Página |5 ARTÍCULO DE OPINIÓN LA SOBREMODERNIDAD: descripción e inquietud Dr. Jorge Luis Manrique 1 Marc Augé (1935- ) efectuó un interesante examen de la realidad que resulta oportuno conocer para revisar a su través algunas cuestiones actuales. Aquí, nos atrevemos a resumir y glosar sus opiniones. La Ilustración propuso el uso de la razón para revisar y abandonar mitos del pasado. La modernidad, formuló utopías sociales y propuestas escatológicas apoyadas en mitos del futuro. Max Weber (1864-1920) calificó al periodo como propio de un “mundo desencantado”. El desarrollo tecnológico permitió registrar, almacenar y transmitir hechos traducidos en imagen y sonido. Los ámbitos cultural, económico y lingüístico se redefinieron, contenidos en una red universal, interdependiente, uniforme y homogénea. La velocidad y omnipresencia de los dispositivos asociaron la inmediatez de respuesta. Se planteó la ilusión de “poder saber todo y de todos” y la sensación de que “todo ocurre aquí nomás, a un click de quien lo mira”. A mediados de los años ´60, Herbert Marshall McLuhan nominó a la cuestión como “aldea global”. A partir de la caída del Muro de Berlín (1989), el mundo occidental dio por sentado (o quiso hacerlo) que sólo persistirían sistemas gobernados por democracias representativas y sometidos a la economía de mercado. En 1992, el politólogo Francis Fukuyama estimó que había llegado “el fin de la historia” y que todas las otras propuestas políticas quedaban canceladas. Sucesos posteriores lo desmintieron. 1 Marc Augé . Sobremodernidad: Del mundo de hoy al mundo del mañana. http://www.mwmoria.com.mx/129/auge.htm Cerca de fin del siglo XX se modificaron los parámetros de la modernidad. Todas las esferas del hacer y del saber registraron cambios en relación con el valor y el peso atribuido a la autoridad. A nivel universal, empresas transnacionales asumieron presuntos intereses nacionales o cuestiones ideológicas “superiores” y en pos de beneficios crematísticos exclusivos para sus accionistas, generaron situaciones críticas. Aumentó el producto bruto global, pero la brecha entre ricos y pobres creció y los índices de pobreza se elevaron definiendo fracasos formales de la propuesta. Desórdenes y violencias, sonados fracasos sociales, políticos, económicos y morales justificaron la nominación de “era del fin de los grandes relatos”, acuñada por el filósofo francés Jean-Francois Lyotard (19241998). La palabra y al menos un interlocutor válido permitieron al hombre definir su identidad. Cada uno pudo ser cada quien, distinguirse, reconocerse y establecer relaciones consigo y con otros en la medida en que ordenó y simbolizó tiempo y espacio. Así y allí, en ese escenario, en tal lugar antropológico logró identidad el grupo que lo habitara logró identidad y se hizo inteligible para quien lo observara a través de un contrato social orgánico. La vida contemporánea transcurre en ambientes de circulación, consumo o comunicación impersonales donde no caben referencias de la memoria en la palabra de predecesores individuales o grupales. Son sitios que “no pueden definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico”, tales como autopistas, aeropuertos, supermercados, cadenas hoteleras, shopping-centers o grandes centros de salud. Augé denomina INMANENCIA. 2013; 3: 5-6 Página |6 “no-lugares” a estos enclaves anónimos. Allí, el individuo, solo, ignorado y mudo, transcurre de incógnito agrupado con pares impares con quienes establece contratos transitorios y solitarios, condenado a no encontrar ni reencontrar a quien desconoce y lo desconoce. La historia contemporánea se constituye con relatos impersonales derivados de fragmentos de información superpuestos. Los sucesos transcurren en no-lugares y se reducen a imágenes visuales y/ o auditivas instantáneas. Espacios, tiempos, lugares y sujetos reales se constituyen con inmediatez y celeridad en entes virtuales que culminan como representación de los hechos acontecidos sin contener necesariamente la verdad en cuanto realidad. El registro se pierde en cuanto apenas logra comunicar al sujeto vivencias personales. Lo cotidiano, se homogeneiza. Lo extraordinario, goza de alguna persistencia. Nada merece observación, aplauso ni crítica mantenidas. “Se pasa a otro tema” o “se cambia el ángulo de la información”. Todo se abandona sin solucionar. Sobran ejemplos en titulares de los medios. Personas o grupos de personas que insisten en “pensar por sí mismos”, instauran cosmologías, fundan obligaciones y generan legislaciones carentes de criterio de realidad, divorciadas de intereses de las comunidades que habitan y carentes de solidaridad aún para los pares. Enuncian normas impracticables, inaplicables, confusas, irregulares o dañosas más propias de consumidores pasivos que de protagonistas activos y así, logran una indeseable anomia. La lista de ejemplos crece de ma- nera geométrica cuando se enfrentan situaciones de crisis económicas y políticas, recientemente habituales en nuestro universo. Cada época tuvo sus defectos. La nuestra se inscribe en un palimpsesto donde lo actual reemplaza a lo propio de un mundo desencantado en el que los habitantes de la aldea global insisten en epilogar una historia a la que niegan grandes relatos. La sobremodernidad, unificada y dividida, uniformizada y diversa, desencantada y reencantada se proyecta hacia el futuro buscando satisfacer exclusivamente lo individual. Si “todo tiene que ver con todo” la dualidad de nuestra era constituye una excelente ejemplo de ceremonial en honor del dios Jano. En “Más de cien mentiras”, Joaquín Sabina recuerda que entre nuestros planes e ilusiones se cuentan “…proyectos que se marchitaron, crímenes perfectos que no cometimos, retratos de novias que nos olvidaron y un alma en oferta que nunca vendimos…” y que a pesar de las dificultades descriptas , la fe en un futuro mejor, permite , aún, apoyarse en “…más de cien palabras, más de cien motivos …,más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena…· Augé estima que“… la historia de esta contemporaneidad, rica en esperanzas y cargada de contradicciones, es la que hoy empieza” y “…el mañana, seguirá siendo una aventura identitaria donde la relación entre unos y otros será más que nunca un desafío”. Cada uno debe responder desde su rol y en su momento. Referencias bibliográficas Augé, M. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos. Barcelona: Gedisa, 1995. Augé, M. La guerra de los sueños. Ejercicios de etno-ficción. Barcelona: Gedisa. 1997. Augé, M. Los no-lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobre modernidad. Barcelona: Gedisa. 1998 Augé, M. Ficciones de fin de siglo, Barcelona: Gedisa. 2001