Pincha aquí para ver un resumen de su intervención

Anuncio
CICLO DE CONFERENCIAS
Indalecio Prieto y la II República:
"Modernidad y justicia"
Clausura del 50 Aniversario de la muerte de Indalecio Prieto”
Resumen de la intervención
de Nicolás Redondo
28 de febrero de 2013
Agradezco profundamente a la Escuela Julián Besteiro, y a la Fundación Indalecio Prieto, su
invitación a participar en la presentación de este libro.
Esta invitación me ha caído particularmente bien, ya que Indalecio Prieto no sólo ha sido
una referencia para todos los socialistas vascos sino que hizo compatible su liderazgo, el de
un socialismo vasco con sus fuertes luchas sociales, con su preocupación por el futuro de
España como nación.
Una nación como él la deseaba abierta, laica, autonomista y republicana.
Indalecio Prieto con Pablo Iglesias, Largo Caballero, Julián Besteiro y Fernando de los Ríos,
es una referencia obligada del socialismo en España.
Por ello, en tiempos de incertidumbres ideológicas, cuando se diluyen las señas de identidad
y con ello la coherencia política, uno no puede evitar caer en la tentación de refugiarse, no
por nostalgia, sino por afán emulatorio en los ejemplos de nuestros maestros, entre los
cuales, sin ninguna duda se encuentra Indalecio Prieto.
Entre sus ejemplos, que son muchos, uno de los que más aprecio es su dedicación al
Partido; también la relación entre lo que decía y hacía, entre lo que predicaba y realizaba;
en definitiva, su coherencia política.
Una coherencia que le llevó a rechazar, no principios, sino conductas, comportamientos, sin
jamás abjurar de sus ideas del socialismo.
Frente a acusaciones, tanto desde la derecha como desde la izquierda del partido, su
comportamiento político, su visión política entronca con la mejor tradición del socialismo
democrático pablista. Un socialismo reformista, gradualista, en las que las sucesivas y
graduales reformas sociales nos irían acercando a sociedades más justas, más equitativas.
Frente a pretensiones revolucionarias, Prieto abogó siempre por un reformismo radical, que
gradualmente nos llevara a la igualdad. Una igualdad, una norma moral a la que toda
sociedad justa debe tender.
Al igual que Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Largo Caballero, Fernando de los Ríos, creía que
si el socialismo renunciaba a ello, a la igualdad, dejaba de ser socialismo.
Cuando Indalecio Prieto manifestaba que era socialista a fuer de liberal: “Soy socialista por
ver en el socialismo la garantía más efectiva para el desarrollo de la sociedad”, es porque
creía que el Liberalismo era la ideología de la libertad. Una filosofía política que los
conservadores, los neoliberales, han transformado en una ideología de dominación.
Pienso que como socialistas tenemos una obligación, la de reflejar de manera fiel los
términos socialista y liberal tal como lo entendían, tanto Indalecio Prieto, como Fernando de
los Ríos, si no queremos que se confunda con un indeseado (hoy tan en boga) socialliberalismo,
más próximo al neoliberalismo que al socialismo democrático. Un social-
2
liberalismo que supone la práctica de políticas de derechas aplicadas por partidos de
izquierda.
Por ello me resultan especialmente odiosos todos aquellos que, tergiversando los conceptos
que tanto Prieto como De los Ríos tenían del liberalismo se aprovechan, no para representar
activamente las reivindicaciones de la clase obrera, sino por lo contrario, para desviar,
limitar, cercenar las más que justas reivindicaciones sociales, tanto frente al Estado como
frente a los poderes económicos.
En el discurso que Indalecio Prieto pronunció el 20 de junio de 1934 en las cortes, hay una
confesión llena de grandeza.
“Nosotros, dice Indalecio Prieto a los diputados socialistas, hemos hecho, y quizá en esto
haya consistido principalmente nuestro pecado, una política burguesa: ese es nuestro
delito; esa es nuestra falta. Y no hemos aplicado, ni hemos intentado aplicar, soluciones de
las nuestras; porque hemos sido leales con excesiva lealtad, si en la lealtad cabe el exceso”.
Este es un pronunciamiento que manifiesta la coherencia y la dignidad de un político
ejemplar.
En la actual situación, cuando tanto se rumorea sobre posibles riesgos separatistas, me
parece pertinente traer a colación la larga experiencia de Indalecio Prieto. Creo que, hoy en
día, como exigía Indalecio Prieto es más necesario que nunca el tener ideas claras y
precisas. Ideas claras y precisas, tanto en el campo político, social, territorial, institucional,
si no queremos convertir el socialismo en un fenómeno irrelevante.
Parece urgente y necesario que, emulando a nuestros maestros recuperemos nuestro
radical reformismo, nuestro tradicional internacionalismo y nuestro irrenunciable principio
de la igualdad, así ya no estaríamos tan distantes de la doctrina de nuestros maestros.
¿Qué es puro voluntarismo?, ¿Qué puede parecer utópico?. Quizá, no lo sé. Lo que sí sé es
que para comprender el mundo, para cambiarlo, el socialismo es absolutamente necesario.
Haciendo bueno aquello de que la utopía no deja de ser una verdad prematura.
Nuestra historia, nuestro presente, nos enseña que en democracia nos debatimos
permanentemente entre avanzar o retroceder, que es una tarea infinita en la que si no se
progresa se retrocede. Y en ello estamos.
3
Descargar