EL JUSTICIA DE ARAGÓN Dejar y marchar. Testimonios sobre la Casa Aragonesa a finales del siglo XX Sergio Larraga Martínez M.ª Teresa Navarro Maurés Sumario INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL ............................................................................... 7 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA ............... 19 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO ............. 41 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE .................... 63 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA ............. 95 3 Dedicado al «niño del milagrito», para que en el futuro tú también colabores a hacer de Aragón una tierra mejor para todos. INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL El estudio que presentamos a continuación («Dejar y marchar») es el conjunto de conclusiones de un trabajo de tres años realizado con la colaboración de la Asociación Cultural IDEA, para el que han sido necesarios numerosos traslados pueblo por pueblo, localidad por localidad buscando la institución de la Casa aragonesa, su existencia y su desarrollo1. Son autores del presente trabajo Sergio Larraga Martínez y María Teresa Navarro Maurés, ambos abogados en ejercicio, y miembros responsables del Area Jurídica de la asociación antedicha. Queremos agradecer desde estas líneas a todas aquellas personas que han colaborado con nosotros a lo largo de este tiempo, unos con sus respuestas, otros con su tiempo, y otros infundiéndonos ánimos. Hemos intentado que todos ellos aparecieran con su aportación en estos textos, aunque desgraciadamente ha habido algunos testimonios perdidos a causa de un grave accidente de tráfico sufrido por uno de los autores, que se llevó por delante muchas horas de trabajo, y un número importante de testimonios, alguno de los cuales pudo ser recuperado. Hemos aprendido mucho (y disfrutado más) con las aclaraciones que nos han proporcionado personas, asociaciones y entidades. La cultura popular en sus diferentes aspectos llega a veces a extremos insospechados, y así las charlas y la convivencia nos han ofrecido entre agradables sorpresas y encuentros, una idea aproximada de lo que queda de la Casa aragonesa. Nuestra búsqueda se ha encontrado prácticamente con todo tipo de circunstancias (desde nevadas fuera de temporada, hasta encontrar personas en un pueblo deshabitado, pasando incluso por la búsqueda de una persona durante más de un mes que desgraciadamente falleció dos días antes de producirse la entrevista). Pero entre toda esta diversidad existe un denominador común: el carácter abierto de los aragoneses del Pirineo, plenamente hospitalarios, así como el gran poso que el Derecho Aragonés, y más concretamente la Casa aragonesa, ha dejado durante siglos en estas comarcas. Por otro lado, nuestro estudio ha tratado de huir de tópicos o ideas preconcebidas. El planteamiento del mismo no ha partido de la premisa de la existencia o inexistencia de la Casa. Ni hemos querido justificar su pervivencia, ni tampoco hemos intentado buscar directamente razones de su desaparición. El punto de partida de este estudio se preguntaba en primer lugar si la figura de la Casa existía o no en la actualidad, y solo después de responder a la anterior cuestión, buscar razones, causas y situaciones actuales. En este sentido, los autores no hacemos a través de estas líneas sino trasladar la voz de las personas encuestadas (sin ningún tipo de valoración). Por ello, los resultados obtenidos tienen, creemos, un gran valor testimonial (que no estadístico) porque así se ha buscado desde el principio. Unas veces, los testimonios son ofrecidos por parte de ciudadanos de la calle, en otros son los alcaldes o concejales (período 1998-2001). Junto a lo anterior, se exponen también datos oficiales de carácter estadístico para comprobar la realidad (fría, pero qué duda cabe que cierta) de algunos aspectos. Esto a veces ha planteado ciertos problemas, pues algunas de las tablas consultadas todavía no ofrecen una visión territorial comarcal estricta (en ocasiones Jacetania y Alto Gállego aparecen unidas, o bien separadas pero sin incluir algunos municipios en la zona jacetana, etc). En definitiva, se buscaba la realidad de la Casa aragonesa a finales del siglo XX. Por las razones del párrafo anterior, se ha huido de tópicos o de concepciones diseñadas en la imaginación. Se ha tratado de describir claramente el contexto en el que se desarrolla la vida de las familias de estas comarcas que, lejos de postales bucólicas con paisajes nevados y chimeneas humeantes, se presenta como una dura lucha diaria en las pequeñas poblaciones contra la orografía agreste, el clima duro, y un sinfín de condicionamientos en la vida diaria que desde la ciudad, en ocasiones, se desconoce. Por otro lado, nuestro estudio no ofrece ni el devenir histórico de la Casa, ni tampoco posibles desarrollos de dicha figura. Tan sólo ofrecemos la situación de esta institución en la actualidad (a finales del siglo XX). Igualmente, el texto se acompaña de algunas fotografías que, lejos de una finalidad artística, «Dejar y marchar» fue la respuesta que un entrevistado nos dio en la localidad de Torla a la pregunta de cuál era la situación actual de la Casa. «...Si no se remedia pronto, este es el futuro de la Casa aragonesa y de otras costumbres...dejar y marchar...». 1 9 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX buscan la imagen real del entorno de los pueblos del Pirineo. También se han incorporado algunos mapas comarcales, con divisiones por términos municipales, que han sido tomadas de los mapas editados por el Gobierno de Aragón (Departamento de Presidencia y Relaciones Institucionales) y cuya fotomecánica e impresión corresponde a «San Francisco, Artes Gráficas». Las líneas que siguen a continuación conforman nuestra aportación al estudio de esta importantísima Institución jurídica y su situación en los albores del siglo XXI, y finales del XX. EL CONCEPTO TRADICIONAL DE LA CASA ARAGONESA Siguiendo la línea argumentativa de todo el estudio, vamos a evitar conceptos teóricos o dogmáticos relativos a la figura de la Casa, buscando significados un tanto más pragmáticos, sin menoscabo ni perjuicio de sus nociones jurídicas. Sin embargo, para poder estudiar el estado actual de la Casa aragonesa, es necesario acudir sin lugar a dudas al concepto tradicional de Casa, que nosotros deducimos de la obra «La Casa en el Derecho Aragonés» de Luis Martín-Ballestero y Costea, editado en 1944. Según este autor, el concepto legal de Casa «…vaga fuera de las normas escritas y se desdibuja en sus contornos a pesar de ofrecer un núcleo y una base del todo firmes…», en clara referencia a su origen consuetudinario, es decir basado en la costumbre, y apuntando perfiles un poco diferentes de unos valles a otros. La Casa es definida por Martín-Ballestero como «…la unidad familiar y patrimonial formada por el conjunto de individuos que viven bajo la jefatura de un señor, generalmente el padre, en un espacio delimitado por una unidad económica de explotación y cultivo, aunque no sea continua territorialmente, sustentándose de unos mismos bienes, que han sido recibidos por tradición de generaciones anteriores con las que el jefe estaba generalmente unido por vínculos directos de sangre…». Es decir, la Casa es una combinación de dos tipos de elementos: personales y patrimoniales. Entre los elementos personales, la Casa cuenta con una serie de roles asignados a las distintas personas que conforman la unidad familiar. Por un lado está la cabeza visible o el «jefe de familia» que es quien va a representar y dirigir la explotación y vida familiar «…pero como gestor de la casa, está ligado a sus intereses y al de sus miembros y ni puede desarticular la estructura de la agrupación que rige, ni puede perjudicar los eventuales derechos de los miembros de la comunidad…». El «señor mayor» se presenta en la Casa tradicional como el miembro (generalmente de cierta edad ya) que instituye irrevocablemente a un heredero pero no para el momento actual, sino para después de su fallecimiento, reservándose determinados derechos (usufructo, cierta administración, etc) y que convive normalmente con este elegido y su mujer e hijos. Especial importancia mantiene el heredero, heredero único o «hereu». Se trata del hijo elegido que va a recibir la práctica totalidad de los bienes de la familia para que continúen en una sola mano. A cambio, el heredero está obligado a determinadas contraprestaciones, como dotar a hermanas/os, cuidar de padres y tiones, mantener a los hermanos mientras conviven en la Casa, etc. Todo ello «al haber y poder de la Casa». El heredero único suele ser en muchos lugares el varón primogénito, si bien según los valles la primogenitura no es una regla general. Pocas veces se ven casos de heredera efectiva, aunque también los hay. Característico de la Casa tradicional es la existencia de los «tiones» (a veces llamados «tíos»). Son los hermanos del heredero o señor mayor que permanecen solteros, trabajan para la Casa y conviven en ésta. Son personas adultas de cualquier edad que desarrollan un trabajo importante. En lo que a los elementos patrimoniales se refiere, existe una evidente tendencia a agrupar en una sola mano todos los bienes de la familia o Casa. Por ello se instituye un heredero único. La finalidad de esta tendencia es evitar la disgregación de este capital familiar ya que, debido a las especiales características de las explotaciones tradicionales (hasta la primera mitad del siglo XX) partir este patrimonio supone eliminar las posibilidades de subsistencia de la familia o Casa en su conjunto, y de las partes 10 INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL en particular. La Casa tradicional busca un sistema de producción autárquico, es decir, tiende al autoabastecimiento, evitando con ello tener que acudir al exterior para subsistir. La explotación típica de la Casa tradicional es la ganadería y la agricultura de alta montaña, acompañada en ocasiones de trabajos de algunos miembros fuera de la Casa (generalmente en las haciendas agrícolas de otras Casa más poderosas o de grandes propietarios). No obstante, la agricultura y la ganadería están plenamente condicionadas por el sistema de autosuficiencia, de manera que aquélla suele enfocarse primero para abastecer a la familia (huerta, etc) y solo posteriormente (y cuando se puede) para el comercio exterior. En cuanto al ganado, las pequeñas explotaciones suelen incorporar un número limitado de vacas y ovejas. En ocasiones se hace tan dura la vida de subsistencia en alta montaña, que las formas de explotación comunal de pastos o la gestión común de rebaños se hace una constante en algunas zonas. En cuanto a las zonas en las que tradicionalmente se ha implantado la Casa tradicional, cabe mencionar que ésta ha existido allí donde las circunstancias de la vida ordinaria (imposibilidad de establecer explotaciones agrarias amplias, minifundio, dificultad de la orografía, clima adverso, malas comunicaciones, etc) han hecho de la misma una necesidad. Territorialmente, la Casa tradicional se identifica claramente con las comarcas pirenaicas, así como las pertenecientes al Prepirineo (en algunos casos, hasta la línea de Almudévar) para desaparecer conforme nos acercamos al valle del Ebro. Este territorio incluiría grandes zonas de la provincia de Huesca, y algunos sectores de la provincia de Zaragoza. No obstante, y a pesar de que nuestro estudio se ciñe a las comarcas pirenaicas, la Casa tradicional aragonesa también tuvo una zona importante de asentamiento en la provincia de Teruel, y más concretamente en el Bajo Aragón. NOTAS DEFINIDORAS DE NUESTRO ESTUDIO 1.- Ambito geográfico El estudio para comprobar el estado actual de esta figura jurídica, ha sido llevado a cabo entre diversos núcleos y poblaciones (municipios, pedanías, lugares, etc) de las comarcas del norte de Huesca que lindan con la cordillera de los Pirineos: Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza. Igualmente se ha consultado a varias localidades de la parte más septentrional de la comarca zaragozana de las Altas Cinco Villas, así como algunas zonas pertenecientes al norte de las comarcas colindantes con las anteriores (algunas de estas localidades han sido mencionadas en el estudio). 11 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En conclusión, se han constatado un total de casi 130 muestras de todo tipo, correspondientes a 109 núcleos poblaciones zaragozanos y oscenses2. 2.- Ambito temporal La toma de muestras (escritas, verbales y a través de Internet) se desarrolló entre finales de 1998 y el año 2000 (algunas excepciones se sitúan en 2001 e incluso 2002), desarrollando el núcleo principal de las conclusiones a lo largo del año 2001. No se discriminó a la hora de tomar las muestras entre períodos de verano o invierno, días festivos o laborales, con objeto de conseguir una mayor objetividad en los resultados. 3.- Obtención de la información La obtención de las muestras del estudio sobre la Casa Aragonesa se ha desarrollado a través de tres vías diferentes y complementarias. En todas ellas, las preguntas no se realizan desde un punto de vista dogmático-jurídico, sino más abiertamente con objeto de que los entrevistados pudieran contestar con libertad. En primer lugar, cuestionario enviado por correo a los alcaldes y/o concejales de cultura de los diversos municipios o ayuntamientos de las zonas descritas. Dicho cuestionario contaba con un total de 12 preguntas con diversas respuestas posibles, así como espacios para su comentario. Son las muestras que mayor número de datos objetivos nos han dado debido al claro conocimiento que los alcaldes (o concejales en su defecto) tienen de sus zonas. El nivel de contestación fue variable en función de las zonas, si bien hubo un grado aceptable para las limitaciones propias de un trabajo como éste. Realmente el estudio se extendió a otros diez núcleos poblacionales de las comarcas aragonesas del Pirineo y Prepirineo. Sin embargo un grave y desgraciado accidente de tráfico causó una serie de pérdidas, entre las cuales figuraba parte de este estudio. Dicha documentación se perdió parcialmente, y siendo sus resultados muy similares a los obtenidos en el resto de localidades, se han intentado reproducir en la medida de lo posible. 2 12 INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL En segundo lugar, ampliación de datos a través del desplazamiento in situ entrevistando a personas de la población en cuestión (ciudadanos de a pie). Tampoco hubo aquí ninguna discriminación temporal ni espacial. Las personas a las que se preguntó (de una manera más informal que el cuestionario escrito) pertenecen a diferentes clases sociales, sexo, niveles de estudios y, sobre todo, edad. Este tipo de muestras es el que nos ha permitido un grado de conocimiento mayor sobre la praxis de la Casa, así como un fondo sociocultural muy rico en relación a esta figura y su implantación actual. Para su realización se utilizó la toma usual de notas, así como grabadoras, si bien es cierto que éstas últimas fueron finalmente desechadas ante la situación un tanto «coactiva» que suponía para el entrevistado. Son las muestras que denominamos «verbales». En tercer lugar, obtención de información a través de Internet (así como otras vías de documentación)3. CONCLUSIONES GENERALES A PRIORI 1.- PERVIVENCIA DE LA CASA ARAGONESA La primera constatación obtenida del estudio es que el sistema de Casa pervive aún en la actualidad (en los siguientes puntos veremos cómo). Sin embargo, tanto la organización de Casa como su sistema productivo, estructura, etc no son homogéneos en el territorio estudiado. El sistema de Casa se presenta así como una necesidad objetiva de organización social para el buen desarrollo de la familia (especialmente en el ámbito de la economía) a los ojos de alcaldes, concejales y ciudadanos en general. No obstante, poco queda de su concepto tradicional. En este sentido, podemos distinguir las siguientes zonas: 3 Las muestras tomadas a través de la Red se reducen a cuatro. Se trata de páginas web de pequeñas poblaciones, y de las conversaciones posteriores solicitando más información que se mantuvieron por correo electrónico con sus autores. Se trata de una fuente que hoy ofrece pocos datos, pero en el futuro sin duda tendrá un gran peso. 13 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX a) Zonas en las que la Casa ha desaparecido Existen zonas en las que claramente la Casa prácticamente ha desaparecido, zonas que suelen coincidir con los municipios o núcleos poblacionales de mayor tamaño (por ejemplo, es evidente que lugares como las ciudades de Jaca o Sabiñánigo han eliminado totalmente dicha organización). Igualmente, se aprecia la desaparición de la Casa en las zonas más evolucionadas desde un punto de vista turístico o industrial, si bien es cierto que la institución de la Casa todavía permanece en localidades de poca población a pesar de un desarrollo turístico importante. También hemos observado que los territorios con mejores infraestructuras de comunicación son los lugares donde la Casa se halla menos presente, o bien más evolucionada hacia otras formas. b) Zonas en las que la Casa subsiste mejor, pero evolucionada En cambio, aquellos núcleos poblacionales más pequeños, en los que se subsiste preferentemente gracias al sector primario (ganadería y agricultura) y ocasionalmente apoyados por una nómina externa o una actividad turística de baja intensidad, son susceptibles de una mejor conservación del sistema de Casa. No obstante, que la primera conclusión del estudio sea la pervivencia del sistema de Casa, no quiere decir que ésta se encuentre de forma generalizada (ni mucho menos), ni que su concepto se corresponda con el tradicional de Casa. Más bien al contrario, en la inmensa mayoría de muestras tomadas, la Casa aparece claramente evolucionada a nuevas formas, no sólo por el propio desarrollo de las formas de convivencia y de la economía, sino especialmente por el grave perjuicio causado por la despoblación. c) Zonas de subsistencia de la Casa en su concepto tradicional No puede decirse de este apartado que no existan Casas en su sentido más tradicional. Sin embargo, no es la regla general. Normalmente los casos de Casa tradicional se circunscriben a muestras muy concretas y excepcionales. Además se trata de Casas con muy pocos miembros, que necesariamente desaparecerán en la siguiente generación. Se trata de organizaciones que no han sabido (o no han necesitado) evolucionar al mismo tiempo que la sociedad que les rodea. En conclusión a nuestros resultados, hoy la Casa existe porque en algunas zonas rurales ha seguido siendo hasta hace pocos años una necesidad para subsistir. Incluso en la actualidad podría encontrarse aspectos que justificarían más aún un sistema de Casa (lógicamente actualizado) por nuevas causas, como por ejemplo el hecho de que las pequeñas localidades están muy despobladas, y hace falta gente que se quede4. No obstante, esa necesidad de la estructura de la Casa no es tan fuerte ni tan marcada como hace, por ejemplo, cuarenta años. Esta última razón es la que provoca que el sistema de Casa esté evolucionando a nuevas formas o, directamente, desaparezca en buena parte de estos territorios. 2.- UN CONCEPTO DE CASA EVOLUCIONADO Como hemos dejado sentado en el apartado anterior, el sistema de Casa aún pervive en las comarcas pirenaicas, especialmente en los núcleos poblaciones más pequeños que mantienen una estructura económica ligada a la ganadería o a la agricultura. No obstante, y como ya veníamos avisando, el concepto de Casa está muy evolucionado con respecto al concepto tradicional. Estas personas no sólo hacen falta por la propia explotación de la Casa, sino para otras funciones diferentes como el cuidado de bosques, el mantenimiento de infraestructuras, etc. 4 14 INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL El sistema de Casa tradicional venía definido como la agrupación de los familiares (matrimonio director, padres, hijos, tiones, etc) en torno a un tipo de organización autárquica, que tiende a trabajar para la Casa, conviviendo en el mismo sitio, y con una serie de roles establecidos (entre éstos, y con especial importancia la figura del heredero único, tendente a agrupar en una única mano todas las posesiones de la familia, a cambio de ciertas obligaciones de mantenimiento a favor de los hermanos no favorecidos). En la actualidad, el sistema supera dicho concepto en la gran mayoría de los resultados obtenidos, para eliminar en muchas ocasiones figuras claves como los tiones, la convivencia de los familiares, el número de éstos, la estructura productiva, etc, como pasamos a desarrollar a continuación. a) La Casa formal o nominal, un elemento que subsiste casi siempre. El primer elemento que se ha confirmado en el estudio en el 100% de las muestras de todo tipo obtenidas, es que en los lugares donde la Casa persiste o subsiste se mantiene claramente lo que el trabajo que aportamos ha venido en llamar la Casa formal o nominal, es decir familias que se conocen y denominan por ser «de Casa x». Incluso en lugares donde la Casa ha desaparecido se mantiene en muchas ocasiones (como un simple vestigio cultural) el nombre de las Casas. Se trata de esta Casa formal o nominal, es decir, la nominación de las familias por el nombre de sus Casas originarias en lugar de (o de manera conjunta a) sus apellidos. Casi en el 100% de los casos, el nombre de la Casa no coincide con el apellido, y su origen se cree tan remoto como más de cuatro generaciones. El origen del nombre de la Casa es variado. Algunos de ellos son patronímicos, pero un buen número son propios de oficios (herrero, mesonero, etc). Otros designan cualidades de los titulares de la Casa inicial, o incluso en ocasiones la procedencia originaria5. Desde un punto de vista cultural, es necesario mencionar la existencia de lenguas aragonesas empleadas para citar el nombre de las Casas, aunque en los últimos tiempos se aprecia una castellanización de algunos términos (por ejemplo alguna Casa Herrero actual era Ferrero hace una o dos generaciones). En ocasiones, y consecuencia del devenir de la población de una localidad, surgen situaciones curiosas como el hecho de que la Casa x que lleva el apellido xx, está junto a otra Casa que llevando el apellido x se nombra como xx (y así sucesivamente). Así pues, el nombre de la Casa se mantiene en las familias del Pirineo, incluso cuando la estructura de la Casa desaparece. b) El número de componentes de la Casa (impacto de la despoblación) Una de las situaciones de hecho que más se ha modificado y que, a su vez, ha provocado la mutación de otros caracteres de la Casa (e incluso la desaparición de algunos de éstos) es el gravísimo problema de despoblación de Aragón. Si antes la Casa aragonesa estaba compuesta por ocho personas o más, en la actualidad nos ha sido muy complicado encontrar situaciones de más de cinco miembros. Son varias las razones que han llevado a esta situación por la que hemos podido observar en nuestras conversaciones con las personas entrevistadas. En primer lugar, la mecanización agrícola ha hecho que literalmente «sobren» muchas manos para el campo (lo que antes se hacía con tres o cuatro operarios, hoy se hace con una máquina). No obstante, las dificultades de trabajar en el campo de montaña con desniveles y poca extensión de las parcelas nos hacen pensar en otro tipo de problemas, deri- 5 Lógicamente, salvando excepciones, ninguna familia sabe con plena seguridad el por qué del nombre de su Casa. No obstante en el caso de las profesiones, la seguridad de este conocimiento aumenta varios enteros. 15 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX vados de la situación socioeconómica de las zonas rurales aragonesas en su generalidad, y no sólo comprendidas en el espacio pirenaico, en las décadas incluidas entre los años cincuenta y ochenta aproximadamente. Estas migraciones favorecieron a las grandes ciudades y muy en menor medida, a las cabeceras comarcales. Buena idea de ello supone el hecho de que al menos ocho localidades de las visitadas o mencionadas en el estudio son pueblos abandonados6. En lógica con lo anterior, existen varios casos de Casas en las que conviven los herederos con sus padres (ocasionalmente algún tión), pero con los hijos fuera de la localidad. También es digno de resaltar el gran número de Casas unipersonales (o dos miembros todo lo más), que sin duda desaparecerán como tales Casas en un período no mayor de quince años. En conclusión, el impacto de la despoblación ha sido muy elevado sobre la Casa aragonesa. El número de componentes de las Casas actuales es cuantitativamente muy inferior al de la Casa tradicional. Cabría preguntarse qué hubiera pasado con la estructura de los elementos personales de la Casa de no haberse producido esta degradación demográfica tan importante7. c) La figura del heredero único Tal vez sea la figura del heredero único la situación clave de la Casa aragonesa. La garantía de que el patrimonio pase a una sola mano, salvaguardando así la persistencia de la Casa de generación en generación, así como iniciando un sinfín de relaciones (autoridad, tiones, obligaciones recíprocas de trabajo o manutención, dotaciones al haber y poder de la Casa, etc) nos muestran a la figura del heredero único como la pieza angular de todo el sistema de la Casa. De nuestro estudio se deriva que la situación del heredero único se encuentra todavía activa, si bien mantenemos nuestras dudas sobre que esta afirmación tenga un referente coherente en las estadísticas notariales de instituciones de herederos únicos. No obstante, nuestras conclusiones deben recoger los resultados obtenidos de nuestras muestras verbales y escritas, y así lo plasmamos. La figura del heredero único existe, si bien con las siguientes matizaciones. Hoy el heredero único puede que no lo sea formalmente (en el sentido de que así conste expresamente en una escritura pública) pero sí se aprecian determinadas particiones de bienes que tienden a favorecer a uno de los herederos sobre los demás aunque no tan desproporcionadamente como antaño. En otras ocasiones, son los bienes productivos los que se dejan a un heredero concreto (que no único) mientras que los demás herederos reciben otro tipo de bienes. Parece confirmarse en primer lugar que el «heredero» (ya no el «heredero único»), es el que se queda, el que decide permanecer en la localidad trabajando la hacienda mientras los demás hermanos marchan. Ya no es una designación previa, sino que la realidad fáctica hace que con posterioridad a la misma se le considere heredero. Aunque en algunas localidades el heredero único se da por extinto, en un buen número sigue perviviendo aunque, en lógica con el párrafo anterior, ya no el primogénito varón necesariamente8. No obstante, la visión de la Casa aragonesa y su sucesión no debe ser enjuiciada desde un punto de vista sexista, pues éste no es su contexto. El sistema de Casa aragonesa y su característica de heredero único se nos muestran en la gran mayoría de los supuestos como algo necesario para la subsistencia años atrás de las familias en las zonas de montaña. Literalmente se nos dice que «no es un capricho», y aunque desde otras zonas Dichas localidades se han querido mantener expresamente en el estudio de estas conclusiones con la finalidad indicada. Los autores no dejamos de imaginarnos la situación en un marco hipotético con el triple de población, por ejemplo. 8 En algunas muestras nos han hecho notar que el heredero único antaño tampoco era necesariamente el primogénito varón, sino que podía serlo otro varón (y en menor medida pero también posible una hija). 6 7 16 INTRODUCCIÓN: LA CASA TRADICIONAL (especialmente las urbanas) puede verse tal situación como algo injusto para otros hijos, el sistema del heredero único se concebía como una necesidad y se observa mayoritariamente como algo positivo. No obstante también hemos encontrado algún caso de personas que lo creían algo discriminatorio para sus intereses. En conclusión, la figura del heredero único según las muestras obtenidas se mantiene en numerosas zonas, si bien entendemos los autores que tiene grandes modificaciones. Creemos de los datos obtenidos que no es exactamente un heredero único, sino un heredero favorecido porque se queda a trabajar la explotación o a cuidar a los padres, aunque en ocasiones la explotación de la hacienda se pueda realizar desde otros lugares que pueden distar decenas de kilómetros. Este heredero favorecido ya no es el primogénito varón (en algunas zonas nunca lo ha sido de forma general). Hoy el patrimonio puede ser suficiente como para dividirlo entre varios herederos, pero ocurre en la realidad que suele quedar una única persona al frente de la explotación (aunque no sea formalmente un heredero único) porque el resto de sus hermanos marchan a la ciudad o a otras localidades (o simplemente buscan otros trabajos). Un aspecto tal vez nuevo y para nosotros de gran trascendencia es la significación que sobre materia mercantil/civil pueda tener de cara a la transmisión y desarrollo de las empresas familiares (especialmente las referidas al sector primario, pero sin desechar otros sectores). d) Desaparición de los tiones Otra de las figuras típicas de la Casa aragonesa tradicional es (era) la figura del tión. Las conclusiones respecto a este elemento son las siguientes. Se podría decir que en la actualidad existen dos tipos de tiones. En primer lugar, hemos encontrado en bastantes ocasiones a unas personas (mayoritariamente hombres, pero también mujeres) de avanzada edad a los que se les conoce como tiones. Podríamos decir que son los tiones genuinos, que en la actualidad no trabajan para la Casa pero que en sus tiempos sí lo hicieron, y hoy son mantenidos por la misma. En otras ocasiones estos tiones «genuinos» todavía estarían en condiciones de trabajar, pero ya no lo hacen porque la explotación de la Casa se ha abandonado. Conviven en la Casa. En segundo lugar, existe otra persona que si bien no es un tión desde un punto de vista estricto, sí que pueden existir algunas similitudes apuntadas por los entrevistados. Se trata de personas jóvenes (generalmente hombres) que no contraen matrimonio. No son los herederos (o al menos no son los herederos únicos) y suelen trabajar más en el ámbito forestal, en la construcción, etc. De manera complementaria, algunos pueden realizar tareas de labor puntuales en la explotación agropecuaria de la Casa. En ocasiones conviven con sus padres o con el hermano que heredó, pero lo normal es que vivan en otro sitio. Se trata normalmente de uno de los hijos del matrimonio rector que, en similitud del tión tradicional, no se casa y tampoco hereda mayoritariamente. Es posible que este «tión» soltero llegue a heredar (y si no a heredar, sí al menos a explotar) completamente la explotación de la Casa, no por ser tión sino por ser el único hijo (soltero) que se queda. La explicación en nuestra opinión viene dada por el impacto demográfico que se ha producido sobre la estructura de los elementos personales de la Casa, lo cual (frente a la falta de personas) puede dar lugar a «fusionar» algunas figuras (hijo)-(hijo soltero)-(tión)-(heredero). Sin embargo ésta última no es propiamente un tión sino más bien un hijo soltero que puede pasar de cuarenta años. En conclusión: la figura tradicional del tión sólo queda residualmente en algunas localidades. Surge ahora con fuerza la posición del hijo soltero que queda en Casa, aunque no la herede formalmente. El tión tradicional desaparecerá totalmente en un plazo no superior a los diez años. e) Estructura productiva de la Casa De los resultados obtenidos, entendemos que la Casa aragonesa está ligada con más facilidad a aquellas familias dedicadas a la agricultura y a la ganadería, y que pueden mantener otras actividades complementarias que les reportan ingresos. 17 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En unas ocasiones la actividad complementaria viene dada por una nómina laboral de algún integrante de la Casa que trabaja en la construcción o en el sector servicios. Otras veces (no hay que despreciar el dato) la actividad complementaria viene dada por el establecimiento de una vivienda de turismo rural, o bien con instalaciones turísticas (lo cual habla favorablemente de las políticas que se están llevando a cabo desde el ejecutivo pertinente). Sin embargo, el turismo no puede ser, tras haber comprobado sobre el terreno la situación, la solución definitiva a corto plazo de todos los problemas de la zona, debido a su estacionalidad. No obstante, el turismo (la montaña, el senderismo, deportes de aventura, las pistas de esquí, etc) ayuda de forma muy importante al desarrollo de estos territorios. Conclusión: la Casa aragonesa comienza a salir de su esquema tradicional ligado exclusivamente a la explotación agropecuaria. Esta evolución hace que con más frecuencia se aprecie cómo la Casa o al menos algunos de sus componentes personales trabajan en explotaciones del sector servicios (turismo, hoteles, etc) que se gestionan a nivel familiar. f) Capítulos y otros. Sobre este tema, lo cierto es que las muestras tomadas no nos ofrecen unos resultados claros. En un principio parece que las capitulaciones matrimoniales se emplean bastante menos (aunque tampoco sabemos hasta qué punto este hipotético descenso en el número de capitulaciones se debe simplemente a la despoblación de estas zonas). Por otro lado, las estadísticas notariales pueden ofrecer un aumento en el número de estos documentos, aunque lo que no aclaran es cuáles de esas capitulaciones se refieren verdaderamente a la Casa aragonesa y cuáles no (por ejemplo, separaciones de bienes, capitulaciones por motivos comerciales o industriales, etc). Otros elementos de la Casa como la autoridad de los señores mayores queda también casi extinguida. 3.- CONCLUSION Como conclusión final los autores de este trabajo creemos, tras haber hablado con más de ciento cincuenta personas directamente relacionadas con la Casa Aragonesa, que esta Institución no es buena ni mala en sí misma. En nuestro caso, concluimos con las siguientes afirmaciones, fruto del estudio de estos últimos años: a) Desde un punto de vista jurídico, histórico y sociocultural, la Institución de la Casa Aragonesa tiene una importancia fundamental. b) La figura de la Casa Aragonesa puede ser regulada en el futuro con un punto de vista más evolucionado, más acorde con la realidad social, y puesto en relación con la empresa familiar aragonesa de cualquier sector. c) La Casa que hoy queda en los territorios avanzados tiene poco que ver con la Casa tradicional, pero se pueden apreciar todavía importantes principios de la misma. Se trata de una Casa diferente, más moderna, más adaptada al siglo XXI (aunque en algunas zonas, esa adaptación es más lenta). d) El impacto demográfico ha afectado de manera especial a esta institución. Los elementos personales de la Casa varían no sólo por la propia evolución de los tiempos, sino también por la incidencia (casi desproporcionada) de la falta de población en general (y de manera particular de jóvenes) en estas localidades. 18 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA BREVE DESCRIPCION DE LA COMARCA DE LA JACETANIA La comarca de la Jacetania, con capitalidad en Jaca, se sitúa en el extremo más occidental del Pirineo Aragonés. Abarca una superficie de 1.857 kilómetros cuadrados, con un total de 20 municipios que se reparten un global de 16.583 habitantes (datos padrón 1996). Su densidad de población es de 9 habitantes por kilómetro cuadrado aunque a principios de siglo ésta casi alcanzaba los 16, situándose las poblaciones con carácter tradicional y preferentemente cerca de los márgenes de los ríos. Sus principales vías de comunicación son, además del ferrocarril, la Carretera Nacional 240 (que enfila la Canal de Berdún), y la Carretera Nacional 330 (que enlaza el Monrepós y Alto Gállego con el Valle de Canfranc y paso de Somport). Su estructura productiva combina turismo y servicios con sector agroganadero. Dentro de esta delimitación comarcal se distinguen perfectamente zonas muy diferenciadas tipológicamente, abarcando desde un ámbito urbano muy importante (ciudad de Jaca) a pequeños municipios de implantación más agroganadera (Fanlo, Mianos, Salvatierra de Escá, etc), pasando por otros de opción claramente turística (en el entorno de las estaciones de esquí, Canfranc, etc). En su territorio se pueden apreciar perfectamente las huellas propias de haber acogido la cuna del viejo Reino de Aragón en multitud de aspectos. Jaca, la primera capital aragonesa, posee una impresionante catedral propia de reyes, lo mismo que los Monasterios de San Juan de la Peña, San Pedro de Siresa o de San Adrián de Sasau (o de Sasabe, que parece recuperar poco a poco mejores tiempos con la ayuda de las instituciones aragonesas). El propio río que surca este territorio desde el norte, da nombre a nuestra identidad: Aragón. Junto a las pistas de esquí y atracciones turísticas de primer orden, aparecen zonas completas de estructura típicamente rural. A todo lo anterior hay que añadir uno 21 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX de los símbolos definidores de la comarca jaquesa, la Estación Internacional de ferrocarril de Canfranc, que en la actualidad está en vías de recuperación, además del Túnel Internacional del Somport. Veamos a continuación cómo hemos encontrado el estado de la Casa aragonesa en esta bella comarca. PERSISTENCIA DE LA CASA FORMAL O NOMINAL «…Somos de Casa Herrero…». La Casa formal o nominal (es decir, la nominación de las familias por la pertenencia a una Casa) es relativamente frecuente, sobre todo en las localidades más pequeñas de la comarca. En otras, como ocurre en la capital comarcal (Jaca), la Casa formal llega a desaparecer, y ello puede manifestarse de dos formas. En primer lugar, podría ser que esta figura no exista como tal en la actualidad en dicha ciudad. En segundo lugar, también sería posible que las personas que nos dicen pertenecer su familia a una Casa son realmente originarias de localidades cercanas que, vaciándose de población, han engrosado los niveles demográficos de Jaca. No obstante, de aquéllos a los que aleatoriamente hemos consultado (con el único requisito de que fueran residentes permanentes en Jaca), todos conocían mejor o peor el sistema tradicional de la Casa, situándolo en otros tiempos o en poblaciones menores del entorno. A pesar de todo ello, en la misma ciudad de Jaca son visibles rótulos en establecimientos hosteleros del estilo de «Casa tal». Sin embargo cabría preguntarse si estos nombres son el último vestigio de la pertenencia a una Casa (al menos formalmente), o son simplemente la típica marca comercial en la que «Casa» tiene el mismo significado que «local», «restaurante», etc. Lo cierto es que, por lo que hemos indagado, sin perjuicio de posibles excepciones, toma fuerza la segunda teoría (no son Casas ni siquiera formalmente). No obstante, aquella simpática señora de la Plaza Biscós de Jaca nos comenta con rotundidad que «…¿La Casa? ¿Lo del heredero único? ¡ Claro que lo conozco! Mi hermano fue heredero, y los demás tuvimos que salir fuera. Pero eso fue hace años, cuando aún vivíamos en el pueblo…». A pesar de lo anterior, no es necesario alejarse demasiado del casco urbano de Jaca para comprobar la presencia de la Casa formal. Apenas a dos o tres kilómetros hacia el norte (Jaca-Canfranc), el azar quiso que nos encontráramos con dos señores, de una edad media cercana a los sesenta años con los que, al poco de iniciar la conversación, pudimos comprobar numerosos elementos y aspectos de la Casa que van a ser recogidos en este estudio. Efectivamente, preguntados sobre el sistema de nominación que utiliza la Casa, nos confirman su existencia en el entorno jacetano. Incluso ellos mismos pertenecen (o pertenecieron) a una Casa, cuyos nombres silenciaron (omisión que nosotros respetamos plenamente). Preguntándoles sobre su localidad (aquélla en la que previsiblemente existían tales Casas aunque solo fuera en un aspecto formal), nos encontramos ante una situación fruto de la mezcla entre la añoranza y la resignación, pues el núcleo de donde procedían sus Casas, ya no existe como tal. Se trata de una aldea que aún permanece en pie, despoblada hacia los años sesenta o finales de los cincuenta, como tantas otras, y que a pesar de su localización ventajosa (dos o tres kilómetros desde Jaca) desapareció. Es el pueblo abandonado de Bergosa. Tal fue la situación que, por consejo de otras personas, decidimos emprender la marcha hasta sus ruinas a través del bosque (aproximadamente una hora a pie). Llegados allí, la sorpresa fue evidente pues los pocos edificios que más o menos aguantaban con sus fachadas en pie, tienen escritos en sus portalones los nombres de las antiguas Casas (loable labor que seguramente fue obra de los antiguos pobladores, hoy diseminados por la Comarca y otros territorios). Así, son perfectamente legibles (tanto en nuestra visita de 1999 como en la más reciente de 2002 donde coincidimos con una celebración de los antiguos pobladores) los nombres de Casa Chaime, Casa Palacín, Casa Mancebo, Casa Valentín, Casa Benedí, Concello, Casa Abadía (donde nos dice una señora que daba clases el cura del pueblo), Casa Isidoro, Casa Campo (junto al horno del pan), etc. 22 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA Por primera vez en casi dos años de estudio de la Casa en el Pirineo, y aunque solo sea de una forma simbólica, somos testigos de la victoria de las propias Casas sobre el enemigo que todo lo puede: la despoblación y el olvido. Mientras los edificios aguanten en pie, los nombres de las antiguas Casas que un día llenaron de vida estas calles a través de un duro trabajo agrícola y ganadero, vencerán si quiera momentáneamente a esta maldita despoblación que tanto daño ha hecho a nuestros pueblos, no solo ya oscenses sino aragoneses en general. Bergosa se nos presenta como un claro ejemplo del modo en que la Casa aragonesa desaparece por culpa de los envites demográficos. Pasear por sus calles estrechas salpicadas de escombros produce un cierto sentimiento agridulce. Por un lado, la belleza del paraje es incomparable. Por otro lado, el silencio, que solo es roto por el sonido de la lejana carretera o de los pájaros, es un contexto perfecto para imaginar a las personas de hace sesenta o setenta años deambular por el lugar, acompañados de sus animales, de ese duro clima que es notable incluso en pleno agosto cuando de repente comienza a llover «…tranquilo, es una nube pasajera, si viniera por Grosín, ya podrías empezar a correr, pero viniendo de Jaca, no pasa nada…», nos dice uno de sus antiguos pobladores. Bergosa. Portada de Casa Chaime. El nombre de esta Casa aparece pintado en una de las dovelas del arco de entrada. Llama la atención cómo el hecho de que una localidad cercana a la capital comarcal, se encuentre casi irremediablemente perdida, aunque todo tiene su explicación. La ausencia de una carretera digna que comunicara correctamente esta localidad con el valle, pudo haber provocado la desolada realidad que actualmente sufre. Curiosamente hoy, con el pueblo ya abandonado, existe una buena senda desde Castiello de Jaca para acceder al pueblo con vehículos. En cualquier caso, la realidad de la institución de la Casa aragonesa que vamos a estudiar, es la que resulta de un paraje gravemente afectado durante muchas décadas por la despoblación y la falta de inversiones. No en vano, nuestras conclusiones sobre la Casa comienzan con un pueblo abandonado como Bergosa, que sueña con una posible recuperación dentro de unas décadas. 23 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En cuanto a la aparición del nombre de la Casa (que no suele coincidir con el apellido), las personas con las que hablamos cerca de la antigua Bergosa, nos apuntan una teoría: «...el origen de estos nombres no se puede conocer en muchas ocasiones, pero en mi opinión el apellido del primer varón que formó esa Casa es el que da lugar al nombre de ésta. Ese nombre irá pasando ya de generación en generación coincidiendo con el apellido del heredero varón, hasta que el heredero sea una hija en lugar de un hijo. En ese caso, de forma clara el nombre de la Casa ya no coincidirá con el apellido de la siguiente generación porque los hijos de la heredera llevarán como primer apellido el de su padre, y no el de la familia que ha dado lugar a esa Casa. Así es como se pierde el nombre de la Casa...». Tal vez su testimonio pueda llegar a ser una vivencia más o menos cercana, ya que en su entorno familiar el nombre de una de las Casas coincidió con el apellido hasta dos generaciones anteriores a la suya, cuando los tres posibles herederos de la Casa eran hijas. Continuando con nuestro camino más hacia el norte, y siguiendo la propia carretera, preguntamos igualmente en Castiello de Jaca (población cuya estructura se hace patente ante nosotros dividida en dos barrios separados por un barranco y carretera) a una joven sobre la nominación de las familias por su pertenencia a una Casa. Nos confirma que es cierto, las familias son Casas en su mayoría, pero de sus palabras tal vez podamos deducir que el impacto del turismo o quizás la cercanía a la ciudad de Jaca, provoca una menor contundencia en el sistema de la Casa formal (pudiera parecer menos subsistente que otras zonas visitadas), aunque también resulta ser indiscutiblemente cierto que se usa en la actualidad por parte de algunos vecinos. Esta misma joven nos dice que su familia es Casa, aunque el negocio que explotan no lleve su mismo nombre. En cuanto al origen del nombre de la Casa propia, y en general del resto, no nos sabe explicar con certeza su procedencia. En su caso, como en otros muchos lugares de la zona, nombre de la Casa y su apellido no coinciden. A ciencia cierta sólo sabe que el mismo proviene de varias generaciones anteriores. La propia fisonomía constructiva de esta bonita localidad, entre interminables subidas y bajadas, ofrece ejemplos claros de construcciones (que no instituciones) al estilo de la Casa tradicional, plenamente adaptadas a la irregularidad del terreno (lo cual a su vez, es símbolo inequívoco de la dificultad que la orografía supone para sus pobladores). Asimismo por primera vez en el Pirineo Aragonés nos apuntan otra teoría sobre el origen del nombre de la Casa que, por más que sospecháramos su aparición desde el principio de este estudio, lo cierto es que no ha surgido hasta este momento (en su recta final y tras dos años de investigación). Se trataría de ubicar el origen del nombre de la Casa en el «mote» de la familia. Así es, como hemos podido comprobar, llega un momento en el cual conforme nos dirigimos hacia el sur de la provincia de Huesca, el concepto de Casa se va diluyendo hasta el punto que la Casa formal cede en favor de otro tipo de nominación de las familias, que es el mote o directamente el apellido. Aunque aquél funciona de manera parecida al nombre de la Casa, su función y su origen no son los mismos. No obstante, las similitudes también son evidentes: la familia (al menos la rama paterna) es conocida por dicho apelativo, el cual o bien nada tiene que ver con el apellido o bien puede ser una derivación del mismo. Sea como fuere, en el entorno jacetano nos aseguran que el nombre de la Casa también puede tener su origen en presuntos motes: Casa del Cojo, Casa de los curas, etc. En cierta forma estos nombres, que pueden perpetuarse de generación en generación y derivar en otros diferentes, también tienen cierto parecido con nombres de Casas donde la profesión de uno de los componentes sirve para designar a toda una familia: Casa Ferrero, Casa Herrero, Molinero, Pelaire, etc. Villanúa ofrece un panorama parecido al explicado para otras poblaciones visitadas. El pueblo aparece igualmente dividido en dos zonas. Una de ellas es el pueblo viejo, más protegido frente al clima y con construcciones más antiguas. La otra zona es más nueva, dominada por edificaciones de apartamentos y similares siguiendo la carretera. Nos informan desde su ayuntamiento que efectivamente, el sistema de nominación de Casa existe en la localidad, y que el nombre de éstas no suele coincidir con el apellido. Nos ponen algunos ejemplos (Casa Artillero, Casa Chato, Casa Tatí, Casa Franche, etc, a todas ellas correspondiéndoles un apellido diferente). 24 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA Otras localidades más pequeñas no hacen sino confirmar la tendencia que, por otro lado, es general en todas las zonas pirenaicas y casi todas de las prepirenaicas. Borau e incluso pequeños núcleos del entorno jacetano como Aragüás de Solano, Villanovilla (camino a Santa María de Iguacel), etc son buenas muestras de ello. En la primera de estas dos últimas (Aragüás) nos hablan de que en algunos casos los nuevos moradores imponen al nombre de la Casa su apellido, de manera que lo que antes era Casa x, ahora es Casa+apellido del nuevo morador. Algún ejemplo parecido nos han expuesto en Borau, especificándonos que esto se da entre la gente joven, porque los mayores siguen llamando a la Casa por su nombre antiguo. En Villanovilla, se hace patente el nombre de alguna Casa en la entrada de la propia edificación, llegando a haber casi tantas Casas como habitantes. Otras localidades de este territorio mantienen su propia idiosincrasia en lo que a la Casa formal se refiere. Tal es el caso de Canfranc, y más concretamente de Canfranc-estación. En este núcleo poblacional preguntamos a una persona mayor que regenta un negocio, concretamente un hotel. Por su edad pensamos que sus respuestas iban a ser concordantes al menos con los aspectos de la Casa formal, pero su explicación al ser preguntado sobre la pervivencia de ésta fue simplemente la de «...seguramente que sí...», sin llegar a afirmarlo con contundencia. En principio procedimos a desechar la muestra por no ser concluyente, pero tras hablar con diversas personas conocedoras de estos lugares interpretamos de otra manera la respuesta. Y es que, en Canfranc-estación pueden aparecer diversas peculiaridades en lo referente a la Casa formal, y más concretamente en la omisión de ésta debido al origen cercano en el tiempo de esta localidad. En otras palabras: «...aunque Canfranc y Canfranc-estación no son dos municipios diferentes, su origen es plenamente distinto. Mientras Canfranc-pueblo cuenta con una historia importante que se remonta a muchos siglos atrás, el núcleo que se conoce como Canfranc-estación apenas tiene ochenta años, siendo buena parte del mismo consecuencia de la venida de muchos obreros y comerciantes así como de sus familias, con ocasión de la construcción del túnel y estación internacional de ferrocarril, y de las diversas obras de contención hidráulica, contra avalanchas y repoblación forestal que se llevaron a cabo en el primer tercio de este siglo ...». Tal vez (sólo tal vez), la Casa nominal aparezca de una forma un tanto diferente en Canfranc-estación que en el resto de localidades del entorno. No obstante, a primera vista se hacen perceptibles algunos aspectos de la Casa formal, si bien en bastante menor medida. Quizás incluso ésta no se encuentre presente en este núcleo poblacional, cuyas construcciones son mayoritariamente originarias del primer tercio del siglo XX. La persistencia de la Casa formal está firmemente comprobada también en otras localidades de la zona. Por ejemplo en Jasa (radicada en la parte occidental de la comarca, en la margen del río Osia, a su vez afluente del Aragón-Subordán), la nominación de las familias por su pertenencia a una Casa está confirmada, no coincidiendo de forma general dicho nombre con el apellido de los moradores o titulares de la Casa. En el término municipal de Aísa, las cosas son similares, y no sólo en las localidades menores en lo que a población se refiere. En iguales términos debemos expresarnos con el municipio de Puente La Reina, encrucijada de travesías e intersección del Camino de Santiago en dirección a Navarra. También otros lugares dispares de esta comarca y alejadas del entorno anterior ofrecen rasgos evidentes de la persistencia de la Casa formal o nominal. Así en Hecho las familias parecen conocerse también por el nombre de las Casas además de por sus apellidos. Ambos (como ya viene siendo habitual en las zonas visitadas) no suelen coincidir, y en la entrada a algunas edificaciones es visible el nombre de la Casa (si bien es cierto que esto parece obedecer a causas más turísticas que realmente etnológicas). En cualquier caso, los vecinos con los que conversamos reconocen con rotundidad la existencia de las Casas en su sentido nominal. Hablando informalmente con el que fuera en aquel momento su alcalde se expresa en términos similares, si bien su visión no es tan optimista en el sentido de que el sistema de Casa es algo considerado como anticuado, a pesar de la existencia clara de la Casa formal. Resulta curiosa también en Hecho la respuesta de algún vecino entre casas de arquitectura tradicional y majestuosas chimeneas altoaragonesas: «...para qué vamos a poner el nombre de la Casa en la puerta de la entrada de nuestra casa, si los del pueblo ya sabemos dónde 25 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX vive cada uno...», (lo cual confirmaría la ligazón entre la presencia de rótulos de nombres de Casas en la entrada de éstas con aspectos más relacionados con el turismo o con la simple salvaguarda de una costumbre, más que con motivos realmente sociojurídicos). En la cercana Siresa y en el término de Ansó, la condición de la Casa formal resulta ser similar (en nuestras muestras los entrevistados dicen ser desconocido el origen del nombre de la Casa al no coincidir desde generaciones anteriores el mismo con el apellido del titular: «...es difícil ver un caso en el que coincida el nombre de la Casa con el apellido de verdad de esa familia...»). Situación casi análoga se da en Alastuey o Arrés (lugares pertenecientes al municipio de Bailo) o Biniés (que, a su vez, pertenece a Canal de Berdún), donde las personas con las que charlamos confirman la existencia de la Casa formal en los mismos términos expuestos anteriormente. Los apellidos nunca coinciden con el nombre de la Casa, aunque en algún caso se ven supuestos de lo contrario (incluso más concretamente sí es apreciable la coincidencia del segundo apellido con el nombre de la Casa). Como anécdota en el apartado de la nominación de las familias por su pertenencia a una Casa, cerca de una de las localidades de esta comarca, cuyo nombre vamos a omitir por salvaguardar la privacidad de los posibles descendientes, nos cuentan un lance más de cultura popular: se trata de la Casa llamada Malalma, (derivado de mala-alma), y que parecer ser que se achacaba a una familia cuyo titular (o al menos uno de sus familiares) mantenía un carácter un poco esquivo (en fin, que tenía mal genio, o mala alma) . Otras localidades como Santa Cruz de la Serós (ampliamente conocida por su Monasterio así como por la cercanía a San Juan de la Peña), Aragüés del Puerto o Binacua (lugar que pertenece a Santa Cruz de la Serós), ofrecen resultados idénticos en lo referente a la nominación de las Casas y de las familias por su pertenencia a aquéllas. Igualmente se mantiene la tendencia a no coincidir apellidos y nombre de la Casa. La situación se repite en Fago. Por otro lado, y ya en el extremo occidental de la comarca, lindando con las Cinco Villas, el sistema tradicional de nominación de las familias también se repite (incluso en los municipios colindantes de la comarca cincovillesa existen algunos ejemplos de clara nominación por este procedimiento como en Isuerre o Undués de Lerda ya en el límite con la Comunidad Foral de Navarra). Así, localidades tales como Sigüés (situado al norte de Yesa), Artieda, Mianos o Salvatierra de Escá (lugar de tradición foral por su condición fronteriza) cuentan entre sus pobladores con Casa Gil, Casa Zapatero, Casa Martinico, Casa Sastre, Casa Mina, Casa Pelaire (oficio en aragonés), Casa Granadero, Casa Garcés, etc. En esta zona suele ser generalizada la no coincidencia de nombre de Casa y apellido familiar (con la salvedad de Mianos donde desde su consistorio aprecian lo contrario). En cuanto a los tipos de nombres, la comarca ofrece una variedad abrumadora. Unas responden a lugares (Paúles, etc), otras a nombres propios (León, Benita, Pablo, Julián, Aznar. etc) y otras a profesiones (segador, cartero, sastre, etc). La influencia de la lengua aragonesa se observa ocasionalmente (Achés, Chilico, Chanromán, Chicón, Pelaire, etc), si bien es cierto que en menor medida que en otras partes. En definitiva, y a modo de conclusión, salvo en las grandes localidades, todavía se puede apreciar algunos aspectos de la Casa formal o nominal a lo largo de esta comarca, todo ello coincidente, como veremos, con el resto de comarcas pirenaicas estudiadas. EL NUMERO DE COMPONENTES DE LAS CASAS ACTUALES «…muchos campos han dado un excedente de personas que han tenido que marchar a otros lugares…» Algunas zonas de la Jacetania que estamos estudiando se asimilan a otras vistas del Pirineo (Tena, Benasque,etc) en las que el aspecto más o menos turístico incide en la estructura familiar, aunque como veremos más adelante la ganadería y los servicios también ocupan un sector importante. La influencia 26 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA del turismo puede haber ocasionado cierto efecto de freno contra la despoblación. No obstante, las familias están formadas por muchos menos componentes (como por otra parte se hace habitual en todo el Pirineo) y tampoco aquí acaban de liberarse del efecto desolador del éxodo demográfico, como así lo prueba un buen número de localidades abandonadas en las décadas entre los cincuenta y setenta: Acín (cuya torre aún aguanta en pie), Bescós de Garcipollera (el ganado ha sustituido a los pobladores), la anteriormente mencionada Bergosa, etc. No sólo las causas que se repiten en otros territorios, sino también otras específicas de estos valles (cierre de la estación internacional de ferrocarril de Canfranc, pésimo estado del sistema ferroviario, etc) contribuyen al descenso del número de habitantes de esta zona. Por todo lo anterior, es normal que la estructura familiar haya decaído en cuanto a su número de miembros. Así, por ejemplo en Canfranc la persona con la que hablamos parece deducir que su familia no cuenta con más de cuatro componentes personales, siendo todas ellas mayores (los hijos, si los hay, no viven aquí). En el entorno de Jaca ocurre lo mismo, y así nuestro interlocutor nos comenta que en su caso solo son dos personas ( sus hijos viven entre Jaca y Barbastro). En amena conversación (Castiello de Jaca), los habitantes con los que dialogamos (en el barrio que podríamos denominar de más «nuevo» y claramente hostelero) se animan a establecer su familia en cuatro miembros, de los cuales dos son jóvenes y conviven con uno de los padres (aunque alguno estudia fuera). La bondad de la tarde nos acoge en Borau, donde antes de visitar su poco conocido pero importantísimo en la historia del reino de Aragón monasterio de San Adrián de Sasabe/Sasau, hablamos con varias señoras. Una de ellas nos cuenta cómo en su niñez en su Casa eran el matrimonio, un tío (tión) y seis hijos, es decir un total de nueve familiares. Hoy ella misma nos confiesa que vive sola pues ninguno de sus hijos se ha quedado residiendo en la localidad. Ansó (donde hemos apreciado vestigios de un habla propia), Hecho y Siresa (perteneciente al municipio anterior y conocida especialmente por su Monasterio de San Pedro) ofrecen datos en nuestras muestras muy similares, y junto a Casas con dos personas, se observan otras de hasta cuatro miembros. Un testimonio de un señor mayor del entorno de Siresa nos dice: «...los adelantos técnicos hacen que para los trabajos de la ganadería no haga falta tanta gente. Por otro lado antes había oficios que ahora ya no existen. La agricultura es poco viable. En fin, que la verdad es que salvando el tema del turismo y poco más, muchos campos han dado un excedente de personas que han tenido que marchar a otros lugares para buscarse el pan. Son muchas circunstancias juntas...» Otras poblaciones ofrecen alguna esperanza de repoblación como es el ejemplo de Villanovilla (apellidado por algunos «de los petroleros») donde parece que junto a personas mayores conviven en la misma localidad otras jóvenes que forman Casa (al menos formal o nominalmente). De todas maneras, supuestos de tres miembros por Casa son difíciles de ver. En el término municipal de Jaca observamos varios ejemplos de Casa con dos personas mayores (Casas que en breves años se convertirán en unipersonales, y finalmente desaparecerán). El número de tres o cuatro miembros se repite como norma general en opinión de los alcaldes de Jasa, Puente La Reina, Aísa, Santa Cruz de las Serós, etc, con las lógicas variaciones que la casuística pueda ofrecer. Entre tres y seis es la regla más usual en opinión del alcalde de Alastuey, así como el número de dos o tres en Binacua, y entre cuatro y seis en Aragüés del Puerto. Un testimonio verbal del entorno de Aragüés nos ofrece una idea aproximada de la realidad: «...los jóvenes se van porque los estudios están fuera, sobre todo en Zaragoza, y porque para ejercer algunos oficios hay que salir de los pueblos. Un chico que estudie derecho por ejemplo, si quiere ejercer la abogacía tiene que irse a una capital o un pueblo grande...» Desde el Ayuntamiento de Fago se expresan de la siguiente forma «…En Fago, hay una población envejecida, con Casas en las que solo vive una persona. La media de personas por Casa podría ser de una a tres personas…». Igualmente, una localidad pujante desde el punto de vista 27 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX turístico como Villanúa, ofrece las mismas conclusiones: «…La mayoría de los componentes de las Casas o familias son mayores, solos o matrimonios. Junto a estos hay otros grupos familiares, con una media de unas cuatro personas…». Otras áreas alejadas como Biniés, observan situaciones similares. Familias que hace pocas décadas estaban formadas por cinco, seis e incluso siete personas, hoy quedan convertidas en grupos de dos, tres o a lo sumo cuatro miembros. En el extremo occidental de la comarca escuchamos que «...en la localidad no hay gente joven, solo quedan los ancianos, y el pueblo sirve de fines de semana y veraneo...». Entre los que quedan, hay quien destaca el número de dos personas por Casa o familia (Undués), o de tres (cuatro máximo) como ocurre en Isuerre, Sigüés, Artieda, Mianos o Salvatierra de Escá. En todos estos lugares recuerdan las Casas de hace algunas décadas con siete, ocho o más componentes. Los datos sobre 1991, que nos ofrece el Instituto Aragonés de Estadística sobre el número de personas por familia, confirman y a la vez corrigen los muestreos que hemos realizado. La media en esta comarca de componentes por familia, llega hasta 2’94 en los municipios vistos (hay que añadir Mianos y Artieda que traen cantidades similares, ligeramente inferior a la media aragonesa (3). Las causas de este retroceso se enmarcan en las ya conocidas de despoblación de las últimas décadas. Como va a ocurrir en el resto de comarcas del Pirineo y Prepirineo, la evolución demográfica de la Jacetania es a la baja. En el último siglo, la zona de la Jacetania que estamos estudiando ha sufrido un serio revés en lo que a población se refiere, y acentuado en las localidades y términos municipales más pequeños. El siguiente gráfico lo explica con claridad (datos Instituto Estadística Aragón, 1991). Toda esta Comarca, con la excepción de la ciudad de Jaca, ha sufrido un auténtico desastre demográfico, del que pueden servir como ejemplos los siguientes datos: Bailo ha perdido un 85% de su población, lo mismo que Borau, Fago casi un 90%, etc. En dicho contexto es fácilmente comprensi- 28 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA ble que el número de componentes de las Casas haya descendido abiertamente. En términos globales, en el período del siglo XX existe una variación demográfica a la baja en la Jacetania del 41’8 % (situación que ha sido mejorada en la década de los noventa). DECADENCIA DE LA FIGURA DEL «TION» «…eran personas muy trabajadoras…» Del concepto tradicional de «tión» poco o nada queda en gran parte de estas zonas. Sin duda, personas de cierta edad que permanecen solteras, se dan e incluso algunos pueden convivir con sus hermanos casados o con los padres. No obstante (y como ocurre igualmente en casi todo el Pirineo) ni las funciones desempeñadas actualmente por estos sujetos son las mismas, ni en general se entiende a esta figura de igual forma. En pocas palabras, podríamos decir que el tión como tal no existe, y que lo único que puede perdurar son dos aspectos: en primer lugar el recuerdo de esta figura como algo excesivamente lejano que ya acabó, y en segundo lugar la subsistencia de algunas personas mayores (con alguna excepción entre sujetos de mediana edad) que ya no ejercen ninguna actividad y que en su momento fueron tiones o «...el tío..». En este contexto, hemos preguntado en los límites entre Castiello de Jaca y Jaca, donde nos han dicho que los tiones hoy no existen. Sí que los recuerdan no muy lejanamente como personas «...muy trabajadoras, hasta el exceso quizá, que además se llevaban broncas cuando tenían la culpa de algo y cuando no la tenían también...». De este testimonio deducimos la capacidad de trabajo de éstos (que además se va a confirmar en todas las comarcas visitadas del Pirineo), así como su difícil posicionamiento dentro de la familia: pertenecen a ésta, pero ni son los herederos ni son sus hijos. De la misma opinión, en el sentido de que ya no hay tiones, se expresan en Alastuey. También en Castiello los jóvenes con los que charlamos nos confirman la práctica desaparición de esta figura, que parece haber quedado solo de forma residual (personas muy mayores) o bien ha evolucionado tanto que ya no se les considera como el mismo modelo (el/la soltero/a que no convive con el hermano). En Villanúa, Jasa, Aísa, Aragüés del Puerto, Santa Cruz de la Serós o Binacua, nos ofrecen versiones muy parecidas. Y así, nos dicen que tiones sí que existen pero son personas mayores, y esta figura ya no se da entre los jóvenes. Algo diferente es la respuesta obtenida en Puente La Reina donde 29 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX nos aseguran que los tiones sí que surgen en la actualidad, quizás no con la misma proliferación que antes, pero siguen siendo trabajadores activos. En Borau, la figura del tión queda también para personas mayores. Incluso nosotros hemos podido hablar con algunos de ellos sentados «tomando la fresca», pero son gente muy mayor. Otras zonas de la Jacetania ofrecen situaciones muy semejantes. Así en Hecho, nos dicen que hay tiones, prioritariamente entre los mayores y que algunos permanecen activos. En Biniés la persona mayor que nos habla mientras observamos el precioso castillo-palacio de dicha localidad confirma que tiones sí que hay, preferiblemente mayores, pero sólo son hombres, pues entre las mujeres apenas hay solteras, y cuando se casan «...pasan a otra Casa...». En Ansó, los entrevistados relacionan a los tiones con una figura pasada, o bien con familiares mayores (su alcalde en aquel momento también nos niega la existencia de esta figura en la actualidad). En cambio, en Siresa los encuestados reconocen su existencia actual «...casi uno por Casa...» nos llega a decir una señora, tal vez con un cálculo demasiado optimista. Otro señor nos presenta a un «soltero», que no llamado tión, quizás porque entienda que es lo más parecido al tión de hace años. Se trataría de una especie de «tión evolucionado», de unos 45 o 50 años, que no es realmente un tión, sino un soltero de cierta edad que trabaja para la Casa. En Siresa, otras personas también nos dicen que tiones o solteros jóvenes prácticamente no hay porque éstos se casan incluso con «...chicas de fuera...» (parece dar por sentado que si existen solteros jóvenes deben ser chicos, y no chicas), «...hasta siete bodas hemos tenido en poco tiempo...». La antedicha zona occidental de la Comarca de la Jacetania (Sigüés, Artieda, Salvatierra de Escá, etc) ofrece algún perfil más extremo, en el sentido de negar con mayor rotundidad si cabe la existencia actual de los tiones. En algunas ocasiones incluso ha dado la sensación de ser una figura muy excepcional, aunque nos consta que históricamente se ha dado (tal vez en menor medida que en otros lugares del Pirineo). La estadística oficial no ofrece resultados en lo que a tiones se refiere, por razones obvias. La única solución para averiguar la subsistencia o no de esta figura, así como su frecuencia, sería la utópica de preguntar en cada localidad familia por familia. Como ello no es posible para una pequeña asociación como la nuestra, vamos a añadir a los testimonios anteriormente expuestos una aproximación estadística. Queremos dejar claro que los siguientes datos NO SON EL NUMERO DE TIONES, sino una mera aproximación al grupo de personas en los que necesariamente los hay. Para ello partimos del concepto básico de tión que tradicionalmente se tiene (es decir, la persona de cierta edad que permanece soltera y trabaja para la Casa) y lo combinamos con dos estadísticas: la de personas cuyo estado civil es soltero, y la de personas de edad superior a la que habitualmente se casan los oscenses. Es decir, lo que realmente buscamos es el grupo social de personas que son solteras y a la vez cuentan con una edad superior a la media para contraer matrimonio en la provincia de Huesca (de alguna forma, solteros que «deberían» estar casados estadísticamente). Y así, la media para contraer matrimonio en Huesca provincia es de 26 años para las mujeres y 28 para los hombres. Por facilitar las cosas, entendemos que la media para contraer matrimonio es, tanto de unas como otros, de 30 años. Estadísticamente, esto quiere decir que en principio los menores de 30 años (en realidad tendría que ser las mujeres menores de 26 años y los hombres menores de 28) son todos solteros (al menos en la ficción estadística). Sólo tenemos que encontrar cuántos menores de dicha edad se dan en la localidad, entendiendo que todos ellos son, en principio, solteros, y compararlo con el número total de solteros efectivos de la misma localidad. Pues bien, el exceso de este número de personas de estado civil soltero, sobre el número de menores de 30 años (que suponemos todos solteros) es el índice aproximado de personas mayores de 30 años solteras, grupo en el que teóricamente deberían encontrarse los tiones. Repetimos una vez más que dichos resultados no son el número de tiones por localidad, pero sí ofrecen unos parámetros precisos que pueden ayudarnos a configurar el grupo social en el que se integran los tiones. De los datos recogidos estadísticamente, se deduciría que el único núcleo que mantie30 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA ne esa aproximación de grupo por debajo del 10% de su población global sería Jaca (la capital comarcal), que se sitúa al 6%. Por el extremo contrario destacan Fago y Ansó, en torno al 25% de la población total. La media con Jaca es 15’5, y sin ella de 16’6. Volvemos a recalcar una vez más, que dichos porcentajes no se corresponden con el número o peso relativo de los tiones, sino del grupo social en el que podría haberlos (lógicamente cuanto mayor es el porcentaje de dicho grupo, mayores son las probabilidades de que existan tiones). LA TENDENCIA DEL HEREDERO UNICO «…en este tipo de economía no se puede partir…» El rasgo estructural más importante de la Casa Aragonesa es la tendencia a agrupar todo el patrimonio familiar en una sola mano, y para ello la herencia (entre otras cosas) queda reservada para una sola persona: el heredero único. Hace varias décadas, el heredero único era una figura fácil de observar en los entornos rurales de esta comarca, y por los comentarios de las personas con las que hemos hablado, éste solía ser el primogénito varón. La finalidad del heredero único nos ha sido explicada en numerosos puntos de la Jacetania (incluso en la misma ciudad de Jaca) en los siguientes términos o similares: «...está claro que en este tipo de economía no se puede partir. Puede parecer injusto para los demás hijos, pero no lo es porque a ellos siempre se les deja algo también, de una forma o de otra, y porque en muchas ocasiones quedarse con la explotación familiar supone un gran número de sacrificios que no todo el mundo está dispuesto a asumir...». Hablando en Hecho, varios vecinos nos afirman que hoy en día suele repartirse el patrimonio familiar entre los hijos, pero que aún perdura en algunos casos el heredero único, al que se define como «...el hijo para el que queda todo, con el fin de que todo permanezca en una sola mano, y con él la Casa...». Todo parece depender del volumen de patrimonio que tenga la Casa, y de la actividad principal que desarrolle. En principio, parecería deducirse que la Casa perdura más en familias que: — residen en núcleos poco poblados — gozan de un patrimonio pequeño — desarrollan actividades agrícolas o ganaderas Las mismas personas de Hecho nos comentan también que desde hace años, ya no se instituye heredero único al hijo primogénito varón, sino que da igual el sexo o la edad de éste, de manera que hijas, hijos, mayores o menores, optan en igualdad de condiciones a este puesto cuando se da. En realidad el volumen principal de la explotación de la Casa se deja a quien se queda con los padres. Actualmente se observan particiones «dirigidas», es decir particiones en las que a falta de un heredero único hay un coheredero que puede recibir la explotación y la Casa principal, mientras que el resto se distribuye otros campos, casas, dinero, etc. De alguna forma podríamos hablar más que de un heredero único, de un «heredero de facto» a efectos de la Casa, o incluso de casos en los que habiendo particiones más o menos igualitarias entre los hijos, uno de éstos (no necesariamente el primogénito varón) explota todas las tierras pero siendo un simple cotitular de éstas al que se le compensa económicamente de alguna forma por el resto. En Siresa, de charrada en una de sus plazuelas con un grupo de hombres, una persona nos comenta que «...la figura del heredero único ya no es exactamente una tradición obligatoria, sino una opción más. Claro que se darán casos de herederos únicos, pero ahora partir la herencia no es nada extraño...». Su acompañante nos dice que «...hay formas y formas de partir... Si son varios hijos y resulta que todos se van menos uno que se queda, éste será en la práctica el heredero con independencia de que se quede todo o solo una parte mayoritaria...». En la misma localidad también recogemos otro testimonio de gran valor, pues una mujer nos dice que la figura del heredero único ya casi no se da «...afortunadamente...». Ella misma partirá entre sus hijos 31 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX en lotes iguales porque «...todos son iguales...», sin entrar en la justificación de la unidad del patrimonio en una sola mano. Sin duda, su estructura económica, y su posición más o menos desahogada, le permitirán partir los bienes sin mayores problemas entre sus descendientes. En Ansó, la persona con la que hablamos nos dice que él fue heredero único, pero porque el resto de sus hermanos abandonaron el pueblo. En cuanto a la figura en la actualidad «...ya no se da como antes y se parte, pero a veces ocurre que el que se queda trabajando y residiendo aquí se convierte en heredero...Antes sí que se daba con frecuencia, y solía serlo el primer hijo varón...». En el cercano Biniés, ocurre algo parecido, y así mientras tomamos un respiro al amparo del viento de la tarde, nos dice una pareja de personas mayores : «...hay veces que no se puede partir el patrimonio de la Casa y entonces es uno de los hijos el que se lo queda en principio casi todo, pero tampoco es necesario que sea el hijo varón mayor, sino más bien el que se queda con los padres para cuidarlos y hacerse cargo de la explotación...». En uno de los casos de esta zona, un señor mayor reconoce que teniendo tres hijos, dos de ellos residen todo el año fuera (en Zaragoza y Francia), y que sólo uno se ha quedado con él. En consecuencia tiene la intención de dejarle todos los bienes de la Casa a éste, aunque a los otros dos les deje algo (otra cosa es lo que haga realmente al final). En otro caso también en las cercanías de Berdún, una señora nos comenta que «...mis tres hijos están fuera, pero de alguna forma todo queda unido porque son los tres los que llevan las tierras cuando vienen los fines de semana...». ¿Será ésta una nueva forma de entender la Casa? Otras localidades traen los siguientes resultados. En Jasa (donde por cierto, se encuentra la Casa natal de Don Joaquín Gil Berges) nos señalan que la institución de heredero único se da a veces, pero no con carácter general (no obstante, cuando surge, no es siempre el primogénito varón como ocurría antaño, sino que más o menos da igual que sea hombre o mujer, mayor o menor). Parecido ocurre en Alastuey, donde el heredero único solo aparece en contadas ocasiones, pero siempre coincidiendo con la persona que decide quedarse en la localidad (por lo tanto, y tal como nos apuntan, tampoco aquí se da preferencia ya al varón o al primogénito). En Aísa, a donde acudimos tras visitar Aratorés y Borau a través de una tortuosa carretera de montaña que alcanza esta localidad a 1045 metros de altitud, tampoco nos hablan del heredero único como regla general, sino solamente como una opción con relativa frecuencia en las localidades más pequeñas del valle. En tiempos anteriores, la tendencia al heredero único era muy evidente, pero de ello puede hacer ya varias décadas. En Puente La Reina, su alcalde nos contesta que la figura del heredero único puede darse con cierta generalidad, siendo con carácter preferente el primogénito varón el elegido para desempeñar tal cargo (con las lógicas variaciones que la casuística puede ofrecer), aunque parece apreciarse una tendencia muy evidente a la baja (puede que lo que realmente subsista sea el concepto teórico de heredero único de facto más que la figura tradicional). En Binacua, como ocurre en la mayoría de las localidades con niveles demográficos bajos, aparece la tradición de heredero único con cierta generalidad, pero siempre coincidiendo con la persona que decide quedarse en el pueblo (antes era el primogénito varón). En el límite entre Castiello y Jaca nos comenta alguien que «...la figura del heredero único está establecida por ley, y es algo que no se puede cambiar, hasta el punto que si había algún problema o controversia, se reunía una especie de Junta de dos familiares más el cura para dirimir la situación. El heredero siempre es un varón, aunque no necesariamente el mayor. Se establece ante un notario, y lo hereda todo pero también carga con grandes responsabilidades pues debe mantener y dotar a sus hermanos... Esta figura del heredero único es necesaria, no vayáis a creer que es un capricho...». En la misma conversación nos menciona que un familiar joven (edad más bien mediana) es heredero único, pero se encarga de las tierras de labor desde 32 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA Huesca. Partir hasta hace pocos años se convertía en las localidades más pequeñas en una tarea muy complicada, aunque ahora tal vez sea la opción más normal. En Borau, la persona con la que departimos utiliza argumentos muy parecidos a los escuchados en otras localidades para explicar la situación del heredero: «...lo del heredero único ahora no se da, no por nada, sino porque se queda muy poca gente. Lo que suele ocurrir incluso en vida de los padres es que el que queda en el pueblo se ocupa de todas las tareas y de conservarlo, y normalmente acabará quedándose todo si él se queda a vivir aquí y los demás hermanos se van. No obstante, la casa familiar es utilizada por todos cuando vienen los fines de semana, etc al menos hasta que se parte, y aún así a veces después también, porque de alguna forma es la Casa de todos...». En Santa Cruz de la Serós declaran que el heredero único sólo se da a veces, existiendo cierta tendencia a que lo sea el primogénito varón, aunque de un testimonio oral desprendemos que la tendencia a que sea el hijo (y no la hija) la que en ocasiones pueda ser heredero único, ni es algo generalizado ahora, ni tampoco (aunque sí más frecuente) lo era antes. En el entorno jacetano (Villanovilla) un joven sostiene que los problemas demográficos impiden hablar de herederos únicos en la localidad. No obstante, nos comenta un caso de un hombre ya mayor (de setenta años en adelante) que en su momento fue heredero único, y que aún vive. Sin embargo todo parece indicar que se trata de una Casa unipersonal y, por otro lado, condenada a la desaparición. Los comentarios hacia la figura del heredero único tal y como se concebía hace unas décadas, son siempre elogiosos, especialmente para la persona que adquiría la responsabilidad de sacar adelante la Casa y a los hermanos solteros. La idea de «necesidad» de esta figura para la vida en el Pirineo surge continuamente entre personas de muy diferente perfil. Donde ya no hay acuerdo es en que dicha necesidad provocara que heredero lo fuera siempre el varón primogénito. Tal vez pudiera concluirse que, en términos generales, heredero único antes lo era el más capaz con independencia de otras cualidades (los casos de designación del heredero a favor del hijo y en detrimento de la hija no deben ser analizados desde un punto de vista sexista, porque éste no es su contexto). En la actualidad, la figura del heredero único se da muy poco, y siempre es que el que decide quedarse. En la misma zona nos hablan también de casos de particiones hereditarias como algo más general y real. Otras localidades como Aragüés del Puerto mantienen con toda rotundidad que la figura del heredero único no se da en la actualidad. La vida hoy ha evolucionado mucho, y queda lejos (según las conversaciones mantenidas en la zona) del tipo de vida de hace algunas décadas. No obstante, los conceptos de Casa (y su necesidad de antaño) son claramente visibles en algunas zonas, si bien es cierto que la evolución sufrida en los últimos años se hace igualmente patente. En general, la idea de heredero único se encuentra latente en infinidad de comentarios, costumbres, etc. Empero, no es una práctica si quiera habitual (al menos en lo que nosotros hemos podido observar). Sí que creemos importante señalar que puede surgir un nuevo concepto de Casa ligado al establecimiento comercial u hostelero en el que trabajan varias personas pertenecientes a la familia, y en el que puede que exista una mayor tendencia a dejar el negocio en manos de uno de los hijos, si bien tampoco puede concluirse de ello en términos generales, ni de la necesidad que existía antaño sobre este tipo de organización. EVOLUCION DE LOS «SEÑORES MAYORES» Bajo el nombre de «señores mayores», o de «amos» o «dueños», según las zonas, se conoce a la figura que engloba al matrimonio que dirige la explotación familiar de la Casa, al haberla asumido como herederos, entregando posteriormente tal dirección a uno de los hijos, quien a su vez será el nuevo heredero. Los señores mayores, a pesar de haber cesado en la dirección de la explotación parcialmente, siguen gozando de cierta autoridad familiar además de poseer aún numerosas prerrogativas en 33 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX lo que a la explotación se refiere, sobre todo en lo relativo a los cambios en los bienes inmuebles. Los señores mayores (el matrimonio mayor) convivían en la misma Casa con el nuevo matrimonio. Saber si esta figura persiste o no en la actualidad solo puede llegar a conseguirse de forma aproximada, pues la estadística tampoco en este caso nos conduce a soluciones exactas (simplemente indica si los padres mayores conviven con los hijos, pero no de qué forma o con qué funciones). Por todo ello, nosotros hemos optado por preguntar en nuestras muestras sobre tal aspecto. Y así, en Hecho hablándonos de otro tema relacionado (el heredero único) nos comentan que «...el patrimonio familiar es costumbre que se deje a quien se queda con los padres, y se dedica a trabajar duro por los negocios...». Con ello se ofrece una visión del futuro o incluso actual heredero, quien trabajará la explotación familiar junto a los padres. Estos mantendrán todavía cierto poder sobre la Casa, pero es de esperar que poco a poco esa delegación acabe recayendo sobre los hombros del hijo de una forma global. En Ansó, la convivencia entre el matrimonio mayor y el matrimonio joven en opinión de nuestro entrevistado casi no surge porque «...cuando uno se casa ahora quiere vivir independiente...». Sin embargo, en casas de explotación familiar, cuando se da el caso, suelen estar codirigidas por ambos matrimonios, manteniendo en un principio el mando el padre, hasta que con los años va cediendo paulatinamente a favor del hijo. En la misma localidad observamos algún establecimiento en el que junto al padre trabajan varios hijos, todos juntos de manera que lo hacen si no «para la Casa», sí al menos «en la Casa», de una forma muy parecida a como operan los comercios familiares en la gran ciudad. Las personas entrevistadas en Siresa nos ofrecen contestaciones muy parejas en torno a los presuntos señores mayores: «...si por ejemplo, una explotación ganadera vacuna se lleva entre el matrimonio mayor y el joven, las ganancias se repartirán a medias, no a una caja única, y por supuesto eso no significa tampoco que vivan bajo el mismo techo, aunque la Casa es la Casa...». De forma afín opinan en los supuestos de Casa nominal o formal de Biniés, aunque las cosas parecen decantarse más porque la mayor parte del peso y responsabilidad de la explotación recaiga sobre el hijo, en una medida superior que sobre los padres. En cuanto a la convivencia entre el matrimonio mayor y el joven, nos contestan que «...el casado, casa quiere...» En Aísa, así como en Santa Cruz de la Serós, Aragüés del Puerto o Binacua, los casos de convivencia entre el matrimonio mayor y el joven no se da con carácter general, sino sólo a veces, y cuando esto ocurre, generalmente la explotación está codirigida por ambos matrimonios, sin que se pueda decir que exista un predominio claro de una sobre la otra. En Alastuey, la convivencia entre los dos matrimonios parece ser (a primera vista) algo mayor, pero en este caso la voz cantante en el negocio es del matrimonio joven. No obstante, en muchos casos esta convivencia física no se da, aunque todos pueden realizar funciones para o en la Casa. Y también al contrario, surgen muchos casos en los que alguno de los padres viven con algún hijo casado, aunque el carácter de «señor mayor» realmente no exista ya, sino que tal convivencia pueda darse más por motivos de salud de alguno de los padres que por otra cosa. En otras localidades aparecen otras variaciones. Por ejemplo, en Puente La Reina se afirma persistir con cierta frecuencia la convivencia del matrimonio mayor con el joven en la misma Casa, pero en cambio la dirección del negocio familiar parece recaer en mayor medida sobre el matrimonio mayor. Tal vez en esto tenga algo que ver el peso de la demografía, en el sentido de que los jóvenes pueden estar trabajando fuera del pueblo o incluso dentro en otra explotación que sirva para aumentar los ingresos. Otros núcleos como Jasa, coinciden parcialmente con Puente La Reina. Así en aquella localidad la convivencia de los dos matrimonios no se puede afirmar de manera general, aunque sí que existen casos indudablemente. Cuando esto surge así, la explotación parece ser regentada preferentemente por el matrimonio mayor, con la siguiente explicación general de su alcalde: «...hay una tendencia a pasar fines de semana en el pueblo de los que trabajan o estudian fuera...». La mayoría de estos 34 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA casos tienen a personas que colaboran en el trabajo de la Casa, pero estando la semana laboral fuera de la localidad, es más propio que la dirección quede reservada al matrimonio mayor, que con gran seguridad permanece todo el año en la Casa de manera continuada. Existen diferentes circunstancias que pueden afectar igualmente al sistema de Casa. Concretamente en Ansó, nos comentan la influencia en estos aspectos de la existencia o no de residencias de ancianos en la localidad o cerca. Lógicamente, existen familias que no pueden (a veces no quieren) convivir con los abuelos, de manera que los poderes públicos han establecido una red de residencias de ancianos donde pueden acudir estas personas pertenecientes a la tercera edad. Sin duda, una residencia desbarata totalmente lo poquito que podría quedar de la figura del señor mayor. LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES No podemos hablar de datos concretos sobre el otorgamiento de capítulos matrimoniales de esta zona, ni tampoco de su frecuencia. Los datos que nos han sido facilitados sólo especifican resultados a nivel comarcal, lo cual plantea problemas, pues en algunas instancias no acaba de diferenciarse entre Jacetania y Alto Gállego. Por ello, vamos a presentar los dos territorios juntos, con independencia de que actualmente se desarrollen como dos comarcas diferentes. Establecida la anterior premisa, veamos los datos ofrecidos por el Instituto de Estadística en cuanto al número de matrimonios, y la estadística del Colegio Notarial en lo referente a número de contratos por razón de matrimonio, para los años noventa del siglo XX (pongamos por caso el año de 1992). En cuanto al primer dato, el número de matrimonios de todo este territorio se concreta en la cifra de 135, frente a los 5942 ocurridos en todo Aragón. Dicho de otra forma, el índice matrimonios/población se elevaría al doble en la Jacetania y Alto Gállego en conjunto que en el total de Aragón (0’843 frente a 0’499). Esto demuestra que el número de matrimonios (desde un punto de vista proporcional) en este año en los territorios antedichos es muy superior al de Aragón. Corresponde a continuación acudir a la estadística notarial para conocer cuántos contratos por razón de matrimonio se dieron durante el mismo año en las notarías de Jaca, Berdún y Sabiñánigo. Pero, con carácter previo hay que hacer las siguientes matizaciones: — Presumimos que todos estos contratos realizados, se corresponden a personas que viven en Jacetania o Alto Gállego, y al contrario, que ninguna de las personas que viven en esta zona han realizado la operación en otras notarías externas. — Presumimos igualmente que todos los contratos por razón de matrimonio se corresponden con capitulaciones matrimoniales de personas recién casadas, lo cual es una ficción igualmente, pues pueden darse casos de cambios de régimen matrimonial, etc. Aun así, el número de estos contratos en las notarías antedichas es de 20. Los índices que hemos calculado son los siguientes: capítulos matrimoniales/población. En este caso, la tendencia es superior en Aragón pues esta partición arroja un resultado de 0’963 frente a un índice de 0’706 en estas zonas. A priori, esto significaría que en relación a la población se firman más capítulos matrimoniales en la media de Aragón (seguramente por la influencia de Zaragoza y las zonas industriales y comerciales) que en Jacetania-Alto Gállego. Tal vez sería más interesante comparar otro índice, el de contratos por razón de matrimonio/matrimonio. En esto caso, los datos pueden variar un poco. El índice de Jacetania-Alto Gállego se correspondería con 0’148, mientras que en el conjunto de la provincia de Huesca llegaría sólo a 0’092. En cualquier caso, sentar conclusiones a este respecto conllevaría un mayor estudio en profundidad de las estadísticas notariales, que desde nuestra entidad no podemos alcanzar. Lo cierto es que es necesario realizar demasiadas presunciones como para sentar unas bases sólidas. De nuestros testimonios, sólo podemos concluir que las capitulaciones matrimoniales (cuando las hay) no mantienen 35 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX exactamente la misma finalidad que hace décadas cuando suponían un elemento esencial de la organización familiar. Hoy, el papel de estas capitulaciones se asemeja en gran medida a las características y objetivos de cualquier otro lugar (sin perjuicio de ciertas tendencias propias de la zona, que sí parecen tener en mente las personas con las que hemos tenido ocasión de charlar). LA ACTIVIDAD ECONOMICA DE CASAS Y FAMILIAS «…La localidad mantiene un cambio total de estructura económica, de la agricultura y la ganadería hacia el sector servicios…» La zona objeto de nuestro estudio ofrece una gran variedad de entornos económicos, algunos muy diferenciados. Por ello, vamos a combinar los datos de la estadística oficial con los resultados obtenidos por nuestra cuenta para dar respuesta a la pregunta: ¿de qué viven las familias de estas zonas? Comencemos por los datos estadísticos. Según el cuadro que sigue, la mayoría de las familias están ocupadas en el sector servicios, seguido a alguna distancia del sector industrial y de la construcción. El área agroganadera ocupa el cuarto lugar. Los servicios aparecen en primera posición en Santa Cruz de la Serós, Santa Cilia, Hecho, Castiello, Canfranc, Aragüés, Sigüés, Salvatierra de Escá, Aísa y Ansó. En cambio las actividades agrícolas y ganaderas ocupa el primer puesto en Artieda, Mianos, Puente La Reina, Jasa, Fago, Borau, Berdún y Bailo. Queda al margen la capital comarcal, Jaca, donde el sector mayoritario es igualmente el referido a los servicios. Nos encontramos pues ante una comarca en la que claramente hay municipios enfocados hacia el sector servicios (turismo y hostelería, junto al comercio), y otros que trabajan en el contexto de una economía más tradicional basada en la agricultura y la ganadería. En los últimos años parecen haber retrocedido estas dos últimas actividades. Por otro lado, tanto el peso de las actividades relacionadas con los servicios (turismo) como de la propia despoblación, es necesario tener en cuenta que la tasa de paro estimada en el año 1999, alcanza tan solo el 5’9%. Junto a los datos anteriores, habría que añadir otro dato estadístico más, apuntado por algún alcalde de los consultados, y que igualmente ha aparecido en las muestras tomadas por los autores de este estudio. Se trata de la importancia que en algunas localidades tiene el número de personas que colaboran con sus pensiones (los jubilados). En un entorno cuyos datos demográficos ofrecen un gran 36 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA número de personas mayores, conviene saber cuál es el peso en la economía de algunos de estos pueblos de las personas jubiladas. Estos datos son los siguientes (número de jubilados/total de personas activas e inactivas, datos INE 1991). ANSÓ AÍSA ARAGÜÉS PUERTO BAILO BERDÚN BORAU CANFRANC CASTIELLO 29 19 28 32 33 18 13 32 HECHO FAGO JACA JASA PUENTE LA REINA SANTA CILIA STA. CRUZ SERÓS 26 29 18 38 24 27 26 El porcentaje de personas jubiladas alcanza más del 25% en las dos terceras partes de los términos municipales de la zona, lo cual demuestra el peso relativo de estas personas en la economía de la comarca. La misma media para todo Aragón sitúa a este colectivo de personas en casi el 20% (y hay que tener en cuenta que la estructura poblacional aragonesa se entiende ya con dicho porcentaje del 20% como envejecida). Veamos a continuación las muestras tomadas. En Jasa nos manifiesta el alcalde que en general, la gente del pueblo vive mayoritariamente de la ganadería, aunque también nos hace notar la importancia de las jubilaciones o retiros. En cuanto a los servicios, el alcalde dice: «...existe una falta de servicios al ser imposible mantener los gastos (por ejemplo un restaurante, una tienda de alimentación, etc). Los fines de semana y los puentes largos no llegan a compensar. Hay sin embargo una gran demanda de alojamientos. Para ello el pueblo está bastante bien dotado de casasapartamentos para el turista, con todos los servicios necesarios en éstas...». La gente trabaja en casi todos los sectores en la localidad de Aísa, descolgándose el sector industrial, en opinión del alcalde. En Puente La Reina, parece que la gente se acoge más al sector agrario y ganadero, al igual que en Alastuey, lo cual coincidiría con la mayor persistencia en estos núcleos de la Casa formal o nominal. La fuerza de la industria de la madera y de la ganadería, aunque ésta última no es tan evidente como lo fue hace algunos años, pues hace algunas décadas esta actividad constituía una fuente de ingresos muy importante, es mencionada en la localidad de Siresa. Estructura económica muy similar a la que se nos aparece en Ansó, con algunas críticas a las autoridades pertinentes por el pésimo estado de las carreteras, especialmente en el enlace entre Hecho y Ansó. Igualmente se dirigen críticas evidentes hacia los grupos ecologistas en relación al programa de la reimplantación del oso, así como de ciertos sabotajes sufridos en la serrería, porque «...ellos no entienden que la gente que vive aquí se tiene que dar vida, antes de que esto se convierta en un desierto. Dudo que estas personas vivan en nuestros pueblos...». Como autores de este trabajo, nos limitamos a exponer testimonios de unos y otros, sin entrar en mayores valoraciones. En otros lugares como Castiello de Jaca, además de agricultura y ganadería, hablamos con personas dedicadas a la hostelería, mientras observamos la marca inconfundible del sector ganadero a través de la cabañera que atraviesa el lugar. En Canfranc la hostelería también se repite en nuestras muestras junto a algún comercio. En Biniés, parece destacarse la agricultura y ganadería (ovina), junto a retiros y jubilaciones. 37 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX La entrada al casco urbano de Castiello de Jaca mantiene imágenes como ésta, donde junto a modernas urbanizaciones turísticas, todavía permanecen elementos tradicionales como la señalización de la cabañera. Otra persona con la que hablamos es jubilada, y en su opinión, la gente vive mal sólo con la agricultura porque el aprovechamiento de la tierra no es excesivamente amplio debido a la orografía del terreno, mientras que la poca ganadería que hay, suele combinarse con otras actividades para subsistir. Este testimonio fue obtenido en Borau. En Aragüás de Solano y Villanovilla, la actividad agropecuaria parece predominar en la primera de las localidades (si bien es cierto que las personas con las que charlamos, están jubiladas), y el sector servicios (hostelería) en el segundo núcleo poblacional. También en el entorno de la ciudad de Jaca, se hace patente algún testimonio que delata el progresivo abandono del sector agroganadero a favor de otros sectores como el turismo. Sirva a título de ejemplo el siguiente: «…las cosas han cambiado, porque yo recuerdo de pequeña que mi madre bajaba todos los días a Jaca para vender la leche que obteníamos de nuestras vacas…». También algunas zonas del término municipal de Jaca ofrecen una evidente desaparición de explotaciones agrarias de carácter familiar, como puede apreciarse en la dejadez de bancales y fajas, hoy en día ya abandonados. En Hecho, se combinan tres sectores, incluido el industrial (de la madera). Aunque su estructura sectorial es una de las más altas y compensadas del valle, el peso del sector servicios ha desbancado al sector agropecuario, imperante hace algunas décadas, y con algunas referencias a la antigua trashumancia del ganado, que normalmente se iniciaba hacia el sur durante el mes de octubre. Finalmente, algunos comentarios realizados desde los diversos ayuntamientos del lugar, son significativos: «…Quedan tres ganaderos en activo y siete personas que trabajan más en el sector servicios…» (Fago), «…La localidad mantiene un cambio total de estructura económica, de la agricultura y la ganadería hacia el sector servicios. Las familias totalmente ganaderas serían unas tres, más otras tres que se dedican a este sector o a la agricultura de manera parcial. 38 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA JACETANIA El resto (unas cincuenta y seis familias) viven del sector servicios y del trabajo en la industria…» (Villanúa). La decadencia del sector agrícola y ganadero (especialmente el primero) es evidente. A pesar de ello, la convivencia entre la economía tradicional (en retroceso) y la innovadora tendencia del sector servicios (fundamentalmente relacionado con el turismo), da imágenes tan curiosas como la expuesta anteriormente en Castiello de Jaca. No obstante, la tradición jurídica en el ámbito ganadero (principalmente en el tema del aprovechamiento de pastos) es indudable, y buena prueba de ello son las diferentes «facerías» o acuerdos de la vertiente aragonesa con la francesa en relación a este tema. Por ejemplo, los valles de Ansó y Aspe firmaron contrato de este tenor ya en los siglos XVI y XVII. También afectó a la Jacetania la facería firmada en Jaca hacia 1526 con el valle de Aspe concerniente al aprovechamiento de pastos de Astún y La Raca. Incluso en algunas ocasiones estas facerías mantenían cierto contenido penal (delitos de carácter pecuario) como fue el caso de la firmada entre el valle de Aísa y el de Aspe en 1818. Algunas de estas antiguas facerías fueron incorporadas al Tratado Internacional de 1862 sobre límites entre Francia y España, firmado en Bayona, manteniéndose en algunos casos su uso a finales del siglo XX. Otras veces los pactos son firmados por dos valles aragoneses para acordar determinados comportamientos relacionados con los pastos y la ganadería, como por ejemplo Ansó y Hecho en referencia al territorio de Guarrinza, Castiello y Canfranc por el Valle de Izas, o Aragüás de Solano y Valle de Aísa sobre Candanchú. Rebaño de ovejas pastando en una finca de la localidad de Villanúa. 39 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO LA CASA NOMINAL O FORMAL: EL NOMBRE DE LA CASA «…las gentes de aquí se conocen por el nombre de la Casa, y rara vez coinciden con los apellidos…» Iniciamos nuestro informe sobre la pervivencia de la Institución de la Casa Aragonesa en la Comarca del Alto Gállego a través del estudio de los aspectos externos más visibles de dicha figura jurídica. Entre éstos, tal y como mantuvimos en la comarca anterior, quizás el más evidente sea el propio nombre de la Casa que, por costumbre, no suele coincidir con el apellido de las familias en cuestión. Es lo que nosotros hemos denominado la «Casa nominal» o Casa formal, es decir la existencia de la Casa sólo nominativamente sin llegar a prejuzgar por ahora nada más. Dicho de otra forma, investigamos si existen grupos de personas que «pertenecen a la Casa X». Esta forma de nominación de las familias no por su apellido, sino por su pertenencia a una Casa, mantiene un origen consuetudinario respondiendo dicho nombre a causas concretas (aunque en muchos casos desconocidas). No adelantemos acontecimientos, veamos las numerosas muestras que hemos podido realizar. Comencemos por explicar dos circunstancias que, como veremos posteriormente, condicionan la exis- 43 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX tencia, desarrollo o desaparición de la Casa. En primer lugar hablemos pues de la estructura económica de las posibles Casas del Alto Gállego. Así, en muchas de las localidades visitadas, dicha estructura es muy diferente del resto de comarcas y zonas consultadas pues, en el territorio que ahora nos ocupa, el sector turístico mantiene un peso mucho más significativo llegando a mantener en numerosos supuestos el primer lugar en el ránking de importancia de motores económicos, seguido por el sector servicios y el de la construcción y, posteriormente a bastante distancia, el referido a la agricultura y ganadería. Una segunda circunstancia a tener en cuenta es la infraestructura de comunicaciones existente en la comarca. Efectivamente, hemos podido comprobar que la existencia o no de la Casa va íntimamente ligada a la presencia/ausencia de buenas vías de comunicación. En el caso de la comarca del Alto Gállego, existen algunas vías de transporte importantes que ponen en contacto diversas poblaciones con relativa facilidad. Concretamente, se puede hablar de dos itinerarios más o menos articuladores de todo este territorio. El primero de ellos es el conocido como «eje norte-sur» que comunica Huesca al sur, con la frontera del Somport al norte, y Jaca hacia el oeste. La segunda de estas vías es el trazado de la Carretera Nacional 260, que enlaza la zona denominada «El Serrablo» con la Comarca del Sobrarbe (eso sí, a través de un a veces tortuoso puerto de Cotefablo). Junto a las dos anteriores, existen otras dos carreteras menores que ayudan al contacto entre las diversas poblaciones de la comarca (la comarcal A136 en el norte, y la comarcal A1604 al sur). Por otro lado, existen cuatro núcleos poblacionales que proporcionan cierto equilibrio territorial a la comarca, como son (de norte a sur) Sallent de Gállego y Panticosa (núcleos turístico-deportivos), Biescas (turismo y servicios sanitarios) y Sabiñánigo (como cabecera comarcal y cierto peso industrial). No obstante, éste último municipio posee las tres cuartas partes de la población total de la Comarca del Alto Gállego. Las premisas expuestas en los párrafos anteriores van a provocar que el sistema de Casa haya sido variado y modificado en numerosos caracteres y, con toda seguridad, haya evolucionado más rápidamente que en otros valles y poblaciones. En lo que al apartado de la Casa nominal se refiere, no podemos citar una tendencia absolutamente común en las entrevistas mantenidas pues todas ellas, aunque pudieran coincidir en parte del fondo, aparecen discordantes en otros aspectos. Por ejemplo, en Tramacastilla de Tena (entidad local ligada a Sallent de Gállego), el joven con el que hablamos nos expone su convencimiento total sobre la nominación de personas y familias por su pertenencia a la Casa. Efectivamente, apellido y nombre de la Casa raramente coinciden según este testimonio verbal, conociendo a las personas de la localidad por ser «...por ejemplo, José de Casa tal...». Incluso hemos querido traer a colación este primer testimonio por una perspectiva que consideramos positiva e innovadora para este estudio. Se trata de una circunstancia nueva, que no hemos encontrado en otros lugares, consistente en que el joven entrevistado no es realmente nativo del pueblo (ni siquiera es de la zona, pues hasta hace poco tiempo residía fuera de la Comunidad Autónoma habiendo cambiado su domicilio a la localidad). Pues bien, alguien «de fuera», apenas necesita unos meses para asimilar perfectamente el sistema nominativo de la Casa, e incluso reconoce que a él le conocen como «...José, de tal...», es decir no por José de Casa tal (porque no tiene realmente Casa) sino por su ligazón a una empresa o comercio local, de manera que para nombrarle utilizan el mismo método que se usa para nombrar a alguien perteneciente a una Casa: nombre propio sin apellidos (en este caso, el supuesto inventado de «José»), seguido de la proposición «de» y, a continuación, el nombre de la Casa, que en este caso no es tal sino un comercio. Esto demuestra la persistencia de, al menos, indicios de lo que nosotros hemos denominado Casa nominal o formal, hasta el punto de que a las personas que llegan nuevas se les aplica igualmente, e incluso analógicamente entre Casas y comercios o industrias. Un poco más al norte, en Sallent de Gállego, considerado como la cabecera tradicional del Valle de Tena, encontramos otras dos respuestas que merecen ser incluidas en este apartado. En primer lugar, la apuntada por una joven de esta localidad: «...efectivamente, las gentes de aquí se conocen por el nombre de la Casa, y rara vez coinciden con los apellidos. Sin embargo esto ocu44 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO rre sobre todo con las personas mayores. Con los jóvenes también, pero más con los hijos varones mayores, a los que se conoce por ser fulanito de Casa tal. Con las chicas y con los hijos pequeños también ocurre, pero mucho más frecuentemente con los primogénitos varones...». Interesante aportación por lo que de variación supone. Por un lado, una localidad fuertemente asentada gracias al turismo, guarda los nombres de las Casas, pero sobre todo con los hijos mayores. Sin duda se trata de los últimos vestigios del heredero único (primogénito varón) con independencia de que después se reparta la herencia o se deje todo en una sola mano. Esto explica que los hermanos pequeños sean conocidos también por su pertenencia a la Casa, pero en menor medida. Más contundentes son otras dos personas, una de ellas un hombre de mediana edad y el otro, mayor, cuando nos explican que las gentes se guían totalmente por las Casas, y que incluso resulta más fácil identificar a una persona por el nombre de la Casa que por el propio apellido: «...mira por ejemplo, en Sallent hay muchas personas que se apellidan Urieta, pero a lo mejor no son familia entre ellos. Entonces, ¿cómo los vas a distinguir cuando alguien pregunta por ellos por su apellido? En cambio con las Casas esto no puede pasar...». Otras localidades situadas también en el norte de esta Comarca, no hacen sino corroborar la nominación de las familias por «...ser de Casa tal...», con la característica igualmente de que en la mayoría de las ocasiones el nombre de la Casa nunca va a coincidir con el apellido de esta familia. Y así, en términos muy similares se expresan los testimonios tomados en Yésero (núcleo que se sitúa a más de 1100 metros de altitud), Gavín, Escarrilla (entidad que también pertenece al municipio de Sallent de Gállego, y cuya fisonomía ha cambiando bastante), Sandiniés (superando los 1200 metros de altitud, y perteneciente igualmente a Sallent de Gállego) o Aso de Sobremonte (dependiente de Biescas, y también condicionada por sus más de 1230 metros de altitud). En Panticosa (pueblo) ocurre algo parecido. Más concretamente preguntamos en un establecimiento hostelero, donde nos confiesan ser todos los trabajadores del mismo familia entre sí, y pertenecer en buena lógica a la misma Casa. Sin embargo, en este caso el nombre de su comercio no es el mismo que el de aquélla (como hemos podido apreciar en otras localidades). Preguntándoles por qué su comercio lleva como rótulo un apellido en lugar del nombre de su Casa (que, dicho sea de paso «...por supuesto que no coinciden...»), nos explican que todos les conocían más por el apellido que por el nombre de su Casa. Con ello vuelve a presentarse esta muestra como una excepción. Existen también algunas situaciones curiosas en alguna de las muestras tomadas por el resto del valle, y más concretamente en Piedrafita de Jaca (nuevo ejemplo de localidad perteneciente a Biescas, con una altitud superior a los 1200 metros), desde el punto de vista histórico. Por ejemplo, el edificio que todo el mundo conoce como Casa Silvestre lleva el escudo de la familia de los Aznar, o por ejemplo Casa Jaime lleva en su fachada el escudo de los Fanlo. Todos ellos son familias de la misma localidad (por cierto, la visita a esta localidad no puede pasar por alto el ibón de Piedrafita y el bosque de «O Betato»). En el sur de esta comarca, más concretamente en los lindes de los términos municipales de Biescas y Sabiñánigo, la historia se asemeja a cualquier otra zona de los Altos Pirineos. Más específicamente nuestras visitas a Lárrede, y sobre todo a la localidad de Oliván, en cuyo trayecto se ubica la preciosa y pequeña iglesia de San Juan de Busa y donde contamos con la compañía de dos fieles canes procedentes de ésta última localidad que nos escoltaron gentilmente hasta Lárrede a través del antiguo camino, confirman la existencia sin ningún género de duda de la Casa Nominal, repitiendo los mismos argumentos. La gente se conoce mejor por el nombre de su Casa, y esta situación es generalizada en toda la zona en cuestión. Aún más al sur, en el término municipal de Caldearenas, y rozando ya el límite con Jaca, la situación no es nada diferente. Así por ejemplo en Latre (Caldearenas) nos comentan cierta habitualidad de la nominación por Casas así como que tal nombre no suele coincidir con el apellido de la misma familia. En estos lugares tampoco conocen exactamente el origen del nombre de la Casa. 45 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En Javierrelatre, lugar perteneciente al municipio de Caldearenas, este asunto es valorado de la misma forma, e incluso son visibles en la misma localidad diversas edificaciones con el nombre de su Casa al frente. De cualquier modo, la Casa nominal aparece abiertamente, aunque algunas personas maticen más de un punto. El turismo y las comunicaciones influyen mucho, pero no hasta el punto de eliminar la Casa nominal. Nombres como Casa Colorado, Aínsa, Nicolás, etc en Oliván o Caldearenas; Casa Reino, Iglesias, Enrique, Sastre, Molinero, Sancho, etc en el término de Sallent; Casa Portolés, Lavedán, Castán, Valero, Don Pedro, Bandrés, etc en Panticosa, Hoz de Jaca, Tramacastilla y alrededores, así lo confirman. También es patente la ubicación de varias localidades donde las Casas «abiertas» perviven junto a las «cerradas», conservando no obstante todas ellas su propio nombre (en Piedrafita de Jaca están perfectamente delimitadas en la misma plaza del pueblo en un plano explicativo: Casa Salas, Petí, Aznar, Fierro, Matías, etc). Como simple curiosidad, apuntar también que en Sallent (la localidad más grande y turística de la zona objeto de estudio en este apartado) son pocos los negocios de hostelería que ofrecen el nombre de la Casa, aunque también aparecen algunos ejemplos de la situación contraria. En sentido inverso, en las poblaciones más pequeñas, el nombre de la Casa se usa para estos menesteres. EL NUMERO DE COMPONENTES DE LAS CASAS Y FAMILIAS ACTUALES «…Antes se necesitaban muchas manos para el campo, ahora ya no…» Como tendremos ocasión de comprobar en otros lugares de este estudio, la estructura de la Casa se ha visto muy afectada por la evolución de las técnicas agrícolas y ganaderas, el progresivo abandono de estos sectores de trabajo, los movimientos migratorios de población y en general por la tendencia evolutiva de estos territorios hacia la despoblación. La tónica es similar en todo el Pirineo, pero parte de esta zona goza de alguna ventaja, pues la estructura económica de ciertos valles no se basa tanto en la agricultura y/o la ganadería, como en el turismo, los servicios o la construcción. No obstante, tampoco esto debe hacernos suponer que trabajamos con una hipótesis incontestable, pues las localidades más pequeñas sufren en mayor medida la despoblación (otras como Saqués, Polituara, etc ya no lo padecen porque directamente han desaparecido). En cualquier forma, el descenso del número de componentes que conforman la Casa actual es también evidente, aunque tal vez no tan acusado como en otros lugares. La posibilidad de trabajar en la zona está asegurada, y ello evita posibles «fugas» de población. Nos parece significativo que, en nuestras muestras (tomadas siempre aleatoriamente), no hemos encontrado apenas Casas de un solo miembro en el norte de esta zona (términos de Biescas hacia el norte), y en cambio sí varios ejemplos de familias de cuatro y cinco personas en las que se entremezclan hasta tres generaciones (de los abuelos a los nietos). Por otro lado, también es justo decir que se ven muchas Casas cerradas, y otras que si bien es cierto no tienen sólo un miembro, tampoco superan los dos o tres y además de edad avanzada, con especial frecuencia en los núcleos de población más pequeños. Finalmente, consta la existencia de Casas unipersonales en la zona. Las cosas van cambiando poco a poco conforme nos alejamos de zonas turísticas y nos adentramos en otras localidades. Así ocurre por ejemplo en Oliván y Lárrede. Concretamente en este último núcleo no encontramos a nadie para entrevistar, aunque nos consta que por el momento no está deshabitado. Exactamente lo mismo nos ocurre en las inmediaciones de Yebra de Basa (donde reposa el busto relicario de Santa Orosia, celebración de cada junio), en la localidad de Sobás (también a la orilla del río Basa), donde sólo podemos hablar con una persona que, además, no pertenece al pueblo. En Oliván, por ejemplo, uno de sus habitantes nos comenta la existencia en su localidad de doce o catorce Casas, pero a diferencia de la composición de hace algunas décadas cuando las Casas esta46 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO ban formadas por «...incluso hasta doce personas, según dicen...», ahora la realidad es poderosamente diferente, y por ejemplo la persona con la que charlamos vive sola (sus hijos están fuera). En términos muy similares nos habla un joven matrimonio residente en Zaragoza de la experiencia que ellos han comprobado en esta zona. En el entorno de Caldearenas, las cosas no parecen ser muy distintas de las localidades citadas anteriormente. La despoblación se ceba con estos pequeños núcleos, y por ejemplo en Latrés nos dicen algunos de sus habitantes con los que conversamos que en su caso sólo son el matrimonio y el hermano del abuelo (y por tanto un posible tión), porque las hijas ya están fuera estudiando o trabajando en Huesca. Las hijas «...se acercan siempre que pueden...», pero es obvio que no van a quedarse a vivir en la localidad. Los cambios en los sistemas de vida y trabajo son nombrados una vez más aquí de manera muy afín a otras zonas lejanas: «...la mecanización ha cambiado el concepto de Casa. Antes se necesitaban muchas manos para el campo, ahora ya no...». Nos explican que en cierta medida la mecanización de estas labores es contraria al sistema tradicional de Casa, pues provoca una necesidad menor de personas para trabajar y, en consecuencia, hay muchos que no se quedan. La vida en el campo es bastante más dura de lo que las personas de los entornos urbanos podamos pensar. Consecuentemente, la vida de la Casa parece ir ligada a esta despoblación, y como dicen también aquí, «...el que se queda, lleva las de perder...». En Javierrelatre se expresaron de manera muy similar. Cada vez se quedan menos pobladores (nos ponen de ejemplo los problemas para obtener asistencia sanitaria). La persona con la que hablamos calcula que antes tal vez podría haber hasta ochenta y seis Casas abiertas, y tal vez fuera bastante frecuente que hubiera siete u ocho personas bajo el mismo techo. Actualmente supone que, como mucho, pudiera haber una veintena de Casas abiertas, de las que la gran mayoría están compuestas de una o dos personas. Mientras contemplamos cómo nuestra presencia provoca que los pequeños corderos llamen a sus madres y busquen su protección, en Aquilué (Caldearenas) un hombre que ya empieza a entrar en la tercera edad conjetura con que en su localidad tal vez sólo queden cinco Casas como tales, y además apenas dos de ellas están formadas por personas más o menos jóvenes. En el cercano San Vicente de Aquilué, entre algunos bellos ejemplos de arquitectura tradicional aragonesa, las cosas parecen ser afines. En estas últimas localidades nos ofrecen también un caso ciertamente frecuente. Se trataría de personas que trabajan las tierras de labor del municipio pero que ya no viven en el pueblo en cuestión, sino que han llevado su domicilio a Sabiñánigo e incluso otras localidades más lejanas. En Panticosa, la Casa con la que hablamos está ocupada por cuatro personas (madre, hijo y dos hijas más), pero estas dos últimas viven ya fuera. En Piedrafita, el cartel explicativo al que nos hemos referido anteriormente anuncia la existencia de unas veinticinco Casas (en 1488 sólo diez), si bien es más probable que algunas de ellas se encuentren vacías en la actualidad. En Yésero, su alcalde nos informó en su momento de que la composición más usual es la de cuatro personas por Casa, con las lógicas variaciones que la casuística pudiera ofrecer. También este cargo munícipe realiza un cálculo sobre el número de Casas que podría existir en todo el municipio: alrededor de setenta y siete. Queda claro pues las especiales características de esta área concreta en lo que a población se refiere. Por ello quizá en este lugar sea más interesante estudiar los datos que nos ofrece el I.N.E.. En ellos se recoge claramente cómo el número medio de residentes en las viviendas principales es de 3.1 para la comarca de la Jacetania y Alto Gállego (ligeramente superior a la media de Aragón que alcanza las tres personas por hogar). Estudiando los antecedentes de los municipios de esta zona (número de personas/hogar) facilitados por el Instituto de Estadística de Aragón, podemos deducir varias cosas. En primer lugar, en zonas despobladas como ésta con un número de Casas unipersonales o de dos miembros a simple vista apreciable, llama la atención que la mayoría de los índices de la comarca superan la media aragonesa de personas por hogar (establecida en tres miembros), algunas incluso con hol47 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX gura (Hoz de Jaca, Yebra de Basa), mientras una localidad lo iguala (Caldearenas) y tan solo dos localidades se hallan por debajo aunque no en exceso (Yésero y Biescas). Dicho de otra forma, el municipio medio de esta zona gozaría de un índice medio de 3’3 personas por hogar. El cuadro concreto es el anterior (datos para la década de los años noventa). Averiguar por qué con las circunstancias demográficas establecidas en la zona del Alto Gállego y Serrablo, la media es superior a la de Aragón conllevaría un amplio estudio sociológico para el que nosotros no nos creemos lo suficientemente capacitados. Sin embargo desde nuestra vertiente (la sociojurídica), no podemos dejar de pensar en la influencia que en estos índices pudieran tener aspectos sustanciales de la Casa, como la existencia de tiones que acaso convivieran en la misma Casa con la familia del hermano, o del hecho de que en ocasiones cohabiten en la misma Casa el matrimonio mayor con el joven (aspectos que como veremos más adelante podrían haberse dado con relativa facilidad en la zona). La evolución de la población de los distintos municipios que conforman esta zona es, como no podía ser de otra forma, paralela a la de Aragón y sobre todo a la sufrida por la mayoría de localidades del Pirineo y Prepirineo. Si bien aparentemente la zona del Alto Gállego y Serrablo parece haber descendido poblacionalmente de una manera que podríamos denominar de suave o pausada a lo largo del siglo XX (alrededor del 7% de población perdida desde 1900 a 1991), la realidad se nos presenta un poco más pesimista. Efectivamente, los datos de población presentados son correctos, pero su visión es meramente estadística. La realidad es que de los ocho municipios que están situados en esta comarca, sólo uno ha mejorado su población (Sabiñánigo), mientras que el resto han descendido de una manera brutal: Biescas ha perdido el 65 % de su población en noventa años, Caldearenas más del 75 %, Hoz de Jaca en torno al 50 %, Panticosa cerca del 35%, Sallent alrededor del 40 %, Yebra y Yésero casi un 80 %. La evolución de los últimos años en la comarca, no aporta datos para el optimismo, pues para el período comprendido entre 1981 y 1996, los datos del Gobierno de Aragón ofrecen un porcentaje de pérdida de población del 2’5 %. Tampoco ha ayudado mucho la evolución del saldo migratorio de la zona del Alto Gállego, pues en el período 1990-95 ofrece un saldo negativo de 94 personas. De todos aquellos que emigraron, la 48 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO mayoría lo hicieron a zonas aragonesas distintas de la propia comarca (Huesca, Jaca, Zaragoza, etc), seguidas de las personas que cambiaron su domicilio a otras localidades españolas. En conclusión, el número de personas en las Casas actuales ha descendido mucho tanto por razones demográficas como por otras de tipo técnico (mecanización del campo, aparición de otros trabajos menos duros, etc). No obstante son apreciables todavía unos índices de personas por hogar superiores a la media aragonesa. LA EVOLUCION DEL HEREDERO UNICO «...el que se queda, aunque sea heredero único, acaba prosperando bastante menos que el que sale fuera...» En relación al fondo, seguramente, más importante de la Institución de la Casa Aragonesa (el heredero único), hemos obtenido igualmente cierta dispersión en las muestras tomadas. Así, y comenzan49 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX do la presentación de nuestros resultados por la localidad de Sallent de Gállego, una joven nos expone que la figura del heredero único casi no se usa en la actualidad, pero que en cambio en la generación anterior a la suya sí que tuvo gran importancia y fue muy frecuente «...tal vez más por la costumbre de hacerlo que por otra cosa...», en el sentido de que estaba tan asumido por algunas personas que «...debía ser así...», resultando para ellos impensable otra posibilidad. Este testimonio nos explica que ahora es más normal partir la herencia entre los hijos (eso sí, a través de particiones que ya pueden favorecer más a unos que a otros), aunque también pueden verse casos de heredero único. Además recibimos otro testimonio en esta misma localidad que resulta interesante. La persona que tiene la amabilidad de atendernos, nos cuenta cómo en Casa de sus bisabuelos había tan sólo dos hijas. Eran por tanto dos hermanas y, al ser la abuela de nuestra informadora la hermana mayor, se convirtió automáticamente en la heredera única. La hermana pequeña (a la sazón tía-abuela de la persona que nos habla) se casó y fue a otra Casa, para lo cual la dotaron. Cuando le preguntamos si su madre (la generación inmediatamente anterior) o su padre han sido herederos únicos, nos responde que su madre sí (es decir, hija de esa primera heredera única), pero por la circunstancia de ser hija única. En su generación (la actual) todo parece indicar que se va a partir, sin perjuicio de que se realice un reparto que de alguna forma permita continuar ciertos bienes en una sola mano (concretamente, la explotación familiar). Otro comerciante de Sallent, en compañía de su padre y de su mujer, cree que el heredero único aún es una figura que se da, aunque bastante menos que antes. Ahora, por la propia evolución de la figura ya no sería necesariamente el primogénito varón, sino el más capaz (sea éste hombre, mujer, mayor, menor, etc). Se afana en explicarnos que el sistema de heredero único ha sido en muchas ocasiones la única posibilidad de subsistir en el Pirineo, y que no es algo que pueda resumirse en una actitud de «...cabezonería...», sino una auténtica exigencia. Su valoración de esta figura, por lo tanto, es positiva. Nos razona que la designación de uno de los hijos como heredero único tiene su razón de ser, y nos cita un ejemplo que en su opinión delata la importancia de la Casa : «...si por ejemplo unos padres le dejan una finca a un hijo que no es el heredero sino que se casa y pasa a otra Casa, no es sólo que esa familia pierda una finca, sino que además ese terreno (o lo que sea) pasa a otra Casa diferente, de manera que en realidad no se lo das a ese hijo, sino a la otra Casa, a fin de cuentas, extraña a la tuya...». En su testimonio se puede apreciar fácilmente la importancia que aún se otorga en algunos casos al sistema de Casas. Cambiando de localidad, en Tramacastilla de Tena nuestros compañeros de visita mantienen que el sistema de heredero único está muy enraizado por costumbre. Incluso aprecian cierta tendencia favorable a que lo sea el primogénito varón, aunque últimamente el sistema parece abrirse más en todos los sentidos, de manera que comienzan a partir los campos, a dividir las fincas y a vender. También en Tramacastilla nos cuentan lo que nosotros consideramos una anécdota o un recuerdo de la Casa tradicional. Se trata de un símbolo a la hora de comer. Parece ser que el primer plato que se servía en la mesa era para el hijo heredero único, para que éste a continuación lo pasara al resto de los hermanos. En otra conversación nos repiten la misma historia con ligeras variaciones (pues ese plato era probado primero por el heredero único). De cualquier forma, con independencia de la realidad o no de lo anterior, y sobre todo de su vigencia (sinceramente opinamos que esta situación si se daba era más propia de principios del siglo XX o finales del XIX), se trata simplemente en la actualidad de un símbolo: el heredero único es el que cuida de los hermanos que no lo son. Como reiteramos, la realidad o aplicabilidad de dicha costumbre es más que dudosa en la actualidad, si bien es cierto el mero hecho de salvaguardar esta costumbre por tradición oral es digno de mención, en una localidad que gira en torno al turismo y ha sabido guardar igualmente ejemplos arquitectónicos aragoneses de alta montaña (es famosa la Casa Lagaya), más concretamente de una localidad sita a más de 1200 metros de altitud. En Panticosa, la familia con la que hemos platicado, y que regenta como hemos dicho antes un establecimiento hostelero, nos explica que en su caso el hijo varón (que es el menor de los tres des50 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO cendientes) es el «...heredero único...», o al menos si técnicamente no lo podríamos calificar como tal, así lo consideran ellos. Junto a esta designación, las dos hermanas recibieron en compensación otro tipo de ventajas tales como el pago de estudios universitarios, o también otras propiedades de la familia. El patrimonio en este caso se divide un poco, pero con un evidente foco sustantivo a favor del varón. Nuestro interlocutor parece tener muy claro que el varón (que ahora está en una edad en torno a los cuarenta años) es y debe ser el heredero. De nuevo viajando hacia el sur, las cosas cambian. En Oliván la persona mayor con la que dialogamos y que reside en dicha localidad, opina que el caso del heredero único es costumbre y hasta cierto punto habitual en esta zona. Especificando un poco más, nos aclara que antes era siempre el varón, o al menos se prefería al varón. En la actualidad, los problemas de despoblación hacen que la hacienda sea recogida por aquél de los hijos que se queda y decide continuar, si es que se queda alguno. Otro testimonio nos apunta a la generalidad en esta zona de la costumbre de que herede el varón de forma única. En localidades más pequeñas del término municipal de Caldearenas parece pervivir un poco más la tendencia hacia el heredero único que en las localidades anteriores. Por ejemplo, la persona con la que hablamos en Latrés nos cuenta cómo él fue heredero universal, pero por ciertas circunstancias. De éstas, obviamente, la más significativa fue que había sido el único hijo que decidió quedarse a trabajar en la propia Casa. De nuevo nos confirma claramente que ser el heredero único no es ningún regalo, pues «...el que se queda, aunque sea heredero único, acaba prosperando bastante menos que el que sale fuera...». Nos atrevemos a preguntarle qué hará él cuando le toque decidir si realiza una partición o mantiene la herencia en una sola mano, y nos confiesa que hará exactamente lo mismo, pero compensando mejor a los demás hijos. En Aquilué el hombre al que paramos por la carretera, al preguntarle nos contesta que cree que hereda «...solo uno...», sin hacernos mayor referencia a su sexo, edad, o compensaciones a otros hijos. En Javierrelatre, nos aclaran algunas cosas: «...sí que hay Casas con heredero universal, claro que las hay. Y también otros casos en los que además el heredero es el primogénito varón. Pero ahora ya no es algo tan tajante. Hoy generalmente el heredero es el que se queda, sea hombre, mujer, etc...». También en esta localidad nos confiesan la propensión que existe tanto de las personas que se quedan como de las que se van fuera, de no vender las tierras o los inmuebles por costumbre. En cambio, en otros lugares como Gavín, niegan la posibilidad de que en la actualidad se dé con cierta frecuencia la figura del heredero único. Finalmente, nos parece curioso cómo algunas frases se repiten en localidades que pueden distar decenas de kilómetros. Unas veces son oraciones hechas, de estilo claramente jurídico, como la de «...dotar al haber y poder de la Casa...». En este supuesto concreto, se trata de un hombre que identifica el sistema de Casa y de heredero único con un «...Fuero de los aragoneses...». En el norte de la comarca, concretamente en Yésero, la situación no es extremadamente diferente. Con la salvedad de que la figura del heredero único sólo se aplica ahora «...a veces...», cuando ésta se da, suele ser siempre el varón primogénito con prioridad sobre el resto de los hermanos pequeños y de las hermanas de cualquier edad. Con independencia de los lugares y de la diversidad de los testimonios que hemos recabado, la idea del heredero único permanece de forma no inalterable pero sí contundente en la mayor parte de las pequeñas localidades visitadas. Con toda seguridad, estos testimonios no coincidirán con el número de instituciones de heredero único de las notarías, pues éste será significativamente menor, pero el concepto no está olvidado ni (en ocasiones) desfasado. En una evolución de la idea de heredero único, esta institución se presenta más como una situación de facto (una sola persona que se queda) que como «único heredero» (se quedan varias personas y hereda solo uno). Las particiones se realizan de forma más usual, con excepciones contadas de supuestos en los que el heredero único es invariablemente 51 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX ejecutado, pero en muchas de las particiones la distribución de los bienes entre los hijos, puede marcar una clara tendencia hacia lo que antes era notoriamente un heredero único y, a la vez, único heredero. Por ejemplo, establecer la explotación a favor de un hijo, o dejar determinados bienes «productivos» a favor de cierto descendiente (no necesariamente el varón, por lo que la visión de la figura del heredero desde un prisma machista/feminista es totalmente erróneo), mientras el resto reciben compensaciones (relativamente elevadas) en forma de pisos, casas, terrenos, etc. LOS TIONES, UNA CATEGORIA A PUNTO DE DESAPARECER «…Los tiones hoy son gente muy mayor que ha quedado...» En las muestras tomadas, aparece una idea bastante clara y hasta un poco más asentada que en el resto de las comarcas pirenaicas como es el hecho de que, aunque los tiones existen, son personas mayores que actualmente no tienen actividad laboral y se encuentran retiradas. En todos los casos se hace referencia a la importancia que tuvieron tiempo atrás, con una capacidad de trabajo que todos sin excepciones califican de impresionante. Pues bien, no parece que hoy haya tiones jóvenes en estas zonas, especialmente en las localidades más pobladas. En todos los lugares que hemos preguntado, nos confirman una y otra vez que los tiones siempre han trabajado duro para la Casa. En una de estas entrevistas (Sallent), una joven recuerda haber oído a sus padres hablar de la capacidad de trabajo de los tiones, favoreciendo la Casa, pero recibiendo en ocasiones un trato no tan acorde, pues según su opinión parece ser que nunca acababan de encontrar su sitio en la familia como componentes de «primera clase». Todo indica que en más de una ocasión se les ha considerado como un híbrido entre un familiar y un trabajador. En Panticosa se refieren a los tiones como personas mayores que ya no se encuentran en activo. Aunque a las personas solteras de cierta edad, pero aún relativamente jóvenes, ni se les llama actualmente tiones ni se les considera como tales, algunos de los entrevistados han sugerido el paralelismo entre el tión y el soltero actual de cierta edad (por ejemplo el que pasa de treinta y cinco años y no tiene previsto ni matrimonio, relación análoga ni noviazgo), pero con la salvedad de que ahora el trabajo para la misma Casa no se hace tan patente, aunque pueda incluso convivir con sus padres y ocasionalmente hasta con algún hermano. Todos aquéllos con los que hemos hablado conocen perfectamente el concepto de «tión» ,y en general, en toda la zona nadie pone reparos a este nombre. Una vez más nos aluden a su inmensa capacidad de trabajo, para a continuación explicarnos que los tiones de hoy son personas muy mayores que ya no trabajan y que han quedado en la Casa. Tiones jóvenes no hay, porque «...nadie se queda...». Otro joven de esta localidad nos especifica que tiones en Oliván no subsisten ahora porque los que había ya han fallecido, lo cual nos puede dar idea de la edad de estas personas en la actualidad. Cree este joven que en los últimos ocho o diez años, tal vez no haya habido ya tiones en dicha localidad. En Latrés, intercambiamos impresiones con los componentes de una Casa en la que hay un tión, pero «...es muy mayor. El trabajo lo desarrollaba antes, de joven, ahora ya no. Los tiones hoy son gente muy mayor que ha quedado...». Busquemos a continuación una aproximación al posible número de tiones que pudiera llegar a quedar en esta comarca. Quisiéramos dejar claro que las estadísticas que vamos a ofrecer NO SE REFIEREN AL NUMERO DE TIONES, sino simplemente al grupo social cuyas características más se ajustan a éstos, sin que en ningún caso se prejuzgue ni el propio concepto ni la pertenencia a dicho grupo de las personas indicadas. El sector poblacional más proclive a mantener incluso tiones entre sus miembros sería el de «personas solteras» entremezclada con «personas mayores de treinta años». La aproximación consiste en lo siguiente: la edad media para contraer matrimonio en la provincia de Huesca ronda, estadísticamente, los veintiocho años para los varones y los veintiséis para las mujeres. Ello que52 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO rría decir que, sólo a efectos estadísticos, los menores de dichas edades son solteros en Huesca. Alzamos dos años más la edad para afianzar un poco más el concepto, de manera que entendemos que los oscenses menores de treinta años son solteros (estadísticamente). A continuación conseguimos por municipios el número total de solteros. Según la premisa anterior, todos estos menores de treinta años deberían ser solteros. Con lo cual, el número de solteros que excedan en una localidad de su número de menores de treinta años, refleja un grupo social en el que puede haber tiones. Recordamos una vez más que estos resultados no son el número de tiones existentes sino simplemente una aproximación al grupo social más favorable para mantener tiones entre sus filas. Pues bien, los porcentajes resultantes (aproximación del número de solteros mayores de treinta años, partido por población total), son los siguientes: Sallent de Gállego 8.6 Panticosa Hoz de Jaca 17.5 Yebra de Basa Yésero 22.5 Sabiñánigo Biescas 13.5 Caldearenas 8.5 10 6.5 15 El número que se atribuye a cada término municipal corresponde al tanto por ciento de dicho sector. Salta a la vista los porcentajes más extremos, como son Yésero y Hoz de Jaca (por exceso) y Sabiñánigo (por defecto). Se trata de resultados normales pues las dos primeras localidades están poco desarrolladas desde un punto de vista demográfico, todo lo contrario (al menos en este contexto) de Sabiñánigo. A pesar de lo que estadísticamente pudiéramos concluir, la realidad vivida por las personas de estas localidades es diferente. Si en términos de aproximación estadística, Yésero tendría todas las papeletas para adjudicarle la mayor probabilidad de tener tiones entre sus vecinos, de la muestra tomada se deduce claramente que los tiones hoy no existen en dicha localidad, ni si quiera mayores. Por último introduzcamos valores medios relativos y absolutos de los resultados de toda esta zona en su conjunto. En primer lugar, veamos la media de solteros mayores de treinta años tomando como base los resultados a nivel de términos municipales. En este sentido, el ayuntamiento medio de esta zona tendría un 12’1 % de su población enclavada en este sector. Sin embargo, si tomamos los datos absolutos, el porcentaje baja ostensiblemente hasta un 5’1 %. La disimilitud tiene su razón de ser, pues las diferencias de unos términos municipales a otros también es enorme. Diversidad de actividades de la Casa La amplitud de esta zona, así como la especial incidencia del turismo y de las vías de comunicación provocan contrastes en numerosos aspectos. Ya hemos hablado anteriormente del perfil demográfico, hallando numerosas diferencias de unos términos municipales a otros. Con la actividad a la que se puede dedicar la Casa hoy, pasa lo mismo. Otro aspecto a tener en cuenta es la altitud a la que se sitúan estas localidades que, necesariamente, afecta a la estructura productiva. No obstante, se hacen visibles algunos aspectos (que ya pudimos examinar en la Comarca de la Jacetania) a través de los cuales se observa el tipo de vida desarrollado en las últimas décadas en este territorio, como por ejemplo cruceros en caminos (Sardas en la fotografía siguiente, lo cual invoca la enorme importancia que tradicionalmente se ha dado a éstos), determinadas construcciones o aprovechamientos comunales (refugios que a la vez son capillas para el ganado y su pastor en Biescas, Yésero, etc; acequias de trazado realmente complicado como la de Arriba de El Pueyo de Jaca, que transcurre serpenteante por el Barranco de la Peña; los salegares en zonas de pastos con objeto de que el ganado obtuviera sal, 53 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX como en Sandiniés; algunos abancalamientos y panares9 arrancados al monte como en el entorno de Panticosa; etc). Paralelamente a como ocurría en la Jacetania, la tradición jurídica relacionada con los pastos y la agricultura se puede vislumbrar en la rúbrica de facerías (el valle de Tena y el francés de Saint Savin firmaron un acuerdo de este tipo ya en pleno siglo XIV) como de diversas concordias con otros valles aragoneses (Puerto de Escarra, Torla-Panticosa, etc). Así, en áreas evidentemente turísticas como Panticosa, Sallent, incluso Hoz de Jaca (cuya fisonomía arquitectónica delata igualmente las necesidades y circunstancias de una localidad sita a más de 1200 metros de altitud, y donde según algún testimonio la ganadería mantiene cierto peso), el sistema de Casa se ve muy afectado, y no es casualidad que su estructura económica sea diferente, siendo el sector de la agricultura y ganadería claramente minoritario a favor de la esfera de los servicios. Por ejemplo, los datos que nos ofrece el I.N.E. sobre distribución de la población activa según tipo de actividad (datos comarcales años noventa, siglo XX) son los que siguen. Dejamos al margen de la representación la localidad de Sabiñánigo por evitar distorsiones en el gráfico. Su número de habitantes podría llegar a desfigurar determinados aspectos del cuadro anterior. 9 Biarge, en «Piedra sobre piedra». 54 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO Veamos otros datos que nos ofrece el Instituto de Estadística de Aragón, referidos solo a la condición socioeconómica de la persona principal en viviendas con un solo hogar, para la comarca de la Jacetania10. A pesar de que las categorías ofrecidas por la estadística son diez, nosotros vamos a reducirlas a dos. Por un lado, el sector agrario, es decir, personas que de una forma u otra trabajan en el sector agrario (con o sin asalariados, miembros de cooperativas, jefes de explotaciones agrarias, etc). Por otro lado, el resto de personas. Los resultados obtenidos son los siguientes: Los ejemplos que nosotros hemos distinguido sobre el terreno, responden a los siguientes tipos. En Sallent por ejemplo, aquéllos con los que hablamos regentan hostales, hoteles, restaurantes o bares. Es evidente en los casos que hemos citado que todos trabajan para la Casa, aunque en algunos casos no sean conscientes de ello. En otros supuestos, casi toda la familia participa en este tipo de negocios salvo uno de los miembros (tal vez el padre) que puede dedicarse a la construcción o al ganado. No obstante, también hemos dado con testimonios en los que se aprecia cierta presencia de la ganadería (aunque a mucha distancia de la situación que se daba hace algunas décadas). Incluso se menciona por parte de uno de los entrevistados, la costumbre en esta localidad (y en el valle en general) de establecer ciertos acuerdos referentes a la ganadería, que él llama «pacerías», y que se firmaban o acordaban incluso con los ganaderos de la parte francesa, como ya hemos mencionado nosotros anteriormente. La mayor parte de los consultados, coinciden en afirmar que el turismo ha modificado mucho el sistema económico de la Casa, a pesar de lo cual no se ve como algo negativo, pues obviamente les proporciona unos rendimientos que antes no tenían y a la vez les permite asentarse en su zona sin mayores problemas. Tal vez por ello, se repita más de una vez la frase de «...gracias al turismo...». En otra de las muestras tomadas, nos hacen alusión a una Casa, a la que reconocen como tal, que trabaja con el ganado vacuno. En cambio, el hijo de este matrimonio no trabaja con el ganado, sino que se dedica a otros menesteres relacionados con las pistas de esquiar y similares. Sólo ayuda ocasionalmente a los padres en el cuidado de los animales, pero seguramente el día que los padres mueran, él no seguirá trabajando con las vacas. 10 Datos del conjunto de la Jacetania y Alto Gállego. 55 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En otro caso de la zona de Sallent, una persona de mediana edad conduce el negocio de una tienda con la ayuda de los padres y de la mujer. Las cosas han cambiado mucho si las comparan con décadas atrás cuando, por lo que nos dice, casi todas las Casas trabajaban para otra más rica, ya no por dinero sino para comer. La situación en las localidades de la zona sigue el mismo camino: construcción, pequeños negocios relacionados con el turismo como deportes de aventura, etc, hostelería y ganado con poca agricultura. En el entorno del término municipal de Caldearenas (cabecera que incluye aproximadamente una decena de localidades), la montaña ha cedido algo de terreno al hombre, y allí las personas con las que hemos hablado se dedican más a la agricultura (foto siguiente). Tal vez en ello tenga que ver la altitud de esta localidad, relativamente baja, al situarse a unos 650 metros. El aprovechamiento ganadero también se hace patente en este lugar, aunque el turismo empieza a incidir de manera importante, y es de esperar que con el tiempo, aumente. Por último, la influencia del turismo, y más concretamente tras el establecimiento de las pistas de esquí (inauguradas en 1927 (Candanchú) y 1964 (Formigal y Panticosa), ha modificado sustancialmente la forma de vida de las gentes de la comarca. En este sentido contrasta en ocasiones algunas opiniones reticentes con determinadas explotaciones en lugares como el Pirineo (normalmente personas formadas o viviendo en las capitales de provincia) con ciertas creencias de algunas habitantes autóctonas de la Comarca que ven con muy buenos ojos la explotación turística de sus activos, con objeto de mejorar el nivel de vida y el desarrollo de sus familias. 56 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES, EN LA LINEA GENERAL En opinión de las personas entrevistadas, aquéllos que contraen matrimonio hacen sus capitulaciones matrimoniales cada vez en menor medida. La Casa no funciona como antes, y por eso no hay tanta necesidad de estas escrituras. En cuanto a la finalidad de las capitulaciones, la gente del pueblo nos habla con gran sentido común: «...puede que ahora también se hagan, pero no tanto como antes. En ellas se pactaban cosas que eran beneficios para el matrimonio o para el heredero, pero también auténticas cargas. Siempre que se hacía un heredero único, se le imponía la obligación de cuidar a los padres, a los posibles tiones, etc. La gente cuando firmaba ya sabía a qué se comprometía. No era ningún regalo...». En Latrés nos explican que el contenido de las capitulaciones matrimoniales es muy casuista, en el sentido de que los pactos son ajustados a las necesidades concretas de cada familia. En su caso, firmaron sus capitulaciones matrimoniales cuando se casaron. SEÑORES MAYORES: VACIAMIENTO DE SU CONTENIDO Efectivamente, no hemos encontrado apenas ningún caso de señores mayores en el sentido tradicional de la figura. No es que no los haya, pero su contenido está muy alterado por las razones que ya hemos expuesto en otros puntos de esta publicación. Sin embargo, hay cosas que perduran y que para nosotros, acostumbrados en la ciudad a otro tipo de costumbres, nos merecen admiración y respeto. Por ejemplo, en general hemos notado que a los ancianos no se les considera como personas «que molesten» en la Casa, sino que mantienen una actividad mucho mayor que la que muchas veces conocemos en la ciudad. De alguna forma, se les da más vida, más importancia dentro de la propia familia. Se les consulta, opinan, etc más que en los entornos urbanos. Aunque no de forma tan estricta como antes, notamos que a los abuelos y abuelas se les tiene un respeto especial, con independencia de la localidad. Simplemente a efectos de mera orientación, ofrecemos los siguientes datos sobre los mayores de 65 años en los términos municipales objeto de este estudio. 57 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En alguna de las localidades que hemos podido consultar, sí que aparecen determinados antecedentes que hacen pensar que la figura de los señores mayores todavía subsiste, con las modificaciones propias del paso de los años. Más concretamente en la localidad de Yésero, nos dicen ser relativamente habitual que los padres convivan con los hijos ya casados en la misma Casa, y siendo así, preguntando sobre quién dirige la explotación familiar cuando ésta existe, nos contestan que lo hace «...el matrimonio joven en colaboración con el matrimonio mayor...», descartando otras opciones como la que dejaría al matrimonio más joven como únicos directores y rectores de dicha explotación. LA VOZ DE LA MEMORIA Uno de los aspectos más interesantes de nuestro trabajo sobre la Casa aragonesa ha sido, a nuestro modesto entender, la búsqueda de los testimonios del ciudadano de la calle. Hemos intentado huir dentro de lo posible de dogmatismos y tecnicismos para poder encontrar la esencia de la institución en sí misma, de su actualidad, modificación o extinción. Así, en nuestra búsqueda por la Comarca del Alto Gállego, tuvimos la oportunidad de hablar sobre este apasionante tema con el Cronista de Sallent de Gállego, Don Mariano Fanlo. Transcribimos a continuación algunos de sus comentarios. «...Lo que os voy a decir a continuación se refiere primero a Sallent de Gállego, pero también es extrapolable a todo el Valle de Tena y al Pirineo Aragonés que yo conozco (no sé si también se daría por Cataluña) que llegaría hasta la Sierra de Guara o cerca de Huesca. A partir de ahí ya es lo que se llama Tierra Baja o Tierra Llana, donde ya no funcionaba el sistema que se utilizaba aquí en agricultura y ganadería en la montaña al ser la tierra muy escasa y pobre, no era como en el valle del Ebro o las Cinco Villas donde existían grandes extensiones de trigo trabajadas primero manualmente y luego a través de la mecanización, y por tanto se podía partir entre los hijos. Aquí ese reparto no se podía hacer de ninguna manera, y normalmente quedaba en manos de un hijo que solía ser el varón mayor, pero no necesariamente pues también podía pasar todo a manos del hijo segundo si el primogénito no podía hacerse cargo por sus dotes eventuales o no quería por alguna causa. Pero siempre era el hombre primero. Parece una injusticia para el que no lo haya vivido, pero si no se hubiese hecho así aquí no hubiera podido vivir ni el primero, ni el segundo ni el tercero. Era imposible porque llegados a la segunda o tercera generación no habría ya nada para repartir, pues todo hubiera terminado. Era una economía muy modesta basada en la ganadería principalmente, y como ayuda la agricultura, pero de ésta solo había un poquitín de cereal (centeno, porque el trigo vendría más tarde) y un poquitín de forrajeras o de hierba para recoger para mulas, yeguas y vacas que quedaban en la montaña. También había pequeños huertos familiares alrededor de las Casas. Después desde principios de este siglo (el siglo XX, desde los años 15 o 20) se introdujeron aquí las patatas, convirtiéndose en el cultivo más importante que había...La economía pues era únicamente para subsistir no para vender. Cuando se vendía era únicamente el producto de los ganados: lana y carne. Las ovejas no eran como en la parte francesa que se ordeñaban para obtener leche. Esta ganadería sí que se podía considerar como extensiva, pues había Casas que tenían al menos mil ovejas, completando hasta unas mil quinientas (que era el número con el que la explotación ganadera era rentable) con unos cuantos más que se unían al ganadero principal, y que se llamaban «atajeros» y que se reunían al rebaño de la «Casa tal». Si no había al menos mil ovejas no se podía funcionar, pues éstas debían ir en trashumancia hasta el valle del Ebro o la Hoya de Huesca. A partir del mes de noviembre cuando empezaba a nevar, hacia el día quince, había que bajar durante doce o trece días andando por la cabañera y en el mes de mayo se volvía. Se alquilaban montes y parideras para pasar el invierno con el ganado. Algunas Casas fuertes en lugar de alquilarlas estas fincas las compraban, por el Valle del Ebro. Este es un ejemplo de que en las Casas y en este sistema de vida no se podía partir, pues si se partía el ganado entre los hijos, en cien años ¿quién hubiera bajado al llano con solo veinte o treinta ovejas? Tenía que haber un número mínimo para que pudiera ser rentable y se pudieran llevar tres o cuatro pastores. No había pues más ingresos que la venta de la lana que se esquilaba aquí y la venta de corderos. Había también un poco 58 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO de ganado caballar (yeguas, etc) que se compraban jóvenes con seis u ocho meses, pero siempre de edad inferior al año. Se tenían durante unos dos o tres años. Algunas se domaban para trabajar y otras se vendían en grandes cantidades. Esa economía de la Casa tenía muy pocos ingresos pero se autoabastecían con pocos gastos porque mataban sus cerdos, tenían sus vacas, el invierno lo pasaban aquí aislados. Tejados de Sallent: teja vieja, teja nueva e incluso material reutlizado dan idea de la dureza del entorno de la alta montaña. Entre los componentes de la Casa había una jerarquía férreamente establecida. El dueño de la Casa era el responsable de mantenerla...La madre mandaba mucho en este tipo de Casas de la alta montaña del Pirineo. No era tampoco un matriarcado, pero había muchos casos en que el dueño era dueña porque era la dueña de la Casa o hija única, que se casaba con otro señor decidiendo entre los dos cuál era el hijo óptimo para recibir ese legado. A éste se le hacía una escritura dándole la globalidad, pero con condiciones muy estrictas y establecidas, de manera que tenía obligación de mantener a los padres cuando fueran mayores. Si veían éstos que dilapidaba los bienes de la Casa siempre se reservaban el derecho de cambiar el testamento, por lo tanto las condiciones eran rígidas. Debía mantener a todos sus hermanos si no tenían medios, y tenían derecho éstos a volver a la Casa sin pagar nada. En general en estos últimos 100 años por lo que he oído de mis padres, etc en Sallent desde que yo he nacido siempre se ha considerado que vivían mejor, incluso prosperando más el que salía fuera de la Casa que el que se quedaba, pues éste tenía que seguir con los pocos medios que disponía, y aunque en ocasiones tuviera oportunidad de hacer algún negocio no vivían mejor. También a las chicas se les pagaban sus estudios, especialmente en las Casas principales con posibilidades económicas. Algunas de las familias importantes de Zaragoza provienen de familias del Pirineo que han salido de las Casas. Hay que ponerse en su época, y así en tiempos en que no existía la Seguridad Social o los Subsidios Sociales, los que salían de la Casa tenían de alguna forma las espaldas cubiertas pues siempre podían volver a la Casa, donde tenían que acogerle. 59 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En otras ocasiones se salía de la Casa para casarse con una heredera, y hasta entonces el dueño de la Casa tenía la obligación de mantenerlo y formarlo. En cuanto al número de componentes de las Casas de antes, hay que tener en cuenta a figuras como los tiones. Estos atendían normalmente el ganado como por ejemplo las ovejas, otros tenían que pasar a Francia durante el invierno porque no había trabajo aquí. Había bastantes familias numerosas, de ocho o diez miembros, pero también había otras que tenían tres o cuatro componentes. Había trabajo en general para todos, pero en invierno era muy curioso porque aquí se quedaba bastante despoblado pues esta estación era muy dura. Por ejemplo, la carretera está desde principio de siglo pero los quitanieves sólo llevan cincuenta años. Estábamos, recuerdo, aislados durante el invierno porque entonces nevaba mucho más que ahora, aunque se estaba preparado. La gente moría con sesenta años o menos, porque no había medicinas ni nada. La vida era muy dura, pero en todas las Casas había un horno de pan que hoy o los han quitado o los han dejado de adorno. También había un molino en cada pueblo (la Casa de al lado del molino se llama Casa Molinero), se mataba también algún cerdo (la matacía era una fiesta) o alguna vaca, y se hacían pequeñas compras como chocolate, aceite y vino (la importación de vino era muy importante y venía en cubas). La Casa era autosuficiente porque el dinero no funcionaba tanto como ahora, ya que estaba justo para comprar alguna cosa en la tienda, y se vivía muy modestamente. Otra cosa curiosa es que aquí dentro del pueblo se impartía justicia, se elegía a los cargos de manera que el Juzgado de Jaca no solía intervenir, pues era el Juez de Paz y otros los que actuaban. Mucho antes el Valle de Tena disponía de una organización administrativa propia, con su capitalidad en Sallent, y tres quiñones o grupos de pueblos. Los consejeros de cada pueblo se juntaban dos veces por semana para solucionar los problemas que hubiera. La Junta de Parientes con ayudantes de fuera (el cura y el médico) era imprescindible para la vida familiar. Se hacían muchos testamentos hológrafos, y siempre había dos testes (o testigos), sin tener que ir al Notario. Llamaban al cura como testigo. En casos de incapacidad del heredero o del dueño de la Casa por hacerse mayor, se llamaba a esta Junta de Familia. Así he visto yo testamentos hechos de forma ejemplar, auténticos modelos jurídicos por los que bien y claro que se establecía todo. Por ejemplo, si una mujer se casaba en otra Casa existía la dote (que era importante aunque fuera una tontada visto desde hoy : ropa, etc) que podía consistir también en ganado, etc. Era muy normal que hubiera ciertos arreglos que ahora tal vez no se pueda comprender pero que hace cien años sí eran válidas porque era necesario subsistir en este contexto. El sistema de Casa era tan importante que el apellido no figuraba. Por ejemplo, en Tena nunca coincide (salvo raras excepciones) con el apellido de la Casa, porque éste puede pasar (cuando hay una heredera y se casa) pero en cambio yo que soy Mariano Fanlo, soy de la Casa Reino, Mariano del Reino. Hoy todo el mundo conoce los apellidos lógicamente, pero el nombre de la Casa sigue. Normalmente el origen del nombre de la Casa puede saberse. Casi la mitad de estos nombres en el pueblo vienen de oficios (molinero, cartero, herrero, clavetaire, etc) incluso de profesiones que hoy ya no existen. Del resto hay algunas Casas que llevan el nombre propio de un señor antiguo (por ejemplo aquí hay dos Casas con nombre así, pero con el «Don» por delante: Don Pedro y Don Jorge), y en Broto también hay una Casa Don Jorge. En estos casos el señor Jorge no existe desde hace seis u ocho generaciones, y ese nombre continúa sin el apellido para la Casa. Hay otras Casas que también llevan el nombre propio pero sin el «Don» (Casa de Pedro Juan, etc). Otros nombres es más difícil averiguar de qué causa proceden. Desde hace pocos años la agricultura y la ganadería están, si no desapareciendo, minorando. Ahora las Casas han tenido que vender el ganado de ovejas y vacas (en nuestro caso por ejemplo hace algo más de diez años o veinte). Con la venida del turismo y la estación de esquí de Formigal la gente se ha dado cuenta de lo dura que era la vida aquí dependiendo continuamente de la ganadería, porque no se podía explotar como en grandes cantidades. Por eso el ganado se ha vendido, las cuadras y construcciones similares se han convertido en apartamentos, otros se han ido a trabajar a ¨Formigal de profesores de esquí y así, aunque estos oficios dependen mucho de la estacionalidad del año, pueden 60 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE ALTO GÁLLEGO compaginarse con otras cosas como por ejemplo la agricultura en verano, o se pone una tienda de deportes, o se ponen un hotel, un restaurante, o están trabajando en autobuses, etc. El caso es que ahora hay trabajo para todos. La Casa ahora ya no tiene la necesidad de ser continuada por una persona, pues puede ser que el heredero en lugar de vivir aquí con la Casa sin arreglar, se casa con otra chica que trabaje, y siendo así dos sueldos pueden formar una pareja que vive en otra Casa. Ya no es el dueño de la Casa con todos los familiares alrededor, porque ya hay más posibilidades económicas y hoy un joven matrimonio prefiere cierta independencia. Todo depende de las posibilidades económicas. Por ejemplo en mi caso, tengo tres hijos y aunque vienen aquí y trabajan aquí, cada uno tiene su casa. Lo de seguir con la tendencia del heredero único (todo para uno) podría llegar a ser incluso hoy injusto porque ya no es necesario para poder salir adelante, sino que cada uno vive de otra cosa y desde hace unos veinte o treinta años dejan al mayor lo que sea pero lo demás lo reparte entre los demás por entenderlo lo más lógico y han cambiado las circunstancias. No quiere decir que antes fuera injusto, sino al contrario, era necesario. Lo que ocurre es que han cambiado las circunstancias. Incluso hoy hay muchos que siguen sin cambiar y continuar con ese sistema de heredero único, sobre todo en los pueblos pequeños donde no ha entrado el turismo. Hoy no sé si se favorece al mayor en algún sentido, porque si se le favorece, también se le está obligando a otras prestaciones. Hasta hace pocos años sí, pero hoy se parte como se quiere. Yo por ejemplo he sido el heredero de la Casa, pero mis hermanas han salido y se les ha pagado una carrera, junto a algunas fincas y viviendas. Yo por ser heredero tampoco he sido favorecido en nada, al revés, la economía era precaria como os he dicho antes. Ahora se ha revalorizado todo y ha cambiado, pero nada más. Hoy se suele partir por partes iguales. Hoy no se trabaja exactamente para la Casa porque cada uno tiene sus estudios, etc. Lo que es la Casa tradicional hoy ha desaparecido, queda el nombre. Esto ocurre sobre todo cuando dispones de trabajo relacionados con el turismo, porque familias que dependan de la ganadería ya quedan muy pocas. No obstante en las familias ligadas a la ganadería como medio para subsistir el sistema de Casa sí subsiste, porque lo tienen que guardar para seguir. Si no lo hicieran así, al partir todo el mundo debería emigrar. Si a uno le cuentan fuera de contexto el sistema de heredero único puede parecer injusto, pero hay que tener en cuenta las circunstancias reales del momento y del lugar. Por ejemplo yo como heredero he podido recibir algo más que mis hermanas, pero lo que yo he aportado a la Casa ha sido mi vida entera, todo. No he podido aportar más. Cuando hoy el patrimonio familiar se parte entre los hijos, la Casa sigue aunque de otra forma a como se hacía antes. Antes todos se quedaban en la Casa matriz (en el edificio, digamos) y hoy ya no será así porque al partir habrá tres domicilios (uno por hijo), pero a todos se les conocerá por ser de Casa tal, con independencia de que vivan en diferentes inmuebles. Se les conocerá en el pueblo por ser de Casa tal, porque el apellido en estos casos es secundario. Por ejemplo si llamas por teléfono y te preguntas quién eres, pues normalmente dices «Soy Mariano de Casa Reino». Cuando yo tenía 25 o 30 años conocía pocos apellidos de las familias de aquí porque nos dirigíamos a cada uno por el nombre de la Casa. Incluso hay pequeños detalles, como el hecho de coger la guía telefónica actualmente y ponerme al lado del apellido el nombre de la Casa para identificarlos rápidamente (el apellido en el pueblo se puede repetir, pero el nombre de la Casa no). La Casa se haya más implantada en los pueblos pequeños que no tienen turismo (heredero único, etc), con pequeñas modificaciones como por ejemplo construir dos viviendas, o el hecho de que como va desapareciendo la ganadería y la agricultura pues uno trabajará en las pistas y otro en otra cosa. Son economías muy diferentes. El nombre de la Casa pervivirá mucho tiempo, a pesar de los cambios. Las Casas del pueblo antiguo o vecinos, era de 75 aunque ahora ha crecido mucho más (igual pasa de cien). El número se sabía antes siempre porque cuando se tocaba la campana o se pregonaba para ir a abrir la carretera por la nieve, o a arreglar los caminos para ir a por leña a la selva, etc y el que no iba porque no podía tenía que pagar su jornal (se mandaba una persona por Casa, habiendo una media de cuatro o cinco personas o seis. En la actualidad somos 800 habitantes, que no vecinos (éstos son las Casas). 61 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Las condiciones de vida marcaban hace años la estructura material de la Casa. Por ejemplo, las Casas más humildes luchaban contra el frío a través de sistemas que cumplían su función, como por ejemplo con los animales en la cuadra sita en el piso bajo. Así el calor subía hacia el piso de arriba, y por otro lado el tejado estaba construido de madera y pizarra, guardando allí la hierba y la paja. Con ello se conseguía un aislante del frío excelente. Así con una estufeta y el hogar, se podía mantener la casa caliente todo el invierno.. Ahora, las Casas un poco más grandes sí que tenían la cuadra separada, y los bajos eran para almacenar la lana, las patatas, o donde dormían los criados y los pastores, etc. Otra cosa que ha cambiado es el hecho de que el abuelo mandaba siempre, a pesar de haber cedido los bienes a los herederos. La mayor parte de las veces hacía testamento a favor del heredero sin escritura, de manera que era heredero pero sólo en expectativa, y eso hacía funcionar la Casa bajo cierto control de los abuelos. Se le obligaba a cumplir así al heredero muchas cosas. Incluso se reservaban derechos, o se hacía la fiducia (el que queda viviente puede cambiar el testamento, pero la mayoría de las veces en el Valle del Tena no se llegaba a ejecutar, sobre todo si la mujer era de fuera).En Tena el derecho troncal, la palabra «troncal» era tan importante que si el dueño dejaba la fiducia a la mujer, y ésta era de otra Casa de fuera se controlaba mucho. De hecho si no tenía hijos, los bienes de la Casa podían acabar en otra Casa diferente, y por eso se tenía en cuenta a los sobrinos del tronco de la Casa los que siguieran sobre todo para que fuera la misma rama familiar. Esto provocaba un poco que el que se quedaba como heredero tenía sus derechos, pero también muchas obligaciones (sobre todo en esa situación de expectativa para heredar). El heredero se tenía que ganar su condición día a día, durante toda su vida. El que se queda como heredero siempre acaba peor que el que sale fuera, pero esto es algo que el que no lo vive no lo entiende, sino que lo cree una injusticia. Era una necesidad que hoy está cambiando, como en Tena donde existe un turismo de invierno y verano, con estaciones de esquí, etc. Este cambio tan radical que os comento sobre la Casa, no debéis tomarlo como algo generalizado para todo el verano. Tal vez se repita en lugares donde hay estaciones de esquí o similares, pero en otros sitios no.» 62 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE COMARCA DE SOBRARBE La exposición de nuestro estudio en la Comarca de Sobrarbe va a ser estructurada en varias zonas por motivos técnicos de la propia realización de la encuesta. La complejidad del terreno así como la dispersión de los diferentes núcleos así lo han provocado, razón por la que incluso un mismo municipio o población puede aparecer mencionada en más de una de estas zonas. La Comarca de Sobrarbe está enclavada en el Pirineo Central Aragonés, acogiendo en su seno ejemplos realmente espectaculares de carácter natural pertenecientes al Parque Nacional de Ordesa. Su orografía, al más puro estilo pirenaico, va a influir de manera decisiva en la subsistencia y desarrollo de la Casa Aragonesa. Como veremos más adelante, el Sobrarbe es la Comarca con la densidad de población más baja de todo Aragón (3 habitantes por kilómetro cuadrado), que sólo es superada en dicho ránking por la Comarca turolense del Maestrazgo (con 2’9 habitantes por kilómetro cuadrado). Aunque lo cierto es que su población no ha sido nunca demasiado elevada, también es verdad que a principios de siglo la densidad demográfica de este territorio era tres veces mayor (10’4 habitantes por kilómetro cuadrado). Su población estimada para 1998, tan sólo alcanzaba los 6.689 habitantes que, en comparación con los niveles existentes en el año 1900, representa una caída demográfica de casi el 71 % (a pesar de que en la década de los años noventa, la población experimenta un ligero ascen- 65 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX so del 0’8 %). Con un índice de envejecimiento de 193 (el de Aragón en su conjunto que por sí mismo ya es alto es de 110), la Comarca presenta una pirámide de población muy envejecida, donde los mayores de 65 años casi doblan porcentualmente a los menores de 14. Aunque en esta comarca la población activa ocupada se dedica mayoritariamente al sector servicios (41 %), no hay que desdeñar el peso del sector primario (33 %), siendo minoritario el industrial y la construcción (12 y 14 % respectivamente). Todo ello con una tasa de paro del 7’7% estimado para 1999. La Comarca del Sobrarbe se articula principalmente sobre dos localidades (Aínsa y Boltaña), así como por sus principales vías de comunicación. Su característica de territorio fronterizo (Francia y Cataluña) va a dotar a la institución de la Casa de algunos perfiles diferentes (especialmente por su relación con Cataluña). La importancia histórica de Sobrarbe solo es comparable con su riqueza natural. Mencionado como Reino de manera continua por las antiguas fuentes, la realidad se mezcla con la leyenda de los Fueros de Sobrarbe o los propios reyes de este territorio. ZONA 1 VALLES DEL ALTO CINCA Y DEL CINQUETA En las diversas visitas realizadas a esta zona hemos encontrado, no sólo vestigios de la Casa en un sentido formal o nominal, sino auténticas estructuras de Casa tradicional vigentes con ligeras variaciones si las comparamos con los casos observados en otros territorios del Norte de Aragón. Incluso en algunas áreas y localidades muy concretas podríamos hablar de la Casa en estado puro11. Siguiendo de nuevo las pautas marcadas en la introducción de este trabajo, insistimos hasta la saciedad si fuere menester, en que no tenemos la más mínima intención de presentar los datos conseguidos desde una perspectiva meramente estadística, sino mejor testimonial y que, lógicamente, no todas las familias asumen la estructura de la Casa, y mucho menos en localidades de cierta entidad poblacional o cuya estructura económica dependa en buena medida del sector turismo-servicios12. LA CASA TIENE SU PROPIO NOMBRE «…En muchas Casas el nombre no coincide con el apellido…» Efectivamente, al igual que ocurrió en las localidades visitadas en otras comarcas (Ribagorza, Jacetania, Alto Gállego, etc), todas las Casas tienen su propio nombre, siendo característica común en la mayor parte de los casos el hecho de que no coincida con los apellidos de los titulares. La población del entorno rural (sobre todo aquella que reside en las localidades más pequeñas desde un punto de vista demográfico) se agrupa u organiza por la pertenencia a una Casa (si bien es cierto que el contenido de ésta no es el mismo que el que pudiera tener hace treinta o cuarenta años). 11 12 O al menos tan puro como la despoblación les deja ser. Un ejemplo evidente de esta situación es Bielsa. 66 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE Así se observa por ejemplo en Gistaín/Chistén, San Juan de Plan, Serveto, Espierba, Fragén/Fraxén, Plan o Bielsa. Nombres que responden en unas ocasiones a la propia lengua del entorno (el aragonés) como Casa Ruché, Casa Guillén, etc. Nombres que en otras ocasiones se repetirán en diversos territorios como Casa Bardají (o Casa Bardaxí, según los casos). Nombres en fin, que sirven para denominar a todo un tronco familiar ( Casa Petris, Casa Ignacio, etc). Resulta interesante el testimonio que nos aportan desde Fragén/Fraxén: «...se sigue denominando a las personas o familias por la pertenencia a la Casa donde residen o trabajan, como en el caso de los trabajadores contratados «el sirviente de casa tal». En muchas Casas el nombre no coincide con el apellido. En el caso de unos nuevos colonos que se instalaron en la casa de la escuela se les conoce por los de «Casa de la Escuela»...». Con ello, se sigue utilizando el mismo sistema de nominación(Casa+de+Nombre de la Casa), y que en este caso puede suponer una denominación originaria que, como podemos observar, ni coincide con los apellidos ni con el nombre de los titulares de dicha familia, sino con una característica del inmueble (en otros casos, la circunstancia viene referida a un oficio, una procedencia, etc). En cuanto al origen de los nombres de la Casa, nadie sabe a ciencia cierta cuál pudo ser. Sin embargo se tiene consciencia de estar vinculado a la Casa en la medida que se pertenece al grupo familiar cuyo nombre no es el apellido sino el de ésta. Esto ocurre no sólo con las personas más mayores, sino también con personas más jóvenes13. El nombre de la Casa se asume que proviene de muchas generaciones atrás, seguramente de siglos, a lo que parece no otorgarle demasiada importancia. En cierta forma, los ciudadanos de estas zonas sienten extrañeza cuando les preguntamos por el origen del nombre de su Casa. No se sabe, está allí, y es tan importante (al menos) como el apellido14. Todo ello ocurre con una especial frecuencia entre las personas medianas o mayores de las localidades pequeñas, registrando cierta difuminación conforme aumenta el nivel demográfico del pueblo, o (en menor medida) más joven es la persona consultada. Recordamos (simplemente por citar un ejemplo) una situación que curiosamente hemos vivido en lugares tan lejanos como Sahún, Fiscal, Ansó, y un largo etcétera de localidades entre las que se cuenta también Gistaín/Chistau. Al preguntar a algún ciudadano sobre si el nombre de la Casa todavía se usa o es algo que ha quedado en desuso, la respuesta es la misma: «...sí, claro que se usa. Mira, ésa de enfrente es Casa x, los de aquí al lado son Casa z, esa Casa se llama b, y ésta de aquí es Casa c...». De esta forma en tan sólo un minuto un visitante toma conocimiento de las Casas existentes en el entorno. Así ocurrió en Gistaín/Chistén, y así puede pasar prácticamente en toda la zona. También, en relación con el nombre de la Casa, surgen ocasionalmente algunas curiosidades. Se trata de «aclaraciones» con las que rápidamente nos «corrigen» en alguna Casa del término municipal de San Juan de Plan, cuyo nombre coincide con el primer apellido del actual titular: «...pero el nombre de la Casa no proviene de allí, no. Es una simple coincidencia de nombres...». Es decir, en este supuesto la coincidencia entre apellido y nombre de la Casa es totalmente circunstancial, cuando lo ordinario en un entorno urbano sería precisamente lo contrario. La zona del Valle de Cinqueta tampoco es ajena, como ya hemos expuesto anteriormente, a la relación inversamente proporcional entre la persistencia de la Casa y el tamaño de la localidad. Así, cuanto mayor es la población (o también cuanto más implantada está la actividad turística), menor es la estructura de la Casa o más modificada está donde todavía queda vigente. En relación con lo anterior, cada vez con más frecuencia se hace patente el uso del nombre de la Casa con motivo de iniciar negocios relacionados con el turismo (restaurantes, hoteles, casas de turis13 Recordamos a dos chicas jóvenes de algo más de la veintena de años, al frente de dos establecimientos mercantiles diferentes en la zona de Gistaín-San Juan de Plan. 14 Seguramente, la situación será tan extraña como si a los ciudadanos de Huesca, Zaragoza o Teruel (capitales) se nos acercara un desconocido y nos preguntara sobre el origen de nuestro primer apellido. 67 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX mo rural o verde, etc). Estos establecimientos toman en sus rótulos el nombre de la Casa de sus dueños. Obviamente, eso no quiere decir que dichas familias respondan realmente al concepto de Casa, pero no deja de resultar significativo el apego al nombre de la familia (de la Casa) incluso en localidades de población más elevada o dedicadas en gran parte a la explotación turística. Igualmente, el nombre de la Casa puede aparecer a veces en supuestos especiales en los que ésta como estructura o Institución jurídica (o bien sus elementos personales) han desaparecido, aunque se ha mantenido el edificio persistiendo con éste el nombre de la antigua Casa a la que pertenecía dicha edificación. Así ocurre por ejemplo en Bielsa (entre otros lugares) donde lo que fue en su día «Casa Larraga» ahora existe un centro cultural público de reciente construcción. Un final menos feliz tienen las «...casas cerradas...» de otras poblaciones, es decir literalmente Casas desaparecidas, cuyos moradores abandonaron hace, seguramente, décadas el pueblo e incluso la comarca. El número de Casas cerradas es, a veces, abrumador. En algún caso, el nombre de estas antiguas Casas todavía permanece vivo entre los vecinos moradores de la localidad que aún «...aguantan...». Por último, y finalizando este apartado, merece la pena dedicar si quiera unas líneas a la influencia del aragonés como lengua en los nombres de estas Casas. Así es, algunas personas hablan algo entre ellas que es claramente diferente del castellano, y eso se nota necesariamente en los nombres que toman algunas Casas. Por ejemplo Casa Guillén (Guillermo). La lengua aragonesa debe ser conservada y fomentada en su ubicación natural y de acuerdo con sus ciudadanos, pues no en vano es lo que se habla y se ha hablado por muchos de ellos en estos lugares, constituyendo sin ningún tipo de duda uno de los elementos culturales más importantes de la propia sociedad: su mayor medio de comunicación (el habla). PERTENECER A LA CASA «…y lo seguirán siendo mis hijos, aunque ellos ya no estén aquí…» La unidad familiar en que consiste la Casa aragonesa, podría verse quebrada si alguno de los componentes no fuera suficientemente consciente de su pertenencia a una entidad superior y autosuficiente que le defiende, pero a la cual también se debe. El elemento personal de la Casa trabaja para la Casa y ambos entes (personas-Casa) se necesitan mutuamente. Sin duda alguna, las cosas hoy no son como antes, y lógicamente la vinculación con la propia Casa no tiene el mismo sentido ni la misma intensidad que antaño, ni si quiera en los territorios de esta comarca en los que la persistencia de la Casa es algo mayor que en otros lugares. Aun así, la pertenencia a la Casa es algo realmente vivido por todos aquellos a los que hemos preguntado. En ocasiones, el hecho de pertenecer a la Casa parece ser algo más que el simple orgullo de pertenecer a una familia u ostentar algo diferente a un apellido (que en este caso no es tal, sino el nombre de la propia Casa): «...Yo soy de Casa tal, sí claro, y lo fueron mis padres y abuelos, y lo seguirán siendo mis hijos, aunque ellos ya no estén aquí o no se dediquen a sacar adelante la explotación de la que vive la familia desde hace tiempo...». Las personas preguntadas son de condición lo suficientemente variada como para afirmar sin ningún temor que la idea de pertenecer a la Casa está tan asumida como la de pertenecer a la familia (dejando al margen obviamente los casos de las localidades más grandes, y algunos supuestos de pequeños núcleos). Los habitantes más jóvenes a los que hemos preguntado (de veinte a treinta años) que en este caso además han sido exclusivamente mujeres15, así nos lo confirman16. Las personas de edad mediana (sobre los cuarenta años) también poseen la misma visión, y es sobre todo entre los hombres y mujeres más mayores los que hablan de la Casa en un concepto que podríamos llamar «tra- 15 16 El azar quiso que todas fueran mujeres. Casi siempre, se mostró cierta timidez en la respuesta, como si la pregunta en sí causara un poco de pudor. 68 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE dicional». Sin duda alguna, éstos nos ofrecen los testimonios más ricos por haber vivido a lo largo de su vida una institución familiar en la que han crecido, o al menos han visto desarrollarse a otros. Los consultados de edad mediana y mayor argumentan claramente sobre la NECESIDAD de la Casa como una forma de organización sin la cual hubiera sido imposible subsistir en la alta montaña: «...no se puede partir, porque donde hay poco si además se parte, ninguno de los beneficiados en esa partición puede vivir. Por eso la herencia es costumbre que no se reparta en partes iguales, y que se suela dejar la mayor parte a uno...», nos dicen en Plan. Nos lo vuelven a ratificar un poco más tarde: «...La designación de una única persona como heredero que acepta todos los bienes era una decisión lógica. No era ni una lotería, ni un arrebato...». NUMERO DE COMPONENTES DE LAS CASAS Y FAMILIAS ACTUALES «…ahora hay la mitad de niños que antes...» La zona de Sobrarbe que es objeto de nuestro estudio, no es ajena a los gravísimos problemas de despoblación que afectan a casi toda la Comunidad Autónoma de Aragón. Por ello, las inclinaciones aquí son casi las mismas que en los resultados de otras comarcas. Esto repercute necesariamente en la estructura de la Casa aragonesa, y más específicamente en lo que al número de sus componentes se refiere. Si lo ordinario antes eran las Casas de ocho o diez personas bajo el mismo techo en esta zona, hoy las cosas han variado mucho y a menos: «...en general creo que este valle tiene familias sobre todo de tres o cuatro personas, pero con muchas Casas de una sola persona. Si aquí en Plan hay, no sé, 75 Casas abiertas todo el año, no creo que más de la mitad sean de estas Casas tradicionales que decís, y con algunos cambios. No tenéis más que ver que ahora hay la mitad de niños que antes...» nos dicen en Plan, una localidad que para nuestro interlocutor puede disponer de unos 210 habitantes. Otra señora de San Juan de Plan nos dice que «...hoy la Casa está formada por el matrimonio y sus hijos...». Las cosas no son como antes, como cuando ella era joven: «...en mi Casa éramos cinco hermanos más mis padres. Cuando me casé fui a otra Casa y me dotaron al haber y poder de la Casa, que por cierto no era mucho, y en ella convivimos más de treinta años con mi suegra...». Nunca dejará de llamarnos la atención cómo los ciudadanos de estas zonas del Pirineo aragonés citan literalmente la frase «al haber y poder de la Casa» que tantas veces hemos podido leer en escrituras y documentos notariales. En Gistaín/Chistén, una joven confirma todo lo expuesto anteriormente y en cuanto a su caso concreto nos dice que «...sólo somos mis padres y yo. Tengo una hermana, pero marchó a Lérida para trabajar...». El problema de despoblación se hace crudamente omnipresente, pues seguramente su hermana nunca volverá salvo por vacaciones. También en esta localidad, otra persona de edad mediana se atreve a apuntar que «...yo creo que las Casas aquí son la mayoría de dos o tres personas...». El mismo cálculo realizado anteriormente en San Juan de Plan, es elaborado en Gistaín/Chistén: «...yo calculo que habrá aquí unas sesenta y dos Casas y casi ciento noventa habitantes. De esas sesenta Casas, unas diez viven casi exclusivamente de la ganadería, y a lo mejor hasta veinte consiguen ingresos directos del turismo. Pero aquí hay una situación grave por culpa de la despoblación, porque seguro que hay más de diez Casas de una única persona. El último año igual se nos han muerto seis personas, y en cambio, sólo contabilizamos un nacimiento cada dos o tres años...». También en Plan, una señora mayor nos informa que tiene a sus hijos fuera, pero que le gustaría que volviera alguno. La despoblación ha hecho trizas muchos lugares de la comarca, y ella lo sabe. En la localidad de Serveto, nos dicen desde su alcaldía que en la composición de la Casa pueden entrar de dos a seis personas, y calculan el número de aquéllas en cinco. 69 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Los datos oficiales de número de personas por casa o familia, son los siguientes según el Instituto Aragonés de Estadística (Media Aragón=3). Todo lo anterior, ocurre en el contexto de una comarca que, como el resto de sus hermanas pirenaicas, ha mantenido auténticas caídas en picado en lo referente a su población durante varias décadas. Un breve repaso de los datos demográficos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística en los últimos 10 años nos ofrece una idea bastante aproximada del desolador panorama de las poblaciones citadas17. Tratándose de localidades que de por sí son pequeñas (incluso por debajo del tamaño medio de la población aragonesa, que ya es realmente pequeño), la tendencia es a la baja. Si estos datos los estableciéramos en una ratio temporal más amplia, la bajada es todavía mayor. De hecho, a lo largo del siglo XX, la pérdida demográfica del conjunto de la comarca del Sobrarbe asciende hasta un terrible 70’7%, reflejándose a su vez en la evolución de la densidad de población (a principios de siglo alcanzaba los 10’4 habitantes/kilómetro cuadrado, para llegar en los años noventa a solo tres habitantes/kilómetro cuadrado). Pongamos simplemente el ejemplo de Bielsa, la localidad con mayor población de esta zona (duplica en número a Gistaín y San Juan de Plan). Su marcha a lo largo del siglo XX ha sido la historia de una caída compartida en todo el norte de Aragón. Su cima demográfica se sitúa en torno a los años veinte, cuando se alcanzaron 1856 habitantes. En la actualidad no se llegan a los 450, la mitad de lo que se disponía al empezar el siglo. 17 Tabla de elaboración propia. Datos de INE, Población de Derecho, Administrador del banco de datos TEMPUS, Internet. 70 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE A pesar de lo anterior, el desarrollo en el concepto de Casa provoca que el número de personas o componentes por familia tampoco necesite pasar de las cuatro personas, pues hoy es una constante el hecho de que no conviva bajo el mismo techo más de un matrimonio. SITUACION DE LOS «TIONES» «…también se ven casos de hermano y hermana solteros que conviven en la misma Casa, ayudándose mutuamente…» Digamos directamente y a priori que en la zona objeto de nuestro estudio hay tiones, ahora bien, con modificaciones respecto al concepto tradicional. Efectivamente, tiones en el sentido popular los ha habido hasta hace apenas veinte o treinta años, y son los mismos que en el momento de escribir estas líneas tienen más de cincuenta y cinco años. En la actualidad, los tiones que permanecen no gozan de la misma actividad que antaño, o concisamente no lo son en sentido estricto. Son personas mayores, aunque de las conversaciones mantenidas con algunos ciudadanos de esta zona no parece deducirse un predominio tan marcado de los varones como en otras zonas, pues son observables casos de mujeres (cosa diferente es que las estadísticas ofrezcan un número de solteros claramente superior al de solteras; no obstante es necesario recordar que el concepto de tión y el de soltero no son equivalentes, y que tal vez ello puede explicar esta contradicción entre testimonios y estadística). En San Juan de Plan, la señora a la que entrevistamos nos comenta que en su familia no se ha dado el caso de tiones18, pero conoce diversos casos de familias de su localidad y de los alrededores. También nos habla de la importancia de estas personas hace algunos años, cuando buena parte de las faenas agrícolas o ganaderas de la Casa eran desempeñadas por estos ciudadanos19: «...en algunos casos, su vida era el trabajo...». Plan, famoso precisamente por la organización de una caravana de mujeres para casar a sus solteros, nos ofrece un ejemplo más cercano: «...los padres hicieron heredera a una de las hijas, pero le pusieron varias condiciones. Una de éstas era que cuidaran a una tía soltera...». Además del caso anterior, nos confirman que supuestos de hermanos solteros que viven con los padres son nume18 19 Algunas personas de esta zona no relacionan a la figura del tión con este nombre. De su conversación, deducimos la gran capacidad de trabajo que tuvieron estas personas. 71 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX rosos en la zona, y en general en la comarca. Opinan que, seguramente, hay más solteros que solteras, siendo de unos cincuenta años20. Al preguntar por qué piensan que hay más solteros que solteras, justifican su opinión en la despoblación sufrida en la zona, lo que hizo que mucha gente se fuera de los pueblos (especialmente las mujeres que marchaban a la ciudad o a las cabeceras de comarca). «...Es normal, porque hace cuarenta años había el doble de habitantes y sobre todo de niños...». Pues bien, aquel varón que se quedó en estas zonas para explotar las haciendas de la Casa, coincidiendo generacionalmente con las mujeres que marcharon a otras zonas, son en ciertos supuestos los tiones a los que se refiere nuestro entrevistado21. En Gistaín/ Chistén una joven, que seguro no llega a los treinta años, también conoce la figura, aunque en su Casa no haya observado ningún caso concreto. También en esta población un señor de edad mediana nos comenta que aun hoy existen tiones «...en activo...» si bien su número ha descendido, y su definición haya variado en los últimos años. Incluso, «...de una forma parecida a los tiones, pero de otra forma, también se ven casos de hermano y hermana solteros que conviven en la misma Casa, ayudándose mutuamente porque suelen ser mayores, pero habiendo mantenido hasta hace pocos años la explotación familiar. Son Casas que como tales tienden a la desaparición...». La situación parece generalizada en todo el Valle de Gistaín/Chistau, pero con tendencias diferentes en localidades más concretas como Bielsa, donde el cambio de la estructura económica, así como el desarrollo del sector turístico ha acelerado más si cabe la desaparición del tión como figura característica de la Casa. Confirman la práctica extinción del tión otras dos localidades. En Serveto nos dicen directamente que no existe esta figura. «...Nos queda un tión que se quedó soltero cuidando de su tío, que a su vez era otro tión...», aseveran desde Fragén/Fraxén, (año 2000):. Esta última situación denota a las claras el final de la vida de algunas Casas, víctimas de la emigración a otros lugares, que tal vez ven cerca su desaparición tras numerosas generaciones de vida y trabajo. Consultados los datos que nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística, llama la atención en primer lugar el hecho de que en las localidades de esta zona el número de solteros duplica al de solteras. Esto podría confirmar la ligera tendencia (al menos en estos valles) de que el tión (cuando los hay) sea más frecuentemente un varón que una mujer, aunque volvemos a repetir que no de una forma tan evidente como en otras zonas del Pirineo. A pesar de que encuestas sobre tiones no hay, vamos a repetir el cálculo aproximativo que antes hicimos en otras comarcas. Si la edad media de matrimonio está en la provincia cerca de los treinta años, vamos a descontar del número de solteros de estas localidades todos los solteros menores de dicha edad. Con ello, tendremos (con ligeras diferencias) el número de solteros mayores de 30 años. Volvemos a repetir que no todos ellos serán tiones ni mucho menos, pero sin embargo es el contexto actualmente vigente para los posibles tiones que pudieran existir en adelante. Los datos que nos ofrecen son los siguientes. 20 Resulta de nuevo admirable la información y la cultura del pueblo. Esta persona que nos habla de Plan, dice que hay más solteros que solteras. Pues bien, las estadísticas del INE confirman este dato, ya que según este Instituto, Plan contaba en los años 90 con 83 personas solteras hombres, y sólo 40 mujeres solteras. 21 Toma ahora pleno sentido la mencionada anteriormente «caravana de mujeres» que se organizó hace algunos años, y de la que se hicieron eco todos los medios de comunicación estatales. No fue ninguna broma, ni siquiera buscaba una promoción turística. Se trataba (se trata) de una auténtica necesidad. 72 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE MUNICIPIO MENORES DE 30 AÑOS SOLTEROS DIFERENCIA Bielsa 116 181 65 Gistaín 57 92 35 Plan 74 123 49 San Juan de Plan 56 73 17 LA ACTIVIDAD ECONOMICA DE LA CASA ACTUAL «… la agricultura es casi nula, y se reduce a pequeños huertos de la familia...». Conforme avanzamos en el estudio de la Casa, cada vez hacemos más concluyente la relación inversamente proporcional entre ésta y el tamaño de la población, y directamente proporcional entre la misma y actividad agropecuaria. Veamos en primer lugar las ocupaciones que para las personas entrevistadas sean más usuales en sus localidades y entorno22. Aunque los supuestos pueden variar bastante de unas familias a otras, casi todos los entrevistados responden a dos o tres patrones similares. Plan es una localidad cuya altitud oscila los 1120 metros, y allí nos comentan que dentro de la variedad propia de estas circunstancias, tal vez los casos de familias que pueden vivir todo el año en esta localidad, y donde los supuestos de Casa tengan más posibilidad de subsistir, sea en aquéllas que trabajan con ganado vacuno. Sin embargo «...las cosas han cambiado mucho por la despoblación y por la gran mecanización de las faenas del campo...». Tal vez ahora haya más ganado vacuno que ovino: «...si antes el ganado pertenecía a todo el pueblo, en el sentido de que todas las Casas tenían vacas aunque solo fueran dos o tres, ahora todas las cabezas de ganado se han agrupado en manos de dieciséis o dieciocho ganaderos en todo el valle...» Otros núcleos familiares también se dedican a la construcción, y se usa al turismo ocasionalmente como complemento de ingresos. Hemos encontrado aquí también, un caso muy valioso que sirve como una de las formas hacia la que ha evolucionado la Casa en lo que a su estructura económica se refiere. Se trata de la aportación económica que tanto los tiones mayores como los abuelos que conviven con sus hijos (herederos) realizan a través de sus pensiones. Sin duda, la vida en la montaña es muy dura, y subsistir económicamente conlleva la búsqueda de ingresos en cualquier ámbito, pues todos deben colaborar (y colaboran) en el sostenimiento económico de la Casa. En San Juan de Plan, y a una altitud similar a la de Plan, las cosas no nos son relatadas de forma muy diferente. La entrevistada cree que la mayor fuente de ingresos en esta localidad es la ganadería, usando muchas familias el turismo, la construcción y la poca agricultura que se puede, como complemento. No obstante, la aportación de diferentes nóminas a una especie de caja única común, no es tan segura. También podemos hablar de una altitud considerable (1375 metros) en Gistaín. Aquí la persona con la que hablamos nos confiesa que en su Casa se vive gracias a la ganadería y a un comercio. Este último es regentado por la hija joven, mientras que el resto de la familia parece dedicarse más al cuidado de las vacas. Igualmente en Gistaín nos confiesan que la ganadería cada vez va a menos: «...En estas zonas de alta montaña, la agricultura es casi nula, y se reduce a pequeños huertos de la familia...». 22 O, al menos, las ocupaciones que para ellos son más importantes y visibles. 73 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX El turismo sirve de complemento para la economía familiar. En este supuesto concreto, la casa vive de los oficios (albañilería, etc) y más especialmente del trabajo de la madera, pues el padre también se dedicó a ello, y así lo enseñó a los hijos. En cualquier caso, subsistir es sumamente difícil y debemos hacernos eco de la petición que hemos escuchado reiteradamente de varios encuestados a favor del fomento del sector turístico así como de algunos proyectos de pistas de esquí23. Si la montaña condiciona el modo de construir la propia vivienda, pues ésta debe adaptarse al terreno, no es menos la influencia de aquélla sobre la agricultura. En la fotografía, entorno de Gistaín, huertos agrícolas de autoconsumo. En otras localidades como Serveto (que pertenece al municipio de Plan), la creencia de los interlocutores que nos informan sobre la forma de vida de las familias de la localidad, la dirigen hacia la ganadería. Tal vez el futuro en estas pequeñas localidades pueda ofrecer un apoyo del sector turístico, si bien éste no puede constituir la panacea o solución global de todos los problemas de estas zonas. Serveto ofrece un ejemplo de agricultura de antaño de alta montaña (hoy en decaída o desuso) como son algunos panares. Como vamos a tener ocasión de comprobar a continuación, las personas que tan amablemente han respondido a nuestras preguntas en esta zona, no van muy mal encaminadas a la hora de describirnos de qué viven hoy día las familias, y por extensión las Casas actuales, de su entorno. Consultadas las cifras que nos ofrece el INE en Información Estadística de Aragón a fecha de octubre de 1994, los resultados son los siguientes: — De los siete términos municipales que hemos relacionado en esta zona, la agricultura junto a la ganadería es el sector mayoritario en cinco de ellos (Plan, San Juan de Plan, Gistain, Puértolas y Fanlo). Tan sólo Bielsa y Tella-Sin superan este sector productivo con otros diferentes. 23 No sólo en Gistaín, sino también en Plan, incluso personas mayores nos nombran el proyecto de pistas de esquiar. Lo toman como una necesidad para las personas que viven en la zona. 74 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE El entorno del Valle de Gistaín y Valle de Bielsa, conoce explotaciones ganaderas de vacuno. — En el caso concreto de Fanlo, de treinta y tres personas que trabajan, veintiséis lo hacen en el campo de la agricultura y siete en el ámbito de los servicios, sin que exista ni un solo ciudadano/a en el resto de los sectores productivos. — El polo opuesto de Fanlo es Tella-Sin, donde los trabajadores del sector agricultura y ganadería solo suponen el 12 % de las personas ocupadas. — Los datos totales, y en definitiva los resultados globales a la pregunta de qué viven hoy la Casa se circunscriben a los siguientes: 75 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Entendemos pues, que la zona vive preferentemente del sector agropecuario, seguido de cerca por el sector servicios24. Si, por otro lado, observamos los datos estadísticos relacionados con la ocupación de la población activa ocupada, los mismos ofrecidos para el año 1991 ofrecen un claro dominio del sector servicios junto al primario (concretamente el 41% para el primero de estos sectores, y el 33% para el segundo). Se trata de estructuras económicas claramente dispares a comarcas como Jacetania, donde el sector primario tan solo alcanza el 13%, el Alto Gállego (con un 8%), o de la propia estructura global aragonesa (12% del sector primario frente a un 50% del sector servicios). Por otro lado, y en referencia a la sugerencia que nos hacen desde esta zona referente al aporte que realizan los pensionistas y jubilados con sus pensiones a la Casa, nos ha llevado a consultar el porcentaje de habitantes de este territorio que se encuentran en dicha situación y, efectivamente, el número es más alto de lo normal, en buena parte también por el envejecimiento de la población de estas localidades (el índice de envejecimiento de la comarca del Sobrarbe alcanza la cota 193, frente a una media aragonesa de 110). En conclusión, si cruzamos los datos estadísticos con las impresiones recogidas in situ, la zona que hemos estudiado relativa al Valle del Cinqueta y del Alto Cinca es predominantemente agrícola/ganadera, conjuntamente con el sector servicios. Tanto éste último como los otros relativos a industria y construcción pueden ser en muchos casos esos complementos salariales de las Casas actuales a los que aluden las personas entrevistadas. De la misma forma, el porcentaje de pensionistas y jubilados en la zona (casi la cuarta parte de la población ocupada y no ocupada) es lo suficientemente importante como para confirmar las impresiones de algunas personas referidas a las ayudas para la propia Casa y las familias en general que supone el importe de sus pensiones. En este contexto, la Casa puede desarrollarse o subsistir más fácilmente pues, como dijimos anteriormente, parece imponerse en aquellos lugares que tienen como fuente de ingresos a explotaciones agrícolas o ganaderas. 24 Si bien es cierto que, el sector servicios aparece con un nivel tan alto por los datos de Bielsa y Tella-Sin. 76 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE LOS «SEÑORES MAYORES» «…esa autoridad se da mucho más de los padres a los abuelos, que de los hijos a los mismos padres...». El concepto de señores mayores desaparece por momentos en las zonas visitadas objeto de este estudio, al menos en su concepto tradicional. Parece un contrasentido el desvanecimiento paulatino de esta figura en el contexto anteriormente citado, en el que el envejecimiento de la población parecería ser un elemento favorecedor de esta figura. Sin embargo, la realidad vivida ofrece en ocasiones otros itinerarios. La despoblación una vez más afecta de una manera radical sobre cualquier aspecto de la vida en el Pirineo. La Casa, no escapa a estos efectos, y, más bien al contrario, puede ser una de las grandes damnificadas por este desastre demográfico. Hemos visto ya, que el número de componentes por familia, ha descendido escandalosamente en los últimos años. Igualmente, hemos observado que existe un número importante de Casas de uno o dos miembros (y además mayores). En estas circunstancias, es obvio que figuras como ésta de los señores mayores, tienen poco juego. Acudiendo a Plan, la persona con la que conversamos nos dice que, aunque no es el suyo, sí que se dan casos en los alrededores. Y así, en San Juan de Plan, una señora nos hace partícipes de su propia experiencia, en la que tuvo que convivir con sus suegros durante muchos años (concretamente hasta que fallecieron). Nos dice que también hoy, esto funciona así pero con algunos cambios, especialmente dirigidos hacia esa autoridad que antes disponían estos señores mayores que llegaba a ser incluso excesiva. Nos explica que tal situación a veces era difícil de llevar, pues por ejemplo la mujer que llegaba a la Casa del marido podía no llevarse demasiado bien con sus suegros, a pesar de lo cual debía «...aguantarse...» porque eran los señores mayores, a fin de cuentas los amos de la Casa, y se les debía un respeto porque representaban un eslabón jerárquico superior en su familia, y por tanto su autoridad nunca era puesta en duda. Con las nuevas generaciones, las cosas parecen seguir una línea diferente. Así un entrevistado joven de Gistaín nos explica que «...ahora en mi Casa no es así, pero seguramente en el futuro sí sea mi caso...». Ella conoce la figura perfectamente, y a su edad la encuentra como lo más normal del mundo25. En la misma localidad, otra persona nos dice abiertamente que sí es su caso y que «...los padres tienen cierta autoridad, y se les tiene en cuenta para muchas cosas. Pero esa autoridad se da mucho más de los padres a los abuelos, que de los hijos a los mismos padres...». Es decir, esa autoridad relajada de los señores mayores parece ser parte de la nueva tendencia de esta figura. Por ello, en este último testimonio, nos dice que esa autoridad se da de los actuales padres a sus ascendentes, pero que ya se va perdiendo de esos mismos padres con sus hijos. Con toda seguridad, la autoridad casi extrema quedará eliminada con la próxima generación, manteniéndose otra también elevada, pero sin llegar a los límites anteriores. Los mayores en la actualidad parecen ser tenidos en cuenta en las grandes decisiones, en la medida de que forman parte de la unidad de la Casa, y pueden ofrecer su experiencia. Interesante también es la continuación del testimonio anterior, cuando nos aseguran que la unidad de la Casa se mantiene, y por tanto los señores mayores siguen apareciendo como institución, pero viviendo en diferentes casas (edificaciones). De esta manera los nuevos tiempos permiten el mantenimiento de esta figura, pero respetando la intimidad del nuevo matrimonio que ahora pasa a dirigir la actividad. Desde la alcaldía de Serveto (Plan), nos especifican que sí se pueden observar casos de convivencia entre el matrimonio mayor y el joven, siendo éste último el que se encarga de dirigir la explotación familiar. Aunque, seguramente, comparte también la idea del sujeto anterior, relativa a esa suavización de la autoridad de los señores mayores, y sin perjuicio de quién dirija efectivamente la explotación. 25 77 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Poco más podemos decir. Todo parece apuntar a que en esta zona, los señores mayores en su sentido tradicional van desapareciendo por diversas causas. Todavía existen, pero con otros matices. Su autoridad sigue sin ser cuestionada, pero no como antes de una forma casi sumisa. Actualmente la autoridad del señor mayor tiene su peso, y con toda seguridad a estas personas se les tiene mucho más respeto y son tenidos mucho más en cuenta (en general) que sus coetáneos de la ciudad26. FIRMA DE CAPITULACIONES Siendo los capítulos matrimoniales uno de los instrumentos más importantes para la consecución de los fines que la Casa persigue, procede presentar las respuestas que hemos obtenido de los ciudadanos preguntados, para después poder pasar a ver los datos que ofrecen las estadísticas notariales. En primer lugar, hay personas que por el nombre de «capítulos matrimoniales» no acaban de identificar a las escrituras por las que se pactan los acuerdos conyugales, el régimen económico de sus bienes, o incluso pactos quasi sucesorios con los ascendientes. En cierta medida, a la pregunta directa sobre la existencia o inexistencia de estas capitulaciones, la gente duda sobre su concepto, aunque rápidamente intuyen a qué nos estamos refiriendo. Por ejemplo, en Plan un matrimonio nos comenta que sus padres hicieron las capitulaciones y que ellos mismos (el matrimonio que actualmente dirige la explotación familiar) también las han realizado. También en San Juan de Plan alguien nos dice que «...al notario...» se baja sobre todo para los temas referidos a la sucesión, a las herencias, pero que en cambio, para lo referido a los capítulos matrimoniales ya no se acude con tanta frecuencia. Lo cierto es que poco más podemos decir sobre este tema pues en el resto de las personas entrevistadas, las respuestas no fueron lo suficientemente concluyentes como para poder citar en estas líneas algunos ejemplos. Por eso, tal vez sea mejor consultar la Estadística Notarial. Suponiendo que todas las personas de esta zona contraten con la Notaría de Boltaña (la que en principio parece más cercana), el número de contratos realizados por razón de matrimonio ha sido para los años 1992, 1993 y 1994 de dos, nueve y siete respectivamente. INDIVISIBILIDAD DEL PATRIMONIO FAMILIAR: LA TENDENCIA AL HEREDERO UNICO «...el que se queda aquí suele quedarse todo, es como si fuera el heredero único...» Como hemos dicho anteriormente, la supervivencia de la Casa aragonesa ha sido posible en gran medida gracias a la no disgregación del patrimonio entre los diversos herederos. Lo que hoy puede resultar normal en la ciudad o en gran parte del entorno rural aragonés, consistente en partir la herencia en partes más o menos iguales entre los diversos herederos (generalmente los hijos), no ha sido la regla general en las familias de las comarcas de Huesca. Lejos de todo lo anterior, la institución del heredero único que generalmente recaía en el primogénito varón ha sido una constante. Veamos cómo están las cosas hoy. La primera conclusión evidente es que la situación ha variado bastante, en buena parte (una vez más) debido a la despoblación que afecta a toda la comarca. Tal vez, la institución de heredero único no esté demasiado desarrollada en las notarías (ver estadística notarial), pero lo que sí está claro es que el concepto de heredero único está en la mente de la mayoría de aquéllos con los que hemos hablado. Comencemos a ver algunos testimonios. La declaración que nos ofrecen de la figura del heredero único en la localidad de Plan ( o más bien que la mayoría de la hacienda recaiga sobre un solo sujeto), es normal y está asumido por la mayor 26 Valga como prueba, que todos nos remiten a personas mayores para hablar de la Casa, no sólo por la experiencia que aportan, sino porque también su opinión es mejor valorada por sus propios vecinos. 78 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE parte de las familias. En cierta medida, se entiende que el que reparte el patrimonio acaba con la Casa. Todo el patrimonio se lo queda una persona (que no necesariamente va a ser el primogénito varón), quien a su vez tendrá ciertas obligaciones con los demás componentes de la misma. Estos otros, serán dotados «...al haber y poder de la Casa...»27. La despoblación afecta una vez más de manera tajante a la figura del heredero, de manera que ahora nos confiesan que la tendencia más segura es que «...el que se queda aquí suele quedarse todo, es como si fuera el heredero único...». Es decir, el responsable que decide pechar con la explotación es la que en justa medida se queda sobre todo con los elementos que producen algún tipo de rendimiento (como por ejemplo el ganado, etc), si bien es cierto parecen diluirse algunas características del heredero tradicional (no tiene necesariamente que mantener a otros hermanos, ni convivir con éstos u otros familiares bajo el mismo techo, entre otras diferencias). En principio, tampoco parece haber grandes inconvenientes en que el heredero sea la mujer. Todo parece indicar que se impone un pragmatismo total: el heredero único (que quizás no sea instituido como tal de manera formal) es la persona que decide quedarse en el pueblo y continua la explotación familiar. Tal vez más que «ser» heredero único, hoy la situación de algunos moradores de estos lugares «se asemeja» a aquél. En San Juan de Plan nos comentan su historia concreta: «...éramos cinco hermanos. Los padres prepararon todo para que el hijo mayor continuara la Casa, pero éste prefirió aprender el oficio de albañil. Entonces, el heredero fue el tercer hijo que era varón. Las mujeres no, porque es costumbre que se las dote. Ahora también funciona así porque los campos son demasiado pequeños y el trabajo con los animales es muy duro. Pero ha habido cosas que han cambiado. Primero que ya no es siempre al varón más mayor, y segundo que ahora el que se queda a vivir en el pueblo, suele adjudicársele todo. De todas formas todavía está un poco esa tendencia a que sea el varón...».Llevando un poco más nuestra curiosidad, le preguntamos qué tiene pensado hacer ella cuando llegue el momento, a lo que nos contesta que ella preferiría no partir. Respuesta parecida la que conseguimos en Gistaín:. «...por ejemplo, mi familiar era uno de los seis hermanos, pero fue declarado heredero único...». Su familiar es uno de sus tíos o padre. Hablando con ella, parece deducirse que el negocio de ganado que ahora tiene la familia vaya a ser continuado por el varón, y que en ese sentido se le puede considerar como el heredero de la Casa, sin perjuicio de que se dote a la hermana, o incluso no exista ninguna declaración oficial de heredero único. También en Gistaín, un hombre nos confirma la tendencia al heredero único. A los demás se les compensa «...aunque generalmente poco, todo depende de las posibilidades de cada familia...». Por último en Plan, otra señora nos expresa su deseo de que la Casa la continuara alguno de sus hijos: «...por lo menos para mi hijo mayor...», lo cual podría denotar (al menos en este caso) de forma evidente una tendencia hacia nombrar heredero único al primogénito varón. En la localidad de Serveto sí que existe la figura del heredero único (o al menos eso nos dicen), y nos apuntan que desde siempre ha dado igual que fuera hombre o mujer, mayor o menor. En cambio desde la localidad de Espierba nos comentan que «...el primogénito era el heredero único; digo «era» porque...debido también a la gran despoblación sufrida, se ha perdido la figura del heredero único...». Por las edades de las personas que hemos consultado debemos concluir que, con independencia de que después realmente esto se plasme o no en declaraciones ante notario, la inmensa mayoría de los ciudadanos consultados tienen muy clara la idea del heredero único, a la cual consideran como esencial para haber subsistido en ambientes de montaña, y sobre todo de forma más evidente en décadas anteriores. Aunque ya no siempre es el primogénito varón (incluso en alguna localidad nos dicen que la costumbre de heredero único se daba por igual entre mujeres y hombres), también es verdad que existe una inclinación hacia ello. Igualmente, como observaremos en otros lugares, el/la que 27 La frase es literal de la persona que nos atendió. 79 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX se queda (hombre o mujer) tiene todas las papeletas para convertirse en heredero único, o al menos en el más favorecido en una posible partición. No obstante, hoy podríamos decir claramente que el heredero único es tan solo una tendencia. COMARCA DEL SOBRARBE ZONA 2 VALLE DE BROTO/ARA LA PERSISTENCIA DE LA CASA FORMAL O NOMINAL «...en nuestro caso, el nombre de la Casa coincide con nuestro apellido, pero normalmente no es así…» En el territorio objeto de estas líneas hemos podido comprobar que la familias usan plenamente el nombre de sus Casas para identificarse, casi como los propios apellidos, y tal vez con casi tanta intensidad en localidades grandes como pequeñas28. Comencemos por la localidad de Broto y los núcleos poblacionales cercanos (Oto, Linás de Broto, etc). En amena conversación con una mujer de edad mediana, pero aun joven, nos explica hasta qué punto es normal la identificación de las personas por su pertenencia a la Casa, y más concretamente por «...ser de Casa tal...». Así, el nombre de la Casa tiene hoy cierta importancia, al menos tanto como el apellido (que generalmente nunca va a coincidir con aquél). Si el nombre de la Casa sirve para identificar rápidamente al grupo familiar, el apellido parece que deba ir antepuesto del nombre, pues sirve más para identificar a una persona en concreto. En este sentido, encontramos una curiosidad: la agonía de la lengua hablada en estos lares hasta hace pocos años. Efectivamente, en el Valle de Broto como en el resto del Pirineo aragonés, la lengua aragonesa29 ha sido utilizada hasta hace apenas unas décadas. Hoy ha sido sustituida, si no totalmente sí en la gran mayoría, por el castellano. Esto provoca modificaciones30 en el nombre de alguna Casa: «...antes siempre éramos Casa Ferrero porque se decía así, pero ahora, no sé, parece que es más normal para los de fuera decir Casa Herrero31...». En Broto, la localidad más poblada de la zona, otra mujer con su hija adolescente nos contesta que el sistema de nombrar a las familias por el nombre de la Casa, también se da en esta localidad, aunque seguramente menos que en los pueblos de los alrededores (no en vano Broto es la «capital» de esta zona, y se ve más afectado por el turismo). El nombre de la Casa generalmente no coincide con el apellido, aunque a veces sí. Creen también que el nombre de la Casa desciende de muchas generaciones anteriores. En similares términos se expresa un joven de Torla «...en nuestro caso, el nombre de la Casa coincide con nuestro apellido, pero normalmente no es así. Es más fácil hacerse conocer por fulanito de Casa tal...». Si bien es cierto que es mucho más frecuente en las localidades pequeñas Con las variantes propias de cada valle. 30 Tristes modificaciones, diría yo. 31 Con objeto de respetar la intimidad de esta familia, no se cita la localidad. Por otro lado, Casa Herrero es un nombre que se repite con cierta asiduidad en toda esta zona. 28 29 80 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE Otra señora joven de Sarvisé (municipio de Broto), nos confirma lo que nosotros denominamos como «Casa formal o nominal» en toda la comarca. Para ella también el apellido raras veces coincide con el nombre de la Casa, y en cuanto a su origen nos apunta una buena teoría: «...supongo que el nombre de la Casa procede del apellido del primer titular varón de una familia. Ese nombre quedaría para designar a la familia a pesar de que a ese hombre le heredaran sus hijas. Cuando éstas tuvieran hijos, el apellido de éstos no sería el de su abuelo sino el de sus padres, a pesar de lo cual el nombre originario ya no varía por razones prácticas. Y así durante generaciones...». No es la primera vez que nos ofrecen esta posible explicación, si bien es cierto que la misma (por otro lado bastante probable) no explica la totalidad del nombre de las Casas (profesiones, lugares, características personales de un sujeto, etc). En Buesa (como Sarvisé, perteneciente al municipio de Broto), también nos confirman la existencia de la Casa formal o nominal, especificándonos igualmente que el nombre de éstas no suele coincidir con el apellido de las familias titulares. En Fiscal , lo mismo. El abuelo al que preguntamos nos dice que el nombre de su Casa no coincide con su apellido «...desde hace siglos, creo yo...». Su procedencia es imposible de averiguar. También en Fiscal, otro señor mayor nos apunta una explicación al nombre de su Casa: «...en mi caso, es por el oficio al que desde siempre se ha dedicado la familia...». Igualmente en el entorno de Fiscal, otra persona residente en estos lugares nos habla de que el apellido a veces puede llegar a coincidir con el nombre de la Casa, pero entiende como más frecuente el supuesto de que ambos sean diferentes. La idea de Casa formal también se halla presente en Fanlo. En este término municipal, tal y como deducimos de nuestras muestras, las familias quedan nominadas en gran parte por la pertenencia a una Casa, siendo el nombre de ésta y el apellido de aquéllas raramente coincidentes. En fin, Casa Herrero (hasta hace unas décadas Casa Ferrero), Casa Isidro, Casa Samper, Casa Gayarre, Casa Chera (en aragonés), Casa Lisa, Casa Lacaz, Casa Marina, Casa Palacio, Casa Alonso, Casa Matías, Casa Morero, etc son algunos ejemplos de lo aquí resulta algo genérico: el nombre de la Casa. EL DURO ENVITE DE LA DESPOBLACION EN LA COMPOSICION DE LA CASA «…Lo más normal entre la gente joven es tener un niño...». Conclusiones muy parecidas a las de otros territorios podemos entresacar del número de los componentes de las Casas actuales. La tendencia es a la baja, hasta el punto de que muchas Casas en su concepto tradicional han desaparecido, o están en vías de hacerlo. En pocas décadas se ha pasado de Casas de siete u ocho miembros a otras (las de hoy) que cuentan con una, dos, tres o en el mejor de los casos cuatro o cinco componentes. Veamos lo que nos dicen las personas que viven esta situación todos los días. Por ejemplo, en Fiscal, los dos sujetos con los que hablamos contraponen el número de miembros que antes convivían bajo el mismo techo, frente a su propia situación actual: uno de ellos vive sólo con su hijo, y el otro también solo con sus dos hijos. Sin duda alguna, el cambio de la estructura económica en sus Casas ha provocado que no sean necesarias tantas manos para trabajar y conseguir los rendimientos suficientes como para subsistir. También en la zona de Fiscal hablamos con otro hombre en cuyas palabras se denotan sin duda alguna cierto cansancio o derrota en lo que a la lucha contra la despoblación se refiere. De alguna forma, buena parte del tránsito o evolución de la Casa tradicional se encuentra ampliamente condicionada por el fenómeno demográfico. En Sarvisé (Broto) dialogamos con un matrimonio con sus dos hijas. También está con ellos la abuela, pero ésta no convive con ellos sino en una casa cercana. En otro tiempo, sin duda alguna la abuela hubiera dormido bajo el mismo techo, hoy en cambio esta modificación en el sistema de la Casa parece comenzar a generalizarse. 81 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Familias con un número superior de componentes son más difíciles de encontrar. Sin embargo tampoco son tan excepcionales. En Broto la persona a la que preguntamos nos informa de su Casa (matrimonio y tres hijos), pero también reconoce que en su localidad, tan sólo «...puede haber un par de familias más que como nosotros convivan con sus tres hijos, de nuestra generación. Lo más normal entre la gente joven es tener un niño...». A esta última composición responde el joven que habla con nosotros en Torla (matrimonio joven con un hijo). Recuerda, tal vez con un poco de añoranza, su infancia: «...recuerdo que éramos mis padres y cuatro hermanos. Pero cuánto ha cambiado la vida. Me acuerdo de tener en la planta de abajo las vacas, el establo y todo eso. Ya nada es lo mismo. Las vacas nos las quitamos porque nadie quería ocuparse de ellas, y actualmente la planta baja está reformada. Suele hacerse a menudo, y lo que antes eran las cuadras, los establos y tal, ahora son bares, habitaciones de turismo rural, etc...». En el mismo término de Torla, y con un impresionante paisaje de fondo bordeando el Parque Nacional de Ordesa, dos personas que regentan un comercio nos afirman sobre el tema de la Casa, que hoy «...todo queda en dejar y marchar...», la gente joven se va, se abandonan los campos y las pequeñas explotaciones familiares porque es muy duro mantenerse todo el año… «Dejar y marchar»... Dejar y marchar…Dejar…Marchar… Tal vez estas dos palabras puedan suponer el resumen final de una historia que se repite comarca tras comarca, década tras década: la evolución de la Casa aragonesa hacia nuevas formas, cuando no directamente a su desaparición. Un poco más al sur, en el entorno de Oto (término de Broto) nos cuentan una fantástica historia de una familia de los alrededores: «...yo cuando me casé firmé con mi marido las capitulaciones, en las que se nos exigía a cambio de ser mi marido heredero, cuidar del hermano del abuelo. En realidad se casaron dos hermanos con dos hermanas. El primero de los hermanos que se casó era heredero único, pero al no poder tener hijos, les ofrecieron a los hermanos pequeños (que también se habían casado entre sí) convivir con ellos. Todos trabajaron así juntos para la Casa, hasta que tras muchos años el que era heredero único (el hermano mayor) murió, y poco después la mujer del hermano pequeño. Llegaron a un pacto por el cual el hijo del hermano pequeño (éste no era el heredero) pasaba a convertirse en el nuevo heredero único. Así fue, pero tampoco fue el primogénito varón, porque éste se fue a trabajar a la ciudad, sino uno de los hijos pequeños. Esta es la razón por la que, en mis escrituras sale que tengo que cuidar de los dos abuelos, además de mantener a los hermanos de mi marido que quedaron hasta que se casaron, porque entonces se les dotó al poder y haber de la Casa32...». Espléndida explicación, relatada por una mujer de unos cuarenta años, en la que podemos apreciar numerosos rasgos de la Casa tradicional aragonesa, así como una composición que en su momento fue más plural, pues hoy la misma Casa sólo cuenta con el matrimonio, el abuelo y la hija (cuando no está fuera estudiando). Preguntamos en Fanlo sobre el número de Casas y sus componentes de manera general, y nos comentan que en principio en esta localidad podría haber unas quince Casas abiertas como tales, siendo el número de sus componentes muy variable acercándose la media a cuatro personas por Casa (en cualquier caso, muy por debajo de la que podría verse hace algunos años con familias de seis y siete personas). En Buesa (Broto), su alcalde prefiere no dar un número de componentes por familia pues este número «...es muy variable...». El número de Casas en su localidad, lo calcula en ocho aproximadamente. La historia se repite una vez más, y la despoblación afecta de forma brutal en estas zonas, con descensos demográficos vertiginosos. Las gráficas estadísticas demuestran una clara bajada en estas localidades. La tendencia evolutiva de estos municipios en el siglo XX es la siguiente: 32 Una vez más, la frase «al haber y poder de la Casa» vuelve a ser nombrada literalmente. 82 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE Y si estrepitosa se observa la caída demográfica de todas las localidades de esta zona ( por ejemplo Fanlo llega a perder el 95 % de su población), aún lo es más la cantidad de pueblos y núcleos abandonados sin remisión que hemos podido observar: Yosa de Broto, Lacort, Lavelilla, Jánovas, y un interminable etcétera. Yosa de Broto. En primer término, el crucero o pilastra que marcaba la entrada hace décadas parece darnos la bienvenida a este pueblo abandonado y ocupado sólo por la nieve y la vegetación. 83 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Con los datos del Instituto Aragonés de Estadística (1991) en la mano, la media de personas por familia en estos municipios es el siguiente: TORLA 3.5 BROTO 3.5 FANLO 2.5 FISCAL 3 BOLTAÑA 3 ARAGÓN 3 LA FIGURA DEL «TION» SE PIERDE «...todavía hay tiones, pero es algo más de personas mayores, y como tales ahora no se dan...» La idea de tión, en su sentido tradicional, está cerca de su desaparición también en este territorio. Por las conversaciones que hemos mantenido en la comarca, deducimos que el tión, o mejor dicho, el hermano soltero de alguno de los componentes del matrimonio director33 de la Casa, ha evolucionado hacia otros significados que, aunque parecidos, marcan evidentes diferencias con su concepción primaria. Se trata del desarrollo de una noción que partiendo del tión de principios de siglo, ha evolucionado hacia el hijo o hermano soltero de finales del XX. En primer lugar no obstante, digamos que el tión que fue productivo hasta los años setenta aproximadamente, todavía viven en muchos casos en la Casa, con la única diferencia de que ahora ya no trabajan por razones de edad, o al menos ya no realizan las mismas labores que antes. Estos son los tiones que podríamos denominar como «viejos» o «mayores», y que pueden responder mejor a su concepto tradicional. De nuestras conversaciones, las conclusiones se sitúan en la misma línea. En Oto, por ejemplo, nos hablan de un caso cercano de la zona en el que en la Casa convivió el hermano soltero del marido hasta pasados los cuarenta años, cuando decidió salir de la Casa para ir a convivir con una chica. Sin embargo hasta que esto ocurrió, este «tión» vivía con la familia y así comía, cenaba, se le lavaba la ropa, etc. La única diferencia con el tión tradicional es que no trabajaba en la Casa, sino que tenía un oficio fuera de ella. La persona que nos lo cuenta consideraba a este hombre como un «...tión joven...». Además de este caso, cree que hay muchos más en este área. La situación de los tiones parece ser general en toda la zona, en los términos expuestos, pero la situación puede variar en la localidad de Broto. «...Antes se daba mucho, pero hoy en Broto se ven pocos. Seguramente se da más en los pueblos de los alrededores...». Nos apuntan concretamente hacia Linás de Broto. El tión de Broto parece responder a la persona mayor, y es más excepcional. Exactamente lo mismo nos comentan en Torla, donde nos remiten a las localidades pequeñas de los alrededores. Tampoco lo presentan como algo muy actual en Sarvisé: «...todavía hay tiones, pero es algo más de personas mayores, y como tales ahora no se dan...». En términos muy parejos se expresan en Fiscal, reconociendo su existencia pero recalcándonos que son gente mayor. Y también ocurre así en el testimonio conseguido en Buesa. 33 El nombre de «tión» parece rechazarse en algunas zonas. 84 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE Siguiendo el esquema aproximativo que hemos utilizado en otras comarcas, los datos de la estadística son los siguientes. El número de personas menores de treinta años en estas localidades, así como el de solteros, se distribuyen de la siguiente forma: MUNICIPIO MENORES DE 30 AÑOS SOLTEROS DIFERENCIA Bielsa 116 181 65 Broto 145 190 45 Boltaña 308 372 64 Fanlo 8 25 17 Fiscal 71 98 27 Torla 110 141 31 * Elaboración propia. Datos Instituto Estadística Aragón. Una vez más indicamos que los datos que aparecen en la diferencia no corresponden al número de tiones, sino al grupo social en el que pudieran encontrarse éstos. A QUÉ SE DEDICAN LAS CASAS Y FAMILIAS «…En Broto y Torla, los servicios...». En cuanto a las actividades económicas a las que hoy se dedican las que podríamos denominar Casas actuales, veamos en primer lugar los testimonios de las personas que hemos consultado en nuestras sucesivas visitas a las localidades de esta zona. La familia entrevistada en Oto, con la torre de la antigua Casa Solariega Don Jorge como silencioso testigo, nos asegura que anteriormente (la generación anterior) se dedicaban a la ganadería. Antes parece ser que ocho vacas eran ya una buena explotación para susbsistir. Hoy las cosas han variado, pues una explotación rentable requiere inversiones mayores, y un negocio ganadero con éxito necesita más de treinta vacas para salir adelante con ciertas garantías. Esto hace que los grupos familiares, como es en este supuesto, acudan a otros sectores económicos como la construcción, y en menor medida al sector servicios (o auxiliarmente al turismo). Todo esto se desarrolla en el contexto de una altitud de alta montaña (921 metros) La capital del valle (Broto) también cuenta con una altitud que delata su posición territorial (905 metros). En esta localidad otra familia que regenta una tienda nos afirma el gran peso de la ganadería en la generalidad del valle, y el papel creciente del turismo. Este último sector permite un aumento de ingresos en los comercios, cuando no beneficios directos obtenidos en establecimientos que se dedican a ello (ligado a la montaña en general). Una historia parecida a la oída en Oto volvemos a escuchar en Torla. El joven nos comenta que antes sí se dedicaban en su casa al cuidado de las vacas y a cultivar las tierras, pero desde que los padres dejaron la actividad, esos sectores ya no se trabajan por los hijos. El concretamente reconoce que la cercanía del Parque Nacional de Ordesa le proporciona buenos ingresos por el turismo, a pesar de la temporalidad de éste. Torla es otro de los lugares donde pueden apreciarse todavía los semiabandonados panares, reflejo fidedigno de la lucha contra la orografía del terreno para poder conseguir terreno cultivable. La propia población se encuentra a más de 1000 metros de altitud. 85 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Zona agrícola de montaña entre los municipios de Torla y Broto. Preparando la hierba y la parcela. Aunque la foto no lo recoge, el trabajo se estaba realizando en plena nevada por parte del matrimonio, circunstancia que ofrece a las claras la dureza de la labor agropecuaria en el Pirineo aragonés. La familia que nos habla de Labuerda y Sarvisé (núcleo ganadero de Broto), trabaja la ganadería y se complementan con la hostelería. «...suele ser así en todo el valle, aunque en Torla, Sarvisé, Fragén y Buesa tienen más ganadería. En el resto también hay que tener en cuenta a los que trabajan de agentes forestales. En Broto y Torla, los servicios...». En Fiscal, uno de los señores que nos habla se dedica a la ganadería, y en menor medida al cultivo de las tierras. Otra de las personas con las que charlamos en esta localidad, nos dice haber regentado una herrería, además de trabajar alguna tierra. En ambos casos, son personas mayores y dependen más de los hijos. El supuesto del señor que regentaba la herrería, poco a poco se va perdiendo (es un ejemplo más de que el desarrollo y mecanización de las labores del campo y el ganado, hacen innecesarias determinadas profesiones y, en consecuencia, «sobran» manos). La ganadería como principal sector económico del que subsisten las familias de su municipio, es el motor económico en opinión enviada desde el Ayuntamiento de Buesa. Parece lógico (pues la altitud de esta población puede superar los 1135 metros), hace difícil la ocupación agrícola o la industria. El turismo aparecerá antes o después como fuente de ingresos. Así pues, de nuestras charlas y visitas todo parece ser dominado por la ganadería/agricultura, seguido del turismo. Esta estructura podría favorecer una mayor implantación del sistema de Casa en las localidades más pequeñas. Veamos los datos estadísticos. En el primero de estos cuadros, aparece el número de matrículas de Impuesto de Actividades Económicas según actividad, y datos de Instituto Aragonés de Estadística para el año 1998. Destaca el enorme peso del sector servicios y de la construcción, así como la presencia testimonial de la agricultura o la inexistencia absoluta del sector de energías. No obstante, el sector agrícola-ganadero mantie86 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE ne un peso bastante mayor, pues este tipo de gráficas no recoge las actividades agrarias en la totalidad de su concepto (IAE). Si tomamos el número de personas ocupadas por sectores, el peso de la agricultura y la ganadería (en el mismo sector) sufren un aumento considerable, como queda demostrado en el siguiente gráfico (datos DGA 1999). LOS SEÑORES MAYORES: DOS CARAS DE LA MISMA REALIDAD Las conclusiones obtenidas de nuestras preguntas relativas a la pervivencia o no de los señores mayores como figura jurídica no nos han ofrecido unos resultados uniformes. Así como en otros apartados de este trabajo, la mayoría de las respuestas obtenidas en las distintas zonas fluctúan dentro de 87 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX la misma banda más o menos definida, con pocas contradicciones, en este caso hay testimonios que podemos considerar diametralmente opuestos. También aquí se cumple la regla de la proporcionalidad inversa, especialmente entre el tamaño de la población y la existencia de personas mayores34. En cuanto a los resultados afirmativos, cabe citar por ejemplo los casos de las personas entrevistadas en Oto y Fiscal. En Sarvisé se muestran un poco más intermedios. En Broto y Torla aseveran claramente que esas figuras pertenecen exclusivamente al pasado. Por ejemplo, en Fiscal una de las personas que nos habla nos dice haber cedido su negocio a favor de sus hijos que la continúan. De alguna forma la cesión significa que la autoridad en cierta forma es del padre, aunque solo sea formalmente. También en Fiscal, otro de los entrevistados reconoce que las riendas del negocio las lleva su hijo, aunque no trabaje éste directamente en las actividades de la Casa, sino en la administración pública. Por otro lado, en Buesa nos comentan que sí conviven el matrimonio mayor con el hijo ya casado, y la explotación se entiende codirigida por ambos. COMARCA DEL SOBRARBE ZONA 3 SOBRARBE SUR La zona que hemos denominado como «Sobrarbe Sur» es un amplio territorio en el que hemos incluido (siempre sin poner en la más mínima duda la unidad de la comarca) los términos municipales de Aínsa, Bárcabo, Labuerda, Laspuña, Pueyo de Aragüás, La Fueva y Palo. Seguramente, existirán otras formas de estructurar estas zonas de una manera más acorde con el territorio o con la tradición. Sin embargo de cara a nuestro estudio, encontramos más fácil esta división. Los datos que podemos ofrecer en este apartado son pocos pues un buen número de testimonios se perdieron en el año 2000 con el accidente de tráfico que sufrimos y al que nos hemos referido en la introducción. Por dicha razón, vamos a incluir aquí a algunas localidades como Tella/Sin o Puértolas que, aunque literalmente no se corresponden con estas zonas territoriales se exponen a continuación agrupadas. No obstante, éstos son algunos de los comentarios que hemos podido conservar. LA CASA FORMAL O NOMINAL, EL NOMBRE DE LA CASA «…es lo normal…» Como siempre, intentaremos acercar nuestro estudio a través de los aspectos externos más visibles de la Institución de la Casa. Entre éstos tal vez el más evidente sea el nombre de la Casa que, una vez más, tradicionalmente no coincide con el apellido de las familias. Es lo que nosotros hemos denominado a lo largo de todo este trabajo como la «Casa formal o nominal», es decir la existencia de la Casa 34 Cuanto más pequeño es el núcleo, mayores parecen las posibilidades de encontrar Casa en su sentido tradicional, aunque siempre con las modificaciones impuestas por el desarrollo y la despoblación. 88 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE sólo nominativamente, el hecho de pertenecer a la Casa tal, sin que por ahora prejuzguemos o estudiemos su estructura y principios. No adelantemos acontecimientos, veamos las numerosas muestras que hemos tomado. En un primer recorrido por el término municipal de Bárcabo, encontramos diversas localidades en las que hemos indagado. Por ejemplo en Santa María de la Nuez preguntamos a una mujer que nos contesta afirmativamente. Sí es cierto, y además es «...lo normal...». La entrevistada (de edad mediana) conoce perfectamente la estructura de la Casa, porque su familia es Casa. No coincide el nombre de ésta con el apellido de aquélla. En Betorz, siguiendo nuestro itinerario, tenemos la suerte de preguntar a un niño (creemos recordar que de diez años) sobre una persona a la que nos han remitido desde varios lugares del valle. La respuesta es contundente: «...Ah sí, ese señor es de Casa x...». Es decir, un chiquillo (la generación que estará al frente dentro de quince o veinte años) conoce a los vecinos por el nombre de la Casa, no por su apellido. El también pertenece a otra Casa diferente, de lo que parece sentirse orgulloso aunque no viva en el pueblo. En la zona de Las Bellostas (Aínsa) ocurre ciertamente algo parecido, y las cinco casas abiertas actualmente mantienen su propio nombre35, casi siempre diferente de los apellidos de sus moradores, con alguna excepción. Igualmente ocurre en Paúles de Sarsa (Aínsa). Desde los ayuntamientos de Labuerda y Laspuña también tuvieron la gentileza de contestar nuestro cuestionario. Y así, en ambas localidades parece que la nominación de las familias por su pertenencia a la Casa suele darse con cierta generalidad. Sí que existe una pequeña diferencia entre ambas muestras, y es que, mientras en Laspuña (siguiendo la corriente más usual) nombre de Casa y apellido de familia no suelen coincidir, en Labuerda sí que lo hacen. Al igual que acontece en Labuerda, ocurre en Puértolas. Los nombres son muy diversos: Casa Salas, Casa Grasa, Casa Vicenta, Casa Albás, Casa Molinero, Casa Frenchín, Casa Cosme, Casa Peguntero, Casa Botiquera, Casa Escartín, Casa Superio, Casa Garcés, Casa Naval, etc. NUMERO DE COMPONENTES DE LAS CASAS ACTUALES «…La gente joven se va…» El territorio que hemos denominado «Sobrarbe Sur», tampoco es ajeno a los graves problemas de despoblación que afectan a toda la provincia de Huesca y especialmente a las zonas pirenaicas. Las antiguas Casas de ocho, nueve miembros han desaparecido en su totalidad, y todo ello ha dado lugar a numerosas Casas de un solo miembro, y otras de dos, tres o a lo sumo cuatro. De nuestras visitas, el resultado es similar. Así por ejemplo en Paúles de Sarsa (localidad que pertenece al término de Aínsa, y que en 1991 contaba con una veintena de habitantes) charlamos con una familia de tres componentes (matrimonio y padre de ella). En Santa María de la Nuez (núcleo poblacional sito en el municipio de Bárcabo que ofrecía en 1991 una docena de habitantes) otro testimonio sostiene la situación de una familia compuesta por tres personas (matrimonio e hijo), pues el resto de los hijos han marchado fuera. En Betorz, (con seis habitantes a finales de siglo) otro interlocutor nos informa que viven solos, pues todos sus hijos están viviendo lejos del pueblo. También en Betorz otra familia nos habla de dos personas (antes eran cuatro, pero en poco tiempo han muerto dos de ellas). En el entorno de San Victorián (Oncins, sobrepasando ya los 1000 metros de altitud) nos habla una familia de dos componentes (padre e hijo) y nos dicen que antes eran uno más (concretamente convivían con una tía) pero que por razones de salud han tenido que trasladarla a la cabecera de comarca. En la zona de Las Bellostas, podemos observar los datos de varias Casas (concretamente cinco), de 35 Información de «Tierra Bucho», junio de 1997, número 2. 89 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX las cuales dos tienen tres componentes, otras dos tienen dos miembros y una sólo dispone de una persona. En definitiva, un panorama bastante paradigmático de lo que ocurre en las zonas que visitamos en donde la Institución de la Casa se observa presente. En Labuerda, nos indican que la media (con la complicación que supone una respuesta tan general) de componentes de las familias o Casas actuales, podría estar en cuatro personas. Igualmente calculan un total aproximado de setenta y cinco Casas. El cálculo del número total de Casas ofrecido desde la localidad de Laspuña (con independencia de que sean tales en sentido estricto en la realidad) puede subir a unas 70, y su composición es muy variada. Pueden apreciarse Casas unipersonales (que lógicamente morirán en la próxima generación), y también Casas con un máximo de seis componentes. En Puértolas, depende de la casuística (entre dos y seis personas según las familias) y de los núcleos poblacionales que se conocen en su término municipal (para los que se calcula, según los casos, entre cuatro y catorce Casas). Según informaciones obtenidas en la red, Tella cuenta habitualmente con tres casas habitadas durante todo el año, mismo número que en la aldea de Cortalaviña (aldea que pertenece también al municipio de Tella-Sin). En Arinzué (Tella-Sin) sólo queda una Casa habitada todo el año (de hecho el censo de 1991 solo reconocía tres habitantes), al igual que ocurre en Lamiana (perteneciente asimismo al término municipal de Tella-Sin contaba con cuatro habitantes a finales de siglo). La evolución demográfica de estas localidades no supone ninguna excepción respecto a la tendencia general de la comarca. Sus localidades experimentan a lo largo del siglo XX unas caídas poblacionales vertiginosas. Sirva como ejemplo el siguiente cuadro de datos de población del Instituto Aragonés de Estadística, referidos a la segunda mitad del siglo XX. En cuanto al número de personas por familia o Casa, los datos ofrecidos por el Instituto Aragonés de Estadística son los siguientes (Media Aragón=3). 90 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE PRACTICA DESAPARICION DE LOS «TIONES» «…casi no quedan ya…» Todos los encuestados conocen el concepto de tión (o de tío/a) y reconocen, como en otros lugares visitados anteriormente, su gran valía para el trabajo. Su labor ha sido en muchas ocasiones vital para que la Casa pudiera subsistir en momentos de crisis económica. Lo que queda hoy de esta figura es poco. Sí que existen tiones, pero son personas mayores (tiones activos hace unas décadas). Entre los jóvenes esta figura típica de la Casa tradicional ya no existe, por lo que el concepto de «tión» tiende hacia una rápida desaparición. MUNICIPIO SOLTEROS MENORES DE 30 DIFERENCIA 657 549 108 BARCABO 57 27 30 LABUERDA 57 42 15 LASPUÑA 123 89 34 PUEYO A. 90 54 36 LA FUEVA 286 201 85 PALO 10 5 5 PUÉRTOLAS 65 67 –2 TELLA/SIN 78 81 –3 AÍNSA TENDENCIA MANTENIDA HACIA EL HEREDERO UNICO «…porque si se parte, se acaba todo...» Habiendo preguntado a todas las personas entrevistadas sobre la existencia o no del heredero único, todas las respuestas han coincido en aceptar esta figura como la exclusiva para la fijación de la 91 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX población en sus entornos y también como la única solución válida para que la estructura económica de la familia sea lo suficientemente segura como para poder mantener a todos sus componentes. Algunas de las personas con las que hemos hablado se consideran herederos únicos. Por ejemplo, una mujer de mediana edad en Paúles de Sarsa nos dice ser la heredera única y estar casada con su marido que viene de la Casa de al lado, aunque las decisiones las tomen mancomunadamente. En su caso, la herencia irá a una sola mano también porque solo tienen un descendiente. En la cercana población de Santa María de la Nuez, otra señora de mediana edad nos confirma que uno de sus hijos será heredero único por ser el único que se ha quedado en la explotación familiar. El heredero es necesario para «...conservar la Casa, porque si se parte, se acaba todo...». A los demás hijos se les dotará o se les compensará con la cantidad que sea, pues considera esta señora más gravoso quedarse a trabajar en la Casa que salir fuera para probar suerte. En estos lugares conocen perfectamente la figura del heredero único pues desde siempre se ha aplicado, pero también comprenden que pueda haber personas que lo vean mal. Sin embargo identifican esta figura como la forma singular y excluyente que ha existido en los entornos de alta montaña para salir adelante y de continuar la Casa, aunque ahora ya no sea necesariamente el primogénito varón el que herede siempre, sino aquel o aquella que más interés demuestre (mayor o menor, hija o hijo). En Betorz, un hombre nos comenta que «...la Casa se pierde y muere, sobre todo entre los que se van...». En su caso ninguno de sus descendientes vive en el pueblo, razón por la que partirá en porciones iguales. No obstante, tal vez si se quedara alguno la partición sería diferente. También nos confirma que la institución de heredero único no siempre se daba a favor del primogénito varón. Otras personas de Betorz en cambio, nos dicen que ellos son herederos únicos, y que en la medida de sus posibilidades, intentarán instituir a alguno de sus descendientes como heredero único, o al menos favorecerlos de tal manera que aun cuando no respondan literalmente a esta figura, sí lo sean en la práctica. Otro encuestado nos confiesa ser heredero único desde Oncins, pero dice no saber qué pasará con la siguiente generación. En otros lugares, se refieren a algunos componentes de ciertas Casas como los «dueños», es decir, que el señor tal es el padre y el dueño de la Casa, o que la señora tal es la dueña de la Casa. Con ello se da a entender claramente que son los herederos únicos de su familia. En Puértolas, parece ser que existe cierta proclividad uniforme hacia el heredero único, existiendo igualmente una ligera inclinación a que lo sea el primogénito varón. La tendencia del heredero único se puede apreciar según nos informan con cierta frecuencia en Labuerda, al menos en los últimos años así ha ocurrido, aunque nos aclaran que no siempre tiene por qué serlo el primogénito varón, pues más bien esa peculiaridad solía darse anteriormente. En la actualidad, cuando surge la figura del heredero, da igual que sea un hombre, una mujer, ser el primogénito o no serlo. En Laspuña, ocurre parecido aunque con algún matiz. También nos hablan de cierta frecuencia en la figura del heredero único, pero ahora éste es el que se queda en la localidad al frente de la explotación. Del conjunto de búsquedas realizadas, tal y como nos ocurre en el resto de comarcas y zonas, entendemos que en gran número de ocasiones el heredero único cuando existe, no lo es formalmente. ACTIVIDAD ECONOMICA DE LA CASA Y FAMILIA ACTUAL De las encuestas que hemos realizado, podríamos decir muy resumidamente que esta zona viene dominada por el trabajo familiar en el sector agroganadero y de servicios, seguidos de lejos por la industria y otros. 92 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE SOBRARBE Como dato diferente, en Tella/Sin destaca, según información obtenida en la red, la producción hidroeléctrica, seguida de la ganadería y la construcción. También son dignos de mención en esta localidad el trabajo relacionado con los guardias forestales, y con el sector servicios (turismo). Los datos oficiales son los siguientes. En esta gráfica no se incluyen las actividades agrarias ni aquellas efectuadas por las Administraciones Públicas. DECADENCIA MUY PRONUNCIADA DE LOS «SEÑORES MAYORES» A pesar de cierto respeto que se puede observar hacia los abuelos o al matrimonio mayor que ha dejado de ser director, la idea que predomina en las conclusiones acerca de la figura tradicional de los señores mayores, es de desaparición. No obstante, en algunos lugares es apreciable cierta convivencia de matrimonios mayores con otros más jóvenes, colaborando ambos en la explotación de la Casa. También observamos casos de matrimonio joven y mayor explotando la Casa, pero conviviendo en diferentes edificaciones dentro del mismo pueblo. 93 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA CONCLUSIONES PARCIALES A COMARCA RIBAGORZA ASPECTOS GENERALES La Comarca de la Ribagorza está situada en el extremo más oriental del norte de Aragón, lindando con la Comunidad Autónoma de Cataluña (circunstancia recíproca que puede influir en algunos aspectos de su desarrollo sociocultural), ocupando una extensión aproximada de 2460 kilómetros cuadrados. Su población alcanza casi los 12.000 habitantes, manteniendo tres núcleos poblacionales como referentes: Graus (capital administrativa), Benabarre (cuya importancia queda evidenciada en el hecho de mantener un partido judicial) y Benasque (desde el punto de vista turístico su importancia es incuestionable). 97 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Sus ríos marcan igualmente su fisonomía: Esera, Isábena y Noguera Ribagorzana. También su historia está marcada por el agua. No en vano ésta es la tierra natal del ilustre jurista y pensador Joaquín Costa. La comarca mantiene una fuerte influencia del sector ganadero y de la agricultura (especialmente en algunos municipios), aunque el impulso del turismo ha sido muy destacable. Graus y Benabarre son las poblaciones que albergan unos mayores niveles de industrias. Todo lo anterior se desarrolla en un territorio de montaña, cuya densidad de población roza los cinco habitantes por kilómetro cuadrado (realmente baja). La historia le une inequívocamente con el nacimiento del antiguo reino de Aragón, del que fue cofundadora, manteniéndose como condado independiente hasta entonces. Quedan vestigios importantísimos de su deambular histórico (Monasterio de Roda de Isábena, Monasterio de Obarra, etc), solo comparables a su magnífico marco natural, con numerosos enclaves montañosos de gran riqueza ecológica y ambiental, entre los que sobresalen (y no solo por su altura) picos como el Aneto. El estudio de campo realizado en esta comarca ha tomado como referentes aleatorias a diversas poblaciones repartidas a lo largo de varios términos municipales ribagorzanos, que responde, entre otros, a las siguientes denominaciones: Sahún, Sesué, Benasque, Montanuy, Castejón de Sos, Bisaurri, Las Paules, Campo, Valle de Bardajé, Valle de Lierp, Torre La Ribera, Veracruz, Isábena y Graus. De todas las poblaciones pertenecientes a los anteriores municipios que podían ser objeto de nuestro estudio, se decidió a priori «tomar con pinzas» los datos de Benasque, Benabarre y sobre todo de Graus (no sus términos municipales, sino las poblaciones en concreto). La razón no es otra que evitar en la medida de lo posible el factor turístico de temporada que necesariamente distorsionarían la muestra tomada. Teniendo en cuenta su contexto geográfico y humano, a la hora de asentar conclusiones generales sobre la persistencia de la Institución de la Casa Aragonesa en esta comarca, llama la atención el hecho de que ésta se encuentra bastante más asumida y aceptada que en otros territorios próximos de Huesca. Tal vez la orografía (en ocasiones tan abrupta que dificulta seriamente las comunicaciones así como a la vez ha podido favorecer a lo largo del tiempo cierto aislamiento en algunas zonas de esta comarca), la estructura económica, y la cercanía a Cataluña, tengan algo que ver en ello. La existencia de la Casa aragonesa como institución es una realidad, no exclusivamente desde un punto de vista formal o nominal, como hemos podido deducir de nuestras charlas con los habitantes de estos territorios. Sin embargo, tampoco debemos llegar a engañarnos, pues dicha institución está muy modificada con respecto al concepto tradicional que expusimos al iniciar este estudio. Y así, lo normal no es que los habitantes de estas poblaciones (las más pequeñas, especialmente) se conozcan inexcusablemente por sus apellidos (los cuales conocen también, como no podía ser de otra forma), sino por el nombre de la Casa a la que pertenecen. Por otro lado, el nombre de la Casa nunca (o casi nunca) coincide con el apellido de la familia. Además, la pertenencia a la Casa o la propia existencia de ésta no es un tema de conversación reservado a los mayores (como si se tratara de un recuerdo desfasado), sino que también resulta algo cotidiano y normal asumido por las personas de edad mediana e incluso por los más jóvenes: «...si buscas a alguien, muchas veces es mejor que preguntes por su Casa y no por su apellido, porque seguramente así acabarás antes...», nos han llegado a decir en algunas localidades. Algunos ejemplos de ello son Casa Góriz, Falisia, Lacreu, Güerri, Ariño, etc. Todo esto cobra una especial importancia en aquellas poblaciones con menor número de habitantes. EL NOMBRE DE LA CASA, LA CASA NOMINAL «…es algo muy apreciado por las gentes originarias de estas tierras…» Efectivamente, como acabamos de exponer anteriormente, apellido y nombre de la Casa es algo que raramente coincide. Así por ejemplo nos lo han expresado desde el Consistorio de Lascuarre, localidad que cuenta con unos 173 habitantes, donde se afirma que los vecinos se conocen por el nom98 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA bre de sus Casas y a la vez que éstos no coinciden con sus apellidos. La misma respuesta nos ofrecen desde Ayuntamientos como los de Bisaurri, Chía, Campo, Capella, Castigaleu, Castejón de Sos, Las Paúles, Sahún, Tolva o Perarrúa. Sin embargo, lo que sí aparece siempre como una constante es el hecho de que nadie sabe a ciencia cierta y con plena seguridad de dónde procede tal nombre. En algunos casos, como nos comentaron en Sahún (pueblo cuya fisonomía urbanística ofrece un bello y evidente ejemplo de localidad de montaña) creen que su nombre pudiera remontarse en la historia durante tres o cuatro siglos, pero tampoco tienen certeza sobre tales hechos. En otros lugares como Campo, opinan que en muchas ocasiones el nombre venía determinado por el oficio del cabeza de familia (así por ejemplo aparecen Casas con nombres como Mesón, Ferrero, etc). Incluso, en otras zonas, se da la extraña circunstancia de que el nombre de la Casa coincide, no con el apellido de sus moradores, sino con el de otra familia que puede vivir, si no al lado, sí al menos muy cerca en la misma localidad, tal y como pudimos comprobar en el término municipal de Torre la Ribera (a título anecdótico queremos apuntar que en este término municipal, sito a casi 1100 metros de altitud, existe la llamada «Casa Garuz» en Vilas del Turbón, cuya réplica se reprodujo en el Pueblo Español de Barcelona, como ejemplo de vivienda típica del Pirineo). Entre los diversos testimonios, también hemos conseguido otras experiencias interesantes. Por ejemplo, el hecho de que en numerosas ocasiones se distinga claramente entre las Casas nuevas y las viejas. Estas últimas son aquellas que funcionan como tales desde hace varias generaciones (son las que se corresponderían de una forma más evidente con el concepto tradicional de Casa). Por el contrario las llamadas Casas nuevas serían aquellas cuya aparición o formación es relativamente reciente (no más de una o dos generaciones). De las Casas viejas resulta casi imposible encontrar el origen de su nombre. En cambio de las Casas nuevas es (hasta cierto punto) fácil de hallarlo. Por ejemplo, sería el caso real de una Casa en la que no hubo más remedio que partir entre dos hijos. Uno de éstos sigue manteniendo el nombre de la Casa original (que además pudiera coincidir en el supuesto concreto con su apellido), mientras que el otro heredero «crea» la Casa nueva con su nombre propio, o al menos de manera casi automática el resto de la localidad conoce a su Casa por el nombre propio, con objeto de diferenciarlo de la Casa «original» que lleva el apellido (en este caso) como nombre y está en manos del hermano. Entre las menciones de los ayuntamientos, queremos destacar también la de Bisaurri (lugar en el que incluso la arquitectura popular y tradicional ofrece algún ejemplo de institución antigua de Casa, como «Casa Siñó», en aragonés oriental, Casa del Señor, a más de 1000 metros de altitud) en relación al nombre de las Casas: «...el nombre de las Casas, incluso las que están rehabilitadas y sólo se utilizan en temporadas vacacionales, es algo muy apreciado por las gentes originarias de estas tierras, pero también por los que son nuevos habitantes y no tienen lazos anteriores con los pueblos...». Del mismo modo interesante es el comentario que nos realizan desde el Ayuntamiento de Laspaúles (ubicado a la vera del Río Isábena, entre el Coll de Fadas (o de las hadas) y Coll d’Espina): «...En el municipio, que se compone de catorce núcleos hay unas ciento cincuenta Casas. Es curioso que en aquellas Casas de nueva construcción que se arraigan en el municipio también quieren poner el nombre de la Casa que coincide con la ubicación del solar...en este municipio se mantiene muy arraigado el nombre de la Casa...». Por cierto, que en esta localidad existe un pequeño museo de geología cuya ubicación es la «Casa de Cirujano». La influencia de las lenguas aragonesas de la zona se aprecia en numerosos ejemplos: Pere Chuan, d’Abella, Pont, Baix, Llinernal, etc. Igualmente existe un rico léxico y diversas formas lingüísticas que no excluyen si quiera a los propios nombres de las localidades: Ixea (Egea), Noals (Noales), Benás (Benasque), Castilló (Castejón), Grist (Eriste), etc. En este aspecto pues, es fácilmente visible que las cosas no han cambiado demasiado respecto de lo que ya estudiamos en el concepto de la Casa tradicional. No obstante, se hace necesario avanzar y profundizar más en nuestro estudio, pues hasta estas líneas sólo podríamos concluir con plena certeza que, en al menos la Ribagorza, la Casa perdura plenamente en su aspecto nominal, es decir, la Casa existe en el entorno social que hemos visitado y cumple las mismas características referidas a su nom99 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX bre (todo ello referido, como siempre, a las localidades más pequeñas). Pero, todavía no podemos llegar a saber si el contenido de esta Institución aragonesa ha variado o no. Llegados a este punto (aquél en el que tras comprobar que, lo que podríamos llamar «fachada exterior» de la Casa existe plenamente, pero donde también vamos a abordar si la Casa actual llega más allá o simplemente se queda en su plano formal), conviene hacer referencia una vez más (ojalá fuera la última) a algo que de manera inexcusable afecta de una forma desmedida a la existencia de la propia Casa como es la despoblación, y a la que nos hemos venido refiriendo como una constante maldita a lo largo de este estudio. * Datos DGA. Cuadros de elaboración propia. Efectivamente, son muchos los testimonios en esta comarca (así como en otra que hemos visitado y que ya hemos tenido ocasión de comprobar) en los que nos hablan de un desarrollo o involución de la Institución de la Casa ampliamente condicionado desde una perspectiva muy negativa, en el sentido no de que ésta haya desaparecido no por estar mal concebida o por no haberse adaptado a los tiempos modernos, sino porque hoy en estos lugares no existe el suficiente número de habitantes como para completar todos los organismos que componían el concepto de Casa tradicional. A ello se añaden otras causas expuestas en otras comarcas (abandono de la economía tradicional de montaña, mejora en los medios de trabajo, etc). Por todo lo anterior, lugares en las inmediaciones de Calvera (término municipal de Veracruz, cerca ya del Monasterio de Obarra, y a unos nada despreciables 1200 metros de altitud) nos comenta un joven que antes eran más de veinticinco Casas abiertas con numerosos componentes, y que hoy no pasan de dos o incluso una. En otros municipios (por ejemplo Sahún, Las Paúles, Castejón, etc) el número de Casas que nos dicen permanecen abiertas todo el año es (si no considerable) al menos apreciable (nos hablan de veinte Casas e incluso treinta) pero también es verdad que muchas de ellas son sólo de un único miembro. En Lascuarre manifiestan la existencia por ahora de unas sesenta y cuatro Casas abiertas. En Bisaurri (que realmente es la unión de los antiguos Bisaurri, Arasanz y Gabás), nos aclaran también que el ayuntamiento se compone de hasta catorce pequeños núcleos poblacionales diferentes, por lo que el número de Casas (calculado en torno a cincuenta) oscila en cada uno de estos lugares: «...algunos de estos núcleos se componen de una o dos Casas, y otros de quince o dieciocho...». En Chía y en Castejón de Sos aseveran la existencia de hasta treinta Casas, o en Campo hasta un total (todos los conceptos) de ciento veinte, de treinta en el caso de Perarrúa, de unas sesenta en Tolva y Capella, o de aproximadamente veinte en Castigaleu. No obstante, también se dan casos de otros territorios donde se reconoce cierta esperanza en este asunto. Tal es el caso de la entrevista que realizamos en Vilas del Turbón y en sus aledaños, zona cuya 100 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA altitud puede rondar perfectamente los 1350 metros, circunstancia que necesariamente influye en multitud de aspectos de su desarrollo social y económico. En esta tierra de leyendas de bruxas (brujas), aquelarres, etc («…no es para tomarlo a broma. En el Turbón a veces la punta de hierro del bastón es atraída por el suelo…») un joven y su madre (también joven) nos comentan que en la zona existen actualmente nueve o diez casas, aunque recientemente se cerraron dos de ellas. Sin embargo la población de esta zona parece mantenerse e incluso en opinión de los entrevistados (en un alarde de optimismo que les honra) aumenta, aunque con los datos estadísticos en la mano la conclusión pudiera ser muy diferente. A pesar de todo, la realidad es que existe una evidente tendencia, si no a la desaparición paulatina de la Casa, sí al menos a una seria y constante modificación, que aboca a su disminución cuantitativa. Pero, volvemos a repetir que la razón que flota en el ambiente no es la que ofrece como conclusión que el sistema de Casa sea malo, sino porque la despoblación afecta de una forma negativa e impactante a la propia Institución (al margen de otras circunstancias que también pudieran influir). Finalmente, cabría preguntarse cómo podríamos encontrar el sistema de la Casa aragonesa si el efecto de la despoblación no hubiera sido tan marcado. Se trata de terrenos propios de opiniones e imaginación (cada uno es libre de llegar a construir en su mente la estructura que quiera). CONSCIENCIA DE PERTENECER A LA CASA Cuando realizamos el esquema a seguir en la exposición de este estudio de manera previa a la realización de las encuestas del trabajo de campo, no tuvimos en cuenta incluir este apartado. Sin embargo, hemos decidido dedicar atención a este epígrafe como consecuencia de las diversas muestras obtenidas, ya que este aspecto es el único en el que todos los entrevistados han coincidido al cien por cien. Efectivamente, si queremos abordar el estudio de cualquier figura jurídica (en nuestro caso la Casa aragonesa) es esencial conocer con certeza si ésta es sentida y vivida realmente por la sociedad a la que está dirigida. De sus resultados podremos obtener otras conclusiones importantes. Una figura o una institución no aceptada socialmente ni conocida, difícilmente va a cumplir la función para la que fue creada por mucho hincapié que el legislador o el poder ejecutivo pudiera hacer sobre ella. Por el contrario, una figura sentida o adherida a la forma de ser y actuar de los diversos miembros de la sociedad, siempre permanecerá vigente en la misma y será útil cuando realmente sirva para los fines hacia los que se encaminó desde su creación. Esto mismo es lo que pasa con la Casa. Volviendo a las muestras recogidas por la Ribagorza, hemos de reconocer que en el cuestionarioguión que llevábamos preparado no había prevista ninguna pregunta expresa y directa acerca de si el sujeto objeto de la encuesta era consciente de pertenecer a una Casa. Este lapsus, se vio corregido por la propia inercia de los hechos, ya que de las conversaciones mantenidas siempre se extrajo la consecuencia (incluso sin preguntarlo) de que la persona pertenecía o había pertenecido a una Casa. 101 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En todos los supuestos la conclusión es tajante: en las pequeñas poblaciones del Alto Aragón, y más concretamente de la Ribagorza, el hecho de pertenecer a una Casa está claramente asumido por muchos (mayores y jóvenes). Todas las localidades han ofrecido el mismo resultado, e incluso en algunas los entrevistados hablaban en este sentido de una forma globalizadora, incluyendo (en lo que ellos consideran una situación normal) a toda la comarca, e incluso a los territorios adyacentes a la misma. NUMERO DE COMPONENTES DE CASAS ACTUALES «...antes las familias estaban formadas por diez o doce personas…» Como hemos dicho anteriormente, hasta aquí hemos descrito lo que podríamos definir como la Casa en su aspecto nominativo o formal. Pero, para poder conocer realmente hasta qué punto está evolucionado o plenamente abatido el sistema de la Casa aragonesa debemos acercarnos a otros elementos de discusión. Por ello, vamos a referirnos a continuación a una de las características de la Institución de la Casa tradicional, que en cierta medida provocaba la posibilidad de que los diversos órganos que componían esta figura (así como todas las relaciones jurídicas derivadas de ella) pudiesen tomar forma: el número de sujetos que componen la Casa. Hasta donde hemos podido averiguar (no sólo la doctrina sino especialmente por los comentarios de las personas que han colaborado con nosotros), tradicionalmente la Casa estaba compuesta por un número de personas oscilante entre diez y catorce. Hoy, vistos los resultados, la realidad dista mucho de lo que antes podría haber sido considerado como ordinario. Así, en la zona sita a las faldas del Macizo del Turbón referida a Valle de Lierp, Torre la Ribera y aledaños (localidades que sobrepasan ya los mil metros de altitud, lo cual condiciona evidentemente la vida de estas familias) nos aseguran que la inmensa mayoría de las Casas abiertas actualmente oscilan entre tres y cinco componentes, pero a la vez destacan un número importante de Casas con sólo uno o dos miembros: «...antes las familias estaban formadas por diez o doce personas, pero hoy las cosas han cambiado porque la agricultura (que es de lo que se solía vivir antes, igual que la ganadería) es un trabajo demasiado duro y muy poco rentable para el esfuerzo que hay que hacer….». Así ocurre en Egea, Vilas, Serrate (ésta última con ejemplos igualmente de arquitectura popular nominados como Casas; tal es el caso de Casa Castella, utilizando nuevamente el aragonés oriental, de la que incluso dicen cuenta con un oratorio particular, etc). De la misma opinión son los testimonios de Bisaurri: «... además, los jóvenes marchan a estudiar, y muchos ya no vuelven, o si vuelven ya no quieren trabajar en el campo...». El mismo problema es comentado en Villarrué (lugar perteneciente al término municipal de Laspaúles) donde sobrepasando los 1.500 metros de altitud nos sorprendió una nevada en el mes de abril, socorridos por la amabilidad de la señora de la Casa: «...en Casa somos tres: mi marido, mi hijo y yo, pero mi hijo trabaja en las pistas de esquí, y no quiere hacerse cargo del cuidado del ganado que es de lo que siempre se ha mantenido la familia...». También en Anciles (Benasque), entre Casa solariega y Casa solariega de su casco urbano (Suprián, Barrau, Conques, etc), nos apuntan otra circunstancia de suma importancia por la que la Casa ya no es tan numerosa: «...antes hacían falta muchas manos para el campo. Hoy la mecanización ha convertido en prescindible a mucha gente...». En Chía, y desde su Ayuntamiento, también nos explican que el número medio de componentes por Casa puede oscilar de cuatro a seis personas (con variaciones), y normalmente bajo la siguiente estructura: padres-abuelos- (uno o) dos hijos. Por cierto, Chía es también ejemplo de una de esas extrañas causas por las cuales el Museo de Arte de Cataluña sito en Barcelona «alberga» parte del patrimonio religioso-cultural de esta localidad. También en Capella, a lo largo del Valle de Isábena, creen que el número de miembros por Casa puede oscilar, con variaciones, entre tres y cinco personas. Algo parecido puede ocurrir en Perarrúa, donde nos informan que las Casas generalmente se componen de cuatro o 102 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA cinco sujetos. En Tolva, las Casas (a juicio de su alcalde) tienen como máximo cuatro componentes. Finalmente en Castejón de Sos nos dicen que las Casas se componen de más de tres personas. Incluso figuras como la comunidad conyugal continuada pueden haber llegado a hacerse inviables porque ya no hay gente que se quede, especialmente la juventud. Así, nos lo indican en Sesué (nuevamente a una altitud superior a los mil metros): «...la juventud preferirse a trabajar a Huesca, Lérida o Francia...». También en Sahún nos apuntan algo referido a este tema: «...hay poca gente. No sólo es el problema de que no se tengan ganas de tener hijos, sino que luego hay un problema para darles educación y otros servicios. No puede echarse la culpa a la climatología porque hoy los inviernos ya no son lo que eran antes. Los problemas vienen más porque los niños necesitan cosas...». La situación que acabamos de exponer parece generalizada en toda la comarca, aunque también es posible observar (afortunadamente) Casas con seis miembros activos como pudimos comprobar en Sahún, y no precisamente con la imagen trasnochada que algunos teóricos de ciudad pudieran imaginar (es decir, todos con ropa de principios de siglo en torno al fogaril). Muy al contrario, las Casa «F» está compuesta por un joven y trabajador matrimonio, junto a sus tres hijos pequeños y el padre de uno de los cónyuges, que designó en testamento como heredero principal al descendiente con el que ahora convive. Se dedican a la ganadería complementando sus ingresos con algo de hostelería. En conclusión, la Casa en la Ribagorza ya no está compuesta de diez o doce personas, sino por grupos que normalmente oscilan entre tres y cinco personas, pero con muchos casos de un solo miembro. Este descenso sin duda es correlativo al descenso demográfico de la propia comarca en los últimos años. El número de personas por familia, según el Instituto Aragonés de Estadística, responde al siguiente cuadro. 103 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX LOS «TIONES», OTRA CARACTERISTICA HACIA LA DESAPARICION «...ahora por tión entendemos a cualquier persona que empieza a pasar de cierta edad y continúa soltera...» Otra de las características de la Casa aragonesa que, sin ser una de las que podríamos calificar como «esenciales» llama la atención a cualquier interesado en esta Institución, es la figura que tanto la doctrina como las propias familias llaman «tiones». Estos podrían definirse como personas de la familia (generalmente hermanos o hermanas de alguno de los miembros del matrimonio director de la Casa) que permanecen solteros y trabajan para la Casa. En nuestro estudio de campo, hemos indagado en todos los lugares de la Ribagorza que hemos visitado por estas personas, su función, su persistencia, etc. De todo ello, tres son las conclusiones que podemos extraer: — Los tiones aun hoy, existen en un buen número de Casas de la Ribagorza. — Salvo contadas excepciones (que también las hay), los tiones son personas de edad avanzada, hermanos del padre o de la madre (aunque también con cierta frecuencia de alguno de los abuelos). — En la actualidad, salvo las excepciones anteriormente citadas, los tiones no suelen cumplir casi ninguna actividad laboral o económica a favor de la Casa, debido precisamente a su avanzada edad. En otras palabras, la figura del tión en la comarca ribagorzana aragonesa, se encuentra en lo que nosotros creemos ser su última fase en su desarrollo, al menos si la consideramos desde su propio concepto tradicional. Tal vez esta sea la causa de la gran mayoría de personas que hemos encontrado a las que el resto de la familia o persona de la misma localidad identifican como un tión, cuentan con sesenta o más años y ya no trabajan, aunque la labor desarrollada en la Casa hasta hace pocos años ha sido muy importante, como se nos ha confirmado también en varios de los términos municipales de esta comarca que hemos consultado. Tal vez por costumbre, tal vez por simple casualidad, en todas las encuestas y charlas realizadas en la Ribagorza sobre este aspecto, se daba por supuesto que tiones en sentido estricto sólo podían serlo los varones. Su extensión parece generalizada en todo el territorio, y se reconoce que «...desde siempre...» ha habido tiones, aunque hoy «...los que hay son mayores...». De manera muy excepcional hemos constatado la existencia de algún tión joven, pero sin que éstos se amoldaran al concepto tradicional. Más común es en cambio el supuesto del hijo que se queda en Casa y no contrae matrimonio, que sin duda está desbancando a la figura tradicional del tión (Laspaúles). En este sentido, conviene resaltar algunos testimonios. En Sesué, una señora nos apunta: «...los tiones eran más de antes, y hoy hay pocos y de otra forma. También influyen cosas concretas, como por ejemplo la residencia de la Tercera Edad que abrieron, que acoge a los abuelos porque están mejor atendidos allí que en las propias Casas...». En Sahún, nos disipan también algunas dudas: «...ahora por tión entendemos a cualquier persona que empieza a pasar de cierta edad y continúa soltera...», lo cual es confirmado en la misma localidad por otra familia: «... no creas, todavía hay tiones jóvenes, que no se han casado aún...». También las muestras tomadas parece que identifiquen con bastante facilidad al tión con el varón, aunque tampoco lo afirman expresamente. La edad a partir de la cual alguien puede ganarse el apelativo de tión (calificación que dicho sea de paso parece que tampoco es muy usada aquí) no está escrita en ningún sitio, y puede depender del caso concreto. También en Sahún, nos dicen que el caso de los tiones no es tan extraño porque «...uno de los problemas de la gente de aquí es que no se casan...». El propio concepto de tión ha cambiado porque «...sí que hay pero cada uno vive en su propia casa, y ya no en la del hermano casado o la de sus padres. Gente soltera así, si que hay, menos que antes, pero ahora también hay muchas casas (edificaciones) vacías...». 104 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA En Chía, Castejón de Sos (bajo el vuelo de los parapentes), Perarrúa (al pie de su fantástico puente medieval) o Campo (al calor de un café en un establecimiento hostelero) son también meridianamente claros: los tiones existen aun hoy, pero se trata de una figura a desaparecer pues los que hay son personas mayores (ahora inactivas), ya que no hay tiones entre los jóvenes. En cambio en alguna muestra escrita, como Tolva, sí que nos hablan de tiones activos. En cualquier caso, en más de una conversación nos relacionan directamente a los tiones con las labores de pastoreo tradicional, en décadas anteriores: «…recuerdo que eran unos pastores realmente buenos…». Por otro lado, constatar la existencia y el número de tiones es tarea si no imposible de llevar a cabo, sí al menos muy difícil de conseguir. Tan sólo es posible reflexionar sobre algunos datos que nos ofrece la estadística. Suponiendo que la media de edad para contraer matrimonio en Huesca es de 30 años (realmente es 26 y 28 años para mujeres y hombres respectivamente), entenderíamos mediante una ficción que todos los menores de 30 años son solteros. El número de personas menores de 30 años en la comarca asciende a 3613 personas (datos DGA, Instituto Aragonés de Estadística). El número total de solteros es de 4838. La diferencia, hablando exclusivamente desde un punto de vista estrictamente teórico, sería el grupo social en el que pueden darse los tiones (no el número de tiones en sí mismo). Esa diferencia ascendería a 1225 personas en el total comarcal (34 municipios). A la izquierda, datos DGA sobre Ribagorza de población según estado civil, a la derecha distribución de la población por grupos de edad. Elaboración propia. No obstante, existen también localidades consultadas en las que directamente se niega en la actualidad la figura jurídica o familiar del tión, al menos tal y como se ha entendido siempre. Así ocurre por ejemplo con Bisaurri, Capella, Castigaleu o Lascuarre entre otros. ACTIVIDAD DE CASAS Y FAMILIAS Las muestras tomadas en el estudio de campo sobre la Ribagorza ofrecen los siguientes resultados sobre la actividad económica de familias y/o Casas. Es necesario notar en este aspecto que una parte importante de la información de este epígrafe se perdió en el accidente de tráfico al que nos referimos páginas atrás. No obstante, los comentarios son los que siguen. Una circunstancia (vista de forma análoga aunque tal vez menos pronunciadamente) que va a influir con peso en la actividad económica de las Casas y familias de la zona, es la gran cantidad de pequeños núcleos poblacionales que se dan en algunos de estos términos municipales. El reducido tamaño de las localidades unido a la actividad ganadera (y en menor medida por motivos geográficos, la agricultura) favorecen claramente, según hemos podido observar in situ, cierta estabilidad de la institución que estudiamos. 105 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En las diversas muestras consultadas, no sólo existe cierta tendencia a que en una familia dedicada a ciertos sectores económicos todos trabajen para la Casa (o para la familia), sino que la actividad realizada suele circunscribirse (en nuestros resultados) principalmente en la agricultura y/o ganadería como fuente de ingresos principal. En muchos casos, a estos beneficios se añaden actividades de carácter complementario, normalmente relacionadas con el turismo (viviendas de turismo rural, actividades enfocadas a los turistas como hípica, etc). En varios supuestos coincide también que algún miembro de la familia trabaja fuera y aporta su sueldo a la unidad familiar. Creemos necesario considerar también que, el hecho de dedicarse a estas actividades, condiciona mucho la forma de vivir. La agricultura en la comarca de la Ribagorza (especialmente en las zonas más al norte) se hace realmente difícil por no decir imposible. La orografía, el clima, la dificultad para que la maquinaria agrícola pueda trabajar en explotaciones territoriales pequeñas, el alto precio de dicha maquinaria, y, en general, los problemas comunes a todos los agricultores en todo Aragón, provocan que la dedicación a este sector no sea demasiado alta, y que se combinen diversas fuentes o formas de obtención de recursos. Por ello, en estos territorios de la Ribagorza se hace más patente la aparición de determinadas estructuras agrícolas de alta montaña, que hoy en día se encuentran en buena parte abandonadas, auténticos testigos de la dureza de la vida y lucha por la subsistencia en estas altitudes. Se trata de abancalamientos, o formas de cultivo en las que el suelo cultivable más o menos fértil es ganado metro a metro a la propia ladera de la montaña, a través del allanamiento de pequeñas parcelas separadas escalonadamente por muros de piedra. Se trata de parcelas pequeñas donde la labor es difícil y la mecanización prácticamente imposible, cuya sistematización va íntimamente ligada a una agricultura de mera subsistencia, como solía ser norma general en las Casas tradicionales. Hoy estas formas (auténticos paisajes) son perfectamente visibles en algunos términos municipales, como ocurre en Arén o Montañana. Observar estas formas en la montaña dan idea perfectamente del esfuerzo realizado por las gentes de estas zonas a lo largo de las décadas (se trata de construcciones realizadas a mano, para obtener unos frutos en ocasiones muy limitados). Vista panorámica de Benasque. En ella se puede apreciar cómo las fincas irregulares mantienen cierta extensión cuando el terreno lo permite. Las montañas son el cerco o marco general. 106 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA Algo parecido ocurre con lo que algunos estudiosos de estos lugares han recogido como «panares» que, tal y como nos confirman cerca de Cerler, Aneto o Montanuy se trata de construcciones parecidas a los anteriormente citados abancalamientos, pero limitando el uso privativo de éstos a favor de ciertos ciclos ganaderos y comunales. En cuanto a la ganadería, la dedicación a ella nos parece aparentemente mayor ( en nuestras encuestas destaca el ganado vacuno seguido del ovino), seguramente porque su rentabilidad pudiera ser mayor. Sin embargo en varias localidades nos confiesan la severidad que supone cuidar a los animales, dedicación que requiere al menos dar de comer a los animales dos veces al día (todos los días), lo cual a su vez impide (entre otras muchas cosas) acudir con una habitualidad mínima a la cabecera comarcal o a la capital no sólo para poder adquirir distintas mercaderías, sino simplemente para poder disfrutar de momentos de ocio. Por ejemplo, en Sesué nos confiesan que quienes disponen, en este sentido, de mejores posibilidades son aquellas personas que se dedican a la construcción. No obstante, la huella de la ganadería tradicional ha llegado hasta nuestros días, aunque con una proclividad evidente hacia su abandono, o al menos hacia una explotación desarrollada de otras formas. Así, permanece en pie la llamada «Cabañera Real de la Ribagorza» (Castigaleu, Cajigar, etc). Las cabañeras, como hemos dicho en otros territorios, son vías pecuarias por las cuales ha transcurrido el ganado desde hace siglos. En el caso de la Ribagorza, algunas cabañeras suponen todavía el tránsito de los ganados desde las zonas altas a los lugares de «invernada». Destaca por ser según algunos datos oficiales de finales del siglo XX la más usada, la cabañera de Bonansa, municipio en el que confluyen algunas ramas secundarias. Por ejemplo, una de éstas parte del pueblo de Aneto. Otra parece nacer en Castanesa atravesando Fonchanina, Benifons y Noales. Se cruzan estas dos cabañeras entre los términos de Bonansa, Veracruz y Sopeira, para dirigirse hacia Cajigar y Castigaleu, Benabarre, etc. También consta otra cabañera con dirección Benabarre y que atraviesa el Valle de Benasque, Laspaúles, zona del Turbón y Valle del Isábena. En cuanto a su uso real, en los años noventa del siglo XX la más transitada parece ser la anteriormente referida de Bonansa (casi 30.000 ovejas según datos oficiales del año 1991), seguida de la de Benasque (aproximadamente unas 12.000 ovejas), todo ello a gran distancia del número de cabezas de ganado que atravesaban estos caminos hace décadas. Las causas de este descenso en el número de cabezas puede obedecer a diversas razones, pero una de ellas sin duda es el abandono o desarrollo de la economía familiar tradicional del Pirineo (la Casa tradicional) hacia otras formas. En nuestras muestras, la hostelería aparece también como actividad económica que rige algunas familias o Casas, si bien de manera muy puntual. No obstante, el peso del sector servicios y el turismo en general cobra especial importancia cada año que pasa. La cercanía de pistas de esquí de fondo y alpino, así como el maravilloso patrimonio ecológico y cultural de la zona, favorecen esta corriente En general, las conclusiones a las que podríamos llegar son dos: 1.— La Casa original (o al menos la que más se podría parecer al concepto tradicional) perdura mucho más en familias cuyos rendimientos provienen casi en exclusiva de la agricultura y/o ganadería. 2.— La Casa en su concepto más tradicional (o lo que pudiera quedar de ella), parece preferir dentro de las dos actividades anteriores a la ganadería. Algunos testimonios pueden ser significativos. Por ejemplo las personas con las que hablamos en Sahún se dedican al sector servicios (hostelería) y en su opinión en la comarca tiene cierto peso la construcción. Piensan que actualmente hay pocas Casas que se dediquen a la ganadería y puedan vivir con cierta holgura. En cuanto a la agricultura nos dicen claramente que es, si no inexistente, sí al menos cuantitativamente menor pues la altitud de muchos campos hace poco viable el trabajo de las mismas. De hecho, Sahún se encuentra a 1135 metros de altitud y lo mismo ocurre con otras localidades de la comarca, como estamos describiendo a lo largo de este capítulo. A pesar de todo, confían en que su nivel de vida es mejor que en la ciudad, pues hay trabajo y la mayoría cuentan con una 107 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX casa pagada, un pequeño huerto, etc. Al ser en su caso un negocio, se puede decir que todos trabajan para la Casa. Otra familia de Sahún reconoce vivir de la ganadería (así como de la venta de productos comestibles como los quesos). Dicen que la agricultura tiene poco peso por razones obvias en su territorio, y que el turismo ofrece una buena alternativa complementaria. En el entorno de Egea, Serrate, Vilas, etc, siempre en altitudes superiores a los 1100 metros, y a los pies del impresionante Macizo del Turbón que, dicen, es lugar de encuentro de brujas y que por dicha razón posee una fuerza magnética especial, las personas con las que hablamos nos comentan el peso que puede tener la ganadería y la agricultura, ayudados en buena manera por el turismo. La máxima de trabajar todos para la Casa se entiende bien. En Verarrué, protegiéndonos de la nieve que caía, también nos hablan de un caso concreto en el que el ganado es el principal valedor de ingresos económicos, pero con ayuda de una nómina externa (concretamente de un hijo, lo cual nos lleva a pensar que de alguna forma se cumple el principio de trabajar todos para la Casa). En Campo la persona con la que charlamos también explota un servicio relacionado con el turismo, pero se acompaña de otros ingresos procedentes de un pequeño taller. Para ellos, en general se trabaja para la Casa. Es de destacar que la altitud del pueblo de Campo asciende a 691 metros, lo cual permite otras posibilidades de desarrollo diferentes de las localidades ribagorzanas que se encuentran a mayor altura. La localidad de Roda de Isábena (en el municipio de Isábena, y muy cercanos al monasterio que se sitúa en dicha población) nos permite una pequeña muestra, que en líneas generales coincide con las anteriores, con una fuerte influencia del turismo. Anciles, Bisaurri y Eriste (más concretamente en Entorno de Eriste/Grist (Benasque). La orografía impide grandes extensiones de cultivo, por ello, las parcelas surgen donde, literalmente, pueden. 108 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA el barrio más viejo de esta última localidad, de los dos que mantiene) ofrecen situaciones parecidas: existe cierto reconocimiento de que las Casas que existen en un sentido más cercano al tradicional, se dedican principalmente a la ganadería y a la agricultura, y subsidiariamente a servicios de turismo. También son frecuentes los casos de nóminas externas que son aportadas a la Casa. La información obtenida de los Ayuntamientos de la zona, ofrece situaciones similares. Desde Lascuarre, Castigaleu o Perarrúa nos mencionan a los sectores agrícola y ganadero. En Chía (por cierto nos dicen que el Frontal del altar de San Martín se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña de Barcelona) parece ganar también el peso de la ganadería y de los servicios, y su alcalde nos dice: «...la existencia de la Casa está supeditada a la existencia de la explotación ganadera. Cuando se acaba ésta, la Casa o su estructura social tienden a desaparecer ya el medio de subsistencia no es común a los miembros de la familia...». El alcalde de Bisaurri nos expone su opinión de que en su localidad todos los sectores económicos tienen su peso. Desde el ayuntamiento de Campo, su alcalde nos expone la fuerza del sector servicios. En Tolva, desde su ayuntamiento nos apuntan la importancia de agricultura y ganadería, pero también de los pensionistas. La altitud de Tolva es similar a la de las localidades más bajas de la Ribagorza alcanzando, no obstante, los 695 metros En Castejón de Sos y Laspaúles sus alcaldes creen que las familias obtienen sus ingresos mayoritariamente de la ganadería y del sector servicios (en esta última localidad destaca la importancia creciente de la agricultura ecológica). Por último en Capella, a poco más de 500 metros de altitud y con unos 450 habitantes, los sectores más importantes son agricultura, ganadería y servicios. En este sentido, tal vez sea bueno acudir de nuevo a las estadísticas oficiales para conocer cuál es realmente la actividad principal de las familias en la Ribagorza. Según los datos obrantes, el sector con mayor peso desde un punto de vista del Impuesto de Actividades Económicas es el sector servicios (si bien es cierto que la estadística no recoge los datos referidos a actividades agrarias, y aun así el sector agrícola alcanza un 13% del total). No obstante, los datos estadísticos oficiales en su totalidad ofrecen un panorama comarcal de la Ribagorza eminentemente agroganadero. * Datos Gobierno de Aragón, Instituto Aragonés de Estadística. Año 1998. Elaboración propia. El impuesto de actividades económicas no recoge las actividades agrarias, ni aquellas efectuadas por las administraciones públicas. 109 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Otra gráfica que puede aclararnos el panorama económico es la siguiente obtenida para el año 1991, por el Instituto Nacional de Estadística. En ella se puede apreciar mejor el peso del sector agrario en la familia. Los datos que se ofrecen son porcentuales, y entre ellos destaca el porcentaje de cabezas de familia pertenecientes al sector agrario (34+1). INEXISTENCIA DE «SEÑORES MAYORES» «...es algo que antes sí se veía, pero ahora no...» Así como en el caso de los tiones, en la Ribagorza hemos podido comprobar una ligerísima existencia (dicho con las debidas reservas), lo cierto es que la figura de los «señores mayores» en su sentido tradicional no existe, o al menos nosotros no hemos encontrado. Sí que es cierto que se dan casos en que los padres cuando ya son mayores, ceden la dirección y administración de la explotación familiar a alguno de los hijos, conviviendo todos en la misma Casa, pero más parece tratarse de una donación del propio negocio o de una simple delegación, que de otra cosa. También es cierto que podríamos hablar de la existencia de cierta autoridad de los padres (más del padre que de la madre) que deciden ceder a alguno de los hijos la explotación, e incluso su opinión parece pesar más de lo normal a la hora de vender algunos inmuebles (generalmente los que provienen de su rama familiar). Sin embargo estos presuntos señores mayores, no se reservan ningún usufructo ni poder de decisión real o de administración sobre la Casa. Podríamos decir que el señor mayor ha devenido en una persona mayor (el abuelo o la abuela) que puede ostentar cierta autoridad y al que se puede consultar en numerosas ocasiones, que ya no participa activamente en la explotación familiar (o al menos no como antaño). Como nos han dicho en algunos lugares (Campo), el señor mayor en su sentido tradicional «...es algo que antes sí se veía, pero ahora no...». En cambio, en otros lugares como Torre la Ribera, Valle de Lierp, Eriste, etc, nos exponen que aún puede verse algún caso reciente aunque tampoco resulta anormal que directamente «...los padres se vayan a vivir fuera del pueblo con otros hijos, por ejemplo en Barbastro...», de manera que pueden gestionar lo que quedare de la Casa desde el exterior (eliminando en la práctica la propia estructura de Casa). En otros lugares como en Sahún, alguien nos asegura que la figura se mantiene, pero con tantos matices que casi parece otra figura diferente. Finalmente en Laspaúles sostienen su inexistencia, e incluso la imposibilidad de restaurarla por el grave problema demográfico. 110 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA Los datos ofrecidos desde los ayuntamientos de la zona, son los siguientes. A la pregunta de si en su localidad, se observa la convivencia de las personas mayores con alguno de los hijos ya casados, nos contestan afirmativamente en Lascuarre, Capella, Perarrúa y Castigaleu. En el resto de muestras, esta convivencia se da sólo a veces y en determinados supuestos (la única nota discordante con lo anterior viene dada desde el ayuntamiento de Sahún donde se nos contesta con un «No sabe/No contesta»). En cuanto a la pregunta de que en el caso de que se dé esa convivencia, quién es el que dirige la explotación familiar, Perarrúa, Capella, Tolva, Campo, Bisaurri y Chía ofrecen como respuesta al matrimonio joven. En cambio, Castejón de Sos, Lascuarre y, al menos, Castigaleu optan por la respuesta de el matrimonio joven en colaboración con el matrimonio mayor (desde el ayuntamiento de Sahún, no saben/no contestan). LOS PACTOS EN CAPITULACIONES MATRIMONIALES Otro de los elementos esenciales que caracterizaban a la Casa tradicional era la realización de capitulaciones matrimoniales, es decir pactos escritos entre los cónyuges (o incluso entre éstos y alguna persona familiar más) en los que se regulaba la vida del matrimonio no sólo desde un punto de vista económico, sino también abarcando otros supuestos como temas de carácter sucesorio, educación de los hijos, forma de administración de los bienes, etc. Estos pactos eran y son elevados a escritura pública ante notario. De esta forma, el matrimonio es quien se impone a sí mismo las reglas por las que debe regirse, adaptando la generalidad a su caso concreto, de manera que para la perpetuación de la propia Casa, se adoptan los pactos que tal vez en otra Casa podrían resultar impensables por incompatibilidad. De las muestras tomadas en nuestro estudio, las respuestas se han repartido casi por partes iguales entre quienes respondían afirmativa o negativamente, así como personas que no daban una respuesta clara. En este apartado, la estadística notarial puede ofrecer mejor que nadie, los datos correctos. LA TENDENCIA HACIA EL HEREDERO UNICO. «…seguramente haré que mis hijos se repartan el patrimonio (poco o mucho) a partes iguales…». La Ribagorza es el último territorio en el que vamos a buscar el concepto del heredero único, así como su pervivencia en la actualidad. Dos ideas queremos expresar a priori. La primera es que la Casa aragonesa tal y como hemos visto hasta ahora, está vigente con sus variantes y modificaciones en las comarcas pirenaicas aragonesas, pero esto no quiere decir que sean las únicas. Efectivamente, nos consta que existe Casa más al sur, en ocasiones lindando Huesca (Nueno, etc). Seguramente conforme más avancemos hacia la depresión del Ebro, más se perderá y diluirá la idea de Casa, pero quedan vestigios (obviamente más modificados conforme se alejan) de la misma en zonas diferentes a las estudiadas aquí. En segundo lugar, y referido concretamente a la comarca de la Ribagorza, todo este apartado podría resumirse en las mismas conclusiones que territorios anteriores tal vez con un carácter un poco más «general», al ser ésta una zona con gran peso ganadero (vacuno) y existir gran cantidad de núcleos muy poco poblados. No obstante lo anterior, los últimos testimonios sobre el heredero único de este estudio serán ribagorzanos. En primer término, es de notar que en algunas localidades se conoce a esta figura como el «hereu» en lugar de cómo «heredero único». Todo ello depende de la localidad y de la lengua que han utilizado tradicionalmente. Así el hereu se muestra externamente como una forma en la lengua autóctona de la zona, de una manera más continuada que en algunos municipios de Sobrarbe donde, ocasionalmente, también se dirigían a esta figura con tal nombre. 111 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX Esta forma de Casa que, al menos de los testimonios obtenidos por nuestra parte, mantiene una mayor pervivencia en la Ribagorza, tiene sus formas más frecuentes en algunas de las localidades de los términos municipales de Castigaleu, Capella, Tolva, Perarrúa, Campo, Bisaurri, Lascuarre, Laspaúles e incluso Castejón de Sos. En estos lugares, a nuestras preguntas sobre si existe en la actualidad la tendencia en las Casas a dejar los bienes en manos de un heredero único como ocurría antaño, nos contestan desde sus corporaciones que sí, con cierta generalidad, pero lógicamente habiendo también de todo. Esta es la primera conclusión que debemos marcar: los testimonios de los encuestados ofrecen al menos la idea de una tendencia hacia el hereu más clara o frecuente que en otras zonas del Pirineo. Lo que sí cambia según qué lugar nos contesta es si el heredero o hereu es en la actualidad el varón primogénito como era costumbre en la Casa tradicional. En este sentido, algunos mantienen una respuesta afirmativa tal y como ocurre en núcleos de Castigaleu, Castejón de Sos o Capella. En el resto de respuestas a cuestionarios escritos la contestación es unánime: antes sí era así, pero ahora el heredero único o hereu es la persona que se queda en la localidad y sigue con la explotación. Es de notar igualmente que, aunque ante esta pregunta aparecen dos respuestas diferentes (Castigaleu, etc., por un lado, frente al resto) no existe una tercera posibilidad (el cuestionario ofrecía un total de cuatro respuestas diferentes más la posibilidad de una quinta diferente comentada). Por ello, podemos hablar de cierta uniformidad en las respuestas (de hecho, ambas no son estrictamente excluyentes). En cuanto a los testimonios obtenidos verbalmente ante personas entrevistadas en esta comarca, los resultados son similares. Coincidimos con las muestras escritas en una mayor implantación (o conservación) de ciertos aspectos más tradicionales de la Casa (sin poder llegar a generalizar en ningún caso) que en otras comarcas estudiadas. Comencemos por ejemplo por la localidad de Sesué. Este pueblo situado a una altura superior a los mil metros de altitud y con poco más de cien habitantes en 1991, fue objeto de nuestra visita, donde nos cruzamos en una de sus calles con una señora de edad media. Preguntada sobre este extremo, reconoce que la figura del heredero existe y se da, no siempre, pero no es algo anormal. En su caso ¿fue heredera única? Sí que lo fue, pero claro, era un caso de hija única, no obstante su papel es el de heredera. Algunos de sus comentarios coinciden al cien por cien con otras comarcas en las que se justifica plenamente por los ciudadanos nativos la NECESIDAD de un sistema social basado en la Casa: «…las familias que viven de la agricultura y la ganadería recogen más fácilmente el tema de la Casa, porque si parten su patrimonio el resultado son lotes demasiado pequeños para los hijos. Normalmente el hijo que tiene más interés se queda en la explotación actualmente, pero debe existir buen acuerdo con sus hermanos que salen. Por ejemplo que se le pague la carrera universitaria o compensarle de otra forma. En general la juventud se va de estos pueblos pequeños porque prefieren marchar a Huesca, Lérida e incluso Francia…». De sus palabras se deduce que en su entorno heredero es el que se queda, con independencia de ser el hijo mayor, el menor, varón o mujer. Cuando le preguntamos si ella (que tiene tres hijos) continuará la tradición de nombrar a uno de sus hijos como heredero, nos responde que «…no se sabe, pero seguramente haré que mis hijos se repartan el patrimonio (poco o mucho) a partes iguales…». Abordamos a continuación el testimonio de una persona joven que trabaja en el sector turístico de temporada en algún lugar cercano a Anciles, aunque él concretamente nació en Bisaurri, por ello nos comentará el aspecto general que según su opinión se da en la zona: «…yo pienso que aún hoy hay bastantes casos en los que hay un heredero, pero no de una forma tan evidente como antes. Puede ser que los padres den un corro de tierra a un hijo, otra compensación a otro de los hijos, pero lo principal se deja en manos de uno solo. Claro ocurre también que en muchos casos no se queda nadie, y es entonces cuando es más fácil que se parta el patrimonio…». En los casos en que pueda existir heredero (de una forma u otra) preguntamos si es el varón primogénito, contestándonos que ya no. 112 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA Cerca de Anciles encontramos la localidad de Eriste (Grist para algunas personas de la zona). Allí nos dicen lo siguiente: «…En la actualidad todavía hay Casas en las que hereda todo el que se queda, aunque cada vez se da menos porque la ganadería y la agricultura dan para poco. El que se queda desde luego, se queda con la explotación pero compensando también de alguna forma a sus otros hermanos. También se buscan medios alternativos (por ejemplo carpinteros, etc) y entonces puede que la Casa se mantenga. La Casa tradicional no existe, al menos no como antes pero no porque la Casa como figura no valga para esta zona, sino porque los medios de vida que dependen de agricultura o ganadería son limitados…». En otras ocasiones la desgana por quedarse en el lugar por parte de los jóvenes, nos ofrece testimonios como el que sigue en Verarrúe, momentos antes de que nos alcanzase una nevada en el mes de abril avanzado: «…en mi caso me quedé yo y por eso podemos decir que soy la heredera. Tengo un hijo con el que me gustaría hacer lo mismo, pero no sé si mi hijo tiene ganas de quedarse aquí…» En otras zonas nos hablan con claridad de herederos o hereus jóvenes como en el entorno de Calvera y Beranuy, donde nos presentan a una persona de algo más de treinta años que dice ser heredero. Otros aspectos son visibles en nuestra visita a Sahún, donde hablando con un matrimonio de edad media en el que a través de unas capitulaciones matrimoniales ella heredó universalmente todo. A cambio sus hermanos se repartieron una parcela de tierra donde se puede construir, al margen de cierta ayuda económica que el padre (todavía vivo) puede prestarles. Otro testimonio diferente de Sahún nos ofrece una rápida fotografía del momento de la Casa en la Ribagorza: «…tal vez ahora sea más normal partir que otra cosa, pero es que se queda muy poca gente a vivir de continuo aquí dependiendo económicamente de su labor en el pueblo. Si se quedara más gente, no sabemos qué sería lo normal…». La misma realidad nos comenta una señora de Campo: «…tengo tres hijos, pero ninguno vive con nosotros porque han marchado. Por eso partiré entre los tres. Otra cosa es se quedara uno aquí porque entonces primaría a éste, pero eso sí, compensando bien a los demás…». Finalizaremos con un testimonio de la zona de Vilas del Turbón, Serrate y Egea: «…yo creo que sí se da la figura del heredero único, aunque no tanto como antes. Ya no tiene por qué ser siempre el varón primogénito, aunque la verdad es que se da cierta tendencia hacia ello, sobre todo hacia el varón más que al mayor o al menor. De hecho hace algunas décadas cuando había un nacimiento en una Casa, había gente que prefería que fuera un varón, aunque lógicamente esto ahora ya no es así…». RIBAGORZA, TIERRA DE TRADICION JURIDICA ¿El último testamento ante párroco de Aragón? La comarca de la Ribagorza es rica en cultura jurídica y no solo de origen consuetudinario. Aunque, tal vez lo justo sería decir que las comarcas del Pirineo aragonés mantienen un nivel muy aceptable sobre estos temas. A lo largo de este estudio nos hemos sorprendido en lugares que distan decenas de kilómetros entre sí, del uso de frases típicamente jurídicas en uso cotidiano de algunos ciudadanos (…al haber y poder de la Casa…, etc). No obstante lo anterior, hemos querido reproducir aquí un ejemplo muy claro de cómo se ha desarrollado la vida hasta hace pocos años en este territorio en lo referente a la aplicación y conocimiento del derecho propio. En 1995, a través de nuestra querida Asociación IDEA, los autores de este estudio tuvimos la oportunidad de entrevistar a Ernesto Durán, párroco de, entre otras localidades, Benifons quien fue el encargado de llevar adelante una figura tan solemne y cargada de historia como es uno de los últimos (si no el último) testamento ante capellán de Aragón. Hoy esta figura está derogada por la nueva Ley de Suce113 DEJAR Y MARCHAR. TESTIMONIOS SOBRE LA CASA ARAGONESA A FINALES DEL SIGLO XX En la fotografía, de izquierda a derecha, Ernesto Durán (párroco) y María Teresa Navarro Maurés. Al fondo, el Monasterio de Nuestra Señora de Guayente. siones por causa de muerte de 1999. Su relato es imagen fiel de la pervivencia del Derecho Aragonés en estos pequeños pueblos, incluso de figuras cuyo origen puede remontarse casi a una época cercana a la medieval. El relato de los hechos es como sigue: «Este era el caso de una señora que quería hacer el testamento ante párroco, pero yo les aconsejaba que acudiese al notario, primero porque yo no había hecho ninguno y segundo porque tampoco tenía los conocimientos técnicos, razón por la cual un fallo por mi parte podía provocar que luego el testamento no sirviese para nada o perjudicase a la familia. Por ello yo realmente no estaba muy convencido para hacerlo aunque tampoco podía negarme. Entonces me asesoré, y acudí a un pueblecito cercano en el que había un sacerdote ya jubilado que ya había hecho alguno. Le comenté la situación enseguida me dijo que no me preocupara, que era algo que sí se podía hacer y que ya buscaría un modelo. Entonces, en unos libros litúrgicos que ahora ya no utilizamos, encontró uno de los que ya utilizaban los párrocos anteriores para hacer este testamento. Y él me acompañó… Benifons es un pueblo pequeño de apenas una veintena de habitantes que tiene dos núcleos separados por unos cien o doscientos metros. En Ervera, que es el núcleo donde realicé el testamento hay dos o tres casas, y allí la familia que me llamó tiene una capillita fuera de la casa. Junto al sacerdote que me acompaño, que era de otro pequeño pueblo llamado Noales, preparamos todo lo necesario… Hubo un consenso familiar. Llamaron a alguien para que asesorara a la mujer, que ya estaba muy deteriorada cuando le llegó este asesoramiento de confianza, por lo que entonces ya pensamos en nuestra labor y subimos con los dos testigos. Fue muy corto, creo que dos folios. El problema viene después porque claro, yo ya no sabía qué hacer cuando tenía el testamento. Lo que sí recuerdo es que comuniqué al Cole114 TESTIMONIOS DE LA CASA ARAGONESA EN LA COMARCA DE LA RIBAGORZA gio Notarial de Zaragoza que había hecho un testamento, y obtuve el correspondiente acuse de recibo de él. Luego consulté a la familia qué debía hacer con el testamento y ellos se asesoraron. Pero claro, como el pueblo está cerca del límite con Cataluña, se ve que el abogado lo que conocía era la regulación catalana, y entonces me mandó entregar el testamento al notario… Cuando me tocó ir a Benifons, llevaba en mi trabajo dieciocho pueblos, pero entendámonos, entre todas las poblaciones apenas llegan a los cuatrocientos habitantes. Son lugares muy despoblados pues la emigración les ha afectado mucho, y a medida que se alejan del eje de la carretera, van perdiendo población. Es decir, las comunicaciones son un papel muy importante para la vida de estos pueblos. En algunos de éstos sólo vive una persona, en otros una familia, etc… Cuando hicimos realmente el testamento, es cierto que la mujer ya se encontraba muy enferma, y ate lo puedes imaginar. Sin embargo a pesar de todo, ella y la familia parecían tener muy claro que debía realizarse el testamento ante párroco… Una vez que se sabe, la figura no resulta complicada. Tal vez el hacerlo ante la puerta de la iglesia (adveración) tiene su solemnidad, aunque también es trasladar esa solemnidad de las leyes al pueblo…» Este es uno de los ejemplos de la riqueza del Derecho Aragonés en las comarcas del Pirineo, y con él hemos querido acabar este estudio. Se trata de un derecho vivo, basado ampliamente en una costumbre construida siglo tras siglo. Son figuras claves en la historia de estos territorios que necesariamente evolucionan a lo largo de las décadas. En unos casos esa evolución les condena irremediablemente a la desaparición por no adaptarse a la realidad social hacia la que se dirigen, en otros las figuras progresan hacia nuevas formas al servicio de sus gentes. 115 Impreso en papel reciclado IMPRIME: Cometa, S.A. DEPÓSITO LEGAL. Z. 1349-2003