Circulación extracorpórea y corazón latiendo

Anuncio
408
Circulación extracorpórea...
Perafán y cols.
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
CIRUGÍA CARDIOVASCULAR DEL ADULTO - TRABAJOS LIBRES
Circulación extracorpórea y corazón latiendo.
Una técnica quirúrgica prometedora para la
cirugía valvular y el cierre de defectos septales
Sergio Perafán, MD.; Luis E. Parra, MD.; Cristina de Viveros, RN; Roberto Díaz del Castillo, MD.; Horacio Ruiz, MD.; Benjamín
Narváez, MD.; Hugo Medina, MD;. Adriana Cruz, MD.; Luz Stella Jiménez, RN; Argenis Quintero, RN
Cali, Colombia.
En el mundo occidental, el uso de la circulación extracorpórea continúa siendo el medio más
seguro y eficaz para realizar la cirugía de las válvulas cardíacas y el cierre de los defectos septales. De
igual forma, se ha estimado que el arresto cardíaco con soluciones cardiopléjicas, es el mejor método
para realizar esta clase de cirugías. Sin embargo, pese a las facilidades quirúrgicas que ofrece el
período de isquemia con cardioplejía, el daño que éste y la reperfusión añaden a un corazón ya de por
si insuficiente, continúa siendo un problema sin resolver.
Es probable que poco se pueda hacer para evitar el uso de la circulación extracorpórea en estos
casos, pero sí se pueden evitar la isquemia miocárdica y el arresto cardíaco.
Tomando como base los reportes anteriores y los avances en la circulación extracorpórea y en la
fisiología cardíaca y coronaria, se ha desarrollado en la clínica Nuestra Señora de los Remedios de la
ciudad de Cali, una técnica quirúrgica para cirugía valvular y cierre de los defectos septales, con el
corazón latiendo en circulación extracorpórea, con clampeo aórtico y perfusión sanguínea continua en
forma anterógrada por la raíz de la aorta o retrógrada a través del seno coronario.
En este artículo se describen los procedimientos y se presentan los resultados obtenidos en los
doce pacientes iniciales. Igualmente, se discuten sus ventajas e inconvenientes y se hacen conclusiones con expectativas futuras.
In the western world extracorporeal circulation continues being the safest and the most efficient way
for performing cardiac valve surgery and septal defects closure. Likewise, it has been estimated that
cardiac arrest by cardioplegic solutions is the best method to undergo these surgeries. Nevertheless,
although cardioplegia offers surgical facilities during the ischemic period, the damage produced by the
cardioplegia and plus the reperfusion add to an already insufficient heart is still an unsolved problem.
Probably there is not much that can be done in order to avoid the use of extracorporeal circulation in
these cases, but we can avoid the myocardial ischemia and the cardiac arrest.
Based on previous reports and on the advances in extracorporeal circulation and cardiac and coronary
physiology, in the Nuestra Señora de los Remedios Clinic (Cali), a surgical technique for valve surgery
and septal defects closure with beating heart in extracorporeal circulation under aortic clamp and
continuous anterior blood perfusion through the aortic root or retrograde through the coronary sinus,
has been developped.
We describe the procedures and present the results obtained from twelve initial patients. Their
adventages and inconviniences are likewise discussed and conclusions and future expentancies are
made as well.
(Rev. Col. Cardiol. 2003; 10: 408-413)
Servicio de Cirugía Cardiovascular. Clínica Nuestra Señora de los Remedios, Cali, Colombia.
Correspondencia: Sergio Perafán, MD. Servicio de Cirugía Cardiovascular, Clínica
Nuestra Señora de los Remedios, Calle 25 No. 2N-57, Consultorio: 401, Cali, Colombia.
Revista Colombiana de Cardiología
Julio/Agosto 2003
Introducción
Aunque la cirugía valvular con el corazón latiendo fue
abandonada hace más de treinta años, los motivos que
fueron aducidos en aquel entonces (1) pueden ser hoy,
al menos discutidos.
Es indudable que la aparición de la cardioplejía
simplificó la técnica quirúrgica, pero le agregó al corazón enfermo valvular un período de isquemia para el
que no estaba preparado. Aún así, en la cirugía cardíaca se continuó utilizando la cardioplejía como método
de protección miocárdica, tratando de mejorar sus
componentes día a día, para producir el menor daño
posible al inducir el paro despolarizante e isquémico y su
consecuente fenómeno de reperfusión.
Los avances en los dispositivos y en las técnicas de
circulación extracorpórea, en la fisiología cardíaca y
coronaria, en la farmacocinética de las sustancias con
acciones cardiovasculares y en las técnicas quirúrgicas
hacen pensar nuevamente en que puede ser menos
deletéreo y más fisiológico, operar un corazón "enfermo"
latiendo descargado y alimentado por su propia sangre, que sometiéndolo a una isquemia transitoria.
Recientemente, Matsumoto et al (2) en su publicación
acerca de la cirugía valvular con el corazón latiendo, con
perfusión sanguínea retrógrada continua a través del seno
coronario, abrió de nuevo una luz hacia el rescate de una
técnica que hoy parece ser más prometedora que en sus
inicios, tanto en protección miocárdica como en facilidad
quirúrgica, haciendo especial énfasis en su utilidad para
la realización de plastias de la válvula mitral.
Aquí se reporta nuestra experiencia inicial en la
cirugía valvular y de cierre de defectos septales con el
corazón latiendo, utilizando la circulación extracorpórea
y la perfusión sanguínea continua anterógrada por la
raíz de la aorta o retrógrada por el seno coronario.
Pacientes y métodos
Se definieron dos grupos de pacientes. En el primer
grupo se incluyeron cuatro pacientes iniciales: 1. Mujer con
doble lesión mitral severa, insuficiencia tricuspídea severa y
clase funcional III de la NYHA. 2. Varón con doble lesión
aórtica severa, insuficiencia mitral severa y clase funcional
III - IV. 3. Varón con doble lesión aórtica severa, insuficiencia
mitral severa y clase funcional II - III. 4. Varón con comunicación interauricular tipo ostium secundum y clase funcional
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
409
I - II. La edad varió entre 4 y 60 años con una media de 37.7
años. La fracción de eyección varió entre 25% y 60%, con
un promedio de 45.5%.
Técnica quirúrgica
Los pacientes 1, 2 y 3 fueron intervenidos mediante
esternotomía media, canulación bicava - aorta ascendente. A la salida de la línea arterial se les empató en «Y»
una línea de ¼ (perfusato) la cual fue pasada a través
de un cabezal de perfusión. Se llevó a cabo circulación
extracorpórea con temperatura entre 35°C y 36°C
nasofaríngea.
Se hizo apertura de la aurícula derecha paralela al
surco aurículo-ventricular. Se realizó bolsa de tabaco
alrededor del ostium del seno coronario con prolene
4/0 e introducción de la cánula retrógrada. Se infló el
manguito de la cánula y se fijó la misma apretando la
bolsa de tabaco mediante torniquete. Se conectó la luz
principal de la cánula al perfusato para la perfusión
sanguínea, y por la luz secundaria de la cánula se
conectó una extensión para medir la presión de perfusión directamente en el seno coronario. Se colocó cánula
de aspiración en la raíz aórtica; se clampeó la aorta y se
inició la perfusión retrógrada a 300 mL/min. El volumen
de la perfusión retrógrada varió en todos los casos
debido a las altas presiones que se registraron en el seno
coronario ( 90 mm Hg - 150 mm Hg) a pesar de la
infusión directa de milrinone a 0,5 µg/kg/min, llegando
a disminuir hasta 150 mL/min logrando una presión de
perfusión de 60 mm Hg - 80 mm Hg.
Los procedimientos se realizaron según la técnica
habitual:
Paciente 1: cambio valvular mitral más anuloplastia
tricuspídea de De Vega.
Paciente 2: cambio valvular mitral y aórtico.
Paciente 3: cambio valvular mitral y aórtico.
Para los cambios valvulares aórticos se utilizó una
línea de aspiración en la aurícula izquierda.
El paciente 4 fue intervenido de manera similar a los
anteriores, pero conectando el perfusato a la luz principal de la cánula de la raíz aórtica (cánula para
cardioplejía anterógrada) para la perfusión sanguínea
anterógrada y conectando a la luz secundaria una
extensión para medir directamente la presión de perfu-
410
Circulación extracorpórea...
Perafán y cols.
sión. El flujo anterógrado por la raíz de aorta antes de
la colocación del clamp aórtico, fue de 50 mL/min. Se
realizó cierre directo de la comunicación interauricular
con prolene 4/0 en dos planos.
En el segundo grupo de pacientes se incluyeron ocho
pacientes después de analizar lo ocurrido con los
pacientes iniciales, de sacar conclusiones y de definir el
procedimiento a seguir. Estos pacientes fueron: 4 comunicaciones interauriculares, clase funcional I -II; 1 comunicación interventricular, clase funcional II; 3 insuficiencias valvulares aórticas severas, clase funcional II - III y
una estenosis mitral severa, clase funcional III. La edad
osciló entre 11 y 58 años, con una media de 32.5 años.
La fracción de eyección fue de 45% a 60%, con un
promedio de 51.2%.
Técnica quirúrgica
Para las comunicaciones interauriculares e interventricular, se utilizó el mismo procedimiento que para el
paciente 4. En las insuficiencias valvulares aórticas, se
utilizó el mismo procedimiento que en los pacientes 1, 2
y 3. En la estenosis mitral se utilizó sólo una cánula cavoatrial para drenaje venoso y perfusión sanguínea anterógrada por la raíz de la aorta, de igual forma que la
utilizada para los defectos septales.
La gran variación en el procedimiento entre estos
pacientes y los iniciales, fue que el flujo de perfusión
sanguínea que se consideró adecuado, fue el requerido
para mantener una presión de perfusión dentro de la vía
correspondiente: entre 30 mm Hg - 40 mm Hg en la raíz
de la aorta y entre 50 mm Hg - 60 mm Hg en el seno
coronario. Estos flujos variaron entre 20 mL/min - 80 mL/
min para los pacientes con perfusión sanguínea
anterógrada y entre 70 mL/min - 300 mL/min para los
pacientes con perfusión sanguínea retrógrada.
Al iniciar la circulación extracorpórea a todos los
pacientes se les administró una ampolla de metoprolol
5 mg, la cual se repitió cuando fue requerida. No se
administraron inhibidores de la fosfodiesterasa.
Los procedimientos se realizaron de la forma
habitual:
- Tres cierres directos en dos planos de comunicación interauricular.
- Un cierre de comunicación interventricular con
prótesis plana de PTF y cierre directo de comunicación
interauricular.
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
-
Tres cambios de válvula aórtica.
-
Un cambio de válvula mitral.
Durante todos los procedimientos no se observaron
en el monitor cambios electrocardiográficos que insinuaran isquemia, ni se presentaron arritmias. Todos los
pacientes estaban en ritmo sinusal. La frecuencia cardíaca fue variable durante los procedimientos entre 50 y
110 latidos por minuto.
Para este reporte inicial no se consideraron las mediciones de creatinfosfokinasa MB, ni de troponina T,
porque en el estudio de Matsumoto éstas mediciones
fueron ligeramente inferiores a las obtenidas en los
pacientes operados con el uso de cardioplejía.
Mediciones especiales
En un paciente con comunicación interauricular escogido al azar, se realizaron mediciones directas de gases
sanguíneos del perfusato y de la sangre del seno coronario durante el clampeo y después una vez retirado el
clamp aórtico. De la misma manera, en un paciente con
insuficiencia valvular aórtica se realizaron mediciones
directas de gases sanguíneos del perfusato y de la
sangre proveniente por los ostium coronarios.
Resultados
Todas las cirugías fueron realizadas con buena
visibilidad. La adaptación para resecar las válvulas y
luego implantarlas con el corazón latiendo, es razonablemente más difícil que cuando se realiza con el
corazón parado. Sólo en un paciente de los iniciales, se
abandonó el procedimiento por dificultades técnicas,
reconvirtiéndolo a cirugía convencional con infusión de
cardioplejía retrógrada. Los tiempos de circulación
extracorpórea y de clampeo aórtico con perfusión
sanguínea fueron prolongados en los tres primeros
pacientes, con tiempos promedio de 180 minutos y
120 minutos respectivamente. Los tiempos promedio
de circulación extracorpórea y de clampeo aórtico en
los cierres de comunicación interauricular, fueron de 30
y 8 minutos respectivamente, excepto en el que también
se cerró la comunicación interventricular, en el cual el
período de perfusión anterógrada fue de 30 minutos.
Los cuatro restantes (tres insuficiencias aórticas y una
estenosis mitral), tuvieron tiempos promedio de circulación extracorpórea y de clampeo aórtico de 83 y 50
minutos respectivamente.
Revista Colombiana de Cardiología
Julio/Agosto 2003
El paciente 2, quien tenía una fracción de eyección
del 25% y tuvo una bomba prolongada de 205 minutos
con perfusión retrógrada de 132 minutos, desencadenó
una coagulopatía de consumo que requirió múltiples
transfusiones de sangre y derivados, y tres reintervenciones,
una por sangrado, otra por signos de taponamiento y
otra por mediastinitis. A pesar de todas las complicaciones, a los 15 días de la intervención la fracción de
eyección era del 45% y la cardiomegalia se había
reducido a la mitad del tamaño inicial.
En el paciente 3 se abandonó el procedimiento a
corazón latiendo una vez resecado el velo anterior de la
mitral, por encontrarse esta válvula en un campo muy
profundo y con tejidos friables que dificultaron la colocación de las suturas. El anillo aórtico también era friable
por fibrocalcificación del mismo. Este paciente tenía
falla renal crónica previa a la cirugía.
Todos los demás pacientes fueron extubados en la
sala de operaciones y transportados a la unidad de
cuidado intensivo, sin ningún tipo de soporte inotrópico,
comunicaciones interauriculares, y con bajas dosis de
dopamina y norepinefrina para los restantes.
Los análisis de los gases sanguíneos tomados fueron
los siguientes:
- Paciente con comunicación interauricular: perfusato = pH: 7.41 - PCO2: 34.5 mm Hg - PO2: 434 mm
Hg - HCO3: 22 mmol/L - BEecf: -2 mmol/L - SO2:
100%. Seno coronario con clampeo y perfusión anterógrada = pH: 7.41 - PCO2: 36.5 mmHg - PO2: 28 mm
Hg - HCO3: 23 mmol/L - BEecf: -1 mmol/L - SO2: 53%.
Seno coronario post-bomba = pH: 7.39 - PCO2: 36.2
mm Hg - PO2: 26 mm Hg - HCO3: 22 mmol/L - BEecf:
-3 mmol/L - SO2: 49%.
- Paciente con insuficiencia valvular aórtica: perfusato = pH: 7.36 - PCO2: 30.9 mm Hg - PO2: 429 mm Hg HCO3: 18 mmol/L - BEecf: -8 mmol/L - SO2: 100%. Ostium
coronario izquierdo con clampeo y perfusión retrógrada = pH: 7.4 - PCO2: 31.6 mm Hg - PO2: 16 mm Hg HCO3: 20 mmol/L - BEecf: -5 mmol/L - SO2: 23%. Ostium
coronario izquierdo con clampeo y perfusión retrograda,
aumentando el flujo al doble intencionalmente 20 minutos
después = pH: 7.37 - PCO2: 33.7 mm Hg - PO2: 16 mm Hg
- HCO3: 20 mmol/L - BEecf: - 5 mmol/L - SO2: 22%.
Esta medición de gases sanguíneos al azar, muestra
claramente la presencia de metabolismo aeróbico y del
consumo de oxígeno por el miocardio, tanto en la
perfusión sanguínea continua anterógrada como en la
retrógrada.
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
411
No hubo mortalidad y todos los pacientes fueron
dados de alta en buenas condiciones generales.
Discusión
A pesar de los avances en protección miocárdica y en
las diferentes modalidades de cardioplejía, la isquemia
miocárdica y el consecuente fenómeno de reperfusión
continúan teniendo efectos deletéreos sobre el miocardio. Estos efectos, que afortunadamente son transitorios
y recuperables en su mayoría, pueden llevar a daños
irreversibles como la necrosis de miocitos (3) en algunos
casos, que generalmente están relacionados con el
daño miocárdico previo y con el tiempo de isquemia
prolongado. Aunque en teoría la cardioplejía sanguínea normotérmica y enriquecida con sustratos produce
arresto cardíaco « sin isquemia», conservando un metabolismo aeróbico esta modalidad también presenta
edema y disfunción miocárdica (4). Por lo tanto, es
probable que el paro cardíaco por despolarización
diastólica sea un componente importante en el disbalance
de la función miocárdica, que se produce con la
reactivación electroquímica y mecánica del corazón.
Parte importante de este disbalance se debe al escape
de fluidos de la microvasculatura al intersticio que ocurre
con el corazón detenido, y a la disminución en la función
de remoción de estos fluidos por parte de los linfáticos,
produciendo edema importante (5, 6).
Los efectos adversos descritos en el pasado para la
perfusión sanguínea continua con el corazón latiendo
como método de protección miocárdica, han sido rebatidos recientemente con estudios que han demostrado
que con este método hay menos edema miocárdico y se
conserva la función normal del ventrículo izquierdo
después del soporte (7). De igual manera, en el pasado,
se hacía referencia al inconveniente de mantener la
perfusión sanguínea coronaria con la sangre de la
bomba, debido a la hemodilución y a la probabilidad
de la presencia de microémbolos de diferentes clases.
Con las nuevas técnicas de perfusión la probabilidad de
presencia de microémbolos es mínima y de otro modo,
no parece muy lógico que la sangre de la bomba no sea
adecuada para mantener una perfusión coronaria continua, y si sea adecuada para reperfundir y recuperar la
función del corazón después de un período de isquemia.
En la clínica Nuestra Señora de los Remedios se realizaron las cirugías con el corazón latiendo, perfundiendo
continuamente el miocardio en forma anterógrada por la
raíz de la aorta, o retrógrada por el seno coronario.
412
Circulación extracorpórea...
Perafán y cols.
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
Los primeros pacientes se operaron según la técnica
descrita por Matsumoto et al, con perfusión contínua
retrógrada a través del seno coronario, pero se tuvieron
inconvenientes para mantener un flujo de 300 mL/min con
una presión de perfusión de 60 mm Hg. Como no se
conoce cuál es el flujo ideal que debe proporcionarse para
una perfusión retrógrada adecuada, se mantuvo un flujo
entre 70 mL/min - 300 mL/min que permitió mantener una
presión de perfusión entre 60 mm Hg - 80 mm Hg,
coincidiendo con el flujo descrito por Lillehei (8) en el primer
reporte al respecto, en el cual se utilizó un flujo de 125 mL/
min. En la medición de gases sanguíneos realizada en el
paciente valvular aórtico, no se encontró ninguna diferencia significativa en la extracción de oxígeno, ni en el pH, ni
en el bicarbonato, con el incremento de flujo de 70 mL/min
inicial a 140 mL/min veinte minutos después y un incremento ligero de 60 mm Hg a 80 mm Hg. Este resultado insinúa
que muy probablemente el flujo requerido para una
óptima perfusión retrógrada sea el que permita una presión
de perfusión entre 60 mm Hg - 80 mm Hg.
X radio del ventrículo izquierdo (presión del llenado del
ventrículo izquierdo), que representa entre 30% y 40%.
Contractilidad, que representa entre 10% y 15%. Frecuencia cardíaca, que representa aproximadamente el 5%.
Con el corazón latiendo en vacío, el metabolismo basal, el
trabajo externo, la tensión sistólica y la contractilidad, que
son los mayores determinantes del consumo de oxígeno
por el miocardio, están reducidos a sus mínimos valores, y
la mayor regulación del flujo coronario en metabolismo
aeróbico según estudios vigentes, es regida por la adenosina que varía la resistencia coronaria de acuerdo con sus
necesidades, regulando el flujo requerido. Así pues, manteniendo una presión anterógrada de perfusión sanguínea
continua de 30 mm Hg y 40 mm Hg, el miocardio regulará
el flujo requerido. En este estudio éste ha variado entre 20
mL/min - 80 mL/min.
Para determinar cuál debía ser el flujo adecuado para
la perfusión anterógrada por la raíz de la aorta, se recurrió
a los conceptos básicos de perfusión, que resumen que la
presión media de perfusión de la circulación extracorpórea
se acepta entre 30 mm Hg - 40 mm Hg (3) en enfermos
valvulares. Lógicamente, esta es la presión a la que se
perfunden las coronarias del paciente en bomba. Por lo
tanto, el flujo requerido para la perfusión sanguínea
anterógrada, es aquel que permita una presión de perfusión entre 30 mm Hg - 40 mm Hg.
En esta experiencia inicial y a pesar de las complicaciones presentadas en los pacientes ya descritos, se observó
que con esta técnica el destete de la bomba es más fácil y
con menos requerimientos inotrópicos de los necesarios con
la técnica tradicional, usando cardioplejía. De igual forma,
la estancia en cuidado intensivo de los pacientes sin
complicaciones es menor, ya que se recuperan más rápido
y requieren menos soporte farmacológico.
El corazón pesa aproximadamente 350 g o el 0,5% del
peso corporal. El consumo de oxígeno del corazón en
reposo está determinado en 8 mL/ 100 g/min, más o menos
28 mL/min, en un adulto. De otra forma, la hemoglobina de
un paciente normal es 15 g/100 mL y cada gramo transporta 1.36 mL/O2 lo que equivale a 20.4 mLO2/100 mL, lo que
quiere decir que para consumir 28m L/O2/min el corazón en
reposo necesita alrededor de 135 mL/min. También se ha
determinado que con el corazón en bomba, el consumo de
oxígeno es de 5.5 mL /100 g/min, lo que es igual a 19 mL/
O2/min, o sea 91.6 mL/min de flujo coronario, dependiendo del grado de hemodilución.
Los determinantes del consumo miocárdico de oxígeno
del corazón en reposo latiendo (9) son: metabolismo basal,
que representa el 20%, energía de activación, que representa el 1%, trabajo externo (trabajo sistólico = volumen
sistólico X presión aórtica media), que representa el 17%.
Tensión sistólica de la pared = presión sistólica ventricular
Con el corazón latiendo en vacío y las coronarias sanas,
parece ser que la autorregulación coronaria es suficiente
para mantener una perfusión adecuada, sin el uso de
inhibidores de la fosfodiesterasa.
Conclusiones
- Técnicamente la cirugía con el corazón latiendo
es más compleja comparada con la forma tradicional a
corazón parado. Además de la «incomodidad» inicial
de resecar e implantar las válvulas con el corazón
moviéndose, está el aumento en el campo de los dispositivos de perfusión y succión, especialmente en el
cambio valvular aórtico, lo que hace que haya demasiados tubos en el campo.
- Creemos que en los pacientes con calcificaciones
severas de válvulas y/o anillos y en aquellos con disposiciones anatómicas que dificulten la visibilidad y la
estabilidad de las suturas, es obligatorio realizar la
cirugía con el corazón detenido con cardioplejía.
- En general, la visibilidad y la exposición de las
válvulas y los defectos septales con el corazón latiendo
son óptimas. Aunque hay un aumento en el flujo de
sangre en las cavidades, éste es fácilmente evacuado
con la aspiración normal.
Revista Colombiana de Cardiología
Julio/Agosto 2003
- La extracción del aire de las cavidades cardíacas es más
segura con el corazón latiendo, ya que se puede manipular el
llenado de éstas de forma activa. En los cierres de defectos
septales, una vez extraído el aire, se puede retirar el clamp con
seguridad y suturar la aurícula derecha sin problemas.
- Con el corazón latiendo se puede valorar directamente la funcionalidad de la prótesis implantada o de
la plastia realizada. De igual manera, se puede valorar
la efectividad del cierre del defecto septal obturado.
- Una vez terminado el procedimiento a corazón
latiendo, la recuperación de la función miocárdica es
casi inmediata, lo que se traduce en tiempos similares de
bomba y de clampeo aórtico, en comparación con el
uso de cardioplejía.
- Aunque se observó subjetivamente una mejoría
en la recuperación inmediata del corazón, con requerimientos bajos de inotrópicos y con el mantenimiento o
mejoramiento de los trabajos sistólicos de los ventrículos
previos al procedimiento, estas observaciones se deben
volver objetivas mediante estudios comparativos, que
sean significativos estadísticamente. De igual forma, de
manera subjetiva se observó mejor recuperación en
cuidado intensivo y en la evolución en planta previa al
alta con menos necesidades farmacológicas. Obviamente, estas observaciones también deberán ser avaladas por estudios comparativos.
- De momento y con estos resultados iniciales,
parece ser que esta técnica puede tener un futuro
esperanzador en el mejoramiento de la protección
miocárdica. Estudios posteriores deberán ser concluyentes en sus ventajas y desventajas médicas y económicas.
Bibliografía
1. Kirklin JW, Barratt- Boyes BG. Myocardial protection during cardiac surgery with
cardiopulmonary bypass. En: Cardiac Surgery. New York: John Wiley & Sons,
1985. p. 85 - 89.
2. Matsumoto Y, Watanabe G, Endo M, et al. Efficacy and safety of on - pump beating
heart surgery for valvular disease. Ann Thorac Surg 2002; 74(3): 678- 83.
3. Rozo RH, Merchán A, Calderón J, et al. Capítulo XV. En: Cardiología. Santafé
de Bogotá: Sociedad Colombiana de Cardiología, 1999. p. 1194-1197.
4. Mehlhorn U, Allen SJ, Adams DL, et al. Normothermic continuous antegrade
blood cardioplegia does not prevent myocardial edema and cardiac dysfunction.
Circulation 1995; 92: 1940 - 6.
5. Mehlhorn U, Davis KL, Burke EJ, et al. Impact of cardiopulmonary bypass and
cardioplegic arrest on myocardial lymphatic function. Am J Physiol 1995; 268:
H178 - 83.
6. Allen SJ. The pathophysiology of myocardial edema. Principles of myocardial fluid
balance. Curr Opin Anesthesiol 1994; 7: 12 - 7.
7. Mehlhorn U, Allen SJ, Adams DL, et al. Cardiac surgical conditions induced by
B-Blockade: effect on myocardial fluid balance. Ann of Thorac Surg 1996; 62(1):
143 - 50.
8. Lillehei CW, DeWall RA, Gott VL, et al. The direct vision correction of calcific aortic
stenosis by means of a pump-oxygenator and retrograde coronary sinus perfusion.
Disease of the Chest 1956; 30: 123 - 31.
9. Chung D. Flujo sanguíneo coronario y actividad miocárdica. En: Anestesia en
Pacientes con Cardiopatía Isquémica. Salvat 1984. p. 11 - 28.
Vol. 10 No. 7
ISSN 0120-5633
413
Descargar