www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia Materiales, clima, nacionalidad e influencias estilísticas La arquitectura vernácula del Caribe ALBERTO SAMUDIO TRALLERO El Caribe es un lugar cuyo solo nombre sugiere de inmediato una paleta de múltiples colores: la inmensa gama de azules de sus cielos y sus mares, el blanco de sus playas, el verde de sus palmeras y el follaje de sus árboles y la variedad de tonos cálidos y alegres de sus crotos, sus cayenas y sus veraneras y, dominándolo todo, el oro de su sol. Todo este colorido es apenas uno de los factores determinantes de su arquitectura vernácula. 33 Las Antillas mayores estaban pobladas por los ciboneyes y los taínos, descendientes de los arawaks, de los cuales tenemos pocas noticias a excepción de algunos utensilios de cerámica de excepcional perfección, no obstante haber persistido su lenguaje conservado por las mujeres prisioneras de los caribes. L os habitantes del Caribe, desde las Bahamas al norte hasta la costa de Tierra Firme, pasando por las Antillas mayores (Cuba, Jamaica, Haití, República Dominicana y Puerto Rico), y las Antillas menores (Antigua, Guadalupe, Nevis, Monserrat, Martinica, Barbados, Granada y Trinidad), somos descendientes de gente transplantada desde diversos puntos del planeta. Colón, tratando de llegar a la India, descubrió en las Antillas la puerta del Nuevo Mundo. Atraídos por los sueños de riqueza, los españoles fueron los primeros conquistadores de las islas del Caribe. Luego, descubierta Tierra Firme, orientan sus esfuerzos hacia la apropiación de Centro y Suramérica, poseedoras de las anheladas riquezas materiales. Durante más de un siglo los ibéricos dominan la región: la Flota y la Armada de galeones recogen las riquezas extraídas del nuevo continente y se reúnen en La Habana para regresar a Cádiz por el estrecho de La Florida (ilustración 1). Hacia finales del siglo XVI, con la pérdida de la preponderancia naval de España, se hacen presentes en el Caribe, en busca de nuevos mercados, Inglaterra, Holanda y Francia. Inglaterra, en 1623, ocupa las islas de Sotavento (Saint Kitts, Nevis, Antigua y Monserrat), a las que la Corona española no les había dado mayor importancia; Holanda toma posesión en 1624 de Aruba, Curaçao, Saint Martin y Tobago; y Francia se apropia de Guadalupe y Martinica. Más adelante, en 1657, España pierde Jamaica con los ingleses, quienes en la segunda mitad del XVIII agregarían a sus dominios a Santa Lucía, San Vicente y Granada. Desde entonces, el Caribe sería llamado por los ingleses West Indies. Del mosaico de nacionalidades y razas afincadas en el Caribe forma parte importante el aporte de millones de negros africanos que, desde el siglo XVI, vinieron a suplir la mano de obra que suministraba la población indígena casi exterminada por los colonos, y el de otros inmigrantes venidos desde Asia. Los Estados Unidos hicieron su contribución migratoria en el Caribe desde finales del siglo XIX, a través de empresas multinacionales que llegaron a explotar recursos minerales y agrícolas; ocupan en 1899 Cuba y Puerto Rico; se instalan en Panamá para construir el ferrocarril transístmico y el canal y, además, compran a Dinamarca las Islas Vírgenes en 1917. ILUSTRACIÓN 1 Ruta hacia Cádiz de los galeones españoles con las riquezas extraídas del nuevo continente. 34 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia GUANTÁNAMO, CUBA. Ruta colombina realizada por Mauricio Obregón y Samuel E. Morison en 1963. Foto tomada del libro The Caribbean as Columbus saw it. Los primeros inmigrantes se vieron obligados a cambiar sus costumbres para sobrevivir. Las condiciones que encontraron eran con frecuencia insoportables, pero gracias a sus luchas y esfuerzos crearon una cultura y un modo de vivir criollo. Aquellos colonizadores que desembarcaron en el Caribe se encontraron con un universo completamente desconocido. No tenían idea de la ausencia de estaciones hasta verificar que el clima era siempre caliente y húmedo. Los indígenas trataron de ayudar a los recién llegados para ganarse su amistad, a sabiendas de que estaban ansiosos por exterminarlos. En las Antillas menores los colonizadores encontraron aborígenes de la raza caribe que habían expulsado de las islas a sus predecesores, los arawaks. Los caribes, pueblo guerrero y migratorio proveniente según algunos autores de las selvas del Mato Grosso en el Brasil, habían emigrado hacia el norte, a través del Orinoco y la Guayana, hasta apoderarse de todas las Antillas y de la Costa Firme que hoy forman las repúblicas de Venezuela y Colombia. Las Antillas mayores estaban pobladas por los ciboneyes y los taínos, descendientes de los arawaks, de los cuales tenemos pocas noticias a excepción de algunos utensilios de cerámica de notable perfección, no obstante haber persistido su lenguaje conservado por las mujeres prisioneras de los caribes. (Cierto número de palabras incorporadas al castellano y a otros idiomas europeos, tales como canoa, hamaca, huracán, etc., son arawaks). Los refugios de los taínos, llamados ajoupas, al igual que las chozas o bohíos de otros lugares del Caribe, fueron los antecesores de la vivienda vernácula popular contemporánea, con sus amplias cubiertas de palma que permitían la libre circulación del aire para refrescar sus interiores. Los primeros colonizadores construyeron elementales viviendas provisionales que difícilmente podrían catalogarse como arquitectura. No obstante, a medida que los asentamientos primitivos iban siendo más estables, se fueron re- quiriendo edificios permanentes para diversas funciones. En Cartagena de Indias, fundada en una aldea poblada por indígenas que formaban parte de la tribu de los mocanáes –una de las pertenecientes a la raza caribe– los colonizadores, una hueste de 150 hombres con don Pedro de Heredia a la cabeza, ocuparon los mismos bohíos que sus habitantes –ante la presencia de los recién llegados– habían dejado abandonados. Posteriormente, luego del primer intento de ordenamiento urbano realizado por don Juan de Vadillo, Juez de Residencia por los años de 1535 a 1537, se fueron alineando a lo largo de las nuevas rasantes las casas de bahareque idénticas a las que todavía se ven en las poblaciones de la costa y en los corregimientos de la bahía de Cartagena. En el año de 1552 un violento incendio hizo presa del material combustible de los bahareques y de las techumbres de palma y destruyó totalmente la ciudad. La reconstrucción fue inmediata, pero aún habrían de pasar muchos años antes de que se hicieran casas con materiales nobles. La arquitectura vernácula del Caribe es la resultante de cuatro componentes: los materiales, el clima, la nacionalidad de los constructores y las influencias estilísticas importadas, probablemente en ese mismo orden de importancia. ILUSTRACIÓN 2 Construcción de finales del siglo XIX en Georgetown, Guyana, típica de la arquitectura del caribe, distinguidos por la perfección en sus ensambles y riqueza decorativa. Tomada de Caribbean Heritage. 35 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia 35 En las islas, donde son frecuentes los terremotos, las plantas bajas eran construidas en mampostería, mientras que los pisos superiores eran de madera. De esta manera las paredes cedían, pero no colapsaban con las sacudidas de los sismos. ILUSTRACIÓN 3 Detalle del trabajo de la madera en las ventanas en construcción del finales de siglo XIX en Georgetown, Guyana. Tomada de Caribbean Heritage. ILUSTRACIÓN 4 Basseterre, St. Kitts. Tomada de Caribbean Heritage. Materiales Las primeras construcciones fueron de piedra o madera, a menudo con techos de palma. Las paredes tenían un marco de madera relleno de piedra rústica pegado con mortero de cal y arena, en ocasiones revocado. La piedra caliza aserrada era utilizada para producir sillares. Los muros de piedra volcánica fueron comúnmente usados, por ejemplo, en San Vicente. La cal era obtenida de piedra caliza calcinada a altas temperaturas en hornos cilíndricos de leña. (Todavía en Cartagena, en las islas de Tierra Bomba y Barú se conservan algunos ejemplares en buen estado). Los acabados finales, los recubrimientos protectores y los detalles elaborados, eran hechos con mortero de cal. En las Antillas menores las maderas para marcos y cubiertas eran producidas localmente o importadas de Norteamérica. En Guyana la gran producción de maderas recias permitió desarrollar un singular lenguaje arquitectónico. Los constructores de barcos, llamados comúnmente carpinteros de ribera, eran muy hábiles para trabajar las edificaciones de madera, que se distinguían por la perfección de los ensambles y la riqueza de los detalles decorativos (ilustraciones 2 y 3). El uso del ladrillo era frecuente, particularmente en las instalaciones de la Armada británica y en las islas danesas (islas Vírgenes, hoy posesión estadounidense). Los ladrillos eran traídos generalmente de Europa como lastre de los barcos. Los primeros techos fueron de palma. En las posesiones españolas, holandesas y francesas se utilizaron las tejas de barro cocido de variados diseños. En las islas británicas las tejas de madera (shingle), generalmente pintadas de colores, y las láminas metálicas eran preferiblemente los materiales de cubierta (ilustración 4). También se usaban los techos de pizarra en grandes viviendas urbanas. El hierro fundido tuvo inicialmente una función estructural. Más tarde estas elegantes columnas fueron enriquecidas con elaborados detalles decorativos como los que encontramos en Trinidad (ilustración 5). 36 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia De modo que me levanté pensando en el Caribe, aquel mundo remoto y amado donde todavía seguía siendo la noche anterior una noche de sábado caliente y bulliciosa, como todas las nuestras. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, La realidad manipulada Clima El clima tropical, ardiente y húmedo tuvo una influencia decisiva en la arquitectura caribeña. Fue necesario orientar adecuadamente las edificaciones abriendo en lo posible sus ventanas hacia el norte o el sur para aprovechar los vientos alisios y protegerse del sol. Con este mismo fin fueron construidos los techos con amplios aleros, galerías y ventanas con celosías. Las cubiertas debían ser, además, bastante inclinadas para evacuar rápidamente los torrenciales aguaceros tropicales (ilustración 6). La frescura de las casas para obtener cierto grado de confort en un clima tan húmedo también se conseguía mediante la ventilación cruzada y practicando aberturas altas en las paredes, que al evolucionar se convirtieron en elementos ornamentales, dado el primor con que se ejecutaban las celosías allí instaladas. Los edificios construidos sobre pilotes –o en tambo, como se suele llamar–, además de obtener mejoras visuales, también permitían el paso de las brisas que los refrescaban y protegían a sus habitantes de los animales rastreros (ilustración 7). La presencia de huracanes, tan frecuentes sobre todo en el área norte del Caribe, obligó a los constructores a recurrir a ciertas medidas, tales como cubrir las ventanas con elementos resistentes. La fuerte inclinación de los techos también contribuía a la estabilidad de las construcciones, porque entre mayor fuera la pendiente, más se dificultaba que las tejas se levantaran o fueran arrasadas por el viento. En las islas, donde son frecuentes los terremotos, las plantas bajas eran construidas en mampostería, mientras que los pisos superiores eran de madera. De esta manera las paredes cedían, pero no colapsaban con las sacudidas de los sismos (ilustración 8). El recurso del agua, tan importante, era obtenido mediante pozos excavados o aljibes. En las islas y costas montañosas, los riachuelos y manantiales, o bien la desembocadura de los ríos, eran abundantes fuentes de agua. Bien conocido es el caso de Cartagena de Indias, cuya fundación demoró cinco meses desde el desembarco de Heredia en la bahía del mismo nombre, mientras se encontraba un mejor sitio para fundar, con agua dulce y pastos para el ganado, ventajas de las que carecía la aldea de Calamar, donde había asentado su campamento el conquistador. Al fin se decidió por este lugar, teniendo en cuenta la amplitud y seguridad de su abrigada bahía. Durante todo el período colonial y en el siglo XIX Cartagena se surtió de agua mediante pozos o jagüeyes y aljibes. En estos últimos se criaba un parásito conocido con el nombre de Filaria bancrofti, que daba origen a una hipertrofia en el escroto del hombre, que adquiere volúmenes enormes (en la costa Caribe se ILUSTRACIÓN 5 Boissiere´s House, Trinidad, 1904. Tomada de Caribbean Heritage.. ILUSTRACIÓN 6 Montserrat Coconut Hotel. Tomada de Caribbean Style. 37 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia Durante todo el período colonial y en el siglo XIX, Cartagena se surtió de agua mediante pozos o jagüeyes y aljibes. En estos últimos se criaba el parásito Filaria bancrofti, que daba origen a una hipertrofia en el escroto del hombre y en los miembros inferiores de la mujer, que adquieren volúmenes enormes. ILUSTRACIÓN 7 Casas construidas en tambo. Tomada de Caribbean Heritage. conoce vulgarmente esta enfermedad como ‘potra’ y ‘potrosos’ son llamados quienes la padecen). En la mujer la Filaria producía la elefantiasis, una enfermedad crónica caracterizada por una inflamación de los miembros inferiores, dándoles una forma cilíndrica y un aspecto macizo que los asemeja a las patas de los elefantes. Ambas enfermedades, muy frecuentes entre los cartageneros de aquella época, sólo vinieron a ser erradicadas con la construcción del acueducto de Matute, cerca del vecino municipio de Turbaco, en 1908. Influencias culturales Cuatro naciones, como hemos visto, dominaron el temprano Caribe colonial, y sus influencias culturales se reflejan en los edificios. Los españoles, después de una primera fase transitoria, planearon las ciudades según ordenanzas reales, y realizaron muy buenos trabajos con materiales permanentes. Sus edificios fue- ron dignificados con varias influencias, con predominio de la andaluza morisca (ilustración 9). En sus coloridos edificios, los holandeses combinaron el encantador hastial triangular y las cubiertas de teja, con la piedra pañetada para la estructura principal. Las casas de las islas francesas fueron simples. Estaban inspiradas en las edificaciones de las fincas de la Francia rural. Un diseño con un fuerte énfasis en la verticalidad dio a los edificios urbanos de las posesiones caribeñas francesas su gracia y elegancia. Los británicos desarrollaron un estilo ‘georgianoisleño’ de líneas muy simples, basados en la tradición clásica, de acuerdo con los modelos griegos y romanos. Otras tres culturas no colonizadoras influyeron en el lenguaje arquitectónico caribeño: la amerindia, la africana y, en algunas islas, la india. El producto final Los estilos locales tuvieron su evolución. Los colonizadores fueron influidos por nuevas expresiones, generalmente originadas en sus tierras natales. Como ejemplo, podríamos mencionar el plateresco español en Santo Domingo o el ‘paladiano’ utilizado ampliamente en Barbados. ILUSTRACIÓN 8 Fairview Inn, St. Kitts. Edificación del siglo XVI, hoy covertida en hotel, con techos inclinados y protección de las ventanas contra los huracanes. Los primeros pisos están construidos en piedra volcánica y las plantas altas en madera para resistir las vibraciones de los sismos. Tomada de Caribbean Heritage. 38 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia Si tus cielos azules son tan puros, y el mar que más rumora es el Caribe; si el alma se recoge y no concibe epopeya más grande que tus muros... CAMILO VILLEGAS ÁNGEL, A Cartagena La combinación de las diversas expresiones arquitectónicas con sus propias influencias culturales, debido al intenso intercambio comercial entre las islas y las costas del Caribe, dio como resultado a través de una lenta evolución, una arquitectura ecléctica, con características muy definidas, especialmente en la vivienda. Así, pues, es muy común encontrar la misma tipología en Jamaica que en Haití, o en ciudades y poblaciones de la costa Caribe colombiana (ilustración 10). Esta arquitectura, resultante de variados ingredientes como materiales, clima, nacionalidad de los constructores e influencias estilísticas importadas, puede parecer, en ocasiones, similar a la construida en las metrópolis; no obstante, un acercamiento a sus edificios nos muestra una arquitectura con su propia identidad, nunca vista en Europa o Norteamérica. ILUSTRACIÓN 9 Calle Don Sancho. Cartagena, Colombia. (Fototeca histórica de Cartagena). BIBLIOGRAFÍA ARRINGTONPHILLIPS,Anghelen&GeoffreyDESOLAPINTO.JamaicanHouses. A Vanishing Legacy. Kingston, 1993. BINNEY, Marcus, John HARRIS & Kit MARTIN. Jamaica’s Heritage. Kingston, 1991. DOUGLAS, Robert. Caribbean Heritage. Arquitecture of the Islands. Trinidad y Tobago, 1996. SEGRE, Roberto. La arquitectura antillana del siglo XX. www.periferia.org/ publications/arqantxx1.html SLESIN, Suzanne & Stafford CLIFF. Caribbean Style. New York, 1996. ALBERTO SAMUDIO TRALLERO, arquitecto. Decano de la Facultad de Arquitectura, UJTL, seccional del Caribe Cartagena. ILUSTRACIÓN 10 Devon House, Kingston Jamaica, 1881 Tomada de Caribbean Heritage. 39 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 66 - Segundo Semestre 2001 • Bogotá, D.C. - Colombia