Europa cierra las puertas a refugiados que huyen por la frontera

Anuncio
Europa cierra las puertas a refugiados que huyen por la
frontera más peligrosa del mundo
Caracas, 15 Sep. AVN.- "¿Cuán grande tiene que ser el cementerio de mi isla?". La pregunta cerraba
la carta que, en 2013, enviara la alcaldesa de la isla mediterránea de Lampedusa, Giussi Nicolini, a
la Unión Europea para pedir medidas concretas que permitieran detener las muertes de inmigrantes
en el Mediterráneo, después que una barcaza procedente del norte de África naufragara en sus
aguas con un saldo de 366 muertos.
Dos años han pasado desde la tragedia y la situación no ha cambiado. La masa de agua salada que
separa a Europa de África se ha convertido en la frontera más peligrosa del mundo para los
refugiados. En lo que va de 2015, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reporta
2.748 decesos en el Mediterráneo, de los 3840 que ocurren a escala mundial. En 2014, la cifra de
muertos fue de 2.223.
Los datos son demoledores: siete de cada diez muertes ocurren en la huida hacia Europa, un
continente que -lejos de la solidaridad- ha empezado a tomar medidas punitivas en contra de los
inmigrantes que escapan, en su mayoría, de los conflictos bélicos provocados por Occidente en sus
países.
El pasado lunes, los ministros de interior de la UE salieron de sus salas de reunión sin acuerdo
alguno sobre el "reparto" de los inmigrantes que llegan diariamente a Europa. La Comisión Europea
había propuesto la redistribución obligatoria de 40.000 refugiados, sirios y eritreos llegados a Italia y
Grecia, entre 23 y 28 de los países de la UE durante los próximos dos años, informó Efe.
Pero las naciones de Europa central y del este, como Hungría y República Checa, se oponen a las
cuotas obligatorias. El único punto de aparente convergencia es el establecimiento de "campos
provisionales" de refugiados en Italia y Grecia, países en severa crisis económica a los que han
arribado 96% de los inmigrantes.
La posición de los ministros de Alemania y Francia es que sólo se admitan a los migrantes que
tengan "verdaderas perspectivas de quedarse" y que el resto permanezcan en Italia y Grecia. En
tanto, piden que los refugiados por motivos económicos sean devueltos.
Italia, por su parte, plantea unilateralmente la posibilidad de impedir el desembarco en sus costas de
migrantes rescatados por barcos extranjeros. Sin embargo, advierte que la falta de consenso del
bloque sobre cómo abordar el asunto de los refugiados amenaza con resquebrajar políticamente a la
Unión Europea.
Sin embargo, el conflicto está lejos de resolverse. Aún cuando se logre un acuerdo de cuotas para
acoger a 40.000 refugiados, la cifra es significativamente menor a los 464.879 personas que han
llegado a Europa este año.
Cambio de discurso
Hace unas semanas, la prensa internacional elogiaba la posición de Alemania ante la crisis de
refugiados. Abundantes galerías fotográficas mostraban la llegada de inmigrantes a territorio alemán
y la esperanza de miles en las promesas de asilo vociferadas por la canciller Ángela Merkel.
"Si Europa fracasa en el asunto de los refugiados, su cercana conexión con los derechos civiles
universales quedará destruida", decía una Merkel pletórica que promovía a su país
"económicamente sano y fuerte" como la tierra prometida que planteaba "hacer lo que sea
necesario" por los miles de desplazados.
"La narrativa política en Alemania ha sido muy distinta de la que se ha escuchado en otros países de
la Unión Europea", señalaba un análisis de la BBC. Pero la retórica duró hasta el domingo. La
editorial del diario Der Spiegel lo confirma amargamente con el titular "se acabó el cuento de
hadas".
Alemania restringió el acceso a inmigrantes por sus fronteras, con lo cual suspendió de facto el
acuerdo de Schengen que permite la libre circulación en Europa. La medida de Berlin fue replicada
casi de inmediato por Hungría, Austria, República Checa, Holanda y Eslovaquia.
La promesa de Merkel de recibir a unos 800.000 solicitantes de asilo fue contravenida por su súbita
orden de reforzar las zonas limítrofes, un cambio de discurso que el ministro de interior de ese país
intentó justificar bajo el argumento de que los refugiados "no pueden elegir los estados en los que
buscan protección".
El llamado parece ser un reproche soterrado a Grecia, a cuyas costas han llegado más de 340.991
inmigrantes, del total de 464.879 registrados este año por la OIM. Sin embargo, la mayoría de los
refugiados que toca suelo griego continúa su ruta hacia el norte de Europa, especialmente a
Alemania.
El lunes, en Bruselas, el titular de Interior alemán, Thomas de Mazière, incluso planteó aplicar
"medidas" en contra de los países que se nieguen a acoger a los refugiados como acciones de
"presión". La propuesta fue secundada por el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude
Juncker.
El portavoz de Merkel ha tratado de apaciguar las duras críticas a las medidas, con el argumento de
que se trata de controles "provisionales".
Próxima cumbre
Ante la ausencia de un acuerdo, Berlin y Viena han pedido al presidente del Consejo Europeo,
Donald Tusk, que convoque a una cumbre extraordinaria de la UE la semana próxima, informó Efe.
Merkel defendió nuevamente el cierre de sus fronteras al argüir que se trata de "mejorar" el registro
de los solicitantes de asilo "por razones de seguridad", mientras su homólogo austríaco, Werner
Faymann, insistió en aplicar "medidas de presión" en contra de los países que se niegan a aceptar la
política de cuotas.
Faymann defendió la coerción económica porque, a su juicio, Alemania y Austria son "contribuyentes
netos" que pueden "analizar" los recursos financieros que reciben sus socios.
En medio de la crisis de los refugiados, que se suma al desalentador panorama económico, las
declaraciones que emitiera ayer el ministro de interior italiano, Angelino Alfano, advierten el temor
inmediato de los gobiernos de la UE: "Están en juego el derecho a la libre circulación y la política
común de asilo (...) Estamos trabajando para evitar la quiebra política de Europa".
Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)
Descargar