mientras que compañías petroleras (TEXACO) o automovilísticas (Ford, General Motors) se apresuraron a abastecer al ejército de Franco. Fue por lo tanto la Unión Soviética la única potencia importante que prestó apoyo a la República, a través del envío de más de 1.000 aviones, carros de combate y asistencia técnica militar. Pero no se ayudó de forma gratuita, sino que se exigió el pago por adelantado con las reservas de oro del Banco de España (es lo que se llamó después el caso del “oro de Moscú”). Conforme fue avanzando la guerra, la ayuda se fue haciendo cada vez más escasa, hasta que al final ya no resultó significativa para la República. Junto a esa exigua y cara ayuda de la URSS hay que destacar, por otro lado, la formación, gracias en buena medida a los esfuerzos soviéticos, de las llamadas Brigadas Internacionales, grupos de voluntarios —unos 60.000 en total— procedentes de la izquierda obrera de varios países (Francia, Reino Unido, Estados Unidos...) que desempeñaron un papel importante en la guerra y fueron el mejor símbolo de la solidaridad del movimiento obrero internacional con una República que, como recordarás, se definía constitucionalmente como “de trabajadores”. La República contó además con las simpatías de buena parte de los intelectuales más destacados de la época, como Einstein, Thoman Mann, Faulner, Hemingway, André Malraux o George Orwell. Este último incluso llegó a estar presente en Catalaña para colaborar con la resistencia B. LA AYUDA RECIBIDA POR LA ESPAÑA FRANQUISTA Mucho más efectiva e importante fue la ayuda que recibió la España franquista. Por un lado, Italia ayudó a Franco no sólo por afinidad ideológica, sino también por interese geoestratégicos: deseaba establecer 322 HISTORIA DE ESPAÑA unas bases en las Baleares. Junto con centenares de aviones y barcos, llegaron a España unos 120.000 voluntarios italianos, entre unidades regulares del ejército y milicias fascistas. La ayuda alemana fue también significativa, pero tal vez se debió fundamentalmente a cuestiones estratégicas de cara a la guerra europea que se avecinaba (insisto: la Segunda Guerra Mundial). Si la República española era aliada natural de Francia, enemigo acérrimo de Alemania, una victoria de los sublevados podía cambiar esta correlación de fuerzas —como efectivamente ocurrió finalmente—. La ayuda de Hitler consistió, sobre todo, en el envío de uno 500 aviones que constituían la Legión Cóndor, protagonista, como ya vimos, de uno de los hechos más lamentables de la guerra, el bombardeo de la ciudad vasca de Guernica, el primer bombardeo aéreo de la historia contra la población civil, ensayo de los terribles bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. 29.5. LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA Es indiscutible que la Guerra Civil ha sido el episodio más amargo de la historia reciente de España, y por ello no es extraño que haya dejado una impronta tan profunda en la memoria colectiva de nuestro pueblo. En primer término, por las pérdidas humanas, cuya contabilidad ha sido objeto de numerosas polémicas, principalmente por la dificultad de medir la mortandad en medio de una guerra y por los diferentes conceptos incluidos: mortalidad directa en el frente, mortalidad por hambre y penuria, muertes posteriores como consecuencia de las heridas de guerra, muertos en la represión durante e inmediatamente después de la guerra… En todo caso, parece que una cifra creíble sería la de medio millón de muertos, a los que habría que unir el vacío demográfico dejado por la caída de la natalidad. El Guernica de Pablo Ruiz Picasso ha pasado a convertirse en un auténtico símbolo del rechazo a la guerra en todas sus formas y un canto contra la violencia y la injusticia. Un icono, una imagen de referencia de todo el siglo XX Un segunda pérdida fue la que constituyó el exilio republicano iniciado ya desde los primero compases de la guerra; se envió por ejemplo a varios miles de niños a la Unión Soviética (los “niños de la guerra”), niños que ya no volvieron y rehicieron como pudieron sus vidas en aquel país). Pero fue a partir de la campaña de 323 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) Cataluña cuando se inició un dramático éxodo, a pie a través de los Pirineos hacia Francia o bien en barco: miles de personas se agolparon en el puerto de Valencia para intentar desesperadamente obtener plaza en un buque que los sacara de su país. Se calcula que unos 450.000 lo consiguieron, y aunque una parte significativa volvió en pocos años (voluntariamente o deportados por las autoridades de los países de acogida), la mayor parte permaneció en el extranjero, a menudo hasta la muerte. No sólo fue dramático el desgarro psicológico y vital de quienes se marcharon; también fue grave el vacío que dejaron en España, teniendo en cuenta que eran una población joven y bien formada. De hecho, buena parte de los artistas, intelectuales, científicos, escritores y técnicos altamente cualificados se marcharon como consecuencia de la guerra, huyendo de un régimen represor. En el terreno económico, la guerra significó la vuelta a una economía preferentemente agraria, tras la destrucción del tejido industrial. Buena parte de las ciudades habían quedado arrasadas (se calcula que se destruyeron unas 250.000 viviendas), y lo mismo ocurrió con las infraestructuras de transporte y el parque de vehículos. La producción no llegó a recuperar sus niveles de preguerra hasta 1950. Los siguientes años serían los años del hambre. La enorme deuda contraída por el nuevo régimen no pudo ser pagada por el momento, ya que las autoridades republicanas habían pagado por anticipado con el oro del Banco de España la ayuda soviética (el “oro de Moscú”). TEXTO DE APOYO REFLEXIONES DE AZAÑA SOBRE LA GUERRA Y DE CARA AL FUTURO: EL “DISCURSO DE LAS TRES PES” EN BARCELONA [No] voy a aplicar e este drama español la simplísima doctrina del adagio de que “no hay mal que por bien no venga”. No es verdad. Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible y, cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra ver el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y escuchen su lección: la de esos hombres que han caído embravecidos en la batalla, luchando magnánimamente por un ideal grandioso, que, ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna, que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón. MANUEL AZAÑA, discurso pronunciado en Barcelona el 18 de julio de 1938, a dos años del inicio de la guerra. Desde el punto de vista social, supuso la recuperación del control por parte de la oligarquía tradicional (terratenientes, patronos industriales, banca, la Iglesia) y la pérdida de buena 324 HISTORIA DE ESPAÑA parte de los derechos laborales y sindicales de los obreros. Desde la perspectiva política, el fracaso de la Segunda República y la victoria de los franquistas en la guerra hizo posible el advenimiento de una larga dictadura, que si bien en los primeros años encontró la complicidad de las dictaduras amigas de Italia y Alemania, a partir del final de la Segunda Guerra Mundial quedó como una reliquia histórica, amparada por Estados Unidos en su nueva estrategia global anticomunista y antisoviética, que marginó durante muchos años a los españoles de los nuevos aires de libertad y progreso económico que soplaban en Europa. Con el final de la guerra comenzaba la andadura de la larga dictadura del general Francisco Franco Bahamonde, el Caudillo, el Generalísimo de todos los Ejércitos, quien salvó, en opinión de sus seguidores, a España del peligro rojo. 325 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) 30. EL REGIONALISMO ANDALUZ Y LA FIGURA DE BLAS INFANTE Ya tuvimos ocasión (página 224 de estos Apuntes, tema 3) de hacer referencia al nacimiento de un cierto sentimiento andalucista en un contexto de aparición de los nacionalismos periféricos en España. También entonces hablamos de una escasa entidad de este sentimiento en Andalucía y de que habría que esperar a la aparición en escena, en el reinado de Alfonso XIII, de Blas Infante para poder hablar de un movimiento significativo. Llegado es el momento de analizar todo ese desarrollo que abarca un amplio periodo de tiempo (entre los años 80 del XIX y el verano de 1936) que termina con el asesinato de Infante y la frustración del proceso de concesión de autonomía para Andalucía 30. 1. EL FEDERALISMO ANDALUZ Y LA CONSTITUCIÓN DE ANTEQUERA. EL PRIMER IMPULSO ANDALUCISTA DURANTE LA RESTAURACIÓN A. LA CONSTITUCIÓN DE ANTEQUERA DE 1883 En el contexto del desarrollo de las ideas republicanofederalistas (que, como vimos, se manifestaron con toda su plenitud durante la Primera República, en torno a la figura de Pi y Margall principalmente), los años 80 del siglo XIX son los de la difusión de estas ideas en Andalucía. Así lo demuestra la activa participación de andaluces en las dos primeras asambleas del Partido Federal, en 1882 y 1883. A iniciativa del periódico malagueño El Defensor del Pueblo, se reunieron en Antequera (Málaga) el 27 de octubre de 1883 los representantes andaluces del partido, con el objetivo de debatir y en su caso aprobar el proyecto de Constitución Regional para Andalucía presentado por el representante de Álora, Carlos Saornil. Se estructuraría piramidalmente Andalucía en tres niveles: municipios, cantones —a nivel comarcal— y la Federación Andaluza, que a su vez habría de integrarse en la Federación Española o Ibérica. Cada uno de dichos niveles contaría con una regulación que especificaría sucesivamente qué facultades conceden los vecinos a su Municipio (“Constitución Municipal”), cada Municipio a su respectivo Cantón (“Constitución Cantonal”), cada Cantón a la Federación Andaluza (“Constitución Andaluza”) y ésta a la Federación Española (“Constitución Española o Ibérica”)13. Se trataría de un sistema construido de abajo hacia 13 Huelga decir que estos planteamientos eran un tanto de política ficción, más relacionados con lo que se aspiraba vagamente a hacer que con lo que realmente se podía hacer (aunque si bien se piensa, ¿qué otra cosa fueron en su día las ideas de un Rousseau o un Montesquieu en pleno Antiguo Régimen? ¿A las de Marx, que murió 34 años antes de que empezaran a aplicarse en la Revolución Rusa?). Nada de esto se llevó nunca a la práctica, y mientras tanto, la política seguía unos derroteros totalmente ajenos a estas doctrinas: estamos en plena vigencia de la 326 HISTORIA DE ESPAÑA arriba basado en sucesivos pactos en cada nivel inferior14. La Constitución de Antequera consagra la soberanía y autonomía15 de Andalucía (siendo ésta la primera vez que tal idea aparece debatida públicamente) en el seno de una Confederación de Repúblicas soberanas en la que se convertiría España. Por lo tanto, la Constitución de Antequera debe insertarse más en el panorama del republicanismo federalista español que en la órbita de los nacionalismos periféricos catalán y vasco, a los que antecede. Dicho de otra forma, era la manifestación de la pequeña burguesía republicana andaluza en su búsqueda por la libertad política, y era, sin duda, una tendencia política absolutamente minoritaria. B. LA BÚSQUEDA POR IDENTIDAD ANDALUZA LOS INTELECTUALES DE UNA La crisis de la Restauración está profundamente ligada a la aparición de los distintos nacionalismos periféricos. De alguna manera, se vincularon los planteamientos regeneracionistas con el rechazo al centralismo oficial identificado con las oligarquías y los caciques que detentaban el poder. Macías Picavea, destacado regeneracionista, hablaba de la “aspiración de las naturales regiones españolas a constituirse en órganos de la vida nacional […] gobernándose con autonomía en su vida interior y privativa, y con subordinación a la Nación misma en lo general y conjunto”. Así surgen los regionalismos y nacionalismos, de la búsqueda de una lengua, una cultura y una tradición histórica propias. En Andalucía, desde la década de 1870 una serie de intelectuales propician la búsqueda de una identidad andaluza, de un modo de ser exclusivo de Andalucía. Destacan la Sociedad Antropológica Sevillana (1871) y la sociedad Fol-Klore Andaluz (1881), que publicaría una revista del mismo título. Destacan personas como Antonio Machado y Núñez y su hijo Antonio Machado Álvarez, “Demófilo” (abuelo y padre respectivamente de Constitución de 1876 y en los inicios del turnismo que caracterizó a la Restauración. Sin embargo, la aspiración a convertir a España en un Estado federal ha estado siempre presente en ciertos sectores de la izquierda. A día de hoy, algo de ello hay en las aspiraciones de más autogobierno de la Generalitat de Cataluña, presidida por un veterano federalista: Pasqual Maragall. 14 Se trataba, en definitiva, de volver a ese estado de naturaleza previo a la construcción estatal, en el que idealmente pensaron muchos teóricos de la política desde Platón a Rousseau, en el que cada individuo era absoluto dueño de su vida y su destino y no había cedido ninguna parte de su absoluta libertad a ente comunitario superior alguno (cada individuo era soberano), para desde ese estado de naturaleza redivivo y sobre nuevas bases y nuevos planteamientos se reconstruyera una entidad estatal diferente, basada en una auténtica voluntad de sus partícipes. 15 Tales términos son, en la teoría política más extendida, realmente excluyentes: la autonomía supone una cierta descentralización, pero al mismo tiempo una cierta sumisión, respecto de un superior poder soberano. Dicho de otro modo, quien ostenta la soberanía no es autónomo, es algo más: completamente independiente; y quien ostenta la autonomía no puede ser soberano, sino dependiente. En el panorama político español de la actualidad esta disquisición está en la base del enfrentamiento entre el Estado, que basado en la Constitución de 1978 no reconoce más soberanía que la del conjunto del pueblo español, y el gobierno vasco, que en el llamado “Plan Ibarretxe” pretende obtener algo más que la autonomía que ya tiene: el reconocimiento de la soberanía para el pueblo vasco, de su completa capacidad de decisión sobre su futuro político, integrado o no en el Estado español. 327 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) los conocidos hermanos poetas) y Joaquín Guichot. Sin embargo su esfuerzo no consiguió difundir la conciencia de la existencia de Andalucía como pueblo más allá de ciertos reducidos círculos intelectuales de algunas ciudades, debido ello a la falta de conexión con los movimientos sociales por un lado y con el de los federalistas andaluces por otro. La peculiar condición sociopolítica andaluza del final del siglo XIX explica perfectamente el escaso calado de las propuestas regionalistas en Andalucía. Por un lado, el dominio social de una oligarquía agraria cuyos intereses estaban vinculados profundamente a los del centralismo de Madrid: ya tuvimos ocasión de ver cómo Andalucía fue una de las regiones en las que el caciquismo tuvo más fuerza; difícilmente se podía aspirar a que esta clase dominadora se identificase con el regionalismo naciente. Por otro, un proletariado urbano y sobre todo un campesinado masivamente adepto a las tesis anarquistas, que lejos de preocuparse por la construcción nacional o autonómica de Andalucía, se orientaba a objetivos inmediatos más prosaicos (tener trabajo, mejorar el jornal) o a aspiraciones como la del reparto de tierra o la más lejana aun del comunalismo autogestionario tras la disolución del Estado. Sólo las clases medias podía estar entonces interesadas en el regionalismo, pero eran un grupo social débil y desorganizado. En definitiva, que habrá que esperar al primer tercio del siglo XX para que este regionalismo balbuciente comience a tomar definitivamente cuerpo. 30.2. LA FIGURA DE BLAS INFANTE Y LA ECLOSIÓN DEL ANDALUCISMO EN LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN El andalucismo tiene en Blas Infante Pérez su principal ideólogo y es reconocido hoy como el Padre de la Patria Andaluza. Blas Infante nació en Casares (Málaga) en 1885. Su juventud transcurrirá sucesivamente en Casares, Archidona (Málaga) y Granada; su madurez y su muerte tendrán a Sevilla como escenario. Tras su niñez en su pueblo natal, estudió el Bachillerato en los Escolapios de Archidona entre 1895 y 1900 y más tarde en Málaga. En Granada cursa Derecho y allí entra en contacto con el pasado andaluz. Mientras sucesivos viajes a lo largo y ancho de Andalucía le permiten conocer la realidad de su tierra, en especial la de los jornaleros. En 1909 gana plaza de notario, que pasa a ejercer desde 1910 en Cantillana (Sevilla), instalando su residencia y su bufete en Sevilla. En los siguientes años entra en contacto con el georgismo16, lo que le impulsará 16 Ése es el nombre de una doctrina económica elaborada por el norteamericano Henry George a finales del siglo XIX, muy conocida y difundida en su tiempo pero que posteriormente fue prácticamente olvidada y menospreciada por las economistas de todo tipo, y que tenía como propuesta principal la de sustituir todos los impuestos (sobre la renta o sobre el consumo, sobre actividades económicas, herencias o patrimonio…) por un único impuesto que sólo y exclusivamente gravara las rentas —la totalidad de las rentas— obtenidas de las tierra, es decir, que consistiera en que todo lo que se obtuviera de la tierra por parte de sus propietarios (salvo aquella parte imputable a las mejoras hechas por cada uno de ellos) fuera a parar al Estado. 328 HISTORIA DE ESPAÑA a participar en el Congreso Georgista de Ronda en 1913 y a asumir este pensamiento como fundamento del andalucismo; al mismo tiempo, manifiesta su preocupación por la cuestión de la tierra y entra en contacto con el Ateneo de Sevilla y con la revista Bética. A principios del siglo XX Sevilla era el principal centro cultural de Andalucía y en esta ciudad destacaba el Ateneo. En 1912 había surgido el debate, impulsado por el notario Blas Infante, sobre la conveniencia de crear la Mancomunidad andaluza, a imagen y semejanza de la que Canalejas pretendía otorgar a Cataluña, señalando a su vez que la debilidad del espíritu regional era una grave dificultad para obtener este objetivo. En 1915 publicará Blas Infante su libro Ideal Andaluz que, partiendo del principio de crear la conciencia de la existencia del pueblo andaluz, tiene como objetivo su emancipación y liberación despertando la conciencia regional con fines de afirmación política. Entre 1916 y 1923 se produce la configuración plena del andalucismo. Así, en 1916 se crea el primer Centro Andaluz, en cuyo manifiesto fundacional se formulan las bases del movimiento: se pretende un movimiento por encima de disciplinas de partido para reaccionar contra la postración de Andalucía, todo ello mediante la creación de una conciencia como pueblo de la que se decía que aún no existía. El medio de difusión de esas ideas será la revista Andalucía, y se producirá la fundación de diversos Centros Andaluces incluso más allá de nuestro territorio. Otro hito importante serán las Asambleas Regionalistas de Ronda (enero de 1918) y Córdoba (marzo de 1919). Fue en la primera donde se aprobaron los símbolos de Andalucía (la bandera blanca y verde, el escudo de Hércules entre los leones y el lema “Andalucía por sí, para España y la Humanidad”, es decir, los mismos que muchos años más tarde se adoptarían como los de la Comunidad Autónoma actual) y se adoptaron unos acuerdos de distinto tipo: político (se asumía la Constitución de Antequera de 1883, se defendía la autonomía municipal y regional y la concepción federal del Estado español); económico (negación del principio de propiedad privada de la tierra, aunque se aseguraba la posesión de las mejoras en ella introducidas, y necesidad de fomentar el desarrollo industrial y de las obras públicas); y social (administración independiente de justicia, y mejora del sistema educativo, que debía ser progresista en sus contenidos). Por su parte, en la Asamblea de Córdoba, aparte de confirmar las conclusiones de la de Ronda, se profundizó en la búsqueda de soluciones para la cuestión agraria y se diseño un programa de transformación socioeconómica de Andalucía. Además, desde esta Asamblea el andalucismo abandona la ambigüedad en la que se había movido hasta ese momento y se proclama abiertamente nacionalista y no regionalista, aunque rechazando la idea de convertirse en un Estado independiente. La llegada de la dictadura de Primo de Rivera en 1923 provoca que los nacionalismos periféricos españoles entren en una fase de repliegue; también ocurrirá eso en Andalucía. Se cerraron los Centros Andaluces, desapareció la prensa andalucista, cesaron los actos y sólo las tertulias de café y la comunicación epistolar pudieron mantener con un hilo de vida esta tendencia. Incluso 329 LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939) Blas Infante se retiró a una especie de exilio interior voluntario, yéndose a Isla Cristina como notario, donde abandonó temporalmente la actividad política, para dedicarse a la lectura, los viajes, su profesión y la familia. Pero en 1930, con la caída de la dictadura, el andalucismo volvió a emerger: así, incluso antes de la dimisión de Primo de Rivera, Blas Infante pronunciaba en Málaga, el 9 de enero de 1930, una conferencia, “La continuidad de Andalucía” que suponía la reaparición pública del andalucismo. A finales de año 1930 Blas Infante difundía su largo escrito Carta acerca del fundamento de Andalucía. El nacionalismo reemprendía su actividad. 30.3. EL FRUSTRADO CAMINO HACIA LA AUTONOMÍA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA La Segunda República será el momento crucial de la lucha por la autonomía, el momento en el que el andalucismo vivirá su triunfo y su caída. Blas Infante y los suyos organizan la Junta Liberalista de Andalucía, desde la que se presiona a los ayuntamientos y diputaciones provinciales para que reúnan una Asamblea y elaboren un proyecto de estatuto, defendiendo para el mismo una visión confederal tanto del Estado español como de la propia Andalucía, así como una auténtica autonomía municipal, la libertad de enseñanza, la justicia gratuita, la atención especial para la “cuestión agraria” y la promoción del cooperativismo. A instancias de los andalucistas y a través de la convocatoria de la Diputación de Sevilla se produjo una reunión de presidentes de las Diputaciones Provinciales andaluzas en Sevilla el 6 de julio de 1931 (pocos días después de las elecciones a Cortes constituyentes). El resultado de los trabajos subsiguientes fue la aprobación, en febrero de 1932, de unas Bases para un Anteproyecto de Estatuto de Autonomía de Andalucía. En las mismas se indicaba que habría de constituirse un Cabildo Regional Andaluz que a su vez constaría de una Asamblea Regional (reunión de los presidentes de las ocho diputaciones) y un Presidente Regional. Se hacía también referencia a la Hacienda regional (en sus vertientes del ingreso y el gasto) y se fijaban las competencias de los poderes regional y central y la forma de resolución de los conflictos entre ambos. En realidad, se trataba casi de una Mancomunidad de Diputaciones más que de un modelo autonómico con atribución de poder legislativo, ejecutivo y judicial como el que actualmente tenemos. Además, esta reunión de Presidentes de las Diputaciones Provinciales de 1931-1932 convocó en Córdoba una Asamblea Regional, en la que habrían de estar representados todos los organismos políticos, técnicos y culturales para elaborar sobre dichas Bases el mencionado anteproyecto que posteriormente, y siguiendo las previsiones constitucionales, sería sometido a referéndum entre los andaluces antes de ser definitivamente aprobado por las Cortes. 330 HISTORIA DE ESPAÑA Dicha Asamblea Regional estatutaria se reunió finalmente en enero de 1933 en Córdoba. El desarrollo de la misma fue tenso y accidentado, con fricciones entre partidos y provincias y desavenencias entre sectores sociales. Pero Blas Infante y los andalucista actuaron como muñidores del acuerdo final, incluso renunciando a determinados planteamientos para conseguir un Anteproyecto consensuado. Efectivamente, el Anteproyecto de Estatuto de Andalucía de Córdoba se aprobó con estos aspectos esenciales: a) Se constituía la Región autónoma andaluza dentro del Estado integral español definido en la Constitución de 1931. b) En el territorio de la Región autónoma podrían constituirse a su vez una o varias regiones autónomas. c) Se creaba el Cabildo Regional, compuesto a su vez por: el Presidente de la Región, elegido por sufragio universal, que por su parte presidiría y nombraría a los miembros de su Junta Ejecutiva, a modo de Gobierno andaluz; y el Consejo Legislativo Regional, formado por los diputados en Corte elegidos en las provincias andaluzas, que ejercería las competencias legislativas. d) Se fijaban las competencias del Cabildo Regional y se deslindaban las de éste y las del Estado. En definitiva, era un documento intermedio, más avanzado que la propuesta de Bases de los presidentes de las Diputaciones, pero que no cubría las expectativas de los nacionalistas andalucistas. Pese a que se acordó la difusión entre los andaluces del Anteproyecto, nada se hizo en los siguientes meses y la llegada del centro-derecha al poder en noviembre de 1933 paralizó todos los impulsos autonomistas en España, incluido lógicamente el de Andalucía. Hubo que esperar hasta la primavera de 1936, con la victoria del Frente Popular, para que el proceso autonómico se desbloqueara. En efecto, el 2 de abril de ese año la Junta Liberalista de Andalucía decidió difundir el Anteproyecto de Córdoba, remitiéndolo a municipios, entidades y personalidades destacadas, para que remitieran sus opiniones y sobre la base de las mismas elaborar el definitivo Proyecto de Autonomía que se sometería a plebiscito. La colaboración y coincidencia en este momento fue mayor, con las excepciones del “secesionismo” de la provincia de Granada y el “abandonismo” de la de Huelva, compensados eso sí, por el interés autonomista de los partidos dominantes. El horizonte de la autonomía parecía despejarse: se desarrollaban actos por-autonomistas por todas partes y por fin la presión andalucista parecía que iba a dar sus frutos. Todo hacía pensar a la altura del mes de julio de 1936, pese al ambiente político enrarecido, que la autonomía sería una realidad antes del final de dicho año. Pero el 18 de julio se producía el golpe de Estado con el que se inició la guerra, y con ello se desvanecieron súbitamente todas las esperanzas que tanto había costado que se concretaran. Semanas más tarde, el propio Blas Infante fue asesinado por los nacionales. Habría que esperar 46 largos años más para que Andalucía viera aprobado por fin su estatuto de autonomía. 331