Las indu strias militares y el proceso de subdesarrollo

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Comercio Exterior, vo l. 35, núm . 3,
M éx ico, marzo de 1985, pp. 205-211
Las industrias militares
y el proceso de
su bdesarollo
MIGUEL S. WIONCZEK *
os investigadores interesados en la extensión y la velocidad
de la carrera armamentista mundial advierten que hay una creciente demostración de que últimamente han estado ocurriendo
cambios cua litativos y cuantitativos en el comerc io mundial de
armas convenc iona les. Lenta pero seguramente los países en desarrollo se incorporan a la larga lista de productores y exportadores de equipo bélico y de servicios de apoyo militar a las propias
naciones subd esarrollada s. El propósito del presente ensayo es
reseñar con cierto detalle los últimos acontecimientos en este campo, cuya materia aún es relativamente desconocida, dado el secreto que, so pretexto de la "segurid ad nacional", guardan los
recién llegados a la carrera armamentista internacional.
L
La mejor prueba del surgimiento de las industrias militares de
los países menos desarrollados y de su participación en el comercio internacional de armas - hecho que es parte de un fenómeno global y no marginal- es la más reciente li sta del SIPRI sobre
los países menos desarrollados que abastecen de armas y otros
apoyos militares a lrak e Irán en su actual conflicto. Si se deja de
lado a Estados Unidos, la Unión Soviética y los demás miembros
de la OTAN y de la OPV, lrak recibe armas y otro apoyo militar
de China, Egipto, j ordan ia, Kuwait, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán , Corea del Norte, Marruecos, Etiópía, Su-
• Investigador asociado, El Colegio de México. El título original de este trabajo es "El crecimiento de las industrias militares en los países
en desarrollo y su impacto en el proceso de subdesarrol lo" .
dán, Chile y Brasil. Por su parte, Irán compra armas mayores y
obtiene ofros apoyos militares, nuevamente sin contar a los países miembros de la OTAN y de la OPV, de Egipto, Siria, Yemen
del Sur, Corea del Norte, Corea del Sur, Taiwan , VietNam , Argeli a, Libia y Argentin a. Lo que da a tal guerra un carácter particularmente inusitado y verdaderamente obsceno es que no só lo Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Italia, el Reino Unido
y Checoslovaquia apoyen directa o indirectamente a ambas partes beligerantes, sino que también Corea del Norte y Brasil participan del mismo doble negocio militar.1
De acuerdo con la información de fu entes tan co nfi ables como los anuarios 1983 y 1984 del SIPRI, los más recientes informes anuales de la U .S. Arms Control and Disarmament Agency
(ACDA) y otros estudios, la producción y venta de armamentos
en los países subdesa rroll ados pueden resumirse de la siguiente
manera:
a] Hasta 1980, aproximadamente, la cuarta parte de la producción mundial de armas tradicionales se transfería al extra njero.
En su mayoría, estas transferencias se originaba n en los países ind ustri alizados, encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética, y 65% se dirigía a las naciones menos desarrolladas.
b] Desde principios del presente decenio ha aumentado rápidamente el número de países que participan en la producción
l. The Arms Race and Arms Control 1984, cuadro 4.5, Reabastecimiento de armas y otro apoyo militar a Irak e Irán, 1980-1985, Taylor and
Francis, Londres y Filadelfia, 1984, p. 114.
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industrias militares y proceso de subdesarrollo
y exportac ión de armas co nve ncio nales; muchos de ellos so n países subdesarroll ados. Después de un a prim era etapa hegemón ica y o ligopó li ca en el co mercio de armas después de la segund a
guerra mundial (1950- 1965) , y de una segunda etapa de oligopoli o comerc ial en los años setenta , la situac ión actua l puede describ irse como " po lipolística ", caracteri zada por un núm ero creciente de abastecedores de armas de todos tipos y un camb io
hacia un mercado de compradores.
e] La apa ri c ión de los países menos desarro ll ados en la
producción y el co merc io internacional de armas se debe princ ipa lmente a tres factores: i) su progresivo acceso a tec nologías co nve nc iona les, aun que ava nza das; ii) sus prop ias d ificu ltades fin anc iera s y eco nó mi cas, que los co ndu cen a sust ituir la im portac ión
de arm as y a adqu irir divi sas co nvertibles med iante la expo rtació n de estas arm as, y iii) su crec iente competitividad con los vendedores tradicionales de armas de los países indu st riali zados.
d] La competenc ia en el mercado internaciona l de armas
aumen ta de modo significat ivo, sobre todo en la medida en que
el va lor de las transacciones en este mercado no crece a ca usa
de la pro longada c ri sis eco nóm ica que afecta, más qu e a nadi e,
a los países subd esa rroll ados im portadores de arma s, entre ell os
los del Medio Oriente, América Latina y Áfri ca. De ac uerdo co n
el SIPRI Ia co mpetenc ia entre los producto res de armas de los países indu strial es y de los menos desa rro ll ados data de fines de los
años se tenta.2
11
n estudi o rec iente sob re los patrones globa les y las pe rspecti vas del gasto militar, rea li zado por un grupo de in vestigadores d irig idos por Wass il y Leo nti ef, uno de los padres de la econom étri ca y Premio Nobel en 1973, term ina co n la co nclu sió n,
casi evidente, de que
U
"s i toda s las region es de l mundo red uj era n sus co mpras militares y si, además, las regiones ri cas transfiri eran pa rte del ahorro
qu e de ell o res ultara a las regiones menos desarro ll adas en fo rm a
de ayuda para el desa rro ll o, esta transferencia de ingreso daría
co mo resultado un aum ento en los niveles mund iales de producc ió n, comercio y co nsumo." 3
Sin embargo, más ade lante se indica:
" Pero incluso con un aumento mas ivo de la ayuda eco nómi ca,
así como de la red ucc ión en su prop io gasto militar, la brec ha
en el bienestar eco nóm ico entre las regiones recepto ras y las demás apenas si se cerraría. Só lo si las transfe rencias de recursos
qu e aca bamos de desc ribir van acompañadas po r ca mbios en las
estructuras de las eco nomías pobres, las perspectivas del futu ro
de las reg io nes menos desa rroll adas podrían vo lve rse menos
sombrías." 4
Estas c itas resum en los resu ltados de la cada vez más vo lu m inosa literatura sob re eco nomía y desarme, que se ocupa de los
efecto s de la co nversión del gasto m il itar a usos pacíficos, tema
2. Frank Barnaby, " Arms lndustry - A Sel ler Market ", en The Bullefin of the Atom ic Scientist, vo l. 37, núm . 5, Chicago, mayo de 198 1.
3. Wassily Leon ti ef y Faye Duchin, Military Spending. Facts and Figures. Worldwide lmplications and Future Outlook, Oxford University Press,
Oxford-Nueva York, 1983, p. 66.
4. /bid. Cursivas del original.
que Ciltim amente ha atraíd o la atención de muchos o rga ni smos
intern ac iona les y de escritores políticos y científicos socia les. Desgraciadame nte, tales co nclus iones no las esc uchan quienes definen las políticas en el mundo real, no sólo en el Norte industrializado sin o también en muchos de los país~s subdesa rrollados de l
Su r. Enmedio de una crisis económica global, sólo comparable
con la depresión de los años treinta , el gasto militar mundial representa uno de los pocos sectores " di nám icos' ' tanto del No rte
como del Sur.
De acue rd o con uno de los estudios más deta ll ados sobre el
gasto en arm as y equipo mi litar de apoyo, el gasto mundia l en
esto s "bienes de co nsumo" aume ntó 10% en términ os rea les de
1981 a 1982 , a pesa r de que la mayo ría de los países reg istró un a
aguda baja en el ingreso nac iona l y de que cas i todos los secto res
púb li cos, in cluso los de serv icios soc iales, sufri eron recortes
presupuesta less La m isma tend encia ha co ntinu ado en 1983 y
tal vez en 19846
Paradóji ca mente, la literatura sobre la economía de la carrera
arm amenti sta es mu y pobre si se la compa ra co n la eco nomía del
desarme. Más aún , es muy poco lo que se sabe sob re el agres ivo
ingreso a la producción y el co merc io intern ac ional de armas conve ncio nales -pe ro mu y ;JVa nzadas desde el punto de v ista
tec nológico- de un os cuantos países en desa rroll o, más ava nzados, co noc id os co mo países de indu stri ali zac ión rec iente (PIR).
Algu nos ot ros, in clu so menos ava nzados que los PIR, se han in corporado a este grupo o están a punto de hace rlo.
Dado que en este ensayo no se abo rdará el tema de la economía de la ca rrera armam enti sta en el Norte, nos limitaremos a la
política y a la eco nomía de l surgimiento y crecimiento de las in dust ri as militares en los PIR 7 Las fuentes de informac ión so n indirecta s pero co nfiables : los peri ód icos más prestigiados y las revistas de mayor circulac ión de los países industrializados de Occidente.
A pesar de esa y otras limitaciones del presente ensayo, es pertinente mencionar que la relativamente escasa literatura sobre la economía de la carrera arm amenti sta en los pa íses indu striali zados
avanzados, así co mo la ause ncia de la refere ncia a dic ha ca rrera
en el No rt e y en el Sur en los estudio s globa les de la eco nomía
mundial , sea cua l fuere su orige n (e l Ba nco Mu nd ial, la ONUD I
o la UNCTAD), refleja n la combin ac ión de muchos factores.
Los factores clave quizá sea n se is:
7) la opi nión muy general izada de que la carrera arm amentista
mund ial es principalmente un fenómeno po lítico y tecnológico y
que por ello rebasa los término s de referencia de los estudios global es econó micos e indu stri ales (o, segCm el caso, regio nales y
nac io nales);
2) la elevadísima sensi bilidad políti ca en re lación con los asu nto s de la ll amada "segurid ad nac ional", co mo quiera que se defina ésta, y la creencia, presente en todas partes, de q ue la ca rrera arm amenti sta es a la vez inevitable e in co nt ro lab le;
5. SIPRI , The Military Balance, 7983-7984 , Londres, sept iembre de
1983.
6. Lawrence lngrassia , ··Ann., Merchanb Br.1ce for Ch,111 ge a>Sale., to
Third World Trade" , en The Wa/1 Street journa/, 30 de mayo de 1984.
7. Ambos casos se tratan conjuntamen te en Nico le Ball y Milton Leitenbergen (eds .). The Structure of the Defense l ndustry - An /nternational Survey, St. Martin' s Press, Nueva York, 1983.
-
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comercio exterior, marzo de 198 5
3) el limitado acceso de los expe rtos econ ó mi cos intern ac ionales a la d ispe rsa y di fíc ilm ente com pre nsibl e in fo rm ac ió n sobre la prod ucció n de armas y el mo nto de los gastos en este tip o
de " bi enes y se rvicios";
4) las supuestas d ificultades pa ra enco ntrar info rm ac ió n con fiabl e y las d ificultades rea les pa ra anali za r los procesos nac io nales y regio nales de defini ció n de po lít icas respecto del manejo de
las in d ustri as milita res, las transferencias de tec no logía militar y
los modos de o btenció n de arm as, ya sea intern amente o a través del co mercio intern ac io nal;
5) el li m itado número, en todo el mundo, de científicos soc iales q ue c uentan co n capac id ades tec no lógicas razo nabl emente
buenas, para tratar" a fo nd o y de ma nera inte rdi sc iplin ari a la po líti ca, la eco nom ía y la tec no logía de la ca rrera arm amenti sta, y
6) la ascendencia en la p rofes ió n de la eco no mía de la eco nométri ca " rococó" , q ue se dedica a co nstruir mode los cuantitativos y teóricos, supe rficialm ente im pres io nantes pero d ivo rciados
de la eco no m ía po lítica e in stituc io nal; en otras pa labras, divorciados de los asuntos de la vid a rea l 8
La fa lta de conocimiento sobre la rec iente apa rición, el funcionami en to y las im pli cac io nes in te rn ac io nales de las in d ustri as milita res en algunos PIR, e inclu so en países en desarrollo que no cum pl en siqui era co n los req ui sitos pa ra entrar en esta catego ría, no
puede exp li ca rse só lo med iante los facto res menc io nados. Es necesario agrega r algun os más. Prim ero, los países rec ién ll egados
a estas activ idades se encuentran lejos de los centros de in vesti gac ió n sob re la eco no mía del arm amenti smo y el desa rm e, qu e
fun cio nan en el No rt e indu stri ali zado o dentro del sistema de las
Nac io nes Uni das. Segu nd o, estos nu evos produ cto res de armas
entraron al j uego del arm amentismo hace muy poco. Tercero, su
peso re lati vo en la producción global de arm as, en el gasto militar
y en el co mercio in te rn ac io nal es todav ía limitado. La parti cipac ió n de los PIRe n la " transfe rencia de arm as" al Sur, exp resió n
q ue cubre co njuntamente las qu e co mpra en el extranjero el
"c li ente fin al", la ayud a militar "gratu ita" y el tru eq ue de arm as
po r otros bienes y serv ic ios, se ha ca lcul ado apenas en ce rca de
4% de las tra nsferencias glo bales de arm as en 1982 9
D ado q ue el total de transferenc ias de arm as al Sur se estim aba en 50 000 mill ones de dó lares en 1982, las mu y co nse rvadoras estim ac io nes de las transfere nc ias intra-S ur se ca lcul aron en
un mínim o de 2 000 mill ones y en la act ualidad tal vez exceden
los 5 000 mill o nes de dólares. A unqu e relati va mente pequ eñas,
éstas no son c ifras in signifi ca ntes bajo ningun a circun stancia. M ás
aún , es menester to mar en cuenta q ue aun q ue todos los PIR, excep to Méx ico (y po r supu esto mu chos otros países menos desarro ll ados), cuentan con la producc ió n intern a de un equi po mili tar cada vez más ava nzado tec nológica mente, el núm ero de pa íses q ue so n produ cto res y expo rtadores de arm as en el Sur en
1982 no era superi or a oc ho pero posiblemente aho ra ya sea de
un a doce na.
8. El térm in o econométri ca " rococó" es una adaptación de la expre>ión mat emática "' rococó "' que acuñó <)ohn von Neumann dura nte los
años cuarenta . Vo n Neurnann util izó este ad jet ivo pa ra describir ejerci·
cios estéri les de aná lisis mate máti cos que no añadía n nada nuevo o pe rti nente para resolver lagunas importantes en la ciencia matemát ica.
9. SIPR I, The Arms Race and the Arm~ Contro l 7983, Taylor & Francis,
Ltd. , Londres-Nueva Yo rk, 1983.
111
especto d e la produ cc ió n de la indu stri a militar en el Sur y
a la s transferencias de arm as intra-S ur, ni las c ifras globales
ni po r países pu eden obtenerse de fuentes impo rtantes y co nfiabl es, com o los anu arios del SIPRI o los estudi os anu ales sobre gasto s sociales y militares en el mundo, elaborados po r centros d e
in vesti gac ión no gubern amentales en Estados Unid os y la G ra n
Bretaña.10 En estas y otras fuentes se mejantes se so lía supo ne r,
hasta fec has rec ientes, q ue el Sur sigue siend o impo rtador casi
exc lu sivo del equi po militar produ cid o en los países ava nzados
del Este y el Oeste.
R
La prim era ll amada de atenció n, aunqu e in d irecta, aparec ió
en el A nu ari o del SIPRI de 1983. En el análi sis del co mercio d e
armas Norte-S ur se dice qu e, aunqu e de 1963- 1967 a 1968- 1972
el va lo r de las expo rtac io nes de armas a los países menos desarroll ados se d upli có, y vo lv ió a duplica rse en 1973- 1977, desd e
ese último período hasta 1978- 1982 1a tasa de aum ento bajó 50% .
Según la mi sma fu ente,
" la razó n prin cipa l de esta baja y el relati vo apl anami ento d e
la curva asce nd ente de los gasto s es pro babl emente la recesió n
mundi al y las limitac io nes de pres upuestos qu e ha provocado;
existe tambi én la posibili dad de q ue haya cierta sa turac ió n de l
mercado" .1 1
Sin dud a hay algo de cierto en el di agnóstico q ue hi zo el SI·
PRI por prm era vez en 1983, so bre las ca usas de la rec iente desace lerac ió n de las co mpras de equipo m ilitar qu e el Sur hace e n
el No rte. Co nside rand o qu e los precios del arm amento con ve ncional ava nzado aum entan de modo co nstante hab ría qu e alegrarse ante la noti cia de qu e las adqui sicion es de equipo militar
de los pa íses menos desa rroll ados m uestren un a tend enc ia tan
positi va desde el punto de vista soc ial. Sin embargo, cada vez hay
más pru ebas, todavía no registradas y anali za das, de qu e la cri sis
econ ómica mundial no ocasiona un a rea l di sminu ció n de los gastos en armas en el Sur; más bi en es un acicate para la sustitu ció n
de impo rtac io nes de equipo militar en el mundo subdesa rro ll ado, así co mo a la entrada en sus mercados de nu evos produ ctores del grupo de pa íses de indu stri ali zac ió n rec iente.
Se trata enton ces de un a faceta del fenó meno mundi al, relac ionado co n la ll amada " mod erni zac ión " de las arm as y co n los
patron es de compras militares, así co mo co n la infl ac ión . Un estudi o rec iente sobre las indu stri as de defensa de los países indu stri ali zados res um e la situ ac ió n co n las sigui entes palabras :
" Los costos de defensa han subido tanto qu e in c lu so las supe rpotencias del mund o y un os c uantos países petro lero s ri co s
están in virti end o en la mejoría c ualitati va de las arm as más qu e
en el aum ento de sus ya grand es inventari os. Los países están gastand o más en defensa, pero en ge neral están obteni endo menos
por lo qu e paga n. " 12
1O. Ruth Siva rd , Wo rld Military and Socia l Expenditures, 1nstitute fo r
World Order, Leesburg, Va., e lntern ati onalln stitute fo r Strategic Studies,
Th e M ilitary Balance, Londres, entre otros. El prim er y excelente intento
por llenar la laguna es de Nico le Ba ll, Third Wo rld Security Expenditu re:
A Statistica l Com pend ium , Nat ional Resea rch ln stitute, Estocolmo, 1984 .
11 . Cita de la versión abreviada del Anuari o de 1984 del SIPR I, Th e
A rms Race . . ., op. cit.
12. Suplemento sobre las industri as de defe nsa, en Financia/ Ti mes ,
10 de octubre de 1983 .
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industrias mili t ares y proceso d e subdesarrollo
Según nu merosos y frec uentes artíc ul os e in fo rmes, publicados en 1983 y 1984 en periód icos de cobe rtura m und ia l, co mo
The New Yo rk Tim es, Th e Washington Post, The W ai! Street}ournal y Financia / Times, la li sta de los países del Sur qu e se co nvierten en produ cto res y ex portadores de equ ipo mil itar a otras partes de l Sur aum enta ráp id amente U Si se hace a un lado a Israe l
y a Sudáfri ca -q ue aunqu e se les menc io na en los in fo rm es no
puede co nsi derárseles países del Sur o en vías de desa rro ll o-,
Bras il, Si ngapur, Chin a y las dos Co reas encabeza n la li sta. La co rrespo ndi ente relac ió n de comprado res en el Sur de arm as prod uc idas en el Sur es todav ía más extensa : incluye a Chil e, A rgentin a (has ta el o toñ o de 1983), las repúbl icas de Centroa méri ca,
Irán, lrak, Tail andi a, M alas ia y Nige ria, entre otros.
En la mayoría de los cas os tanto los importadores como los
ex po rtado res de eq uipo militar en el Sur se mu estran sum amente
reac ios, por " razo nes de seguridad", a dar c ualqui er tipo de in fo rmación sobre la producción , venta y co mpra de arm as . Sin emba rgo, en los últim os años Brasil y Sin ga pur han tenido tal éx ito
en los mercados del Sur, en competencia co n las indu stri as de
arm amentos de los países del Norte, qu e ya se di spon e de un a
co nsiderabl e ca nt idad de informació n sobre el comportami ento
interno y ex tern o de la indu stria m il itar de estos dos países.
IV
B
rasil empezó a fabrica r sus propias arm as ligeras en 1954, pero
siguió siendo un importador neto, principa lmente de Estados Un idos, hasta mediados de los setenta. Al abroga rse el tratado de cooperac ión militar con Estados Un idos en 1977, la indu stri a loca l
de arm as obtu vo su oportunid ad de crece r. Hoy en día, el com pl ejo de la indu stri a mil itar brasi leña está form ado por un as 350
empresas, li gadas d irectamente con las fuerzas arm adas, en las
q ue trabajan alrededo r de. 100 000 person as. Entre los di ez más
grand es fabrica ntes de arm as de Bra sil, algunos están control ados por el Estado, como Embraer, qu e se especi aliza en avion es
militares; otras son de prop iedad priva da, como Engesa , qu e afirma ser el mayor fabricante de vehículos blin dados en el
Occ id ente, 14 y A vibras, qu e fabri ca un a amp li a ga ma de coh etes, mi siles y bombas aéreas más se nc ill as .
En menos de diez años, empeza ndo a partir de cero, Brasil ha
pasado al qu into o sexto lugar como fabrica nte de arm as del mundo
no soc iali sta . Se estim a qu e anualm ente expo rta aproximadamente 1 000 carro s blindados y otros vehículos para fin es bélicos, en
transaccion es contra petról eo procedente del M edio Oriente y África. Sus tres grand es produ cto s de ve nta so n el Urutu anfibi o,"General Osori o", tanque parecido al M-1 estadounidense, el "Cascave!" , auto blindado, y el " jaracca", vehículo ligero de reconocimiento . Se esti ma que las exportaciones de arm as de Brasil sobrepasaron
en 1983 los 2 000 millon es de dó lares y qu e su mayor cl iente actu al es lrak. Hasta ahora, los brasileños han evitado con bu en éxito
-sa lvo en el caso más rec iente en qu e, por la presión de Estad os
U nidos, ha restringido los envíos aéreos de arm as de Libi a a
13. Part icu larmente ilustrati vo al respecto es un artículo del experto
mil itar Drew Midd leton, "Smaller nations crack arms market" , en Th e
New Yo rk Times, 28 de agosto de 1983.
14. En la lista más reciente de los clientes de Engesa apa recen Argelia, Bo livia, Colombia, Chile, China, Chi pre, Ecuador, Ga bán, lrak, Li bia
y Paraguay. Para más detalles véase Everett G. Martin, "Brazil's Pledging Arms
lndu:,try Maki ng a Bit with Weapons Hu ngry Third World Armies" ,
en The Wa /1 Street }oumal, 4 de enero de 1985 .
Centroa mérica- invo lu cra rse direc tamente en cualq ui er conflicto,
debido a su política de " vender a todos" y " no hacer pregun tas",
establecida con el fin de vender armas a cambio de pagos en efectivo. Es tal el sec reto qu e cubre los tratos de arm as de Bras il co n
el extranjero q ue no se co noce n las estadísti cas respecti vas, ni
siqu iera en el CACEX (e l instituto de co mercio exterior de l Go bi erno) . Se sabe, sin emba rgo, q ue las exportac iones de armas de Brasil
están es tri ctamente vigil adas po r lmbel , la age ncia ofic ial coord inado ra de la produ cc ió n de armas . 15
El segundo "gran éxito" es Singapur, ll amado " la Sui za del Sudeste de Asia", cuya indu stri a mili ta r se establ ec ió a med iados de
los años sese nta, dependi end o del M ini steri o de Defe nsa. Chartered Ind ustri es of Sin ga po re, em presa propiedad de di c ho
mini steri o, medi ante un a empresa holding establ ecida co n asistenc ia téc ni ca de Estados Un idos e Israel, em pezó produc iend o
arm as automáti cas menores " de consumo masivo" , especial mente
los ri fles para asa lto SAR-80 y las ametrall adoras lige ras Ultim ex
100, qu e so n más baratas qu e los modelos equi va lentes europeos
y q ue el fu sil estándar auto mático estadoun idense M -16. La respec tiva ca pac id ad de produ cc ió n ac tu al de SA R-80 es de 6 ClOO
a 8 000 y, de Ultimex 100, de 24 000 a 30 000 unidades al año.
M ás de la mitad de la produ cció n se ex porta. Además, las trece
subsidiari as de Chartered Industri es, junto con tres compa ñías asociadas, produ ce n tanto muni cio nes pa ra arm as peq ueñas como
de medi o ca libre para ca ño nes de avio nes y anti aé reos. Además,
la indu stri a fa brica gran adas, minas antipersona y antitanqu e, bombas de mortero y de 500 li bras para av ion es de retropropu lsión.
En 1982, va ri as subsidiari as de Chartered Indu stri es en el ca mpo
ae roespac ial se uni eron bajo una sola corporació n, Sin ga po re Aircraft Indu stri es, qu e presta se rvicios de mantenimiento y reparación de avi o nes como el Lockh ead C- 130 Hérc ul es y jets de ataqu e como A-4 Sky hawks, de la fu erza aé rea estado unidense en
el Lejano Oriente. La Sin ga pore A ircraft ti ene capac id ad para dar
mantenimiento a seis tipos de motores, inclu so Pratt-Whitley, Roll s
Royce y Genera l Electric, así como a partes relac ionadas co n av iones de hélice, trenes de aterri zaj e y sistemas de radi o navegac ión
e in strum entos. Fin almente, la mi sma empresa tam bién pu ede fabrica r tanqu es de combu stib le y rejillas para bombas y ofrece servi c ios en electró nica de av iac ió n, de defensa y de marin a.
Un terce r brazo de la indu stri a mi li tar de Singa pur cubre el
sector nava l, en el qu e la princ ipal empresa, qu e tambi én depende del Mini steri o de Defensa, es Singa pore Shipbu il d ing and En gin ee rin g. Esta empresa es capaz de fa bri ca r barcos grand es y úl tim amente termin ó, para la marin a de Sin ga pur, un a docena de
buqu es patrull eros de la clase 5wi ft, de di seño australi ano.
Charte red Indu stries of Singapo re, qu e en juni o de 1983 se
in corporó a un a nu eva gran empresa, la Sin ga po re Tec hn o logy
Corporation, recientemente ha decl arado su independencia tecnológica en todos esto s ca mpos . Según info rm es directos del
minú sc ul o pa ís:
" Ti ene tan to éx ito Singa pur q ue aunqu e una vez produj o armas co n li cenc ia de Estados U nid os (para las operacio nes clandestin as en lndoc hina, luego de la derrota estadounidense en Viet
15. Andrew Whitley, " CUI1ain pa t1s on Braz il arms trad e", en Financia/
Times, 1 de junio de 1983.
comercio exterior, marzo de 1985
Na m), pronto pudo in ve rtir la situación: ahora Estados U nid os fabri ca co n li ce ncia arm as d ise ñadas de Si nga pur." 16
La indu stri a militar de Singa pur tiene ambi c iosos planes pa ra
el futuro: planea empeza r pro nto a fab ri ca r un nu evo jet de entrenami ento co n li ce ncia itali ana o española. Según inform a otra
fuen te, las empresas estadounid enses y europeas fabri ca ntes de
eq uipo militar, que hasta ahora han provisto co n tec no logía a
Chartered Indu stri es of Singapo re, rep rese ntan la ve rd adera élite
de la indu stri a mundi al de arm amentos. A l mi smo tiempo, el co mplejo de la in du stria milita r de Singa pur bu sca en la literatura científica nu evas id eas, procesos novedosos y rec ientes avances qu e
pueda usa r. 17 En efecto, es posibl e co nseguir un a ca ntidad co nsiderab le de in formac ión téc ni ca de esta s fue ntes, sin pago alguno, siempre y cuando ex ista la capac id ad intern a para co mprenderl a y ada ptarl a.
El co nstante aum ento de las capacid ades para desa rro ll ar la
ind ustri a militar no se limita a Brasil y Singa pur. En agosto de 1983
se informó qu e Egipto había desarro ll ado su propia versió n de un
proyectil anti aé reo, que se di spa ra ca rgado en el hombro, de fabricació n soviéti ca : el SAM-7. La versión egipcia fue puesta a prueba con éx ito y ll ega ría a la lín ea de producc ió n y ensa mblado a
prin cipios de 1984.18 Ni ngún otro país del M edio O ri ente c uenta todavía co n un a indu stri a de arm as importante. La indu stria mili tar egipc ia representa, en cierta forma , un a here,nc ia de la dec isió n que tomara a prin cipios de los setenta la Liga A rabe -después
de que la OPEP aum entara los prec ios del petró leo en 1973- de
qu e ese país fu era la sede de un programa regiona l para fabri ca r
arm as co n finan ciam ientos proveni entes de los estados del Go lfo
Pérsico. A unqu e los países del Go lfo se sa li eron de ese programa
reg ional despu és de qu e Egipto firm ó el Tratado de Paz co n Isra el, el crec imi ento de la indu st ri a militar egipc ia con tinu ó. Actualm ente, ahí se ensa mbl an los aviones jet de entrenamiento Alfa - franco-al emanes en su o ri ge n- y se fabr ica n algun as partes
qu e se in co rp oran a los av io nes ensambl ados en Europa. La indu stri a egipc ia de arm ame ntos renu eva arm as de fab ri cac ión soviética y ensa mbl a bajo li cencia algunas armas procede ntes de
Occ id ente. En un a feria interna cio nal de arm amentos organizada en El Ca iro, a fin es de 1984, se ofrec ieron a la venta varios
productos elaborados co mpl eta mente en Egipto, incluyendo un
sistema integrado de defensa antiaérea co ntrol ado por radar, compuesto de un ve hícu lo blin dado, un ca ñón anti aé reo y un a ve rsión loca l de un co hete británico ti erra-a ire. En 1984 Egipto ve ndió arm ame ntos por 1 000 mill o nes de dólares principalm ente a
los países del Go lfo Pérsico .
Segú n el programa de mod erni zació n militar iniciado en 1980,
en el qu e se estim a un gasto de 41 000 mil lo nes de dó lares du rante el presente decen io, y qu e en parte se financia rá co n las
ex portaciones de prod uctos militares a Paki stán, Irán, Egipto y Rumani a, entre otros, Ch in a está desa rrol land o el Shenya ng F-12,
in te rce ptor para c ualquier clim a, cuyo modelo es el Mig-23 sovi éti co. Las ex portac io nes c hin as actua les incluyen el Shenyang
16. Dinah Lee, "Singa pare is quietl y pursu ing role asa n independent
arms producer", en lnternatio nal H erald Tribun e (ed. ele Hong Ko ng),
16 de dic iemb re de 1983.
17. Ch ris Sherwell, "Singapore builds up defense indu stry in economic strategy", en Financia/ Tim es, Londres, 30 de noviembre de 1983.
18. "Egypt copies Soviet missi le", en The New York Tim es, 19 de agosto
de 1983.
19. Tony Walker, "Egypt starts clrive to sell more arm s to oth er Arab
co untries" , en Financia / Tim es (despacho ele El Ca iro), 20 ele noviembre
de 1984.
209
F-6, derivado del Mig- 19 20 M ás aú n, el país es p ráctic amente
autosufi ciente con respecto a la amp lia ga ma de equipo m ilitar
estánd ar, inclu so tanqu es y ca ñones.
Según fu entes ofi ciales estadounid enses, de 198 1 a 1982 China pasó del déc im o al quinto lu ga r entre los ex portadores de armas. La empresa estatal Norin co, produ ctora de arm as convencion ales de todas cla ses (ca rro s blindados, lanzadoras múltiples
de co hetes, ca ñones motoriza dos, co hetes antitanq ues, así como fu sil es, granadas y muni ciones) apa rec ió en 1984 en las exposic iones de equipo militar en lu ga res tan d ista ntes co mo Au strali a y Grec ia. Sus prec ios so n mu y competitivos: ce rca de la mitad de los del equipo comparable de orige n estadounid ense y
europeo. Las operac iones de ve nta se hace n preferentemente al
co ntado, en monedas co nvertibl es, sin di sc riminación política alguna entre los clientes, con cla ra excepción de los países qu e China con sid era enem igos, como Viet Nam.
El mercad o principal, como en el caso de Brasil , Singapur y
Egipto, es el Medio Oriente. H ay venta s d irectas o a los intermedi ario s, destaca ndo jord ani a, co n destino fi nal lrak, y Corea del
No rte, para Irán. Este tipo de co mercio le pe rmit e a Chin a, por
otra parte, obtener las más mod erna s tec no logías militares, tanto
de la URSS co mo de Estados Unidos, qu e necesita para mod erni za r su indu stri a militar. 21
Sin duda durante los oc henta aparecerán más indu stria s militares en el Sur. Un país qu e está definitivamente dec idid o a alca nzar cierto grado de in depend encia es Arabia Saudita , el m ayo r impo rtador de eq uipo militar en el mund o hasta la fec ha. Planea empeza r su propia indu stri a de arm as co mo lo hi ciero n Brasil , A rgentina, Singap ur, la Rep úbli ca de Corea y Egipto, durante
los setenta. Los prim eros pasos co nsisten en obligar a los produ ctores de eq uipo militar de los países indu stri aliza dos a qu e establ ezca n plantas locales, para fab ri ca r bajo li cencia partes de algunos sistemas de arm as que originalmente se importan totalme nte
ensamb lados. En la actu alid ad se rea liza n pláticas a ese respecto
entre los saud itas y dos grand es productoras estad ounid enses de
aviones militares. De las negociaciones sa uditas para fabricar c iertas partes de eq uipo electróni co para un avanzado sistema de manejo y co ntrol militar, podría surgir un programa piloto de producc ión loca l. Según las empresas estadouniden ses qu e participan directamente en las negociacion es en Riad , el sigu iente paso consistiría en los grandes co ntratos de coproducción , qu e probabl emente res ultarían de co mpras futuras de avion es de co mbate por parte de A rab ia Saud ita. 22
Arabi a Sa udita argum enta que necesita tener tec nologías avanzadas que diversifiquen su eco nomía y den lu ga r a la c reac ió n
de empleos. Otras razones de los sa uditas so n de o rd en com ercial y po lítico: los gra nd es mercados potencia les de los pequeños ali ados de Arab ia Saudita en el Consejo de Cooperación del
Go lfo; el prestigio políti co region al qu e se derive de qu e e n el
Med io Oriente ex ista un a industri a mil itar ava nzada y, fina lm ente, la red ucc ión del importante pape l de los extranj eros y los pro20. Dili p Hiro, "As th e Gu lf wa r enters th e fo urth yea r, lran plays Ch inese carel", en Th e Wa/1 Street }ournal, 22 el e septiembre de 1983.
21. "Chin a-B irth of an arm s sa lesman", en The Economist, 17 de noviembre de 1984.
22 . joseph Fitchett, " Sa udi s said to envision own weapons inclustry",
en lnterna tional H era/d Tribun e (ed . de París), 17- 18 de diciembre de 1983,
y Kath y Eva ns, "Saudi Arabia plans to expa nd arm s industry" (ca bl e de
Abu Dahbi), 20 de agoo;to de 198
210
industrias militares y proceso de subdesarrollo
veedores foráneos -en particu lar de Estados Unidos- en los " secto res sensib les" de segurid ad política y militar de Arabia Sa ud ita.
Au nqu e el país tiene escasez de obreros industria les capac itados,
sus cua dros de técn icos militares han crec ido poco a poco mediante programas de capaci tac ión en las principales empresas de
aviación de Estados Unidos, dirigidos sobre todo al mantenimi ento
de avio nes militares. Si se supo ne el co nsta nte acceso a la tec nología militar moderna y el flujo co nstante de nu evas ge nerac iones de arm as de todo tipo, esto s cuadros téc ni cos loca les, entrenados en el extranjero, pueden convert ire en la esp in a dorsa l de
la futura indu stria militar de A rab ia Sa udi ta.
V
E
n la actual literatura intern acional sobre industri alización y desasarrollo económico se destacan correcta mente una seri e de factores de gran importancia . Los planifi cadores indu stri ales y económicos de los PIR y otros países en desa rrollo grand es, deben
co nsiderar ta les factores si qui eren qu e sus programas de indu strialización tengan éx ito, aunque sea parcial.
Primero, nin gún program a de indu stri ali zac ión qu e merezca
tal nombre pu ede ll ega r a tener resultados positi vos si no hay algún tipo de estrategia económ ica a largo plazo.
Segundo, el pape l del Estado en los procesos de indu stri ali zación en co ndi cio nes de subdesarro ll o, aunque sea relativo, es de
suma importanc ia.
Tercero, la construcción de proyectos industri ales fortuitos, ambiciosos pero sin relación algun a co n la in fraestructura disponible y el conjunto de indu stri as ya presente, no asegura la
indl.lstriali zac ión.
Cuarto, dada la ve locid ad actu al del ava nce tec nológico, no
hay ninguna indu striali zac ión posib le qu e cubra todos los ca mpos, ni siqu iera para un país grand e y co n buena dotac ión de recursos naturales.
Qu into, la elección de industrias, dentro de un núm ero limitado de sectores, debe tener por objeto la integrac ió n vertica l de
las indu strias en cuestión .
Sexto, dado que no ex iste un modelo único de industriali zación para todos los países subd esa rroll ados, los debates sobre si
se debe empezar desde abajo (industrias pesadas) o desde arrib a
(industria ligera de productos de consumo) es un ejercicio estéril
ante la neces id ad de emp lea r con efi ciencia razonable los proyectos indu strial es di sponibl es, por modesto s qu e sea n, medi ante el esta bl ec imiento de todo tipo de ligas entre ell os y cerrando
las brechas intraindu stri ales.
Séptimo, la sustitución indi scrimin ada de importac iones se enfrenta a enormes dificultades, inclu so en los países subdesarro ll ados de más rápid a industrializac ió n.
Octavo, la velocid ad de la indu stri ali zac ió n depende en gran
medida de cinco elementos importantes: la ex pansión con stante
del mercado interno, el acceso a los mercados de exportac ión,
la ca pacidad tecnológica, el influjo de nu evas tec nologías, y las
habilidades ad min istrati vas loca les, tanto del secto r púb lico como del privado .
El breve listado de los im portantes factores involu crados en
el proceso de industria lización da un a id ea de cuán difícil es, pa-
ra la mayoría de los países subdesa rrollados, poner en práctica
tal industriali zac ión. El reciente surgimiento y avance de industrias militares en un número cada vez mayor de los PIRe incluso
en los qu e no han ll egado a ese nivel , sugi ere que si bi en la tarea
es d ifícil , no es im pos ible. La industria mundial de armamentos
es muy competitiva y sumamente dinám ica desde el punto de vista
tecno lógico; requiere no sólo de personal téc nico muy ca lificado, si no también de la capacidad de un co ntinuo " aprender haciend o", de un eficaz co ntro l de la ca li dad del producto final ,
del arte de la admini strac ió n industrial y del conocim iento de los
mercados ext ranjeros.
En cada un o de los casos resumidos, los pat ro nes del ava nce
de l co mpl ejo industria l militar so n prácticamente los mismos . A l
principio se importan arm as tota lm ente diseñadas, produc idas y
ensamb ladas en los países industrializados de l Norte. Luego se
estab lece un a capacidad para dar mantenimien to a los " prod uctos durab les de co nsumo" militar de orige n ext ranjero, muy probablemente por co nsiderac iones de seguridad y por un ri esgo de
que la eventu al interrupció n del fluj o ad iciona l de eq ui po militar
id éntico o parecido pueda poner en peligro los req uerimi entos
de " seguridad nac io nal". Las activid ades de mante nimi ento, que
brindan el estímulo para la capac itac ió n tec nológica, co ndu cen
al desc ubrimi ento de que algun as partes o acceso rio s de eq uipo
produ cido en el extranj ero, incluso sum amente ava nzado, pueden producirse en el propio pa ís a mucho menor precio, con la
co ndic ió n de que se ga ranti ce el con tro l de ca lid ad.
Despu és de copia r di se ños extranjeros co n bu en éx ito y de
construir prototipos que se someten a prueba en co nd iciones locales, surge la pregunta obvia, misma que se planteó hace dos decenios en las indu stri as au to movilísti ca y farmacé uti ca en muchos
países subd esa rroll ados: ¿por qué tendrían que ensa mbl arse totalm ente en el extranj ero ciertos produ ctos militares? A partir de
esta tom a de co nciencia se hacen prop uestas a los gob iern os extranj eros y a los productores de arm as para que inc lu ya n partes
produ cid as loca lm ente en unid ades de ensam blado ext ranj ero.
A veces estas propu estas se prese ntan co mo condi c ión para futuros co ntratos de co mpra. Lu ego viene el interés de transferir c iertas act ividades de ensa mbl ado a los países importadores de armas, qu e curiosame nte tienen un grado de información sobre los
merca dos intern ac ionales de arm as y tec nol ogía y un nivel de negociación sobre la co mpra de- las nu evas arm as mu c ho mejo res
qu e cuando se trata de transaccion es no mi litares.
Vale la pena destacar que todas estas actividades im pli ca n un
grado co nsid erab le de organización y ad mini strac ió n indu stri al,
ambas abastec id as en la mayo ría de los casos por los estab lec imientos m ilitares y los empresarios privados loca les. Cuando se
ini cia la producc ión loca l de productos milita res con lice ncia extranjera, o los arreglos de coprod ucció n, poco queda ya a la improv isac ión y a las dec ision es azarosas . Dado el altísim o grado
de espec ializac ión de la indu stria militar en esca la mundial , las
lín eas de produ ctos se escogen según las muy bien defi nidas necesid ades del mercado nac iona l, las pe rspectivas de exportac ió n
y la capac idad tecnológica . Por consiguiente, las recién nacidas
indu stri as militares del Sur so n tan co nfiab les y profesiona les como las mi smas industrias en el Norte. Es más, ofrecen dura competencia no sólo en términps de ca li dad sino tamb ién de precios.
Brasil , Singapur, Ch in a y la República de Corea pueden mejorar
el precio de cualquier exportador de arm as de l Norte ind ustrializado; por otro lado, sus empresas militares no só lo recibe n divisas conve rtibl es sino que tamb ién tienen gana ncias, a menos que
•
comercio exterior, marzo de 1985
po r co nsid erac iones puramente políti cas se aco nseje subsidi ar las
ex po rtac io nes.
Las ventajas adicion ales de las nacientes indu stri as militares en
el Sur provi enen de qu e sus di se ñadores desca rtan al máx imo posibl e las tec no logías " ro cocó" , qu e están siendo con stantemente in co rp o radas en el equi po militar estadounid ense y europeo .
Co mo resultado, el equipo de o ri gen brasil eño, c hino o egipcio,
para dar algun os ejempl os, no so lamente es más barato sino tambi én más fac il de mantener y usa r. El énfasis en este tipo de adaptac ió n "a l revés" , a las co ndi cio nes de las guerras loca les, en el
mundo subdesa rroll ado, aparece mu y cl aro en un a entrevi sta con
el c reador de En gesa, en Bras il.
Si el enfoq ue de expansión etapa por etapa qu e adoptan las
indu stri as militares del Sur fu era seguid o en otras ramas industri ales relac io nadas con necesid ades sociales y no de la " seguri dad" en escalas nac ion al y regio nal, sin duda contribuiría en gran
medid a al bi enestar econ ó mico y social de mu chos países subdesa rro ll ados. El bu en éx ito de estas indu stri as milita res indica,
sin lu ga r a dud as, qu e los o bstác ul os a la indu stri ali zac ión del Sur,
sa lvo en los casos de los países extremadamente pobres en recursos hum anos y naturales, no so n in superabl es. Si un país en
desa rro ll o puede produ cir, en co mpetencia co n un o indu striali za do del No rte, no sólo equipo militar pequ eño de "con sumo
masivo" -como ametrall adoras lige ras- sino también autos blindados, tanqu es, ca ño nes, proyectil es ti erra-a ire, e in clu so av iones militares de retropropul sión , fác ilm ente podría produ cir un a
ampli a ga ma de bi enes de ca pital, interm edios y fin ales, para propósitos pacífi cos.
Citand o los comentarios de Leonti ef co n los qu e empeza mos
este ensayo, la reasignació n mundi al de rec ursos fin ancieros y físicos, del gasto m il itar a la prod ucc ió n o ri enta da para la paz, resultaría en un aum ento en los ni veles .de produ cc ió n global, de
co mercio y de consumo; pero só lo si hay un a transfe rencia paralela de rec ursos fin ancieros al mundo subdesa rro ll ado, acompañada de ca mbi os en las estru cturas de las ll amadas economías
po bres . El éx ito de las nu evas indu stri as militares del Sur, basad o
en la efi ciente aunque mala asi gnac ión de recursos para usos sociales incorrectos, es un ejemplo de una so lu ción equivocad a a
los probl emas estru cturales qu e amenaza n tod avía más la seguridad mundi al. Este ej emplo podría, sin elfl bargo, ofrece r la promesa al Sur, al demostrar que el proceso de indu striali zación no
es imposibl e, y podría valer la pena seguirl o si va dirigido a objetivos soc ialm ente positivos dentro del marco de la cooperación
Sur-Sur.
VI
211
la vida rea l, el hec ho de qu e el poder militar no co nll eve necesari amente un a segurid ad a largo plazo a nin gun a de las partes im plica das en el " ju ego de la segurid ad y la defensa" impo rta muy
poco, porqu e en todas pa rtes los conceptos de " segurid ad y d efe nsa" se exagera n más q ue ningú n ot ro co ncepto. M ás aú n, la
indu stri alizac ió n militar en los pa íses menos desa rroll ados supu estamente resuelve mu chos prob lemas inm edi ato s, co mo el dese mpleo y las limitaciones de fina nciami ento extern o, qu e ti enen priorid ad en la li sta de as untos pres io nantes a co rto plazo. Fin alm e nte, qui enes desa rro ll an las in d ustri as militares en los países m enos desa rro ll ados usa n un argum ento d ifícil de rebatir: en el mundo de la ca rrera arm amenti sta, un a nación in erm e o un a nac ió n
qu e depend e exclu sivamente de la importa ció n de arm as po ne
su futuro en manos extranj eras. Este argum ento enc uentra mu c hos adicto s in clu so en países como la Indi a qu e hasta ahora se
ha negado a exportar los equi pos militares que produce 23 Sin emba rgo, ahora en la In d ia se oye n cada vez más voces q ue cuesti onan la po lítica tradic io nal de no ex po rtar arm as .
En los países ind ustri ali zados de Occ id ente, los temas de la
pro liferac ió n de arm as conve ncio nales en las region es subd esarro ll adas y de la expa nsió n de l co mercio de arm as Sur-Sur so n
ya materi a d e análi sis ampli os y ll enos de p reoc upac ió n. A principios ele 1984, Th e Wa /1 Street }oumal ded icó cuatro largos artículos a estos asuntos, escritos respecti va mente por sus correspo nsa les en W as hingto n, Lo ndres, París y M ilán . Los artículos se oc upan de las meno res ve ntas de los produ cto res occ id entales de armas en el Tercer Mundo y de la apa ri ción de produ cto res de equipo militar en los países menos desa rro ll ados, inclu so ta n " exóti cos" co mo Indon esia, A rabi a Sa udi ta y otros más . La evo lu c ió n
en Co rea del Sur y A rab ia Sa ud ita la obse rva n cuid adosa mente,
tanto los ve nd edo res de arm as de Estados U nid os co mo la prensa financiera intern ac iona l, dado q ue estos dos países in sisten en
que cada vez se incorporen más partes de fa bricació n local al equipo militar de fa bri cac ió n ext ran jera 2 4 Un estudi o mu y deta ll ado
qu e publi có en marzo de 1984 Th e New York Tim es co nti ene la
sigui ente aprec iac ión:
" . .. Mu c hos países en desa rroll o empi eza n su propi a produ cción nac io nal de arm as y ya no depend en tanto de la im po rtació n respecti va com o en el pasado. A lgun os están ex po rtando armas. A la larga, di cen los anali stas, este ca mbio en prod ucc ió n
y ofe rt a podría tener un tre mend o efecto en la balanza de poder global, a medid a qu e el Terce r Mundo se vuelva menos ca utivo en un mercado do min ado po r los abastecedores trad icio nales de arm as: Estad os Unid os, Francia, la Gran Bretaña, Alemani a Occidental, Itali a y la Uni ó n Soviéti ca ." 25
V
er en la apari ció n de las indu stri as de arm as en los países menos desarrollados la promesa de un desarrollo para el Sur; pedir
la reasignac ió n de rec ursos partic ul armente escasos en los países
menos desa rroll ados, como admini strac ió n y tecnología de usos
béli cos equivocados, hac ia aplicac ion es co rrectas desde el punto de vista del desa rrollo social, so n dos posicio nes muy distintas .
De este modo, a causa de las complica das circunstancias y efectos nac io nales e intern acio nales, el tema de este ensayo se hace
cl aramente más curiosísim o y más curiosísimo , como hubi era di cho Ali cia en el País de las M arav ill as. O
El pensa miento reali sta se ñala con firm eza qu e tal prom esa no
va a cumplirse fác ilm ente, porqu e el razo nami ento en qu e se basa la co nstru cció n de indu stri as militares en los pa íses menos desarroll ados sigue en gran medid a la manera de pensa r qu e apoya
la produ cc ió n y ex portac ió n de arm as de los pa íses indu stri ali zados: la ex pansió n de la indu stri a militar resulta en la obtenc ión
de poder y de ga nancias en las eco no mías de mercado, tanto desa rroll adas como en vías de desa rroll o; po r su parte, en las economías sociali stas desa rrollad as se tradu ce en pod er político. En
ABC Pub lishin g Ho use, N ueva Dehli , 1982 , y Birl a ln stitute of Scientific
23. Véase, en tre otros, K. Subrahm aya n, lnd ian Security Perspectives ,
Resea rch , Self- Reliance and Security-Ro /e of Oefense Production, Radi and
Pu blishers, N ueva Dehl i, 1984.
24. Brad H eller, " U.S. Firms mu st propase joint ve nt ures to w in a slice of huge Sa ndi co ntracts", en The Wa i/ Street }ournal (despac ho de Riad).
13 de abril de 1984, y james R. Sc hi fman y Steven P. Ga lante, " So uth
Ko rea ns to ughen terms in military sale", en Th e Wa /1 Street j ourna /, 17
de abril de 1984.
25. Paul Lewis, " The Third World limits its arse nals", en Th e New Yo rk
Tim es (d espac ho de París) , 18 de marzo de 1984.
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