Dictamen 019

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Consejo Consultivo de Aragón
DICTAMEN
Nº 19 / 2013
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de
la Administración derivada de la asistencia sanitaria prestada en el Hospital Universitario
Miguel Servet , de Zaragoza.
ANTECEDENTES
Primero.- Con fecha 10 de enero de 2011 se presentó escrito suscrito y firmado por
“X”, formulando reclamación por daños derivados de la calificada como incorrecta asistencia
sanitaria, que le fue prestada por el Servicio Aragonés de Salud.
En dicho escrito se manifiesta lo siguiente:
“I. Que el día 5-9-2007 fui atendida en Urgencias, en el Hospital Universitario Príncipe de
Asturias de Alcalá de Henares, y donde se me dijo que tenía que ser atendida en el Hospital que me
correspondía por mi domicilio habitual.
II. (…) me dirigí a Urgencias del Hospital Miguel Servet (…).
III. Que remitida por Urgencias del Hospital Miguel Servet, fui atendida en el Hospital General,
donde fui ingresada el 12-I-2008, para ser intervenida. La operación la realizó el Dr. …, siendo dada de
alta el día 28-I-2008 (…).
IV. Que hice la recuperación según lo indicado, si bien veía que no progresaba mi
recuperación, así mismo lo apreciaba mi fisioterapeuta, por lo que me indicó que no tenía que proseguir
la rehabilitación.
V. Por esas fechas tuve conocimiento de que en la intervención quirúrgica, no se habían
tratado los tendones.
VI. Esto motivó mi escrito a la Administración (…) en el que me quejaba de estos hechos, los
ponía en conocimiento de la Administración si bien no reclamaba todavía, puesto que no había
terminado el tratamiento médico que determinase unas secuelas definitivas e irreversibles.
(…)
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X. Que (…) el día 4-3-2009 tuve una visita de revisión del Traumatólogo habitual, Dr. … (…)
que apreció que los tendones no habían sido intervenidos en mi operación, lo cual debería haberse
hecho, pero que habría que esperar a la evolución para valorar hacer una operación para mejorar un
poco el estado del brazo y reducir las secuelas, pero en todo caso nunca se conseguiría el resultado de
recuperación que si se hubiese intervenido los tendones en mi intervención inicial, lo cual era lo
indicado, no entendiendo como no se había realizado.
XI. El día 6-X-2010 me visitó de nuevo el Dr. … (…) y respecto a la valoración de una posible
intervención para mejorar un poco mi movilidad del brazo, me informó que no procedía, puesto que no
había total garantía de mejora tras una nueva intervención. En igual fecha este facultativo emitió un
informe sobre mi estado actual del brazo, del que se constata que no cabe ya sustancial mejoría ni por
fisioterapia ni por intervención quirúrgica y que, por tanto, estas secuelas se han de considerar
irreversibles (…).
XII. Que de todo lo dicho se concluye que existe una relación causal inequívoca entre las
secuelas que tengo en la referida extremidad y el tratamiento inadecuado del médico que me operó,
debido a una mala praxis médica.”
Acompañan al escrito los siguientes documentos:
•
Fotocopia del DNI de la reclamante y de su tarjeta sanitaria.
•
Diversos documentos que pertenecen a la historia clínica de la reclamante
•
Copia del escrito de queja que la reclamante presentó en el Servicio de
Atención al Paciente, sin que conste su fecha.
Segundo.- La Secretaria General Técnica del Departamento de Salud y Consumo
(en la actualidad, Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia), mediante escritos
de fecha 19 de enero de 2011, comunica la interposición de la reclamación de
responsabilidad patrimonial a Aon, Gil y Carvajal, S.A. y a Zurich España, S.A., remitiendo a
ésta última copia de la misma.
Tercero.- Mediante oficio de fecha 27 de enero de 2011, se requiere a la reclamante
para que subsane su reclamación, cuantificando el importe de la indemnización que solicita.
El 18 de marzo de 2011 tiene entrada escrito de la reclamante por el que solicita una
indemnización de 18.141,08 euros por la incapacidad permanente parcial que sufre por sus
secuelas, además de 1.500 euros por los daños morales a raíz del perjuicio estético que
padece.
Cuarto.- A través de oficio de fecha 24 de marzo de 2011, se comunica a la
reclamante la entrada de su reclamación y la incoación del procedimiento de
responsabilidad patrimonial.
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Quinto.- Mediante nota interior de la misma fecha se solicita a la Gerencia del
Sector de Zaragoza II que proceda a la remisión de la Historia Clínica de la paciente, así
como el informe de la Unidad de Codo y Hombro.
El 25 de abril de 2011, el Gerente del Sector de Zaragoza II remite la historia clínica
de la paciente en el Hospital Miguel Servet, el Parte de Reclamación del Seguro de
Responsabilidad Civil, así como el informe del Dr. …, en el que se manifiesta lo siguiente:
“Paciente que sufrió fractura conminuta de extremo proximal de húmero izquierdo, siendo
intervenida el día 24-01-08 por el Dr. … en el Hospital Miguel Servet, colocando prótesis parcial de
húmero. Yo no estuve presente en la cirugía por lo que no puedo opinar sobre el procedimiento
realizado. Durante el seguimiento se observó la ausencia del troquíter, lo cual hace muy difícil la
funcionalidad del brazo por la ausencia de inserciones tendinosas. Está descrito que con frecuencia el
troquíter se puede reabsorber, puede haber una pseudoartrosis o pueden fallar las suturas con las que
se reinserta. Se trata de huesos osteoporóticos en los que es difícil obtener una buena estabilidad del
fragmento del troquíter, por lo que en general las prótesis parciales dan buen resultado en cuanto al
dolor pero no en lo que respecta al movimiento. La paciente está muy limitada en su movilidad, no
puede levantar pesos con ninguno de los brazos, ya que el otro también ha sido intervenido de rotura
de manguito. La única solución para mejorar la movilidad sería el recambio de la prótesis por una
invertida.”
Sexto.- Obra en el expediente el Informe de la Inspección Médica elaborado por el
Dr. …, de fecha 25 de enero de 2012, en el que se manifiesta lo siguiente:
“Por último, y tras el examen de la documentación clínica, queda claro que no existen pruebas
fehacientes de que la atención sanitaria recibida por la paciente tanto en su ingreso, en la intervención
quirúrgica y en los cuidados postoperatorios no haya sido la correcta.
8º) CONCLUSIONES Y PROPUESTA:
Todo parece indicar que, a pesar de los distintos problemas de salud que se presentaron
durante la rehabilitación tras la intervención quirúrgica de la fractura proximal de húmero, la atención
sanitaria recibida se ajustó a los cánones de calidad y atención establecidos para estos casos y no se
observan datos de una incorrecta actuación profesional o un mal funcionamiento del servicio de salud.”
Se remite el informe del médico inspector y el resto de la documentación que obra
en el expediente a Aon, Gil y Carvajal, S.A., solicitando que se envíe a Zurich España, S.A.
Séptimo.- Obra en el expediente dictamen médico de la Asesoría Médica Dictamed I
& I, S.L., de fecha 7 de marzo de 2012, en el que se expresan las siguientes conclusiones:
“1. “X” sufrió una caída casual a consecuencia de la cual presentó una fractura de extremidad
proximal conminuta de húmero izdo, en un hombro al que meses antes se le había reinsertado el
manguito rotador.
2. El tratamiento de las fracturas de extremidad proximal de húmero conminutas en los
pacientes ancianos es la artroplastia parcial (prótesis parcial).
3. Los resultados de la artroplastia parcial de húmero no son satisfactorios en cuanto a la
funcionalidad. Los pacientes tienen poco dolor pero no alcanzan la funcionalidad previa.
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4. Además en este caso, la paciente tenía un manguito patológico, por muy bien que se
hubiera reinsertado previamente.
5. En la cirugía de colocación de una prótesis parcial de hombro se reinsertan las
tuberosidades, y en este caso concreto así se hizo.
6. No hemos apreciado mala praxis.”
Octavo.- Mediante oficio de fecha 19 de marzo de 2012, se comunica a la
reclamante la apertura del trámite de audiencia, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 11 del RD 429/1993, de 26 de marzo.
El día 30 de marzo de 2012, la reclamante se persona en las dependencias de la
Sección de Asuntos Jurídicos – Unidad de Responsabilidad Sanitaria y se le da vista de
todo el expediente, retirando copia íntegra del mismo.
Posteriormente, el día 12 de abril de 2012, tiene entrada un escrito de alegaciones
por el que se confirman las posturas establecidas en el escrito inicial de reclamación.
Noveno.- Mediante escrito de fecha 18 de abril de 2012, se da traslado al Dr. … de
las alegaciones presentadas por al reclamante, solicitándole que emita informe acerca de
las mismas.
El 16 de julio de 2012, el Dr. … emite su informe, señalando que:
“1º Esta paciente ingresó el 18/1/2008 por una grave fractura conminuta de extremidad
proximal del húmero izquierdo, con fragmentos múltiples de su cabeza humeral, arrancamiento de las
tuberosidades y fractura a nivel metafisario humeral.
2º Como es habitual en este tipo de fracturas se procedió a la indicación de tratamiento
quirúrgico con prótesis parcial de la cabeza humeral. Dicha intervención quirúrgica se realizó el
24/01/2008. No se realiza nunca la indicación de prótesis invertida en este tipo de fracturas por varios
motivos: a) edad de la paciente, b) complicaciones a largo plazo de las prótesis invertidas. En toda la
bibliografía internacional sobre tratamiento de este tipo de fracturas, la indicación siempre es una
prótesis parcial.
3º En este tipo de lesiones el problema es siempre la funcionalidad del hombro, dado que las
inserciones tendinosas de los músculos que mueven la articulación aunque sean reancladas en las
aletas de la prótesis y reconstruidas, no puede garantizarse su perfecto funcionamiento posterior. En
toda la bibliografía internacional el resultado funcional en este tipo de lesiones es insatisfactorio.
4º En relación a la pregunta de si conocemos algún defecto de fabricación de la prótesis,
nonos consta en absoluto, ni hemos tenido ninguna alarma por parte del fabricante o del Ministerio de
Sanidad y Consumo en relación con este modelo de prótesis.”
Décimo.- Mediante oficio de 22 de agosto de 2012, se da traslado a la reclamante
del informe anterior.
El 1 de octubre de 2012, la reclamante presenta nuevo escrito de alegaciones
rebatiendo lo dispuesto en el último informe médico, destacando que considera que no hubo
un correcto consentimiento informado para la intervención que se le practicó.
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Undécimo.- De la documentación obrante en el expediente administrativo y de las
actuaciones practicadas se consideran hechos acreditados los siguientes:
Paciente de 66 años, con antecedentes de artrosis, insuficiencia venosa crónica,
osteoporosis y gastritis. Como antecedentes quirúrgicos ha sido intervenida de rotura del
manguito de rotadores en el hombro derecho, de síndrome subacromial y rotura del
manguito de rotadores en el hombro izquierdo.
Acudió a Urgencias del HUMS el día 18 de enero de 2008 (es decir, cuatro meses
después) presentando fractura subcapital de húmero de 4 fragmentos por lo que fue
intervenida quirúrgicamente el 24 de enero de 2008 mediante artroplastia con prótesis
parcial cementada de hombro izquierdo, siendo dada de alta el día 28 de enero de 2008 sin
incidencias, con movilidad activa normal de los dedos, indicándole revisión en consultas en
dos semanas.
Tras retirar el yeso fue valorada en Rehabilitación el día 17 de marzo de 2008
presentando importante limitación en el balance articular del hombro izquierdo, iniciando
cinesiterapia ambulatoria. Asimismo, se le apreció epicondilitis en el codo derecho, para la
que se enseñaron ejercicios domiciliarios. Fue posteriormente revisada en rehabilitación en
fechas 24 de abril de 2008, 5 de junio de 2008 y 24 de junio de 2008, sin mejoría en el
hombro intervenido, pese al control radiológico correcto de la prótesis, por lo que se
suspendió la fisioterapia pese a la limitación funcional existente. Entonces, la paciente
buscó otra opinión particular, que le manifestó que el hombro no tenía todas las inserciones
tendinosas necesarias para poder levantarlo (es decir, que no le habían intervenido los
tendones). La paciente manifiesta, asimismo, que no se le había informado (antes de la
intervención mediante artroplastia) sobre la pérdida de función que iba a padecer. La
paciente manifiesta que, tras la exposición por parte del médico privado, acudió a pedirle
explicaciones al médico sobre la falta de tendones, sin que éste quisiera darle ninguna
explicación.
A pesar de lo que manifiesta la paciente, fue citada para valoración en la Unidad de
Codo y Hombro del HUMS donde el día 4 de marzo de 2009 se le aseguró que los tendones
del hombro no habían sido intervenidos. Se le mandó al parecer más rehabilitación y el 6 de
octubre de 2010 el traumatólogo desechó una nueva intervención quirúrgica.
Reclama por mala praxis y falta de información sobre las consecuencias de la
artroplastia del hombro.
Duodécimo.- Consta en el expediente la propuesta de resolución de fecha 21 de
noviembre de 2012, por la que se propone desestimar la reclamación, por entender que la
asistencia sanitaria prestada a la paciente fue conforme a la lex artis, además de que la
reclamación se ha presentado fuera del plazo de un año.
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Decimotercero.- El Consejero de Sanidad, Bienestar Social y Familia solicitó del
Consejo Consultivo de Aragón dictamen preceptivo, mediante escrito de fecha 10 de
diciembre de 2012, registrado de entrada el día 27 de diciembre de 2012, adjuntando
borrador de la Orden resolutoria, original del expediente administrativo y relación índice de
los documentos que lo conforman.
CONSIDERACIONES JURIDICAS
I
El dictamen solicitado entra dentro de las competencias del Consejo Consultivo de
Aragón tal y como se regula en el artículo 15.10 de la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del
Consejo Consultivo de Aragón, que dispone la necesidad de consulta preceptiva al Consejo
en el supuesto de “reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de
cuantía superior a 6.000 euros”. Ello significa, dada la cuantía de la indemnización solicitada
en este caso, el carácter preceptivo del Dictamen que se emite por este Consejo.
En función de lo preceptuado en los artículos 19 y 20 de la misma Ley 1/2009,
resulta competente la Comisión para la emisión del dictamen.
II
El Consejo Consultivo ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente
tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar
la reclamación de indemnización económica presentada en relación con daños
ocasionados, según se alega, por la prestación deficiente de la asistencia sanitaria,
debiendo concretar específicamente, por mandato del art. 12.2 del Reglamento aprobado
por R.D. 429/1993, de 26 de marzo, la existencia o no de relación de causalidad entre el
funcionamiento del servicio público y la lesión producida, con valoración, en su caso, del
daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios legales
de aplicación.
Por lo que se refiere a la normativa aplicable, ha de recordarse que en el Derecho
español vigente la institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración,
constitucionalizada en el art. 106.2 de la Constitución, atribuye a los particulares derecho a
ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo
en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento
normal o anormal de los servicios públicos, y se cumplan los demás requisitos dispuestos
por el ordenamiento jurídico (art. 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común).
Los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la
Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial del
régimen de Derecho Positivo sobre la materia, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la
efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en
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relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el
reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios
públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir
en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y
4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año,
computado desde la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la
manifestación de su efecto lesivo).
III
En el supuesto que nos ocupa, no hay nada que objetar sobre el cumplimiento de los
requisitos formales, al haberse dirigido la reclamación a la Administración Pública
competente por persona que ostenta suficiente legitimación para ello.
No obstante, debemos analizar la cuestión de si la reclamación ha sido presentada
dentro del plazo establecido para ello.
En este punto, el artículo 142.5 de la LPAC dispone: “En todo caso, el derecho a
reclamar prescribe al año de producido el hecho o el acto que motive la indemnización o de
manifestarse su efecto lesivo. En el caso de daños, de carácter físico o psíquico, a las
personas el plazo empezará a computarse desde la curación o la determinación de las
secuelas”.
En este caso, se trata de daños de carácter físico que producen una serie de
secuelas para “X”. El 24 de enero de 2008 se somete a una intervención quirúrgica por
fractura de húmero derecho que le produce como secuelas una falta de movilidad de su
hombro izquierdo y atrofia muscular. La reclamante considera que las secuelas se
determinan definitivamente el 6 de octubre de 2010, cuando se desecha la realización de
una nueva operación por el traumatólogo por entender que no se va a conseguir ninguna
mejoría de sus lesiones.
Sin embargo, entre los documentos incorporados al expediente, se encuentra un
informe emitido desde la Unidad de Rehabilitación del Hospital Royo Villanova, de fecha 24
de junio de 2008, en el que se hace constar lo siguiente:
“Vista en consulta como primera visita el 17/03/08 presentando importante limitación en cuanto
a balance articular de hombro derecho (…).
En revisiones posteriores no se objetiva ninguna mejoría pese a control radiológico correcto de
prótesis por lo que se suspende fisioterapia pese a la limitación funcional existente.”
Podemos afirmar, por tanto, que el día de emisión del anterior informe ya habían
quedado estabilizadas sus secuelas, no constando en la documentación posterior que las
mismas hubiesen evolucionado favorable o desfavorablemente para la reclamante.
Según reiterada jurisprudencia, siguiendo la doctrina de la actio nata, el ejercicio de
la acción de responsabilidad ha de efectuarse desde la determinación del alcance de las
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secuelas, aún cuando en el momento de su ejercicio no se haya recuperado íntegramente la
salud, por cuanto que el daño producido resulta previsible en su evolución y en su
determinación, y, por tanto, cuantificable. Además, una vez establecido dicho alcance
definitivo de las secuelas, los tratamientos posteriores encaminados a obtener una mejor
calidad de vida o a evitar ulteriores complicaciones, no enervan la situación objetiva en que
las secuelas consisten.
En definitiva, el 10 de enero de 2011, fecha en que la reclamante presentó su escrito
de reclamación, ya había prescrito el plazo de un año para el ejercicio de tal acción.
IV
La extemporaneidad de la reclamación hace innecesario el análisis de las cuestiones
de fondo. Sin embargo, nos permitimos hacer algunas consideraciones.
Siguiendo nuestra doctrina consolidada y la jurisprudencia sobre la materia a la que
también nos hemos referido repetidamente, no cabe duda de que en el ámbito de la sanidad
la producción de responsabilidad administrativa no siempre está ligada a un fracaso en la
actuación de los medios personales y materiales de la Administración, dado que en la
sanidad asistencial el éxito no puede garantizarse nunca, sino que la responsabilidad se
vincula a una utilización conforme a los principios de buena práctica médica (lex artis ad
hoc) de dichos medios personales y materiales.
A esos efectos conviene recordar, en primer lugar, que el Consejo de Estado
(Dictámenes 166 y 692/1999, de 11 y 25 de marzo, entre otros) y la Comisión Jurídica
Asesora, antecesora de este Consejo Consultivo de Aragón (Dictamen 132/2003, de 23 de
septiembre, Dictamen 178/2003, de 2 de diciembre, entre otros) vienen sustentando de
forme reiterada y con palabras semejantes a las que reproducimos a continuación que:
“para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial es preciso acudir a parámetros
como la ‘lex artis’, de modo que tan sólo en caso de una infracción de esta ley cabrá imputar
a la Administración de la cual dependen los servicios sanitarios la responsabilidad por los
perjuicios causados. En el caso de que no se infrinja la ‘lex artis’, ha de concluirse que tales
perjuicios no son imputables a la Administración y han de ser soportados por el particular sin
que generen, en modo alguno, el derecho a percibir una indemnización”. Al mismo tiempo el
Tribunal Supremo tiene declarado que según el artículo 141.1 de la LPAC sólo serán
indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de daños que éste no
tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley, pues lo contrario convertiría a las
Administraciones Públicas en aseguradoras universales de todos los riesgos sociales, lo
que no resulta acorde con el significado de la responsabilidad extracontractual aunque sea
objetiva o por resultado (Vid. Sentencia del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2001).
V
Tras lo expuesto, se considera que puede ya plantearse si la asistencia sanitaria
prestada a la reclamante fue la adecuada, de modo que pueda considerarse que se está
ante unos hechos que no constituyen un daño antijurídico conforme a la propia definición
legal de éste recogida en el artículo 141.1 de la LPAC, y si fueron suficientes los medios
con los que aquella asistencia fue dispensada, dentro de los disponibles.
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Para llegar a una conclusión sobre este extremo se considera necesario analizar y
valorar los hechos acreditados en el expediente y, de forma especial, los informes emitidos
dado el carácter técnico que los mismos tienen, que este Consejo Consultivo, por su
carácter, no puede confrontar con criterios propios de esta naturaleza.
La reclamante sostiene que no se le prestó la asistencia sanitaria debida, ya que se
le practicó una intervención quirúrgica sobre la fractura de húmero que le produjo secuelas
irreversibles en su hombro izquierdo. Sin embargo, la interesada, más allá de su propio
relato de los hechos, no aporta ningún documento o informe médico en el que se acredite la
mala praxis del médico interviniente en la asistencia que se le prestó.
Es más, de la documentación contenida en la Historia Clínica, se deduce que la
paciente ha sido atendida de forma correcta, con minuciosidad y con continuidad por todos
los profesionales médicos, siendo sometida a todas las pruebas y tratamientos necesarios.
En concreto, en el informe de la Inspección Médica y en el de Dictamed, se
manifiesta que la técnica quirúrgica empleada era la adecuada para la fractura que
presentaba y que las secuelas padecidas con posterioridad son un riesgo típico de este tipo
de operaciones, que fueron tratadas de la manera correcta.
Sin embargo, debemos hacer mención especial del consentimiento informado para
la intervención quirúrgica.
Una de las obligaciones en las que consiste la lex artis ad hoc (además de poner los
medios y tratamientos necesarios para el paciente que la ciencia conozca) es la de informar
al paciente del diagnóstico de la enfermedad o lesión, del pronóstico que del tratamiento
pueda esperarse, medios de curación y riesgos que puedan derivarse (sobre todo si el
tratamiento es quirúrgico).
En el caso que nos ocupa, la intervención quirúrgica se produjo previa firma, por
parte de la reclamante, del documento de consentimiento informado incorporado al
expediente.
Al respecto de esta cuestión, La ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora
de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica, establece en su artículo 8 que:
“1. Toda actuación en el ámbito de la salud de un paciente necesita el consentimiento libre y
voluntario del afectado, una vez que, recibida la información prevista en el artículo 4, haya valorado las
opciones propias del caso.
2. El consentimiento será verbal por regla general. Sin embargo, se prestará por escrito en los
casos siguientes: intervención quirúrgica, procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasores y, en
general, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o inconvenientes de notoria y previsible
repercusión negativa sobre la salud del paciente.
3. El consentimiento escrito del paciente será necesario para cada una de las actuaciones
especificadas en el punto anterior de este artículo, dejando a salvo la posibilidad de incorporar anejos y
otros datos de carácter general, y tendrá información suficiente sobre el procedimiento de aplicación y
sobre sus riesgos. ”
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En el mismo sentido se pronuncia la ley 6/2002, de 15 de abril, de Salud de Aragón,
que en su artículo 12 establece que:
“1. Cualquier intervención que se produzca en el ámbito de la salud requiere el consentimiento
específico y libre de la persona afectada, tras haber sido informada conforme a lo establecido en el
artículo 8 de esta ley. El consentimiento debe realizarse por escrito en los casos de intervenciones
quirúrgicas, procedimientos diagnósticos invasivos y, en general, cuando se lleven a cabo
procedimientos que puedan suponer riesgos e inconvenientes notorios y previsibles susceptibles de
repercutir en la salud del paciente.
2. Se efectuará un documento de consentimiento para cada supuesto, sin perjuicio de que se
puedan adjuntar hojas y otros medios informativos de carácter general. El documento deberá contener
como mínimo información sobre la finalidad y naturaleza de la intervención, así como sus riesgos y
consecuencias más frecuentes.”
El documento de consentimiento informado para la operación y firmado por la
reclamante no contiene explicación alguna, aunque sea mínima o concisa, acerca de la
naturaleza y fines de la intervención, riesgos y consecuencias más frecuentes. Y, de
acuerdo con los diversos informes médicos obrantes en el expediente, el resultado
funcional de este tipo de intervenciones suele ser insatisfactorio, según la literatura
científica. Por tanto, siendo una consecuencia o riesgo típico, debió constar en el
documento citado.
Al respecto, podemos citar la Sentencia del Tribunal Supremo de 10 de octubre de
2007, que señala que "si la exigencia del consentimiento informado no quiere convertirse en
una mera rutina formularia sino que responda a la realidad de ofrecer al paciente la
posibilidad de plena información que le permita adoptar una decisión en orden a la
prestación sanitaria a recibir, es necesario que el documento en que se presta el
consentimiento por el paciente no constituya un simple documento de consentimiento
informado genérico, sino que se adecue a las necesarias exigencias de concreción en
cuanto a la específica operación quirúrgica a la que aquel paciente va a ser sometido".
Concluyendo que "el defecto del consentimiento informado ha de considerarse como
incumplimiento de la "lex artis" revelando una manifestación de funcionamiento anormal del
servicio público, siempre que se haya ocasionado un resultado lesivo como el que se
ocasionó a la actora como consecuencia de las actuaciones médicas realizadas sin tal
consentimiento informado".
Por tanto, concluimos que la ausencia de contenido concreto en el documento de
consentimiento informado constituye una infracción de la lex artis ad hoc, y, en el caso de
que la reclamación se hubiese presentado dentro del plazo legalmente establecido,
supondría el deber de indemnizar para la Administración autonómica. Sin embargo,
debemos precisar que el daño indemnizable no es el daño físico padecido por la
reclamante, ya que éste es uno de los riesgos inherentes a la cirugía que se le practicó de
manera correcta. Lo que produce el derecho a la indemnización es la anulación de la
capacidad decisoria de la paciente, es decir, un daño moral, en este caso minorado porque,
no había otras opciones alternativas más efectivas que la cirugía practicada para erradicar
la lesión.
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En definitiva, aún aceptando la existencia de defectos en el documento de
consentimiento informado que supondrían el deber de indemnizar el daño moral producido,
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debemos concluir que no se puede estimar la reclamación de responsabilidad patrimonial,
por haber sido presentada una vez transcurrido el plazo legal para ello.
En mérito a lo expuesto, el Consejo Consultivo de Aragón formula el
siguiente DICTAMEN:
Que, en conformidad con la propuesta de resolución, procede desestimar la
reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración por la incorrecta
asistencia sanitaria prestada a “X”.
En Zaragoza, a veintiséis de febrero de dos mil trece.
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