Psicoanálisis: Sigmund Freud

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Freud, Sigmund (1856−1939), médico y neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis.
Freud nació en Freiberg (actual Príbor, República Checa), el 6 de mayo de 1856 y se educó en la Universidad
de Viena. Cuando apenas tenía tres años, su familia, huyendo de los disturbios antisemitas que entonces se
producían en Freiberg, se trasladó a Leipzig. Poco tiempo después, la familia se instaló en Viena, donde Freud
residió la mayor parte de su vida.
Aunque su ambición desde niño había sido dedicarse al ejercicio del derecho, Freud se decidió a estudiar
medicina justo antes de entrar en la Universidad de Viena en 1873. Inspirado por las investigaciones
científicas del poeta alemán Goethe, sintió un vehemente deseo de estudiar ciencias naturales y de resolver
alguno de los retos que en aquel momento afrontaban los investigadores de su tiempo.
Ya durante el tercer curso, Freud comenzó a investigar sobre el sistema nervioso central de los invertebrados,
en el laboratorio de fisiología que dirigía el médico alemán Ernst Wilhelm von Brücke. Estas investigaciones
neurológicas fueron tan absorbentes que Freud descuidó sus obligaciones académicas, permaneciendo en la
facultad tres años más de lo habitual antes de obtener su licenciatura en Medicina.
En 1881, después de cumplir un año de servicio militar obligatorio, finalizó su licenciatura. Sin embargo, no
quiso abandonar el trabajo experimental y permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de
fisiología. En 1883, presionado por Brücke, se vio obligado a abandonar la investigación teórica.
Así, Freud estuvo tres años en el Hospital General de Viena, dedicándose sucesivamente a la psiquiatría, la
dermatología y los trastornos nerviosos. En 1885, tras su designación como profesor adjunto de
Neuropatología en la Universidad de Viena, dejó su trabajo en el hospital. A finales del mismo año, recibiría
una beca del gobierno para estudiar en París diecinueve semanas junto al neurólogo Jean Charcot, que a la
sazón trabajaba en el tratamiento de ciertos transtornos mentales mediante la hipnosis, en el manicomio de
Salpêtrière del que era director. Los estudios de Freud con Charcot, centrados en la histeria, encauzarían
definitivamente sus intereses hacia la psicopatología, el estudio científico de los trastornos mentales.
En 1886 Freud se estableció como médico privado en Viena, especializándose en los trastornos nerviosos.
Sufrió una fuerte oposición de la clase médica vienesa por su defensa del punto de vista de Charcot sobre la
histeria y el uso de la hipnosis, entonces considerados como enfoques poco ortodoxos. El enfrentamiento
resultante retrasó la aceptación de sus hallazgos posteriores sobre el origen de las neurosis.
Los comienzos del psicoanálisis
El primer trabajo publicado de Freud sobre psicopatología, Sobre la afasia, apareció en 1891; era un estudio
de este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se
pierde como consecuencia de una enfermedad orgánica en el cerebro. Su último trabajo sobre neurología, el
artículo, `Parálisis cerebrales infantiles', fue escrito para una enciclopedia en 1897 sólo por la insistencia del
editor, porque en aquel momento Freud estaba más ocupado en las explicaciones psicológicas de las
enfermedades mentales que en las fisiológicas. Sus trabajos posteriores se inscriben enteramente en ese
terreno, que él mismo había bautizado como psicoanálisis en 1896.
Esta nueva orientación de Freud se dio a conocer por vez primera en su trabajo Estudios sobre la histeria
(1893 ), elaborado en colaboración con el médico vienés Josef Breuer, que dos años después se publicaría con
mayor extensión. Se consideraban los síntomas de la histeria como manifestaciones de energía emocional no
descargada, asociada con traumas psíquicos olvidados. El procedimiento terapeútico consistía en sumir al
paciente en un estado hipnótico, para forzarle a recordar y revivir la experiencia traumática origen del
trastorno, con lo que se descargarían por catarsis las emociones causantes de los síntomas. La publicación de
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esta obra marcó el comienzo de la teoría psicoanalítica, formulada sobre la base de las observaciones clínicas.
Durante el periodo de 1895 a 1900, Freud desarrolló muchos de los conceptos posteriormente incorporados
tanto a la práctica como a la doctrina psicoanalítica. Poco después de la publicación de los estudios sobre la
histeria, Freud abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento catártico, para reemplazarlo por la
investigación del curso espontáneo de pensamientos del paciente llamado asociación libre, como método
idóneo para comprender los procesos mentales inconscientes que están en la raíz de los trastornos neuróticos.
En sus observaciones clínicas, Freud halló evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la
resistencia, describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace inaccesible a la mente
consciente el recuerdo de hechos dolorosos o traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente contra la
accesibilidad a la consciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se deriva.
Freud propuso seguir el curso de los procesos inconscientes, usando las asociaciones libres del paciente como
guía para interpretar los sueños y los lapsus en el lenguaje (además de chistes, actos fallidos, etc). Mediante el
análisis de los sueños llegó a sus teorías sobre la sexualidad infantil y el complejo de Edipo, que explicaría el
apego del niño al progenitor del sexo contrario, junto con los sentimientos hostiles hacia el del propio sexo
(considerado en principio un rival). Estos planteamientos, que hacían hincapié en la base biológica del
comportamiento humano particularmente el sexo y la agresividad, fueron muy controvertidos.
En estos años, desarrolló también la teoría de la transferencia, proceso por el que las actitudes emocionales,
establecidas originalmente hacia las figuras de los padres durante la infancia, son transferidas en la vida adulta
a otros personajes (maestros, autoridades, jefes, el propio psicoanalista, etc). El final de este periodo viene
marcado por la aparición de su obra más importante, La interpretación de los sueños (1900 primera edición,
que posteriormente el mismo Freud ampliaría). En ella analiza (además de algunos sueños de sus pacientes,
amigos, hijos, e incluso de personajes famosos) muchos de sus propios sueños, registrados durante tres años
de autoanálisis iniciados en 1897. Este trabajo expone todos los conceptos fundamentales en que se asientan la
teoría y la técnica psicoanalítica.
En 1902 Freud fue nombrado profesor titular de la Universidad de Viena. Este honor no era, sin embargo,
debido al reconocimiento de sus aportaciones, sino como resultado de los esfuerzos de un paciente con
influencias. El mundo médico todavía contemplaba su trabajo con hostilidad, y sus siguientes escritos,
Psicopatología de la vida cotidiana (1904) y Tres ensayos para una teoría sexual (1905), no hicieron más que
aumentar este antagonismo. Como consecuencia, Freud continuó trabajando virtualmente solo, en lo que él
mismo denominó "una espléndida soledad ".
Sin embargo, hacia 1906, Freud contaba ya con un reducido número de alumnos y seguidores destacando los
psiquiatras austriacos William Stekel y Alfred Adler,el psicólogo austriaco Otto Rank, el psiquiatra
estadounidense Abraham Brill, y los psiquiatras suizos Eugen Bleuler y Carl Jung, además del húngaro
Sándor Ferenczi, que se unió al grupo en 1908.
Reconocimiento internacional
El creciente reconocimiento del movimiento psicoanalítico hizo posible crear en 1910 una organización de
ámbito mundial denominada Asociación Psicoanalítica Internacional. Mientras el movimiento se extendía,
ganando adeptos en Europa y Estados Unidos, Freud estaba preocupado por las disensiones aparecidas entre
los componentes de su círculo original, sobre todo las de Adler y Jung, cada uno de los cuales desarrolló una
base teórica diferente en desacuerdo con la tesis de Freud sobre el origen sexual de las neurosis. Freud se
enfrentó a estas posturas desarrollando sus conceptos básicos y sus puntos de vista en publicaciones y
conferencias.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, Freud abandonó casi la observación clínica y se concentró en la
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aplicación de sus teorías a la interpretación psicoanalítica de fenómenos sociales, como la religión, la
mitología, el arte, la literatura, el orden social o la propia guerra. En 1923 se le detectó un cáncer en la
mandíbula que precisó de un tratamiento constante y doloroso, por el que tuvo que someterse a varias
operaciones quirúrgicas. A pesar de estos sufrimientos, continuó su actividad durante los dieciseis años
siguientes, escribiendo principalmente sobre asuntos filosóficos o culturales.
Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, Freud se trasladó con su familia a Londres, donde falleció el 23
de septiembre de 1939.
La principal contribución de Freud fue la creación de un enfoque radicalmente nuevo en la comprensión de la
personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo inconsciente. Además, fundó una nueva
disciplina médica y formuló procedimientos terapeúticos básicos que, más o menos modificados aún se
aplican, en el tratamiento mediante psicoterapia de las neurosis (y, parcialmente, de las psicosis). Aunque
nunca conoció en vida un reconocimiento unánime, y ha sido a menudo cuestionado desde entonces, Freud es
indudablemente uno de los grandes pensadores del mundo contemporáneo.
Entre otros de sus trabajos habría que destacar Tótem y Tabú (1913), Más allá del principio del placer (1920),
Psicología de masas (1920), El yo y el ello (1923), El malestar en la cultura (1930), El porvenir de una
ilusión (1927), Introducción al psicoanálisis (1933), y Moisés y el monoteísmo (1939).
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