EL EXISTENCIALISMO.

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TRABAJO DE FILOSOFIA “EL EXISTENCIALISMO”
I.E.D JULIO FLORES “J.M”
AREA DE FILOSOFIA Y DERECHOS HUMANOS
BOGOTA D.C
2008-11-10
TRABAJO DE FILOSOFIA “EL EXISTENCIALISMO”
PROFESOR/A:
JOSE ANTONIO ROBAYO
I.E.D JULIO FLORES “J.M”
AREA DE FILOSOFIA Y DERECHOS HUMANOS
BOGOTA D.C
2008-11-10
OBJETIVOS
1. Conocer los aspectos importantes del existencialismo
2. Conocer los autores más importantes y precursores del existencialismo
3. Aprender y conocer cada una de las características del existencialismo
4. Aplicar a nuestras vidas los pensamientos de cada uno de los autores
5. Aprender de las actividades que nos dejan
6. Comprender el mensaje que nos deja este libro del existencialismo
7. Dar a conocer nuestras opiniones respecto al tema dado
HISTORIA DE LA FILOSOFIA
TEMA #18
EL EXISTENCIALISMO
EL EXISTENCIALISMO:
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCION…
5
1. CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS Y PROBLEMÁTICA DEL HOMBRE DEL SIGLO XX
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1.1 Periodo de las dos guerras mundiales y de la postguerra
1.2 Problemática existencial del hombre del siglo XX
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2. CARACTERISITCAS DEL EXISTENCIALISMO
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3. SOREN KIERKEGAARD: PRECURSOR DEL EXISTENCIALISMO
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3.1 Exigencia de interioridad
3.2 Estadios de realización del hombre
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4. MARTIN HEIDEGGER
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4.1 vida y obras
4.2 Pensamiento de Heidegger
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4.2.1 Análisis de la existencia:
a) Dasein
b) Ser-en-el-mundo
c) Cuidado
d) Existencia autentica
e) Temporalidad
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4.2.2 Análisis del ser
4.2.3 Critica de la metafísica occidental
4.2.4 La técnica, fase final de la metafísica
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5. JEAN-PAUL-SARTRE
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5.1 Vida y obras
5.2 Aspectos principales de su filosofía
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5.2.1 El existencialismo de Sartre
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a) La conciencia: “Ser-para-si”
b) El objeto: “Ser-en-si”
c) La existencia
d) La libertad
e) El hombre (yo)
f) Los otros “La intersubjetividad”
g) Dios
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5.2.2 Marxismo-existencialismo
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a) La dialéctica
b) La serie y el grupo
c) El poder político
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6. ACTIVIDADES
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INTRODUCCION
El existencialismo es una corriente filosófica que está orientada como reacción contra el
pesimismo, escepticismo, relativismo, realismo e inconformismo, propios del periodo entre
las dos guerras mundiales y algunos años posteriores a ellas.
Ante las cuantiosas pérdidas de vidas humanas (cerca de 52 millones de muertos en
ambas guerras) parece como que el hombre no vale nada. Por otra parte, los adelantos
de la ciencia y de la tecnología, la industrialización creciente, van deshumanizando,
alienando, a los trabajadores de toda índole que se convierten en tornillos del engranaje
industrial de la sociedad de consumo. Pero sobre todo la crisis económica, política y
espiritual que siguió a las guerras fue factor decisivo en el hundimiento de los valores
humanos.
Todo estos hace que el pensamiento gire en torno a los grandes interrogantes del ser
humano: ¿Qué sentido tiene la existencia? ¿Qué valor se le confiere a la vida humana?
¿Cuál es el presente del hombre europeo destrozado? Lo primero que hace la filosofía
existencial (o, mejor dicho, el hombre que piensa y vive existencialmente) en negarse a
reducir su ser humano, su personalidad, a una entidad cualquiera. El hombre no es un
“ente” abstracto, sino que es un “existente concreto”. Su ser es un constituirse a sí mismo,
no un producto de las circunstancias científicas, políticas o económicas.
Por lo tanto, esta filosofía abarca la comprensión del ser; comprensión para lo histórico y
lo singular del hombre, en oposición a las filosofías de las esencias estáticas y
esquemáticas, en clara rebeldía contra la metafísica tradicional del ser abstracto y
conceptual. Ya no interesa la “esencia” del hombre; la que interesa, es su “existencia” real
y concreta. “La existencia antes que la esencia”.
Los existencialistas abordan en su pensamiento al sentir de la mayoría de los hombres
europeos; se plantean los problemas del hombre concreto, los concernientes:
Al sentido último de la existencia,
Al sentido de la vida,
Al destino del hombre,
A la autenticidad, a la elección, al compromiso
Al modo de estar en el mundo,
A la libertad, a la muerte, etc.
De ahí que el existencialismo llego a impregnar de tal modo la conciencia de los hombres
que, como recoge Sartre en su obra el existencialismo es un humanismo, se convirtió
en moda con sus propias manifestaciones sociológicas en todos los campos de la
actividad humana: “no había dificultad alguna en declararse ‘existencialista’ porque la
palabra había tomado tal amplitud y tal extensión que abarcándolo todo ya no significaba
absolutamente nada”.
1. CIRCUNTANCIAS HISTORICAS Y PROBLEMÁTICA EXISTENCIAL DEL HOMBRE
DEL SIGLO XX
1.1Circunstancias históricas
a) Periodo de las dos guerras mundiales
La filosofía existencial es producto de una situación social y cultural de crisis profunda, a
consecuencia de la terrible ola de violencia y destrucción originada por las dos guerras
mundiales. La primera guerra mundial (1914-1918) había costado 10 millones de vidas
humanas, y la segunda (1936-1945), cerca de 45 millones.
Si la primera aumentó considerablemente la capacidad destructiva del hombre con la
máquina de combate, la segunda la llevo a extremos definitivos, con artefactos nucleares,
que se lanzaron más que sobre objetivos militares sobre objetivos civiles.
Este sangriento holocausto origino una inmensa crisis de conciencia y de valores;
patentizo el drama de la muerte y de la angustia del hombre; desencadeno y puso en
primer plano la reflexión sobre el sentido de la existencia.
b) La postguerra: crisis sociopolítica
El fin de la segunda guerra mundial señala el comienzo de una época histórica que cubre
la parte central del siglo XX hasta nuestros días. La situación mundial experimenta una
especie de cataclismo: unos cambios profundos, violentos y rápidos, que afectan tanto a
las estructuras sociales como a las políticas y económicas.
Como advierte Sartre: “la guerra, esa guerra, ha terminado, pero el porvenir sigue sin
estar seguro, nadie garantiza que no seguirán otras”.
De hecho, tras la victoria de los aliados surgió una nueva tensión internacional, la de los
“bloques” y la “guerra fría”, capitaneados por EE.UU, y la URSS, quienes para defender
sus respectivos intereses y sus antagónicos modelos de sociedad, se habían repartido el
planeta.
Ante la necesidad de superar la crisis, a nivel ideológico se formulan filosofías que
intentan devolver al hombre el sentido de la confianza y seguridad perdidos, con el fin de
alcanzar esa realidad de humanidad feliz a que aspira todo ser humano, tanto material
como espiritual.
El mundo de la postguerra intenta establecer la paz y la dignidad humana a escala
mundial; después de muchos intentos, una serie de países se reúnen y logran formar la
Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1945, y asi dan esperanza a la humanidad
frente a la caótica realidad que estaba viviendo. Más tarde, en 1948, cincuenta y un
países logran ponerse de acuerdo y formulan el decálogo de la dignidad humana: la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
1.2 Problemática existencial del hombre
Ante esta situación el hombre fue perdiendo sus ilusiones hasta quedar totalmente
abandonado, sumido en sus propias fuerzas, como señala Sartre: “fue comprendiendo
finalmente que solo podía confiar en el mismo”. Lo ideal, lo absoluto, lo perfecto, aparecen
como categorías que se habían vaciado de contenido.
La desconfianza y el escepticismo penetraron en los sistemas ideológicos y en los logros
científicos considerados como definitivos. Ya no interesaban las especulaciones
abstractas, sino las doctrinas próximas a la vida, las que penetran en la realidad
dramática, absurda, de la existencia, que ya no se describe centrada en la razón, ni
fundamentada en Dios, sino en el “absurdo y en la nada”, sin posibilidad de establecer
ninguna norma de carácter trascendente que las pueda definir.
Consecuentemente, si la humanidad camina a la deriva, la historia carece de meta. La
idea de progreso ya no le cuadra. El conocimiento científico, objetivo que se venía
alzando por encima de cualquier otro, pierde su valor de certeza absoluta. Cualquier
conocimiento no tiene más valor que el que el hombre quiere prestarle: es existencial,
relativo; lo que no quiere decir que carezca de valor, que sea negativo. Como advierte
Camus en su obra: “El Mito de Sísifo”: “aunque todo conocimiento sea relativo, aunque no
exista ningún sistema racional coherente y susceptible de ser enseñado, existe la
necesidad de conseguir que la vida sea digna de ser vivida”.
La filosofía existencial inicia un proceso de reflexión que puede colocar al hombre en su
sitio, en su dignidad y grandeza. Reflexiona desde la perspectiva del hombre como actor
de su vida y de su historia, en vez de hacerlo desde el ángulo de espectador, como era
habitual en la filosofía tradicional.
Como dijimos en la introducción, el existencialismo se puso de moda y no había dificultad
alguna en declararse “existencialista”.
2. CARACTERISTICAS DEL EXISTENCIALISMO
Esta corriente filosófica se caracteriza por afirmar:
a) La existencia humana concreta
Pretende elaborar las bases para la constitución de un “nuevo humanismo”, es decir, una
filosofía del hombre como persona individual y como ser social, en consecuencia con sus
circunstancias históricas. No se trata de denunciar la explotación del hombre (marxismo),
ni de afirmar la vida por encima de la razón (vitalismo), sino de recuperar al hombre en su
“ser concreto”, en su singularidad, con las cualidades que lo hacen único e irrepetible.
b) La existencia antes que la esencia
El existencialismo insiste que lo más importante para el hombre concreto, no es ser
“animal racional” (esencia), como lo había definido la filosofía tradicional, sino que lo
concreto de cada persona, es decir, sus caracteres individuales, lo que lo distingue de los
demás.
c) La existencia como actividad
El hombre no es un mero espectador que reflexiona, que piensa y objetiva racionalmente
los acontecimientos, sino que es un “actor” que vive sumergido en la angustia de sus
situaciones y problemas particulares. Al hacerse consciente de esa situación empieza a
verse a sí mismo en su autentica desnudez, y entonces se ve conducido a tomar la
decisión de elegir una existencia propia que lo realice en forma autentica o que se deje
llevar por los acontecimientos (inautentica).
d) El método fenomenológico
Aunque la filosofía de Husserl, según ellos, es esencialista, sin embargo el método
fenomenológico le sirve para analizar la existencia humana. Piensa que no se puede
comprender al hombre y al mundo en que vive, sino partiendo de su “conciencia”.
3. SOREN KIERKEGAARD. PRECURSOR DEL EXISTENCIALISMO (1813-1855)
A la hora de buscar unos antecedentes a la filosofía existencialista, algunos autores se
han remontado a San Agustín. Sin embargo, desde el punto de vista doctrinal, puede
afirmarse que el antecedente histórico más inmediato es el filósofo danés, Soren
Kierkegaard. Y, desde el punto de vista metodológico, Husserl, con su método
fenomenológico, aplicado ahora al análisis de la existencia humana.
KIERKEGAARD, tras estudiar teología en su ciudad natal, Copenhague, y filosofía en la
universidad de Berlín, donde sigue las lecciones de Schelling y Hegel, guiado por su
propia condición personal de hombre atormentado y melancólico, reacciono contra el
idealismo, marxismo y el protestantismo.
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En el orden intelectual se enfrenta al sistema idealista, pues lo considera como un
atentado a lo mas intimo y sagrado de la persona humana, cuya libertad e
individualidad son sacrificadas en aras de la necesidad y universalidad del
absoluto.
En el orden social, se enfrenta al marxismo, pues considera que masifica a la
persona humana en aras de un proletariado colectivo.
En el orden religioso, se enfrenta a la iglesia protestante, pues considera que ha
pactado con la mundanidad, practicando una religión formalista y mediocre, sin las
exigencias de un cristianismo vivido con seriedad.
Kierkegaard sale en defensa del hombre individual y concreto proponiendo una filosofía nueva,
existencial.
3.1 Exigencia de interioridad
Kierkegaard considera que para que el hombre concreto se realice es necesario en él una
exigencia de “interioridad”. Esta interioridad se debe manifestar en tres aspectos
fundamentales: la existencia, la subjetividad y la individualidad.
a) La existencia no es estar ahí como los animales, sino el modo de ser de él, que se
hace a sí mismo, en el ejercicio de su libertad, que se vuelve decisión en el momento en
que elige una u otra de las múltiples posibilidades que le ofrece su elección. Por lo tanto,
la existencia es “autorrealización”.
b) La subjetividad la autorrealización del hombre exige que se vaya apropiando de la
verdad que va descubriendo a medida que se va realizando. Lo importante no es que la
verdad exista, sino que yo la reconozca y la haga mía.
c) La individualidad la autorrealización y la auto apropiación de la verdad son acciones
de la individualidad; en otra palabras, el individuo es el único existente, el hombre
concreto de carne y hueso, que no está determinado por nada ni por nadie, que esta
trágicamente solo ante si mismo y que tiene que elegir entre infinidad de posibilidades, lo
cual le produce “angustia”.
3.2 Estadios en la realización del hombre
Pero Kierkegaard no se contenta con formular la exigencia de interioridad, como única
solución posible en el hombre, sino que también trata de mostrar el camino para llegar a
ella.
Considera que el hombre debe recorrer tres estadios para llegar a su realización plena:
a) Estadio “estético”: es el estadio en el que el hombre se encuentra completamente
disperso por las sensaciones, que lo impulsan a la búsqueda desaforada del placer en
todas sus formas. Como estos placeres no llegan a satisfacerle plenamente, le acarrea un
estado de “angustia”, de desesperación.
b) Estadio “ético”: en este estadio, el hombre deja la persecución de los placeres y
mediante la ruptura y el desengaño causado por la vaciedad de ellos, se dedica al
cumplimiento del “deber”.
Al principio encontrara una intensa satisfacción al sentir que avanza en su
autorrealización, cumpliendo el deber; pero con el tiempo llegara al convencimiento de
que el deber tampoco llega a satisfacerle plenamente. El deber necesita una realidad
superior que lo sustente y le dé sentido.
c) Estadio “religioso”: comienza en el momento en que el hombre se hace consciente
de su relación personal con Dios. La presencia de Dios lleva entonces toda la existencia
humana y esta se convierte en una apertura total a la llamada de Dios.
Al paso de un estadio a otro no se hace gradualmente sino que se realiza con
brusquedad, de “salto”. Este salto es provocado por la “angustia”, que se origina en la
insatisfacción. Esta angustia no es solo negativa, sino que el hombre al descubrir sus
propios límites, lo pone frente a Dios, y lo impulsa al salto definitivo de la fe.
Esta es la paradoja por excelencia, el “absurdo”, el salto a lo absolutamente
incomprensible, puesto que si bien Dios encarnado en la historia es lo más próximo al
hombre, sin embargo sobrepasa siempre esa historia, porque entre el hombre y Dios se
abre todo un abismo.
El rescate del hombre concreto de la marginalidad en la que lo habían colocado las
corrientes más influyentes de la filosofía moderna, es por lo que se le ha considerado a
Kierkegaard como el precursor del existencialismo; y con ello hizo posible el resurgimiento
de un nuevo humanismo que abriera nuevos proyectos de realización y progreso sin
sacrificar la dignidad de la persona humana.
4. MARTIN HEIDEGGER (1889-1976)
Personaje poco dado a la vida pública y entregado por entero a su actividad filosofica
como docente y como escritor; Heidegger es uno de los filósofos más significativos,
fecundos y enigmáticos del siglo XX; sobre todo por la crítica radical a la tradición del
pensamiento occidental.
A pesar de la enorme dificultad que ofrece su pensamiento, debido tanto al contenido
como al lenguaje que usa, su influencia ha sido grande en movimientos filosóficos como el
existencialismo, la hermenéutica y el ecologismo entre otros, lo que muestra la variedad
de sus planteamientos.
4.1 Vida y obras
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Vida: nace en Messkirde, sur de Alemania; estudia bachillerato en Friburgo e
ingresa a la universidad de la misma ciudad, primero como estudiante jesuita de
teología y dos años después, de filosofía hasta graduarse como doctor con la
tesis; “La doctrina del juicio en el psicologismo”.
Inicia su actividad docente como colaborador de Husserl en la universidad de
Friburgo:
1923 Es nombrado catedrático de la universidad de Marburgo.
1928 Vuelve a Friburgo para sustituir a Husserl en la cátedra.
1933 Es nombrado por los nazis rector de la universidad de Friburgo, y en su
discurso de posesión alaba las proezas del Fuhrer. Se distancia de Husserl
Por su origen judío y colabora con el régimen. Por ello fue criticado, a pesar que al
año dimitió del cargo de rector.
1945 Tras la victoria de los aliados, es destituido de su cátedra por las autoridades
francesas de ocupación.
1951 Es reintegrado en sus funciones como profesor, pero se mantiene alejado de
la universidad, realizando solamente seminarios, charlas y conferencias.
1969 Abandona su labor profesoral y se dedica a preparar la edición de sus obras
completas.
Obras: La obra filosofica de Heidegger arranca la convicción de que “el ser es el
autentico y único tema de la filosofía”. Su filosofía está dedicada íntegramente a la
investigación del significado del “ser” y al análisis crítico de la tradición metafísica
occidental, con el fin de corregir sus desvíos y reencontrar el camino el camino
para elaborar una nueva ontología universal.
Las obras importantes, son:
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Ser y tiempo, considerada su obra capital. En ella desarrolla la pegunta por el
“sentido del ser”.
¿Qué es metafísica?, La esencia del fundamento, introducción a la
metafísica, Kant y el problema de la metafísica.
o En estas obras desarrolla el análisis crítico de la historia de la metafísica en
la filosofía occidental. Considera que la filosofía se ha ocupado del “ente” y
se ha olvidado del “ser”, elaborando toda una metafísica de la subjetividad
en cuanto constitutiva de objetos cuando lo propio del hombre es vivir
abierto al ser.
Desde 1935 aplico también el lenguaje fenomenológico al análisis de la poesía, el
arte, etc., buscando una configuración más unitaria de las distintas
manifestaciones de nuestra civilización en torno al nuevo humanismo en obras
como: Carta sobre el humanismo, sendas pérdidas, Nietzsche.
4.2 Pensamiento de Heidegger
Heidegger en su filosofía pretende elaborar una reflexión sobre el mundo y la
cultura occidental en sus múltiples manifestaciones, con el fin de fundamentar un
nuevo humanismo y recuperar asi su sentido unitario un tanto disperso y en crisis.
Dado que lo que el hombre entiende de sí mismo y sus manifestaciones culturales
es producto de una manera concreta de concebir la relación “ser-pensar”, es decir,
producto de una metafísica, considera Heidegger que la metafísica anterior se ha
olvidado del ser y que, por lo tanto, se hace necesario plantearse de nuevo la
“pregunta que interroga por el sentido del ser”.
Esta es la tarea que mediante el método fenomenológico emprende en su obra
más importante: ser y tiempo.
Los estudiosos de esta obra proponen dos posibles “fases” en la evolución de su
pensamiento: en la primera es un Heidegger “existencialista”, pues se centra en el
análisis de la existencia; la segunda se centra en el análisis del “ser”. Otros
cualifican a estas fases: primer Heidegger y segundo Heidegger, y pretenden ver
una ruptura entre los dos, pero Heidegger rechaza esta interpretación y manifiesta
que toda su obra responde a la pregunta por el “sentido del ser”
4.2.1 Análisis de la existencia
Para responder a la pregunta por el “sentido del ser” no empieza, como otros
filósofos, por el análisis de las propiedades del ser, sino que inicia por el análisis
del hombre, ya que es el hombre el único capaz de formular la pregunta por el
“sentido del ser”; tanto a nivel general como de su ser en particular.
Es en el hombre donde se da el hecho de la comprensión del ser: es más, en eso
precisamente radica su determinación esencial, puesto que su ser consiste en
realizarse como ser en medio de los seres, en hacerse su propio ser.
Es la pregunta que interroga por el ser la que le conduce a Heidegger a
desarrollar, en primer lugar, el análisis de la existencia humana. Para poder
entender este análisis, vamos a ir interpretando los conceptos fundamentales o
categorías que el usa.
a) “Dasein”
La palabra alemana Dasein significa “ser-ahí” o (estar-ahí). El hombre se expresa
en la existencia, es “ser-ahí” =Dasein, cuyo peculiar modo de ser consiste en
realizar su propio ser. Por lo tanto, la naturaleza propia del Dasein (ser-ahí)
consiste en su existencia.
El Dasein no es un ente como los demás; propiamente no es un ente, sino un
“existente”, es decir, una realidad en cuyo ser le va el ser o como dice Heidegger,
consiste en “irle al ser”, en tener el ser como algo que realizar.
b) “Ser-en-el-mundo”
Si nos atenemos a la cotidianidad del “ser-ahí”, la estructura de su existencia se
pone de manifiesto en el hecho de “ser-en-el-mundo”. No es hallarse de una cosa
en otra, sino una realidad total. Por eso no hay sujeto en el mundo (realismo) ni un
mundo en un sujeto (idealismo).
Para Heidegger, el mundo no es un conjunto de cosas, con las que el hombre no
tiene relación, el mundo, para él, designa las cosas con las cuales el hombre se
relaciona, habita, está familiarizado, se ocupa de ellas como instrumentos para
realizar sus propias posibilidades de existencia.
El hombre es un ser que está en el mundo (ser-ahí), entre otras cosas y estas
constituyen el entorno o mundo circundante, aquello con lo que trata en su vivir
diario.
Al analizar las cosas que hay en el entorno, lo lleva a diferenciar entre el (estarpresente” y el “estar-a la mano”. Son las cosas que están a la mano a las que
Heidegger se refiere, es decir, a las cosas que están disponibles, que puede
manejar y utilizar.
En este sentido el mundo es un “existencial”, y como tal está abierto; no es el
conjunto de cosas-objeto sino que es el espacio en el que se den las cosas.
Pero “ser-en-el-mundo” implica además “ser con otros ser-ahí”, que “son en el
mundo conmigo”. El mundo es “un mundo compartido”, el mundo del ser-ahí es un
mundo de “ser con otros”.
Este hecho es un existencial, pues el ser del hombre consiste en estar abierto a
los otros, aunque de hecho este solo, su ser esta referido siempre a los otros.
Por lo tanto, el hombre además de “ocuparse” de las cosas, se “preocupa por” los
otros, su mundo es un mundo público.
El trato del “ser-ahí” con el mundo se manifiesta en tres formas básicas:
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En el “encontrarse”: indica la situación misma. El ser-ahí está “arrojado”
existiendo en una situación en la que se halla inmerso y en la que tiene que
“realizar” su tarea de existir;
En el “comprender”: es, por asi decirlo, “el constituirse comprensivamente”,
el ser original dado como “un poder ser”. Por eso el “comprender” está
estrechamente relacionado con el “proyectar”, el ser como “proyecto”, esto
es, como proyectado de su propia posibilidad de ser;
En el “habla”: es una de las posibilidades fundamentales del “ser-en-elmundo”. Al articular la comprensibilidad del mundo, manifiesta lo que la
cosas son; “tener sentido y poder ser dicho son en realidad una miasma
cosa”. El habla es el fundamento ontológico existencial del lenguaje
(conjunto estructurado de formas lingüísticas).
En conclusión, la estructura del Dasein, “su existencialidad” se despliega
en los existenciales: encontrarse, comprender y habla.
c) Cuidado
Todos los constitutivos básicos del Dasein como ser-en-el-mundo, pueden
organizarse en la unidad estructural que Heidegger expresa con el término
“cuidado” o “preocupación”.
En tanto que “ser-ahí”, el hombre tiene tendencia a perderse entre las cosas y a
interpretarlas desde ellas, esto hace que su existencia sea inautentica, anodina,
movida por lo exterior. Pero “cuidándose” las cosas pierden significado e interés,
entonces experimenta la “angustia”, que cerrándose sobre si mismo, le abre al
hecho insuperable de tener que ser-en-el-mundo.
Tentado a huir, la angustia entrega al hombre a su propia responsabilidad, a lo que
todavía no es o nunca es del todo. Solo su propio fin, “la muerte”, como posibilidad
de “no ser ya más”, suprime la angustia, cierra el proceso.
La muerte pertenece a la estructura constitutiva de la existencia: “El hombre es un
ser para la muerte”, afirma Heidegger.
d) Existencia autentica
El cuidado hace que el hombre no se pierda entre las cosas y le abre por medio de
la angustia a la posibilidad de vivir una vida responsable, una existencia autentica,
es decir, una vida original que va más de acuerdo con su propio ser. Este hecho
se ha planteado universalmente como “seguir la voz de la conciencia” entendía
como resonancia en el sujeto de una voz ajena; pero en Heidegger la “conciencia”
se descubre como “una llamada de la existencia a sí misma”, como lo que invoca
al ser-ahí a salir de la “caída al anonimato” (existencia inautentica).
Decidiéndose, el hombre elige, es decir, resuelve dar noticia de su propio ser y
saldar asi la culpa o deuda contraída con su condición de existencia originaria
finita, negativa.
e) Temporalidad
La existencia autentica hace que el hombre se apropie de sí mismo, se vea como
es, vea aquello que le hace posible: su “temporalidad”. La temporalidad significa
ser-en-el-tiempo. El hombre es el ser capaz de “realizarse” en el tiempo concreto
en que vive. El tiempo-pasado-presente-futuro- forma algo continuado, el hombre
es un ser que se va realizando y madurando en la historia.
La temporalidad, más que un transcurrir en el tiempo, indica que va progresando,
que va haciéndose realidad en el tiempo. El ser-ahí en cuanto posibilidad se hace
“temporalizandose”.
Es la temporalidad la que unifica los diversos elementos estructurales del ser-ahí y
la que acaba dándole sentido.
4.2.2 Análisis del ser
Recordemos que, aunque Heidegger haya iniciado con el análisis de la existencia,
su objetivo es la pregunta por el “sentido del ser”.
En el análisis de la existencia nos mostro que lo propio del hombre no es vivir en si
mismo sino “abierto” al ser. La existencia constituía el sentido del ser, es decir, el
ser se explica a partir del hombre.
En el análisis del ser va a hacer un recorrido “inverso”, es decir, no explicar el ser
a partir del hombre, sino a partir del ser explicar al hombre.
En esta pate de la obra ser y tiempo, el ser no aparece ya “abierto al Dasein”,
sino como lo que hace posible la propia apertura del Dasein. Su pensamiento aquí
se va a caracterizar por transformar al pensar acerca del ser un “pensar el mismo
ser” o “descubrir el ser”.
En este “pensar o descubrir el ser”, Heidegger se caracteriza por su hostilidad a la
exposición sistemática, por su preferencia por el lenguaje poético, y por su
constante buceo en lo escondido del ser. (Es necesario tener en cuenta estos
aspectos para poderlo entender).
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El ser se convierte en una “casa” donde pueda habitar el hombre que en
lugar de “forzar” el ser se inclina humildemente ante él; el ser se convierte
en un claro en un bosque donde los caminos no van a ninguna parte.
El ser puede aparecer u ocultarse; pero en ningún caso es “apariencia”,
sino “presencia”.
Lo mejor para aprender el ser es justamente no aprenderlo, es decir,
dejarlo en su ser; el hombre debe permanecer donde esta sin tratar de
“forzar” la realidad mediante la técnica, con el fin de permitirle al ser “transparecer”.
El ser es como un horizonte humano en el cual todos los entes están en su
verdad.
El ser es una especie de “gracia”; la importancia del hombre radica no en
despojar el camino para alcanzar esa gracia, sino en dejarla ser y dejarse
llevar por ella en el tiempo: el hombre es, en rigor, “el pastor del ser”.
El hombre no encamina el ser a su realización o a su degradación, sino
que el ser hace posible para el hombre existir o no, auténticamente.
El ser aparece en el horizonte del lenguaje; pero no en un lenguaje
“forzado”, como el lenguaje científico, que constituye la realidad como
objeto; ni como lenguaje técnico, que modifica la realidad para
aprovecharse de ella. El lenguaje, según Heidegger, es “conmemorativo”;
hay que “conmemorar al ser” para que no caiga en el olvido. Conmemorar
el ser es protegerlo contra la descripción, la explicación y la interpretación.
Hay que acceder al ser, algo muy distinto de conocerlo; al ser se accede,
no por el análisis metafísico, sino por el “habitarlo”: habitar en la tierra es
un modo de seguir el ser.
El ser es un misterio, pero no en el sentido de estar fuera de toda
comprensión, sino solo en cuanto no es comprensible a base de ninguno
de los entes.
El ser del cual se habla y en cuya “casa” habita el hombre, es la realidad
misma en cuanto ser, es decir, “el ser será todo lo que se ha negado de él”.
4.2.3 Critica a la metafísica occidental
A partir del análisis del ser, Heidegger hace un análisis crítico a la historia de la
metafísica occidental. Considera que la filosofía se ha ocupado del ente y se ha
olvidado del ser; ha elaborado una metafísica de la “subjetividad” en cuanto
constitutiva de objetos, cuando lo propio es “desvelar el ser”, “exteriorizarlo”.
Los filósofos presocráticos ciertamente filosofaron desde la intuición del ser, pero
tras ellos la filosofía occidental en un proceso de antropocentrismo creciente, ha
pretendido comprenderlo todo desde el hombre. La historia de la metafísica
occidental, desde platón a Nietzsche, es la historia de la metafísica de la
“subjetividad”: olvidándose del ser, se ha centrado en el estudio del ente, sin
advertir que, al hacerlo, ha dado la espalda precisamente a aquello que puede
darle sentido.
Es, pues, necesario a juicio de Heidegger “un viraje” en la filosofía que permita un
retorno al fundamento de la metafísica, al “ente en cuanto ente”.
En su obra De la esencia de la verdad, Heidegger se plantea ese viraje desde el
concepto habitual de verdad “como concordancia”, al concepto de verdad “como
desvelación”. Al respecto dice: la esencia de la verdad no consiste en una
representación de lo real, sino en dejar que “las cosas se manifiesten como lo que
son” y podamos, por tanto, atenernos a las mismas como normas de
comportamiento.
Como solamente puede manifestarse que está oculto, el misterio, la verdad
coincide con el “ocultamiento originario del ser” al que el hombre tendrá que ir
“desvelándose”.
Por lo tanto, la cuestión fundamental de la metafísica no es interrogar sobre lo que
es, sino interrogar al ser mismo y sobre su verdad, es decir, “desvelar al ser”.
Desde otra perspectiva la metafísica tradicional tiene al ser como horizonte y no a
la razón: su tarea consiste en comprender como acontece y como debe ser
pensando el ser mismo, “determinar la verdad del ser”
Heidegger concluye que la metafísica occidental tradicional, al llevar consigo el
“olvido del ser”, este se hace presente en su ausencia, por lo tanto, es necesario
recuperarlo en la dirección de lo no pensado, el ser. Como se ve, más que
constituir un nuevo humanismo, lo que Heidegger persigue con su reflexión
filosofica es integrar el sentido del hombre dentro de la historia del ser.
4.2.4 La técnica, fase final de la metafísica
El mundo moderno progresa gracias al descubrimiento de nuevas técnicas en
todos los campos de la ciencia. El hombre actual, en su ciega carrera tecnológica
y armamentista está comprometiendo la existencia humana en la tierra: amenaza
el equilibrio ecológico (necesario para vivir), y también pone el planeta en peligro
de un holocausto nuclear.
Pensada la “técnica” desde la óptica de la historia del ser, aparece en su esencia
como la realización de esa metafísica que se ha olvidado del ser.
Corrientemente concebimos la técnica como un instrumento en si mismo
indiferente, del que dispone el hombre para su mejorar realización. Sin embargo,
lo que define a la técnica considerada en sí misma, es “la causación o producción
de objetos para ciertos fines”.
Los griegos, desde el ser de la naturaleza, entendieron esta producción como un
mero traer a la presencia, desocultar lo oculto, o descubrir lo que hay.
Con posterioridad, desde el hombre moderno, no se ha entendido como un hacer
mediante la manipulación de los medios, es decir, como una manufactura. La que
produce ya no es la naturaleza sino que el que únicamente produce ahora es el
hombre. El olvido del ser ha convertido a las cosas en materia prima que el
hombre, con su voluntad de dominio, pone a su servicio.
La técnica es, pues, una metafísica consumada porque muestra al ser de una
determinada manera, establece el modo como las cosas aparecen y configura una
imagen del mundo y del hombre.
En su obra La época de la imagen del mundo, Heidegger dice: “que la técnica
industrial moderna provoca a la naturaleza al exigir de ella materias primas y
energía y al controlarla mediante la explotación, transformación, almacenaje y
consumo de bienes producidos; ahora las cosas ya no son bienes naturales sino
existencias de almacén, objetos de encargo, dispuestos para su compra y
consumo.
Dentro de este proceso, el hombre, en cuanto que es el sujeto de la provocación
de la naturaleza, se cree dueño y señor de la técnica cuando, en realidad, en
medio de objetos producidos el también es requerido por la técnica para cumplir
una misión preasignada; es un medio de uso al servicio de fines extrínsecos, un
objeto mas, que vale no por lo que es, sino por aquello para lo que sirve.
El estado totalitario, los conglomerados urbanos, la masificación, la manipulación
de la sociedad de consumo, el desastre ecológico, el peligro del holocausto
nuclear, etc., son las consecuencias inmediatas del olvido del ser y de la sociedad
tecnológica que se asienta sobre él. El hombre, con toda su omnipotencia, se
encuentra solo ante sí mismo y su propio poder; los horizontes se le cierran.
Estamos ante una época de ocaso.
En su obra Sendas perdidas, Heidegger afirma que el hombre no necesita bomba
atómica alguna, porque lo que realmente le amenaza de muerte es su absoluto
querer imponerse en todo.
La civilización técnica desarraiga cada vez más al hombre, en ella ya no tiene
“patria”, tan solo tiene puras relaciones técnicas; ya no vive en la tierra.
En este sentido la técnica moderna en cuanto experimento de la voluntad de
poder, de la apariencia de que todo es producto del hombre y de que todo debe
ser puesto a su servicio, constituye la fase final de la metafísica occidental una vez
más. También aquí el ser se manifiesta en la negatividad, constituye una época de
su historia temporal, y el nihilismo comienza a manifestarse como consumación
para dar paso a una nueva apertura receptiva, al ser y a la salvación del hombre.
5. JEAN PAUL SARTRE
Es considerado el padre del existencialismo, y su principal y más genuino
representante. Contribuyo a su desarrollo y difusión con todos los medios a su
alcance: obras filosóficas, ensayos, novelas, narraciones, obras de teatro,
manifestaciones callejeras, etc. Mediante la acción y el compromiso dedico toda su
vida a defender sus ideas.
5.1 Vida y obras
Nace en parís. Hijo de pequeños burgueses, queda muy pronto huérfano de padre.
-
-
-
Niño solitario e introvertido, muestra desde el comienzo de sus estudios un
vivo interés por la literatura y una brillante capacidad expresiva.
Estudia bachillerato en la Rochelle, destacando en humanidades.
En la universidad conoce a Simone de Beauvoir, que será su compañera
de por vida.
Obtiene su licenciatura en filosofía en la escuela superior de parís y ejerce
como profesor de esa materia en varios liceos.
Becado por el instituto francés, se traslada a Alemania, donde entra en
contacto directo con el movimiento fenomenológico.
Al estallar la segunda guerra mundial se incorpora al cuerpo de seguridad y
es hecho prisionero por los alemanes. Una vez liberado, interviene
activamente en la resistencia francesa.
En 1945 funda una de las revistas más prestigiosas de la época: Temps
moderns (Tiempos Modernos).
Abandona la docencia para dedicarse más plenamente a sus escritos y al
activismo político. Siguiendo el lema “denuncias para cambiar”, se opone al
“gaullismo” y a su política colonialista. Apoya la independencia de Argelia.
Participa en el tribunal Russell sobre crímenes de guerra e impulsa la
revuelta estudiantil de mayo del 68, defendiendo la libertad. En 1969 se le
concede el premio nobel de literatura, el cual rechaza. Hasta su muerte
siempre mantiene la denuncia social en defensa de la libertad.
Obras: Su producción es enorme y abarca los más diversos géneros: novela,
teatro, ensayo, periodismo…Entre sus obras literarias podemos destacar: El
muro, La nausea, Las moscas, A puerta cerrada, Las manos sucias, El idiota
de la familia. Los artículos periodísticos están recogidos en los volúmenes de
situaciones.
Entre las obras filosóficas, que son las que aquí nos interesan podemos destacar:
El ser y la nada: Ensayo de una ontología fenomenológica, El existencialismo
es un humanismo, La crítica de la razón dialéctica.
5.2 Aspectos principales de la filosofía de Sartre
En la evolución del pensamiento filosófico de Sartre se distinguen dos etapas: la
primera se centra en la obra El ser y la nada, donde expone en forma sistemática
y completa toda su concepción de la doctrina existencialista; en la segunda etapa
se centra en las otras dos obras donde pretende compaginar el existencialismo
con el humanismo y con la filosofía marxista, a la que considera la más viva y
representativa de la época.
5.2.1 El existencialismo de Sartre
La publicación en 1943 de la obra El ser y la nada convierte a Sartre en uno de
los filósofos más conocidos y también más importantes de la época actual. Pero ya
anteriormente se había consagrado como escritor de primer orden por sus novelas
y piezas teatrales. En ellas aparecen desarrolladas prácticamente todas sus ideas
fundamentales; de tal manera que antes de abordad la elaboración de esta obra
tenia, sin duda, en su mente un esquema de lo que iban a ser las líneas maestras
de su filosofía.
No obstante, el estilo de El ser y la nada es el propio del filósofo profesional, sin
concesiones a la literatura. Se trata de una obra seria y difícil, asequible
únicamente, como el mismo dicen en El existencialismo es un humanismo, a
técnicos y filósofos.
El centro de atención en ella es la “existencia”, entendida como “existencia
humana”; Sartre asume la afirmación kantiana de que la filosofía se puede reducir,
en última instancia, a la pregunta: ¿Qué es el hombre?
Hay que reconocer, sin embargo, que, en la respuesta sartriana, el hombre sale
mal parado. Y esta insistencia en los aspectos sórdidos de la existencia le ha
acarreado reacciones viscerales en no pocos autores. En un texto de filosofía
publicado en los años 60, se muestra asi toda su doctrina: “Las teorías sartrianas
se reducen a esto: el mundo es una casualidad absurda que provoca nausea; el
hombre es una pasión inútil; los demás son el infierno y la maldición; la sociedad
es un conflicto. El ser existe para la nada. Dios es algo contradictorio y no existe”.
Esta apretada síntesis puede presumir, sin duda, de ser rigurosamente exacta,
pues todas las afirmaciones se encuentran literalmente, en su obra El ser y la
nada y en otras obras anteriores y posteriores a ellas. Pero en honor a la verdad,
lo interesante de Sartre no reside tanto en las conclusiones a que llega, cuanto en
las razones que aporta y el proceso discursivo que conduce hasta ellas. Por lo
demás, está claro que también aparecen en sus escritos otros textos menos
sombríos y más abiertos a la esperanza.
Aquí nos esforzamos en aclarar lo más posible el sentido de los conceptos
fundamentales de su obra.
a) La “conciencia”: “Ser para sí”
De ella afirma Sartre que es un “ser para sí”, una existencia que no tiene ser,
esencia o naturaleza; es posibilidad sin límites; pura libertad; en si misma consiste
en un vacio, un agujero en el ser, una “nada”. Para Sartre la conciencia originaria
es “intencional” es conciencia de algo, lo que directamente percibe es el objeto.
Solo mediante la reflexión se descubre a sí misma, y es entonces cuando se le
hacen patentes los dos polos: el sujeto y el objeto, que fue el descubrimiento
primero en Husserl. Dicho de otro modo, lo que primordialmente aparece en
nuestra conciencia, no es la relación del yo y de las cosas, sino las cosas
solamente. Ejemplo: cuando estoy absorto en la contemplación de un paisaje, lo
único que percibo directamente es el paisaje, y ya en segundo lugar, mediante un
acto de reflexión, me percibo también a mi mismo contemplándolo.
Con este planteamiento, se separa desde el principio de la posición
fenomenológica en dos puntos cruciales:
-
Lo principal no es el sujeto-objeto al mismo nivel, sino el objeto solo;
La existencia de los objetos no se pone entre paréntesis, sino que se
afirma como algo trascendental a la conciencia;
Se aprecia con claridad la tendencia a acentuar el estatus del objeto a costa de
diluir el polo subjetivo. La intencionalidad sigue siendo la esencia de la conciencia,
pero el objeto de la intencionalidad no es inmanente sino trascendente a ella.
Sartre no tiene que demostrar la existencia del mundo como descartes, sino que la
capta desde el primer momento como existente.
Si interpretamos literalmente la intencionalidad, como la cualidad, esencial a la
conciencia, de ser siempre “conciencia de” algo distinto a ella, y admitimos que
ese algo es el “ser”, tenemos que concluir que la conciencia es algo distinto al ser
y, por tanto, la nada. Pero esto corre el riesgo de quedarse en un simple juego de
palabras; en realidad el razonamiento de Sartre tiene más solidez.
Para él la conciencia no solo es conocimiento, sobre todo, deseo, pasión,
emoción. La esencia común a todos estos actos sigue siendo la intencionalidad: se
desea, se odia, se teme a algo o a alguien que está siempre fuera, más allá del
sujeto. El objeto de los actos existe, está ahí; por eso lo conocemos, deseamos u
odiamos.
Pero ¿Qué es, en que consiste el acto mismo de conocer o desear? Si aquello de
lo que se tiene conciencia no está en la conciencia, porque es trascendente a ella,
se empieza a comprender que la conciencia debe consistir en una especie de
“vacio” que los objetos están llamados a llenar.
Toda la realidad de nuestros pensamientos y deseos esta en los objetos pensados
y deseados. Pero estos objetos son distintos del acto por el que se piensan y se
desean. De este modo se nos hace asequible la paradójica formula sartriana: “la
conciencia es lo que no es y no es lo que es”.
Significa que toda la realidad, toda la densidad del ser está situada en las cosas,
más allá de la conciencia; esta se reduce simplemente a tender hacia esa realidad.
La conciencia en sí misma no es, por tanto, más que tensión, aspiración, vacio,
nada. No es la nada absoluta, sino una nada que “tiende hacia” el ser.
b) El objeto: “El ser en si”
Sartre llama al objeto “ser en sí”, y a la conciencia, ya lo dijimos, “ser para sí”.
Esta terminología no es caprichosa, tiene sólidos antecedentes en la historia de la
filosofía, al menos desde Hegel.
El “ser en si” y el “ser para sí”, son los dos ámbitos que abarca la totalidad del ser.
Después del análisis que ha hecho Sartre de la conciencia “ser para sí” cabía
pensar que el análisis del “ser en sí” (objeto) había de ser enormemente rica y
variada. Acabamos de decir que toda la realidad está del lado del objeto, del ser
en sí, por lo tanto es aquí donde debería llegar la complejidad. Y sin embargo, la
explicación que da Sartre del ser en sí no puede ser más escueta: lo único que
cabe decir de él es que simplemente “es”. Y asi lo define él: “el ser es. El ser es él
en-sí. Él ser es lo que es”. Una masa inerte, maciza, opaca, impenetrable; asi es él
ser en sí, gratuito sin razón alguna para existir, sin finalidad ni sentido.
¿De dónde nacen los valores y los fines? ¿Qué fundamento tiene la belleza y él
bien, la felicidad que nos atrae y los objetivos que nos esforzamos para conseguir?
¿Cuál es el origen del sentido?
La respuesta de Sartre, es clara: “la posibilidad de un fundamento vienen al mundo
por él “ser para sí”. Dicho de otro modo: es la conciencia la que introduce el
sentido del ser. Las cosas en sí mismas no son bellas, ni buenas, ni grandes, ni
pequeñas, simplemente son. Y todo lo que puede decirse de ellas es posible
hacerlo gracias a una conciencia que las percibe y les da sentido.
La conclusión provisional que se deriva de todo esto es más o menos la siguiente:
el mundo de la realidad, el ser en sí es opaco y no tiene ningún valor; el mundo de
los valores está del lado de la conciencia, del ser para sí, que no tiene ninguna
realidad. Ya se puede intuir las dificultades de construir sobre estas bases una
concepción de la existencia humana medianamente esperanzadora.
c) La existencia
La existencia a la que se refiere Sartre no es la existencia de las cosas (objeto),
sino la existencia del ser para sí. Habría que decir en propiedad de las cosas son y
la conciencia existe.
La existencia define por la posibilidad. Existir quiere decir la posibilidad de ser. Es
este otro término que aparece usado en un sentido distinto al de la filosofía
tradicional.
Para él existencialismo la existencia es anterior a la esencia.
d) La libertad
Como el mismo Sartre confiesa en su obra autobiográfica Las palabras, desde su
más temprana infancia su vida se desarrolla en un clima de continua tensión, de
ansia libertad. El inconformismo visceral que recorre toda su trayectoria hizo
afirmar a su compañera Simone de Beauvoir que se trataba de un “anarquista de
temperamento”. Siendo asi, resulta comprensible que el problema de la libertad se
constituye en goce de todo su pensamiento y acción. En última instancia, todos los
análisis de su filosofía se reducen a buscar él camino que conduce a la libertad y,
una vez instalado en ella, defenderla frente a cualquier amenaza.
La conciencia en cuanto es “ser para sí” es un ser “que no es”, que carece de
esencia, “la nada se inserta en el ser”, la nada la lanza a su plena positividad. Es
decir, la nada adviene al mundo por medio de una existencia que se cuestiona su
ser y, precisamente, en este cuestionar su ser radica su “libertad”.
La libertad, pues, tiene que ver con la nada y es la esencia de la conciencia,
constituye su único valor fundamental ya que sobre ella se asientan todos los
demás valores.
La libertad es el fundamento de todo, pero ella misma carece de fundamento; ni
siquiera se puede preguntar que es, porque trasciende al mundo en sus
posibilidades.
Es él ser libre del hombre, su no-ser, lo que hace que exista un mundo. La no
suficiencia del hombre, su tener que hacerse, y su ser como ser lo que debe ser y
no es, constituye la esencia de la libertad. La libertad es creativa, es lo que él
hombre no tiene pero que debe alcanzar; es provenir, nunca actualidad. La libertad
es dinámica, es la expresión de un ser que tiene que ser “sí mismo”,
autoafirmarse, ser siempre autor de su propia historia.
A esta libertad absoluta le corresponde por supuesto una responsabilidad
absoluta. Sartre consagra este carácter absoluto de la libertad con una frase
paradójica: “Estamos condenados a ser libre”, es decir, somos libres a la fuerza.
e) El hombre (yo)
Todos los análisis anteriores no son, en el fondo, más que perspectivas bajo las
que se puede descubrir la verdadera índole del ser humano, que es el único
existente. Sí hacemos una síntesis de todos los aspectos considerados, vemos
que la condición del ser humano, según Sartre, está marcada por la contradicción:
“no es un ser, pero es el que da sentido al ser; no es más que una existencia, sin
esencia; y finalmente, está condenado a ser libre”.
La radicalidad de este planteamiento conduce a conclusiones dramáticas. La
libertad, por ejemplo, que siempre ha tenido connotaciones positivas se convierte
aquí en una autentica condena.
-
El hombre como “angustia”:
Al hombre lo agobia un sentimiento de “angustia”. Por el compromiso que tiene su
acción, el hombre es “angustia”.
Para Sartre la angustia, no es algo que le viene al hombre desde fuera, este es el
sentido del “sufrir” y del “padecer”, sino que “surge” desde su intimidad, de la
posibilidad de su acción. En este sentido la angustia se diferencia claramente del
“miedo”, pues este procede de algo exterior.
Podemos decir, que la angustia es el precio de la libertad; de encontrarse solo,
antes sí, y tener que decidir sin recurrir a ninguna norma, a nadie ni a nada ajeno a
mí, pues yo soy el único legislador.
-
Conductas del hombre:
Hemos visto que la libertad nos lleva a ser responsables de todo, y de tener que
elegir solo. Ante la angustia de elegir, el hombre puede adoptar dos tipos de
conductas:
-
Una “conducta de huida”, que Sartre la llama conducta de “mala fe”.
La “mala fe” es una “mentira” a sí mismo, pues oculta la verdad que yo sé;
esta mala fe se manifiesta a través de “excusas”, de “justificaciones” que
eluden mi propia responsabilidad. Tal conducta de huida no es otra cosa
que un acto de cobardía. Dice Sartre: “Todo hombre que se refugia tras la
excusa de sus pasiones, es un hombre de mala fe. Esta conducta le lleva
al hombre a vivir una existencia inautentica.
-
Conductas de “buena fe”. Frente a las conductas de huida de sí mismo, de
vida inautentica, se alza otro tipo de conductas que Sartre las califica de la
“buena fe”, que se manifiestan en la creación de valores, y a través de ellos
da sentido a su vida. Vivir en conciencia de libertad, creando valores, es
vivir una “existencia autentica”.
f) Los otros “La intersubjetividad”
A la conciencia humana que “opera como objetos-cosas” Sartre añade la “inclusión
de otras conciencias, otros sujetos como yo. El descubrimiento de mi intimidad, me
descubre al mismo tiempo, al otro como una libertad puesta en frente a mí y que
no piensa y no quiere más que para mí o contra mí.
A este descubrimiento de los otros, lo llama Sartre “La intersubjetividad” y será,
precisamente, en el mundo intersubjetivo, donde él hombre decida lo que él es y lo
que son los demás.
El hombre es un ser en él mundo, y ser en él mundo, es, entre otras maneras:
“ser-entre” o “ser-con-otros” o “ser-ante-otros”. Pero entre todas estas maneras,
Sartre tan solo contempla una: la del ser-ante-otros”, en el sentido de enfrentadoal otro.
Sartre describe con un ejemplo sencillo la experiencia en la que captamos la
existencia del otro con toda intensidad: “nos encontramos en un pasillo de un
hotel, y nos agachamos para mirar por la cerradura de una puerta lo que sucede
en el interior de la habitación. Si en ese momento nos sorprende, por ejemplo, un
empleado del hotel, experimentamos en nosotros un sentimiento inevitable de
vergüenza y rechazo. Hemos pasado de observadores a observados, de sujetos a
objeto”. Pero la situación elegida como ejemplo no deja de tener un significado
profundo. La experiencia en que se me impone irrecusablemente la presencia del
otro, es una experiencia violenta, de conflicto. La presencia del otro me resulta
incomoda, recibo una mirada como una agresión.
¿Cómo establecer unas relaciones intersubjetivas prometedoras sobre estos
cimientos?
Para Sartre él otro siempre es visto como un peligro y como una amenaza para mí.
Puedo someterme a él, en cuyo caso pierdo mi dignidad de sujeto y me convierto
en un “objeto” suyo; o puedo intentar someterlo, dando lugar a unas relaciones de
permanente hostilidad.
Las relaciones entre los sujetos según él, quedan reducidas a dos formas:
sadismo o masoquismo; dominar o ser dominado. Asi lo expresa gráficamente la
formula de Sartre: “Los demás son un infierno”.
g) Dios
Sartre vivió al ateísmo como una actitud espontanea y natural, y lo considera como
la única postura intelectual honrada.
La filosofía tradicional entiende por Dios al ser que reúne los atributos: necesario y
causa de sí mismo. Pero ambos atributos se contradicen, pues él único ser que es
“causa sui” es él ser para sí, es decir, el hombre, que es radicalmente contingente.
La existencia se identifica, como acabamos de ver, con la contingencia; por tanto,
decir que “el ser necesario existe equivale a decir que el ser necesario es
contingente”. Luego afirmar que Dios existe es afirmar algo contradictorio, como; él
círculo es cuadrado.
Sartre cree que los que invocan la existencia de Dios actúan de mala fe (sean o no
conscientes de ello). Lo que buscan en el fondo es un pretexto para eludir el peso
de la propia responsabilidad que los abruma. Dios seria responsable de los
valores, el fundamento de una hipotética naturaleza humana y de unas normas
morales eternas. Esto puede servir de consuelo a muchos; pero sí lo que se busca
es la verdad, tiene que decidir lo que es bueno y lo que es malo; y para tomar esta
decisión no tengo ninguna base en que apoyarme.
Sartre considera el existencialismo como la consecuencia lógica del ateísmo: “El
existencialismo no es más que un esfuerzo por sacar todas las consecuencias de
una posición atea coherente”. Pero afirma también, de modo sorprendente, que
“aunque Dios existiera esto no cambiaria” porque el verdadero problema no es el
de Dios, sino del hombre.
5.2.2 Marxismo-existencialismo
La filosofía marxista no es fácilmente compaginable con los principios del
existencialismo que acabamos de esbozar. En las teorías marxistas, la realidad es
anterior al hombre y tiene sentido en sí misma, como la tienen también los
procesos históricos; pero Sartre afirma que el individuo es el único “donador de
sentido”. Por otra parte, los cambios dialecticos tienen leyes propias y dejan muy
escaso margen para la libertad que para Sartre pretende ser absoluta. Pero sobre
todo el marxismo ha cristalizado en una serie de dogmas que lo hacen inaceptable
desde cualquier punto de vista crítico. Sartre reconoce esto último cuando afirma
que el marxismo de su tiempo sufre el anquilosamiento y necesita ser revitalizado
para recuperar la posición filosofica hegemónica que le corresponde. Cree que él
secreto de tal revitalización está en la síntesis marxismo-existencialismo y a esta
empresa dedica su extensa obra: Critica de la razón dialéctica.
Esta obra no fue aceptada por los marxistas ortodoxos, pero a él no le extraño;
demasiado acostumbrado como estaba a ser un gran luchador independiente y
solitario. La razón de este rechazo está en que Sartre mantiene en lo fundamental
las teorías desarrolladas en su obra Él ser y la nada. Hay, por tanto, una
evolución, pero no un cambio de rumbo en su pensamiento.
Sintetizamos algunas ideas importantes de la Crítica de la razón dialéctica, en
torno a los siguientes puntos:
a) La dialéctica:
Sartre no se detiene en la dialéctica de la naturaleza (materialismo dialectico). No
puede aceptar ningún sentido en procesos que no implique de algún modo la
actividad del hombre. El puro mecanicismo le resulta incomprensible.
Otra cosa es la dialéctica aplicada a la historia (materialismo histórico). Marx había
afirmado que el hombre se realiza a través del trabajo, es decir, a través de su
actividad frente a la naturaleza. Según él la dialéctica, en líneas generales,
consiste en que el hombre, transformando la naturaleza se transforma a sí mismo.
Sartre acepta básicamente la teoría, manteniendo siempre que la iniciativa
corresponde al sujeto. Es el hombre el hombre el protagonista de la historia.
Sobre esta base distingue dos ámbitos o campos de la dialéctica:
-
La dialéctica del individuo-naturaleza: la naturaleza cobra sentido por la
actividad del sujeto humano (presencia del sujeto: tesis existencialista). Es
cierto que este se encuentra en “situación”; que está limitado por
condicionamientos históricos y sociales de diversa índole, pero no lo es
menos que, por encima de todos ellos, sigue conservando su plena
autonomía.
Es importante desacatar aquí el decisivo papel que desempeña su concepto “lo
práctico-inerte”, es decir, la naturaleza transformada, elaborada por el hombre.
Llama “practico-inerte” a todos los productos obtenidos mediante la praxis, o
actividad del sujeto humano: una fabrica un libro, una obra de arte, son ejemplos
de lo práctico-inerte: naturaleza transformada.
Pues bien, decir que él hombre está limitado por la sociedad o por la historia,
equivale a decir que está limitado por sí mismo, puesto que una y otra son
resultado de su actividad. Y, en última instancia, el individuo siempre será libre
para asumir o rechazar estos condicionamientos.
-
La dialéctica de los individuos entre sí: en su actividad frente a la
naturaleza los individuos se consideran enemigos entre sí, como se ha
explicado en la primera parte. Pueden trabajar juntos en la misma fábrica,
pero se miran rivales: uno puede arrebatar el puesto a otro. No tienen
conciencia de pertenecer a una misma clase social, de formar un
“nosotros”. La rivalidad a este nivel tiene, además, otro origen inevitable “la
escasez”.
El concepto de “escasez” tiene para Sartre el principal motor de la dialéctica y, por
lo tanto, de la historia. Los bienes que él hombre necesita en su vida, son escasos.
Y este hecho convierte a los demás en competidores y funda la división de la
sociedad en dos clases fundamentales: los que poseen los bienes y los que
carecen de ellos. La reunión de individuos en la que cada uno se interesa
exclusivamente por sí mismo, sin tener conciencia de “nosotros” la llama Sartre
“serie”. Cuando estos individuos se dan cuenta de que tienen unos intereses
comunes y se sienten solidarios, en vez de enemigos, se convierten en “grupo”.
b) La serie y el grupo
El paso de la serie al grupo se realiza por él advenimiento de la “conciencia de
clase”. El proceso es el siguiente:
Tesis: “Los individuos actúan sobre la naturaleza por separado” (serie)
Antítesis: “El resultado de esta actividad es lo práctico-inerte (los productos del
trabajo). Pero este practico-inerte supone un riesgo para el hombre: la maquina
supone menor esfuerzo y más rendimiento, pero puede dejar en la miseria a
muchos obreros sin trabajo; la maquina puede convertir a su propietario un
explotador para el obrero.
Síntesis: La situación que debe surgir de este conflicto es precisamente la unión
de los trabajadores, conscientes de que tienen unos intereses comunes, en un
autentico grupo social, en el sentido marxista.
Hay que resaltar que desde el primer momento, el motor de los cambios
dialecticos no está en la naturaleza, sino en la libre actividad del individuo humano.
Usando la terminología marxista, la serie seria la “clase en-sí” y él grupo seria “la
clase-para-sí”.
Otra explicación de la aparición de la conciencia de clase seria análoga al
descubrimiento del otro, tal como la hemos descrito. Del mismo modo que él otro
con su mirada agresiva me hace sentir objeto; asi también, la agresión exploradora
del capitalismo burgués hace que los obreros se sientan unidos en la situación de
explotados y dominados. Desde esta perspectiva no podría haber “conciencia de
la humanidad” porque tendría que existir un ser sobrehumano (Dios) que con su
mirada dominadora le hiciera surgir. Pero sí lo demás son un infierno, Dios seria él
infierno infinito.
c) Él poder político
Los componentes del grupo al sentirse solidarios unen sus fuerzas contra él
enemigo común.
Pero ¿Qué sucederá cuando obtengan la victoria? Sí lo que une al grupo es la
opresión exterior, ¿Qué sucederá cuando está haya desaparecido? Es lógico
suponer que la cohesión sí se mantiene, debe ser por motivos externos. La
cohesión, según Sartre, no puede mantenerse sin una organización en la que
están presentes la autoridad, la burocracia y las instituciones de poder. Claro que
entonces se corre el riesgo de que la individualidad pierda su libertad, y los que
manejan él poder impongan su voluntad a todos los demás.
Hay una frase de Sartre que resume este proceso: “Las ideologías son libertad
cuando se forman, opresión cuando están formadas”. En realidad está situación se
da en todos los países del mundo. Sartre se mostro comprensivo durante algún
tiempo hacia los regímenes comunistas, pero termino por repudiarlos, llegando a
situarlos al mismo nivel que la dictadura nazi.
Se puede decir que la admiración de Sartre por él marxismo ocupo una larga
etapa en su producción de madurez, pero termino en profunda decepción. Su
inicial anarquismo queda mitigado durante esta época, pero renace con toda
intensidad en los últimos años de su vida.
6. Actividades
A. De Comprensión:
1. Define en el contexto del tema los términos siguientes e identifica él filosofo que
los emplea: interioridad, ser-ahí, estar a la mano, existencia autentica, desvelar él
ser, ser-para-sí, nada, mala fe, intersubjetividad.
2. Identifica y explica las características del existencialismo.
3. ¿Qué es lo que provoca él “salto” de un estadio a otro, según Kierkegaard?
Explica porque.
4. Explica el significado que tiene Heidegger el término “cuidado” y a que está
referido.
5. ¿Cuál es el “viraje” que según Heidegger hay que darle a la metafísica? Explica
porque.
6. ¿Por qué la técnica es el fundamento de la metafísica, según Heidegger?
7. Sartre, al descubrir la conciencia, ¿a cuál de los dos polos (sujeto-objeto) le da
más importancia? ¿Por qué?
8. Enuncia las expresiones que usa Sartre al referirse al hombre.
9. ¿Cómo define Sartre él objeto, y que calificativos le da?
10. Explica por qué Sartre es ateo.
B. De aplicación:
1. El término “conciencia” es empleado por Heidegger y Sartre. ¿Qué semejanzas
y que diferencias encuentras en ambos?
2. Explica el problema ecológico en el pensamiento de Heidegger. ¿Qué aplicación
le darías en la realidad colombiana?
3. El término “libertad” es uno de los más importantes en la filosofía sartriana.
¿Qué aplicación le darías referida a tu vida como estudiante?
4. El término “dialéctica” es empleado por el marxismo y por Sartre. ¿Qué
semejanzas y que diferencias encuentras en ambos?
5. Desde el concepto de “escasez” empleado por Sartre, haz un pequeño ensayo
aplicándolo a la sociedad en que vives.
C. Análisis de textos:
TEXTO I
La ciencia puede definirse como un conjunto de preposiciones verdaderas
conectadas por relaciones de fundamentación. Pero está definición ni es completa,
ni da en el sentido último de la ciencia. Las ciencias tienen, en cuento modos de
conducirse el hombre, la forma de ser de este ente (el hombre). Este ente lo
designamos con el término <<ser-ahí>>. La investigación científica no es la única
ni la más inmediata forma posible de ser de este ente. El ser-ahí mismo es,
encima, señalado entre todos los entes. Se trata de hacer visible provisionalmente
lo que tiene de señalado. El dilucidarlo tiene que anticipar los análisis que vendrán
más adelante y serán los propiamente mostrativos.
El ser-ahí es un ente que no se limita a ponerse delante entre otros entes. Es,
antes bien, un ente ónticamente señalado porque en su ser le va este su ser. A
esta constitución del ser del (ser-ahí) es inherente, pues, tener él (ser-ahí), en su
(ser relativamente a este su ser) se comprende en su ser, de un modo más o
menos expreso. A este ente le es peculiar serle, con su ser y por su ser, abierto
este a él mismo. La comprensión del ser es ella misma una “determinación de
ser” del “ser-ahí”. Lo ónticamente señalado del “ser-ahí” reside en que este es
ontológico.
HEIDEGGER: “El Ser y el Tiempo”
Comenta el texto anterior con las siguientes preguntas:
1. Elabora un resumen del texto.
2. Explica el significado de la expresión: “el ser-ahí es un ente ónticamente
señalado porque en su ser le va este su ser”.
3. ¿Es lo mismo para Heidegger ser y ente? Razone su respuesta
4. Heidegger es discípulo de Husserl. ¿Qué semejanzas y diferencias adviertes en
cuanto al planteamiento del tema objeto del texto?
5. Resume brevemente en “análisis mostrativo” que Heidegger hace del “ser-ahí”.
TEXTO II
A continuación se expresan unas ideas principales de la obra de Sartre El
existencialismo es un humanismo. Estas ideas han sido estudiadas a través de
la exposición que hemos realizado de Sartre. Debes explicar en forma sintética
cada una de las ideas:
1. No hay una naturaleza humana, sino solo el hombre es concreto.
2. El hombre concreto es un ser libre que “es” angustia, precisamente por la
responsabilidad de su elección permanente.
3. Ante esta angustia él hombre puede adoptar conductas de huida.
4. Otras conductas las hace de “buena fe”.
5. La filosofía de la subjetividad se muestra como intersubjetividad.
6. Esta intersubjetividad se nos expresa en el conflicto.
7. Conflicto que se expresa como consecuencia de una posición atea coherente.
SOLUCIÓN
A. De Comprensión
1. a) Interioridad: para que el hombre concreto se realice es necesario en él una
exigencia de “interioridad”. Esta interioridad se debe manifestar en tres aspectos
fundamentales: la existencia, la subjetividad y la individualidad.
La existencia: el modo de ser de él, que hace a sí mismo, es “autorrealización
La subjetividad: la autorrealización del hombre exige que se vaya apropiando de
la verdad que va descubriendo a medida que se va realizando. Lo importante es
que yo mismo reconozca la verdad y haga la mía.
La individualidad: la autorrealización y auto apropiación de la verdad son
acciones de individualidad, el individuo es el único existente.
El filosofo que emplea este término es Soren Kierkegaard, precursor del
existencialismo.
b) Ser-ahí: se designa con la palabra alemana Dasein. El hombre se expresa en la
existencia, es “ser-ahí” es decir la forma específica de ser que corresponde al
hombre es el «ser-ahí». De esa estructura parte la analítica existencial del Dasein,
que en Ser y Tiempo juega el papel de ontología fundamental. Por lo tanto, la
naturaleza propia del Dasein consiste en su existencia
El filosofo que emplea este término es Martin Heidegger
c) Estar a la mano: al analizar las cosas que hay en el entorno, lo lleva a
diferenciar entre el “estar-presente” y el “estar-a la mano”. Son las cosas que están
a la mano a las que Heidegger se refiere, es decir, a las cosas que están
disponibles, que puede manejar y utilizar.
El filosofo que emplea este término es Martin Heidegger.
d) Existencia autentica: por medio de la angustia le abre al hombre la posibilidad
de vivir una vida responsable, una existencia autentica, es decir una vida original
que va más acuerdo con su propio ser. Se puede decir que es como “seguir la voz
de la conciencia”.
El filosofo que emplea este término es Martin Heidegger.
e) Desvelar el ser: la cuestión fundamental de la metafísica no es interrogar sobre
lo que es, sino interrogar al ser mismo y sobre su verdad, es decir, “desvelar al
ser”.
El filosofo que emplea este término es Martin Heidegger.
f) Ser-para-sí: de la conciencia afirma Sartre que es un “ser-para-sí”, una
existencia que no tiene ser, esencia o naturaleza; es posibilidad sin límites; pura
libertad; en sí misma consiste en un vacio, un agujero en él ser, una “nada”.
El filosofo que emplea este término es Jean Paul Sartre, considerado padre del
existencialismo.
g) Nada: define Sartre desde la conciencia, llega al punto de concluir un “ser-parasí”, allí dice que es un vacio, un agujero en el ser, en definitivas una nada.
El filosofo que emplea este término es Jean Paul Sartre, considerado padre del
existencialismo.
h) Mala fe: a una conducta de huida, Sartre le llama conducta de mala fe. La mala
fe es una mentira a sí mismo, oculta la verdad que yo sé; está mala fe se
manifiesta a través de “excusas”, de justificaciones que eluden mi propia
responsabilidad. No es otra cosa que un acto de cobardía. Esta conducta le lleva
al hombre a vivir una existencia inautentica.
El filosofo que emplea este término es Jean Paul Sartre, considerado padre del
existencialismo.
i) Intersubjetividad: el descubrir mi intimidad, me descubre al mismo tiempo, al
otro como libertad puesta en frente a mí y que no piensa y no quiere más que para
mí o contra mí. Sartre lo llama “intersubjetividad” y será, precisamente, en el
mundo intersubjetivo, donde él hombre decida lo que él es y lo que son los demás.
El filosofo que emplea este término es Jean Paul Sartre, considerado padre del
existencialismo.
2. Características del existencialismo:
a) La existencia humana concreta:
Pretende elaborar las bases para la constitución de un “nuevo humanismo”, es
decir, una filosofía del hombre como persona individual y como ser social, en
consecuencia con sus circunstancias históricas. No se trata de denunciar la
explotación del hombre (marxismo), ni de afirmar la vida por encima de la razón
(vitalismo), sino de recuperar al hombre en su “ser concreto”, en su singularidad,
con las cualidades que lo hacen único e irrepetible.
b) La existencia antes que la esencia:
El existencialismo insiste que lo más importante para el hombre concreto, no es
ser “animal racional” (esencia), como lo había definido la filosofía tradicional, sino
que lo concreto de cada persona, es decir, sus caracteres individuales, lo que lo
distingue de los demás.
c) La existencia como actividad:
El hombre no es un mero espectador que reflexiona, que piensa y objetiva
racionalmente los acontecimientos, sino que es un “actor” que vive sumergido en
la angustia de sus situaciones y problemas particulares. Al hacerse consciente de
esa situación empieza a verse a sí mismo en su autentica desnudez, y entonces
se ve conducido a tomar la decisión de elegir una existencia propia que lo realice
en forma autentica o que se deje llevar por los acontecimientos (inautentica).
d) El método fenomenológico:
Aunque la filosofía de Husserl, según ellos, es esencialista, sin embargo el método
fenomenológico le sirve para analizar la existencia humana. Piensa que no se
puede comprender al hombre y al mundo en que vive, sino partiendo de su
“conciencia”.
- El hombre es pura existencia y pura libertad.
- El hombre no tiene razón de ser ni sentido determinado.
- El hombre es una pasión inútil. Nada tiene un por qué. El mundo es absurdo.
- Los demás disminuyen mi libertad.
- No podemos salir del absurdo de la existencia sino por la muerte
- La palabra existencia se utiliza referida exclusivamente al ser humano. Sólo el
hombre existe.
- Existir significa que el hombre “se realiza como interioridad, como conciencia y
como libertad, saliendo fuera de sí mismo, en el encuentro con las cosas y en la
apertura con los otros en el mundo (Dondeyne)”.
- Subraya la individualidad del ser humano, por encima del hombre abstracto del
Idealismo y del hombre genérico del Marxismo.
3. El hombre debe recorrer tres estadios para legar a su realización plena:
a) Estadio estético: el hombre se encuentra completamente disperso por las
sensaciones, en busca del placer. Pero como estos placeres no lo satisfacen, le
acerca un estado de “angustia”.
b) Estadio ético: el hombre deja los placeres y respecto a su ruptura y desengaño
de ellos, el hombre se dedica al cumplimiento del “deber”. Más adelante se dará
cuenta que él deber tampoco le satisface, necesitara de un argumento y un
sentido.
c) Estadio religioso: el hombre se hace consciente de su relación con Dios.
El paso de un estadio a otro no se hace gradualmente, es decir que se debe
realizar con brusquedad de un “salto”, querer hacerlo por sí mismo. Este salto es
provocado por la angustia, está se origina en la insatisfacción.
4. “cuidado”:
Los constitutivos básicos del Dasein como ser-en-el-mundo, designa Heidegger
como “cuidado” o “preocupación”. Se entiende que el hombre se pierde entre las
cosas y asi como las vea las interpreta desde ellas, esto hace compleja una vez
más su existencia inautentica. Pero de ello las cosas pierden su interés, quiere
decir, que de aquí se experimenta la “angustia”, de saber cuál es el verdadero
significado de aquellas cosas.
5. Se ha centrado en el estudio del ente, sin advertir que, al hacerlo, ha dado la
espalda precisamente a aquello que puede darle sentido.
Es, pues, necesario a juicio de Heidegger “un viraje” en la filosofía que permita un
retorno al fundamento de la metafísica, al “ente en cuanto ente”.
El viraje que Heidegger da, sobre todo con los extensos estudios publicados en
1961, a la interpretación de Nietzsche consistía en la propuesta de leerlo
poniéndolo en relación con Aristóteles, esto es, como un pensador cuyo tema
central es el ser, un pensador metafísico, y no sólo como un moralista, un
psicólogo o un crítico de la cultura. En virtud de esta decisión interpretativa,
Heidegger se refería preferentemente a los escritos tardíos de Nietzsche, sobre
todo a las notas que inicialmente debían servir para La voluntad de poder, y
tendía, por el contrario, a dejar a un lado mucho de la producción más
«ensayística» de Nietzsche, obras como Humano, demasiado humano, Aurora
o La gaya ciencia.
6. Porque en el moderno mundo, el descubrimiento de nuevas técnicas en los
campos de la ciencia progresa. El hombre actual, en una ciega carrera tecnológica
está comprometiendo la existencia humana; la cual amenaza el equilibrio
ecológico.
Desde la óptica de la historia del ser, aparece en su esencia como la realización
de esa metafísica que se ha olvidado ser. Se interpreta la técnica como un
instrumento en sí mismo indiferente, que dispone el hombre para mejorar su
realización.
7. Al descubrir la conciencia, Sartre, le da más importancia al polo del objeto,
puesto que se afirma como algo trascendental a la conciencia “ser-en-sí”. Toda la
realidad está del lado del objeto, del ser en sí por lo tanto es aquí donde debería
llegar la complejidad.
Según Sartre, al ser observados por otros, adquirimos nuestro ser objeto. Si bien
el ser objeto nos degrada, respecto de nuestro ser sujeto, al mismo tiempo nos
conforma. También somos objetos y lo somos gracias a la mediación de los
demás. Todos necesitamos ser vistos como objetos.
8.

Verdadera índole del ser humano






Único existente
Marcado por la contradicción
Da sentido al ser
Una existencia
Está condenado a ser libre
Angustia
9. Sartre llama al objeto “ser en sí”, y a la conciencia, ya lo dijimos, “ser para sí”.
Después del análisis que ha hecho Sartre de la conciencia “ser para sí” cabía
pensar que el análisis del “ser en sí” (objeto) había de ser enormemente rica y
variada. Acabamos de decir que toda la realidad está del lado del objeto, del ser
en sí, por lo tanto es aquí donde debería llegar la complejidad. Y sin embargo, la
explicación que da Sartre del ser en sí no puede ser más escueta: lo único que
cabe decir de él es que simplemente “es”. Y asi lo define él: “el ser es. El ser es él
en-sí. Él ser es lo que es”. Una masa inerte, maciza, opaca, impenetrable; asi es él
ser en sí, gratuito sin razón alguna para existir, sin finalidad ni sentido. La
conclusión provisional que se deriva de todo esto es más o menos la siguiente: el
mundo de la realidad, el ser en sí es opaco y no tiene ningún valor; el mundo de
los valores está del lado de la conciencia, del ser para sí, que no tiene ninguna
realidad. Ya se puede intuir las dificultades de construir sobre estas bases una
concepción de la existencia humana medianamente esperanzadora.
10. Sartre es ateo porque la filosofía de él se caracteriza por un ateísmo
explícitamente pesimista, en tanto que los seres humanos aunque necesitan una
base racional para sus vidas, son incapaces de conseguirla. Para Sartre, el
existencialismo es una forma de humanismo en tanto resta la libertad, la elección y
la responsabilidad que son propiamente humanas.
Los conceptos de Dios y Creación son absurdos. Dios no existe y por lo tanto
todas las cosas del mundo son contingentes porque ningún valor es superior a
otro. Las cosas carecen de sentido y fundamento siendo vana la necesidad de
hallarlo en tanto el hombre es una pasión inútil.
Además de esto Sartre perciben a Dios como una contradicción y una limitación
intolerable a la auténtica libertad humana. Antes de morir se abre a Dios.
B. De aplicación
1. Sartre: Para Sartre la conciencia originaria es “intencional” es conciencia de
algo, lo que directamente percibe es el objeto. Solo mediante la reflexión se
descubre a sí misma, y es entonces cuando se le hacen patentes los dos polos: el
sujeto y el objeto, que fue el descubrimiento primero en Husserl. Dicho de otro
modo, lo que primordialmente aparece en nuestra conciencia, no es la relación del
yo y de las cosas, sino las cosas solamente. Ejemplo: cuando estoy absorto en la
contemplación de un paisaje, lo único que percibo directamente es el paisaje, y ya
en segundo lugar, mediante un acto de reflexión, me percibo también a mi mismo
contemplándolo.
Heidegger: no pudo librarse de las categorías de la filosofía de la conciencia
trascendental que lo antecede, a diferencia de Hegel y Marx solamente las habría
negado de forma abstracta (2). Heidegger jamás habría abandonado el
intuicionismo del procedimiento fenomenológico de interrumpir la actitud natural
frente al ente y llevar el fenómeno a la conciencia pura. "En su filosofía tardía se
limita a descargar ese proceder de toda pretensión metodológica", esto es a
convertirlo en un privilegiado 'moverse dentro de la verdad del Ser'. Habermas
sostiene que Heidegger no logra deshacerse de la posición privilegiada del pensar
teórico aunque in dictan proceda en términos negativos y que, por tanto,
permanece ligado al fundamentalismo de la filosofía de la conciencia. La filosofía
sería, entonces, un encaprichamiento en buscar fundamentaciones últimas que
cava, capa tras capa, en la realidad en busca del oro del saber enterrado en la
capa más profunda. Esta deformación profesional de Heidegger tiene, a juicio, de
Haberlas graves consecuencias que procede a examinar.
2. La relación entre el "olvido del olvido del ser" y la devastación de la tierra no
permanece inocua en el pensamiento de Heidegger. Se muestra de manera clara,
por ejemplo, en aquello que, en Introducción a la metafísica, se denominó como "la
decadencia espiritual del planeta." En dicha lección, el autor realiza una
vinculación directa entre el olvido de la pregunta por el ser y los "efectos"
resultantes de la misma: 1) el oscurecimiento del mundo, 2) la huida de los dioses,
3) la destrucción de la tierra, 4) la masificación del hombre, 5) el odio que
desconfía de cualquier acto creador y libre. A su vez, en este mismo texto, se hace
la distinción entre lo que modernamente se entiende por naturaleza, como ámbito
de los procesos naturales, y la physis griega que "significaba originariamente el
cielo y la tierra, la piedra y el vegetal, el animal y el hombre, la historia humana,
entendida como obra de los dioses, y, finalmente, los dioses mismos, sometidos al
destino.
Esto quiere decir, que gracias al descubrimiento de nuevas técnicas en los
campos de la ciencia, el hombre ha conseguido amenazar el ecológico, poniendo
también al planeta en peligro de un holocausto nuclear.
En Colombia:
Podemos decir que en Colombia se está viviendo momentos de técnica, ya que se
observa que gracias a los avances de tecnología actual, el mundo se ha ido
deteriorizando ya que el hombre de hoy en día se fija en su apariencia la cual es
como su sombra que cubre lo que realmente es un ser en sí. Por ejemplo
podemos decir, que la tecnología ha comprobado que el hombre es incapaz de
realizar alguna actividad que ya tiene como tecnología es decir; nosotros
dependemos de aquella tecnología para vivir, perdimos la esencia de lo que era
nuestro ser, de lo que teníamos para probar nuestra existencia pero con nuestros
medios y no por la dicha tecnología, otro problema es el calentamiento global, este
ocurre por varios aspectos, uno de ellos es la luz, como sabemos la critica que
hace Heidegger a la metafísica es muy válida pues cada argumento nos deja un
mensaje para reflexionar, comprender y mejorar el daño que causamos al mundo
con estos inventos.
3. Libertad:
La libertad es aquel camino que conduce un sendero de amplia condición de vida,
la libertad depende de nosotros misma, liberarnos de aquellos malos momentos es
dejar atrás un mal pasado como suele pasar en mi vida, los malos o buenos
pensamientos son aquellos que suelen representar en mi una libertad conmigo
mismo, la libertad es el placer que nos da el mundo, es aquel inexorable
significado que nos abraza, que nos abriga y que además me condena a la pura
libertad, aquella que siempre fue objetiva para mí. El hombre simplemente es
aquel ser que puede determinar de sí mismo su propia libertad, a veces nos
preguntamos ¿Qué es libertad?... pero nuestra respuesta es tan simple que
decimos “no estar sujetos a ninguna opresión”, pero más allá de ese pensamiento
no pensamos en una definición que nos satisfaga totalmente. Sobre aquello pienso
que libertad es: la consecuencia de volar sin rumbo alguno, caminar por los
atardeceres contemplando y escuchando la voz de aquel silencio que nos deduce
la libertad, un objetivo sin fin, una añoranza con plenitud, un deseo que deseo
como propiedad mía. Muchas son mis definiciones y ¿cuál es la tuya?...
En conclusión “Mi libertad son cadenas sujetas a mi alma que establecen caricias
de fuertes y suaves mensajes que llenan mi corazón”.
4. Marx: En Marx este término designa tanto el peculiar proceso con el que se
desenvuelve la sociedad a lo largo de su propia historia como el modo en que se
debe pensar para captar adecuadamente dicho proceso. Afirmo que el hombre se
realiza a través del trabajo, según él, sí el hombre transforma la naturaleza se
transforma a sí mismo.
Sartre: Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la
subjetividad por el determinismo social marxista, la naturaleza cobra sentido por la
actividad del sujeto humano. Lo práctico-inerte, es decir, que la naturaleza
transformada la elabora el hombre.
El hombre está limitado por la sociedad, quiere decir que está limitado por sí
mismo, el individuo siempre será libre para asumir o rechazar estos
condicionamientos.
5. La sociedad es un mecanismo de apariencia que encuentra en nosotros mismos
la semejanza o diferencia que emprenda los beneficios o lo contrario. Está se
opone a lo que unos quieran y los otros dependan de ello. Cada uno depende de
un pensamiento que atribuye con delirios nuestra mente y que ocupa un gran
espacio por lo material en nuestro cuerpo. Somos un circulo donde lo que
hayamos se encuentra en el centro y lo que no se haya, nos mantenemos dentro
de aquel circulo que solo es un vicio ligero donde queremos ser cada día mejor,
pero que cuando lo intentamos, la rivalidad con él otro se vuelve inmune para
saciar lo que ellos buscan en un solo fortalecer de vida. “Aquellos quieren y
luchan, pero los que no quieren encuentran y no lucharon”. Somos una sociedad la
cual hoy en día nos fijamos por él ente, más no en él ser, cada día que pasa,
somos como una arma preparada para disparar, quiero decir, preparados para
aquella persona que quiere rivalidad con otro/a. Aquellos no tienen conciencia, ya
que cada uno quiere vivir a su manera, hoy nos demuestran que la conciencia de
aquellas personas reflejan una visión tan improvista que nunca nos damos cuenta
de los errores que hemos cometido y que sí seguimos asi, más adelante los
errores harán parte de nuestra vida diaria.
¿Qué haremos?...la respuesta comienza por cada uno de nosotros para asi poder
analizar y responder conjuntamente, estamos acostumbrados a callar, a establecer
un silencio que tenemos oculto como paradigma en nuestra piel, las puertas se
nos abren pero al intentar abrirlas en el instante se cierran, ya que las
oportunidades que algún día tuvimos para aprovechar, hoy se mantienen en pleno
reposo. Y la sociedad que piensa o que realiza ante esto?, muy sencillo, NADA;
porque como ya lo dije nos acostumbramos a que todo nos llegue a las manos, sin
tener que luchar por alguna meta un final bueno etc., no lo hacemos y somos más
que capaces de realizar alguna actividad o desarrollo para él bien de toda la
sociedad, pero como no es asi, nos queda dejarles a aquellas personas que
pienses y analicen muy bien lo que están intentando hacer con la comunidad,
frustración quieren conseguir, y no saben las consecuencias que probablemente
podasen llegar a sucedes, porque ahora estamos convertidos en rivales uno a
uno, por causa del papel más preciado del mundo(la plata)…
C. Análisis de textos
TEXTO I
1. La ciencia se define como un conjunto de proposiciones verdaderas que se
adjuntan a una argumentada fundamentación. Pero claramente está definición no
atribuye a lo que abarca la palabra ciencia. Estas ciencias, tienen modos de
conducirse al hombre, la forma de ser de este ente. Esta palabra la designamos
con él término “ser-ahí”. Es señalado entre todos los entes. Quiere decir que se
trata de mostrar lo que tiene previsto. El dilucidarlo tiene que anticipar los análisis
que vendrán y serán los propiamente mostrativos.
El ser-ahí es un ente que no se limita a ponerse delante de otros entes. El ser-ahí
se comprende en su ser, de modo expreso, y a este ente es peculiar serle, con su
ser y por su ser. La comprensión del ser es ella misma una “determinación de ser”
del “ser-ahí”. Lo ónticamente señalado del ser-ahí reside en que este es
ontológico.
2. “el ser ahí es un ente ónticamente señalado porque en su ser le va este ser”.
El ser-ahí quieres decir ser para el mundo o más bien estar en el mundo,
ónticamente quiere decir que tiene ser o existe. De aquel significado que le doy,
pienso que el ser es un caminante que quiere lo que piensa y siente lo que piensa,
de aquí de de atribuir que ese ser caminante dentro de nosotros mismos tiene otro
ser el cual es contemplando para poder llegar a tener la autosuficiencia de validar
en el mundo, el humano como aquel ente que surge de un pensamiento es el cual,
se sumerge dentro de aquellos pensamientos para dar a flote sus carencias de
sabidurías que tiene como habitación en su mente. Es creador de lo que promete,
de lo que sea, de lo que sueña, o hasta de lo que en algún tiempo quiso ser para
poder serlo actualmente. El ente es óntico pues su existir es real y vive de este
también. Este ser se constituye de probabilidades, causas, consecuencias como lo
es comúnmente en nosotros. El alma es como un instrumento más que se apoya
de nuestro cuerpo; es otro de los elementos de un ente, un ser, un hombre, un
linaje etc., “El ser puede lo que pudo hacer en el pasado, pero el ser mismo
establece el pasado como merito de poder volver hacer lo que hizo en ese
instante”, de aquí saco la conclusión de que el ente, vive del mundo, y el mundo
vive del ente, un ser para otro ser.
3. No, puesto que un ente es lo que es, existe o puede existir y el afirma que el ser
con el Dasein se expresa en la existencia o en el mundo que se pone en
manifiesto en este hecho de estar en el mundo, además de ello también afirma
que el hombre es un ser que está en el mundo, pero no es un ente que puede o
podrá estar en este mundo, porque del ser real depende la existencia.
4. El análisis hecho hasta aquí ya tropezó también con este comprender original,
sin haberlo hecho entrar expresamente en su tema. El “ser ahí” es, existiendo, su
“ahí”, quiere decir en primer término: el mundo es “ahí”; su “ser ahí” es el “ser en”.
Y éste es igualmente “ahí”, a saber, como aquello por mor de lo que es el “ser ahí”.
En el “por mor de qué” es abierto el existente “ser en el mundo” en cuanto tal,
“estado de abierto” que se llamó “comprender”. En el comprender el “por mor de
qué” es co-abierta la significatividad que se funda en él. El “estado de abierto” del
comprender abarca, en cuanto “estado de abierto” del “por mor de qué” y la
significatividad, con igual originalidad el íntegro “ser en el mundo”. La
significatividad es aquello sobre el fondo de lo que es abierto el mundo en cuanto
tal. El “por mor de qué” y la significatividad son abiertos en el “ser ahí”, quiere
decir: el “ser ahí” es un ente al que, en cuanto “ser en el mundo”, le va él mismo.
El hombre se expresa en su existencia. Como venía diciendo somos precursores
de lo que hacemos, pensamos, decimos etc., el ser-ahí que comprende
exactamente estar en el mundo, es soluble ante el ente que condensa el recorrido
del rumbo del ser humano. Heidegger lo definió como el modo de ser que consiste
en realizar su propio ser, quiere decir que busca la propia característica de cada
ser.
5. Husserl: naturalmente, hay una translación de la psicología a la validez de los
objetos ideales, que no son individuales, que no son temporales, que no quedan
afectados por la individualidad ni por las circunstancias de la realidad y que son
simplemente algo que tiene validez. Y estos objetos ideales tienen una validez
universal, no quedan afectados en modo alguno por las vicisitudes de lo real y
tienen simplemente ese carácter de validez objetiva y universal.
Entonces Husserl trata de describir justamente aquellos objetos que son objeto de
conocimiento intuitivo, de conocimiento con evidencia, con una validez universal y
que, repito, no quedan afectados. Las cosas reales quedan afectadas por el
tiempo, tienen un carácter individual, tienen realidad, lo cual no tienen los objetos
ideales.
Sartre: al ser observados por otros, adquirimos nuestro ser objeto. Si bien el ser
objeto nos degrada, respecto de nuestro ser sujeto, al mismo tiempo nos
conforma. También somos objetos y lo somos gracias a la mediación de los
demás. Todos necesitamos ser vistos como objetos.
TEXTO II
1. El hombre no es aquello concreto hacia lo que se va, el hombre es lo concreto,
de lo que se parte y lo concreto en lo que se permanece. Por la indefinición de la
naturaleza humana se proclama su negación y por lo tanto su inexistencia.
El hombre es lo concreto, es decir la existencia de un mundo, respecto a la
naturaleza como no tiene aquella definición exacta se emplea conocimiento de que
es un ser inexistente ya que se puede decir que el ser depende de aquella
naturaleza, dependiente el ser humano de aquella naturaleza es aquel que se
divide en dos, en su pensar y en su existir de un pensar, según esto puedo decir
que cada ser humano depende de un alrededor el cual es un tanto imaginario
puesto que de él viene esos pensamiento ya sean bueno o malos. La naturaleza
tienen como principio un ser existente y ese que lo representa es el ente (ser
humano)… asi como también el ser humano depende de esta naturaleza para
definir lo que es realmente el ser concreto.
2. El hombre no “sufre” la angustia, ni siquiera la “padece”, sino que “es angustia”.
La angustia para Sartre no es algo que venga al hombre desde el exterior, este es
el sentido del “sufrir” y del “padecer”, sino que surge desde su interioridad, de la
posibilidad de su acción. En este sentido la angustia se diferencia claramente del
“miedo”. Se “sufre” y “padece” el miedo y “se es” angustia.
El miedo es siempre algo exterior, la angustia, en cambio, es inmanente y es la
consecuencia de tener que elegir, es la consecuencia de mi íntima responsabilidad
porque no puedo dejar de obrar.
La angustia, podemos decir, es el precio de la libertad, es su amargura, la
tremenda amargura de la libertad: la de encontrarse sólo, ante sí, y tener que
decidir sin recurrir a ninguna norma, a nadie ni a nada ajeno a mí, pues yo soy el
único legislador.
El hombre como angustia, surge de aquel sentimiento que lo manipula “El hombre
es destinatario de sus sentimientos que abogan a su alma para mantenerlos en
cubierta con el cuerpo”… la angustia es uno más de esos sentimientos, cada acto
que realicemos, nos haremos la pregunta de que sí es bueno cause frenesís de
felicidad, alegría, bondad etc., sin embargo sí es lo contrario el frenesís
descubierto atribuirá a un alma condenada para vivir de apariencias y sugestiones
de otros. Esto viene de afuera de nuestro exterior de responder a una pregunta la
cual del pensamiento surge la inexorable angustia. Tenemos decisiones las cuales
nos perturban días y noches para saber el cómo solucionarlas, es nuestra propia
libertad, de aquella a las cuales hemos de recurrir sin ninguna norma en
especifico.
3. Pienso yo que como sentimiento que manipula al hombre “angustia” donde
somos una primicia que condena las decisiones dadas por nuestra mente, por esta
razón algunos hombres intentan escapar de su propia construcción, de su propia
libertad, huyen de sí mismos y de su propia existencia, llevan una existencia
inautentica, se engañan buscando otro sentido a sus vidas en la religión o en otros
valores, o incluso justificándose en sus propias pasiones. Esta conducta es para
Sartre, una conducta de huída y de engaño, que califica de mala fe.
El hombre como consecuencia de su alrededor al no apropiarse de ello, busca
nuevos caminos que guíen de sus sendero a un rumbo futuro de malas o buenas
condiciones, en nuestra mente llevamos solubles de esplendor al cual le llamo
paroxismo del alma, donde se halla buscar el bien para cada uno, una
construcción de emociones para el ser humano, la cual es para nosotros también
un llamado engaño justo con significado propio.
4. La filosofía existencialista es una llamada a la existencia auténtica que es la
conciencia de la libertad, la vida no tiene un sentido a priori, sino en la media que
se va desarrollando y ejerciendo la libertad, la vida sólo tiene sentido como
compromiso y acción en el mundo de las existencias de los otros, de la sociedad.
Ésta es la buena fe.
De la cual un hombre es creador de sí misma, teniendo y acudiendo a sus propios
valores que contengan disciplina y ajuste propio para su vida.
5. La subjetividad sólo se reconoce en el marco de la intersubjetividad. La
subjetividad que nosotros alcanzamos a titulo de verdad, nos ha dicho, no es una
subjetividad rigurosamente individual, pues el cogito no sólo se descubre a sí
mismo, sino también a los otros. El “yo” no es posible sin el “tú”.
De esta manera, para obtener una verdad cualquiera sobre mí es necesario pasar
por el otro. El otro, de esta forma, hace su aparición como realidad indispensable
para mi propia existencia.
El descubrimiento de mi intimidad me descubre, al mismo tiempo, al otro como una
libertad puesta frente a mí y que no piensa y no quiere más que para mí o contra
mí. Con esto, descubrimos la intersubjetividad, y será, precisamente en el mundo
intersubjetivo, donde el hombre decida lo que él es y lo que son los demás.
El hombre podrá nacer esclavo o libre, pero lo que no podrá obviar nunca es el
“ser en el mundo”. Y, “ser en el mundo” es entre otras maneras, “ser entre” o “con
otros” o “ante otros”.
Pero de entre esas formas de “ser en el mundo”. Sartre sólo contempla una, la de
“ser ante el otro” en el sentido de “enfrentado al otro” en la doble cara de dominio o
sumisión. De ahí el conflicto de libertades.
6. He allí donde el hombre decide lo que es y lo que son los demás. Esto resulta
un conflicto para nosotros mismos y para los demás, pues siempre nos fijaremos
en la presencia oculta del otro, como enigma de agresión a ellos por la mirada y a
nosotros por contemplarlo. Tal como parece nosotros vemos a un competidor en
nuestras vidas algo intersubjetivo, pero de aquí viene un gran problema y es
definirnos como perdidos en nuestro abrigo de designios de la perdida de la
dignidad, de ello provenimos de la pérdida del sujeto para convertirnos en objeto
suyo. Por último nos quedara plasmado en nuestro ser, dominar o ser dominados
7. Éste afirma que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el cual la
existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de ser definido por algún
concepto: este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana.
¿Qué significa en este caso que la existencia precede a la esencia? Significa que
el hombre ante todo existe, se encuentra, surge en el mundo, y que luego se
define. El hombre, según la concepción existencialista, no es definible, en cuanto
al principio no es nada. Será sólo después, y será como se habrá hecho.
CONCLUSIONES:
1. Comprendimos exactamente la vida de aquellos autores que representaron el
existencialismo como tal.
2. Cada pensamiento hallado por los autores del existencialismo, como Sartre, fue
llevado a cada una de nuestras vidas; comparando y analizando el porqué de sus
pensamientos, y que diferencia atribuye con los míos.
3. Se analizo reflexivamente cada una de sus posturas frente al ser, el ente o el
humano, relacionando está filosofía con la que tenemos en la actualidad.
4. entendimos comprensivamente cada uno de los mensajes que reflejaba cada
filósofo por medio de su constancia de escribir y la filosofía que indagaron hacia
nosotros.
“El creador surgió creando pensamientos, que sepultados dieron
comienzo al entrever de un hecho real o imaginario”
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