p. 25 A. Un encuentro feliz. Rigoberto iba caminando por la calle cuando de repente sintió que alguien le dio una palmada en el hombro. Él se volvió y allí, delante de él, vio a su hermana Florinda. ¡Qué sorpresa! No la había visto desde hacía dos años. Se abrazaron, y por unos minutos ambos se rieron y lloraron de felicidad. Ahora ya no tendría que buscarla más. Diez años habían pasado desde que ellos se despidieron en aquella vieja estación de trenes en su pueblo natal. Diez años en los que él había sufrido, había llorado, y la había buscado en vano. Pero nunca había perdido la esperanza de verla otra vez. Ella estaba igual, no había cambiado. Sin embargo, él ahora se sentía más viejo, más acabado. Su corazón era el mismo. Quería a su hermana ahora más que nunca pues durante esos años él había comprendido lo que el amor de una hermana representaba. B. Cómo escogí mi carrera… Hace ya varios años, mis padres me mandaron durante el verano a una finca en las afueras de la ciudad. Aquel verano en el campo fue una de las experiencias más inolvidables de mi vida. Yo vivía en una ciudad muy grande y sólo había visto en el campo en los programas de televisión que yo miraba con tío Hugo. En la finca, nosotros nos levantábamos a eso de las ocho para así poder salir con los trabajadores a ordeñar las vacas. Un día nosotros fuimos a visitar otra finca. El dueño tenía una casa que estaba muy vieja, llena de cachivaches y con un olor a miel que ya pudimos oler desde el estacionamiento. El dueño tenía unos cincuenta años. Él había vivido en esa finca toda su vida. Vivía con su esposa y tenía tres hijos. Juan tenía ocho años, Carola diez y Ramiro ya tenía veinte y se había mudado a la ciudad. Cuando él decidió mudarse, su familia no se sintió muy contenta, pero como Ramiro quería estudiar para veterinario y como sus padres querían lo mejor para él, ellos aceptaron su decisión y lo apoyaron mucho. Ramiro venía a visitar a su familia cada mes. Era claro que él tenía un buen sentido de lo que la familia representaba para él. Cuando venía siempre compartía con su padre lo que había aprendido en la universidad. Ese día una de sus vacas favoritas se enfermó. Ramiro fue al corral. De repente, nosotros oímos los lamentos del pobre animal y él comenzó a examinarla. Yo busqué una manta que sirvió para cubrir a la vaca cuando ella cayó al suelo. Ramiro concluyó que tenía una infección y después de unos días nosotros vimos como la vaca se había recuperado. Esta fue la experiencia que me convenció a estudiar para veterinario. Yo quería ayudar a los animales como lo ayudar a los animales como lo hizo Ramiro ese día. C. El primer viaje de Yolanda al parque de atracciones. Yolanda recuerda que un domingo sus padres se levantaron muy temprano y le dijeron que ya era hora de visitar el parque de atracciones que se encontraba a unas dos horas de su casa. Para ella aquello iba a ser una gran experiencia porque ella siempre había oído hablar a sus amigos de sus experiencias en el parque. Sus padres temían que como ella era tan pequeña no iba a disfrutar de la variedad de juegos que había allí. Cuando sus padres la despertaron, ella se levantó, se vistió, rápidamente y bajó al comedor en unos minutos. Sus padres estaban muy sorprendidos por su rapidez pero inmediatamente se dieron cuenta de que esta experiencia significaba mucho para su hija y ella estaba muy emocionada. Por fin llegó al hora de salir. Ellos estaban también muy entusiasmados pues al llevarla allí también recordaron la primera vez que sus padres los habían llevado al parque de atracciones. Ellos habían crecido juntos y sus padres, quienes eran muy buenos amigos, hacían muchas cosas juntos y por eso durante su niñez llegaron a conocerse muy bien antes de casarse. D. Lo que ocurrió en el parque de atracciones. Ya en el parque ocurrió algo que nadie esperaba. Ella estaba al borde de la piscina, iba a tirarse al agua cuando oyó una explosión. Se cayó en la parte más profunda de la piscina y no sabía nadar. Más tarde Yolanda me hizo el cuento: - Tropecé con otro chico y me caí. Yo no pude mantanerme a flote y tragué mucha agua. El salvavidas vino a rescatarme. Yo me abracé de él y utilicé toda mi fuerza para llegar a la orilla. ¡Uy, casi me ahogué! Este incidente produjo una verdadera revolución en la piscina. Pero al final, el salvavidas se convirtió en un héroe. Yolanda aprendió una buena lección. Se sintió mal porque había echado a perder un día tan importante para sus padres. Pero después de varias horas, todos consiguieron divertirse y Yolanda al final del día pudo decir con satisfacción que había tenido una experiencia inolvidable. E. ¿Existe el más allá? Alberto se había despertado a cause del ruido que había oído afuera de la ventana del cuarto donde dormía. Hacía varios días que no podía dormir. Sus padres estaban un poco preocupados porque él y sus amigos estaban mirando ese programa de televisión llamado The X-Files. Sus amigos lo miraban todos los sábados y durante la semana ellos discutían lo que había sucedido. Alberto estaba convencido de que los extraterrestres existían y que un día aterrizarían en el patio de su casa y se lo llevarían lejos para hacer experimentos extraños. Aquella noche obviamente él había estado pensando en el último episodio del programa. Había hecho su tarea temprano y se había acostado. Ya en la cama empezó a pensar en lo que una experiencia extraterrestre podría ser y en pocos minutos ya dormía profundamente. Pero aquel ruido afuera de su cuarto lo despertó y ahora medio dormido y medio despierto creyó que la nave espacial finalmente había llegado. Empezó a sudar y de repente sintió que alguien lo levantaba de su cama. Ellos gritaron mientras lo llevaban fuera de su cuarto. Ya afuera de su casa reconoció a sus padres. De repente, vio varios camiones de bomberos y sus padres asustados lo había sacado de la casa. Todo había sido un gran error. En ese momento Alberto empezó a darse cuenta de que los programas de televisión pueden tener ciertos efectos que no siempre son muy beneficiosos.