Viernes 27 de julio de 2007 l Heraldo de Aragón 24 l TRIBUNA HERALDO DE ARAGON DIARIO INDEPENDIENTE FUNDADO EN 1895 • Año CXIII La firma l El dragado del Ebro en Zaragoza para permitir el paso de embarcaciones turísticas sería perjudicial para el río y poco acorde con el lema de la Expo. Por Alfredo Ollero, Francisco Comín, Diego García de Jalón y Marta González del Tánago Hacia la destrucción del Ebro Impulso a la autovía Mudéjar Los tres nuevos tramos que se incorporan ahora a la autovía Mudéjar son un decisivo impulso a este proyecto que va configurando lentamente el anhelado y fundamental eje que articulará Aragón de norte a sur. Urge que los casi 28 kilómetros que aún faltan para completarlo entre Teruel y Zaragoza se hagan con diligencia H ACE una docena de años se inició uno de los empeños viales más necesarios para la vertebración del territorio aragonés: el que uniría Zaragoza con Teruel, una autovía que, además, por el norte se prolongará hasta Somport (Huesca), y, por el sur, hasta Sagunto, de la que faltan solo unos kilómetros, en el trazado de la A-23. Esta autovía, que solucionará la insoportable y tan dañina incomunicación entre Zaragoza y Teruel, se bautizó con el significativo apellido de Mudéjar. A su inauguración se le dio la solemnidad que merecía iniciativa tan deseada y, tras ella, empezaron a cumplirse las esperanzas de un pronto acabamiento que viniera a suplir esa vergonzosa y perjudicial carencia de la red vial del Estado en Aragón, no la única, pero acaso la más notoria y censurable, pues ha tenido condenada a Teruel a un redoblado aislamiento durante largo tiempo. Han hecho falta doce años para construir 120 kilómetros del trayecto, una vez concluidos los tres últimos tramos que estaban en obras: los que formaban el trazado Torrubia-Paniza-Mainar-Romanos. Es un ritmo que debe y puede mejorar, para no remitir a las calendas griegas los 27,8 kilómetros que corresponden al tramo Calamocha-Romanos y que aún faltan para concluir el programa. No se demoran tanto obras más complejas y costosas cuando el interés político les asigna prioridad. Y, a la vista de la parálisis de las comunicaciones de Aragón con Francia, es exigible que al menos esta comunicación interna del Pirineo con el Mediterráneo la encare Fomento con alguna dosis de entusiasmo, a ser posible, perceptible. Matar el Tour C ON la expulsión de Vinokourov y la retirada de Rasmussen, un año más el Tour de Francia se ve marcado por vergonzosos escándalos relacionados con el dopaje. Desde que, en 1998, estalló el “caso Festina”, el Tour se ha visto envuelto en una espiral que parece sin fin y que ha deteriorado muy seriamente el prestigio de una gran prueba deportiva –eso fue en su origen– y uno de los grandes espectáculos del mundo. Todos sus vencedores desde 1996 (Riis, Ulrich, Pantani, Armstrong y Landis) se han visto implicados en casos de dopaje. La sospecha del juego sucio planea desde hace demasiados años sobre el ciclismo en general. El uso de drogas y de técnicas de ‘ingeniería fisiológica’ para incrementar el rendimiento del corredor debe ser combatido, pues altera indebida e injustamente los resultados, perjudica la salud de los deportistas, pone en riesgo sus vidas en ocasiones y anula el valor educativo y ejemplar que el deporte debe transmitir a los más jóvenes. El ciclismo, especialmente esforzado, ha sido por eso mismo capaz de cautivar la atención de millones de espectadores con las hazañas de sus héroes. Pero las técnicas de dopaje introducidas en los años noventa, que logran mejoras del rendimiento hasta en un 30%, lo están desnaturalizando y lo privan de su poder de convocatoria. El Tour está tocado seriamente y, si se hunde del todo en el oprobio, ni el ciclismo ni el deporte en general saldrán indemnes. I+G N O se debe permitir el dragado propuesto para ir en barca por un trocito del Ebro en Zaragoza. Como científicos que conocemos e investigamos nuestros ríos y como expertos en restauración fluvial no admitimos que los ríos se sigan destrozando. El Ebro no es ni debe ser un canal de navegación. El dragado propuesto ahora, desde el Puente de Piedra hasta el embarcadero de la Expo en Ranillas, demuestra claramente la insostenibilidad del azud y de las embarcaciones previstas. El azud, muy negativo para el río, era y es prescindible, y si se quería ir por el río se tenía que haber pensado en embarcaciones de poco calado. El dragado de 8.500 m3 provocará alteraciones geomorfológicas en el cauce. El canal que se cree, de 15 m de ancho y 1,2 m de profundidad, habrá que mantenerlo con continuos dragados, ya que cada crecida o episodio de aguas altas volverá a colocar las gravas en su sitio. Será también insostenible económicamente. En fin, una chapuza más que sumar a las eliminaciones abusivas de vegetación natural, a las erosiones y sedimentaciones provocadas por la mal planificada construcción del puente del Tercer Milenio, a los múltiples destrozos justificados por las prisas para llegar a tiempo al evento. Los científicos lo dijimos y lo decimos claro. Y las autoridades y políticos responsables no deberían admitirlo. El azud y el dragado van a suponer el mal estado ecológico del Ebro a su paso por Zaragoza. En Europa estas cosas van en la dirección opuesta y aquí no se deberían permitir estas actuaciones insostenibles, que incumplen la Directiva del Agua y son contrarias a los objetivos del PORN del Ebro y del Plan de Conservación de la ‘Margaritifera auricularia’. Muchos seres vivos van a ser afectados negativamente y otros, invasores y perjudiciales para la salud humana, se verán favorecidos a causa de estas actuaciones. El Ebro en su conjunto y en buen estado de conservación es un patrimonio natural que debemos defender y conservar, porque cumple funciones y nos da servicios mucho más valiosos “El azud, muy negativo para el río, era y es prescindible, y si se quería ir por el río había que haber pensado en barcos de poco calado” “El Ebro en su conjunto y en buen estado de conservación es un patrimonio natural que debemos defender y conservar” que la limitada navegación por un tramo de pocos kilómetros. Se debe dar ejemplo y contemplar el río en su unidad de cuenca y no permitir que la excusa de las prisas o la corta perspectiva sirvan de mal ejemplo de gestión fluvial. El Gobierno de Aragón, en su escasa competencia en estos asuntos, ha informado favorablemente la solicitud nada documentada de dragado. Y con esto se invalida a sí mismo para tener mayores competencias. La Confederación Hidrográfica del Ebro también ha dado el visto bueno, no haciendo valer su autoridad en el dominio público hidráulico en el sentido de protegerlo y dar ejemplo para el resto de la cuenca. Aquí no valen intereses políticos o de imagen. O se sigue el camino marcado por la Directiva Marco del Agua y los criterios de gestión unitaria de la cuenca o se queda inhabilitado técnica y moralmente para cualquier propuesta, incluido el Plan de Cuenca. La Expo 2008 podría haber sido el estímulo del primer gran proyecto de restauración fluvial en Europa. Sin embargo, las escolleras, presas y dragados del Ebro harán que se inaugure bajo el lema “Cómo utilizar el agua para el desarrollo insostenible”. Una gran oportunidad perdida. Esperemos que pronto aprendamos a valorar y respetar nuestros ríos y comencemos a restaurarlos. Alfredo Ollero Ojeda, de la Universidad de Zaragoza; Francisco Comín Sebastián, del Instituto Pirenaico de EcologíaCSIC; y Diego García de Jalón Lastra y Marta González del Tánago del Río, de la Universidad Politécnica de Madrid