Medieval España I. Pánfilo - Página No Oficial UNED

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GRADO EN GEOGRAFÍA E HISTORIA
HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑA I
CURSO 2011/2012
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ÍNDICE
1.
PROGRAMA DE LA ASIGNATURA
2.
RESÚMENES TEMAS II - XIV
3.
PRUEBAS DE EVALUACIÓN CONTÍNUA
CURSO 2011/2012
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PROGRAMA DE LA ASIGNATURA
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TEMA I: INTRODUCCIÓN:
A. Concepto de Historia Medieval.
B. La Historia Medieval de España.
C Líneas de investigación de Historia Medieval de España.
D. Fuentes para la Historia Medieval de España.
TEMA II: LA CONQUISTA ISLÁMICA DE LA PENÍNSULA Y LA CREACIÓN DE ALANDALUS (711-756).
1. La situación peninsular al producirse la invasión: el triunfo nobiliario y la atomización del reino
visigodo (680-711).
2. Los factores de la conquista islámica.
3. La penetración y el control militar de la Península: campañas de Tariq, Musa, Abd al-Aziz ben
Musa y sus sucesores inmediatos.
4. Los problemas del asentamiento de los conquistadores.
5. La crisis de mediados del siglo VIII.
6. La nueva estructura social de al-Andalus.
TEMA III: EL EMIRATO INDEPENDIENTE ANDALUSÍ (756-929).
1. La creación del emirato independiente y la construcción del estado Omeya.
2. El estallido de las contradicciones: movimientos en las marcas, “jornada del foso”, “jornada del
arrabal” y la pacificación en el emirato de Abd al-Rahman II (822-852).
3. La crisis que se inicia a mediados del siglo IX: movimientos mozárabes y sublevaciones en Toledo,
Mérida, Zaragoza, Bobastro y otras ciudades.
TEMA IV: EL CALIFATO CORDOBÉS (929-1031).
1. Situación al llegar al trono Abd al-Rahman III.
2. Consolidación del poder califal con Abd al-Rahman III y al-Hakam II.
3. La época de Almanzor: el afianzamiento en el poder y las campañas contra los reinos cristianos en
la Marca Hispánica.
4. La dinastía amirí y el fin del califato.
TEMA V: INSTITUCIONES POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS DE AL-ANDALUS
1. Peculiaridades de la organización estatal islámica.
2. La administración del Estado.
3. La administración de justicia.
4. El ejército de al-Andalus.
TEMA VI: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DE AL-ANDALUS.
1. Economía agraria.
2. La propiedad y el trabajo.
3. Comercio, artesanía y sistema monetario.
4. La ciudad hispanomusulmana.
5. Los grupos sociales.
6. Las bases culturales árabes.
7. El mundo árabe y la herencia de la Antigüedad: la aportación de al-Andalus a Occidente
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TEMA VII: LA FORMACIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS DEL NORTE PENINSULAR:
DEL
PRIMITIVO
NÚCLEO
CÁNTABRO-ASTUR
HASTA
LA
MONARQUÍA
CASTELLANOLEONESA
(718-1038).
1. Evolución del reino astur: la consolidación de la resistencia del reino astur en el reinado de Alfonso
II.
2. La expansión astur-leonesa por el valle del Duero (866-950): de Alfonso III a Ramiro II.
3. Crisis en el reino de León e independencia de Castilla (950-1000).
4. De la reconstrucción de León y Castilla en el reinado de Alfonso V al fin del reinado de Vermudo
III (1037).
TEMA VIII: LA FORMACIÓN DE LOS REINOS Y CONDADOS CRISTIANOS DEL NORTE
PENINSULAR. LOS REINOS Y CONDADOS ORIENTALES HASTA LA MUERTE DE
SANCHO EL MAYOR DE NAVARRA (778-1035).
1. Presencia carolingia en la zona pirenaica.
2. La Marca Hispánica y la independencia total de los condados catalanes con Borrell II (947-992).
3. El nacimiento de Aragón y Navarra: los núcleos y condados primitivos y las dinastías Íñiga y
Jimena.
4. La hegemonía peninsular de Sancho III de Navarra.
TEMA IX: INSTITUCIONES, ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DE LOS REINOS Y
CONDADOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA ALTA EDAD MEDIA.
1. Organización del reino asturiano en el reinado de Alfonso II.
2. Manifestaciones culturales y artísticas del reino asturiano.
3. Economía y sociedad del reino asturiano: reinados de Alfonso II y Alfonso III.
4. Reconquista y repoblación de Wifredo el Velloso.
5. La repoblación del Reino de Navarra en los siglos IX-X.
TEMA X: EL REPARTO DE LOS DOMINIOS DE SANCHO EL MAYOR DE NAVARRA Y SUS
SUCESORES.
1. El testamento de Sancho III el Mayor de Navarra.
2. El reinado de Fernando I, rey de Castilla y León.
3. El reinado de Sancho II de Castilla.
4. Aragón: Ramiro I y Sancho Ramírez.
5. Reino de Navarra: de García Sánchez III a Sancho Ramírez.
TEMA XI: HEGEMONÍA PENINSULAR DE CASTILLA Y LEÓN
1. El reinado de Alfonso VI.
2. La sucesión de Alfonso VI y crisis en el reino castellanoleonés: el reinado de Urraca I y los
problemas de su matrimonio con Alfonso I el Batallador.
3. Las sublevaciones burguesas en Sahagún y Santiago de Compostela.
4. La sucesión de Alfonso I el Batallador: García Ramírez en Navarra y Ramiro II en Aragón.
5. La hegemonía peninsular castellano-leonesa durante el reinado de Alfonso VII.
TEMA XII: LOS CINCO REINOS: EL EQUILIBRIO PENINSULAR Y SU RUPTURA.
1. Separación de Castilla y León: la sucesión de Alfonso VII.
2. Reino de Castilla: De Sancho III a Enrique I.
3. Reino de León: Fernando II y Alfonso IX.
4. Corona de Aragón: Los primeros reyes condes: de Ramón Berenguer IV a Pedro II el Católico.
5. Reino de Portugal: De Sancho I a Sancho II.
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6. Reino de Navarra: de Sancho VI el Sabio hasta la Casa de Champaña.
7. La unión definitiva de Castilla y León
TEMA XIII: LAS PRIMERAS TAIFAS Y LAS FORMACIONES MUSULMANAS DE LA
PLENA EDAD MEDIA.
1. Los primeros reinos de taifas.
2. El sistema de parias.
3. Del dominio almorávide a las segundas taifas.
4. La unificación almohade.
5. La derrota almohade en Las Navas de Tolosa.
6. Sublevaciones andalusíes y terceras taifas.
TEMA XIV: REPOBLACIÓN Y RENACER URBANO EN LA PLENA EDAD MEDIA.
1. Repoblación, colonización y restauración eclesiástica en el reinado de Alfonso VI.
2. La repoblación de los siglos XII-XIII.
3. Repoblación concejil y política foral en el reinado de Alfonso VII.
4. Renacer urbano en Castilla y León en la Plena Edad Media.
5. El fenómeno urbano en el reino de Navarra.
6. Las ciudades de la Corona de Aragón.
7. Las ciudades del Camino de Santiago.
TEMA XV: INSTITUCIONES, ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DE LOS REINOS
PENINSULARES EN LA PLENA EDAD MEDIA.
1. La formación territorial de los reinos.
2. El poder regio.
3. La Curia y las Cortes.
4. La administración del territorio: señoríos y concejos.
5. Los grupos sociales: los señores.
6. Los grupos sociales: los campesinos.
7. Agricultores y ganaderos: La Mesta.
8. Los grupos sociales: las capas urbanas.
9. La iglesia en los siglos XI-XIII. Cluniacenses, cistercienses y órdenes mendicantes.
10. Las órdenes militares.
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RESUMEN
TEMAS II – XIV
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TEMA II
LA CONQUISTA ISLÁMICA DE LA PENÍNSULA Y LA CREACIÓN DE AL ANDALUS
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. LA SITUACIÓN PENINSULAR AL PRODUCIRSE LA INVASIÓN: EL TRIUNFO NOBILIARIO Y
LA ATOMIZACIÓN DEL REINO VISIGODO (680-711).3. LOS FACTORES DE LA CONQUISTA ISLÁMICA.4. LA PENETRACIÓN Y EL CONTROL MILITAR DE LA PENÍNSULA: CAMPAÑAS DE TARIQ,
MUSA, ABD AL-AZIZ BEN MUSA Y SUS SUCESORES INMEDIATOS.5. LOS PROBLEMAS DEL ASENTAMIENTO DE LOS CONQUISTADORES.6. LA CRISIS DE MEDIADOS DEL SIGLO VIII.7. LA NUEVA ESTRUCTURA SOCIAL DE AL-ANDALUS.1. INTRODUCCIÓN.La conquista de la Península por los musulmanes puede verse como la continuación de un proceso de
expansión iniciado a la muerte de Mahoma (632) y que les había llevado hasta el Magreb a principios del
siglo VIII. El rápido hundimiento visigodo ante la invasión islámica se debe a causas internas, a la profunda
crisis en todos los órdenes en que se encontraba el reino. La conquista no fue difícil. Además de la
desorganización visigoda hay que tener en cuenta la potencia de los invasores.
2. LA SITUACIÓN PENINSULAR AL PRODUCIRSE LA INVASIÓN: EL TRIUNFO NOBILIARIO Y
LA ATOMIZACIÓN DEL REINO VISIGODO (680-711).Desde principios del siglo VII el Reino Visigodo de Toledo estaba viviendo una etapa de descomposición.
Políticamente, la monarquía era débil, los constantes enfrentamientos entre las dos tendencias
predominantes, la germánico-militar partidaria del sistema
electivo y la romano-administrativa favorable al sistema
hereditario, provocaron continuos destronamientos y rebeliones.
El IV Concilio de Toledo en el 633, bajo la dirección del obispo
de Sevilla San Isidoro, vino a representar un pacto entre ambas
tendencias, fijándose el carácter electivo de la monarquía
visigoda y encomendándosele la designación del nuevo monarca
al grupo formado por obispos y nobles reunidos en un concilio
común. La autoridad real se resentirá por el poder que esto
confiere a la nobleza, pues ésta hará pagar su voto
incrementando su fuerza e independencia. Fue una práctica
frecuente la de golpes de estado apoyados por un sector de la nobleza. Estas tensiones podrían encuadrarse
dentro del gran conflicto político que se fue dando a lo largo de los siglos VII y VII entre reyes y
aristocracia. La privatización del poder se había ido instalando en todas las esferas de la sociedad. Desde el
punto de vista político prosperaba la nobleza a consta del poder regio. Socialmente, lo hacía a costa del
campesinado, fuera éste libre o siervo.
En el XIII Concilio de Toledo (683) se otorgaba a los nobles inmunidad y participación onerosa en el fisco y
el patrimonio regio. Desde este momento el poder monárquico estuvo bajo mínimos. La atomización del
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poder, la pérdida de los bienes fiscales del estado y las disputas continuas marcan la situación de los últimos
reinados.
3. LOS FACTORES DE LA CONQUISTA ISLÁMICA.Podemos considerar diferentes factores que favorecieron esta conquista islámica de la Península:
- La rivalidad existente entre los grupos nobiliarios visigodos que luchan por ocupar el trono. Los
primeros años del siglo VIII fueron de auténtica anarquía. El hijo de Witiza, Agila II, fue depuesto
por la nobleza que coronaron a Rodrigo (710), pero éste no logró apoyos en todo el reino. Había un
clima de guerra civil entre los partidarios de unos y de otro. Don Julián, señor de Ceuta, mostró
desde un principio una postura colaboracionista con los musulmanes frente a su rey Rodrigo.
- El malestar de las clases populares (campesinos, población urbana, etc.) por las duras condiciones
en las que vivían, impuestas por la nobleza y la propia monarquía, que incidieron negativamente en
la pequeña propiedad, la cual pasó en gran medida a manos de los poderosos lo que dio lugar a una
conflictividad social en la que harán causa común las capas más humildes de la sociedad hispanovisigoda, tanto libres como esclavos.
- La considerable reducción del número de habitantes debido a factores naturales y plagas de langostas
que incidieron negativamente en la productividad de las cosechas lo que se tradujo en hambrunas,
que junto a los brotes de peste bubónica a principios del siglo VIII fue motivo de esta alta tasa de
mortalidad.
- Los pactos de capitulación con los poderes locales a los que llegaron los musulmanes en muchos
casos. Los jefes locales que aceptaban someterse a los recién llegados conservaban buena parte de
sus bienes y el control efectivo de algunas zonas, mientras que la población cristiana quedaba bajo
la protección de los musulmanes a cambio de un tributo o jaray.
4. LA PENETRACIÓN Y EL CONTROL MILITAR DE LA PENÍNSULA: CAMPAÑAS DE TARIQ,
MUSA, ABD AL-AZIZ BEN MUSA Y SUS SUCESORES INMEDIATOS.En los años 709 y 710 el bereber Tariq ibn Malluk saqueó las zonas de Tarifa y Algeciras, con el resultado
de un rico botín y una ausencia total de resistencia, lo que fue el detonante del inicio de la ocupación de la
Península. El éxito de esta campaña animó a Musa, gobernador del norte de África, por iniciativa propia y
sin consultar con el califa omeya de Damasco, a enviar una nueva expedición al frente de su liberto Tariq
ibn Ziyad, a la que tampoco nadie puso resistencia en los primeros momentos por hallarse el rey visigodo
Rodrigo combatiendo a los vascones. El peligro que suponía esta presencia musulmana le obligó a
abandonar aquel frente para ser derrotado el 19 de julio del 711 en la batalla de Guadalete, ante la defección
de las tropas de los hijos de Witiza que dejaron solo al monarca con sus seguidores.
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Desde aquí Tariq, avanzó sobre Toledo que capituló sin resistencia. Los resultados económicos y militares
de la campaña decidieron a Musa a intervenir personalmente al frente de un ejército de árabes para no dejar
la fácil campaña en manos de los bereberes. Musa dirigió las campañas contra Medina-Sidonia, Carmona,
Sevilla y Mérida y confió a su hijo Abd al-Aziz la ocupación de Málaga, Granada y Murcia. Éste firmó en el
año 713 un pacto con el godo Teodomiro, según el cual a cambio de su sometimiento se le reconoció total
autonomía, respetando a sus súbditos libertades, posesiones y religión.
Los ejércitos de Musa y Tariq se unieron en Toledo y juntos penetraron en el Valle del Ebro y más tarde en
Asturias y Galicia sin encontrar resistencia. Los artífices de tal empresa fueron llamados a Damasco para
rendir cuentas por el califa al-Walid (714), no volvieron a regresar a Al-Andalus, que fue como se llamó esta
provincia desde el 716.
Antes de su partida, Musa, sin tener facultad para ello, nombró a su hijo Abd al-Aziz, gobernador. Su breve
gobierno, de tres años, estuvo orientado al afianzamiento del dominio musulmán.
Tras la muerte violenta de Abd al-Aziz se abrió un periodo confuso de unos cuarenta años de duración (716756), llamado de los gobernadores, durante los cuales se sucedieron al frente de Al-Andalus una serie de
gobernadores, wäli, con poder delegado de Damasco. Estos gobernadores se enfrentaron, por una parte, a sus
propios compatriotas árabes, divididos por la rivalidad entres los clanes qaysíes y yemeníes y por otra a los
bereberes, deseosos de deshacerse de la autoridad árabe.
5. LOS PROBLEMAS DEL ASENTAMIENTO DE LOS CONQUISTADORES.Debido a que parte de los árabes que habían penetrado en
la Península con Musa regresaron con él a Damasco, Abd
al-Aziz tuvo que disponer de nuevas tropas bereberes
procedentes del Magreb. A estas tropas hubo que
concederles tierras o pagar sus servicios, lo que obligó a
una redistribución de los ingresos estatales, sumándose a
las contribuciones de la población indígena (jaray) el
diezmo que se impuso a la población musulmana, siendo
éste uno de los motivos del malestar de los árabes que
desembocaría en el asesinato de Abd al-Aziz en el año
716.
Los bereberes se asentaron en las tierras altas de la
meseta, en los flancos de las sierras y en los sistemas ibérico y penibético, formando pequeñas unidades de
población autónoma. Los árabes escogieron la ocupación individual de las tierras, poniendo sus miras en
las grandes poblaciones privadas sujetas a tributación. Estos sistemas convivieron con los tradicionales de
los hispano-visigodos, pues las grandes propiedades privadas siguieron en manos de los potentes, y el resto
de las tierras bajo el control de quien las cultivaba y pagando los impuestos fijados. Poco a poco este tipo de
asentamiento fue desapareciendo a favor de los árabes.
Al-Andalus dependía política y administrativamente del gobernador de Ifrïqiya (actual Túnez), hasta que en
el año 719 el califa Umar la segregó, poniendo a su frente a Al-Samh ben Malik con la misión de la
consecución de una comunidad única, donde no existieran diferencias de orden étnico entre sus integrantes.
Como primera medida inició la confección de un catastro y una investigación de los derechos de propiedad
que alegaban los baladíes (primeros que se asentaron en Al-Andalus), que ante el temor de que les fueran
arrebatadas sus tierras formaron una comisión que intercedió ante el califa de Damasco. El califa ratificó las
concesiones y ordenó que se les expidiera documentos al respecto.
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6. LA CRISIS DE MEDIADOS DEL SIGLO VIII.Tras la derrota de Poitiers (732) a manos de Carlos Martel se cerró un ciclo en las expediciones de conquista
islámicas. También trajo repercusiones en la estructura interna de Al-Andalus: supuso el repliegue de los
contingentes beréberes al interior de la Península y el recrudecimiento de las rivalidades étnicas.
A pesar del deseo de Mahoma de terminar con la estructura árabe de clanes, tribus y etnias basando la umma
o comunidad de creyentes en la religión, el Islam nunca suprimió esta realidad. A la ancestral lucha entre los
árabes del norte o quasíes y árabes del sur o yemeníes, cuyos orígenes se remonta la Arabia pre-islámica, se
unió, en el caso del Magreb y Al-Andalus, el problema bereber. Esta etnia fue la de la mayor parte de los
musulmanes que vinieron a la Península en las sucesivas oleadas invasoras.
Los bereberes iniciaron en el año 739 revueltas en el Magreb, debido a la política fiscal que les oprimía y
atraídos por los jariyíes, grupo opositor al Califato Omeya (ver resumen Tema IV - Historia Medieval
Universal I), que no aceptaban la diferencia entre musulmanes y
estaban en contra del predominio de la oligarquía árabe. En el
año 740 esta revuelta bereber arraigó en Al-Andalus, debido
posiblemente a la negativa árabe a que ocuparan puestos de
mando y la discriminación que sentían y que tuvo su origen en
los primeros tiempos de la conquista cuando fueron instalados
en las peores tierras y zonas. El peligro de esta revuelta y la
amenaza de una coalición entre las fuerzas bereberes de ambas
orillas del Estrecho llevaron al gobierno de Córdoba a pedir
ayuda a contingentes árabes sirios o yundíes, otro sector étnico
árabe. El sirio Baly desembarco en Al-Andalus con importantes
tropas y sofocó la revuelta bereber.
La estabilidad no se impuso totalmente. La llegada de los sirios reforzó, aún más, las estructuras tribales
mantenidas en el seno del ejército y consolidó la aristocracia militar árabe. Gracias a ellos el estado omeya
logró extender su influencia por todos los rincones de Al-Andalus en espera del empuje definitivo que
experimentaría a raíz de la formación del nuevo Estado por Abd al- Rahman I.
En la crisis de mediados de siglo se relacionan dos fenómenos fundamentales: el conflicto por las tierras y
los enfrentamientos étnicos entre árabes y beréberes, así como de grupos árabes entre sí.
7. LA NUEVA ESTRUCTURA SOCIAL DE AL-ANDALUS.Con la integración de la Península Ibérica en los dominios musulmanes, no se introducen cambios notables
en las relaciones sociales, aunque por supuesto la
antigua estructura social se altera dando lugar al
nacimiento de una compleja estructura social debida a
las variaciones étnicas, religiosas, jurídicas y de
costumbres.
Dentro del grupo dominante, la comunidad de creyentes
(umma), hay que destacar a los árabes, población
heterogénea dividida en tribus y clanes que se aglutina
en torno a dos grandes partidos: el yemení y el qaysí.
Frente a éstos, los beréberes (llegaron con Tariq)
constituyen el grupo mayoritario. Esta comunidad se
incrementa con la sociedad hispano-visigoda conversa
motivada por el deseo de salvaguardar sus intereses
personales y gozar del principio de igualdad de los
musulmanes. Fueron llamados “nuevos musulmanes” y sus descendientes muladíes.
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Esta complejidad étnica y cultural se amplia con el grupo de los protegidos, dimmíes, que integran la
población hispana, dividida a su vez en otras comunidades, los mozárabes (religión cristiana) y los judíos.
Pertenecientes a la llamada “gente del Libro” pudieron conservar su religión y fueron muy numerosos en las
ciudades. Pese a la igualdad social de la umma, el hecho de pertenecer a un linaje árabe equivalía a ostentar
un título nobiliario e iba acompañado de la posesión de grandes dominios territoriales y de una elevada
posición social.
La sociedad que surge daba muestras de una división en clases. Entre los libres se distinguen: la nobleza
(jassa), los notables (a’yan) y la masa popular (amma). La primera se divide en nobleza de sangre
(especialmente los del clan quraysí, del que procedía Mahoma) y funcional (altas jefaturas administrativas,
palaciegas y militares).
Debajo se sitúa una clase social intermedia, a’yan. La forman en los centros urbanos un importante número
de ricos comerciantes, funcionarios medios, poderosos terratenientes, letrados etc. El grueso lo constituyen
los conversos de origen hispano-visigodo.
La amma la constituye el proletariado urbano y rural. Hay beréberes, muladíes, mozárabes y judíos. A ellos
se les suma los libertos.
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TEMA III
EL EMIRATO INDEPENDIENTE ANDALUSÍ (756-929)
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
INTRODUCCIÓN.LA CREACIÓN DEL EMIRATO INDEPENDIENTE Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
OMEYA.EL ESTALLIDO DE LAS CONTRADICCIONES: MOVIMIENTOS EN LAS MARCAS, “JORNADA
DEL FOSO” “JORNADA DEL ARRABAL” Y LA PACIFICACIÓN DEL EMIRATO DE ABD ALRAHMAN II (822-852).LA CRISIS QUE SE INICIA A MEDIADOS DEL SIGLO IX: MOVIMIENTOS MOZÁRABES Y
SUBLEVACIONES EN TOLEDO, MÉRIDA, ZARAGOZA, BARBASTRO Y OTRAS CIUDADES.CONCLUSIONES.CRONOLOGÍA.-
1. INTRODUCCIÓN.La descomposición del califato omeya de Damasco llevó al triunfo en el 750 del movimiento abbasí con la
subida al poder de Abu-Abbas y el cambio de dinastía. La huida al norte de África del único príncipe omeya
superviviente de la matanza, Abd al-Rahman, y su definida instalación en Al-Andalus hace que,
aprovechando la división interna por la que atravesaba ésta, se erija en alternativa de gobierno y creador de
un Emirato Independiente que no dependía ni del nuevo poder abbasí de Bagdad -la nueva capital
musulmana- ni del gobernador de Ifriqiya.
2. LA CREACIÓN DEL EMIRATO INDEPENDIENTE Y LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
OMEYA.El emirato independiente de Al-Andalus nace en medio de numerosos problemas. Tienen que hacer frente a
la presión que ejercen los abbasíes para recuperar su territorio, a rebeliones entre sus súbditos (árabes,
muladíes y cristianos), a ataques de los reinos y condados cristianos del norte (los cuales cuentan con el
apoyo de los carolingios) y a la presión que ejercen los beréberes del norte de África, a quienes tienen que
controlar si no desean nuevas invasiones. Abd al-Rahman I (Abderramán I) fue el primer emir del Emirato
Independiente de Córdoba en cuyo desarrollo podemos distinguir cuatro fases:
• La fase inicial corresponde al gobierno de los dos primeros emires, Abd al- Rahman (756-788) y su
hijo Hisham I (788-796); es una fase de despegue y construcción del régimen.
• La segunda fase con el gobierno del sucesor, Al-Hakam I (796-822), es la fase de evolución del
régimen que se caracteriza por desórdenes y violentas respuestas emirales.
• La tercera fase, protagonizada por Abd al-Rahman II (822-852), se caracteriza por un periodo de
avances organizativos. El estado se hizo más centralizado y más alejado de las jerarquías naturales de
las tribus.
• La cuarta fase que comienza ya avanzado el gobierno de Muhammad I (852-866), da paso a una
última etapa de debilitamiento y descomposición del régimen, que se tornará irreversible con sus dos
inmediatos sucesores.
Tanto Abd al-Rahman I como su hijo Hisham I son los principales responsables de la creación del nuevo
Estado. Para ello se aplicaron a alcanzar cuatro objetivos prioritarios:
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- Creación de una amplia base de apoyo social al régimen.- Una política de confiscaciones de
tierras, principalmente a los cristianos, y concesiones de las mismas a los clientes y partidarios de
la dinastía omeya. Además de imposición de las llamadas cartas de seguro a ciertas comunidades
a cambio de protección.
- Prudencia política en materia religiosa.- Abd al- Rahman I rompió de todo vínculo religioso con
el califato abbasí y no asumió la suprema autoridad religiosa, manteniendo únicamente el título de
emir, esencialmente civil y militar. Durante el emirato de Hisham I se inicia en la Península el
arraigo del rito malikí, doctrina jurídico-teológica que se caracterizaba por la defensa a ultranza de
la ortodoxia y la unidad dogmática. El emirato permaneció al margen de las querellas religiosas
que empezaban a desgarrar el resto del mundo islámico.
- Organización de un potente ejército mercenario.- El ejército mercenario andalusí fue uno de los
factores más eficaces del régimen. Estaba constituido fundamentalmente por esclavos y por
bereberes, pudiendo llegar sus efectivos a la cifra de 40.000 hombres.
-
Represión de los núcleos cristianos de resistencia.- El nuevo estado islámico era permanentemente
desafiado por el reino de Asturias constituido tras el gobierno de Alfonso I (739-757).
Abd al-Rahman I, durante el reinado de Fruela I (757-768) sometió a tributo a zonas fronterizas
de Álava, llevando rehenes a Córdoba, y fue vencido en Galicia. Hisham I endureció los ataques a
las marcas y llegó a saquear Oviedo, capital del reino astur.
3. EL ESTALLIDO DE LAS CONTRADICCIONES: MOVIMIENTOS EN LAS MARCAS, “JORNADA
DEL FOSO” “JORNADA DEL ARRABAL” Y LA PACIFICACIÓN DEL EMIRATO DE ABD ALRAHMAN II (822-852).Las dificultades internas jalonan buena parte del reinado de Abd al-Rahman I. El emir de Córdoba hubo de
hacer frente a los desestabilizadores abbasíes y a los descontentos bereberes. Los movimientos
anticordobeses de las autoridades de la Marca Superior dieron lugar a la
intervención de Carlomagno en la Península en el año 778 en connivencia con
el gobernador de Zaragoza. (Ver resumen Tema VII - Historia Medieval
Universal I).
Los problemas de esta etapa se manifestaron en una crisis abierta durante el
emirato del sucesor de Hisham I, Al-Hakam I (796-822). Durante su gobierno
se renovaron las luchas dinásticas, la rebelión de las comarcas fronterizas,
descontento social generalizado ante su política fiscal y descontento de sectores
religiosos malekíes por lo que consideraban tendencias poco ortodoxas de los
gobernantes. Todos estos movimientos chocaron con la firmeza del emir que
los reprimió brutalmente. Destacaron dos revueltas: la Jornada del Foso (797)
que puso fin a una importante rebelión toledana y la Jornada del Arrabal de
Córdoba (818) cuyo origen se sitúa en la imposición de una gabela o impuesto
extraordinario (Ver Comentario de Texto: Narración del motín del arrabal de
Córdoba en el año 818 – PEC/1 Historia Medieval de España). Al mismo tiempo los musulmanes sufrieron
derrotas frente a los cristianos de Alfonso II.
Abd al-Rahman II (822-852), heredó un reino cruelmente pacificado por la dureza de Al-Hakam I. Como
alternativa a la crisis que había supuesto el gobierno anterior, Abd al-Rahman se propuso organizar el Estado
sobre la base de criterios nuevos. Se abandonaron los antiguos modelos para sustituirlos por un sistema
derivado de la administración califal abbasí. Se realizan modificaciones en los mecanismos de control de las
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regiones fronterizas o marcas, quedando éstas definidamente constituidas: Superior, con capital en
Zaragoza, Media, con centro en Toledo, e Inferior, con capital en Mérida.
La política de organización centralizadora llevada a cabo por Abd al-Rahman II provocó el
engrandecimiento de Al-Andalus sobre la base de una cada vez más radical islamización del régimen. Esta
política le enfrentó a los sectores religiosos no islámicos. Se desencadenó un movimiento de los mozárabes
(cristianos de Al-Andalus) que llevó a Abd al- Rahman II a convocar un concilio y solicitar a los obispos
una toma de postura clara y contundente respecto a los cristianos exaltados (que se presentaban ante el juez,
cadi, y blasfemaban contra el Islam, siendo castigados con la muerte), pero no fue capaz de detener
totalmente la acción de estos mozárabes.
Dirigió expediciones contra el reino asturleonés de Alfonso II y contra la Marca Hispánica, que entonces
formaba parte del reino franco.
4. LA CRISIS QUE SE INICIA A MEDIADOS DEL SIGLO IX: MOVIMIENTOS MOZÁRABES Y
SUBLEVACIONES EN TOLEDO, MÉRIDA, ZARAGOZA, BOBASTRO Y OTRAS CIUDADES.El gobierno de su sucesor, Muhammad I (852-886), fue una continuación del precedente: pacificación
interior, guerra contra los cristianos del norte, defensa de la integridad territorial y refuerzo de la política
exterior. Durante los primeros años de su gobierno se encontró con tres problemas fundamentales: la
rebelión toledana de sus comienzos, los rescoldos de resistencia mozárabe en Córdoba y la práctica
independencia de la Marca Superior.
• La rebelión toledana: la batalla de Guadacelete.- En el año 852 se produce el alzamiento toledano
apoyado por la oposición mozárabe al régimen emiral. Este levantamiento era muestra de las
periódicas turbulencias que, especialmente en las transiciones de gobierno, se sucedían en las zonas
periféricas del emirato. Infringieron derrotas militares al ejército omeya en la Bética y, animados
por estas victorias, solicitaron el apoyo del rey de Asturias, Ordoño I. El enfrentamiento con las
tropas de Muhammad I en la batalla del río Guadacelete, tuvo un resultado desastroso para las
fuerzas coaligadas.
• La resistencia mozárabe.- La capitulación de Toledo tuvo efectos muy negativos para el debilitado
movimiento mozárabe. Por una parte, surtió efecto el endurecimiento de la política gubernamental
hacia los cristianos y por otra hubo un fuerte desgaste en el movimiento de vocación radical,
disminuyendo progresivamente los “martirios voluntarios”. A partir del año 860 el mozarabismo
dejó de ser un problema para la estabilidad política del emirato.
• Los problemas en la Marca Superior.- Desde el gobierno de Abd al-Rahman II habían existido
tensiones con la Marca Superior, donde estaba instalada la tribu de los Banu Qasi con Musa al
frente. Muhammad I al contrario que su padre colmó a Musa de beneficios, cediéndole el control de
la Marca a cambio de lealtad, una lealtad que Musa consideraba condicionada. A Musa le gustaba
ser llamado “Tercer rey de España” en claro desafío a la autoridad de Córdoba. Su enfrentamiento
y derrota con el rey Ordoño I en la batalla de Clavijo le dejó en una postura de debilidad que
aprovechó Muhhamad I para despojarle del gobierno de la Marca Superior.
El último tercio del siglo IX y los primeros años del X, contemplan la ruina y destrucción del emirato. Esta
época se reduciría a una serie de múltiples rebeliones, intentos de secesión y golpes internos. Destacando en
su agitación los bereberes y los muladíes de Mérida y de Bobastro, en la serranía de Ronda. En su rebelión
lograron hacerse con la ciudad de Badajoz y su territorio meridional que mantuvieron hasta la instauración
del califato.
Todos estos movimientos constituyen lo que se llama “primera fitna” o guerra civil y coincide con los
emiratos más débiles, los últimos de Muhammad I (852-886) Al-Mundir (886-888) y Abd Allah (888-912)
1
5. CONCLUSIONES.El régimen emiral omeya fue la primera formulación política independiente en la historia de la España
islámica e inspirado en la tradición de gobierno propia del califato de Damasco. Uno de los aspectos más
originales de la remodelación del régimen omeya fue el inicio de una política exterior para Al-Andalus. Esta
política tenía una evidente dimensión propagandística: la fortaleza del régimen debe ir necesariamente unida
a la exaltación de su prestigio y a la consolidación de su imagen exterior.
La subida al poder en el 912 de Abd al-Rahman III y la instauración del Califato Omeya de Córdoba
supondrá un cambio decisivo en el desarrollo político de Al-Andalus y sin ningún género de dudas, el
periodo más relevante de su historia.
6. CRONOLOGÍA.• 756
• 788
• 796
• 797
• 818
• 822
• 844
• 852
• 879
• 886
• 888
• 891
• 912
• 929
Fundación del Emirato Omeya de Córdoba por Abd al Rahman I
Muerte de Abd al Rahman I
Muerte de Hisham I
Jornada del Foso de Toledo
Revuelta del Arrabal de Córdoba
Muerte de Al-Hakam I
Desembarcos normandos en Lisboa y Sevilla
Muerte de Abd al-Rahman II
Comienza la rebelión de Umar ben Hafsun
Muere Muhammad I
Muere A-Mundir
Nace el futuro Abd al-Rahman III
Muere Abd Allah. Abd al-Rahman III emir
Abd al-Rahman III se autoproclama califa
1
TEMA IV
EL CALIFATO CORDOBÉS (929-1031)
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. SITUACIÓN AL LLEGAR AL TRONO ABD AL-RAHMAN III.2.1 La pacificación del país.3. CONSOLIDACIÓN DEL PODER CALIFAL.3.1 Califato de Abd al-Rahman III (929-961).3.2 Califato de Al-Hakam II (961-976).4. LA ÉPOCA DE ALMANZOR: EL AFIANZAMIENTO EN EL PODER Y LAS CAMPAÑAS CONTRA
LOS REINOS CRISTIANOS Y EN LA MARCA HISPÁNICA.5. LA DINASTÍA AMIRÍ Y EL FIN DEL CALIFATO.5.1. Las disputas por el poder. La fitna.6. CRONOLOGÍA.7. BIBLIOGRAFÍA.1. INTRODUCCIÓN.La subida al poder en el 912 de Abd al-Rahman III y la creación en el 929 del Califato de Córdoba,
también conocido como Califato Omeya de Córdoba, pone fin al Emirato Independiente instaurado por
Abd al-Rahman I en el 756 y supondrá un cambio decisivo en el desarrollo político de Al-Andalus.
En realidad, este califato omeya se reduce a los gobiernos de Abd al-Rahman III (912-961, desde 929 como
califa) y de su hijo Al-Hakam II (961-976).
2. SITUACIÓN AL LLEGAR AL TRONO ABD AL-RAHMAN III.Abd al-Rahman III hereda de su abuelo Abd Allah (888-912) un Estado en unas condiciones caóticas.
Dividido desde la segunda mitad del siglo IX en más de treinta poderes locales autónomos e independientes
respecto al poder central. La fitna, o guerra civil, sacudía los cimientos del régimen y la situación
cuestionaba la autoridad de los omeya.
2.1 La pacificación del país.- Nada más acceder al poder inicia la tarea de pacificar Al-Andalus, en
lo que invierte los primeros 27 años de los 49 que dura su gobierno.
Entre el 914 y el 937 fue acabando con el clima de anarquía y
sublevación en todas sus regiones. Inicialmente ordena campañas de
castigo contra los núcleos rebeldes de seguidores de Umar ben Hafsún
(muladí que organizó y acaudilló una rebelión (880-918) de mozárabes,
muladíes e incluso bereberes, descontentos con la aristocracia omeya de
origen árabe dominante). En su campaña inicial consigue importantes
éxitos contra los bereberes de la Sierra de Almadén, y los rebeldes de
Calatrava y Écija, para continuar contra los levantamientos de la zona
oriental de la actual Andalucía. Tras lograr la rendición de diversas
fortificaciones y castillos, todos los rebeldes reciben, a petición propia,
el perdón del emir y son enviados con sus mujeres, hijos y enseres a
Córdoba.
La política del emir en estos casos sigue casi siempre un mismo esquema: producir el máximo daño
económico posible en las tierras de los insurgentes, con quienes se muestra implacable. Consigue
1
hacerse con Sevilla, Carmona y Algeciras, donde manda destruir las naves utilizadas por los
partidarios del rebelde y llega a un acuerdo de paz con Umar ben Hafsún.
El aislamiento y enfermedad de Umar le hacían cada vez menos peligroso. Se inician tensiones por la
cercana sucesión de Umar. La elección recae en Chafar, el mayor de sus hijos, lo cual debió
contrariar a su otro hijo Sulayman, quien se subleva contra su padre. Sulayman se apodera por
sorpresa de la ciudad de Úbeda, entonces favorable al emir. En principio, este episodio se interpreta
en la corte cordobesa como una expresa violación del acuerdo. Pero Umar demuestra ser inocente,
pues lucha contra su propio hijo, al que se lleva a Bobastro. No obstante, una vez allí lo libera y
Sulayman vuelve a tomar Úbeda contra el sentir de su padre, quien construye un castillo para hacerle
la guerra. Cuando llega el ejército del emir, Umar, exhausto por su enfermedad, se retira a Bobastro,
donde muere en el 918. En el 926 Abd al-Rahman III toma la fortaleza de Monterrubio, uno de los
principales castillos de Sulayman, dando muerte a éste y en el 928 toma Bobastro, destruyendo
totalmente la ciudad de tal modo que aún hoy se discute su emplazamiento.
3. CONSOLIDACIÓN DEL PODER CALIFAL.En el año 929 Abd al-Rahman III adopta el título de Califa (Príncipe de los creyentes) hecho crucial en su
trayectoria como gobernante y en la historia del Occidente Islámico. Las funciones del califa son:
-
Como jefe espiritual y temporal de los creyentes preside la oración solemne del viernes.
Juzga en última instancia.
Decide sobre el gasto público.
Dirige la política exterior.
- Es el jefe supremo del ejército.
- Dirige la administración, personalmente o a través del “Hayib” o primer ministro, que está al
frente de los diwanes, que son oficinas o ministerios.
Con la adopción de este título, trata de realzar su prestigio y autoridad -ahora también religiosa- tanto dentro
como fuera de las fronteras de Al-Andalus; en especial frente al califato fatimí de Ifriquiya, a cuyo soberano
le disputa la hegemonía en el norte de África. Los fatimíes eran chiíes, contrarios a la ortodoxia sunnita y
defienden a ultranza la continuidad de la revelación islámica a través de los descendientes legítimos del
Profeta, los de su hija Fátima y su yerno Alí.
Desde el inicio del califato de Abd al-Rahman III, que muere en el 961, hasta el final del de Al-Hakam II,
Al-Ándalus fue una gran potencia e imperó el orden interno.
3.1 Califato de Abd al-Rahman III (929-961).- En su nueva etapa, continua su racha de aciertos y
logra reducir los últimos focos rebeldes existentes en el AlÁndalus. Derrota a los Banu Marwan y toma Badajoz y
Mérida. Posteriormente termina por someter a los territorios
de las Marcas fronterizas. Toma Toledo en la Marca Media
(932) y en el 937, Calatayud, Daroca y Zaragoza, en la
Marca Superior, tras la actitud del visir Ahmad ben Ishaq,
el cual, como descendiente de los Omeya de Damasco
pretende reivindicar la dirección del Califato Cordobés con
ayuda de los poderes locales de la Marca.
En política exterior cabe hablar también de éxitos. Para
contener el poder de los fatimíes, toma Algeciras e
incrementa, mediante la construcción de atarazanas
(astilleros), el número de navíos para el control de las rutas
1
marítimas y costeras. La rendición de Ceuta (931) le permite dominar las dos orillas del mar. Pese a
ello, durante todo su califato tuvo enfrentamientos con los fatimíes.
Mantuvo relaciones diplomáticas con el emperador germano Otón I e incluso en su lucha contra los
fatimíes proyecta una alianza con el emperador de Bizancio.
Las aceifas contra los cristianos fue su tercer objetivo, aunque su hegemonía peninsular no siempre
resulta evidente en el campo de batalla, pues en el 933 es derrotado por Ramiro II en las
proximidades de Osma. Ante esta derrota la respuesta de Abd al-Rahman III es contundente: invoca
la guerra santa y realiza una gran parada militar que se hace famosa en todo Al-Ándalus. Dirigió
personalmente las expediciones de saqueo y castigo a las tierras del norte de los ríos Duero y Ebro,
zonas ya ocupadas y en repoblación por los cristianos. En el año 939 proyectó una nueva aceifa
contra el reino de León, siendo derrotado por las tropas de Ramiro II y de Fernán González en la
batalla de Simancas. El califa quedó abrumado por el fracaso de esta campaña y ordena la inmediata
crucifixión de los responsables de la derrota. Desde entonces deja de participar personalmente en las
aceifas. Para reparar los efectos de la derrota ordena a todos los gobernadores de las Marcas enviar
escuadrones contra los cristianos que se convierten en sucesivas victorias.
En este periodo se produjo un robustecimiento notable del aparato político central. Numerosos
visires, a modo de ministros, dirigían la administración, bajo la supervisión de un hachib o primer
ministro. A partir de la derrota de Simancas, se intensifica el proceso de profesionalización del
ejército califal, a costa de las lealtades tribales, dando mayor cabida a las tropas mercenarias. Los
aparatos fiscales funcionaron con fluidez y el estado cordobés podía recaudar inmensas sumas.
Abd al-Rahman III mando construir a 8 kms de Córdoba, Medina al-Zahara y desde el 936 llevó allí
el gobierno como si fuera una ciudad-corte. Muere en octubre del 961, a la edad de setenta años,
legando a su hijo y sucesor un Estado sólido y rico.
3.2. Califato de Al-Hakam II (961-976).- El estudio de este Califa es difícil por el escaso número
de fuentes históricas que se dispone. A su subida al poder tenía casi 50 años. Fue un califato pacífico
y siguió la misma línea política de la etapa precedente.
Durante su reinado el ejército omeya consiguió poner fin
a los intentos de los reinos de León, Castilla y Navarra de
afirmar su independencia.
Su política en el Magreb está dedicada a controlar la
expansión fatimí, atrayéndose la obediencia de los jefes
de tribus mediante la entrega de regalos, reforzando la
flota y fortificando la costa de Almería. En el 969 se
funda la ciudad de El Cairo (convertida años después en
capital permanente del califato fatimí) y los fatimíes se
trasladan a esta ciudad, lo que modifica la situación en el
Magreb.
Dotó a Córdoba de la mayor biblioteca del mundo (400.000 volúmenes) y envió agentes a Egipto,
Siria e Irak para adquirir manuscritos raros.
4. LA ÉPOCA DE ALMANZOR: EL AFIANZAMIENTO EN EL PODER Y LAS CAMPAÑAS CONTRA
LOS REINOS CRISTIANOS Y EN LA MARCA HISPÁNICA.A la muerte de Al-Hakam II en 976, la situación social en Al-Andalus estaba muy deteriorada por los
conflictos étnico-sociales derivados de la influencia en todos los campos de los mercenarios bereberes y
eslavos, que acentuaban las tendencias disgregadoras entre los hispano-musulmanes, solo frenadas por el
mantenimiento del orden en el interior logrado por los anteriores califas y la consiguiente expansión militar
y económica.
1
En este contexto surge la figura de Almanzor (Muhammad Ibn Abi Amir) (940-1002), quien, tras un rápido
ascenso en la administración califal (desde simple escribano hasta administrador general del Tesoro), se hace
con el titulo de Visir, solo por debajo del Hayib. Tras un corto periodo convulso para decidir la sucesión de
Al-Hakam II, que recae en su hijo de 11 años Hisham, Almazor aprovecha su minoría de edad y desde el
981 suplanta al califa ejerciendo el verdadero poder como Hayib, que compaginaba con la máxima jefatura
militar.
Su primera medida fue someter a los eslavos del círculo palatino. Estos europeos de condición servil que los
musulmanes de Al-Ándalus compraban para encuadrarlos en sus milicias y que
les servían de intendentes, habían conseguido formar una verdadera casta de
privilegiados en la corte de Córdoba.
En poco tiempo, explotando la rivalidad entre bereberes, eslavos y árabes, el
perdón de algunos impuestos, el restablecimiento del orden policial en Córdoba y
una serie de campañas victoriosas contra los cristianos logra la destitución del
Hayib (978) y se atrae la adhesión del pueblo, y del ejército, dirigido por el
liberto Galib. Dueño del poder absoluto, gobernara de manera justa durante 20
años, aunque su desprecio por la dinastía sirvió de pretexto para una conjura
dirigida por Galib y apoyada por la aristocracia árabe. Para afrontar la revuelta,
Almanzor aumentó sobremanera el número de mercenarios y, por tanto, los
gastos. Galib se vio en la necesidad de solicitar la ayuda de castellanos y
navarros, lo que supuso la pérdida de apoyo de aquellos que lo seguían por motivos religiosos, lo que
constituyó la clave de su derrota y muerte en 981, con lo que Almanzor quedo como soberano indiscutido,
tomando los títulos de Al-Mansur (El Victorioso), y adoptando el de Señor en 991. Para contrarrestar la
oposición de la aristocracia, reformó la administración y reestructuró el ejército, obligando a los árabes a
integrarse en las compañías de mercenarios, cuyo número creció sin parar.
Durante su mandato mantuvo abiertos tres importantes frentes:
• Campañas contra el Reino de León.- Este reino fue objetivo prioritario de Almanzor. Destaca la
campaña realizada en el año 997 y cuyo objetivo fue Santiago de Compostela. Esta acción tuvo una
importante repercusión simbólica ya que se consideró un ataque directo al corazón de la cristiandad
peninsular puesto que Santiago era el centro de peregrinación más importante de Hispania. El detonante
de este asunto, fue la escasa habilidad del monarca leones que rompió el acuerdo firmado en el 996 y
suspendió el pago del tributo que se exigía..Consecuencia de ello Vermudo II, firmó un nuevo tratado con
Almanzor y en Zamora se instaló una guarnición militar.
• Campañas contra el Reino de Navarra.- El matrimonio de Almanzor y Abda (hija de Sancho Garcés,
señor de Pamplona) sella un acuerdo de no agresión que se rompe hacia el 990 cuando García Sánchez, el
ahora soberano, se niega a pagar el tributo acordado A partir de esa fecha se suceden las razzias,
culminando en el año 1000 con la conquista de Pamplona.
• Contra la Marca Hispánica.- En el año 985 se produce, en un ataque combinado por tierra y mar, la
toma de Barcelona.
5. LA DINASTÍA AMIRÍ Y EL FIN DEL CALIFATO.A su muerte en el año 1002, Almanzor dejó a su hijo Abd al-Malik, un estado asentado sobre bases endebles
cimentadas en su prestigio personal. Durante su vida Abd al Malik, siguió manteniendo los mismos objetivos
que su padre: aceifas contra los cristianos, arbitraje en cuestiones internas y férreo marcaje de los omeyas.
Tras su muerte en el 1008 toma su relevo Abd al-Rahman Sanchuelo, hayib desde el momento de la sucesión
e hijo de Almanzor y una de sus esposas, Abda, hija de Sancho Garcés II de Pamplona. Desde el primer
momento sigue los pasos hincados por su padre, Almanzor, sustituir la dinastía omeya por la amirí en el
2
trono de los califas, para lo cual consiguió de Hisham II que fuese designado sucesor y recibiese el título
oficial de Heredero (del Califato) de los musulmanes, decisión que causó indignación en Córdoba.
Acusado de licencioso y depravado y mientras se encontraba dirigiendo una aceifa contra el conde de
Castilla, estalló una revuelta en Córdoba (1009) con el nombramiento de un nieto de Abd al-Rahman III, AlMahdi, como soberano legítimo. Regresó a Córdoba pero abandonado por la mayoría de sus tropas encontró
la muerte.
5.1. Las disputas por el poder. La fitna.- Los apoyos de Al-Mahdi eran personas pertenecientes a las
capas más humildes de la sociedad y que preferían mantener a un omeya en el poder que a un
usurpador como Sanchuelo. Este grupo de personas también lucharon contra los beréberes ya que éstos
habían sido partidarios de Almanzor, por lo que éstos, perseguidos y asesinados apoyaron a un nuevo
pretendiente al trono, Sulayman, al que en el 1009 proclamaron como Califa.
En su lucha por el trono, Al-Mahdi, contó con el apoyo del Conde de Barcelona, Ramón Borrell III, lo
que hace en el 1010 recupere el trono. Pero el mismo año, las tropas bereberes de Sulayman, apoyados
por los castellanos de Sancho García le derrotan, muriendo asesinando Al-Mahdi a manos de antiguos
partidarios. Después de tres años de sitio, la capital de Al-Ändalus se rinde a Sulayman, el cual abdica
en un renacido Hisham, que muere en 1013.
Tras la muerte del último califa legítimo de la dinastía, se sucede una grave crisis interna provocada
por intervenciones cristianas y el asentamiento en distintos puntos del sur de los bereberes que habían
apoyado a Sulayman, que marcaron un peligroso precedente y una nueva realidad política en las
relaciones de ambos poderes peninsulares y que marcaron el principio de un proceso que culminó en
la descomposición del califato en el 1031.
6. CRONOLOGÍA.• 891 Nace Abd al-Rahman III
• 912 Abd al- Rahman III emir
• 914 Campaña contra los dominios de Umar ben Hafsun
• 915 Nace Al-Hakam II
• 928 Caída de Bobastro
• 929 Abd al- Rahman III se autoproclama califa
• 929 Campaña contra la Marca Inferior. Toma de Mérida
• 932 Campaña contra la Marca Media. Entra en Toledo
• 937 Campaña contra la Marca Superior. Entra en Zaragoza
• 939 Derrota de Abd al- Rahman III en Simancas
• 940 Nacimiento de Almanzor
• 941 Inaugurada la mezquita de Madina al-Zahra
• 961 Muerte de Abd al- Rahman III
• 981 Almanzor nombrado Hayib
• 985 Toma de Barcelona
• 997 Campaña contra el Reino de León. Toma de Compostela
• 1000 Conquista de Pamplona
• 1002 Muerte de Almanzor
• 1008 Muerte de Al-Malik
• 1009 Muerte de Abd al-Rahman Sanchuelo
• 1031 Descomposición del Califato. Reinos de taifas
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TEMA V
INSTITUCIONES POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS DE AL- ANDALUS
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. PECULIARIDADES DE LA ORGANIZACIÓN ESTATAL ISLÁMICA.3. LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO.3.1 La Administración Central.3.2 La Administración Provincial
4. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA.5. LA HACIENDA.6. EL EJÉRCITO DE AL-ANDALUS.1. INTRODUCCIÓN.Conquistada la Península por los musulmanes, su mayor parte pasó a integrarse en el territorio musulmán
del Califato Omeya con sede en Damasco. Los habitantes del nuevo territorio conocido a partir de ahora
como Al-Ándalus, quedan incluidas en la umma (comunidad de creyentes) como fórmula política
integradora de cuantos aceptan la soberanía de Allah y a cuyas leyes divinas se someten.
2. PECULIARIDADES DE LA ORGANIZACIÓN ESTATAL ISLÁMICA.Tras la conquista, al frente de cada provincia se encontraba el walí (gobernador) cuya designación era
potestad del Califa y que dependía del gobernador de Ifriquiya. Esta institución se mantuvo en AlÁndalus desde el 716 hasta el 756, fecha en que tras la revolución abbasí
que dio fin a la dinastía Omeya de Damasco, Abd al-Rahman I llegó a
Al-Ándalus.
Con su llegada se marca un cambio del sistema de gobierno. A partir de
ese momento nos encontramos con un reino políticamente independiente
de Bagdad (la nueva capital del Califato Abbasí), aunque aceptando la
autoridad religiosa del Califa abbasí. Abd al-Rahman III pone fin a la
teórica dependencia religiosa del Islam peninsular respecto a Bagdad
adoptando el título de Califa o sucesor del Profeta y Príncipe de los
Creyentes, título que heredarían sus herederos y dando comienzo a un
nuevo concepto de poder que se mantuvo hasta la división territorial con
los reinos de taifas (fitna) en el año 1031.
Con la implantación de la dinastía omeya en la Península, se instauró un
sistema hereditario por vía masculina, en el que no se tiene en cuenta el derecho a la primogenitura que
provocó muchos enfrentamientos entre los príncipes hermanos.
3. LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO.El Soberano de Al-Ándalus era el centro de toda estructura de gobierno y en él residía la plenitud del poder
político: cabeza del estado, juez supremo, jefe de la administración y autoridad única, la cual delegaba
parcialmente en una serie de altos funcionarios que sólo eran responsables de su actuación ante él.
Por ello la organización político administrativa de Al-Ándalus se fundamentó en una rígida centralización de
todos los servicios de la administración pública.
2
3.1. La Administración Central.- La administración del Estado estaba estructurada en tres servicios: la
Casa Real, la Secretaría General o Cancillería y la Hacienda. Para el funcionamiento de estos servicios
se nombraba al visir, especie de ministro cuya elección dependía exclusivamente de la voluntad del
monarca.
Los cargos se ordenaban de acuerdo a una fuerte jerarquía
de magistraturas, a cuya cabeza se encontraba un primer
ministro o hayib escogido entre los visires. Bajo las órdenes
de estos oficiales palatinos se encontraba un importante
número de subalternos y esclavos, que desde le gobierno de
Abd al-Rahman II gozaron de una serie de privilegios.
Estos esclavos recibieron el nombre de fityan y
desempeñaron un papel cada vez más importante en la vida
palatina, llegando a sustituir a los grandes linajes árabes en
el desempeño de las funciones administrativas y militares.
La Casa Real fue otro de los servicios centralizados del
Estado sobre los que recaía una serie de gastos, como el mantenimiento de las residencias de los
miembros masculinos de la familia real, pensiones y regalos.
La comunicación de la administración central con las coras y marcas se hacía a través de un sistema
oficial de correos, al mando del cual estaba un superintendente. Estos correos iban escoltados y las
comunicaciones terrestres se combinaban con las vías fluviales y marítimas. A partir del siglo XI hay
constancia documental del uso de palomas mensajeras por los Omeyas.
3.2. La Administración Provincial.- A partir de la conquista del territorio peninsular, Al-Ándalus quedó
dividida en tres grandes unidades administrativas, conocidas como coras: tierras del oeste, tierras del
centro y tierras del este. Al frente de cada una de ellas se hallaba un wali o gobernador. Esta división tuvo
como base la ya existente y que debía corresponderse con las diócesis cristianas de la época visigoda.
Junto a las coras, se encontraban las marcas de frontera en las
que residía un jefe militar o caid. Hubo tres marcas: la
Inferior, la Media y la Superior, con capitales en Mérida,
Toledo y Zaragoza respectivamente; al adquirir importancia
Castilla, la Marca Media traslada su centro a Medinaceli y
desaparece la organización militar de la zona de Mérida.
Las coras o provincias se dividían en una serie indeterminada
de distritos que recibían el nombre de clima y su conjunto de
alfoz. Estos distritos eran unidades administrativas y
financieras de carácter agrícola que contaban con algún núcleo
de población importante en la que residía el walí que contaba
con un asesor militar llamado alcalde.
La ciudad se constituye en el centro de la estructura administrativa de cada una de las coras, pero no tenían
administración propia y así las personas que dirigían su gobierno fueron delegados de los emires o califas
y, por tanto, nombrados por ellos. Estos funcionarios fueron los llamados sahib o señores:
• El Señor del Zoco.- También conocido como zabazoque o almotacén. Encargado de la vigilancia
de la actividad económica de la ciudad. De él dependía todo lo relacionado con el mercado:
dirige la actividad comercial y artesanal, regula los pesos y medidas y fija los precios. En AlAndalus era normal que también le nombraran el cadí de la ciudad, dado que también era su
cometido el control de la hisba (deber de todo musulmán de trabajar por el desarrollo del bien y el
combate del mal).
2
• El Jefe de Policía.- Era el encargado del mantenimiento del orden. Trabajaba junto al cadí (juez)
con una cierta coordinación en el cumplimiento de sus funciones. Estaba al mando de la surta o
guardia encargada del orden público.
• El Señor de la Ciudad.- Llamado también zalmedina. Esta figura apareció en la época de Abd alRahman II y solamente existía en Córdoba. A él estaban subordinados en Señor del Zoco y el Jefe
de la Policía. Sus funciones eran extremadamente amplias y complejas, aunque todas ellas de
orden interior. Asumía la regencia del reino en ausencia de emires o califas.
4. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA.El ejercicio de la justicia en Al-Ándalus debe hacerse, como en el resto del territorio controlado por el Islam,
de acuerdo al derecho musulmán que tiene sus fuentes básicas en el Corán, como libro revelado, y en la
sunna, conjunto de tradiciones de los dichos y hechos del Profeta.
La administración de justicia está centralizada en manos de los omeyas,
que delegaban y nombraban directamente a los cadíes o jueces,
reservándose el papel de jueces supremos. Los cadíes son juristas
expertos dentro de la corriente malekí y se eligen generalmente por sus
cualidades morales. Sólo entienden de causas civiles reguladas por el
Corán y están asesorados por especialistas en derecho.
Además de sus atribuciones judiciales el cadí de Córdoba, llamado
también juez de la comunidad, dirige, en nombre del soberano, la oración
de los viernes y administra el patrimonio de la comunidad religiosa, lo
que nos permite comprobar el carácter religioso de esta magistratura.
En este proceso judicial también se encuentran jueces por encima del
cadí. Entre ellos hay que mencionar al señor de las injusticias (shabib almazalim) y entre cuyas funciones se mencionan las de resolver las denuncias presentadas contra los
gobernadores de las provincias y los altos cargos.
Debido a los múltiples litigios que surgían en la ciudad se instituyeron unos jueces auxiliares denominados
señor de las sentencias, que bajo dependencia del cadí, administraban justicia civil y penal en los barrios de
la ciudad. Sólo tenían facultad para intervenir en asuntos en los que se debatían intereses patrimoniales
privados.
5. LA HACIENDA.Es una pieza clave del califato cordobés. Su sede se halla en la corte, integrada por un diwan (secretaría),
cuya dirección ostentó un visir. Formaban parte del diwan de hacienda varios tesoreros que eran elegidos
habitualmente entre los miembros de la aristocracia cordobesa, opero a veces accedían gente de otras
religiones. Los recursos de que disponía la hacienda en Al-Ándalus procedían de los siguientes impuestos:
• El que todo buen musulmán debía pagar, el zakat o limosna legal, consistente en la décima parte
de los rebaños, las mercancías y las cosechas.
• Los tributos que debían satisfacer los dimmíes o protegidos, como eran el impuesto personal o
capitalización, yizya y la contribución territorial, jaray, que llegó a transformarse en un impuesto
aún cuando los posesores de la tierra se convirtieran al Islam.
• Otros impuestos, como el quinto del botín de guerra, donaciones testamentarias, herencias vacantes
y tasas extraordinarias.
Se sabe que en la época de Abd al-Rahman III los ingresos en las arcas del Tesoro Público fueron
distribuidos en tres partidas: gastos militares, obras públicas y reserva para casos de emergencia.
2
Al margen del Tesoro Público existió un Tesoro Privado alimentado de propiedades, bienes confiscados y
tributos de carácter estatal que se le reservaban al Califa a modo de monopolio. Estos ingresos servían
para mantener la Casa Real y el pago del personal de servicio.
6. EL EJÉRCITO DE AL-ANDALUS.Durante los primeros años de la presencia musulmana en
Hispania los gobernadores de esta nueva provincia intentarán
controlarla mediante un ejército compuesto por bereberes y
árabes en proporciones numéricas desiguales que el paso del
tiempo tendería a equilibrar.
Tras el triunfo de la dinastía Omeya, Abd al-Rahman I (756)
integró una serie de huestes muy complejas: los mercenarios y
los que se incorporaban a filas para cumplir con la obligación
religiosa que impone el Islam de combatir al infiel, los
denominados muhaydines o voluntarios de la fe.
La primera reforma la realizó el emir Al-Hakam I (796-822) y
se mantuvo hasta la realizada por Almanzor en el 991. El
ejército estaba formado por tres tipos básicos de combatientes:
• Contingentes reclutados a través de levas entre la población de Al-Ándalus.- Cada cora suministraba
una cantidad determinada de soldados.
• Mercenarios extranjeros.- Sector decisivo para el fortalecimiento del ejército: bereberes procedentes
del Magreb, esclavos negros del Sudán, prisioneros de guerras, etc.
• Combatientes voluntarios.- Sector más reducido.
Al emir Al-Hakam I se le debe la creación de una guardia personal que fue conocida con el apelativo de los
mudos, porque debido a su condición de extranjeros desconocían la lengua árabe.
A finales del siglo X, Almanzor, procedió a una nueva reforma tendente a romper o debilitar los vínculos de
tribu y acabar con el excesivo poder que habían alcanzado los eslavos o esclavones en la ciudad de Córdoba.
Puso en práctica agrupaciones mixtas formadas por individuos de diferentes tribus árabes acompañadas de
un importante incremento de fuerzas mercenarias procedentes del Magreb.
La dirección del ejército correspondía al soberano y en el mando de las tropas podemos distinguir el amir o
comandante en jefe, al mando de un cuerpo de ejército de unos 5.000 hombres, dividido en cinco
regimientos de 1.000 hombres al mando cada uno de un qaid o comandante y cada regimiento dividido a su
vez en cinco grupos de 200 hombres bajo el mando de un naquib o capitán. Estos grupos se subdividían a la
vez en secciones y escuadrones al mando de oficiales subalternos.
Otro de los pilares del ejército omeya fue la marina. Tenía como misión fundamental proteger las costas.
Enemigos como los normandos y los fatimíes atacaron por mar varias veces. La marina sólo empezó a
alcanzar importancia a partir del siglo X. Aumentándose la construcción del número de navíos y la
existencia de puertos y fondeaderos a lo largo de todo el litoral costero y grandes vías fluviales. Muchos de
ellos con atarazanas o arsenales.
2
TEMA VI
VER PREGUNTAS DESARROLLO EN LA 1ª PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTINUA
2
TEMA VII
LA FORMACIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS DEL NORTE PENINSULAR:
DEL PRIMITIVO NÚCLEO CÁNTABRO-ASTUR HASTA LA MONARQUÍA
CASTELLANO- LEONESA (718-1038)
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. EVOLUCIÓN DEL REINO ASTUR: LA CONSOLIDACIÓN DEL REINO ASTUR EN EL
REINADO DE ALFONSO II.3. LA EXPANSIÓN ASTUR-LEONESA POR EL VALLE DEL DUERO (866-950): DE ALFONSO
III A RAMIRO II.4. CRISIS EN EL REINO DE LEÓN E INDEPENDENCIA DE CASTILLA (950-1000).5. DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LEÓN Y CASTILLA EN EL REINADO DE ALFONSO V AL
FIN DEL REINADO DE VERMUDO III (1037).6. CONCLUSIONES.1. INTRODUCCIÓN.Sólo a mediados del siglo VIII, cuando Alfonso I destruye las guarniciones abandonadas por los
bereberes y lleva consigo al retirarse a los habitantes de las zonas devastadas, se puede hablar de los
orígenes del reino astur. Mientras, las guerras civiles impiden a los emires ocuparse de los territorios
del norte, aunque bastará que Abd al-Rahman I se proclame emir (756) y pacifique Al-Andalus para
que el reino astur-leonés se convierta en vasallo de Córdoba durante los reinados de Fruela I; Aurelio;
Silo; Mauregato y Vermudo I (768-791), que siguieron una política de amistad y sumisión.
2. EVOLUCIÓN DEL REINO ASTUR: LA CONSOLIDACIÓN DEL REINO ASTUR EN EL
REINADO DE ALFONSO II.El reinado de Alfonso II (791-842) fue muy largo. Hijo de Fruela II y Munia. En el 792 trasladó su
Corte de Pravía a Oviedo, en cuya nueva catedral empezó a hacerse
acopio de un importante tesoro. Si Alfonso I fue el creador del reino,
a Alfonso II se debe el afianzamiento y la independencia que tienen
su reflejo en el plano económico en la supresión del tributo de las
Cien Doncellas.
Dos hechos importantes ocurrieron al comienzo de su reinado: el
estallido de la querella del adopcionismo y la aparición de los
primeros síntomas del culto al Apóstol Santiago. Ambos sucesos
aparecen como aspectos de un mismo ambiente sociopolítico muy
complejo.
Con respecto al primer punto, nos podemos remitir a tiempos de
Mauregato. La polémica se inscribe en torno a la humanidad o no de
Cristo. Dos fueron sus protagonistas: El Beato de Liébana y
Elipando, Metropolitano de Toledo. Esta querella fue aprovechada
por la corte astur para iniciar una ofensiva contra la Iglesia Hispana
que provocó la ruptura con el Metropolitano de Toledo de la cristiandad occidental y desencadenó en
la adopción por Alfonso II de la cultura, el ceremonial y la liturgia política de la Hispania visigoda y
su corte, el llamado ordo gothorum -orden gótico- con la intención de considerar a la monarquía
asturiana primero y después a la leonesa, como directas continuadoras de la visigoda.
2
En cuanto al segundo, diremos que el 786, es la fecha probable de la que se hable por primera vez de
la evangelización de España por Santiago en los “Comentarios al Apocalipsis” del Beato de Liébana.
Durante el reinado de Alfonso II, se afianzó y logró superar las dificultades exteriores y el reino se
organizó desde el punto de vista interno. Uno de los resultados va a ser la aparición de tres espacios
individuales: Galicia, Asturias y una tierra de los vascones. El Reino de Asturias con Alfonso II
comenzó a ser reconocido en el resto de Europa y, de hecho, tuvo relaciones con los carolingios.
Pese a que hizo la guerra a los musulmanes, las fronteras no pudieron avanzar mucho dada la robustez
que había alcanzado el emirato independiente desde su fundación por Abd al-Rahman I, pero a lo largo
de su reinado el equilibrio de fuerzas entre Al-Andalus y el Reino de Asturias cambia sustancialmente.
A partir del 795 los musulmanes no volverán a penetrar en Asturias. Galicia, pero, sobre todo, Castilla
se convierten en el destino de las campañas cordobesas.
A su muerte le suceden Ramiro I (842-850) y Ordoño I (850-866) que derrotó en la batalla de Clavijo
a Musa jefe de los muladíes de la tribu Banu Qasy instalados en la Marca Superior.
3. LA EXPANSIÓN ASTUR-LEONESA POR EL VALLE DEL DUERO (866-950): DE ALFONSO
III A RAMIRO II.A la muerte de Ordoño I le sucedió su primogénito Alfonso III (866-910). Fue el último de los monarcas
asturianos y el que mejor supo encajar la figura de monarca-caudillo y de centralismo político.
Podemos hablar de tres etapas a lo largo de su reinado:
•
La primera etapa se caracterizó por violentas tensiones bélicas con la subversión nobiliaria
(conde Fruela Bermúdez) y el separatismo regionalista de vascones y gallegos que
amenazaban la paz interior. Afianzado en el trono y ante el temor de las consecuencias que
podían derivarse de su inactividad, Alfonso ocupa a los magnates gallegos a la conquista y
colonización de la zona norte del actual Portugal.
•
La segunda, que comienza una vez pacificado el reino, le lleva a una política expansionista
contando con las favorables circunstancias que le brindaba el caos interno de Al-Andalus.
Bereberes, árabes y muladíes se levantaban una y otra vez contra la autoridad de los Omeya.
Dos son los escenarios de las campañas militares de Alfonso III contra los cordobeses:
Galicia y Portugal y León y Castilla, que se cierra con la tregua acordada con Muhammand I
en el 884. Tras ella, entre los años 884 y 910, se dedica a una intensa actividad repobladora
desarrollada en los extensos territorios ganados a los musulmanes.
La Repoblación se sucedía a través de tres etapas: ocupación del territorio, adopción de
nuevas medidas para la defensa y puesta en cultivo de los campos mediante la pressura
(consistente en la ocupación de la tierra cuya propiedad se adquiría por la subsiguiente
rotación -scalio- para hacerla económicamente productiva, y permitirá la existencia de
numerosos campesinos libres y pequeños propietarios. Traslada su capital de Oviedo a León.
• La tercera etapa se caracteriza por el ataque fallido a Zamora por parte de los bereberes lo que
permite consolidar al reino astur sus fronteras en el Duero y la revuelta contra el monarca
por parte de sus hijos que le obliga a abdicar, falleciendo en Zamora a su regreso de una
peregrinación a Santiago de Compostela en el 910.
Al morir Alfonso III, sus hijos se sucedieron entre el 910-925 y comenzaron a gobernar partes distintas
del reino: Fruela en Oviedo, Ordoño en Galicia y García, el primogénito retiene los territorios
últimamente anexionados.
La crisis sucesoria estaba servida y esta tensión persistió hasta la subida al trono de Ramiro II (930951) hijo de Ordoño II y que fue tal vez la figura más desatacada de la monarquía leonesa.
2
En el 939, Abd Al Rahmán III decidió emprender una aceifa contra el reino de León, para lo cual reunió
un gran ejercito y se enfrentó en Simancas a Ramiro II, el conde castellano Fernán González y la reina
Toda de Navarra siendo derrotado. Ramiro II murió en el 951 tras abdicar en Ordoño III.
4.
CRISIS EN EL REINO DE LEÓN E INDEPENDENCIA DE CASTILLA (950-1000).-
Las luchas internas por el poder continuaron a la muerte de Ramiro II, interviniendo en ellas no
solamente gallegos, castellanos y navarros, si no también los propios cordobeses que vivían su época de
esplendor político.
Las minorías de Ramiro III (966-985), y de Alfonso V el Noble (999-1028) y la ilegitimidad de
Vermudo II (982-999), el monarca que reinó entre los dos, crearon
aún mayores problemas al reino leonés, coincidiendo con la etapa
en que se hallaba en su cenit el Islam español. La reconquista
quedaba paralizada y aún experimentaba un retroceso.
En el 997, aconteció un ataque directo al corazón de la cristiandad.
Su objetivo Compostela, la sede del Apóstol, el centro de
peregrinación más importante de Hispania. Fue atacada por
Almanzor. La causa de este ataque fue que el rey de León rompió
el acuerdo del 996 con los musulmanes y así suspendió el pago del
tributo que se le exigía. Lo único que se preservó fue la tumba del
Apóstol.
El condado de Castilla -desde mediados del siglo X el conde
Fernán González (930-970) había puesto las bases de la
independencia del condado- viendo la ineficacia de la acción real,
debilitada por las guerras civiles, y apremiado por la acuciante
necesidad de su propia supervivencia ante la presión creciente de
las fuerzas islámicas sobre su territorio, había iniciado su vida autónoma. Al morir en el 970, Fernán
González, le sucedió su hijo, García Fernández, quién pasó a regirlo con auténtica independencia
balanceándose entre León y Navarra, hasta que Castilla, con García Sánchez (1017-1028) caería bajo la
órbita de este último reino con Sancho el Mayor de Navarra.
4.
DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LEÓN Y CASTILLA EN EL REINADO DE ALFONSO V AL
FIN DEL REINADO DE VERMUDO III (1037).-
Durante el reinado de Alfonso V (999-1028) se forzó el acercamiento
entre Castilla y León y los magnates gallegos. Poco después sucedió, la
Batalla de Cervera (1000) con la victoria de Almanzor que ese mismo
año conquistó Pamplona. Sin duda alguna León fue el reino más
castigado y así Córdoba se convirtió en el árbitro de la política del norte
del Duero.
Alfonso V restableció las buenas relaciones con Navarra. Viudo de
Elvira, casaba con la hermana de del rey de Navarra Sancho Garcés III
el Mayor, Urraca. Y al morir Alfonso, seis años después, fue Urraca,
madrastra del príncipe Vermudo III (1028-1037) la encargada de su
tutoría.
Se preparó una doble boda, Bermudo III y de su hermana Sancha, con
Urraca Teresa y su hermano, el joven conde de Castilla García Sánchez,
para vincular de nuevo Castilla a León, pero el conde murió asesinado y
el rey de Navarra, Sancho III el Mayor, aprovechó la coyuntura para
apoderarse del condado de Castilla.
2
Cuando se le declaró mayor de edad Bermudo III (1032) intento recobrar el condado pero Sancho el
Mayor en revancha se apodero de León (1034) que Vermudo III, con el apoyo de la nobleza gallega y
leonesa, pudo recuperar en 1035, iniciando las hostilidades contra los navarros hasta que en su
enfrentamiento halló la muerte en la batalla de Tamarón en 1037. Con él concluía, la dinastía astur
leonesa y permitía a Fernando I (1037-1067) hijo de Sancho el Mayor, titularse rey de León y
probablemente fue cuando adoptó también el título de rey de Castilla.
6.
CONCLUSIONES.-
Entre los años finales del siglo XI y los iniciales del XIII los reinos de León y Castilla pasan por un
proceso de acercamiento y distanciación política que culminará con la unión definitiva de Castilla y
León en 1230, fecha a partir de la cual puede hablarse de unidad política pero no de fusión o
identificación que se mantendrán durante cerca de un siglo. El proceso unificador se consolida entre
finales del siglo XIII y principios del XIV.
3
TEMA VIII
LA FORMACIÓN DE LOS REINOS Y CONDADOS CRISTIANOS DEL NORTE
PENINSULAR. LOS REINOS Y CONDADOS ORIENTALES HASTA LA MUERTE
DE SANCHO EL MAYOR DE NAVARRA (778-1035)
ÍNDICE:
1. PRESENCIA CAROLINGIA EN LA ZONA PIRENAICA.2. LA MARCA HISPÁNICA Y LA INDEPENDECIA TOTAL DE LOS CONDADOS CATALANES
CON BORRELL II (947-992).3. EL NACIMIENTO DE ARAGÓN Y NAVARRA: LOS NUCLEOS Y CONDADOS PRIMITIVOS Y
LAS DINASTÍAS IÑIGA Y JIMENA.4. LA HEGEMONÍA PENINSULAR DE SANCHO III DE NAVARRA.1. PRESENCIA CAROLINGIA EN LA ZONA PIRENAICA.En el 777, los gobernadores muladíes musulmanes de Zaragoza y Barcelona llaman al rey franco
Carlomagno para que los respalde en su insumisión frente al poder
del emirato omeya de Córdoba. Carlomagno inicia la expedición
en el 778 pero al llegar a Zaragoza el gobernador se niega a abrirle
las puertas de la ciudad, Carlomagno debe retirarse acuciado por
los problemas en la frontera sajona y, durante esta retirada, es
atacada su retaguardia por montañeses vascos en el paso de
Roncesvalles, la derrota se convirtió en leyenda en la famosa
Chanson de Roland. Esta derrota llevó a Carlomagno a crear el
reino de Aquitania, al frente del cual puso a su hijo Luis que sería
el encargado de la dirección de la expansión al otro lado de los
Pirineos, pero con una fórmula distinta: consiste en atraer a su
favor a los cristianos sometidos por el Islam, y cuando la situación
esté madura, atacar. Con está táctica se consiguieron conquistas
como la de Gerona y Barcelona. El resultado final es la
constitución de la llamada Marca Hispánica o Limes Hispanicus,
una frontera sólida que va desde Cataluña a Navarra
La Marca Hispánica sirve a los cronistas para designar una parte de los dominios carolingios, tiene
valor geográfico y no responde a una división administrativa-militar del imperio dirigida por un jefe
único; la Marca o Regnum Hispánico está dividida en condados no vinculados entre sí. Estos condados
podían ser divididos por el monarca y de hecho se disgregan y reagrupan continuamente de acuerdo con
la voluntad del rey.
Hacia el año 817, con motivo de la división del imperio carolingio efectuada por Luis el Piadoso, la
Marca Hispánica se habría fragmentado en dos; al oeste habría quedado la Marca tolosana (Toulouse,
Urgell, Cerdaña y Besalú) y al este la Marca Septimana o gótico-hispánica, que comprendería los
condados marítimos de Gerona, Barcelona, Rosellón y Ampurias. La primera tendría como capital
Toulouse y la segunda Barcelona; los condes de ambas ciudades tendrían el título de duque o marqués
como símbolo de sus poderes militares. La marca gótica-hispánica habría sobrevivido hasta el año 865,
fecha en la que los condados de Narbona y Rosellón (situados al norte de los Pirineos) formarían la
marca gótica y los demás integrarían la marca hispánica propiamente dicha.
3
2. LA MARCA HISPÁNICA Y LA INDEPENDECIA TOTAL DE LOS CONDADOS CATALANES
CON BORRELL II (947-992).A la muerte de Luis el Piadoso (840), por el Tratado de Verdún (843) los condados catalanes eran
concedidos a Carlos el Calvo y, por delegación, a uno de sus fieles, Sunifredo, conde de Urgell-Cerdaña.
Tras la muerte de Carlos (877), se suceden al frente del reino
carolingio tres monarcas en once años, ninguno de los cuales es
capaz de hacer frente al peligro normando ni a los ataques
musulmanes y, en consecuencia, los condes catalanes se verán
obligados a actuar por su cuenta, a defender el territorio sin contar
con el poder central.
Al morir en el 897 Wifredo el Velloso (hijo de Sunifredo de
Urgell), nombrado Conde de Urgell y Cerdaña por Carlos el Calvo
en el 870, dejará a su hijo Sunifredo el condado de Urgell, a Miron
II los de Cerdeña y Besalú, a Borrell I y Suñer I; conjuntamente,
los de Barcelona-Gerona-Vic, que se mantendrán unidos y será el
núcleo de la futura Cataluña.
Siguiendo la tradición los condes catalanes mantuvieron su
fidelidad a los monarcas carolingios, aunque evitaron implicarse
en sus luchas internas. Durante el mandato de Borrell II (947- 992), hijo de Suñer I, los condados
catalanes sufrieron graves ataques por parte del caudillo musulmán Almanzor, quien arrasó Barcelona en
985. Las peticiones de ayuda del conde no fueron atendidas por el rey franco Lotario. Como consecuencia
de esto y como resultado de un creciente desarraigo de los condes de Barcelona respecto a sus antiguos
señores, acrecentado por el cambio de dinastía que se produjo en el reino franco, en 988 Borrell II no
renovó el pacto de vasallaje con el nuevo rey, Hugo Capeto, e instauró la independencia de hecho de los
territorios que estaban bajo su poder y consolidando una dinastía que se mantuvo prácticamente
independiente hasta el siglo XIII.
3. EL NACIMIENTO DE ARAGÓN Y NAVARRA: LOS NUCLEOS Y CONDADOS PRIMITIVOS Y
LAS DINASTÍAS IÑIGA Y JIMENA.En sus orígenes, Navarra estuvo formada por varios núcleos de los cuales el más importante era Pamplona,
regida por los miembros de la dinastía Iñiga, y el de Sangüesa con las tierras próximas a Aragón, regidos
por la dinastía Jimena. No son muy claras las circunstancias que
acompañaron a la sustitución de la dinastía Iñiga por la Jimena,
las cuales determinaron la fusión de ambos núcleos y el
nacimiento del Reino de Navarra.
En el año 905 se produjo el acceso al trono de Sancho Garcés I
(905-925) de la dinastía Jimena, que se convierte en el primer rey
de toda Navarra, coincidiendo con un declive de los Banu Qasi,
que habían sido los dominadores de casi todo el valle del Ebro
desde la segunda mitad del siglo IX.
Sancho Garcés I y sus sucesores extendieron su dominio por la
cuenca y al sur del Ebro, añadiendo a la Ribera Navarra
territorios riojanos como Calahorra o Arnedo y cayendo Aragón
bajo la influencia pamplonesa y aunque no perdió la condición de
condado hizo que la expansión de Aragón hacia el sur fuese nula
o insignificante hasta su reaparición como reino en el 1035.
3
En el 943 García Sánchez I de Pamplona se casa con la hija y heredera del último conde de Aragón,
Galindo II, lo que supuso la incorporación del condado de Aragón al reino de Navarra, aunque conservando
sus instituciones y su propia personalidad.
Tras su muerte y, tras un periodo de regencia de la reina madre Toda, los siguientes reyes navarros
mantienen las alianzas y estrategias territoriales y estrechando lazos con los rivales de los leoneses, es decir,
los castellanos. Más tarde en el reinado de Sancho III el Mayor esta influencia cristalizó en un dominio
efectivo sólidamente anudado por vínculos dinásticos y vasalláticos.
4. LA HEGEMONÍA PENINSULAR DE SANCHO III DE NAVARRA.-
Sancho Garcés III o Sancho el Mayor (1004-1035) rey de Pamplona es el principal representante de la
dinastía pamplonesa pero también una pieza clave en las genealogías regias hispanas.
Su reinado coincidió con el declive del califato iniciado a la muerte de Almanzor y su sustitución por
numerosos reinos de taifas. Este hecho favoreció que en sus manos fueran cayendo territorios diversos y
muy notables.
Cuando llegó al trono en el 1004 había en el reino que heredaba varias piezas bien diferenciadas:
Pamplona y los territorios viejos del reino; la Rioja y Ribera Navarra ganada por sus antepasados a los
Banu Qasi, además del condado de Aragón. El matrimonio de Sancho III con doña Munia Mayor, hija
primogénita del conde de Castilla, Sancho García, abriría enormes posibilidades en esta región.
Abanderó un proyecto político enormemente ambicioso, caracterizado por la apertura hacia Europa y el
intento de unidad peninsular, para lo que era necesario desplazar al reino de León en el papel hegemónico
que había jugado.
Apoyó el matrimonio entre Sancha, hermana de Bermudo III de León, con el Conde de Castilla, García
Sánchez, hijo y heredero de Sancho García, que al ser asesinado el año 1029 hizo que Sancho III se hiciera
cargo del gobierno del condado castellano al asumir los derechos de su esposa, doña Munia Mayor. Pero
el monarca navarro no llegó a titularse conde de Castilla, sino que entregará el título a su hijo Fernando
(VER PUNTO 5-RESUMEN TEMA VII).
Por lo que respecta a los núcleos pirenaicos, Sancho III intervino en Sobrarbe y Ribagoza (Ver mapa) que
fueron anexionados al reino de Pamplona. No quiso intervenir en los condados catalanes, pero supo
aprovechar la minoría de edad de Berenguer Ramón I de Barcelona. Con la boda de su hijo Fernando con
Sancha, hermana y heredera de Bermudo III, aprovecha la debilidad del rey para controlar León. En el
año 1033 Sancho III reinaba desde Zamora hasta Barcelona.
Antes de morir (1035) realizó testamento por el que el Reino de Pamplona sería heredado por su
primogénito, García Sánchez III (1035-1054) que gobernaría directamente en Pamplona, más algunas
tierras en Aragón.
Fernando I (1016-1065) al derrotar en el 1037 en la batalla de Tamarón al último rey leonés Bermudo III,
que quiso recuperar las tierras entre el Pisuerga y el Cea y murió en la batalla, fue reconocido como rey
de Castilla y León por herencia de su esposa Sancha. Se había consumado, de esta forma, la primera
3
unión entre León y Castilla. Pagó a su hermano García la colaboración recibida en la batalla con la
entrega de la mitad norte del Condado de Castilla, entre el Cantábrico y el Ebro.
Los demás hijos recibieron el título de regulus de territorios integrados dentro del reino de Pamplona y
dependientes del rey de Pamplona: así Ramiro recibió tierras en Aragón y en Navarra, y Gonzalo en
Sobrarbe, Ribagorza y en otros puntos distantes de Aragón. Esta división es fruto no sólo de la decisión
personal del rey, sino también y principalmente porque tanto los castellanos y los aragoneses se sienten y
son distintos a los navarros.
3
TEMA IX
INSTITUCIONES, ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DE LOS REINOS Y
CONDADOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA ALTA EDAD MEDIA.
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
INTRODUCCIÓN.ORGANIZACIÓN DEL REINO ASTURIANO EN EL REINADO DE ALFONSO II.MANIFESTACIONES CULTURALES Y ARTÍSTICAS DEL REINO ASTURIANO.ECONOMÍA Y SOCIEDAD DEL REINO ASTURIANO: REINADOS DE ALFONSO II Y
ALFONSO III.4.1. Economía.4.2 Sociedad.5. RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE WIFREDO EL VELLOSO.6. LA REPOBLACIÓN DEL REINO DE NAVARRA EN LOS SIGLOS IX-X.1. INTRODUCCIÓN.A finales del siglo IX, agitado al-Andalus por las sublevaciones de muladíes y mozárabes, comienza a
entreverse una posibilidad de expulsar a los musulmanes. Estos conflictos permitieron a Alfonso III
ampliar sus dominios con la conquista y repoblación del norte de Portugal. Los años de sublevación del
muladí Umar ibn Hafsún permitieron en gran parte los éxitos de los reyes y condes cristianos de la
época: independencia de los condados catalanes, afianzamiento del reino de Pamplona y expansión astur
leonesa. Las campañas de Ordoño I y Alfonso III van seguidas del asentamiento de repobladores en las
tierras ocupadas.
2. ORGANIZACIÓN DEL REINO ASTURIANO EN EL REINADO DE ALFONSO II.El reinado Alfonso II (791-842) se identifica con una coyuntura decisiva
en la historia del Reino de Asturias: se afianza y logra superar las
dificultades exteriores, y se organiza desde el punto de vista interno.
Su reinado constituye un momento fundamental en el proceso de
organización política del territorio sometido a la monarquía asturiana.
Uno de los resultados va a ser la aparición de la individualidad de tres
espacios: Galicia, Asturias y una tierra de vascones.
Estableció la capital del reino en Oviedo (791) que desde ese mismo
momento se convierte en la sede regia del Reino de Asturias, es decir,
ciudad donde residía el monarca pero no su capital administrativa. Dos
razones motivaron esta capitalidad: su enclave estratégico y porque al
parecer el rey asturiano había nacido en ese lugar a la fe por el bautismo
y más concretamente en la iglesia que había construido y dedicada al
Salvador.
Hizo revivir en Oviedo toda la constitución política y organización eclesiástica neogoticista, es decir, la
consideración de la monarquía asturiana primero y la leonesa después, como directas continuadoras de
la visigoda. Es más visible la organización eclesiástica y parece haber incluido dos aspectos: la creación
de un obispado en la sede regia y la reunión de un Concilio, también en Oviedo, al igual que los
toledanos. Con la sede episcopal se sentaron las bases de la estructura de la organización eclesiástica del
Reino de Asturias a través de la acción de la monarquía, cuyos poderes en la gestión de los asuntos
eclesiásticos se vieron aumentados. En los primeros años del siglo IX comienza la repoblación del
3
territorio que va a llamarse Castilla, repoblación que está estrechamente ligada a la fundación de dos
nuevas sedes episcopales y un buen número de monasterios.
Con Alfonso II la Asturias con que tenían que enfrentarse los emires cordobeses sucesores de Abd alRahman I se había transformado en un reino en plena organización y dotado de un espíritu altamente
combativo.
3. MANIFESTACIONES CULTURALES Y ARTÍSTICAS DEL REINO ASTURIANO.Alfonso II se preocupó de embellecer su corte,
desarrollando en Oviedo una activa gestión urbanística.
Construyó iglesias y palacios, atrayéndose a su corte a los
artistas adecuados para poner en práctica sus encargos.
Tioda, un maestro al que se suponía procedente del Oriente
Bizantino, era el nombre del principal arquitecto de
Alfonso II. Sus edificios estaban todos ellos en su interior
decorados con pinturas murales al fresco. Dentro del
prerrománico asturiano de esta primera época, esas pinturas,
exclusivamente murales, que se trazaron entre los años 812
y 821 son obra de una escuela que no encuentra parangón en
Europa de entonces. Era una arquitectura brillante a la que se sumó el refuerzo de la sede episcopal de
San Salvador de Oviedo, en cuya catedral empezó a hacer acopio de un importante tesoro áulico.
Alfonso II adoptó la cultura, el ceremonial y la liturgia política de la Hispania visigoda y su corte, el
ordo gothorum. En su reinado destaca el “descubrimiento” de la tumba de Santiago y la aparición de la
llamada “Cruz de los Ángeles” una de las obras más características del arte asturiano, fechada en el 808.
El Reino de Asturias con Alfonso II comenzó a ser reconocido en el resto de Europa y, de hecho, tuvo
relaciones con los carolingios que por aquel entonces atravesaba un momento de expansión conocido
habitualmente por la historiografía como el Renacimiento Carolingio.
4. ECONOMÍA Y SOCIEDAD DEL REINO ASTURIANO: REINADOS DE ALFONSO II Y
ALFONSO III.4.1 Economía.- La economía era cerrada, basada principalmente en la explotación de la tierra y
carente de comercio que estaba reducido a aquellos
productos de primera necesidad como la sal y algunos
productos suntuarios para el rey y los magnates.
Consecuencia de ello, la moneda desapareció
lentamente y quizás se utilizaba la moneda extranjera e
incluso el sistema de trueque.
Los métodos utilizados en la agricultura eran los
tradicionales de la antigüedad: sistema de rotación
bienal y en menor escala trienal. Era una agricultura
autárquica, es decir, que ante la ausencia de comercio
cada comarca consumía lo que producía.
La ganadería era muy importante. Preocupados por las
incursiones musulmanas se intensificaba la producción
de aquellos bienes que podían llevarse al refugio, por
ejemplo el ganado. Los animales les dejaban más libres
para dedicarse al manejo de las armas: ganado vacuno al norte y rebaños de ovejas al sur. Todos los
campesinos tenían cría de animales domésticos: bueyes, cerdos, caballos, mulos….
3
4.2 Sociedad.- La sociedad es una continuación de la época visigoda. Es una sociedad difusa, sin
esquemas cerrados ni una reglamentación rigurosa que delimitara un grupos social de otro.
• Aristocracia.- A este grupo pertenecían aquellos que tenían el poder económico, es decir, los
que tenían posesión de tierras y que ocupaban altos puestos en la administración del Estado. Su
función principal era el servicio de armas. Existían distintos grupos de nobleza: la superior
(condes y magnates) y la inferior (infanzones y caballeros) que se acogían a la protección de los
primeros. Entre ellos se establecieron relaciones de dependencia, los magnates gustaban de
verse acompañados del mayor número posible de éstos. y en compensaciones recibían parte de
los beneficios que el señor obtenía; las tierras entregadas no eran en propiedad, sino en beneficio.
Beneficio y vasallaje, conceptos de feudalismo occidental del momento, no estaban muy
presentes en el reino astur.
• Eclesiásticos.- Junto a la nobleza compartían el poder económico y la dirección de la
sociedad. Su función social es muy variada. Los obispos y abades participan en la función de
gobierno cuando son requeridos por el monarca, no hay que olvidar que se trata de señores,
poseedores de un gran patrimonio, además el marcado carácter religioso que alcanzó la
Reconquista elevó aún más su ascendiente. Pero la principal misión era el fomento de la cultura,
además de la atención espiritual a los fieles.
• Hombres libres.- Su existencia en el Reino Astur se debe a la Reconquista y a las formas de
repoblación que ésta engendra. La necesidad de repoblar zonas amplias obligó a los dirigentes a
dar facilidades a los campesinos y favorecer sus iniciativas colonizadoras. Cuando estas zonas se
convierten en tranquilas, es decir, quedaban a la retaguardia del avance reconquistador, el
régimen señorial tiende a extenderse y absorber a los pequeños propietarios libres.
• Siervos y Colonos.- Junto a los campesinos libres había otros en el reino asturiano que
carecían de libertad de movimientos. Son los siervos y colonos adscritos a la tierra que cultivan.
Su condición se consideraba permanente y aún hereditaria. Los infieles capturados en la guerra
eran considerados esclavos. La influencia de la Iglesia y el cambio de estructura económica
hacen que estos siervos sean manumitidos y pasen a integrarse en el grupo de libres
encomendados.
5. RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN DE WIFREDO EL VELLOSO.El reinado de Alfonso III coincide con la consolidación del
núcleo independiente de Cataluña.
La planificación repobladora de Wifredo el Velloso (873898) se realiza en varias fases. El vivero de repobladores se
piensa que fue Cerdaña en unión con gentes de Urgell y el
valle medio del Segre junto algunos procedentes de tierras
de nadie e incluso de zonas sometidas a los musulmanes. A
estos se unirían algunos grupos de colonizadores de
procedencia ultrapirenaica. Esta labor repobladora buscó
puntos favorables de apoyo que ampararan el
establecimiento de los pobladores sobre las tierras que
pretendían cultivar tales como: refugios fortificados y los numerosos castillos que se van levantando.
• 1ª Fase.- Se apoyó en dos grandes fundaciones monásticas: Monasterios de Ripoll y San Juan
de las Abadesas, de las que irradiarían villas, aldeas y masías.
3
• 2ª Fase.- Repoblación restauración de la Plana del Vich, tierra de nadie y prácticamente
despoblada.
• 3ª Fase.- Paralelamente a la anterior se realiza la repoblación de la comarca de Lluçanes, en la
que se deja amplio margen a la iniciativa particular.
• 4ª Fase.- Concesión de una carta puebla a Cardona, con intención de atraer moradores que
contribuyeran a defender el punto estratégico.
• 5ª Fase.- Atención repobladora de la zona más meridional del Bagés, así como Monserrat,
colindante con el condado de Barcelona. La obra restauradora y repobladora incluyó la ciudad
de Manresa, como núcleo urbano de importancia de la zona repoblada en el interior de la
Cataluña vieja.
6. LA REPOBLACIÓN DEL REINO DE NAVARRA EN LOS SIGLOS IX-X.Durante el siglo IX el reino de Pamplona tenía sus límites fronterizos con los musulmanes en el Valle
del Ebro, sin que quedara entre éstos y los vascones cristianos territorios vacíos, con lo cual la
repoblación fue más débil y atendió más a una restauración de los sectores devastados por los ejércitos
musulmanes que a la repoblación.
Con la entronización de la dinastía Jimena a principios del siglo X, penetra también la idea en el reino
de Reconquista y Repoblación. Sancho Garcés I y sus sucesores extendieron sus dominios en la cuenca
y al sur del Ebro. Además de la Ribera Navarra sus victorias les permitieron añadir territorios riojanos
como Calahorra o Arnedo (918) y Nájera (923). La primera medida adoptada por los pamploneses tras
la ocupación de tierras poseídas por los musulmanes sería asentar pobladores cristianos. Estos
repobladores procedían de todas las partes del reino, y en la parte más occidental hubo una repoblación
masiva de gentes procedentes de Álava.
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TEMA X
EL REPARTO DE LOS DOMINIOS DE SANCHO EL MAYOR DE NAVARRA Y SUS
SUCESORES.
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
INTRODUCCIÓN.EL TESTAMENTO DE SANCHO III EL MAYOR DE NAVARRA.EL REINADO DE FERNANDO I, REY DE CASTILLA Y LEÓN.EL REINADO DE SANCHO II DE CASTILLA.ARAGÓN: RAMIRO I Y SANCHO RAMÍREZ.REINO DE NAVARRA: DE GARCIA SÁNCHEZ III A SANCHO RAMÍREZ.-
1. INTRODUCCIÓN.Se puede considerar en inicio del siglo XI como el de un extenso periodo de crecimiento y consolidación
de las estructuras feudales en los reinos cristianos peninsulares. Se impone la realidad de una pluralidad de
reinos que tienen en común lazos dinásticos y familiares muy estrechos y el objetivo de la lucha contra los
musulmanes, que ahora se convierte en una auténtica Reconquista.
2. EL TESTAMENTO DE SANCHO III EL MAYOR DE NAVARRA.El
primer
beneficiado con la decadencia del Califato de Córdoba y posterior desintegración en los llamados reinos
de taifas (1031) fue Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035), rey de Pamplona, que llegó a reinar sobre
un heterogéneo conglomerado de territorios y abanderó un proyecto político ambicioso, caracterizado por
la apertura hacia Europa y el intento de unidad peninsular. Tras una breve andadura, el proyecto
hegemónico peninsular no tuvo en realidad continuación.
Antes de morir, Sancho Garcés III, realizó testamento teniendo buen cuidado en respetar la personalidad
política diferenciada de cada una de las entidades territoriales que habían venido a caer bajo la soberanía
pamplonesa. El núcleo patrimonial constituido por el Reino de Pamplona sería heredado por su
primogénito, García Sánchez III (1035-1054) que gobernaría directamente en Pamplona, más algunas
tierras en Aragón.
Sancho no dividió el reino entre sus hijos: se limitó a confiar el gobierno de Castilla, Aragón y SobrarbeRibagorza a sus hijos Fernando, Ramiro y Gonzalo que recibieron el título de regulus y, jurídicamente,
dependerían del único rey, García Sánchez III. En la práctica los hijos de Sancho actuaron como reyes
3
independientes. La división de los dominios entre sus hijos y la falta de cohesión entre las tierras
incorporadas por Sancho pusieron fin a la obra unificadora emprendida por el monarca navarro.
3. EL REINADO DE FERNANDO I, REY DE CASTILLA Y LEÓN.Fernando I (1016-1065) no tuvo que esperar ninguna disposición testamentaria para entrar en posesión del
condado castellano, pues ésta ya se había producido en el 1029 al recibir el título de su padre, heredado al
asumir los derechos de su esposa dona Munia Mayor, hermana del Conde de Castilla, García Sánchez,
asesinado cuando iba a contraer matrimonio con Sancha, hermana de Bermudo III de León y con la que
posteriormente Fernando I contraería matrimonio en el 1032. Derrotó en la batalla de Tamarón a Bermudo
III, que quiso recuperar las tierras entre el Pisuerga y el Cea que Sancha llevó como dote en su matrimonio
y murió en la batalla. Fernando fue reconocido como rey de Castilla y
León por herencia de su esposa Sancha. Se había consumado, de esta
forma, la primera unión entre León y Castilla que culminará tras un
largo proceso de uniones y separaciones con la definitiva en 1230 en
la persona de Fernando III.
El malestar de la aristocracia castellana, acostumbrada a la
dependencia de León y que aceptaba de mal grado entrar en la órbita
de la soberanía pamplonesa, y el deseo de Fernando I de rectificar las
fronteras fijadas por Sancho el Mayor en Álava, Vizcaya, Santander y
Burgos llevaron al enfrentamiento entre él y su hermano García
Sánchez III, que fue derrotado y muerto en la batalla de Atapuerca
(1054). Su hijo Sancho Garcés IV, que desde el primer momento
obtuvo el reconocimiento de Fernando I, ya no será señor, sino vasallo
del castellano.
Fernando fue un rey culto, religioso y buen administrador. Favoreció la
penetración de los cluniacenses en Castilla y León y fortaleció la organización eclesiástica. Saneó la
economía del reino inaugurando el sistema de parias, que permitía a los reyezuelos musulmanes comprar
la paz mediante el pago de cantidades anuales fijas en oro y plata.
Desde el 1040 hasta el 1060 desarrolló una vasta tarea colonizadora de la que son ejemplo Zamora, Toro,
Aranda de Duero, etc. En los últimos diez años de su reinado impulsó el avance reconquistador,
especialmente por la frontera occidental. La superioridad cristiana era evidente en esos momentos. Las
taifas de Badajoz, Toledo y Zaragoza se declararon vasallos suyos, al igual que en el año 1063, Sevilla.
Dos años antes de su muerte, inspirándose en el derecho navarro y feudal, reunió al Consejo general de
sus magnates en una Curia Regia extraordinaria en León (1063) y reglamentó la sucesión de sus estados,
estipulando que Alfonso obtendría el Reino de León con las Tierras de Campos y las parias de Toledo.
Sancho, el primogénito, sería rey de Castilla y cobraría las parias de Zaragoza. El tercer hijo varón,
García, recibiría los territorios de Galicia y Portugal con el título de rey y las parias de Badajoz y Sevilla.
Para Urraca y Elvira, las dos hijas, fueron constituidos sendos infantazgos que incluían los principales
monasterios reales de Castilla y León, para que pudieran vivir de sus rentas mientras permanecieran
solteras.
4. EL REINADO DE SANCHO II DE CASTILLA.Sancho II (1065-1072) heredó de su padre Fernando I el Reino de Castilla. El reparto de la herencia entre
todos los hijos de Fernando I nunca satisfizo a Sancho, que siempre se consideró como el único heredero
legítimo, por lo que inmediatamente se movilizó para intentar hacerse con los reinos que habían
correspondido a sus hermanos en herencia y reunificar los territorios. Al mismo tiempo, como podemos
ver, esta división impedía su avance reconquistador:
4
• Toledo bajo control Alfonso VI de León y Badajoz y Sevilla bajo control García I de Galicia,
impedían avances hacia Sur
• Tierra de Campos bajo control leonés, impedía avances por el Oeste
• Montes de Oca y Bureba anexionadas a Navarra, impedían avances por el Este.
Se inicia así un periodo de siete años de guerras protagonizadas por los tres hijos varones de Fernando I.
En 1068 Sancho II venció a Alfonso VI en la batalla de Llantada, junto al Pisuerga. En 1071 conseguía
con su hermano Alfonso, que le facilitó el libre tránsito por el reino de León a condición de entregarle la
mitad de lo que conquistase, la desaparición del reino de Galicia y trayendo prisionero a su hermano
García al castillo de Burgos de donde marchó a la taifa de Sevilla.
Derrotó de nuevo en 1072 a Alfonso VI en la batalla de Golpejera, cerca de Carrión de los Condes (donde
las crónicas medievales destacan el valor demostrado
por Rodrigo Díaz de Vivar), obligándole a refugiarse en
la taifa amiga de Toledo. Sancho II era virtualmente rey
de Castilla y León, Galicia incluida, coronándose en
León.
Sancho II no dispuso del tiempo necesario para
consolidarse en el poder, que pasaba por la sumisión de
la nobleza leonesa que se negaba a reconocerle como
rey. Su muerte se produjo en el contexto de una
operación militar, con Zamora por escenario, por la que
pretendía obligar a la obediencia a la nobleza zamorana
acogida bajo el señorío de la infanta Urraca. Sancho
ordenó poner cerco a Zamora, pero un falso desertor
escapado de la ciudad, conocido como Vellido Dolfos, que se había acogido a la protección de Sancho II y
se había ganado su confianza lo asesinó. Vellido Dolfos escapó del campamento y alcanzó las murallas de
Zamora, perseguido por Rodrigo Díaz de Vivar, cuyas puertas se abrieron tal como estaba previamente
acordado.
Sancho II había muerto sin dejar descendencia y Alfonso VI se presentó en Zamora inmediatamente para
hacerse cargo de la herencia de su hermano. En esa misma ciudad, tras el conocido como “Juramento de
Santa Gadea” fue reconocido como rey por los nobles y prelados leoneses, asturianos, gallegos y
portugueses.
5. ARAGÓN: RAMIRO I Y SANCHO RAMÍREZ.Ramiro I de Aragón (1006-1063), era el primogénito de Sancho III
el Mayor, pero al haber nacido fuera del matrimonio real no pudo
suceder a su padre en el Reino de Pamplona. Aún sin negar que la
jefatura del linaje correspondía a su hermano García Sánchez, se
lanzó desde el primer momento a una política expansiva que
garantiza la independencia del pequeño reino pirenaico y pone las
bases de su posterior desarrollo. En el año 1045 tras la muerte de
su hermano Gonzalo sin dejar descendencia, se subleva contra
García Sánchez III ocupando Sobrarbe y Ribagorza.
Casó con Ermesinda y del matrimonio nacieron Sancho, García,
Teresa y Urraca, que garantizaban la continuidad dinástica.
Afirmó su preeminencia sobre la nobleza para lo que se sirvió de la
ampliación de los honores existentes con la elevación a la
condición nobiliar de algunos linajes nuevos y el reparto de beneficios feudales. Contó con el apoyo de los
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cluniacenes y trató de potenciar la figura del Aragonensis episcopus, pensando que una iglesia fuerte era
clave para el mantenimiento del orden público en el reino.
Tras la muerte de su hermano García en la batalla de Atapuerca (1054) que le enfrentó a su otro hermano
Fernando I, Ramiro pactó con su hijo y sucesor Sancho IV, comprometiéndose a prestar fidelidad a su
sobrino y recibiendo a cambio el castillo de Sangüesa. En los últimos años impusó la expansión de su
reino por el sur, a costa de la taifa de Zaragoza. El rey taifa pidió ayuda a Fernando I que envió un ejército
al mando de su hijo, el futuro Sancho II, en cuyas filas iba Rodrigo Díaz de Vivar. Ramiro I fue derrotado
y muerto en el sitio de Graus en 1063.
Le sucedió su hijo Sancho Ramírez I (1063-1094) que no dudó en proclamarse Rey de Aragón e iniciar la
campaña de Barbastro, importante plaza taifa de Lérida, que tomó en 1064. Para esta campaña contó con
la ayuda de caballeros franceses y normandos además del apoyo del Papa y de los cluniacenses, lo que dio
cierto aire de cruzada. En 1065 Barbastro fue recuperado por los musulmanes lo que frenó la expansión
aragonesa hasta los años ochenta. Con la vinculación de Aragón a Roma tuvo lugar la abolición de la
liturgia hispánica o mozárabe y la aceptación de la romana.
Tras el asesinato de Sancho IV de Pamplona en 1076, los barones navarros eligieron como soberano a
Sancho Ramírez, que incorporó una parte principal del reino de Pamplona y pudo intitularse rey de los
aragoneses y pamploneses. A partir de ese momento impulsó la actividad reconquistadora.
6. REINO DE NAVARRA: DE GARCIA SÁNCHEZ III A SANCHO RAMÍREZ.El primogénito de Sancho III el Mayor y heredero de Pamplona fue García Sánchez III (1035-1054). Supo
aprovechar los conflictos entre los reinos de taifas, especialmente entre
Toledo y Zaragoza, para incrementar sus dominios y obtener
importantes cantidades de oro en forma de parias de la taifa de Zaragoza.
Conforme fue tomando iniciativas de gobierno en territorio castellano
fue en aumento el malestar de la aristocracia castellana, lo que llevó al
enfrentamiento con su hermano Fernando I en la batalla de Atapuerca
(1054) donde fue derrotado y murió. En el escenario de la lucha fue
reconocido como heredero su hijo Sancho Garcés IV (1054-1076) que
tuvo desde el primer momento el reconocimiento de su tío Fernando I.
Sancho Garcés IV era de carácter violento y poco equilibrado lo que le
llevó a la falta de entendimiento con la nobleza. Aprovechó la buena
relación con Ramiro I de Aragón para presionar sobre la taifa de
Zaragoza, consiguiendo que se comprometiera al pago regular de parias
a cambio de protección, parias que arrebató a Castilla pues Fernando I
las había dejado en herencia a su hijo Sancho II.
Fue asesinado en 1076 victima de una conjura política por parte de sus hermanos y algunos nobles del
reino. La nobleza pamplonesa se inclinó por el monarca aragonés Sancho Ramírez I que se proclamó rey
de los aragoneses y navarros y la dinastía pamplonesa reinante se extinguió.
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TEMA XI
HEGEMONÍA PENINSULAR DE CASTILLA Y LEÓN
ÍNDICE:
1. EL REINADO DE ALFONSO VI.1.1 La expansión territorial.1.2 Imperator totius Hispaniae.2. LA SUCESIÓN DE ALFONSO VI Y CRISIS EN EL REINO CASTELLANO LEONÉS:
EL REINADO DE URRACA I Y LOS PROBLEMAS DE SU MATRIMONIO CON
ALFONSO I EL BATALLADOR.2.1 El Pacto de Unión.3. LAS SUBLEVACIONES BURGUESAS.3.1 Sahagún.3.2 Santiago de Compostela.4. LA SUCESIÓN DE ALFONSO I EL BATALLADOR: GARCÍA RAMÍREZ EN NAVARRA
Y RAMIRO II EN ARAGÓN.5. LA HEGEMONÍA PENINSULAR CASTELLANO-LEONESA DURANTE EL REINADO
DE ALFONSO VII.5.1 Coronación imperial.5.2 Independencia de Portugal.5.3 La conquista de Almería.1. EL REINADO DE ALFONSO VI.A la muerte en 1065 de Fernando I se distribuyó su reino entre sus tres hijos.
El mayor de ellos Sancho II (1065-1072) recibió Castilla; al segundo Alfonso
VI (1065-1109) le correspondió el Reino de León, al que se le había segregado
el territorio de Galicia, que correspondió al tercero de ellos, García (10651071).
En 1071 Alfonso VI invadió Galicia y desposeyó a su hermano García de su
herencia, lo que llevó a Sancho II a terciar en el conflicto. Derrotó en 1072 a
Alfonso VI en la batalla de Golpejera, obligándole a refugiarse en la taifa
amiga de Toledo. Sancho II era virtualmente rey de Castilla y León, Galicia
incluida, coronándose en León. A la muerte a los pocos meses de Sancho II,
mientras ponía sitio a Zamora, Alfonso, con el apoyo de su hermana Urraca y
de toda la nobleza leonesa recuperó el trono y después de apresar y encarcelar
a su hermano García reunió en sus manos toda la herencia paterna. En aquellos
momentos su reino era el más extenso y poderoso de la Península además de
obtener cuantiosos ingresos a través de las parias que cobraba a Zaragoza, Toledo y Granada.
1.1 Expansión territorial.- En 1076 murió asesinado en Peñalén, Sancho IV de Pamplona. Al no
considerarse la existencia de un heredero su reino terminó siendo repartido entre Alfonso VI y el rey
de Aragón, Sancho Ramírez I. Alfonso incorporó a su reino la Rioja, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa,
mientras que el aragonés conservaba el núcleo esencial de la monarquía pamplonesa, proclamándose
rey de aragoneses y navarros y extinguiéndose la dinastía pamplonesa reinante.
En el año 1076 comienza la repoblación del valle del Duero, en las tierras entre la margen izquierda
del río y la cordillera central, destacando Sepúlveda por su importancia estratégica.
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• La conquista de Toledo.- En 1075 a la muerte de Ismail al-Mamún, el más prestigioso rey de la
taifa de Toledo, le sucede su hijo al-Qadir que desencadenó contra él la ambición de los príncipes
que gobernaban las taifas vecinas. Tuvo que ser Alfonso VI el que acudiera en socorro de su
vasallo toledano para salvar la situación. El rey castellano se dio cuenta de la debilidad militar de
las taifas y no tardó en planificar el asalto casi pacífico a la de Toledo. La ciudad se rindió el 25 de
mayo del 1085. El hecho tuvo mucha resonancia en todo el mundo cristiano, Toledo tenía un gran
significado como símbolo, antigua sede de la monarquía visigoda. La ocupación de Toledo y los
éxitos militares de Alfonso VI llevaron al monarca a incrementar la presión económica y política
sobre los reinos de taifas, lo que llevó a los reyes de Sevilla, Badajoz y Granada a solicitar la
intervención de los almorávides.
1.2 Imperator totius Hispaniae.- A partir de 1077, Alfonso VI comienza a utilizar el título
imperial. Esta asociación del título imperial a la dignidad ejercida por
los reyes leoneses ha dado lugar a investigaciones por parte de diferentes
historiadores.
Suele prevalecer la teoría de que el uso imperial es un hecho ligado al
neogoticismo, lo que seria una forma de manifestar la preeminencia del
soberano leonés, al sentirse legítimo heredero de la monarquía visigoda.
Otra circunstancia importante se debe tener en cuenta: A consecuencia
del enfrentamiento entre el Papa Gregorio VII y el monarca germano
Enrique IV (Querella de las investiduras), el Papa envió una carta a los
reyes de España –en búsqueda de aliados en su lucha- recordándoles que
según la Donación de Constantino, los reinos hispánicos estaban bajo la soberanía de la Santa Sede.
La coincidencia de estos dos sucesos, el documento papal y la proclamación imperial, sugieren una
más que probable relación causa-efecto.
En 1086 Alfonso VI fue derrotado por los almorávides de Yusuf en la batalla de Zalaca, teniendo que
refugiarse en Toledo. La posterior retirada de los almorávides al norte de África le permitió proseguir con
el control de los territorios que consideraba de influencia y dominio propio.
Los últimos veinte años de su reinado fueron una continua sucesión de fracasos ante los almorávides. Con
la última campaña y conquistas almorávides de Yusuf en España, Alfonso VI es derrotado de nuevo en la
batalla de Consuegra. Con la desaparición del régimen de parias, soporte de los éxitos militares y
políticos de la monarquía, comienza el declive del proyecto político de Alfonso VI, que muere en el año
1109, dejando en el conjunto de sus dominios una cadena de problemas internos.
2. LA SUCESIÓN DE ALFONSO VI Y CRISIS EN EL REINO CASTELLANO-LEONÉS: EL
REINADO DE URRACA I Y LOS PROBLEMAS DE SU MATRIMONIO CON ALFONSO I EL
BATALLADOR.Tras la conquista de Toledo, Alfonso VI casó a su hija legítima, Urraca, con
Raimundo de Borgoña, unión de la que nació Alfonso Raimúndez (futuro
Alfonso VII). En 1108 moría Sancho (hermano de Urraca) en la batalla
de Uclés luchando contra los almorávides y Urraca, que se había
quedado viuda tras la muerte de su marido Raimundo de Borgoña, quedó
como única heredera. Alfonso VI consideró necesario un nuevo
matrimonio y el elegido fue Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y
Navarra.
Un posible hijo de ambos sería rey de Aragón y optaría a la corona de
Castilla, lo que hacía vislumbrar la posibilidad de una unión dinástica y
territorial. A consecuencia de ello se crean distintas facciones nobiliarias
4
que se enfrentan entre sí en la defensa de causas opuestas. La nobleza gallega apoya la sucesión de
Alfonso Raimúndez, en tanto los nobles castellano-leoneses defienden los derechos de la reina, aunque se
opone a la unión entre ambos reinos.
La oposición entre ambos bandos degeneró en guerra, en cuyo transcurso emerge la figura del obispo de
Santiago, Diego Gelmírez, quien trata de mediar entre los intereses de Alfonso y su madre Urraca.
2.1 El Pacto de Unión.- En 1109 se firmó la carta de arras por parte Alfonso I el Batallador y la
carta de donación por parte Urraca. En estas auténticas capitulaciones ambos cónyuges se otorgaban
el reconocimiento del dominatus y el principatus sobre sus respectivos estados y vasallos, como
fundamento para ejercer la potestas en los dominios del otro. En este llamado Pacto de Unión se fijan
unas normas de gobierno y sucesión en caso de fallecimiento de uno de
ellos. Así, en Aragón y Navarra, en caso de morir Alfonso, reinaría Urraca
con el posible hijo de ambos. Si no hubiera hijos, Urraca podría disponer
libremente del reino. En caso de morir Urraca, en Castilla y León reinaría
Alfonso con el posible hijo que tuvieran en común. Solo en caso de que no
hubiera hijos, se tendrían en cuenta los derechos de Alfonso Raimundez a
quien correspondería la sucesión del Batallador en Castilla y León;
mientras que en Aragón y Navarra serian los familiares del monarca los
herederos.
En 1110 se hacían públicos los anatemas pontificios contra el matrimonio
de Urraca y Alfonso I. Era un duro golpe cuya efectividad había sido
patente en el Sacro Imperio romano germánico. Los esposos parecieron
dispuestos como respuesta a conformar su soberanía sobre los estados
consortes. El modelo de Pacto de Unión hubo de buscar otra fórmula: cada
monarca gobernaría en sus Estados, pero reconociendo la potestas del consorte en los propios
territorios. Este modelo fracasará por diferencias matrimoniales, lo que llevó a meses de revueltas
sociales y luchas entre partidarios de uno y otro. En 1114 un Concilio en León decretó la definida
separación matrimonial, era el fin del Pacto.
3. LAS SUBLEVACIONES BURGUESAS EN SAHAGÚN Y SANTIAGO DE
COMPOSTELA.La oposición de la incipiente burguesía castellana a la nobleza feudal eclesiástica que controlaba las
ciudades le llevó a manifestarse abiertamente y de intentar suprimir los señoríos que coartaban la libertad
de los ciudadanos; estos movimientos de rebeldía se producen prácticamente en todas las ciudades
castellanas, leonesas y gallegas del Camino de Santiago. Sus principales manifestaciones se producen en
Santiago y Sahagún.
3.1 Sahagún.- A comienzo del siglo XII la villa de Sahagún es un señorío que vive una época de
expansión y crecimiento, gracias sobre todo a su situación en el Camino de Santiago y al Fuero de
Sahagún, concedido por el rey Alfonso VI, cuyo principal objetivo era
atraer población a la villa mediante la concesión de garantías y
exenciones fiscales, aunque reconociendo el poder ejecutivo y judicial del
abad del Monasterio al que deben un censo anual.
La oposición de la incipiente burguesía castellana a la nobleza feudal
eclesiástica que controlaba las ciudades halló en la guerra civil a la
muerte de Alfonso VI una oportunidad de manifestarse y de intentar
suprimir los señoríos que controlaban la libertad de los ciudadanos.
4
Entre 1110 y 1115 los burgueses anulan los fueros y se conceden leyes nuevas entre las que figuran la
importante cláusula del que ni el rey ni la reina entrasen en la villa hasta que jurasen guardar las
costumbres que habían escrito y ordenado.
Pero la unidad se había roto entre los sublevados que, por otra parte perdieron el apoyo de los
campesinos; éstos unidos a los burgueses en los primeros momentos, apoyaron a Urraca y bloquearon
la ciudad impidiendo su avituallamiento, con lo que los burgueses se vieron obligados a rendirse sin
lograr sus objetivos.
3.2
Santiago de Compostela.- Durante los años 1116 y 1117 se produjeron en Santiago e
igualmente coincidiendo con el vacío de poder que supuso la guerra
civil en los reinos de Castilla y León unos movimientos de rebeldía y
oposición de la burguesía gallega. Dándose la situación de que un
grupo de burgueses aspiraba, con la ayuda de los canónigos, a
sustituir al arzobispo al frente de la ciudad, Diego Gelmírez, para así
compartir el control de la misma, enriquecida por la afluencia de
peregrinos al sepulcro del santo. Los canónigos también estaban
descontentos con la reorganización del cabildo catedralicio, llevada a
cabo por Diego Gelmírez, pero ante el interés común frente al
peligro, acallan sus intereses y apoyan a Alfonso VII contra Alfonso
el Batallador y Urraca. Cuando el Alfonso el Batallador abandone la
lucha, los rebeldes, con el apoyo de una parte considerable de los
burgueses, volverán a la carga contra el arzobispo. Durante más de
un año, controlaron la ciudad nombraron a los funcionarios que
habían de dirigirla y renovaron las leyes y costumbres, pero no podrán resistir los ataques de Diego
Gelmírez apoyado por Alfonso VII.
La sublevación o revuelta sigue un esquema: el objetivo es poner fin al poder señorial de abades y
obispos y para conseguirlo se aprovechan de los momentos de dificultad política, lo que enmascara los
objetivos; cuando llegan al poder los burgueses se dan nuevas leyes o las obtienen del rey, que se ve
obligado a reconocer la situación de hecho. Todos los movimientos fueron derrotados, pero el concejo
o asamblea de vecinos se mantuvo y pudo proseguir para arrancar los privilegios señoriales.
4. LA SUCESIÓN DE ALFONSO I EL BATALLADOR: GARCÍA RAMÍREZ EN NAVARRA Y
RAMIRO II EN ARAGÓN.En 1134 murió Alfonso I sin herederos directos, dejando en su testamento
como herederas a las órdenes militares de Hospitalarios, Templarios y
Santo Sepulcro. Esta decisión real era ilegal y hasta el Papa lo sabía, por
cuanto si el rey podía ceder a las órdenes las tierras conquistadas por él,
no podía disponer libremente de las recibidas de sus antepasados, es decir,
de Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, Navarra, que pertenecían legalmente no
a la persona del rey sino a la dinastía. El testamento no fue aceptado ni
por los nobles aragoneses ni por los navarros. Cada uno eligió a un
monarca y se produjo la separación definitiva de Navarra y Aragón
Los navarros se independizaron y eligieron como rey a García Ramírez V el
Restaurador (1134-1150), nieto del Cid, quien de nuevo fijó en Pamplona
la capital del reino. Los aragoneses eligieron a un hermano de Alfonso I el
Batallador, Ramiro II el Monje, que se había retirado a la vida religiosa.
Para evitar a la muerte de Ramiro II que el reino pasara a Navarra, este
tuvo que casarse y dar un heredero al reino. De la unión con Inés de
Poitiers nació una niña, Petronila, que complicaba aun más el panorama
4
habida cuenta que, según el derecho aragonés, mujeres y eclesiásticos estaban equiparados: unas y otros
podían transmitir los derechos al trono, pero ni las primeras ni los segundos podían gobernar con plenitud
de derechos.
Ante esta nueva situación, Alfonso VII de Castilla abandonó la alianza con García Ramírez V, cedió el
reino de Zaragoza al monarca aragonés y propuso el matrimonio de Petronila con el primogénito
castellano. Esta posibilidad de unir los reinos de Castilla y de Aragón no fue aceptada ni por la nobleza
aragonesa ni por Roma; la nobleza temía perder su independencia, ser absorbida por Castilla; Roma, que
por un lado animaba la unión de los cristianos, por otro no estaba dispuesta a consentir el despojo de las
ordenes militares.
Finalmente, además de compensar a las órdenes militares, buscaron a Petronila un marido que gustara a
Roma y este fue el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. El conde juró los fueros y se le otorgó la
custodia de Petronila -tenía un año de edad y con la que se casó trece años después- y el título de Príncipe
de Aragón y Cataluña. Ramiro II, reservándose el título de rey, se retiró y volvió a la vida monacal hasta
su fallecimiento en 1157. Con este matrimonio concertado nacería la unión dinástica conocida como
Corona de Aragón de la que el hijo de ambos, Alfonso II, sería el primer rey.
5. LA HEGEMONÍA PENINSULAR CASTELLANO-LEONESA DURANTE EL REINADO DE
ALFONSO VII.A la muerte de Urraca en 1126, su hijo se trasladó de Sahagún a León para ser reconocido y coronado rey.
La figura del nuevo monarca suscitó desde el primer momento simpatías en determinados círculos
intelectuales y eclesiásticos. Alfonso VII gobernó la monarquía
castellano-leonesa durante más de 30 años.
Al acceder al trono Alfonso VII se plantea ante todo reprimir las
rebeldías que afectan a su reino. Actúa en primer lugar contra su
padrastro Alfonso I el Batallador, que había comenzado a invadir
Castilla. Ambos firmaron finalmente el Pacto de Támara en 1127, en el
que se fijaban las fronteras entre Castilla y Aragón y se reconocía a
Alfonso VII el título de emperador. Se enfrentó asimismo a la nobleza
castellano-leonesa que había apoyado a su madre frente a su causa, y
resolvió el problema portugués.
Alfonso VII desarrolló a continuación una política de sometimiento de
los reinos peninsulares, de manera que todos los reyes cristianos le
reconocieron como emperador y le rindieron homenaje. Reinició
asimismo las campañas contra Al Andalus. En 1145, con el nacimiento de las segundas taifas, comienza
una etapa propicia para el avance cristiano que se concreta en la toma por las tropas castellano-leonesas de
las plazas de Baeza y Almería en 1147 en un intento por aislar a las taifas beréberes.
5.1
Coronación imperial en León.- El fruto más directo de la hegemonía peninsular de Alfonso
VII, fue su coronación como emperador. La coronación fue en la iglesia de Santa María de León el
año 1135. Allí proclamó que debía ser llamado emperador a causa de la obediencia que le prestaban
las otras autoridades peninsulares y hasta ultrapirenaicas. Durante la ceremonia, el rey de Navarra y el
obispo de León sostenían los brazos del nuevo emperador. Tras su coronación se elaboró un programa
de gobierno encaminado a favorecer la paz y el fortalecimiento de la comunidad hispánica que se
desarrolló en las décadas siguientes. Se recomendaba, especialmente a los habitantes de los lugares
más extremos, la reanudación de la lucha contra los sarracenos y la restauración de la ley cristiana en
sus tierras y ciudades.
5.2 Independencia de Portugal.- Desde el primer momento de su reinado la condesa Teresa de
Portugal, hija ilegítima de Alfonso VI, y su hijo Alfonso Enríquez tuvieron como objetivo principal la
4
segregación y la formación de un reino independiente. Alfonso VII hubo de luchar en más de una
ocasión con su primo, que se consideraba rey de Portugal. Entre 1139 y 1143, año del reconocimiento
oficial, se consumó un proceso de segregación. Gracias a la mediación de un cardenal-legado enviado
por la Santa Sede, Alfonso Enríquez vio reconocido su título real por Alfonso VII. La solución había
sido prestar vasallaje a la Santa Sede en detrimento de la monarquía de Alfonso VII y que al ser una
instancia inferior no podía reclamar ningún tipo de derecho.
A pesar de que León tardó bastante tiempo en aceptar la ruptura de los lazos jurídicos que unían a su
corona con la de Portugal, el tiempo terminó por consagrarla.
5.3. La conquista de Almería.- Almería era un importante puerto mediterráneo y centro de la
piratería sarracena. En 1146 mientras Alfonso VII asediaba Córdoba recibió a los legados de las
ciudades de Génova y Pisa que le propusieron una acción conjunta a fin de apoderarse de Almería.
Alfonso VII envió una invitación a los reyes de Aragón y Navarra para que participaran y los obispos
de León y Toledo animaron a los fieles a que participaran dándole carácter de Cruzada. Enterado de la
llegada de las flotas genovesa y catalana, Alfonso puso sitio por tierra a la ciudad después de haber
tomado Úbeda y Baeza.
El 17 de octubre de 1147 se consumaba la conquista. El éxito de esta campaña supone el de la propia
política imperial de Alfonso VII, como coordinador de una cruzada a nivel internacional.
Al morir, Alfonso VII, dividió el reino entre sus hijos, dejando Castilla a su primogénito Sancho III y
León a Fernando II. En estos momentos se conforma la “España de los cinco reinos”:
• Portugal, con Alfonso I el Conquistador.
• Navarra, con Sancho VI el Sabio.
• Aragón-Cataluña, con Alfonso II el Casto.
• Castilla, con Sancho III.
• León, con Fernando II.
La característica principal del sector cristiano de la península en estos momentos es que se establece un
equilibrio entre todos los reinos, sin que surjan conflictos de importancia entre ellos. Mantienen buenas
relaciones diplomáticas entre sí y tal situación favorece la idea de reconquista.
4
TEMA XII
LOS CINCO REINOS: EL EQUILIBRIO PENINSULAR Y SU RUPTURA
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN.SEPARACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN: LA SUCESIÓN DE ALFONSO VII.REINO DE CASTILLA: DE SANCHO III A ENRIQUE I.REINO DE LEÓN: FERNANDO II Y ALFONSO IX.CORONA DE ARAGÓN: LOS PRIMEROS REYES CONDES: DE RAMÓN BERENGUER
IV A PEDRO II EL CATÓLICO.REINO DE PORTUGAL: DE SANCHO I A SANCHO II.REINO DE NAVARRA: DE SANCHO VI EL SABIO HASTA LA CASA DE CHAMPAÑA.LA UNIÓN DEFINITIVA DE CASTILLA Y LEÓN.CONCLUSIONES.-
6.
7.
8.
9.
1. INTRODUCCIÓN.Con Alfonso VII desaparece la antigua idea imperial leonesa mientras triunfan las tendencias
disgregadoras y el individualismo hispánico. Ninguno de sus herederos volvió a reivindicar un papel
hegemónico semejante.
El esfuerzo desarrollado por los reinos cristianos en la definición de las respectivas fronteras retrasó
frecuentemente la realización de operaciones en la frontera musulmana, pero nunca desvió la atención
de aquella.
2. SEPARACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN: LA SUCESIÓN DE ALFONSO VII.La muerte de Alfonso VII en 1157 y la simultánea caída de
Almería ofrecen un panorama en el que aparece imparable la
invasión almohade, que constituyó un amenaza no sólo para los
cristianos sino también para aquellos poderes musulmanes que
buscaban sobrevivir con apoyo cristiano, como los de Baleares,
Murcia y Badajoz.
El testamento estableció la reestructuración de su herencia:
designaba al primogénito, Sancho, como valedor de los intereses
de Castilla y a su segundo hijo, Fernando, como futuro rey de
León. No se trata de una división del reino, sino de la atribución de
cada uno de los reinos a diferentes herederos, en lugar de a uno
único. Sobre esta solución hubo acuerdo general sancionado por el Concilio de Valladolid en 1155.
La división planteó diversos problemas políticos y territoriales:
•
Condena al olvido la idea de Imperium, unida a la legitimidad del reino de León, y eleva al
primer rango a Castilla, reconociendo su mayor poder militar en el momento. Fernando II, rey
de León, no utilizará en el futuro el título imperial, sino el de Rex Hispaniae.
• Reabre problemas territoriales: La vieja polémica entre León y Castilla por la posesión de las
tierras entre el Cea y el Pisuerga, que ahora quedaban incluidas en el reino de Castilla, será
objeto de nuevos problemas entre ambos.
4
•
La delimitación de fronteras entre los cinco reinos -Portugal, León, Castilla, Navarra y
Aragón- será también un problema habitual consecuencia de los dominios conquistados a los
musulmanes.
3. REINO DE CASTILLA: DE SANCHO III A ENRIQUE I.Las preocupaciones iniciales de Sancho III (1157-1158) fueron la resolución de problemas en las
fronteras oriental, meridional y occidental. En la primera preocupan los intentos de Ramón Berenguer
IV de apoderarse del reino de Navarra. La frontera meridional
vive la amenaza almohade y, por último, la frontera entre León y
Castilla era el tercer ámbito de atención, con los graves sucesos
sucedidos en Zamora a finales de 1157.
Para resolver el mal ambiente creado entre ambos, en 1158 se
entrevistaron los dos hermanos Sancho III y Fernando II en
Sahagún, donde firmaron un acuerdo de amistad y ayuda mutua
en el que se incluía en reparto de Portugal, que favorecía sobre
todo a los leoneses, a los que posibilitaba la expansión hacia el
sur, limitada mientras existiera Portugal. En Agosto de ese
mismo año muere Sancho III, haciendo inviable el tratado y
dejando como sucesor a su hijo Alfonso VIII (1158-1214), de
sólo tres años de edad. Durante los años siguientes los conflictos
se sucedieron y se abrió una pugna por el poder entre las
poderosas familias de los Lara y los Castro que se disputaron su
tutela, contando estos últimos con el apoyo del rey de León,
Fernando II, que aprovechó el periodo para aumentar sus territorios a costa de Castilla.
Alfonso VIII fue proclamado rey en 1170 y a partir de ese momento aumenta su protagonismo: conquista
Cuenca y recupera La Rioja a Navarra en 1176. En 1179 firma con Alfonso II de Aragón el Tratado de
Cazorla por el que Castilla reconocía a Aragón el derecho de conquista del reino de Valencia, mientras
que el de Murcia se reservaba a Castilla. Otro protocolo preveía el reparto entre ambos del reino de
Navarra. Como resultado final, Alfonso VIII, devolvió las posiciones navarras que había ocupado y
Sancho VI de Navarra devolvió las que ocupara en La Rioja. En 1186, Alfonso VIII se apoderó de
Plasencia y Trujillo. En 1212 tuvo lugar la batalla de Las Navas de Tolosa
En 1214 moría Alfonso VIII. El heredero, Enrique I, era menor y requería junto a él la presencia de un
regente, pensándose en la figura de Berenguela, su hermana. En el corto reinado de Enrique I (12141217) el gobierno de Castilla sufrió la lucha entre facciones nobiliarias formadas por los partidarios y
detractores de Berenguela, que renunció al trono a favor de su hijo Fernando III de Castilla (12171252).
4. REINO DE LEÓN: FERNANDO II Y ALFONSO IX.Al morir Alfonso VII, Fernando II, abandonó tierras gallegas
donde vivía y se dirigió a León a tomar posesión de su
herencia. Tras la muerte de su hermano Sancho III de Castilla
y aprovechándose de la minoría de edad de su sobrino Alfonso
VIII, entraba en Castilla para aumentar sus territorios.
Reconciliados los Castro y los Lara, Fernando II fue
reconocido regente de Castilla, pero reconociendo la dificultad
de ejercer la verdadera autoridad renunció a la regencia
castellana y buscó un estrechamiento con el resto de los reinos,
5
llegando a un acuerdo con Alfonso I de Portugal en el que se acordaba el matrimonio del leonés con
Urraca, hija del portugués.
En 1188 murió Fernando II, heredándole su hijo Alfonso IX (1188-1230). En julio de 1188 convocó una
Curia extraordinaria en León, que sea o no considerada como una reunión de Cortes, que puede ser
tomada como punto de partida de la institución que se consolidará a mediados del siglo XIII. Se debe
destacar la importante labor de organización del poblamiento realizado por Alfonso IX tanto en el sector
septentrional como en el meridional del reino.
El litigio castellano-leonés se resolvió con el matrimonio de Berenguela, hija del rey castellano Alfonso
VIII, con Alfonso IX en 1199. La paz no duró mucho, el matrimonio fuer anulado por la iglesia de Roma
y no aceptado por el resto de los reinos peninsulares. El Reino de León había quedado al margen de la
batalla de Las Navas de Tolosa y eso hizo que no se viera afectado por el hambre que afectó
directamente a Castilla entre 1213 y 1214, ni tampoco sus tropas se vieron afectadas por el agotador
esfuerzo bélico.
Entre 1229 y 1230 las tropas leonesas conquistaron Cáceres y Badajoz. Ese mismo año fallecía el rey
cuando iba a agradecer al Apóstol Santiago la protección que le ofrecía.
5. CORONA DE ARAGÓN: LOS PRIMEROS REYES CONDES: DE RAMÓN BERENGUER IV A
PEDRO II EL CATÓLICO.El primer conde–rey es Alfonso II, primogénito de Ramón Berenguer IV y de Petronila, reina de Aragón;
en 1162. A la muerte de su padre, heredó el Condado de Barcelona y en 1164 su madre abdicó en él el
Reino de Aragón. Se ocupó de los asuntos peninsulares aragoneses y de los ultrapirenaicos catalanes,
satisfaciendo a los nobles aragoneses. En 1179 firma con Alfonso VIII de Castilla el Tratado de
Cazorla por el que Castilla reconocía a Aragón el derecho de conquista del reino de Valencia, mientras
que el de Murcia se reservaba a Castilla. Otro protocolo
preveía el reparto entre ambos del reino de Navarra.
La situación del sur de Francia era distinta ya que, tras
diez años de paces, enfrentamientos y alianzas, se fue
alterando en perjuicio de los intereses de la Corona de
Aragón, a pesar de los esfuerzos de Alfonso II en lograr
la renuncia de los condes de Toulouse sobre sus
derechos en Provenza.
Su hijo Pedro II el Católico (1196–1213) hereda a su muerte el reino de Aragón, el condado de
Barcelona y los derechos sobre la Francia pirenaica. Pedro II pone fin a las luchas de los condes de
Toulouse y ante el problema albigense conjugó los intereses de sus vasallos y aliados con sus deberes
con Roma, acudiendo en 1204 a renovar su vasallaje con la ciudad pontificia. En 1212 intervino en la
cruzada castellana contra los almohades y colaboro activamente en la batalla de Las Navas de Tolosa.
Las masacres de Simon de Monfort y de su ejército bendecido por Inocencio III para erradicar la herejía
albigense le hicieron ponerse al frente de la nobleza occitana; su derrota y muerte en Muret en1213
comprometió la política aragonesa en el sur de Francia.
6. REINO DE PORTUGAL: DE SANCHO I A SANCHO II.Al fallecer Alfonso I le sucedió su hijo Sancho I de Portugal (1185-1211). Fue
una época marcada por la crisis social y económica en el interior del reino,
marcada por las victorias almohades. Además, fenómenos climatológicos
adversos contribuyeron a la existencia de periodos de hambruna.
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Frente a la inestabilidad en las fronteras, Sancho I llevó una política foral coherente, con el fomento del
poblamiento de las zonas más expuestas a los ataques almohades y leoneses.
La conflictividad social llevó al enfrentamiento de la monarquía con una parte de la aristocracia,
apoyando el rey en ocasiones las reivindicaciones de la población dependiente de estos nobles.
Al morir le sucedió su hijo Alfonso II (1211-1223) que se enfrentó a la oposición de sus hermanos y su
reinado estuvo lastrado por el conflicto entre el rey y los beneficiarios de los grandes señoríos, tanto
laicos como eclesiásticos, debido al rosario de concesiones testamentarias de su padre Sancho I,
concretadas en señoríos a sus hijas Teresa, Sancha y Mafalda que repercutían directamente sobre los
recursos propios de la monarquía. Cuando decidió enfrentarse a sus hermanas, tuvo que soportar la
presión del ejército leonés, al mando de su sobrino el infante Fernando, debiendo intervenir el Papa
Inocencio III a fin de evitar el desgaste entre cristianos en vísperas de la batalla de Las Navas de Tolosa.
Después de la batalla los reyes de Portugal, León y Castilla (los tres de nombre Alfonso) firmaron una
tregua que suponía ayuda mutua contra el Islam.
A su muerte en 1223 subió al trono Sancho II (1223-1247) aún menor de edad. Todo su reinado estuvo
entorpecido por las tensiones entre la monarquía y los nobles empeñados en mantener y acrecentar los
privilegios adquiridos. Sancho II contó también con la oposición del alto clero, que le llevó a emprender
un camino de reformas apoyado por el papado. No logró mitigar las tensiones que desembocaron en un
estado de anarquía y violencia que culminó en 1247 con su destronamiento y sustitución en el trono por
su hermano Alfonso.
7. REINO DE NAVARRA: DE SANCHO VI EL SABIO HASTA LA CASA DE CHAMPAÑA.Encerrada entre dos entidades políticas más poderosas, la Corona de Aragón y el Reino de Castilla, y sin
frontera frente a los musulmanes, el objetivo de la política de Sancho VI
el Sabio (1162-1194) se dirigió a reforzar su poder en el interior del reino
e iniciar una expansión territorial al norte de los Pirineos.
El rimero de sus objetivos se concentró especialmente en tierras vascas,
donde le poder de la monarquía Navarra era más débil, con la creación de
nuevos núcleos urbanos y la implantación del régimen de tenencias.
Asimismo, no se descuidó el desarrollo urbano del resto del reino, con la
creación de núcleos en el Camino de Santiago.
El segundo de los objetivos, la expansión ultrapirenaica, intentaba ofrecer
a la nobleza Navarra un nuevo espacio que posibilitara el crecimiento
territorial. De ahí el nacimiento de los territorios de la Baja Navarra, cuya
consolidación vino de la mano de una alianza matrimonial: el matrimonio
de Ricardo Corazón de León, Rey de Inglaterra y Duque de Aquitania con
Berenguela, la hija mayor de Sancho VI.
A su muerte le sucedió su hijo Sancho VII el Fuerte (1194-1234). Durante los primeros años de su
reinado tuvo que hacer frente a los intentos de aragoneses y castellanos de repartirse el reino. Alfonso
VIII logró arrebatarle todo el sector occidental, incluida la franja cantábrica, con lo que Navarra queda
convertida en un enclave exclusivamente terrestre.
Su brillante participación en Las Navas de Tolosa le permitió recobrar algunas plazas arrebatadas por
Castilla y le otorgó un puesto importante en el concierto peninsular. Pero el gran problema de su reinado
fue la falta de heredero. Al fin de resolverlo propuso a Jaime I de Aragón la idea de que muerto
cualquiera de ellos el superviviente recibiría en herencia el reino del otro. A su muerte en 1234, una
buena parte de los navarros apoyaron la candidatura de Teobaldo, hijo de Blanca de Navarra (hija de
Sancho VI el Sabio) y Teobaldo de Champaña que fue elegido rey con el nombre de Teobaldo I de
Navarra ante el desinterés de Jaime I en mantener los acuerdos.
5
8. LA UNIÓN DEFINITIVA DE CASTILLA Y LEÓN.A la muerte en 1214 de Alfonso VIII de Castilla le sucedió su hijo Enrique I, que falleció
prematuramente en 1217. La corona de Castilla recayó en su hermana Berenguela, la cual renunció a
favor de su hijo Fernando, habido de su matrimonio con Alfonso IX de León. El Papa Inocencio III
anuló el matrimonio alegando el parentesco de los cónyuges, aunque consiguieron que su descendencia
fuese considerada como legítima.
ALFONSO VII
Rey de Castilla y León (1126-1157)
┌──────────────────┐
SANCHO III
FERNANDO II
Rey de Castilla (1157-1158)
Rey de León (1157-1188)
ALFONSO VIII
Rey de Castilla (1158-1214)
┌────────────┐
ENRIQUE I
BERENGUELA
(1214-1217)
(1217)
=
ALFONSO IX = Teresa de Portugal
Rey de León (1188-1230)
┌──────┐
FERNANDO III Sancha
Dulce
Rey de Castilla y León
El monarca leonés murió en 1230, dejando el reino de León a las hijas de su primer matrimonio con
Teresa de Portugal. Gracias a la política previsora de Berenguela y Teresa de Portugal se evitó una
contienda civil y tras amistosa negociación las hijas de Alfonso IX, Sancha y Dulce, renuncian a sus
derechos al trono a favor de Fernando III el Santo -a cambio de una renta- que fundiría en un solo reino
las coronas de Castilla y León. El compromiso fue firmado el 11 de diciembre de 1230 en Benavente en
presencia de todos los implicados y nobles de ambos reinos. Por esta vía Castilla y León volvían a la
situación anterior a la muerte de Alfonso VII.
9. CONCLUSIONES.Tras la muerte de Fernando II de León la preocupación de los reinos cristianos en los años siguientes
sería la delimitación territorial presente y futura del reino. Para mantener estos objetivos es necesario
mantener un imprescindible equilibrio y garantizar que permanecen abiertas las vías de expansión
propias. El mantenimiento de este equilibrio conduce a la derrota de los cristianos en Alarcos y la difícil
colaboración a la victoria en Las Navas de Tolosa.
5
TEMA XIII
LAS PRIMERAS TAIFAS Y LAS FORMACIONES MUSULMANAS DE LA PLENA
EDAD MEDIA
ÍNDICE:
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN.LOS PRIMEROS REINOS DE TAIFAS.EL SISTEMA DE PARIAS.DEL DOMINIO ALMORÁVIDE A LAS SEGUNDAS TAIFAS.LA DERROTA ALMOHADE EN LAS NAVAS DE TOLOSA.5.1. Los Almohades.5.2 Las Navas de Tolosa.6. SUBLEVACIONES ANDALUSÍES Y TERCERAS TAIFAS.7. CONCLUSIONES.1. INTRODUCCIÓN.Un hecho sin precedentes en toda la historia del Islam medieval tuvo lugar en Córdoba el 30 de
noviembre del año 1031: los notables y grandes hombres de la ciudad, liderados por el visir, decidieron,
ante la inacabable fitna o guerra civil que asolaba al-Ándalus, no sustituir al destronado califa Hisham III
y disolver la institución califal.
El desmoronamiento del califato omeya, que había durado casi tres siglos, desde el 756 al 1030, se debió
en gran parte a la actuación de Almanzor y, sobre todo, a la de su hijo Abd al-Rahman Sanchuelo, que
provocó la primera gran fitna que desmiembra al-Ándalus y provoca la aparición de los reinos
independientes conocidos como taifas.
2. LOS PRIMEROS REINOS DE TAIFAS.La propia sucesión califal da a entender la inestabilidad política de al-Andalus: entre el año 1008, en que
murió al-Malik, hijo de Almanzor, hasta el 1031 se sucedieron diez califas, la mayoría de los cuales no
reinaron más de dos o tres años. Y todo esto
ocurría mientras la descomposición y la
tendencia al autogobierno daba lugar a un
mosaico de pequeños estados, los reinos de
taifas.
Una visión general de la época muestra una
pléyade de personajes y líderes locales cuya
única aspiración se cifraba en poder gobernar un
reino, una taifa, luchando entre ellos y buscando
alianza Los reyes de las taifas dieron pruebas
de mentalidad tribal, haciendo prevalecer un
individualismo basado en fidelidades de tribu,
en lugar de una conciencia de comunidad
musulmana basada en la lengua, la cultura y la
religión.
5
Antes de entrar en detalle en el entramado de la historia política de los reinos de taifas, es conveniente
tener en cuenta una serie de consideraciones que llevaron a esta situación:
- La decisiva influencia que lograron alcanzar eslavos y bereberes a lo largo de la historia de alAndalus.
Sus miembros más afortunados sabrán sacar partido de la situación colocándose al frente de una
buena parte de los minúsculos reinos.
• Eslavos.- En el Islam medieval la palabra “eslavo” se aplicaba a toda clase de esclavos blancos
occidentales. La subida de Abd al-Rahman III al trono ayudó a que estos esclavos se convirtieron
en mawali (libertos) y recibieran en palacio una alta y sólida educación que les permitió
enriquecerse y llegar a ser propietarios de tierras, con lo que se formó en la sociedad musulmana
una nueva clase que tendría gran influencia en el desarrollo de las taifas.
• Bereberes.- La llegada al poder de Almanzor ayudó a formar otra clase en la sociedad musulmana:
la de los bereberes. Vivían en el oeste y sur de al-Andalus, principalmente en las regiones
montañosas. A pesar de su considerable número en la España musulmana no habían llegado a
formar una clase social hasta que gozaron del favor Almanzor y de los gobernantes amiríes,
desempeñando un papel fundamental en el ejército y en la administración de los últimos tiempos
del Califato.
- La falta de visión política de la aristocracia árabe cordobesa al decidir la eliminación institucional
del califato.No resulta frecuente que los gobernantes de la capital de un reino, se decidan a suprimir el mismo
para ocuparse solamente de la capital, abandonando a su suerte el resto del reino.
- El error político de pedir ayuda militar a los cristianos del norte para aplastar a los adversarios
que aspiraban a la divinidad califal.Tanto el Conde de Castilla, Sancho García, como los de Barcelona y Urgell no dudaron en
prestarla, seguros de lograr una recompensa y debilitar, de paso, al enemigo tradicional. Lo que a la
larga significó un estímulo para que los reinos cristianos se apoderaran de una gran parte de la
España musulmana.
En la primera mitad del siglo XI hay información sobre algo menos de 30 taifas. El primer gran partido de
los conjuntos políticos que se formaron surgió de la etnia árabe, integrada por aquellas familias nobles
provenientes de los primeros conquistadores. Estos soberanos gobernaron Córdoba, Huelva, Sevilla, y
Zaragoza, la más septentrional, entre las principales taifas.
Las tribus bereberes consiguieron hacerse con el control de extensos territorios que abarcaron desde la
Marca Media hasta la parte occidental y el sureste de la Península. Formaron parte de la zona bereber las
taifas de Granada, Málaga, Algeciras y Toledo entre las más importantes.
Los eslavos se establecieron en los bordes orientales de al-Andalus y en las Baleares. La existencia de los
estados eslavos fue precaria y llegaron a destrozarse entre sí. Las taifas eslavas fueron Almería, Baleares,
Murcia y Valencia entre otras.
A lo largo del siglo XI, antes de la llegada de los almorávides, el número de taifas se había reducido
prácticamente a una decena, debido a un proceso de concentración que llevó a los más poderosos a
englobar a los más pequeños.
5
3. EL SISTEMA DE PARIAS.Con el régimen de parias surgió una nueva forma de entender las relaciones entre cristianos del norte y
musulmanes de al-Andalus. Su hecho más característico fue la imposición a los segundos por parte de los
primeros, de una especie de régimen de protectorado a través del cual los musulmanes se aseguraban la
protección de los cristianos, más poderosos desde el punto de vista militar, a cambio de lo cual debían
abonar anualmente una determinada cantidad de dinero en concepto de parias. El sistema de parias fue
inestable, pues era una consecuencia de la superioridad militar de los cristianos, pero también de la
imposibilidad que éstos tenían de conquistar la España islámica.
A los reyes musulmanes estas parias, garantes de tranquilidad, les hacían moverse en un círculo vicioso:
incapaces de unirse frente a los cristianos, necesitan pagar
su protección; el aumento de la presión fiscal para reunir el
dinero exigido da origen a un fuerte descontento popular
que sólo podrá ser reprimido con ayuda de tropas cristianas,
es decir, con el pago de nuevas parias. Para muchos
musulmanes las parias eran también una humillación. En
líneas generales, puede afirmarse que al-Andalus se debilita
militar y económicamente y las revueltas de carácter social
y religioso explican la facilidad con que fueron aceptados
almorávides y almohades.
La afluencia de metal amonedado a los reinos cristianos
como consecuencia de estas parias se emplearon de muy
diversas maneras, como la reparación y construcción de
fortalezas, construcción de numerosas iglesias románicas, etc. etc. Parte de ese metal se reutilizó luego en
los reinos cristianos para acuñaciones propias, como las que promovió Sancho III el Mayor. Puede decirse
que hasta entonces no habían acuñado moneda propia los príncipes cristianos del norte, lo cual es un
indicio claro de su atraso cultural, técnico y económico. La disponibilidad de moneda permitió a los
príncipes cristianos recompensar con dinero los servicios de carácter feudal, sin tener que recurrir a la
entrega de territorios, restándolos así a su autoridad.
4. DEL DOMINIO ALMORAVIDE A LAS SEGUNDAS TAIFAS.El rey castellano Alfonso VI se dio cuenta de la debilidad militar
de las taifas y no tardó en planificar el asalto casi pacífico a la
de Toledo en el año 1085. Aquel día el destino del Islam
andalusí quedó decidido: de golpe había perdido casi la cuarta
parte de su territorio. Masas de musulmanes abandonaron las
ciudades y los campos del norte y del centro para buscar
refugios más seguros en el sur. De esta forma, se facilitó el
proceso expansivo de los cristianos del norte. Los reyes de las
taifas de Sevilla, Badajoz y Granada, tributarios de la taifa de
Toledo, decidieron pedir auxilio a los almorávides.
Estos almorávides era un nuevo poder que había surgido hacia
el 1040 al unirse los bereberes del Sáhara en torno a
determinados líderes religiosos. En el año 1062 fundaron
Marrakech y unos años después conquistaban Fez. Al mando de
su caudillo Yusuf decidieron venir en ayuda de los musulmanes
de al-Andalus y entraron en la Península en el año 1086,
venciendo a las fuerzas cristianas en la batalla de Zalaca, localidad situada al norte de Badajoz, para
volverse al norte de África.
5
Los almorávides vuelven en el año 1088, llamados en esta ocasión para hacer frente a la presión ejercida
por El Cid desde Valencia, pero esta vez deciden acabar de una vez por todas con las rencillas entre taifas.
En la segunda y tercera campaña, Yusuf (1088-1090), lleva a cabo una política de eliminación de las
independencias taifas y de anexión a su imperio. La presencia, pues, de quien venían teóricamente a
salvarlas, acabó con las taifas. Comenzaba así una etapa de unificación
de al-Andalus que se extendió aproximadamente entre 1090 y 1095. La
supresión de los reinos de taifas convirtió al al-Andalus en una
provincia fronteriza de un imperio que se controlaba desde Marrakech.
La cuarta campaña de Yusuf, iniciada en el 1097, consigue tomar
Valencia en el 1102, tres años después de la muerte del El Cid,
Zaragoza además de muchas incursiones en las tierras fronterizas del
valle meridional del Duero y del Ebro y llegando hasta la misma
Barcelona.
Con el paso de los años la situación empeoró debido a la presión militar
cristiana. Éstos recuperaban Zaragoza en el 1118. Castellanos y
leoneses llevaron a cabo expediciones en pleno corazón de al-Andalus
obteniendo botín y desmoralizando a los almorávides.
Por otra parte emergieron factores latentes de descontento, mozárabes y
judíos presionados por el nuevo orden religioso -interpretación literal
del Corán y la Sunna, mayor rigor y respeto la sharia o reconocimiento al califa de Bagdad- abandonaron
al-Andalus y se fueron a vivir a tierras cristianas, así como también el descontento de muchos
musulmanes que se sintieron discriminados con los bereberes, vivían bajo la explotación, muchas veces,
de las familias gobernantes, visires o jefes militares detentadores del poder, de la fuerza y de las tierras.
La necesidad de mantener en el Magreb numerosos soldados para hacer frente a los almohades dejó
relativamente desguarnecidas las plazas andalusíes e hizo posible la sublevación de sus jefes que actúan
con total independencia desde 1140 y crean lo que se han llamado las segundas taifas, de corta vida por
cuanto al-Andalus pasa casi en su totalidad en un plazo de diez años de manos de los almorávides a
control de los almohades.
5. LA DERROTA ALMOHADE EN LAS NAVAS DE TOLOSA.5.1 Los Almohades.- Se trataba de un grupo de tribus bereberes, los masmuda, del Alto Atlas
marroquí que formaron un Estado que se podría definir como “una supraestructura militar
secundada por un sólida administración política y económica que reposaba en una ideología”.
5
Los almohades habían sido unidos por un alfaquí, Ibn Turmart, que se proclamó el único intérprete
infalible del Corán, otorgándose el título de madhi, es decir, el guía que el Islam esperaba al final de
los tiempos. Con esta ideología se desligó del califato abassi, pudiendo los soberanos almohades
llevar el título de califa, emulando así al califato omeya.
En el año 1147 los almohades entraron en Marrakech matando a los miembros de la dinastía
almorávide y conquistaron todo el Magreb en el 1148. Al contrario que los almorávides, los
almohades llevaban en su ideario la conquista de al-Andalus para fundar un gran imperio con el norte
de África.
En el año 1146 los almohades entraron en la península, tomando Sevilla, Córdoba y Jaén. El primer
califa almohade vivió entre Marrakech y Sevilla, ciudad que tomó como cuartel general y que cuidó
con importantísimos trabajos de acondicionamiento urbano.
Entre defecciones, derrotas y cambios de bando fueron desapareciendo las segundas taifas. La última
fue la de Mallorca, que cayó en 1203. Los almohades dominaron entonces todo al-Andalus.
Desde su llegada al poder los almohades destacaron por su intolerancia hacia los no musulmanes,
más acusada que en el caso de los almorávides. Durante los años 1184 a 1199 se produce el apogeo
del imperio almohade, bajo el mandato del califa Yusuf al-Mansur. Derrotó en 1195 a los castellanos
de Alfonso VIII en la batalla de Alarcos (cerca de Ciudad Real), derrota que desestabilizó por
completo al Reino de Castilla y frenó todo intento de reconquista hasta la batalla de las Navas de
Tolosa. En el 1196 recuperó Plasencia y llegó a Madrid y Guadalajara.
5.2 Las Navas de Tolosa.- El apogeo del imperio almohade se mantendría sólo en apariencia
durante los primeros años del gobierno del hijo de Yusuf al-Mansur, Muhammad al-Nasir
(Miramamolin) (1199-1213). Unas rebeliones internas llevaron a al-Mansur a firmar una tregua con
los cristianos, tregua que fue renovada por su hijo hasta finales de 1210.
Durante este largo periodo de paz los castellanos pudieron recuperarse de su derrota y los reinos
cristianos olvidar sus rencillas. Con la extinción de la tregua en 1211, los castellanos tomaron la
iniciativa con expediciones por Baeza,
Úbeda y Jaén. Al tenerse noticia de la
preparación de una nueva ofensiva
almohade, en el verano de 1212, Castilla
preparaba un gran ejército. El Papa
Inocencio III otorgó a la empresa los
privilegios de Cruzada.
El ejército cristiano, al mando de
Alfonso VIII, estaba dividido en tres
cuerpos: castellano, aragonés y francés.
El ejército se dirigió hacia Calatrava, que
se rindió y el botín se repartió entre
aragoneses y franceses. Estos últimos,
molestos por las condiciones del reparto
se retiraron. A pesar de ello los cristianos
siguieron su avance hasta que se
encontraron con el ejército almohade
acampado en la llanura de las Navas de Tolosa. El 16 de agosto de 1212 se enfrentaron los dos
ejércitos con la victoria de los cristianos.
Todos los reinos peninsulares se beneficiaron de la victoria, pero sobre todos Castilla fue la gran
triunfadora. La frontera se estableció en la línea de Sierra Morena y el desastre bélico supuso el
comienzo de la descomposición almohade. El califato inmerso en sus conflictos internos en alAndalus y en el norte de África no tardaría en caer en el curso de las décadas inmediatas.
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6. SUBLEVACIONES ANDALUSÍES Y TERCERAS TAIFAS.A partir de la derrota de las Navas de Tolosa empezó una decadencia imparable del califato almohade
que provocó un nuevo impulso nacionalista andalusí -las terceras taifas- que coincidió con otro similar
proveniente del norte de África, siendo desplazados por los meriníes, dinastía bereber que se hizo con el
control del Magreb desde 1195 hasta 1468.
En al-Andalus se sublevaron varios gobernadores contra los almohades produciéndose un nuevo proceso
de disgregación. Se formaron taifas independientes en Valencia, Niebla o Murcia. El rey taifa de Murcia
se proclamó emir de los musulmanes, logró unificar varios territorios y expulsar a los almohades de la
península en 1231. En 1232 Muhammad Nasr se instaló en Granada, donde centró el poder de la última
taifa andalusí.
Las terceras taifas sucumbieron rápidamente ante la ofensiva cristiana. De estos reinos sólo el granadino
nazarí sobrevivirá a los ataques y prolongará su existencia hasta finales del siglo XV.
7. CONCLUSIONES.En líneas generales, la etapa de los reinos de taifas en la historia de al-Ándalus fue un ilusorio ensayo
político de reproducir, en los casi treinta reinos que llegaron a constituirse de un modo más o menos
permanente, los esquemas del califato omeya, aunque sin atreverse a adoptar el título califal.
En muchos de estos reinos se desarrolló un mecenazgo favorecedor de las artes y las ciencias, que
hicieron brillar la época. Es sorprendente el auge cultural del que es testigo el siglo, en evidente
contraposición al inestable clima político y militar que se vive. Los reinos de taifas gozaron de una gran
riqueza y cultura, pero carecieron de la organización militar suficiente como para poder consolidarse.
Tradicionalmente, se viene aceptando que las taifas desaparecieron de tres formas distintas: por la
conquista de unas a otras, por conquista cristiana o por conquista almorávide.
5
TEMA XIV
REPOBLACIÓN Y RENACER URBANO EN LA PLENA EDAD MEDIA
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. REPOBLACIÓN, COLONIZACIÓN Y RESTAURACIÓN ECLESIÁSTICA EN EL REINADO
DE ALFONSO VI.3. LA REPOBLACIÓN DE LOS SIGLOS XII-XIII.4. RENACER URBANO EN CASTILLA Y LEÓN EN LA PLENA EDAD MEDIA.4.1 Ciudades septentrionales.4.2 Ciudades de la Meseta.4.3 Herencia de las ciudades musulmanas.5. EL FENÓMENO URBANO EN EL REINO DE NAVARRA.6. LAS CIUDADES DE LA CORONA DE ARAGÓN.7. LAS CIUDADES DEL CAMINO DE SANTIAGO.8. CONCLUSIONES.1. INTRODUCCIÓN.Los orígenes y desarrollo de la ciudad medieval tuvieron lugar, en líneas generales, entre los siglos X al
XII. El renacer económico constatable a partir del siglo XI, coincidiendo con la crisis y decadencia del
califato cordobés y la progresiva disminución del influjo económico andalusí, contribuyó decididamente
al desarrollo de nuevos centros de población, a la transformación de antiguos castra y villae en núcleos
urbanos, con la presencia cada vez más numerosa en ellos de mercados públicos, a los que se unen las
primeras ferias que llevaron a la aparición de nuevos grupos sociales burgueses relacionados con el
desarrollo de las peregrinaciones a Santiago y el vigor económico de ese camino de conexión con
Europa.
2. REPOBLACIÓN, COLONIZACIÓN Y RESTAURACIÓN ECLESIÁSTICA EN EL REINADO
DE ALFONSO VI.La repoblación de los dominios de Alfonso VI
fue intensa a lo largo de su reinado,
constituyendo uno de sus éxitos más
importantes.
Se distinguen tres grandes líneas horizontales en
las que se sitúan ciudades y villas de nueva
planta que reciben fuero y pobladores: el
Camino de Santiago, las Extremaduras y la
transierra y finalmente una línea intermedia
entre ellas, situada en la cuenca del Duero.
El Camino de Santiago constituye el primer
movimiento intenso de urbanización medieval.
La acogida de peregrinos, el comercio, la
práctica religiosa y las funciones administrativas
están en la base de este despegue. Las ciudades o
villas más importantes del camino fueron, entre otras: Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Burgos,
Sahagún, León, Palas del Rey y Santiago de Compostela.
6
Al sur de la línea del Duero aparecen las Extremaduras leonesa y castellana, cuyo límite meridional es el
Sistema Central. Los ejemplos más estudiados corresponden a los núcleos que se poblaron en los años
de la conquista de Toledo (1085). En la Extremadura castellana destacan especialmente Medina del
Campo, Arévalo, Ávila y Segovia y en la Extremadura leonesa Salamanca y Alba de Tormes.
Algunos historiadores incluyen dentro del grupo de las Extremaduras las ciudades y villas de la
Transierra, es decir, la zona comprendida entre el Sistema Central y los Montes de Toledo.
En la zona de la cuenca del alto Duero la repoblación fue algo más tardía debido a la proximidad de la
frontera islámica y la tardanza en ocuparse plazas importantes como Medinaceli. Se poblaron núcleos
como Medinaceli, Soria, Ágreda y Almazán.
Junto a la repoblación y colonización se añade la restauración o creación de sedes episcopales. Esta red
eclesiástica era imprescindible si se quería normalizar la vida cotidiana en los territorios recién ganados
o poblados. El Papa Gregorio VII recordó a los hispanos que la Península formaba parte de la Donación
de Constantino y en consecuencia debían renunciar al rito mozárabe y aceptar el romano, amenazando al
rey con la excomunión. Alfonso VI reunió en Burgos (1080) un concilio que acordó la adopción de la
liturgia romana. En 1088 con la restauración Toledo como sede primaria tuvo complicaciones con otras
sedes de rango metropolitano como Tarragona y Oviedo, declarándose esta última exenta, es decir,
dependiente de Roma. En 1093 el cluniacense Bernardo, que desde el año siguiente fue legado papal
para todos los reinos peninsulares, fue nombrado arzobispo de Toledo. Por iniciativa suya el Papa
trasladó la sede de Iria Flavia a Compostela y la declaró dependiente sólo de Roma, como medio de
evitar conflictos entre sedes metropolitanas.
3. LA REPOBLACIÓN DE LOS SIGLOS XII-XIII.A partir de la época de Alfonso VI la Reconquista española entra en una nueva fase. Ya no hay espacios
vacíos que llenar sino que se trata de reinos que se anexionan,
con la población campesina bastante densa.
Después de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) se
produce el hundimiento del poder musulmán. Valencia,
Murcia, Andalucía y el Algarbe fueron ocupados y se obligó a
los musulmanes a abandonar las ciudades a fin de establecer en
ellas a cristinos que garantizasen la sumisión de los vencidos.
Respecto a las ciudades la formula empleada fue el
repartimiento: ciertos oficiales reales -partidoresse
encargaban de distribuir las casas y las tierras entre los nuevos
pobladores; el resto del país se encomendaba a nobles o a las
Ordenes Militares sujetándole al régimen señorial.
4. RENACER URBANO EN CASTILLA Y LEÓN EN LA PLENA EDAD MEDIA.La Corona de Castilla es el ámbito donde la variedad del fenómeno urbano llega a la máxima expresión,
ya sea por el origen, la funcionalidad o la morfología. Las ciudades situadas al norte del Sistema Central
tienen como principal distintivo el cerco amurallado, especialmente entre los siglos XII y XIII. Así
como una regularidad y racionalidad de su red viaria.
1.
Ciudades septentrionales.-
• Galicia.- En el ámbito gallego, a la ya consolidada ciudad de Santiago, desde el siglo X, se le
añadieron desde mediados del siglo XII nuevos núcleos urbanos como es el caso de
Mondoñedo, Vivero y Tuy, ciudad episcopal.
6
• Asturias.- El núcleo por antonomasia era Oviedo, sede regia hasta principios del siglo X.
Aparte de ella, Avilés, conoció un amplio desarrollo urbano gracias a su puerto. A partir de
medidos del siglo XIII el área asturiana conoció la creación de las pueblas (polas), ubicadas
alrededor de una iglesia parroquial y organizadas de acuerdo con cartas de privilegio.
• Costa Cantábrica.- Entre finales del siglo XII y todo el XIII se produce un rápido proceso de
aparición de nuevas ciudades, como Santander, Laredo o Castro Urdiales, explicable por el
desarrollo del comercio por vía marítima por parte de la Corona de Castilla.
En el País Vasco hubo igualmente una fuerte expansión urbanística. Bilbao conoció un fuerte
desarrollo económico con la exportación por su puerto del hierro del Señorío de Vizcaya y la
lana castellana.
4.2 Ciudades de la Meseta.- La Meseta norte presenta un panorama urbanístico de aparente
simplicidad pero enormes divergencias. Junto al auge urbanístico del Camino de Santiago, con su
topología “itinerante” desarrolladas alrededor de un eje (Santo Domingo de la Calzada, Burgos)
conviven las ciudades de origen romano (León), antiguas sedes episcopales y centros defensivos.
• León.- La herencia romana, con su perímetro regular de murallas, marcó profundamente toda la
evolución medieval de la ciudad, como marcó el hecho de haber sido residencia real y sede
episcopal. La actividad comercial y artesanal fue notable. El desarrollo, sobre todo de sus
barrios extramuros, acogían las actividades económicas más importantes de la ciudad.
• Burgos.- Otro ejemplo de ciudad, nacida en la segunda mitad del siglo IX, con un marcado
carácter militar y rural que, a partir del siglo XI, y a resultas de la influencia del Camino de
Santiago, conoció un notorio desarrollo de la actividad artesanal y mercantil. En 1230, tras la
elección por Fernando III el Santo como espacio destinado a mercado semanal, se produce un
fuerte despegue comercial que junto a los transportistas y marinos del Cantábrico produce la
masiva exportación, a través de Bilbao, de lana castellana a los mercados flamencos.
Las tierras situadas entre el Camino de Santiago y el río Duero presentan ejemplos urbanísticos muy
heterogéneos, siendo difícil señalar características comunes. Valladolid, surgió a raíz de la actividad
repobladora del conde Pedro Ansúrez, a finales del siglo XI, con una notoria presencia de francos.
Otra ciudad con influencia de francos fue Zamora, sede episcopal y ciudad fortaleza, junto al río
Duero.
Entre el río Duero y el Sistema Central, la repoblación de carácter fronterizo dio lugar a una serie de
núcleos urbanos que se beneficiaron con la conquista de Toledo (1085). Son numerosos los modelos
urbanísticos de esta zona, destacando Salamanca, renacida sobre un antiguo asentamiento romano,
Segovia, situada en la confluencia de dos ríos, y donde Alfonso VI ordenó levantar el Alcazar,
imitando el de Toledo y Ávila, que presenta una ordenación urbana más meditada, posiblemente en
función del cuadrilátero marcado por sus murallas.
4.3 Herencia de las ciudades musulmanas.- La mayoría de las ciudades situadas al sur del Sistema
Central presentan y conservan características propias de la larga etapa andalusí y eso que fueron
sometidas a numerosos cambios en los primeros años tras su conquista.
Las transformaciones tras la reconquista fueron escasas. El Alcazar se adaptaba como residencia
real, la mezquita mayor, como catedral, mientras la nueva organización parroquial se encargaría de
organizar el territorio, tanto intra como extramuros. No obstante, aunque la pervivencia de la
tradición islámica sea perceptible en las más importantes urbes (Toledo, Sevilla, Córdoba, Murcia,
Cáceres, Badajoz) en otras de menor rango, se perdió, como Madrid, Cuenca o Talavera de la
Reina.
6
5. EL FENÓMENO URBANO EN EL REINO DE NAVARRA.A partir del siglo XI el Reino de Pamplona conoció importantes y trascendentales cambios que afectaron
tanto a la actividad económica como a la estructura social y a la
política. En ello influyó la unión de Pamplona y Aragón (1076), la
ruina del Califato cordobés, la percepción de parias, los ingresos
derivados de las aduanas pirenaicas, a través de las cuales llegaban
pieles y tejidos franceses o flamencos, metales y armas, seda, oro y
cautivos, desde la España Islámica; a todo ello hay que añadir,
entre finales del siglo XI y principios del XII, la importancia del
Camino de Santiago, ruta de peregrinación sagazmente desviada
por Sancho el Mayor hasta darle fisonomía y trazados clásicos, que
comportó la creación de hospitales y albergues en plena ruta. En
1090 se creó la villa de Estella como etapa de peregrinaje, y poco
después aparecen las primeras referencias a Puente la Reina y
Sangüesa.
De todas formas, en ese periodo apenas había núcleos urbanos que
pudieran calificarse de tales, por su reducida demografía y
actividad mercantil, siendo a mediados del siglo XII y principios
del XIII cuando Navarra veía revitalizada la vida urbana, con nuevos ordenamientos legales, nuevos
fueros y estructuras económicas. A finales del siglo XIII las ciudades de Navarra presentan la máxima
ocupación. Tudela era la ciudad más poblada, con privilegios de mercado y feria, seguida de Pamplona,
Estella y Olite.
6. LAS CIUDADES DE LA CORONA DE ARAGÓN.A diferencia de lo ocurrido en los reinos occidentales, la conquista aragonesa se efectuó sobre tierras
que tenían una abundante población musulmana. Esta población
fue obligada en las ciudades a fijar su residencia extramuros de la
ciudad, aunque en todos los casos fueron respetadas sus
costumbres y religión.
El Reino de Aragón se benefició con la creación de una sede
episcopal en Jaca, y la plena inserción de la ciudad en la gran ruta
del Camino de Santiago, favoreciendo su desarrollo urbanístico,
demográfico y económico hasta mediados del siglo XII donde
Jaca pierde parte de su vigor con las nuevas conquistas de villas y
ciudades como Huesca, Barbastro o Zaragoza, y el
desplazamiento de la nueva actividad económica y política a la
zona del Ebro en pleno proceso de repoblación.
Zaragoza, estratégicamente bien situada en el centro del valle del
Ebro, ofrecía numerosas ventajas al conectar fácilmente con las
grandes rutas comerciales dirigidas hacia las regiones del Garona,
hacia Castilla y más tarde hacia el Reino de Valencia, sin olvidar
la conexión mediterránea tras la unión dinástica con el condado de Barcelona. Su importancia como
centro administrativo, económico, político y religioso favoreció su rápida expansión, pasando de una
vieja ciudad romana de 50 hectáreas de terreno dentro de sus muros, a un nuevo espacio bajomedieval
de 150 hectáreas.
De ejemplos urbanos de la zona meridional aragonesa, puede destacarse Calatayud, de gran actividad
comercial y artesanal y la presencia de numerosos conventos de órdenes mendicantes.
6
7. LAS CIUDADES DEL CAMINO DE SANTIAGO.La peregrinación a Santiago de Compostela se había ido convirtiendo entre los siglos IX y XI en una
forma de viaje religioso y de oportunidades que atravesaba parte de Francia y de los reinos
hispánicos.Aunque los caminos por los que llegaban a Santiago los peregrinos eran muy numerosos, la
vía más importante, el Camino de Santiago por antonomasia es el llamado Camino Francés, (Ver
mapa). La ruta que seguían los peregrinos desde que atravesaban la frontera por los puertos de Somport
y Roncesvalles para unirse en Puente la Reina -entre Pamplona y Estella- tras haber pasado por Jaca y
Sangüesa en el primer caso y Pamplona en el segundo; los peregrinos seguían por Estella, Logroño,
Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Carrión de los Condes, Sahagún, León (una parte de los
peregrinos se desviaba hasta Oviedo y seguía el camino de la costa hasta Santiago), Astorga, Ponferrada,
Villafranca del Bierzo, Arzua y Santiago.
A pesar de la actividad comercial realizada en las ciudades situadas en el Camino de Santiago, ni en
Aragón, ni en Navarra, ni en Castilla surgió una burguesía activa durante la Edad Media a causa de que,
en ningún caso, estas ciudades crearon una artesanía o industria de mediana importancia y se limitaron a
recoger los beneficios del comercio efectuado a través del Camino. Al desaparecer en el siglo XIII su
privilegiada situación de intermediaria entre el Islam y Europa por la destrucción de los reinos islámicos
y la apertura del Estrecho a la navegación europea, estas ciudades desaparecieron como centros
económicos y perdieron importancia del mismo modo que la perdió el Camino de Santiago que quedó
reducido al papel de camino de peregrinación.
8. CONCLUSIÓN.Tanto en los reinos occidentales como en los orientales, los avances cristianos se efectúan sobre tierras
de difícil defensa si no se consigue a traer a pobladores ofreciéndoles privilegios que compensen el
evidente riesgo de habitar en zonas expuestas a correrías de los musulmanes. La repoblación tiene
carácter político-militar y está dirigida por el rey o por personajes allegados a él y encargados de
organizar las nuevas poblaciones.
A pesar de la existencia de ejes como el Camino de Santiago y, en general, el crecimiento urbano que
tuvo lugar en el periodo, la vida rural siguió siendo la preponderante en términos cuantitativos. El 80-85
% de la población podría considerarse rural en Plena Edad Media.
BIBLIOGRAFÍA:
- Historia de España de la Edad Media. - Álvarez Palenzuela (Coord.) - Editorial Ariel. 2011.
- Atlas Histórico de la España Medieval - J.M. Monsalvo Antón - Editorial Síntesis. 2010.
- Manual de Historia de España. La España medieval - J. Luis Martín - Historia 16. 1993.
- Historia de España. Tomo III - La España Musulmana (Siglos VIII-XV) - Rachel Arié –
Editorial Labor. 1994
6
PRUEBAS DE EVALUACIÓN CONTINUA.-
6
GRADO EN GEOGRAFÍA E HISTORIA
HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑA I
1ª PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTÍNUA A DISTANCIA
CURSO 2011/2012
6
PREGUNTAS O CUESTIONES BREVES
EL PROBLEMA MOZÁRABE.Durante el reinado de Abd al-Rahmán II no se observa endurecimiento del régimen omeya respecto a los
otros sectores religiosos no islámicos. Es evidente que la situación de los mozárabes no debió ser
especialmente negativa, al igual que la de muladíes y bereberes, y que bajo su gobierno la vida religiosa
cristiana transcurría con normalidad, hasta el estallido del mozarabismo radical, que llevó al fenómeno del
martirio voluntario, para cuya explicación hay varias razones:
• La creciente islamización de Al-Ándalus, que fundamentó y justificó, según el modelo abbasí, la
progresiva centralización del régimen omeya.
• El sentimiento, por parte de la población originaria hispano-visigoda, de pérdida de España (por
parte, tanto de muladíes como de mozárabes).
• El aislamiento de la Iglesia peninsular en relación a la Iglesia latino-occidental que la hizo unirse al
Cristianismo oriental, asimismo sometido al Islam.
• La normalidad mantenida en la iglesia hispana en el seno de Al-Ándalus que algunos sectores
calificaban de entreguismo y para los cuales solo cabía la respuesta radical.
La condena a muerte por blasfemos, en el año 850, de un clérigo y un mercader cordobés desencadenó el
movimiento martirial, alentado por el clérigo Eulogio. En menos de dos meses se produce el martirio de
once cristianos, decapitados o crucificados después de blasfemar voluntariamente contra el Islam. En este
movimiento radical no participaba la mayoría de los cristianos
de la comunidad cordobesa que comienzan a temer por su
seguridad.
El gobierno emiral tomó conciencia de lo peligroso y
perturbador de dicho movimiento y desaconsejó a los cadíes la
aplicación rigurosa de la ley, aún y así el movimiento ganaba
adeptos y se sucedían las ejecuciones, hay que indicar que
dicho movimiento no se extendió (salvo contadas excepciones)
fuera de la capital del emirato. Abd al-Rahmán II convocó un
concilio en la capital (año 852) en el que solicitaba a los
obispos tomar postura clara y contundente y la expresa
desaprobación de los actos de los cristianos exaltados, ya que ponían en peligro el conjunto de cristianos
andalusíes. Este concilio prohibió a los cristianos buscar el martirio, pero ello no detuvo la
desestabilizadora acción de los mozárabes exaltados.
Tras el fracaso de la política represiva, el nuevo emir, Muhammad I, buscó una política conciliadora a
pesar de lo cual los mozárabes, siempre dirigidos por Eulogio, mantuvieron su actitud de desafío y ataques
al Islam. Muhammad ordenó ejecutar a los blasfemos, destruyó el monasterio de Tábanos, refugio y
centro de los provocadores, detuvo a Eulogio, al que los insumisos toledanos habían elegido
metropolitano como una muestra más de su desafío al poder cordobés, y lo hizo ejecutar en el año 859.
Con su muerte finalizó la exaltación mística no sin grave daño para la convivencia de cristianos y
musulmanes. En adelante los funcionarios cristianos de la corte del emir fueron obligados a convertirse al
Islam so pena de perder sus cargos.
6
DESCUBRIMIENTO DEL SEPULCRO DEL APOSTOL SANTIAGO.La primera evidencia que se dispone de la creencia de que la tumba del apóstol estaba en España data del
siglo IX. Se encuentra en el “Martirologio de Usuardo” cuyo texto original fue escrito por un monje del
monasterio de Saint Germain des Prés de París hacia el año 865. El texto de Usuardo es un compendio de
los mártires de la Iglesia estructurado en forma de calendario. Cada día describe las torturas y muerte de
uno o varios santos asociados con aquel día. Usuardo había
viajado a España y seguramente había obtenido su
información sobre Santiago.
El relato más antiguo que tenemos sobre el hallazgo de la
tumba nos llega en un documento del año 1077, en la que se
refiere a la tradición compostelana , de acuerdo con la cual,
durante el reinado de Alfonso II el Casto, un anacoreta
(Pelayo) que habitaba no lejos del sepulcro, conoció de su
existencia por una revelación, tras lo cual también se les
había revelado, mediante señales luminosas, a muchos fieles
de la iglesia de San Félix de Lovio, que comunicaron su
visión al obispo de Iria, Teodomiro, quien, tras tres días de
ayuno se dirigió al lugar descubriendo el sepulcro, hecho de
losas de mármol y comunicó su hallazgo al monarca, el cual habría edificado en el lugar tres iglesias. La
primera dedicada al Apóstol, la segunda en honor de San Juan Bautista y la tercera dedicada al Salvador,
San Pedro y al apóstol San Juan, y en esta última habría establecido una comunidad monástica, origen del
monasterio de antealtares.
Se puede tratar de captar lo que hay de histórico en este relato, contrastándolo con la información de otras
fuentes:
• El hallazgo tendría lugar entre el año 818, momento en que el predecesor del obispo Teodomiro,
Quendulfo, aún vivía, y el año 842, año de la muerte de Alfonso II.
• Se ha descubierto, bajo la nave central de la actual catedral de Santiago de Compostela, el sarcófago
del obispo Teodomiro, con la fecha exacta de su muerte, 20 de octubre de 847.
• Es relevante el hecho de que hubiera elegido para su enterramiento, en lugar de su catedral de Iria, el
lugar dónde se habían encontrado los restos mortales de Santiago, lo que indica que era un lugar
venerado como santo. Aunque surge el problema, importante, de por qué Teodomiro acabó de
convencerse de que las reliquias descubiertas eran las de Santiago.
• Sobre la intervención de Alfonso II hay un documento, alterado y datado en 829 por unos y en 834
por otros, en el que el rey concede a Santiago apóstol y al obispo Teodomiro un área de tres mil
pasos de radio en torno al sepulcro del apóstol descubierto, que él habría visitado junto con los
magnates de su palacio, haciendo construir sobre él una iglesia, lo que queda de manifiesto en el acto
de consagración de la nueva iglesia dedicada al apóstol en Compostela por Alfonso III (año 899) en
la que declara que su bisabuelo, Alfonso II, había construido una primera iglesia (pequeña, de piedra
y de barro).
El descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago es acontecimiento que va a tener enorme influencia
en la evolución posterior no sólo de las sociedades peninsulares, sino también de las europeas,
especialmente a partir del desarrollo que experimentan las peregrinaciones desde el siglo XI.
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LA DERROTA DE ABD AL-RAHMAN III POR RAMIRO II DE LEÓN.Abd al-Rahmán III, califa y gobernador indiscutido en todo Al-Ándalus, también tiene bajo su poder parte
del norte de Marruecos, su único enemigo se encuentra en el norte de la península, en los reinos de León y
Navarra y en el conjunto de condados aragoneses y catalanes. Pero son los dos primeros reinos los que le
han plantado cara, llegando incluso a realizar saqueos en territorio musulmán.
Abd al-Rahmán III, animado por una serie de
victorias obtenidas, que consolidan su
prestigio, decide emprender una aceifa contra
el reino de León. Según él había llegado el
momento de realizar una acción definitiva que
destrozase la línea defensiva del Duero que
concluyese con la sumisión de los reyes al
poder supremo del califa, de hecho en las
fuentes árabes la acción se denominará "la
campaña del poder supremo". Para ello reúne
un gran ejército, del que formarán parte gran
número de voluntarios, bajo la idea de
combatir cristianos en guerra santa. Con gran
bagaje y en pleno mes del ramadán el califa
inicia la campaña, por Toledo, Olmedo, Íscar,
Alcazarén y Portillo hasta Simancas (6 de
agosto del año 939) será aquí dónde se enfrentará, durante varios días, a las tropas de Ramiro II, rey de
León (898-951), Fernán González, conde de Castilla (910-970) y la reina Toda, reina de Navarra (876958) (aliados entonces los reinos leones, castellano y navarro).
En el transcurso de la batalla una parte de la aristocracia árabe se retira en desbandada, lo que propicia la
aniquilación parcial del contingente omeya en Alhándega (lugar concreto que se discute).
El califa quedó abrumado por su fracaso en la campaña, ya que no había sufrido algo igual, además en la
batalla pierde un ejemplar del Corán y su propia cota de mallas. Fue una batalla trascendental, incluso en
el resto de Europa, por la magnitud de la derrota cordobesa.
De vuelta en Córdoba, Abd al-Rahmán ordenará la crucifixión de los responsables de la derrota, entre
ellos Fortún, señor de Huesca. Desde entonces el califa dejará de participar personalmente en las aceifas,
quedándose en la capital y a partir de la derrota de Simancas, se intensifica el proceso de
profesionalización del ejército califal, a costa de las lealtades tribales, dando mayor cabida a las tropas
mercenarias.
Para reparar los efectos de la derrota ordena a todos los gobernadores de las Marcas enviar escuadrones
contra los cristianos que se convierten en sucesivas victorias.
En el lado cristiano, aumenta el prestigio político-militar del rey Ramiro II. Y lo más importante, el reino
de León amplia su extensión territorial por el valle del Tormes, repoblando los núcleos de Salamanca y
Ledesma, mientras que Fernán González hace lo propio con Sepúlveda.
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LOS CONDADOS DE LA MARCA HISPÁNICA.La Marca Hispánica sirve a los cronistas para designar una parte de los dominios carolingios, tiene valor
geográfico y no responde a una división administrativa-militar del imperio dirigida por un jefe único; la
Marca o Regnum Hspánico está dividida en condados no vinculados entre sí. Estos condados podían ser
divididos por el monarca y de hecho se disgregan y
reagrupan continuamente de acuerdo con la voluntad del
rey.
La autoridad suprema corresponde al rey, emperador
desde el año 800, quien delega en los condes con
autoridad sobre un territorio equivalente al atribuido a las
ciudades romano-góticas. Como norma general, cada
condado tiene su conde, pero de esta norma se exceptúan
pronto los condados sitos en zonas de peligro; para lograr
una mayor coordinación en la defensa del territorio se
acumulan en una misma persona varios condados.
En el año 812, el condado de Tolosa con las comarcas de
Pallars-Ribagorza, que carecen de tradición urbana, está
dirigida por Bigón; Carcasona por Gisclafredo, Narbona
por Ademar, Rosellón por Gaucelmo, Urgel-Cerdaña por Borrell, Ampurias por Ermengario, Gerona por
Odilón y Barcelona por Bera. Tres años más tarde, como consecuencia de un ataque musulmán a
Barcelona, los condados de Barcelona y Gerona se unen en manos de Bera, Gaucelmo gobierna Rosellón
y Ampurias, y el condado de Narbona es regido por Leibulfo, que es, también, conde de Arles y,
seguramente, de los condados situados entre Arles y Narbona.
Hacia el año 817, con motivo de la división del imperio carolingio efectuada por Luis el Piadoso, se
habría fragmentado en dos; al oeste habría quedado la Marca tolosana (Toulouse, Carcasona y PallarsRibagorza) y al este la Marca gótico-hispánica, que comprendería los condados de Urgel-Cerdaña,
Gerona, Barcelona, Narbona, Rosellón y Ampurias. La primera tendría como capital Toulouse y la
segunda Barcelona; los condes de ambas ciudades tendrían el título de duque o marqués como símbolo de
sus poderes militares. La marca gótica-hispánica habría sobrevivido hasta el año 865, fecha en la que los
condados de Narbona y Rosellón (situados al norte de los Pirineos) formarían la marca gótica y los demás
integrarían la marca hispánica propiamente dicha.
La sustitución, en el año 820, del hispanovisigodo Bera por el franco Hampón (820-826) y el
nombramiento posterior de Bernardo de Septimania (826-844) es indicio de un peligro mayor que el que
pudieran representar los ataques musulmanes. Los condes francos, altos personajes de la corte carolingia,
tienen una misión política muy concreta: poner fin a los afanes independentistas del conde de BarcelonaGerona y de sus seguidores, que llegaron a aliarse a los musulmanes contra los carolingios, en el año 824,
dirigidos por Guillemón, hijo de Bera. Sometidos los rebeldes, Bernardo de Septimania recibió, en premio
a sus servicios o para facilitar una mejor defensa del territorio, el condado de Narbona, pero se trata de una
unión temporal y personal que puede deshacerse por voluntad del rey o de los condes.
Tras la muerte de Carlos el Calvo (877) se suceden al frente del reino tres monarcas en once años,
ninguno de los cuales es capaz de hacer frente al peligro normando ni a los ataques musulmanes y, en
consecuencia, los condes se verán obligados a actuar por su cuenta, a defender el territorio sin contar con
el poder central. Uno de estos condes, Eudes, será elegido rey en el año 888, y la ruptura de la continuidad
dinástica proporcionará a los condes carolingios, a los catalanes entre ellos, el pretexto necesario para
afianzar su independencia. Vifredo, el primer conde catalán independiente muerto en el año 897, dejará a
su hijo Sunifredo el condado de Urgell, a Miro II los de Cerdeña y Besalú, a Vifredo Borrell y Suñer;
conjuntamente, los de Barcelona-Gerona-Vic, que se mantendrán unidos y será el núcleo de la futura
Cataluña.
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PREGUNTAS DE DESARROLLO
LA SOCIEDAD DE AL-ÁNDALUS HASTA EL FIN DEL CALIFATO.ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. ESTRUCTURA SOCIAL.2.1 La Jassa.
2.2 La Amma.
3. DIFERENCIACIÓN ÉTNICA.3.1 Árabes.
3.2 Bereberes.
3.3 Muladíes.
4. DIFERENCIACIÓN RELIGIOSA.4.1 Mozárabes.
4.2. Judíos.
5. DIFERENCIACIÓN JURÍDICA.6. LA CIUDAD Y EL CAMPO.1. INTRODUCCIÓN.Entre los siglos VIII al XI se desarrolló en Al-Ándalus una civilización cuyo punto culminante se
desarrolla en el gobierno de Abd al-Rahman III. La sociedad en este periodo es variada en su religión y
etnia, lo que va conformando una sociedad múltiple y también conflictiva.
La población de al-Ándalus estaba muy lejos de ser homogénea, ya que de ella formaban parte:
• Los hispanovisigodos, término que engloba tanto a los de origen germano como a los de ascendencia
romana y que en los momentos de implantación del dominio musulmán serán la mayoría y su
religión será la cristiana, aunque las conversiones y la emigración cambiarán, paulatinamente, su
posición numéricamente hegemónica.
• Los propios musulmanes, sector conformado por distintos grupos étnicos (árabes, beréberes), que
será condicionante a la hora de establecer su posición social y económica a raíz de los asentamientos
y repartos de tierras.
• Los judíos, colaboradores en la invasión e intermediarios económicos, serán un sector en la sociedad
andalusí que seguirá un desarrollo paralelo a los cristianos en muchos aspectos.
• Los esclavos, de origen europeo, que serán protagonistas, especialmente los dedicados a las armas,
ya que junto con los mercenarios beréberes contratados por los emires y califas, constituirán el
núcleo de una aristocracia militar con fuertes intereses territoriales en tiempo de Hisham II (9761009), bajo las órdenes de Almanzor (940-1002)
2. LA ESTRUCTURA SOCIAL.La sociedad musulmana andalusí se estructuraba en dos partes bien delimitadas: la jassa o aristocracia y la
amma o pueblo llano.
2.1. La Jassa.- No es un grupo cerrado, definido por el nacimiento sino abierto a través de la
instrucción y del poder económico, cuya obtención abría sus puertas, eso permitía una cierta
renovación social, que no impedía la consolidación de determinados linajes, aunque el apoyo y el
favor del príncipe era determinante para pertenecer a la aristocracia.
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Estaba integrada por varios elementos, entre los que sobresale la nobleza de sangre, miembros de la
familia Omeya. También la aristocracia terrateniente de origen
árabe, residentes en las ciudades y que son los altos funcionarios
de la administración civil y militar. Otro grupo integrante de la
aristocracia será la nobleza de dinero, los grandes mercaderes, lo
que ya tenían holgada situación económica ocupaban puestos
destacados en la sociedad y la riqueza les permitía acceder a cargos
de la administración y otros, a los cuales los favores del emir o el
califa, les permitían obtener mayor fortuna. La jassa, al margen de
las diferencias de sus componentes se caracteriza por su estatuto
privilegiado, acreedores de importantes retribuciones y de
exenciones tributarias.
Dentro de los niveles inferiores de la jassa pero en un nivel
superior al de la amma se encontraba el grupo compuesto por
hombres de religión, de leyes, jueces, teólogos alfaquíes (por su
formación intelectual) y que tenían gran influencia social; también
intelectuales que dependían de los grandes aristócratas, los
mercaderes acomodados, artesanos especializados, funcionarios intermedios, magistrados subalternos
y cristianos y judíos que desempeñaban ocupaciones vinculadas con finanzas y comercio.
2.2. La Amma.- El conjunto de la población musulmana, masa social urbana o campesina, muy
heterogénea, cuyas principales características eran: no formar parte de la jassa, su volubilidad, falta de
religiosidad, estado de agitación, lo que la hacía fuente de preocupación a las autoridades.
La integran artesanos, pequeños comerciantes, jornaleros de la ciudad y el campo, beréberes, muladíes
y libertos, mozárabes y judíos no acomodados; grupo con situación económica precaria, escasa o nula
cultura, susceptibles de protagonizar agitaciones por sufrir desigualdad, en caso de los musulmanes, y
por problemas económicos graves, en los otros grupos de diferente religión.
Sobre ellos caía la presión fiscal, la oscilación de los precios al alza y los salarios a la baja, lo que
desembocó en diversas manifestaciones violentas, como la del Arrabal de Córdoba (818).
3. LA DIFERENCIACIÓN ÉTNICA.Bajo la unión puramente religiosa se mantenían fuertes corrientes de diferenciación que se plasmarán en la
propia construcción de la sociedad.
3.1. Árabes.- Constituyeron una aristocracia siguiendo el modelo Omeya. Es un grupo hegemónico,
dedicado a la administración, a comercio, a la explotación de las grandes propiedades, de carácter
cerrado, lo que vulneraba las prescripciones coránicas y creaba situaciones hirientes para el resto de
los islámicos, que eran tan musulmanes como los árabes.
3.2. Bereberes.- Eran indígenas islamizados del norte de África. Más numerosos que los árabes, su
importante papel militar, aunque socialmente secundario, nace en el momento de su conversión, pues
eran musulmanes de religión, pero no de etnia árabe, a esto se le suma el desigual reparto del botín y
los territorios que se les asignaron, alejados y sin tierras fértiles, apartados de los cargos ciudadanos y
de las fuentes de riqueza, allí mantendrán su vida tradicional y alimentaran su animadversión hacia los
árabes por la marginación que les dispensan, y también porque después de convertirse su situación
económica no había mejorado ya que estaban obligados a pagar el jaray (contribución territorial que
en principio solo tenían que pagar los "no creyentes").
Protagonizarían grandes protestas y grandes movimientos rebeldes, a la larga derrotados, los que
quedaron y escaparon de la persecución se sometieron al clientelaje de los árabes poderosos.
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3.3. Muladíes.- Habitantes de la Península que en la época de la conquista musulmana se les ofreció la
posibilidad de convertirse a la nueva religión (la primera generación de conversos se llamó musalima
(nuevos musulmanes) y sus descendientes: muwallad, de dónde deriva el término muladí. Fueron
elemento principal de la población andalusí. Su situación era similar a la de los beréberes, ya que
nunca fue de plena integración en el disfrute de la igualdad religiosa.
Entre los hispanos convertidos al Islam hay dos grupos, que corresponden a la estructura social de la
población existente en el reino visigodo:
• La aristocracia que bajo el dominio musulmán mantuvieron su nivel social.
• Los colonos, pequeños propietarios y siervos que se convirtieron con objeto de mejorar su
situación socioeconómica.
Las conversiones fueron mayores en las zonas rurales, por sus beneficios en la conversión; en las
ciudades el número fue menor al principio, debido a la supremacía de los mozárabes, la exención del
impuesto territorial y la influencia de los clérigos, pero la instalación de la aristocracia árabe y la
emigración constante de campesinos convertidos al Islam cambiaran la situación, también
protagonizarán movimientos rebeldes como los beréberes.
4. LA DIFERENCIACIÓN RELIGIOSA.Los musulmanes consideraban a los cristianos y judíos las Gentes del Libro, protegidos (dimmíes),
tolerados, en desigualdad perpetua, ya que el dimmí no era ciudadano del Islam; sometidos a impuestos,
marginados en barriadas separadas.
4.1. Los mozárabes.- La población numérica mayor sometida a las autoridades islámicas fue la
cristiana. Su número disminuyó por dos factores: la conversión al Islam y la emigración hacia los
núcleos del norte. Conservan sus propias autoridades; al frente de cada comunidad local un qumis,
conde, que representaba a la comunidad ante las autoridades musulmanas, con sus propios
recaudadores, jueces, etc.
Conservaron la estructura religiosa, manteniéndose las sedes episcopales y metropolitanas de Toledo,
Mérida y Sevilla, aunque el dirigente musulmán se reservaba el derecho de aprobación sobre los
nombramientos.
4.2. Los judíos.-Grupo de población importante, pero inferior a los cristianos, sometidos igual que
ellos, pero su papel de colaboración en la invasión musulmana y el papel económico que
desempeñaban, les permitió gozar de un lugar privilegiado. La población judía creció durante el
emirato y el califato, por la emigración desde el norte de África; se agrupaban en comunidades
independientes, con sus propias autoridades al modo similar a los mozárabes.
5. LA DIFERENCIACIÓN JURÍDICA.La sociedad islámica era esclavista y Al-Ándalus no fue una excepción y su comercio se convirtió en una
especialidad y la importación fue más selectiva para cubrir las necesidades. Los esclavos se dedicaban a
tareas agrícolas e industriales y se equiparan en la práctica a los trabajadores del campo. También en
funciones domésticas, administradores de la propiedad de sus dueños, soldados, incluso ocuparon puestos
de relevancia en la administración, alcanzando así una buena posición económica y política.
Destacaban los eunucos, más caros que los enteros; los esclavos que tenían a su cargo los oficios
superiores del palacio recibían el nombre de fata.
Las esclavas eran muy apreciadas; si daban hijos, como concubina, a su dueño éstos nacían libres y ellas
quedaban libres cuando moría su propietario, pudiendo obtenerla en vida por manumisión. Esto solo las
concubinas; la mayoría eran esclavas del servicio doméstico.
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No había esclavos de religión musulmana, uno de los medios para dejar la esclavitud era la conversión. No
obstante, la manumisión no significaba su plena identificación con una persona libre, ya que mantiene
ciertos vínculos con su anterior propietario, del que se sigue considerando cliente o mawla.
6. LA CIUDAD Y EL CAMPO.La sociedad andalusí es netamente urbana y los musulmanes, a diferencia de lo sucedido en Oriente,
crearon pocas ciudades; por lo general se limitaron a desarrollar los centros ya existentes en época
anterior, revitalizándolos. El zoco (o barrio comercial) era el elemento distintivo de la ciudad; era centro
político, administrativo y cultural y el modo habitual de comunicación social y económica entre la ciudad
y el mundo rural que le circunda.
La vivienda urbana, en general, era de reducidas dimensiones, variando según la condición social de sus
propietarios; las viviendas están orientadas hacia el interior, como consecuencia de la organización
familiar, cerrada sobre sí misma, con la mujer recluida casi permanentemente.
El papel de la mujer, salvo contadas excepciones, era secundario; en el matrimonio eran objeto de
transacción comercial. Las de más alta posición estaban sujetas a más rígidos convencionalismos, y las
más humildes tendrán mayor libertad, pero con una existencia más dura.
La información sobre el campesinado es escasa, se alude a ella cuando constituyen un problema. En
general, beréberes, mozárabes y muladíes, aparte de algunos árabes constituían el sector social andalusí
dedicado a la explotación de las tierras.
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LA ECONOMÍA DE AL-ÁNDALUS HASTA EL FIN DEL CALIFATO
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.2. ECONOMÍA URBANA.3. ARTESANÍA, INDUSTRÍA Y MINERÍA.4. AGRICULTURA Y GANADERÍA.5. COMERCIO.6. MONEDA.1. INTRODUCCIÓN.La sociedad islámica es esencialmente urbana y su economía se centra en el desarrollo de las ciudades y
de las profesiones que el crecimiento urbano lleva consigo, es decir: en la industria y en el comercio. Las
ciudades existentes en la época visigoda quedaron sometidas a los musulmanes, que les dieron nueva vida
al incluirlas en el circuito comercial islámico. Entre los centros de importancia podemos señalar después
de Córdoba las ciudades de Sevilla, Algeciras, que debe su prosperidad al comercio con el norte de África;
Málaga; Almería; Granada. etc. Ciertamente, no todas las ciudades tenían una función comercial clara;
algunas son simples residencias de guarniciones militares, otras tienen un carácter rural y abundan las que
deben su importancia al hecho de ser centros políticos, capitales de provincia.
2. ECONOMÍA URBANA.Casi todas las ciudades islámicas están amuralladas y poseen una mezquita cerca de la cual se sitúa el
zoco o barrio comercial mientras en los arrabales se hallan, cuando existen, las dependencias artesanales.
Por zoco se entiende el mercado permanente o
periódico que generalmente se realiza en las plazas y
sobre todo en las proximidades de la mezquita mayor
de cada ciudad. Los mercaderes se agrupan por
profesiones y las ventas se realizan en tiendas
permanentes o en tenderetes provisionales. Junto a los
mercaderes privados poseen tiendas las mezquitas y
el Estado, que se las reserva en régimen de
monopolio para la venta de productos de lujo.
Este mercado urbano se halla controlado por el
muhtasib o almotacén, que vigila la conservación de
las calles, prohíbe lo que puede entorpecer la
circulación especialmente en las cercanías de la
mezquita, manda derribar las casas que amenazan
ruina y, en general, dirige la actividad comercial y artesanal: el almotacén regula los pesos y medidas, fija
los precios, la tarifa de las alcabalas (tanto por ciento que se cobra sobre los productos vendidos en el
mercado) y los portazgos o derechos de entrada de las mercancías a la ciudad.
3. ARTESANÍA, INDUSTRIA Y MINERÍA.Dentro de la producción musulmana hay que distinguir la que se destina al consumo interno -productos
alimenticios y textiles fundamentalmente- y la producción de lujo destinada en parte a la exportación. La
industria textil y sus anejas fueron sin duda las más importantes de la España islámica; se trabajaba el lino,
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algodón y lana para vestidos, mantas y tapices. El cuero y las pieles daban trabajo a curtidores y zapateros;
el esparto era empleado en la fabricación de esteras y cestos.
Entre las restantes industrias hay que señalar la alfarería, el trabajo del vidrio, la fabricación de armas y las
industrias de la construcción, que agrupaban a canteros, una parte
importante de la población y lo mismo podríamos decir del trabajo de
la madera: objetos de lujo cuando se trata de madera de gran calidad y
de madera corriente destinada a la construcción naval. El desarrollo de
la industria naval encuentra grandes dificultades por la escasez de
bosques en la zona controlada por el Islam y porque los existentes se
hallan alejados de la costa; como quiera que el transporte por medio de
carretas apenas se utiliza y el cauce de los ríos mediterráneos no
permite el transporte de la madera, ésta se adquiere en Europa, desde
donde llega por mar a los astilleros de Almería, Tortosa y Alcacer do
Sal.
La industria de lujo más apreciada se basaba en la fabricación de
tejidos de seda; preparación de pieles; objetos de cerámica y vidrio y
trabajo del oro, plata, piedras preciosas y marfil. Esta industria surge
en Al-Ándalus a imitación de los artículos llegados de Oriente a la
corte del emir desde la época de Abd al-Rahmán II, que se preocupó de
obtener los mejores artículos para su residencia, atraer a los artistas y crear talleres en Al-Ándalus.
Los objetos de vidrio comenzaron a fabricarse en Al-Ándalus a principios del siglo IX y se impuso la
utilización en la mesa de copas de cristal en lugar de los vasos de oro y plata. Numerosos objetos de cristal
y de cerámica construidos en época califal (jarros, copas...) han sido encontrados en Medina Azahra,
Córdoba y Pechina.
La obtención de minerales se hizo con las técnicas utilizadas durante la época imperial romana; se obtenía
oro, en pequeñas cantidades, de las arenas del Segre y del Darro y en la desembocadura del Tajo; la plata
se extraía de las minas de Murcia, Alhama y Hornachuelos; el hierro en Constantina y Castillo del Hierro,
entre Córdoba y Sevilla; el cinabrio en Almadén; el cobre en Riotinto; la sal gema en Zaragoza y se
explotaban salinas en Ibiza, Cádiz, Almería y Alicante.
4. AGRICULTURA Y GANADERÍA.El gran desarrollo urbano e industrial del Islam peninsular no habría sido posible sin la existencia de una
agricultura próspera en cuyo desarrollo los musulmanes apenas innovaron, aunque sí perfeccionaron las
técnicas conocidas especialmente en lo referente al almacenamiento de agua y a su transporte por medio
de cisternas, acueductos, canales, presas y utilización de aguas subterráneas...
El tipo de cultivo, secano o regadío, condiciona la vida rural y el régimen de propiedad de la tierra:
población concentrada y grandes latifundios en zonas de secano, población dispersa y mediana o
pequeña propiedad en comarcas de regadío.
El trabajo de los campos lo efectúan campesinos de origen hispano visigodo, generalmente convertidos al
Islam y beréberes. Las formas de contrato difieren según la naturaleza de la producción: en zonas de
secano se generalizan los contratos de aparcería en los que el dueño de la tierra y el colono ponen, cada
uno, la mitad de la simiente y reciben la mitad de la cosecha; por cuenta del colono corre el trabajo de la
tierra y el pago de los gastos que se deriven.
En las comarcas de regadío, con una producción mayor y más valiosa, el colono sólo recibe la tercera
parte de la cosecha.
El cultivo de los cereales (trigo y cebada) difiere poco del sistema empleado en el norte de la Península y
en Europa: tras un año de siembra se dejaba la tierra en barbecho. El trigo es la base de la alimentación y
se obtienen numerosas variedades, pero Al-Ándalus fue siempre deficitaria en cereales y tuvo que recurrir
frecuentemente a las importaciones del norte de África. Otro cereal de gran importancia en la Península
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fue el arroz, importado de Asia y ampliamente cultivado en las llanuras del Guadalquivir y en las huertas
valencianas.
A estos productos alimenticios hay que añadir las legumbres cultivadas en tierras de secano (habas y
garbanzos), el olivo, el viñedo y los productos frutales (cerezas, manzanas, peras, granadas, almendras,
higos...), conocidos desde la antigüedad, y la palmera, caña de azúcar y agrios, introducidos por los
musulmanes a fines del siglo X. El olivo es el árbol mediterráneo por excelencia y su cultivo se extiende
por toda Andalucía desde donde se exporta al norte de África y, en ocasiones, a Oriente.
Pese a la prohibición coránica de consumir alcohol, el viñedo mantuvo su importancia bajo el dominio
musulmán a causa de la existencia de una fuerte población no musulmana y a la tolerancia de emires y
califas hacia los consumidores, entre los que se cuentan ellos mismos con gran frecuencia. Sólo en
determinados momentos, cuando el emir necesita congraciarse con los rigoristas, se ponen trabas al
cultivo del viñedo o se dificulta la venta del vino, como ocurrió en época de Abd al-Rahmán II, que mandó
destruir el mercado de vinos en los arrabales de Córdoba, para poner fin a la oposición de los alfaquíes;
pero esta medida fue más política que religiosa y careció de continuidad.
La ganadería musulmana es poco conocida y sólo sabemos que los animales más apreciados eran el
caballo de guerra, la mula y el asno de carga, y la oveja por su carne y lana. La penetración de los
beréberes en la Península serviría para mejorar las razas equina y ovina, la última de las cuales practica ya
en época califal una cierta trashumancia que permite aprovechar mejor los pastos y que hará de la
Península, en fecha posterior, una de las más importantes zonas productoras de lana en Europa.
5. COMERCIO.La producción agrícola y urbana descrita anteriormente se destina en primer lugar al consumo interno y es
objeto de un activo comercio entre las tierras de Al-Ándalus, pero otra parte se dedica a la exportación
como medio de obtener los productos y la mano de obra que los musulmanes peninsulares no poseen.
Dentro del territorio el transporte se efectúa por las rutas terrestres, que coinciden en líneas generales con
las calzadas romanas y se construyen nuevas calzadas siempre que son necesarias para el comercio o para
la conexión militar entre Córdoba y las restantes ciudades.
El sistema de carreteras era radial con centro en Córdoba, de donde se dirigían al resto de las ciudades,
con ramales secundarios en todas y cada una para permitir una fácil comunicación de la capital con todo el
territorio. Las vías fluviales carecen de importancia si se exceptúan los cauces inferiores del Ebro y del
Guadalquivir. La navegación marítima afecta sobre todo al comercio internacional con Europa, Oriente y
el norte de África.
En Europa se obtienen pieles, madera para la construcción naval, metales, armas y esclavos a cambio de
algunos productos de lujo; la diferencia se paga en oro y plata. El comercio más importante es el de los
esclavos, a los que se encomienda el trabajo de las minas, el servicio doméstico del emir o califa y de los
grandes dignatarios; la importancia de este comercio puede apreciarse por el simple dato de que en la
época del primer califa figuraban en el ejército 13750 eslavos o esclavos procedentes de Europa central.
Su número fue considerablemente aumentado por Almanzor hasta el punto de que al desaparecer el
califato los jefes de estos eslavos disponían de suficiente fuerza como para declararse independientes y
crear diversos reinos de taifas.
Hacia el norte de África se exporta aceite de oliva y se obtienen esclavos, oro procedente del Sudán y
cereales. El centro comercial más importante de este comercio mediterráneo fue Pechina y, tras la
decadencia de la ciudad en el siglo X, Almería.
6. MONEDA.Este comercio es posible gracias a la existencia de una moneda universalmente aceptada. En principio los
musulmanes se limitan a aceptar las monedas de valor comercial empleadas en los territorios
conquistados: denario bizantino y dracma persa.
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En el año 660 el califa Alí intenta crear la primera moneda islámica, pero ésta no es aceptada por los
mercaderes y será preciso esperar hasta el año 696-697 para que el omeya Abd al-Malik acuñe y consiga la
aceptación comercial del dinar de oro y del dirhem de plata musulmanes.
La Península, pese al botín conseguido en la conquista y puesto en circulación por los musulmanes, se ve
afectada en el siglo VIII y parte del IX por la escasez de oro, de la misma forma que el resto de Occidente,
por lo que sólo se acuñan monedas de plata. Sólo cuando Abd al-Rahmán III se decide a intervenir en el
norte de África contra los fatimíes, Al-Ándalus entra en contacto directo con las rutas de caravanas del oro
sudanés y sólo entonces se acuñan monedas de oro (929) que servirán, además, para realzar el prestigio y
la importancia del califa.
En los años anteriores, los musulmanes utilizaron, del mismo modo que los cristianos, la moneda visigoda
y los dinares y dirhems omeyas y abasíes llegados a la Península a través de los intercambios comerciales;
la acuñación propiamente hispánica no se generaliza hasta los años de
Abd al-Rahmán II, al que se debe la acuñación sistemática de moneda
de plata. Este hecho hay que relacionarlo de una parte con el aumento
del comercio, que exige una mayor cantidad de moneda circulante, y
de otra con la desaparición del peligro abasí y el afianzamiento
definitivo de los omeyas, que sólo ahora están en condiciones de
manifestar su independencia política y económica mediante la
acuñación de moneda propia aunque en ésta no figure el nombre del
emir y se respete la ficción califal.
La acuñación de dinares por el primer califa obedece igualmente a
razones políticas y económicas: la ampliación del comercio con el
norte de África, con Europa y con el mundo mediterráneo oriental
exige una moneda de oro capaz de competir con los dinares abasíes y
fatimíes y con los denarios bizantinos; al mismo tiempo, sirve de eficaz propaganda política desde el
momento en que Abd al-Rahmán III hace imprimir en los dinares el título califal.
Un año antes, el califa había reemprendido la acuñación de dirherms, suspendida durante los difíciles años
políticos y económicos del reinado de Abd Allah. La ceca principal se instala en Córdoba y se traslada a
Medina Azahra en el año 948, cuando Abd al-Rahmán III elige esta población para su residencia y
centraliza en ella los servicios estatales.
Como monedas de cuenta se utilizan el dirhem qasimi y el dinar de dirhems (equivalente a 12 dirhems)
para la plata, y el metcal para el oro, aunque se ignora el valor de unas y otras.
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COMENTARIO DE TEXTO
Narración del «Motín del Arrabal» de Córdoba en el año 818.
En el año 198 (813-4) aconteció el suceso de los arrabales de Córdoba, a que dio motivo la excesiva
afición de Alháquem a la bebida, a los placeres y pasatiempos de la caza y otros semejantes. Ya dejamos
referido antes lo que había hecho Alháquem con los cordobeses, cuando quisieron destituirle, e
indicamos los que de aquéllos había crucificado. Desde entonces se acrecentó el odio que le tenían los
habitantes de la ciudad, los cuales comenzaron a insultar y molestar a sus tropas y llegaron hasta gritar
a él mismo, a la hora de la llamada del muezin a la oración: « ¡Oh borracho! ¡A la oración!». Palabras
que algunos de ellos se atrevieron a decirle en su propia cara, siendo aplaudidos por la multitud.
En este estado de cosas dióse prisa Alháquem en mejorar la fortificación de Córdoba, reparando sus
murallas y ahondando la cavidad de sus fosos acuarteló la caballería junto a la puerta de su alcázar,
aumentó la guardia de sus siervos y estableció un cuerpo de tropas para que no abandonasen la puerta
del alcázar con las armas. Todo esto aumentó el disgusto de los cordobeses, los cuales adquirían el
convencimiento de que Alháquem obraba de aquella suerte con intento de tomar venganza de ellos.
Después les impuso Alháquem el diezmo de los víveres en cada año por pura avaricia, lo cual detestaron.
Todavía después de esto, redujo Alháquem a prisión a una banda de principales ciudadanos de los más
insolentes y ordenó que fuesen muertos y fueron, en efecto, crucificados. Con esto se encendió más la ira
de la gente de los arrabales. Se unió a esto que un siervo de la guardia del emir entregó un sable a un
acicalador, a fin de que lo bruñese. Mas el acicalador melló el sable y, tomándolo el siervo, no cesó de
herir con él al acicalador, hasta que lo dejó muerto. Y este hecho ocurría en el mes de Ramadán (mayo)
del año mencionado.
Los primeros que sacaron las armas fueron los habitantes del arrabal del mediodía. Con ellos hicieron
causa inmediatamente los de todos los arrabales.
También se congregaron las tropas de la guarnición, los omeyas y los siervos en el alcázar. Alháquem
mandó retirar los caballos y armas y organizó a sus defensores en escuadrones. Sobrevino el choque
entre los dos bandos, mas llevaron la mejor parte sobre aquéllos los habitantes del arrabal y rodearon el
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alcázar. En esta situación descendió Alháquem desde lo más alto de su alcázar, se revistió con sus armas,
excitó a sus hombres al combate y se peleó con gran violencia. Entonces ordenó el emir a su primo
Obaidala que abriese un portillo en la muralla, por el cual salió aquél con un contingente de tropas y
viniendo a espaldas de los habitantes del arrabal, sin que se apercibiesen de él, prendió fuego en sus
viviendas. Con esto se declararon aquellos en fuga, fueron muertos atrozmente muchos y apresados
cuantos se encontraban en las viviendas y aduares. Alháquem condenó a muerte a trescientos de los
principales prisioneros que fueron crucificados cabeza abajo. Tres días duraron el pillaje, la matanza y
el incendio en los arrabales de Córdoba.
Después de esto, Alháquem pidió consejo a Abdelquerim ben Abdelguahid ben Moguit sobre la suerte de
los otros prisioneros habitantes de los arrabales. Abdelquerim aconsejó su perdón. Otros consejeros a
quienes consultó el emir, opinaron que fuesen condenados a muerte. Pero Alháquem aceptó el consejo de
Abdelquerim y por su orden fue voceada la amnistía, mas a condición de que habían de partir de la
ciudad; pues quien restase de los habitantes de los arrabales, pasados tres días, sería condenado a
muerte de cruz. Salieron los que habían quedado ocultos después de los sucesos y en situación triste y
humillante hubieron de partir, emigrando de la capital de Córdoba con sus mujeres e hijos y con sus
bienes de poco peso. Tropas y hombres viles les habían preparado emboscadas para arrebatarles los
bienes que llevaban, y si alguno se resistía a ser despojado, le mataban.
Cuando terminó el plazo de los tres días, mandó Alháquem evitar todo daño a las mujeres y niños y que
fuesen reunidos en un lugar señalado al efecto. Hecho esto, dio orden de asolar el arrabal del mediodía.
Un llamado Yezig, cliente de Omaya, hijo del emir Abderrahman Ben Moavia, se hallaba en la prisión de
la sangre, con una cadena pesada en su pie. Viendo el referido Yezig que la gente de Córdoba vencía a
las tropas de la guarnición, pidió a los guardias de la prisión que le soltasen. Entonces le tomaron los
guardias juramento de que volvería a la prisión y le dejaron ir libremente. Yezig combatió con tanto
ardor que no hubo en todo el ejército del emir quien le igualase. Cuando huyeron derrotados los
habitantes del arrabal, volvió Yezig a la prisión. Mas, habiendo tenido noticia de esto el emir Alháquem,
le puso en libertad y le recompensó con mercedes.
Se ha dicho que este suceso del arrabal aconteció en el año 202 (817-8), y Dios sabe más. Un cronista
refiere que se reunieron en los arrabales hasta 4.000 juristas y estudiantes. De los juristas que se
alzaron, fue Yahya ben Yahya El-Laití quien hubo de huir y hospedarse en el barrio de los berberiscos.
Después Alháquem le concedió el perdón, y Yahya se presentó al emir. De ellos también fue el jurista
Talut ben Abdelchabar, que huyó y se ocultó en casa de un judío durante todo un año. Entre Talut y
Abulbassam (el visir) existía íntima amistad. Llegó esto a noticia de Alháquem, y le llamó a su presencia.
Después de reprenderle por haberse alzado contra él, le perdonó y le permitió marchar a su morada. Mas
antes le preguntó en dónde se había mantenido oculto. Talut le respondió que en casa de un judío y de
Abulbassam. Alháquem destituyó (en el acto) a Abulbassam de su visirato y redactó el juramento de que
jamás lo volvería a tomar en su servicio. De aquellos juristas fueron también Abdelmélic ben Habib y
otros.
EN-NUGUAIRI, Historia de los musulmanes de España y África. Edición de M. GASPAR y REMIRO,
Granada: 1917, I, páginas. 32-34, en GARCÍA DE CORTÁZAR, J. Á. Nueva Historia de España en
sus textos, Edad Media. Santiago de Compostela: Pico Sacro, 1975, pp. 169-171.
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1. CLASIFICACIÓN DEL DOCUMENTO. CARACTERÍSTICAS.El texto a comentar es un documento historiográfico de carácter social que pertenece a la obra del cronista
medieval En-Nuguairi titulada “Historia de los musulmanes de España y África” escrita a principios del
siglo XIV y recogida por J. A. García de Cortázar en su obra “Nueva historia de España en sus textos”
editada por Pico Sacro en 1975.
En-Nuguairí es uno de los más importantes cronistas medievales. A partir de estos textos se elaboraron las
primeras interpretaciones historiográficas de esta revuelta.
2. ESQUEMA DEL TEXTO.El texto nos presenta como idea principal la crisis social y los motines y revueltas populares que se
produjeron en Al-Ándalus durante el gobierno del emir omeya Al-Hakam I (796-822).
El texto de En-Nuguairí va a permitir profundizar en un episodio de gran importancia para la historia de la
dinastía omeya como fue El Motín del Arrabal del año 818, que constituyó un momento crucial en el
afianzamiento y consolidación del emirato omeya en la Península Ibérica.
3. CONTEXTO HISTÓRICO. ACONTECIMIENTOS RELACIONADOS.La transición de los siglos VIII al IX constituye un periodo difícil para Al-Ándalus. Los problemas que se
detectaron en la etapa inmediatamente anterior se manifiestan en crisis abierta. Se estaban introduciendo
en la sociedad vínculos personales de tipo clientelar que resultaban desestabilizadores entre los propios
musulmanes. Y por otra parte la creación de ejércitos y administraciones estatales puede considerarse que
minaban los valores tribales tradicionales. A la resolución de esta crisis no ayudó el afianzamiento
expansivo que por aquellas fechas, y bajo el gobierno de Alfonso II alcanzó el pequeño Reino de Asturias.
3.1 Al-Hakam I.- Las guerras civiles y las sublevaciones bereberes finalizan prácticamente durante el
reinado Abd al-Rahman I, pero al acceder al trono Al-Hakam I (796) se renuevan las luchas dinásticas
y empiezan a ser endémicas la tendencia a la rebelión de las Marcas fronterizas, como la de los
muladíes en la Superior con centro en Zaragoza y bereberes en la Inferior con centro en Mérida.
También es característico de este periodo el descontento social. Descontento específico de mozárabes
y muladíes que se sentían social y políticamente discriminados frente a los dirigentes árabesbereberes, lo que produce en el 797 la revuelta llamada Jornada del Foso en Toledo, sofocada por la
fuerza y la muerte de los dirigentes levantiscos. Y descontento finalmente, en el seno de ciertos
sectores religiosos alfaquíes por lo que consideraban tendencias secularizantes y poco ortodoxas de los
responsables del poder, uno de los motivos que llevan al motín narrado en el texto de En-Nuguairí.
Las sublevaciones fronterizas y las guerras contra los reinos y condados del norte obligaron a AlHakam I a aumentar los efectivos del ejército y, en consecuencia, los impuestos.
3.2 El Motín del Arrabal.- El texto nos indica, en su primer párrafo, como una conjura organizada
por los notables de Córdoba y por los alfaquíes -los impuestos según ellos eran ilegales- unidos todos
ellos contra un emir que intentaba aumentar la presión fiscal de una forma que se sintió entonces como
abusiva en tanto que se apartaba de la práctica existente, fue abortada por el emir en el año 808 y sus
jefes condenados a muerte. La represión sólo sirvió para acentuar el descontento y el emir se vio
obligado a reforzar su defensa mediante la contratación de una guardia personal de mercenarios que
dependía únicamente de él, sin lazos con la población local y en la mejora de la fortificación de las
murallas de Córdoba y del Alcazar. Al mismo tiempo encarga la recaudación de los impuestos a Rabí,
un conde mozárabe, jefe de su guardia personal. Los que apoyaron al emir fueron precisamente esos
soldados mercenarios de origen esclavo, así como sus parientes omeyas y sus clientes, es decir,
aquellos sectores que podían beneficiarse del incremento en la presión fiscal.
8
Este descontento se centra en el arrabal de Secunda, en Córdoba, residencia no sólo de la plebe sino de
algunos notables y alfaquíes. En el mes de Ramadán del año 818 estalló la revuelta. En el texto nos
indica como la chispa que la hizo estallar fue la muerte a manos de un soldado del emir de uno de los
bruñidores del zoco al que había entregado su espada para bruñir y éste la había mellado. Ante la
intentona de asalto al palacio del emir, la respuesta de Al-Hakam fue la matanza y saqueo del arrabal:
fueron crucificados 300 notables y el arrabal convertido en tierra de labranza. Los demás habitantes
del arrabal fueron obligados a exiliarse -ante la amenaza de condena a muerte- Los alfaquíes que
fueron amnistiados para evitar nuevas tensiones.
4. CONCLUSIONES.Los relatos que se conservan del Motín del Arrabal están mediados todos ellos (en grado mayor o menor)
por la necesidad de exculpar al emir de lo que fue una represión brutal que afectó a diversos grupos
sociales cordobeses. Puesto que afectó a miembros de las élites, esa exculpación se hizo necesaria a la
hora de buscar un nuevo acomodo tras la victoria del emir que permitiese la reconstrucción de los lazos
entre las antiguas élites árabe-bereberes y los omeyas.
Abd al-Rahman II (822-852) heredó un reino cruelmente pacificado por la dureza represiva de Al-Hakam
I. Ello explica que antes incluso de acceder formalmente al poder adoptara dos medidas tendentes a
incrementar sus bases de apoyo. La primera fue conseguir la condena a muerte de Rabí, el mozárabe que
dirigía la guarnición del alcázar y al que el pueblo hacía directamente responsable de los abusivos
impuestos. La segunda fue ordenar la destrucción del mercado de vinos del arrabal de Secunda, piedra de
escándalo para los alfaquíes y sus extensos círculos de influencia. Este apoyo de los alfaquíes fue sin duda
una de las mejores garantías que podía obtener Abd al-Rahman II para iniciar su reinado. La tensión
acumulada pudo ser diluida y encauzada hacia un amplio programa de reorganización.
5. BIBLIOGRAFÍA.-
-
Historia de España de la Edad Media. - Álvarez Palenzuela (Coord.) - Editorial Ariel. 2011.
Atlas Histórico de la España Medieval - J.M. Monsalvo Antón - Editorial Síntesis. 2010.
Manual de Historia de España. La España medieval - J. Luis Martín - Historia 16. 1993.
Historia de España. Tomo III - La España Musulmana (Siglos VIII-XV) - Rachel Arié – Editorial Labor.
1994
8
GRADO EN GEOGRAFÍA E HISTORIA
HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑA I
2ª PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTÍNUA A DISTANCIA
CURSO 2011/2012
8
PREGUNTAS O CUESTIONES BREVES
EL REPARTO DE LOS DOMINIOS DE SANCHO EL MAYOR DE NAVARRA
Antes de morir. Sancho el Mayor (1035) realizó testamento por el que el núcleo patrimonial constituido
por el Reino de Pamplona sería heredado por su primogénito, García Sánchez III (1035-1054) que
gobernaría directamente en Pamplona, más algunas tierras en Aragón.
Sancho no dividió el reino entre sus hijos: se limitó a confiar el gobierno de Castilla, Aragón y SobrarbeRibagorza a sus hijos Fernando, Ramiro y Gonzalo que recibieron el título de regulus y, jurídicamente,
dependerían del único rey García Sánchez III. En la práctica los hijos de Sancho actuaron como reyes
independientes. La división de los dominios entre sus hijos y la falta de cohesión entre las tierras
incorporadas por Sancho pusieron fin a la obra unificadora emprendida por el monarca navarro.
Fernando I (1016-1065) no tuvo que esperar ninguna disposición testamentaria para entrar en posesión del
condado castellano, pues ésta ya se había producido en el 1029 al recibir el título de su padre, heredado al
asumir los derechos de su esposa dona Munia Mayor, hermana del Conde de Castilla, García Sánchez,
asesinado cuando iba a contraer matrimonio con Sancha, hermana de Bermudo III de León y con la que
posteriormente Fernando I contraería matrimonio en el 1032. Derrotó en la batalla de Tamarón a Bermudo
III, que quiso recuperar las tierras entre el Pisuerga y el Cea que Sancha llevó como dote en su matrimonio
y murió en la batalla. Fernando fue reconocido como rey de Castilla y León por herencia de su esposa
Sancha. Se había consumado, de esta forma, la primera unión entre León y Castilla que culminará tras un
largo proceso de uniones y separaciones con la definitiva en 1230 en la persona de Fernando III.
El malestar de la aristocracia castellana, acostumbrada a la dependencia de León y que aceptaba de mal
grado entrar en la órbita de la soberanía pamplonesa, y el deseo de Fernando I de rectificar las fronteras
fijadas por Sancho el Mayor en Álava, Vizcaya, Santander y Burgos llevaron al enfrentamiento entre él y
su hermano García Sánchez III, que fue derrotado y muerto en la batalla de Atapuerca (1054). Su hijo
Sancho Garcés IV, que desde el primer momento obtuvo el reconocimiento de Fernando I, ya no será
señor, sino vasallo del castellano.
Ramiro I de Aragón (1006-1063), era el primogénito de Sancho el Mayor, pero al haber nacido fuera del
matrimonio real no pudo suceder a su padre en el Reino de Pamplona. Aún sin negar que la jefatura del
linaje correspondía a su hermano García Sánchez, se lanzó desde el primer momento a una política
expansiva que garantiza la independencia del pequeño reino pirenaico y pone las bases de su posterior
desarrollo. En el año 1045 tras la muerte de su hermano Gonzalo sin dejar descendencia, se subleva contra
García Sánchez III ocupando Sobrarbe y Ribagorza.
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LA CONQUISTA DE TOLEDO
A su muerte Fernando I, al igual que hizo su padre, Sancho III, dividió sus dominios entre sus hijos: el
primogénito Sancho II recibirá Castilla, Alfonso VI será rey de León y en Galicia reinará García. De
hecho, el monarca no sólo dividió las tierras ocupadas
sino también los reinos musulmanes sobre los que
ejercía una cierta tutela y en los que cobraba parias.
Su hijo Alfonso recibió las parias de Toledo, antigua
capital visigoda símbolo de la unidad.
Alfonso VI, rey de León y Castilla desde el año 1072,
seguirá las directrices políticas de su padre frente a
los musulmanes, y las parias seguirán afluyendo al
reino hasta que en 1085 convierte en realidad el viejo
sueño de los monarcas leones: la ocupación de
Toledo, ciudad en la que sería reestablecida la sede
primada como símbolo de la unidad eclesiástica de
España.
En 1075 a la muerte de Ismail al-Mamún, el más
prestigioso rey de la taifa de Toledo, le sucede su hijo
al-Qadir que desencadenó contra él la ambición de
los príncipes que gobernaban las taifas vecinas. Tuvo
que ser Alfonso VI el que acudiera en socorro de su
vasallo toledano para salvar la situación. El rey
castellano se dio cuenta de la debilidad militar de las
taifas y no tardó en planificar el asalto casi pacífico a
la de Toledo. En 1084, Alfonso se instaló en el
antiguo palacio del monarca, fuera del recinto amurallado de la ciudad, a la que puso sitio. La ciudad se
rindió el 25 de mayo del 1085. Previamente Alfonso y al-Qadir habían pactado la entrega de acuerdo con
una serie de condiciones, entre las cuales se contaba respetar la vida y hacienda a los musulmanes
toledanos, que recibían garantías sobre la libre práctica de su religión y sus costumbres; estarían
obligados, no obstante, a abonar a su nuevo rey cristiano los mismos tributos que acostumbraban a pagar a
los monarcas anteriores.
El hecho tuvo mucha resonancia en todo el mundo cristiano. Pero mayor aún la tuvo en el islámico donde
el acontecimiento se contemplaba con pesimismo.
La ocupación de Toledo y los éxitos militares de Alfonso VI llevaron al monarca a incrementar la presión
económica y política sobre los reinos de taifas, lo que llevó a los reyes de Sevilla, Badajoz y Granada a
solicitar la intervención de los musulmanes del norte de África, unificados por Yusuf ibn Tashufin, emir de
los almorávides. Comenzaba así una etapa de unificación de al-Andalus que se extendió aproximadamente
entre 1090 y 1145. La supresión de los reinos de taifas por los almorávides convirtió al al-Andalus en una
provincia fronteriza de un imperio que se controlaba desde Marrakech e iba a conducir a una transitoria
situación de equilibrio entre musulmanes y cristianos.
8
LA SUBLEVACIÓN BURGUESA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA
Durante los años 1116 y 1117 se produjeron en Santiago unos
movimientos de rebeldía y oposición de la incipiente burguesía
gallega en contra de la nobleza feudal-eclesiástica que
controlaba la ciudad.
Estos conflictos coincidieron con un vacío de poder y pugna
política durante el reinado de Urraca, la hija y sucesora de
Alfonso VI, casada con el rey de Aragón, Alfonso el
Batallador, en un clima de enfrentamiento civil en los reinos de
Castilla y León que se prolongó durante los años 1109 a 1126 y
donde a los señores y clérigos que apoyan a Alfonso VII, hijo
del primer matrimonio de Urraca, se oponen los burgueses que
apoyan a Alfonso el Batallador. Dándose la situación de que un
grupo de burgueses aspiraba, con la ayuda de los canónigos, a
sustituir al arzobispo al frente de la ciudad para así compartir el
control de la misma, enriquecida por la afluencia de peregrinos
al sepulcro del santo.
Los canónigos también estaban descontentos con la
reorganización del cabildo catedralicio, llevada a cabo por
Diego Gelmírez, primer arzobispo de Santiago, pero ante el interés común frente al peligro, acallan sus
intereses y apoyan a Alfonso VII contra Alfonso el Batallador y Urraca. Cuando el Alfonso el Batallador
abandone la lucha, los rebeldes, con el apoyo de una parte considerable de los burgueses, volverán a la
carga contra el arzobispo. Durante más de un año, controlaron la ciudad nombraron a los funcionarios que
habían de dirigirla y renovaron las leyes y costumbres, pero no podrán resistir los ataques de Gelmírez
apoyado por Alfonso VII.
La sublevación o revuelta sigue un esquema: el objetivo es poner fin al poder señorial de abades y obispos
y para conseguirlo se aprovechan de los momentos de dificultad política, lo que enmascara los objetivos;
cuando llegan al poder los burgueses se dan nuevas leyes o las obtienen del rey, que se ve obligado a
reconocer la situación de hecho. Todos los movimientos fueron derrotados, pero el concejo o asamblea de
vecinos se mantuvo y pudo proseguir para arrancar los privilegios señoriales.
8
EL COMERCIO CATALÁN
La expansión politica y diplomática de la Corona de Aragón fue pareja con la mercantil. Este
despliegue mercantil se vio favorecido por el apoyo de la Corona a partir de Jaime I y la conquista de
Mallorca.
Todavía en el siglo XIII el comercio exterior
catalán era modesto si lo comparamos con el
de las repúblicas italianas, y se basaba, sobre
todo, en los ejes que tenían como terminales
Levante y los puertos del norte de África en la
redistribución de artículos de lujo importados
de Oriente (especias, colorantes, sedas…) a
cambio de materias primas y algunas
manufacturas. Fue a partir de Jaime I y sus
sucesores cuando la burguesía mercantil,
gracias al desarrollo de una marina propia, a
sus técnicas comerciales y a los privilegios
concedidos por la Corona a ciudades y
mercaderes, permitió el desarrollo comercial y el constante flujo de inversiones.
A mediados del siglo XIII los buques catalanes hacían un periplo circular por el Mediterráneo
occidental: Alghero, Palermo, Mesina, Trápani, Siracusa (trigo), Nápoles (mercado para los tejidos
catalanes), regresando por Pisa, Génova y Saboya al Golfo de Lyón. La conquista de Cerdeña (1323)
por Jaime II permitió la explotación de las materias primas sardas: la plata, la sal, o los productos
ganaderos (lana, cuero, quesos… ). Su reinado supuso la culminación de la expansión territorial de la
Corona de Aragón, en la que Sicilia tendrá una posición privilegiada en la circulación comercial entre
ambas cuencas del Mediterráneo.
La iniciativa de los mercaderes barceloneses les abrió la ruta de Oriente. En tiempos de Jaime I fue
Alejandría la plaza más importante de este comercio, aunque los catalanes también frecuentaban
Constantinopla y Chipre.
Desde antes de 1219 los catalanes llegan a Alejandría, la cual estaba en contacto con Siria y Chipre;
sus relaciones con Túnez dieron lugar a un Tratado (1301) y Bujía y Tremecen estaban sometidos a
intervencionismo mercantil tan fuerte que era casi protectorado. Desde 1232 hay presencia de
mercaderes catalanes en Orán, que entran en contacto con las rutas caravaneras que desde el centro de
África llevan al Mediterráneo el oro africano, marfil, incienso, esclavos. Menos importantes son los
contactos con Marruecos, pero desde comienzos del siglo XIII puede seguirse el rastro de mercaderes
catalanes en Ceuta.
A mediados del siglo XIII los catalanes cruzan el estrecho de Giraltar, Brujas es la meta final (donde el
comercio de lana, especias, sedas es muy bueno) y pueden hacer aprovisionamiento de tejidos, escaños
y arenques.
Tampoco hay que olvidar en el ámbito del comercio mediterráneo el realizado entre Barcelona,
Mallorca y Valencia, en el que predominaban los cereales y otros productos agrarios, la sal, el aceite y
los frutos secos valencianos.
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PREGUNTAS DE DESARROLLO
LAS CORTES MEDIEVALES
La participación regular de los representantes
de las ciudades en las sesiones de la "Curia
extraordinaria" modificó su constitución y dio
lugar a una nueva asamblea representante de
los distintos estamentos u órdenes, las Cortes,
aparecidas en la Corona de Castilla durante los
siglos XII y XIII en los distintos Estados de la
Coronas de Aragón (Corts).
Las Cortes surgen como resultado de la
evolución económica y social, del crecimiento
de las ciudades, de la aparición de una
categoría social dedicada a los negocios y las
necesidades de los monarcas, ya que éstos les
solicitaban contribuciones extraordinarias para
hacer frente a sus problemas financieros.
La participación de las ciudades en las Cortes
se produce a la vez que la presión almohade
frena el avance de las Reconquista, lo que deja
a los príncipes sin los beneficios de las tierras
ganadas a los musulmanes. Se producen
"quiebras de moneda", los monarcas acuñan
monedas con valor nominal excesivo, lo que
provoca un alza de los precios; los ciudadanos
afectados buscaron solución (fijar en siete
años el valor de la moneda, a cambio de
abonar al monarca un impuesto: "la moneda
forera"). A fin de controlar este acuerdo los habitantes de las ciudades se van incorporando a la
Curia.
Los revolucionarios liberales vieron en las Cortes el antecedente de los parlamentos modernos y
cometieron el error de otorgarles una especie de democracia estamental y competencias legislativas.
La convocatoria de las cortes correspondía únicamente al monarca, pero eso no fue regulado en
ningún reino. Las Cortes se reunían con ocasión del juramento del soberano y de su heredero, para
asesorar al rey o tratar temas de justicia y de paz, pero sus cometencias fundamentales eran sobre la
concesión de tributos extraordinarios o "servicios", reparación de agravios e intervención en
actividad legislativa.
Las Cortes representaban al reino. En los primeros siglos de existencia, las Cortes no tuvieron una
composición bien definida: el rey convocaba libre y reiteradamente a los individuos, jerarquías y
ciudades, creándose una costumbre rspetada, especialmente entre los miembros de las ciudades o
"estado llano". Al frente de cada ciudad asistían uno o varios "procuradores o síndicos" que
disponían de un voto, una vez designados, rescibían "poderes" para actuar en Cortes, y son
portavoces de la postura adoptada por la ciudad sobre los temas propuestos; mientras asistían a las
sesiones poseían inmunidad parlamentaria. A partir del siglo XIII, las Cortes castellanas estaban
compuestas por tres estamentos o brazos: los nobles, los eclesiásticos y los ciudadanos de las de las
villas reales.
Una vez reunidos todos los procuradores las Cortes se abrían con un discurso o "proposición" del
rey, que justificaba los motivos de la convocaron a y exponía las cuestiones que iban a someter a
8
deliberación; después los representantes de los tres estados contestaban por separado, en último lugar
el estamento popular. Así las Cortes aparecen como un diálogo entre:
• El rey con los nobles y y eclesiásticos.
• El rey con los representantes de las ciudades y villas.
En ningún momento se da opción a que cada estamento se consolide separadamente.
Posiblemente las Cortes castellanas tuvieran un carácter más deliberativo y consultivo, pero
práctico, tendente al pacto con la asamblea. Sólo las decisiones de carácter fiscal debían contar con
el otorgamiento o aprobación de las Cortes.
En las Cortes de Aragón (1247), las de Valencia (1283) y las "Corts" de Cataluña (1218), había
participación ciudadana en las asambleas representativas. Al igual que en Castilla, en las Cortes de
Valencia y las "Corts" Catalanas contaban con tres estados; las de Aragón convocaban a cuatro
estamentos: la nobleza (dividida en dos grupos: los ricos hombres y los caballeros}, los
eclesiásticos y los ciudadanos. El soberano tenía escaso control sobre estas Cortes, abriéndose sus
reuniones con las resoluciones de los "agravios" presentados por cada brazo contra su príncipe por
decisiones contra fuero, luego se deliberaba y el rey tenía que plegarse a los deseos de los súbditos,
cuyos estados tenían potestad legislativa, se configuraba así el "pactismo" de la Corona de Aragón.
Los resultados de las Cortes eran recogidos por las cancillerías reales en un documento llamado
"carta" que menciona la celebración, los asistentes y las decisiones tomadas, distinguiendo entre
los ordenamientos hechos por el rey y promulgados durante las Cortes y las respuestas dadas por
aquél a las demandas de los brazos.
Las "Corts" catalanas originaron la Diputación de Cortes: órgano político y administrativo,
compuesto por representantes de los distintos estados, a fin de velar por el cumplimiento de las
medidas votadas, cuya gestión permanece desde el término de unas Cortes hada la iniciación de las
siguientes. En 1359 la Junta de Diputáts se convirtió en permanente, llamándose: Diputación del
General de Catalunya, con funciones económicas y financieras, agregándosele las funciones de
velar por el cumplimiento de las leyes, tomar juramento a los oficiales reales y vigilar la seguridad
pública. En Aragón la "Diputación del Reino" en sus orígenes estuvo vinculada al establecimiento
del impuesto de las "generalidades" por los "brazos" de las Cortes, y se acabó configurando como
órgano político-administrativo autónomo, en ocasiones desvinculado de las Cortes, pero en manos
de la oligarquía del reino.
En el siglo XV aparece la "Diputació del Regne" en Valencia. A partir del siglo XVI se verá
establecida en Castilla y Navarra.
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LAS CIUDADES DEL CAMINO DE SANTIAGO
La peregrinación a Santiago de Compostela se había ido convirtiendo entre los siglos IX y XI en una
forma de viaje religioso y de oportunidades que atravesaba parte de Francia y de los reinos
hispánicos
Aunque los caminos por los que llegaban a Santiago los peregrinos eran muy numerosos, la vía más
importante, el Camino de Santiago por antonomasia es el llamado Camino Francés, (Ver mapa). La
ruta que seguían los peregrinos desde que atravesaban la frontera por los puertos de Somport y
Roncesvalles para unirse en Puente la Reina -entre Pamplona y Estella- tras haber pasado por Jaca y
Sangüesa en el primer caso y Pamplona en el segundo; los peregrinos seguían por Estella, Logroño,
Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Carrión de los Condes, Sahagún, León (una parte de los
peregrinos se desviaba hasta Oviedo y seguía el camino de la costa hasta Santiago), Astorga,
Ponferrada, Villafranca del Bierzo, Arzua y Santiago.
El renacer de la vida urbana y la aparición de nuevos grupos sociales burgueses, constatable a partir
del siglo XI, son fenómenos íntimamente relacionados en el extraordinario desarrollo de las
peregrinaciones a Santiago, camino de conexión con Europa.
Hacia el siglo XII la ruta, ya cerca de su máximo esplendor, estaba jalonada por monasterios,
hospitales, ciudades y pequeños burgos. En este itinerario se fue propagando una incipiente vida
urbana y comercial.
Será en la Corona de Castilla donde el paisaje urbano hispánico medieval tan variado llega a la
máxima expresión. Junto al auge urbanístico del Camino de Santiago, con sus ciudades de tipología
“itinerante” desarrollada alrededor de un eje (Santo Domingo de la Calzada, Burgos) conviven las
ciudades de origen romano (León), antiguas sedes episcopales y centros defensivos. Cada una de
estas áreas presenta características propias.
En el caso de León, el gran impacto de la actividad mercantil y el fuerte desarrollo del mercado
llevó, en el siglo XIII, a instalar este mercado en el arrabal del Santo Sepulcro, siempre en el camino
de Santiago, aunque algo más alejado del viejo núcleo leonés.
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Burgos es otro ejemplo de ciudad, nacida en la segunda mitad del siglo IX, con un marcado carácter
militar y rural que, a partir del siglo XI, y a resultas de la influencia del Camino de Santiago, conoció
un notorio desarrollo de la actividad artesanal y mercantil que la llevó a expandirse hacia la margen
derecha del río Arlanzón. En 1230, tras la elección por Fernando III el Santo como espacio destinado
a mercado semanal, se produce un fuerte despegue comercial que junto a los transportistas y marinos
del Cantábrico produce la masiva exportación, a través de Bilbao, de lana castellana a los mercados
flamencos.
El Reino de Pamplona se beneficiaría, entre finales del siglo XI y principios del XII, de la
importancia del Camino de Santiago, ruta de peregrinación sagazmente desviada por Sancho el
Mayor hasta darle fisonomía y trazados clásicos, que comportó la creación de hospitales y albergues
en plena ruta. En 1090 se creó la villa de Estella como etapa de peregrinaje, y poco después aparecen
las primeras referencias a Puente la Reina y Sangüesa, que más adelante se beneficiarían con la
concesión de nuevos fueros. De esta forma, a mediados del siglo XII y principios del XIII Navarra
veía revitalizada la vida urbana, con ordenamientos legales, modos de vida y estructuras económicas
destinadas a consolidarse.
El Reino de Aragón se benefició con la creación de una sede episcopal en Jaca, y la plena inserción
de la ciudad en la gran ruta del Camino de Santiago, favoreciendo su desarrollo urbanístico,
demográfico y económico hasta mediados del siglo XII donde Jaca pierde parte de su vigor con las
nuevas conquistas de villas y ciudades como Huesca, Barbastro o Zaragoza, y el desplazamiento de
la nueva actividad económica y política a la zona del Ebro en pleno proceso de repoblación.
La oposición de la incipiente burguesía castellana a la nobleza feudal eclesiástica que controlaba las
ciudades le llevó a manifestarse abiertamente y de intentar suprimir los señoríos que coartaban la
libertad de los ciudadanos; estos movimientos de rebeldía se producen prácticamente en todas las
ciudades castellanas, leonesas y gallegas del Camino de Santiago. Sus principales manifestaciones se
producen en Santiago (1116-1117) (Ver pregunta La sublevación burguesa en Santiago de
Compostela) y Sahagún (1110-1116), donde los burgueses protagonizaron un levantamiento violento
contra el abad, señor jurisdiccional de la localidad llegando a controlar la ciudad durante un tiempo
(los burgueses llegaron a anulan los fueros y conceder leyes nuevas entre las que figura la importante
cláusula de que ni el rey ni la reina entrasen en la villa hasta que jurasen guardar las costumbres que
habían escrito y ordenado) . La lucha continuó en el burgo hasta que ya en 1152 Alfonso VII los
liberó de las cargas señoriales y les otorgó u tímido derecho de participación si bien no suprimió la
jurisdicción del abad sobre la ciudad.
A pesar de la actividad comercial realizada en las ciudades situadas en el Camino de Santiago, ni en
Aragón, ni en Navarra, ni en Castilla surgió una burguesía activa durante la Edad Media a causa de
que, en ningún caso, estas ciudades crearon una artesanía o industria de mediana importancia y se
limitaron a recoger los beneficios del comercio efectuado a través del Camino. Al desaparecer en el
siglo XIII su privilegiada situación de intermediaria entre el Islam y Europa por la destrucción de los
reinos islámicos y la apertura del Estrecho a la navegación europea, estas ciudades desaparecieron
como centros económicos y perdieron importancia del mismo modo que la perdió el Camino de
Santiago que quedó reducido al papel de camino de peregrinación.
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COMENTARIO DE TEXTO
La batalla de Las Navas de Tolosa.
LA BATALLA
Los moros que estauan atados, como es dicho, et que se non podíen mouer daquel logar do estauan,
començaron a desuiar las primeras feridas de los nuestros que subíen por logares assaç desguisados
pora combaterse. Et en estas contiendas, algunos de los nuestros que subíen a cometer los moros, essos
canssados por las grauezas de las sobidas, paráronsse et estidieron quedos yaquanto. Entonçes algunos
de medio de las azes de Castiella et de Aragón, fiziéronsse una companna et uinieron a las primeras
azes, et fue grand la muebda que se y fizo, et la cosa muy peligrosa et en dubda; assí que algunos, pero
non de los grandes, semeiaua que queríen foyr; mas los primeros et los de medio de Aragón et de
Castiella ayuntados en uno, combatien a los enemigos, et requedáuanlos de yr adelant, et esto fazien
ellos quanto podíen. En tod esto, las azes de las costaneras lidiauan muy fuerte con las azes de los
moros, et las feridas eran muchas et muy fuertes della et Della parte; mas las de los moros eran tantas
et tan fuertes et la su muchedumbre tan grand, que unos de los nuestros començaron a couardar, et
tornando las espaldas, semeiaua que fuyen ya. Et ueyendo esto el muy noble rey don Alffonsso, a unos
de los uiles del pueblo menudo que non auien cuedado de catar lo que estaua mal, dixo all arçobispo de
Toledo, oyéndolo todos: «arçobispo, yo et uos aquí morremos». Et respondiol essa ora ell arçobispo:
«sennor, fiemos en Dios, et mejor será; ca nos podremos más que nuestros enemigos, et uos los
uençeredes oy». El noble rey don Alffonsso, nunqu uençudo de coraçón, dixo: «uayamos apriessa a
acorrer a los primeros que están en peligro». Entonçes Gonçalo Royz et sus hermanos fueron contra los
primeros en acorro; mas Fernant García, varón libre et enssennado en cauallería, tardó al rey,
consseiandol que guardase ell gouernamiento de la hueste, et de guisa fuesse en ell acorro daquellos,
que la hueste non se desordenasse porque fuesse desbaratada. Estonçes dixo el noble rey de cabo al
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arçobispo: «arçobispo, aquí muéramos, ca tal muerte conuiene a nos, et tomarla en tal artículo et en tal
angosura por la ley de Cristo: et muéramos en él». Respondió el arçobispo: «sennor, si a Dios plaze
esso, corona nos uiene de victoria, esto es de uençer nos; et non de muerte nin morir, mas uenir; pero si
de otra guisa ploguiere a Dios, todos comunalmientre somos parados para morir conuusco, et esto ante
todos lo testigo yo, pora ante Dios». Estonçes el noble rey don Alffonsso, non demudada por ello la
cara nin el su loçano gesto, nin el su muy noble et apuesto contenent que él solíe traer, nin demudada la
palabra, parósse esforçado et firme, como fuerte uarón armado, et como león sin espanto; ca pora
morir o pora uencer firme estatua él. Et dallí adelante, non queriendo más soffrir el peligro de los
primeros, uénose dallí apriessa, fasta que llegó al corral del moro; et enderesçolo Dios que lo fazie
todo, et uinieron y con el alegremientre las noblezas de las sus sennas et los suyos. Et la cruç del
Sennor que delant ell arçobispo de Toledo auíe en costumbre de uenir, aduziéndola aquella hora
Domingo Pascual de Almoguera, canónigo de Toledo, entró con ella por ell az de los moros, et passó
por todos marauillosamientre, et non tomando y ningún pesar esse don Domingo que la cruç, traye, nin
ninguna lisión, sin los suyos, ca non uinien y con él; et assí fue en su yda sin todo periglo, fasta que
llegó all otro cabo de la batalla: et fue assí como plogo a Dios. Et en las sennas de los tres reyes uinie
la ymaien de sancta María virgen madre de Dios, la que de la prouinçia de Toledo et de toda Espanna
estido et fue siempre uençedora et padrona, en cuya uenida marauillosa, aquella az de los moros de
marauillar et companna que non auíe cuenta et que fasta allí estidieran et estauan firmes que se non
mouíen, et rebeldes que contrallaran a los nuestros, muerta essa companna marauillosa a espada et
segudada a lanças et uençuda a feridas, tornó las espaldas a foyr. Entonçes yua el rey moro por la
priesa de la batalla, et más affincamiento de su hermano a quien llamauan Zeyt Abozecri por nombre,
quel affincaua que se saliesse de la batalla et se fuesse, subió esse rey Almiramomelín en una bestia de
muchos colores, et por guarir que non muriesse allí o fuese preso –ca uió el que lo uno al desto que lo
seríe si y fincasse– cogiósse a foyr, sintiendo que aquello era lo más seguro pora lo que ell auíe mester.
El fuxó con tres caualleros que ouo por companneros en aquel perigro, et ueno assí fuyendo a Baesça;
et los de Baesça, ueyendol daquella guisa uenir, entendieron que el mal era et que uençudo uinie, et
demandáronle que qué faríen; et diz que les respondió: «non puedo consseiar a mí nin a uos»; et camió
allí la bestia, et ueno a Jahén aquella noche. Entonçes los aragoneses de la su parte, et los castellanos
de la suya, et los nauarros otrossí de la suya, desboluieron apriessa las manos entre los moros, et
mataron allí muchos dellos, et muchos en los alcanços que fizieron empos ellos a muchas partes, por o
yuan fuyendo, et ellos empos ellos matando.
TE DEUM LAUDAMUS
Oyendo esto ell arçobispo, et ueyéndolo, dixo estas palauras al noble rey don Alffonsso: «sennor,
menbraduos todauía de la graçia de Dios que cumplió en uos todas las faltas, et yaquanto el denuestro
de Toledo, et oy uos lo enmendó; et menbraduos otrossí de uuestros caualleros, por cuya ayuda iniestes
a tan grand gloria et tanto prez entre los reyes de Espanna: et en más tierras suena el uuestro prez, ca
por más tierras suena et sonará más el uuestro nombre et la uuestra grand fama». Estas razones et
otras tales como estas acabadas de dezir en esta manera, el arçobispo et los obispos, que y eran con ell,
et los abades et frayres et la otra clerezía, que y eran con ellos, alçadas las manos et las uozes al çielo,
con lágrimas de sanctidad et con cántico de alabança, salieron en esta razón, cantando con gran
alegría aquel cántico que dizen en la eglesia: Te Deum laudamus, Te Dominum confitemur, et quiere
esto assí dezir en el castellano: «A ti Dios, alabamos, a ti, Sennor, confessamos», et dixieron este
cántico todo, cantandol fasta cabo. Et eran y don Tello obispo de Palençia, don Rodrigo obispo de
Sigüença, don Melendo obispo de Osma, don Domingo obispo de Plazençia, don Pedro obispo de Áuila,
et muchos otros clérigos onrrados que eran y con ellos, cantando cánticos et alabanças a Nuestro
Sennor Dios, por quanto crebanto fiziera en aquell día en los paganos enemigos de la cruç, et quanta
uertud et exaltamiento mostrara en los cristianos fieles de Cristo et mantenedores de la su ley. Aun dize
ell arçobispo en esta estoria adelante: ell campo de la batalla tan lleno fincaua de moros muertos et
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tanto era y la su mortandat que, aun yndo en buenos cauallos, apenas podiemos passar sobre los
cuerpos dellos. Et eran los moros que fueron fallados çercal sobredicho corral muy luengos de cuerpos
et muy gruesos omnes; et lo que se marauilla pora dezirlo: maguer que yazien destorpados de todos sus
cuerpos et de todos sus miembros, et despoiados todos, que los despoiaran los pobres, pero que por tod
eso, en tod el campo de la batalla ninguna sennal de sangre non pudo seer fallada. Et acabadas estas
cosas como dichas son, los nuestros non queriendo poner término nin destaio a la graçia de Dios,
fueron sin toda canssedad a todas partes, fasta la hueste empos los moros que fuyen; et segundo ell
asmança de los nuestros era, mataron y dellos fasta dozientas uezes mill moros. Más de los nuestros
según ende podimos saber la uerdad, adur se pudieron seer fasta XX et V omnes. Agora acabada la
batalla et deliberada, loado a Dios, como es dicho, cuenta aún la estoria adelant de los grandes fechos
que los cristianos y fizieron.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C. España musulmana, op. cit., t. II, pp. 378-381.
1. CLASIFICACIÓN DEL DOCUMENTO. CARACTERÍSTICAS.El fragmento del que vamos a realizar el comentario es un texto de tipo
histórico narrativo y procede de la obra España musulmana de Claudio
Sánchez Albornoz. En este texto el autor nos recoge uno de los principales
sucesos de la guerra conocida como la Reconquista, la batalla de Las
Navas de Tolosa, que enfrentó a un ejército europeo, feudal y cruzado
encabezado por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, contra un
contingente islámico, andalusí y norteafricano que lideraba el califa
almohade Muhammad al-Nasir.
El autor, Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984), fue uno de los más
notable historiadores españoles. No perteneció a la escuela del arabismo
español, pero es, sin embargo, el historiador que más atención ha
consagrado a la historia de la España musulmana. Su obra “España
musulmana”, una admirable antología de trozos de autores islamitas y
cristianos medievales ha sido escogida con gran criterio de selección, resultando una obra de gran
precisión histórica.
2. ESQUEMA DEL TEXTO.2.1 Idea principal.- La idea principal del texto pretende mostrar los detalles del enfrentamiento
entre cristianos y musulmanes en la guerra llamada de Reconquista o Conquista cristiana, proceso
histórico en que los reinos cristianos de la Península Ibérica buscaron el control peninsular en poder
del dominio musulmán. Este proceso tuvo lugar entre los años 722 (fecha probable de la victoria de
Pelayo en Covadonga) y 1492 (final del reino Nazarí de Granada).
2.2 Datos del documento.- El fragmento de la España musulmana recogido en el texto está
dividido en dos partes: una, La batalla, en que recoge parte de la misma y otra, Te Deum laudamus,
en que quedan reflejadas las celebraciones religiosas realizadas por los diferentes figuras religiosas
más notables de su tiempo que se encontraban entre los combatientes, como el arzobispo de Toledo
o los obispos de Sigüenza, Ávila o Plasencia entre otros.
3. CONTEXTO HISTÓRICO. ACONTECIMIENTOS RELACIONADOS.El apogeo del imperio almohade se mantendría sólo en apariencia durante los primeros años del
gobierno del hijo de Yusuf al-Mansur, Muhammad al-Nasir (Miramamolin) (1199-1213). Unas
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rebeliones internas llevaron a al-Mansur a firmar una tregua con los cristianos, tregua que fue
renovada por su hijo hasta finales de 1210.
Durante este largo periodo de paz los castellanos pudieron recuperarse de su derrota y los reinos
cristianos olvidar sus rencillas. Con la extinción de la tregua en 1211, los castellanos tomaron la
iniciativa con expediciones por Baeza, Úbeda y Jaén. Al tenerse noticia de la preparación de una
nueva ofensiva almohade, en el verano de 1212, Castilla preparaba un gran ejército. El Papa Inocencio
III otorgó a la empresa los privilegios de Cruzada.
3.1 Los Almohades.- Se trataba de un grupo de tribus bereberes, los masmuda, del Alto Atlas
marroquí que formaron un Estado que se podría definir como “una supraestructura militar
secundada por un sólida administración política y económica que reposaba en una ideología”.
En el año 1146 los almohades entraron en la península, tomando Sevilla, Córdoba y Jaén. El
primer califa almohade vivió entre Marrakech y Sevilla, ciudad que tomó como cuartel general y
que cuidó con importantísimos trabajos de acondicionamiento urbano.
Desde su llegada al poder los almohades destacaron por su intolerancia hacia los no musulmanes,
más acusada que en el caso de los almorávides. Durante los años 1184 a 1199 se produce el apogeo
del imperio almohade, bajo el mandato del califa Yusuf al-Mansur. Derrotó en 1195 a los
castellanos de Alfonso VIII en la batalla de Alarcos (cerca de Ciudad Real), derrota que
desestabilizó por completo al Reino de Castilla y frenó todo intento de reconquista hasta la batalla
de las Navas de Tolosa. En el 1196 recuperó Plasencia y llegó a Madrid y Guadalajara.
3.2 Los Reyes Cristianos.• Alfonso VIII de Castilla.- (1155-1214). Rey de Castilla desde los tres años. Contrajo
matrimonio con Leonor de Aquitania, hija de los reyes de Inglaterra. Durante su reinado
se enfrentó a los reinos de León y Navarra. Los almohades lo derrotaron en Alarcos
(1195). En 1198 acordó con Pedro II de Aragón la mutua colaboración tanto en la guerra
como en la paz y el reparto de Navarra, llegando a un acuerdo con Sancho VII de
Navarra que mediante una tregua reconoció todos los territorios adquiridos por el
castellano en su territorio.
• Pedro II de Aragón.- (1177-1213). Hijo de Alfonso II el Casto. Rey de Aragón y conde de
Barcelona desde 1196. En líneas generales, el reinado de Pedro II estuvo dedicado a la
política en los territorios transpirenaicos con limitados resultados y finalmente fracasada,
lo que llevo a una merma crónica de recursos financieros y el endeudamiento de la corona
durante su reinado.
La extensión de la guerra iniciada por el rey de Francia, Felipe II Augusto, en el mediodía
francés a los territorios de los vasallos del rey de Aragón e incluso a sus propios dominios
dinásticos llevaron a los condes a reclamar su auxilio. Pedro II se enfrenta en 1213 al
ejército cruzado, mandado contra los herejes cátaros por Simon de Monfort, siendo
derrotado y muerto.
• Sancho VII de Navarra.- (1160-1234). Hijo y sucesor de Sancho el Sabio. Rey de Navarra
desde 1194. Llamado el Fuerte por su gran corpulencia y altura. Su enfrentamiento con
Castilla y Aragón se saldó con la pérdida para la monarquía Navarra del Duranguesado,
Álava y Guipuzcoa. Ante la situación de aislamiento e inferioridad pactó una alianza con
el rey ingles Juan Sin Tierra, que tuvo escasos efectos prácticos.
Se alió con el rey de Castilla en su lucha contra los almohades y tras la batalla de las
Navas de Tolosa inició una política de control de plazas claves fuera del reino navarro
que se vería incrementada tras el prestigio alcanzado en la batalla.
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3.3 Las Navas de Tolosa.- La batalla de Las Navas de Tolosa tuvo lugar el lunes 16 de julio de
1212 en los llanos de las Navas de Losa o de Tolosa, ubicados en el Puerto del Muradal en Sierra
Morena, hoy Despeñaperros, término de Santa Elena, una pequeña localidad septentrional de la
actual provincia de Jaén.
El ejército cristiano, al mando de Alfonso VIII, estaba dividido en tres cuerpos: castellano,
aragonés y navarro. En el centro, Alfonso, al mando de las tropas castellanas que encabezaba
Diego López de Haro, a la derecha Pedro II de Aragón y a la izquierda los caballeros navarros de
Sancho VII. Entre el cuerpo del ejército cristiano se encontraban las órdenes de caballería más
importantes de la época: los Hospitalarios de San Juan (Malta); los Templarios; la orden de
Calatrava, etc.
El ejército almohade, probablemente más numeroso que el cristiano, acampó en las llanuras de las
Navas de Tolosa, frente al desfiladero de la Losa. Los cristianos entraron por un sendero secreto
que conducía hasta la Mesa del Rey. Desde allí lanzaron el ataque final, que se decidió del lado
cristiano.
En el choque de ejércitos cristianos y musulmanes subyacía el secular enfrentamiento de
sociedades cristianas y antagónicas, de modelos dispares de organización social del mismo
espacio peninsular. Por lo que cada uno de los dos bandos contrapuestos pusieron en el escaparate
bélico de Las Navas gran parte de sus respectivos recursos económicos, políticos y sobre todo
mentales, con argumentos religiosos y jurídicos de conceptos irreducibles como la "reconquista
cruzada" de los reinos cristianos y el papado frente a la "yihad" de los norteafricanos y los
andalusíes.
4. CONCLUSIONES.La batalla de las Navas de Tolosa -sus múltiples consecuencias políticas y territoriales- es considerada
ya por los propios contemporáneos del siglo XIII como un acontecimiento militar determinante en la
expansión conquistadora de los reinos cristianos peninsulares y, sobre todo, en el definitivo retroceso
de al-Ándalus. Las principales consecuencias de la victoria cristiana fueron:
• La Reconquista cobró nuevos impulsos tras el desastre almohade, cuyo imperio inició un lento
declive hasta la desaparición de su poder central en la Península alrededor del año 1238.
• Las fronteras de los reinos españoles se trasladaron prácticamente a orillas del Guadalquivir,
lo que permitió resguardar las ciudades castellanas amenazadas por los musulmanes.
• La alianza suscrita en esta batalla por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra provocó un
cambio de actitud en los reinos peninsulares.
• En los años siguientes, nuevas incursiones permitieron a los cristianos adentrarse por todo el
valle del Guadalquivir. Fernando III el Santo conquistó Córdoba y Sevilla, y sólo el reino
nazarí de Granada resistirá hasta 1492.
5. BIBLIOGRAFÍA.-
-
Historia de España de la Edad Media. - Álvarez Palenzuela (Coord.) - Editorial Ariel. 2011.
Atlas Histórico de la España Medieval - J.M. Monsalvo Antón - Editorial Síntesis. 2010.
Manual de Historia de España. La España medieval - J. Luis Martín - Historia 16. 1993.
Historia de España. Tomo III - La España Musulmana (Siglos VIII-XV) - Rachel Arié – Editorial
Labor. 1994
Fuentes:
- http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Las_Navas_de_Tolosa
- http://www.dipujaen.es/microsites/museo_navas_tolosa/la_batalla.html
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