ENTENDIENDO EL VOTO Aptl. Dr. Guido Luis Núñez Cinco cosas básicas debemos entender acerca de los votos. Este es un bosquejo, y como tal solo indico los aspectos generales, pero seguro que puedes ver muchos otros detalles al leer cada uno de los pasajes que están aquí escritos. 1. Nm.30:2. El voto es “ligar mi alma con obligación hasta cumplir lo que prometí a Dios”. Lo extraordinario de esto que se hace voluntariamente. Nadie me obliga, pero yo me obligo. Un acto voluntario de este nivel es parte de lo que profundamente agrada al Señor. 2. Nm.21:1-3. Para entender este segundo punto recordemos lo que dice Gn.22:17. Ya había una promesa para Israel de poseer las puertas de sus enemigos, y parecería que era asunto de creer y, aparentemente nada más, sin embargo, Israel hace un voto y Dios lo oye. En ningún momento vemos a Dios diciendo: “Un momento, que es eso de hacer uno voto, solo tienen que creer”. Mas bien, lo que vemos es que producto de un voto Dios escuchó la petición y respondió. Los votos expresan la fe necesaria para desatar las promesas de Dios. 3. Sal.132:1-5. Otra cosa que los votos expresan es un profundo celo y devoción a Dios. Por cierto, el nombre que pusieron al lugar de la historia anterior de Nm.21 fue “Horma”, que significa “devoción”. Ellos le pusieron ese nombre. 4. Dt.23:21-23 y Pr.20:25. La única forma de quedar libre de un voto establecido es cumpliéndolo. Estos versículos no son para desanimar hacer votos, sino para enseñarnos los solemnes que son. Un ejemplo de que no son para desanimar, sino más para animar es David en el Sal.61, donde cuenta por lo menos cinco cosas que disfrutaba de Dios (roca, refugio, torre fuerte, tabernáculo, alas) por hacer votos, y los tenía en tal estima que los hacía cada día. 5. Sal.50:12-15. Es seguro que hay bendiciones poderosas cuando “pagas” tus votos. Y la mejor es que Dios mismo interrumpe a David para decirle que producto de su voto se agrada tanto que le pide que le invoque (¡wow!), y que Él le librará en el día de la angustia. En el mundo tendremos aflicciones, pero la garantía de que al invocarle nos socorrerá es haber hecho y pagado nuestros votos. Aquí no es si el del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento, en cualquier época hay aflicciones, y el voto, como expresión de nuestra fe agrada tanto al Señor que el promete su intervención libertadora.