ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y CULTURALES A. C. Matrícula Cámara de Comercio S0-500484 de 2004 Personería jurídica 1294 de 1990. NIT. 800-160659-0 E-mail: [email protected] WEB : www.acegap.org EN EL TRABAJO NO SE DEBE FINGIR SIMPATÍA U n sujeto que es auto-centrado, es decir, que sólo piensa en sí mismo o en los otros refiriéndose a sí mismo, no puede ir muy lejos. Cada sujeto tiene una manera fija de tomar a los otros, debido a sus actitudes. Vemos a los otros a través de nuestras actitudes y limitaciones. Por lo general las otras personas no nos gustan. Somos instintivamente hostiles. El Trabajo nos dice que no debemos fingir simpatía hacia las otras personas, sino tratar de trabajar sobre la antipatía. La antipatía crece muy fácilmente. No se puede comprender a otra persona, si sólo se siente antipatía por ella. Toda persona se divide muy fácilmente en simpatía y antipatía, y en las relaciones con nuestros semejantes no se debe permitir que la antipatía crezca. Por la observación de sí nos damos cuenta que para cada persona tenemos dos memorias. Cuando somos negativos sólo recordamos las cosas desagradables: cuando no somos negativos las olvidamos. Tenemos una vaga idea de lo que significa un tratamiento justo en lo que respecta a la conducta hacia los otros. Pero es preciso ser justo en nosotros mismos hacia los demás y esto es en realidad el Trabajo sobre sí que toma la forma de comprender al prójimo. Por lo general crece un enjambre de pensamientos y sentimientos desagradables acerca de otra persona, a los que se permite voluntariamente entrar en la mente. Tanto por amor a nuestra propia Conciencia como por amor a la Conciencia de la humanidad, es menester trabajar sobre sí para neutralizar, por así decirlo, ese material poderoso y desagradable de las antipatías que existe en uno. Para neutralizar ese veneno hay que apelar a toda la Inteligencia, sinceridad y memoria de Trabajo, con el fin de tratar imparcialmente dentro de sí mismo al otro sujeto. Habrá que ponernos a sí mismo en el lugar de la otra persona. Habrá que desechar toda justificación de sí, y sobre todo recordar lo que se ha observado en uno mismo, y cómo se es, antes de criticar con tanta facilidad a la otra persona. Se puede hacer cuentas, decirse a si mismo que la otra persona está equivocada, que uno no fue tratado justamente, que la otra persona está en deuda con uno. Todo esto forma la base de muchas relaciones en la vida. Dicha base es la consideración interior. ¿Acaso no ha notado usted en una relación entre dos personas, que, mientras una de ellas se auto-considera externamente, la otra lo hace internamente y se queja de todo?